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Harry Ryddle Snape por Anle Ruma

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Notas del capitulo:

Los personajes aquí presentados no me pertenecen, le pertenecen a sus respectivos creadores y/o compañías, mi uso es simplemente para entretenimiento, no gano nada con utilizarlos.

 

Aclaraciones: contiene m-preg, relaciones chico x chico

 

Esta historia comenzó como parte a la respuesta del desafío Harry Ryddle Snape de PIKWIK en la página de Slasheaven, misma que se ha alejado de la petición de la misma.

 

/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/* Cambio de escena.

**Parsel**

*/* Flash back*/*

 

Agradezco el apoyo de Trinity Riddle en las correcciones del capítulo

 

Albus Dumbledore se encontraba en su oficina, leyendo la misiva que Molly Weasley le había mandado, indicándole, que las lechuzas habían regresado sin sus cargas y como se había ido a presentar a la casa, para encontrarla vacía.

 

Frunció el ceño ante las noticas que le reportaban, los Dursley se habían ido dejando al chico mal herido, como él se los había ordenado, las vacaciones como siempre habían sido pagadas por la bóveda del chico, pero el hecho de que el chico no estuviera en esa casa era preocupante. Cuando aquellos despreciables muggles regresaran, se encargaría de que supieran cumplir sus órdenes como deben ser.

 

Había visitado también al semigigante que haba ayudado para tener a un subordinado mas, le había indicado que la lechuza de Potter se había recuperado y había partido una semana después del chico, debió haber ordenado que le rompieran un ala a la maldita ave.

 

Se recostó sobre su sillón, la mujer ya le había dicho que su hijo le había escrito exigiéndole que le diera una respuesta y que fuera a la madriguera, ahí ya verían como organizar un accidente, donde el chico termine con la deuda de vida.

 

Había hecho un gran trabajo haciendo que el chico fuera un ignorante de la cultura mágica, así que podía moldearlo como quisiera y cuando este matara a su padre, se encargaría de decirles a todo que el chico se volvía oscuro y poder eliminarlo para que él pueda continuar gobernando a los magos idiotas que había en Londres.

 

Había esperado un movimiento de Voldemort durante el torneo, más porque el mocoso había sido involucrado en este, y después de ver la marca siendo invocada durante los mundiales, aquello había parecido ser una señal de que volvería, más al ver que el Moody que apareció no era el verdadero sino un impostor, mismo que había metido al mocoso.

 

Cuando se dio cuenta de aquello comenzó a pensar en las distintas variantes que pudieran suceder en el torneo, por más que lo pensaba lo único que se le venía a la mente era un ritual, de carne, hueso y sangre para que Tom volviera, un ritual con el cual podría volver el enemigo en cuestión, con el impostor convirtiendo en traslador la copa y el reforzando dicho hechizo, había esperado un final bastante trágico para el torneo, con la muerte de alguno de los campeones, en especial de imbécil Diggory, con el idiota Potter gritando que había vuelto, pero no, los chicos había regresado como si nada y entrando a sus mentes había descubierto que habían sido llevados a un páramo abandonado, o el impostor había puesto mal las coordenadas o el maldito de Tom no había hecho movimiento.

 

Pero algo en él, una especie de intuición, le decía que este regresaría pronto o que ya lo había hecho, lamentablemente no tenía forma de demostrarlo al mundo mágico, pero podía comenzar a hacer otros movimientos, para preparar todo para el gran enfrentamiento final.

 

Aunque estaba más seguro que este no atacaría al niño, al fin y al cabo es su hijo, si Tom regresaba debía evitar que hablara con el muchacho, así que debía usar a los idiotas de Lupin y Black, para que siguieran asegurando que es un Potter, el glamour de sangre* estaba funcionando a la perfección.

 

Por el momento ambos estaban lejos, y les había sugerido/ordenado no mandarle cartas al chico después del torneo, que necesitaba un corrección por lo que había hecho.

 

Aunque ninguno creía que había sido él.

 

Hasta el momento no le quedaba más que seguir pagando a algunos de Gryffindor, manipulando a otros, solo de esperar para poder deshacerse de algunos de ellos.

 

Con un suspiro cansado se recostó mirando los cuadros de los antiguos directores, algunos mirándole con reproche otros desviando la mirada y algunos más, sobre todo los Slytherin mirándole con odio, pero no le importaba, lo único que necesitaba era una nueva guerra y tendría lo que se merecía, el dominio total del mundo mágico. Solo tenía que modificar un poco sus planes. Pero la segunda guerra iniciaría.

 

Pero debe ser  paciente para poder obtener lo que por derecho le pertenece.

 

Se levantó de su silla, para poder irse a ver a Snape, aquel imbécil que le servía debido a la culpa por la muerte de los Potter, de no ser porque necesitaba un espía en las filas de Voldemort ya se hubiera desecho de él, aunque lamentaría la perdida de pociones gratis, despreciaba con todo su ser a las serpientes.

