Pensar con el corazón.
Así que aquí están nuestro héroe y su tío, el príncipe de las mentiras, departiendo sobre las mágicas y asombrosas cualidades de una mierda de vaca; de la Gran Vaca Cósmica, sí, pero una mierda al fin y al cabo.
Tony escuchó con atención las conclusiones a las que había llegado Loki acerca de cómo es prácticamente imposible conseguir que la piedra de Buri haga tu voluntad racional, y a su vez le habló del profundo deseo de volver a casa que sintiera en el planeta del desierto salado, de cómo añoró su infancia en aquel momento en que el artefacto le envolvía en una espesa niebla añil. Ambos dedujeron que eso fue lo que le trajo hasta allí, a ese tiempo en Nuevo Asgard.
- Está muy claro lo que debes hacer, Tony. - Loki se recogía la cabellera en la nuca con un sencillo elástico que sacó de una de sus muñecas, el viento le estaba despeinando demasiado. - Has de aprender a pensar con el corazón.
- ¿Y cómo se hace eso, tío? - Preguntó arqueando las cejas. - El corazón siente, intuye, conoce la verdad que la mente no puede ver pero... ¿pensar? ¡Uno piensa con la cabeza, no con el corazón!
- La piedra escucha al corazón. - Sentenció Loki de manera solemne, poniéndose en pie con la mirada en el horizonte allá por donde el sol asomaba. - Haz que tu corazón piense lo que quieres, controla tus deseos más hondos o estarás perdido, sometido a la voluntad de tu subconsciente. Y créeme sobrino, algo así puede ser muy peligroso.
- ¿Es por eso que ni tú ni Lyse debéis acercaros a la piedra? - Tony se levantó para ponerse al lado de su tío. - ¿Porque vuestro subconsciente podría traicionaros?
- Somos magos, nuestro poder incrementa el del objeto hasta límites insospechados y sí. - Loki se giró para mirarle a los ojos, el verde iluminado por el sol naciente tenía un brillo algo siniestro. - El subconsciente tiende a traicionarle a uno.
Estamos acostumbrados a usar nuestra mente racional para pensar, analizar el presente aplicando lo aprendido en las experiencias pasadas, hacer conjeturas sobre lo que deparará el futuro y tomar decisiones que nos puedan resultar beneficiosas basándonos en la lógica. Para ello utilizamos complicadas relaciones de causa-efecto, diferentes axiomas, silogismos, leyes y reglas de lo más diverso que, en ocasiones en menos de un segundo, nos conducen por uno u otro camino.
En la vida, con suerte, aprendemos a escuchar a nuestro corazón. El corazón no piensa, no lo necesita. El corazón sabe. Conoce la diferencia entre el bien y el mal, e ignora el tiempo, para él no existe. Seguir el camino del corazón implica dejar de escuchar a la mente, siempre ruidosa y llena de pensamientos. El corazón late, ama, no razona. El corazón te lleva a Ser, en oposición a la mente que te conduce a Tener.
Ahora Tony debía aprender a pensar con el corazón y a sentir con la mente para que ambos, comportándose como uno solo, le llevaran de vuelta a su hogar en el tiempo correcto. Difícil, ¿verdad? Pero recordemos que no hay nada que un nieto de Odín no pueda hacer.
- Tienes una luz muy especial dentro de ti. - Loki caminaba a su lado cuesta arriba, de regreso a la cabaña. - Utilízala para comunicarte con la piedra de Buri. Escucha a tu corazón, haz que sienta lo que piensa tu mente y así lograrás que el objeto te obedezca.
- Sí tío Loki. - Dijo meditando aquellas palabras. - Gracias.