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Harry Ryddle Snape por Anle Ruma

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Notas del capitulo:

Los personajes aquí presentados no me pertenecen, le pertenecen a sus respectivos creadores y/o compañías, mi uso es simplemente para entretenimiento, no gano nada con utilizarlos.

 

Aclaraciones: contiene m-preg, relaciones chico x chico

 

Esta historia comenzó como parte a la respuesta del desafío Harry Ryddle Snape de PIKWIK en la página de Slasheaven, misma que se ha alejado de la petición de la misma.

 

/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/* Cambio de escena.

**Parsel**

*/* Flash back*/*

 

 

Por fin llego el día en el que Harry se pudo levantar, sin la ayuda de los elfos, así que en cuanto se puso de pie, decidió tomar un baño, escucho el plop de los elfos, quienes le dejaban la muda de ropa.

 

Había descubierto gracias a Rinrin que las pocas prendas de ropa que tenía eran compras que los dos hombres habían hecho para él, pero que lo más probable  compraran más una vez que el pudiera salir.

 

Cuando salió de bañarse se encontró con que Severus veía por la ventana, había descubierto que el cuarto donde estaba tenía una vista impresionante del jardín de aquella mansión.

 

--¿Cómo te sientes?—pregunto Severus mientras miraba al joven con una sonrisa

--Mejor gracias y ¿Voldemort?—fue la respuesta que Harry dio

--Tom necesitaba ver unos negocios con los gobblings, creo que después se reuniría con algunos de nuestros hombres—Harry se quedó en silencio, no sabía que pesar, aunque no lo quisiera aún estaba temeroso de lo que pudieran hacerle, solo miro a Severus cuando este le puso la mano en el hombro—estas a salvo Harry, no te preocupes, ahora dime pequeño ¿Qué te gustaría desayunar?

-Lo que sea profesor—dice con una sonrisa tímida

-Bien, vamos a la cocina a que comas un poco

 

Ambos salieron a comer en la cocina para que ambos desayunaran, los elfos les esperaban con un desayuno ingles en toda regla. Cuando terminaron, Severus se levanto

 

--Te daré un recorrido por la casa, así también te diré en que habitaciones podrás entrar sin problemas y a cuales de bes entrar con permiso

--Gracias

 

Así Harry conoció la casa, la cocina, la sala, la biblioteca, eran áreas en las que podía entrar sin ningún problema; el laboratorio de pociones, el estudio y la sala de entrenamiento debía entrar ya fuera con Severus o con Tom, solo hasta que tuviera diecisiete años. Pero por el comentario que le habían dado era posible que entrara a la sala de entrenamiento este una vez completamente recuperado.

 

--Ahora que conoces la casa, puedes ir a donde quieras, si quieres salir al jardín puedes hacerlo, más tarde te llamare para que empieces tus tareas

-Gracias… ¿pudo salir a volar un rato?

-aun no pequeño, en un par de días, cualquier cosa llamas a los elfos o a mí, sino estoy en la biblioteca, estoy en el laboratorio

-Si…

 

Así Harry salió al jardín, para encontrar, varios tipos de flores, así como varios tipos de árboles, camino por un rato hasta encontrar una fuente, muy hermosa de mármol blanco, también había algunas bancas, donde se sentó.

 

Las palabras de Dorian seguían repitiéndose en su mente, así como también la actitud de los hombres, era desconfiado en las intenciones de casi todas las personas, tuvo que ser así debido a su historia con Dudley, pero por más que quería encontrar algo que le hiciera evitar encariñarse aún más con el hombre de negro y el mayor mago oscuro de la historia, no encontraba nada, acciones como la que hacia Severus de llamarlo con un mote cariñoso, así como los toques que había anhelado de infante le hacían imposible verlos como anteriormente lo hacía.

 

No había preguntado sobre que se descubrió en su pergamino, pero estaba seguro que después de haber pasado por este veía muchas cosas de forma más clara que anteriormente, incluso comenzaba a ver muchas cosas extrañas con sus amigos, situación que comenzaba a ponerle incómodo.

 

Decidió no pensar en aquello, así que se dedicó a pensar en el hecho de que pronto sabría el por qué sus mayores enemigos le estaban ayudando, muchas teorías pasaban por su mente, algunas más inverosímiles que otras. Pero aun así ninguna parecía ser la correcta, así que no le quedaba más que esperar a que estos decidieran cuando decirle la verdad.

