La presentación de un nuevo Weasley había causado una serie de susurros, mientras que los involucraban pretendían no escucharlos.
Percy se sentía un poco dividido entre lo que sucedía con familia por una parte estaba feliz de que sus sobrinos y sus hijos se conocieran y se llevaran bien con algunos y medianamente con otros, pero hasta el momento la reacción del hijo de Ron le preocupaba, de alguna manera Hugo le recordaba a su padre y no era algo que le alegrara demasiado, él no era tonto sabía que su padre fingía sobre su felicidad familiar, pero cada vez que quiso hablar con el sobre eso, nunca encontró un momento en el que el patriarca de su familia aceptara aquello.
Suspiro mientras salía acompañado de los Vongola, quienes lo habían aceptado rápidamente, estaba conociendo el carácter y la relación de cada uno de ellos.
Así después de algunas pequeñas pláticas el día termino y había sido difícil para casi todos.
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Skull no dudo en abrazar a su hijo Yue, una vez que se encontraron en la habitación que les habían dado, tenía suerte de compartirla con Fon y que este estuviera conociendo muy bien a su pareja, tal vez tenía poco tiempo de conocer a sus hijos, pero sabía perfectamente que este estaba sufriendo por un amor correspondido, al igual que él lo hacía, pero ya no pensaba demasiado en eso al saber que tendría un esposo y le daría unos hijos maravillosos, comenzaría a olvidarse de aquel hombre que solo lo dañaba.
Yue suspiro e intentó no derrumbarse con el abrazo de su papa, pero le era imposible, sin importar el tiempo su papa sabia cuando le necesitaban, su hermana suspiro y las ganas de matar a Mark regresaron como muchas otras ocasiones, el idiota estaba lastimando a su hermano debido a su actitud, pero no era algo que pudieran hacer realmente, todo para evitar un conflicto a la familia, esperaba que viaje les ayudara, porque su papa harto de aquello había dado un ultimátum a su papa, mismo que este estaba por cumplir cuando decidieron realizar la locura que estaban viviendo.
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La mayoría de Hogwarts estaban disfrutando de estar con sus amigos, si bien sus familias sabían que estaban teniendo algunos cursos extras debido al torno, muchos estaban comenzando a pensar en irse para poder disfrutar de sus vacaciones.
Mientras que los que estaban realmente involucrados con los que se estaban presentando pensaban y se imaginaban como sería su futuro, mientras que otros pensaban sobre cuáles eran las consecuencias del hechizo ya que modificar su destinó siempre tenía que tener un pago equivalente.
Hugo se había quedado a la mitad de uno de los pasillos del colegio, realizando su actividad favorita, ver a todos los habitantes del catillo pasear imaginándolos con vidas felices y también con los mismos problemas que su familia tenía.
Suspiro mientras pensaba en lo que algunos de sus verdaderos amigos le decían, que le diera una oportunidad a los otros, que su familia vivía en una burbuja llena de mentiras, ellos realmente eran infelices.
Mas el no creía en ello, había sido envenenado por su abuela y al final creía en una familia perfecta, ignorando que las discusiones cada vez más eran fuertes, días y noches que sus padres no se hablaban, noches donde su madre lloraba, donde era feliz cada vez que recibía un mensaje, más aquella felicidad comenzaba a desaparecer.
El matrimonio fallido, los hacia ser infelices, pero debían fingir por el bien de los niños.
Pero prefería ser ciego a desear la felicidad de su familia.
--¿Todo bien?—cuestiono una voz tranquila, observo a quien le hablaba, notando a su abuelo y ver aquella pesadez que siempre cargaba con él. ¿Acaso su abuelo era infeliz desde ese momento?
--Si, solo pensaba en mis padres
--¿Son felices?
--Si—contesto de forma rápida, como una respuesta ya ensayada
--¿son felices como Percy, George y Fred ahora?
--No entiendo
--¿Ellos brillan con solo ver quien está a su lado, sonríen siempre, una sonrisa sencilla pero que está ahí, sus ojos ríen cuando ellos lo hacen? Si es así, me alegra saber que por lo menos uno de mis hijos es feliz.
Hugo no dijo nada, dándole la verdadera respuesta a Arthur, cerró los ojos con dolor, su familia era infeliz, como él lo era. ¿Por qué había fallado de esa forma?
