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TU LUZ ME HACE BRILLAR por KeepKhanAndKlingOn

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Algo desorientado.

 

                                                         Al final la piedra de Buri atendió a razones y la espesa niebla añil empezó a disolverse, deshaciéndose ante sus ojos como una tela rasgada. La luz anaranjada del sol de tipo K de Toshokan le cegó. Tony parpadeó unas cuantas veces hasta distinguir la silueta de un hombre que se le acercaba. Era alto, delgado, bien proporcionado, con el cabello largo y oscuro y una suave cadencia al caminar. Al principio pensó si no sería su tío Loki, al que prácticamente acababa de dejar en el salón de su casa en Nuevo Asgard casi ciento ochenta años atrás, aunque enseguida salió de su error y le reconoció.

   - ¿Nick? - Los ojos verdes y la sonrisa asomando a la deliciosa boca, era su primo, sin duda. - Por favor, dime que estoy en casa.

   - Lo estás, Tony. Por una vez hemos coincidido en nuestra visita. - Respondió anhelando un abrazo que no se atrevió a pedir. - He venido a ver a mi padre y a mi hermana. Oye, menuda pinta traes, ¡vaya pelos! ¿Y eso es un pijama?

   - Sí, de mi madre. Pero entonces... - Tony sonrió de medio lado. - ¿Estamos en Toshokan?

   - Pareces algo desorientado, cielo. - Dijo Nick con aire preocupado. - ¿Qué te pasa en la mano? Tienes algo ahí, déjame ver.

   - ¡No! - Gritó de dolor, Nick había forzado su mano prácticamente congelada a abrirse y estaba tocando la piedra de Buri. - Tú no deberías...

El primogénito de Loki poseía tanto poder como su padre, por supuesto que no debería tocar la piedra, ni siquiera tendría que estar cerca de ella. Sin embargo, las caprichosas Nornas de nuevo enredaron los hilos de su tapiz y ambos primos se vieron arrastrados fuera de Toshokan, envueltos en una luz brillante y azulada.

Nada tenía sentido para Tony. Por fin había logrado hacer que el artefacto atendiera a sus órdenes y cuando estaba a punto de volver a la normalidad, a su casa y a su tiempo, ocurría aquello. La cabeza le daba vueltas, la mano derecha en la que sostenía la piedra le dolía una barbaridad. Nick estaba allí, sujetándose como podía al mágico objeto. No llegaba a verlo bien entre tanta luminosidad pero tampoco le hacía falta para sentir su presencia y saber que seguía a su lado.

Recordó que tanto su padre como su tío Loki le habían contado cientos de historias acerca de viajar entre dimensiones, atravesando agujeros de gusano y puertas ocultas. Cuando era un niño le gustaba imaginarse viviendo algo así, creía que debía ser toda una aventura cruzar el Universo en unos segundos y llegar a mundos desconocidos. Ahora estaba ocurriendo. La piedra se había vuelto hiperactiva con la magia de Nick, los transportaba a ambos a través de saltos espacio-temporales sin ton ni son como si no hubiese un mañana, parecía que nada la fuese a detener.

Intentó comunicarse con su primo, explicarle qué estaba pasando, tratar juntos de hallar la forma de aterrizar en alguna parte aunque sólo fuese por un minuto pero no pudo. La luz le cegaba por completo pero es que además un zumbido ensordecedor le estaba desquiciando, no podía escuchar ni su propia voz. Aún así volvió a gritar con todas sus fuerzas.

   - ¡Nick! ¡Tienes que soltar la piedra! - Repitió a voz en cuello. - ¡Agárrate a mí pero suelta la maldita piedra! ¿Me oyes?

Obviamente no, su primo seguía aferrado al objeto aunque viviendo todo aquello de manera bien distinta. Para él la luz que emitía la piedra de Buri brillaba, sí, pero no le había cegado. Más bien todo lo contrario, sentía que por primera vez sus ojos estaban viendo de verdad. Y el zumbido enloquecedor que oía Tony era música en su cabeza. ¿Adivináis qué escuchaba Nick? Pues lo creáis o no eran de nuevo los Who, sólo que otra canción.

 


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