 

Severus se había dedicado toda la mañana a hacer varias opciones, desde las que se necesitan en san Mungo (un negocio que tenía con el nombre de su pareja), las que el director “amablemente” le pedía y las que utilizaría para vengarse de todos aquellos que habían maltratado a su niño.

 

Cuando creyó que ya había sido mucho tiempo salió del laboratorio, para buscar a Harry, comieran un poco y después comenzara con sus tareas, iba a ayudar a su pequeño a tener las mejores calificaciones del colegio.

 

Huj le indico que el chico estaba en la biblioteca, lugar donde estaba leyendo un libro sobre etiqueta de sangre pura, si aquello le intrigo decidió no demostrarlo, para evitar conflictos con el chico.

 

Había notado que se retraía cada vez que alguien le cuestionaba cualquier cosa. Maldito Muggles, maldito Dumbledore

 

--Buenas tardes Harry

 

Harry respingo ante el saludo y al ver al hombre sonrió con timidez, espero algún comentario respecto a su lectura, pero como en otras cosas el hombre no lo hizo.

 

--Es hora de comer, así que sube y lávate, para que podamos hacerlo

--Si, ahora bajo profesor.

 

El príncipe observo al joven subir con una sonrisa, sin importar que, ver a su pequeño feliz era algo que calmaba su corazón, así con ese pensamiento se dirigió a la cocina para ver que habían preparado los elfos, solo había que esperar a que Tom llegara, pero al llegar a la cocina e encontró con dos lechuzas.

 

Una de color café, misma que le entrego una nota y se fue, mientras que la otra lo miraba con aquellos ojos amarillos, decidió averiguar sobre la nota, justo cuando  Harry aparecía en la cocina

 

--Hedwing—exclamo al ver a su lechuza completamente curada

-Huj, sírvenos por favor—exclamo mientras se acercaba a la mesa y observaba el reencuentro de la lechuza y su amo— ¿Dónde estaba?

--En Hogwarts, tuvo un accidente y se hirió el ala, me alegro que se tuviera que quedar con Hagrid, sino…

-No pienses en eso, ahora tu amiga está aquí, mandare a que pongan una percha en tu habitación para que se quede contigo—comento mientras pensaba en investigar sobre el accidente de la lechuza

--Gracias ¿y Voldemort?

--No vendrá a comer, se le complico un asunto, Huj por favor sírvenos

--Como ordene amo Severus

 

Mientras comían en silencio, Severus no pudo evitar pensar en el hecho de que el plan de Dumbledore para amarrar más a Harry era realmente complejo. Con lechuza herida y bajo el cuidado del semigigante, el chico simplemente estaba incomunicado, no habría forma que alguien supiera de su situación.

 

Si bien en una parte tanto Tom, como el, odiaban admitir de la complejidad  del plan, también había factores que hacía que plan pudiera ser un fracaso total.

 

El claro ejemplo era la situación en la que Harry estaba, la poción que le darían a beber disminuía sus funciones, pero eso no evitaría que se siguiera desangrando hasta que los “héroes” llegaran, era por eso que consideraban arriesgado el plan.

 

---Profesor

-¿Si Harry?—pregunto alzando la mirada

-Es que necesito alimento para Hedwing, y bueno…--comenzó mientras compartía su comida con el ave

-Le pediré a Rinrin que ponga un poco de la comida de Dante, cuando vallamos por tu ropa y útiles, podrás comprar comida para Hedwing

-Gracias—exclamo con una sonrisa mientras continuaba comiendo, miro a su profesor cuestionándose sobre lo que veía en ese lugar y rumores que se corrían del pocionista

--¿Qué sucede Harry?—cuestiono mientras lo miraba

—Bueno me he dado cuenta, desde que estoy aquí, que usted y Voldemort son mmm pareja

--En realidad Tom y yo somos esposos

 

Aquello hizo que el joven abriera los ojos sorprendidos

 

--¿es legal casarse con otro hombre?—interrogo pensando en lo dicho por sus compañeros y la homofobia que los Dursley vivían.

--A diferencia del mundo muggle, la homosexualidad es muy bien vista, lamentablemente gracias a los nacidos muggles y sus “nuevas ideas” están comenzando a ver ciertos prejuicios que no existían antes

--Entiendo—susurro para después ver al hombre esperando algo que mostrara la molestia al ser un ignorante, mas no había rastro de ella, simplemente había calidez--profesor quisiera saber, como es que termino

--¿casado con Tom?—termino la frase teniendo un asentimiento

--Termina de comer, iremos a la biblioteca, ahí te contare un poco de cómo fue que terminamos casados

 

Harry asintió para continuar comiendo en aquel silencio que les rodeaba.