 

Mientras el desaparecía, el fénix trino una melodía triste, mientras que un cuadro que se encontraba oculto entre los demás, comenzaba a tomar forma y una silueta desaparecía del lugar, su intención era simple avisarle a los demás de lo que había escuchado, porque Dumbledore sabía que al ser el director del colegio los cuadros no podían traicionarlo, por lo que le encantaba decir sus planes en voz alta.

 

 

 

En la madriguera los gemelos había visto a su madre mandar una carta y ordenarle a Ron que le escribirá a Harry con la intención de exigirle que pasara unos días en la madriguera, en un principio habían decidido evitar que la carta llegara a su destino, pero lo pensaron mejor, si Harry aceptaba ir a la madriguera, cosa que no querían realmente, lo mantendrían aliado de su madre y los menores, aún estaba decidiendo si le decían a los mayores o no, lo que habían descubierto.

 

Pero no debían preocuparse de eso por el momento,  ellos ya estaban realizando algunos de sus experimentos, tanto para su mayor sueño que era aquella tienda que desbancaría Zonko, así como  también para proteger a su hermanito, ese era el plan que tenían.

 

Se encontraban realizando algunas anotaciones para futuros experimentos, cuando una lechuza apareció provocando su sorpresa, ya que en verano solo Jordán les escribían y para evitar que su madre sospechara de ellos no habían vuelto a escribirle a Harry aunque lo desearan. Intrigados por el ave, decidieron tomar la misiva.

 

Una carta elegante y formal les fue entregada y mientras ellos miraban sorprendidos la carta, la lechuza se posicionaba junta a su nueva mascota en clara señal de esperar una respuesta, intrigados abrieron aquella misiva, al leer lo que estaba escrito, se miraron y releyeron la carta un par de veces.

 

La carta era una invitación formal para encontrarse con ellos y hablar de sus productos, indicando que de convencer a la persona que mandaba dicho documento los financiaría e invertiría en sus productos. La lechuza esperaba la fecha que ellos dispusieran para tener una mejor preparación.

 

Después de discutir sobre la carta, sobre si era una broma, si era verdad, dispusieron de encontrarse con el extraño en una semana, misma donde se prepararían y lanzarían hechizos a los pocos productos que llevara, así como también para pedirle a su hermano Percy ayuda de forma sutil, para formular un posible contrato.

 

 

Mientras en una lujosa mansión, un hombre de cabellera de un rubio platinado, así como también de vestimentas de gran calidad, releía la carta que le había llegado el día anterior.

 

El como todos aquellos que habían seguido a Tom Ryddle, sabían que había vuelto, pero que no los había llamado debido a algo, los susurros entre sus compañeros era que estaba muy débil otros que no quería verlos creyendo que lo habían abandonado.

 

Aquel pensamiento, era solo para los novatos, por que aquellos que pertenecían al círculo interno, sabían que debían hacer en cualquier tipo de contingencia, él había seguido las órdenes que se le dieron, así como también de aquellos que eran familia como los Lestrange.

 

Por no contar de aquellos que sabían sobre el Príncipe, esposo del Lord, y quien también se había dedicado a dar las distintas ordenes en los últimos años.

 

Un suspiro salió de sus labios al recordar a su amigo o más bien hermano del alma, aun recordaba como lo había encontrado en aquella casucha, como al tenerlo en sus brazos simplemente llamaba a su esposo e hijo, durante casi un mes lo había tenido en la mansión, donde con ayuda de otros intentaron sacarle de aquel pozo, gracias a su dragón salió, pero lo hizo para convertirse en el prisionero, de forma metafórica, de Dumbledore, se deshizo del homúnculo y tomo aquel lugar, por suerte el vegete se había “apiadado” de su espía y ya estaba fuera de azkaban cuando Severus salió de la mansión a “tomar” su lugar.

 

Durante los siguiente años, su amigo estaba bien, sonreía solo para ellos y cuando debía hacer algo como el príncipe lo hacía tal y como antes de la tragedia que vivieron, pero siempre con aquella tristeza en los ojos.

 

Despejo su mente de aquellos momentos, para mirar de nuevo la misiva, el reconocía la letra de la carta, era del Lord, lo que significaba que realmente había regresado, cosa que le alegro, aunque dejaba muchas preguntas que responder, mismas que serían respondidas cuando se vieran.

 

La fecha estaba dicha solo tenía que esperar para saber qué es lo que estaba pasando y cuáles eran las ordenes a seguir.

 

Pero estaba ansioso de poder ver de nuevo a su amigo y saber de los planes para poder encontrar y recuperar al heredero de la oscuridad.

 

--¿todo bien Lucius?—cuestiono un hombre que se hallaba en el cuadro detrás de el

--Si, padre, Tom ha vuelto y me ha citado para reencontrarnos dentro de dos días

--Me alegra escuchar esas noticias—respondió el hombre con una tuene sonrisa, al saber que su viejo amigo ha vuelto—eso explica por qué Severus no se ha comunicado con nosotros

--Si, y me alegra saber que ambos ya están juntos, solo falta el pequeño y serán la familia que siempre debieron ser

--Ese niño deberá tener ya la edad de Draco ¿no?