Hugo noto el dolor en su abuelo, el mismo que sufría en su tiempo, el mismo que ocultaba acostumbrado a hacerlo.
Algo que él está aprendiendo hacer. Porque a pesar de todo su abuelo era uno de sus ídolos junto a su padre
--Voy a ver a mis primas—susurro mientras se alejaba
--Claro, ten cuidado.
Arthur vio a su nieto irse, las lágrimas que ocultaba comenzaban a caer, respiro profundamente para evitarlas, pero en ese momento cada vez eran más difíciles.
--¿Arthur?—una voz le llamo y volteo a ver a su mentor
--Director
--Vamos a tomar un té, estoy seguro que te ayudara mucho
--Claro
Arthur seguía a su antiguo director, necesitaba un consejo y no sabía cómo pedirlo, había callado su tristeza y su infelicidad mucho tiempo, viviendo una mentira que había comenzado a creer real.
No se percató que había entrado a la oficina y que ya estaba sentado frente a su profesor.
--¿Azúcar?
--Gracias
--Arthur, sabes que estoy aquí para ayudarte, he cometido errores tras errores, pero aun así intento enmendarlos, si necesitas cualquier cosa estoy aquí para ayudarte. Ya no como tu director sino como un amigo mas
--Lo se gracias—respondió mientras tomaba un sorbo, la bebida caliente le hizo sentirse confortable, al igual que las palabras del anciano de ojos azules, podía notar la preocupación en ellos, tenía la pauta para hablar ¿Por qué no lo hacía? ¿Por miedo? No era porque había callado por mucho tiempo, pero tenía la oportunidad de decir lo que siempre supo—mi familia es infeliz
Dijo y con aquello el peso que tenía se alzó un poco, decir en voz alta la verdadera situación de su familia y con alguien presente le ayudaba a desahogarse por fin, de aquello le carcomía desde hacía mucho tiempo.
--No sé en qué momento comenzó a serlo, no, miento, cerré los ojos cuando vi la tristeza de Percy y la actitud de Charlie y Bill con él, ahí comenzó. ¿O tal vez desde antes?
--Molly ¿Tu sabias de las pociones que le daba a Percy?
--Ella siempre me dijo que eran pociones vitamínicas y para refriados—respondió y después le ofreció una mueca amarga—una vez quise llevar a Percy con un medimago, debido a que lo veía mal, ella me dijo que no lo hiciera, que me dirían que necesitaba vitaminas y me harían comprar pociones que ella ya preparaba, me hizo sentir mal debido a nuestra necesidad de dinero, ella sabía que si lo llevaba a san Mungo me enteraría y le darían las pociones correspondientes para curarlo
--¿Por qué odia a los fértiles?—cuestiono el anciano a la nada, lo hecho por la mujer era perverso, de hecho si alguien se llegaba a enterar de cómo era realmente la situación de Percy, Molly terminaría n azkaban por atentar contra uno d los principales dones d la magia
--Hubo un rumor—exclamo—un rumor que no predomino mucho, que decía que el padre de Molly había abandonado a su madre por un fértil, pero nadie lo creyó por que se veía a la pareja feliz, incluso desmintieron aquel rumor…
--Si, recuerdo ese rumor… también recuerdo que tú eras uno de los pocos fértiles bisexuales, además de algunos rumores de que tenías pareja…
Arthur se sonrojo ante las palabras del anciano y la tristeza llego a sus ojos, las lágrimas que había querido guardar comenzaron a caer, un pasado que aún le dolía
--¿Arthur?
--Fui una apuesta—respondió con el corazón roto—el solo jugo conmigo, una apuesta ¿Quién querría a un pobretón como yo? En sus palabras, alguien sin chiste, el… el simplemente jugo conmigo.
Albus no dijo nada, solo se levantó y abrazo al pelirrojo, quien no dudo en derramar las lágrimas que guardaba desde aquel entonces. Los recuerdos amorosos siempre s fusionaban con aquel día
--Solo Molly lo supo, pero nunca supo que yo era el fértil, es mi culpa que odie a Percy
--No, no es tu culpa, nadie tiene la culpa solo ella por hacer cosa que no debía
Arthur simplemente continuo derramando lágrimas, tratando de no recordar cuando fue feliz con aquel que jugo con él, como perdió la esperanza de ser feliz y se forzó a amar a Molly, cuando solo sentía amistad por ella, sus acciones ante el miedo de nunca ser amado de forma real había condenado a sus hijos…
Los Weasley nunca se habían divorciado, y en el futuro su pequeño Percy lo haría para hacer algo que él nunca hizo, buscar su felicidad.