 

Cuando ambos terminaron se dirigieron a la biblioteca, donde ambos se sentaron, el más joven estaba realmente ansioso por conocer una parte de la historia de sus ¿guardianes?

 

Mientras Severus pensaba en cómo decirle las cosas a Harry, tomando en cuenta de lo que le habían dicho sobre los Potter.

 

--¿profesor?

--No es nada, quiero que entiendas Harry, hay veces que nos dicen sobre algunas personas de una forma idílica, ya sea porque se les ama y deciden no manchar algunas de sus acciones, ¿lo entiendes?—este asintió—bien comenzare a contarte, pero te pido que no me interrumpas. Yo soy mestizo, soy hijo de una bruja de sangre pura de nombre Eileen Prince y un muggle de nombre Tobías Snape, mi madre se enamoró de mi padre, su familia, la familia Prince nunca acepto dicho amor y la exiliaron de la familia, su relación fue normal hasta cierto grado, pero mi padre no aceptaba muy bien la magia, se decepciono de ella ya que no podía sacarle ventaja, mientras yo no mostré magia, nuestra vida fue normal, pero una vez que demostré el don, las cosas en esa casa empeoraron, la fábrica en la que Tobías trabajaba cerro y este se dedicó a la bebida, cada vez que podía él se desquitaba con nosotros, muchas veces le suplique a mi madre que nos fuéramos, pero ella nunca quiso, lo amaba demasiado, soportaba de todo por él. Mi infancia se basó en esconderme de ese hombre y ver como mi madre se dejaba golpear por el hombre que supuestamente la amaba. Cuando cumplí nueve años entre mis vecinos había un par de niñas que siempre estaban juntas, una de ellas hacia cosas extraordinarias, pase mucho tiempo buscando el momento de acercarme a esa niña, cuando por fin lo hice, su hermana me insulto, después de que yo la llamara bruja.

Esa niña era Lily Evans

--¿mi mama?—cuestiono Harry notando la mueca entre dolor y desagrado de su interlocutor, así como también ganándose una mirada de clase—lo siento

--Evans y yo iniciamos una “amistad” estaba tan necesitado de cariño, que no vi muchos de los defectos de ella, cuando cumplimos once la carta de Hogwarts llego, mi salida del infierno que era mi casa, por fin había llegado, además tenía la tonta ilusión de que mi amistad con Evans sobreviviría a cualquier cosa que sucediera…eso no fue así. Durante el viaje en el tren, conocí a un par de chicos, quienes comenzaron a insultarme solo porque les dije que quería ser una serpiente, no niego que también tuve la culpa al burlarme de ellos y su forma de indicar que querían ser de Gryffindor sin saberlo ahí conocí a mis verdugos de los próximos años: James Potter y Sirius Black. Ellos iniciaron a hacer bromas, salvándose de cualquier castigo gracias al director, las bromas siempre estaban sobre las serpientes, éramos las malvadas y esas bromas eran nuestro castigo. Mi vida en el colegio fue casi similar al de mi casa—exclamo provocando una sorpresa en Harry—la casa de Slytherin solo acepta a los sangre pura un mestizo era la deshonra de la casa, a eso auméntale que era pobre, las burlas no se hicieron esperar. Entre los recientemente formados merodeadores y mis compañeros de slytherin, Hogwarts no fue el refugio que yo esperaba, pero eso no evitaba que me aferrara a la amistad con Evans, misma que me causaba problemas en la casa,  aunque ya la había escuchado burlándose de mi e incluso ignorándome, solo hablándome en clases, sobre todo en pociones. Mi vida en el colegio era un asco gracias a las bromas realizadas por los merodeadores y la vista gorda de Dumbledore.

 

Después de los TIMOS, estaba repasando unos apuntes para el próximo examen, cuando Sirius Black y James Potter decidieron fastidiarme, me desarmaron y me pusieron boca abajo con un hechizo, provocando que todos se rieran de mí, Evans me defendió, pero ella también se había burlado de mi un día antes y el hecho de reírse de mí en ese momento, hizo que explotara y la llame sangre sucia, recuerdo que me humille con la intención de recuperar su falso cariño, pero ella ya había obtenido lo que quería de mí, así que nunca me “perdono” y a finales de ese año se hizo novia de James Potter el chico ególatra que detestaba con toda su alma. Lucius me lo dijo, me dijo que ella ya había obtenido lo que quería, así que se deshizo del estorbo que era yo, por fin estaría con Potter a quien amaba.