--Así es, debe tener la edad de Draco, ¿Por qué?

--Por nada, solo que sería bueno que Draco comenzara a saber de su nuevo puesto entre las familias oscuras, si hace bien sus movimientos, el seria la mano derecha del heredero de Tom

--Draco es consciente de que en el momento en que yo llegue a faltar el tomara mi posición en todos los aspectos que hay, incluyendo mi posición entre los mortifagos, así que no me preocupa eso

 

El hombre ya no dijo nada y Lucius lo tomo como señal de poder retirarse, no le diría nada a su amada, por el momento dejaría que tanto Narcissa como Draco disfrutaran un poco más su verano.

 

Por algunas calles de Londres un perro de color negro caminaba, algunos lo veían de reojo sin importarles nada realmente y otros simplemente le ignoraban.

 

Pero había algunos que jadeaban al verlo, poniéndose pálidos, como si hubieran visto un fantasma  y el susurro incomprensible para sus acompañantes o personas que pasaban a su alrededor.

 

El Grimm, era el susurro y decidan alejarse rápidamente sin prestarle atención a su alrededor.

 

Aquel perro negro simplemente continuó su camino hasta una zona residencian.

 

Una pequeña niña le diría a su madre que había visto a un perro desaparecer entre las casa once y trece de su calle, su madre simplemente sonrió ante la imaginación de la menor.

 

El canino que había entrado a aquella extraña casa, no se detuvo hasta llegar a la concina donde se dejó caer por el cansancio, odiaba el lugar, pero en la zona más segura en la que podía estar sin preocuparse, antes de irse de su antiguo refugio, lugar de donde mando un hermoso espejo, también había mandado una carta con la esperanza de reencontrarse con un viejo amigo.

 

Con la ilusión de ver de nuevo a sus seres queridos se quedó dormido, mientras que sin saberlo era vigilado por una criatura mágica que había sentido la vibración de las barreras y ahora veía al nuevo habitante, para después aparecerse a un cuadro que se hallaba tapado.

 

--¿Quién ha entrado a la casa Krecher?

--El amo Sirius

--Vigílalo y sigue como siempre

--como ordene ama

 

El cuadro fue ocultado de nuevo, pero la magia residual de quien fuera la Lady de los Black, esperaba que la entrada de su hijo descarriado a la casa familiar, fuera para mejor y así la familia retome el lugar que le corresponde en el mundo mágico.

 

 

Mientras en una pequeña y descuidad cabaña se encontraba un joven de cabellos castaños ya salpicado por las canas, el hombre miraba la carta que le había sido mandada, misma que le tenía confundido debido a que hasta donde el sabia la persona que le había mandado la carta ya no debía encontrarse en el país, releyó la carta y suspiro sabiendo que Sirius Black le había mandado la carta, el hombre había desobedecido a Dumbledore.

 

Con un suspiro dejo la carta mientras se acostaba con la intención de descansar, la luna llena como siempre le había agotado, más al estar lejos de los últimos integrantes de su manada, el lobo quería estar cerca de ellos.

 

Ahogando un sollozo ante el ramalazo de dolor que le ataco, lamentablemente había utilizado su ultimo vial de poción para el dolor, por lo que intento simplemente vaciar su mente, con tal de olvidar el dolor, después de descansar pensaría en que hacer, aunque estaba seguro que cumplirá la petición de la carta.

 

 

Severus en ese momento se encontraba leyendo uno de los libros que tenían en aquella vieja casa, hasta el año anterior estaba un mes en ese lugar y después se trasladaba a la mansión Malfoy donde estaría hasta ser llamado al colegio donde se quedara la última semana con la fachada de juntas para que Dumbledore se dedicara a engañar a sus compañeros y a él con la intención de ponerlo aún más en contra de Harry.

 

Casi siempre fingía que ponía atención y su rencor al hijo de Potter así como su la culpabilidad de la muerte de Lily aumentaban con cada palabra que el anciano decía.

 

Pero ahora que su familia había regresado su estancia en esa casa, a pesar de ser solo dos días, estos estaban siendo demasiado pesados. Ansiaba con todo su corazón estar con su hijo y esposo, pero no querían arriesgarse a que Dumbledore descubriera al homúnculo, en el pasado no lo hizo, pero él era consciente de que el anciano no confiaba completamente en él y que no era más que una pieza descartable en el maldito juego que había iniciado.

 

Sabiendo que en cualquier momento llegaría a fastidiarlo, decidió relajarse un poco con la lectura de aquel libro, esperaba que Tom hubiera comenzara a entrenarlo con la oclumancia, sabía que aquello sería difícil para todos, más cuando el regresara a casa, pero era para protección de su hijo y esperaba también que para poder ayudarlo con lo que los Dursley  le habían hecho.

 

Las barreras de su casa comenzaron a parpadear, sinónimo de que el anciano había aparecido para amargarle el dia.

 

 

*hechizo inventado


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