No le importa si su familia lo repudia, no puede más con ese peso, no puede más fingir que es feliz cuando no lo es, simplemente ya no puede más sabiendo que el futuro sus acciones provocaran dolor. Su nieto Hugo le viene a la cabeza.
--Ayúdame a divorciarme por favor.
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Mientras tanto en las mazmorras Severus Snape terminaba un documento, la aparición de un Arthur cansado fue sorpresiva y más cuando comenzaron a hablar.
Ahora mismo tenía el documento donde una parte de la madriguera le seria cedida para tener un pequeño invernadero, como pago al tratamiento de Percy.
Sabía que el tratamiento seria pagado por la fundación al ser el pelirrojo trabajador, además de que el chico Cavallone también pagaría para ver feliz, aunque ninguno de los dos esperaba que Arthur les ganara con el pago. Claro que la oferta original había sido los terrenos enteros. Con la excepción de la edificación y una pequeña parcela para que la familia pudiera subsistir como lo hacían hasta ese momento.
Había prometido no decir nada, pero era consciente de que lo hecho por el hombre traería consecuencias grandes, cambios no pensados en la familia Weasley.
Aunque era algo esperado tomando en cuenta la presencia de aquellos chicos del futuro.
--¿Severus?—cuestiono Demian al verlo tan interesado en el documento--¿todo bien?
--Si, solo pensaba en los ingredientes para la poción del chico.
--en cuanto esto termine trasferiré dos mil galeones para el tratamiento y si convences a los Di Vongola podrás patentar la poción.
--Hablare con ellos después
Demian sabía que ese no era el motivo para sus pensamientos. Pero mantendría silencio. Mientras tanto hablarían sobre las distintas teorías que tenían sobre las futuras
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Mientras en una lejana mansión un hombre miraba a la nada, recordando su adolescencia y su tiempo en el colegio, sobre todo cuando acepto a hacer aquella apuesta, una apuesta que le había costado mucho.
La copa que sostenía termino en la chimenea mientras ocultaba su rostro en sus manos, había perdido a su pelirrojo, a su hermoso doncel, como cliché anticuado, al no tener a su petirrojo, como lo había apodado, había comenzado a extrañarlo, quiso hablarle, pero siempre estaba acompañado por esa estúpida mujer.
Cuando se graduaron fue a buscarle, a hacer algo que nunca haría un Slytherin: suplicarle perdón y una oportunidad, para descubrirlo casado y “feliz”
La sonrisa de su ángel había desaparecido. Por qué él lo conocía mejor que esa mujer que no le merecía, esa sonrisa era una mueca amarga de la real, una que él había hecho desaparecer
Esa había sido su amarga recompensa.
--Lo siento tanto Arthur, perdóname amor mío, por favor vuelve a ser feliz. Oh lady magia, permite que mi amado sea feliz en estos años
Pidió como plegaria como lo había hecho desde que termino el colegio, pidiendo por la felicidad de su petirrojo.
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Arthur caminaba por los pasillos del castillo, sus ojos rojos por el llanto, al mismo tiempo que comenzaba a recordar agridulces eventos.
Continúo su andar hasta llegar a la habitación que compartía con Molly. Respirando profundamente y con un glamour en sus ojos entro decidido a que sus hijos fueran felices.
Molly había decidido no ir a las siguientes presentaciones, aun no superaba la sorpresa de que el siempre obediente Percival, le había desobedecido, su familia perfecta estaba desvaneciéndose por culpa de aquel niño que debió haber muerto en el instante que supo que era un asqueroso fértil.
Estaba planeando como deshacerse de ese chico tan malagradecido y como volver a sus hijos al buen camino, sus pensamientos se detuvieron al escuchar como la puerta se abre.
La mujer observo al hombre entrar, su esposo, aquel hombre que amaba con locura, así que le recibió como siempre con una sonrisa, misma que desapareció ante la seriedad del mismo y las palabras que pronuncio
-Molly…debemos hablar…