 

Yo ya lo sabía, pero como te mencione estaba tan necesitado de cariño, que me negué a verlo. Ignore a todos después de eso, me dedique a mis planes que eran ser un gran pocionista y viajar por el mundo, así como también había comenzado a crear hechizos de todo tipo, blancos, grises y oscuros. No te lo voy a negar Harry, mucho de esos hechizos los cree con la intención de lastimar a los merodeadores, a Black y Potter por hacerme la vida imposible, a Petigrew por incitarlos y burlarse cuando podía y a Lupin por ser un cobarde. Gracias a eso conocí a Tom, contrario a la creencia popular que lo conocí justo un mes después de graduarme no fue así, lo conocí en mi sexto año. Gracias a una broma de los merodeadores...

 

*/* Flash Back */*

Había iniciado el sexto año y era la primera salida a Hogsmade, el día era brillante y perfecto…

 

Pero para Severus Snape la situación era distinta, había entrado al gran comedor, provocando una risa general, como siempre había caído en una de las malditas bromas de los estúpidos merodeadores.

 

Ahora tenía el cabello de color rojo, su ropa había sido transformada en un traje de pantalón corto dorado, similar al usado por los suizos.

 

-Hey Quejicus cámbiate, nadie quiere ver tus miserias—exclamo Sirius Black y el chico de ojos negros lo fulmino con la mirada

 

Se sentó en su rincón mirando con furia al director y a su jefe de casa, ninguno parecía hacer algo para quitarle el maldito hechizo, pero ya estaba acostumbrado.

 

Miro a la mesa de Gryffindor, cuando su mirada se centró en la que había sido su amiga, le dolió ver aquella mirada que en el pasado le mostrara calidez ahora con una frialdad.

 

Desayuno poco, aguantando sus lágrimas, quería que el colegio terminara de una vez por todas, quería irse del país.

 

Por fin la hora para partir al pueblo se dio y el tomo un carruaje, para su suerte junto a Lucius Malfoy, quien lo ignoro como todos sus compañeros. Agradeció que al bajar del carruaje el hechizo ya había terminado, ignorando a todos se dirigió a un área muy alejada del pueblo en el interior del bosque que rodeaba al pueblo, cuando por fin llego a un lugar para el perfecto, saco su varita y…

 

-¡SECTSEMPRA!—grito aquel hechizo que había inventado.

 

El sectusempra era un hechizo cortador, que hacia múltiples cortes al enemigo, provocando gran dolor y que el receptor del hechizo muriera desangrado.

Mientras los arboles sufrían la furia de aquel hechizo, el descargaba su  furia, humillación, dolido, pero sobre todo solo, que no se percató que la magia que había liberado había llamado la atención de alguien.

 

Tom Ryddle iba a Hogsmade a ver a los alumnos del colegio, para ver a los posibles candidatos para ser sus fieles seguidores, mientras caminaba, sintió una magia muy poderosa, una magia que no había sentido anteriormente, siguiéndola, se encontró con un joven del colegio que lanzaba un hechizo que nunca había escuchado, pero que parecía ser bastante interesante.

 

Se recargo en un árbol y miro fascinado como el joven lanzaba con presteza ese desconocido hechizo, así como algunos de conocimiento general.

 

Severus por fin se cansó, lanzo un último hechizo y bajo su varita mientras respiraba, sumido en sus pensamientos que no se percató de Tom, hasta que este aplaudió.

 

-Un buen hechizo muchacho, no he escuchado de el ¿Dónde lo sacaste?-pregunto Tom

-Eso a usted no le interesa—respondió Severus alzando su varita-¿Quién es usted?

-Tom Ryddle—dijo mientras se acercaba a ver el resultado de dicho hechizo en los arboles—un magnifico hechizo torturador e incluso mortal, si el ministerio lo conoce lo categoría como un hechizo oscuro—susurro con fascinación al ver los arboles—serias un perfecto mortifago—dijo mirando a Severus

-No me interesa—respondió este sin bajar la varita

-¿No? Voldemort te daría lo que desees, poder, fama, lo que le pidas

-Ya veo señor Ryddle usted es uno de los tanto lame botas de ese hombre

-¿lame botas? No soy algo así como…su mano derecha, dime ¿Qué es lo que deseas? Voldemort te lo dará

-No necesito de ese hombre para obtener lo que deseo—exclamo el joven bajando su varita, gracias a sus compañeros había escuchado de aquel hombre que los fascinaba, pero para el solo era palabrería—hasta luego señor Ryddle

-Te vas sin decirme tu nombre, eso es de mala educación

-Si quieres llamarme de alguna forma dígame Príncipe ¡TENEBRIS!*

 

De pronto una oscuridad reino en el lugar y cuando esta desapareció Tom Ryddle quedo sorprendido ante el desplegué de poder del joven, a pesar de que este ya había estado lanzado hechizos con bastante fuerza.

 

-Así que no te interesa ser mi mortifago, pero a mi si me interesas príncipe.

 

Severus llego al pueblo y entró a las tres escobas ignorando a todos, se sentó en una de las mesas del fondo y sintió la mirada recelosa que la dueña le daba, mas no le importo en ese momento, sus pensamientos estaban más centrados en el desconocido que había conocido minutos atrás, se había desecho de ese hombre pero algo le decía que no sería la última vez que vería a ese hombre."

 

*/*Fin flash back */*

 

Harry escucho la historia, si era cierto qué le había molestado lo dicho por el hombre respeto a su padre, padrino y la mueca de su madre, no pudo reclamar ante el hecho de que en realidad no los conocía, nunca había escuchado de su madre más de que había sido excelente en encantamientos, ni Sirius, ni Remus le habían platicado mucho de ella, solo que se había sacrificado por él. Luego estaba todo lo bueno que le decían de su padre.

 

Miro a la chimenea notando el silencio del hombre a su lado, era consiente que no todos tenían un lado bueno, incluyéndole a él, él es consciente de que siempre le deseo cosas malas a su primo y que algunas si sucedían debido a su magia.

 

Todos tenemos bien y mal en el interior, solo hay que ver qué lado gana.

 

Ignorando aquello, decidió retomar la historia, se sorprendió al escuchar del hechizo y aún más de que el hombre no quisiera ser parte del grupo de Voldemort.

 

Pero todos habían dicho que Severus Snape era un mortifago

 

-Entonces, no quería ser mortifago ¿Por qué cambio de opinión?—pregunto Harry con interés ante lo contado

-No soy un mortifago Harry, todos lo creen, pero la verdad no es así—exclamo estirando su brazo izquierdo y mostrarlo limpio—es una ilusión para la mayoría, Tom nunca me marco, tiempo después yo pedí ser un mortifago, era la única manera en que podía estar a su lado, me había enamorado de él, pero el…

-Amo Severus lamento interrumpirlo pero el director le manda llamar en la casa de Spinder End

-Gracias Rinrin, iré a ver que quiere, si Tom regresa dile que fui a ver al director, Huj te traerá la lista de las tareas, te recomiendo que las inicies.

-Si

 

Severus se levantó y le dio un beso en la frente y se fue. Dejando al joven solo con sus pensamientos y su interés, al fin y al cabo la historia que le había contado, estaba incompleta, ahora le quedaba esperar a que su maestro regresara para poder conocer el final de historia.

 

--Huj

--¿Si amo Harry?

--Podrías traerme unos bocadillos y las tareas de Hogwarts, así como pluma y tinta

--Con gusto amo Harry.

 

Harry espero poco tiempo para recibir la petición que hizo, tomo los deberes que debían hacer y pensó en cuales empezar de inmediato, estaba seguro que Severus no le daría la ayuda más allá de indicarle algunos libros para poder estudiarlos.

 

Así que con la pluma comenzó a marcar las tareas de como las harías, era algo que hacia mentalmente en el viaje del tren a Hogwarts y después lo escribía en el pergamino, mismo que había logrado esconder en sus grandes ropas, era un hábito que le estaba ayudando a las tareas.

 

Mientras comía sus bocadillos, hacia también algunas notaciones de lo que recordaba de las clases sobre lo que pedían de las tareas. Una vez que lo había hecho, decidió leer algo para matar el tiempo, la verdad es que quería iniciar las tareas formalmente al otro día, por lo que se acercó a los libreros a buscar algo de lectura ligera.

 

Al fin y al cabo los dos hombres tenían un excelente repertorio de lecturas.


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