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Mi apellido es Kaiba. por Artemisa El Britannia

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Notas del fanfic:

Pues aprovechando la cuarentena, me dedico a escribir este fic, aunque dice capítulo único creo que serán 5 en total. 

Notas del capitulo:

Espero que disfruten en leerlo como yo al escribirlo. 

Capítulo único.

 

Mi vida en la mansión hasta el momento había sido muy solitaria y fría, no amaba a mi esposo y por esa razón sólo habíamos tenido relaciones el primer día de nuestra luna de miel (que por cierto al recordarlo aún me causa ganas de vomitar) y desde ahí no nos habíamos vuelto a tocar, tenía dos hijastros que al parecer me odiaban, ya que al sólo verme se alejaban de mí, prácticamente estaba solo en esta mansión.

 

-       Señor, el amo lo espera en la limosina para irse – salí de mis pensamientos al oír la voz de mi niñera personal Tristán, Ganzaburo lo había contratado para que evitara que escapara o en el peor de los casos que me suicidara por la vida que tenía a su lado –

-       Ya voy – tome un suéter y camine como condenado a cadena perpetua hacia la salía, esa noche tenían que hacer acto de presencia en una fiesta muy importante, así que estaba obligado a ir y fingir que mi nueva vida de casado era lo mejor que me había pasado en el mundo.

 

Todo había pasado exactamente hace 1 año, venía de una familia acomodada que tenía una empresa de softwares, en ese momento tenía exactamente 25 años y mi padre me enseñaba el negocio familiar, pero jamás vio venir un avance impresionante en la tecnología de la empresa Kaiba Corp. Prácticamente habíamos caído en bancarrota de inmediato y el panorama se vía oscuro y sin salida, justo cuando mi padre iba a anunciar las perdidas, apareció el culpable de sus desgracias, Ganzaburo.

Ese hombre de aspecto frio y con ojos que demostraban que era el mismo demonio en la tierra, llegó con la excelente noticia de que él compraría nuestra empresa, solventaría las deudas que se habían generado por la baja en clientes y adicional solo desarrollaríamos los softwares para Kaiba Corp. No sonaba nada mal esa idea, tomando en cuenta de que eso nos ayudaría a mantener los empleos de miles, la vida económica a la cual estábamos acostumbrados y tendríamos trabajo prácticamente de por vida.

Todo ese hermoso panorama que nos pintaba iba ligado a una condición, yo debía de casarme con un miembro de la familia Kaiba, para así cerciorarse de que jamás se rompiera el contrato, claro que al casarme sería uno de los inversionistas de Kaiba Corp. Al principio pensé que él quería que me casara con uno de sus hijos, por lo cual no le vi ningún problema mientras su hijo también estuviera de acuerdo, pero al leer el contrato que nos había dado aparecía que debía casarme con el mismísimo Ganzaburo.

Mi papá le pidió que le diera tiempo para pensarlo, así estuvimos discutiendo por casi 5 días completos el destino que me esperaba, era todo menos alentador, mi papá quería ayudar a su empresa, pero no al punto de tener que vender a su hijo, mi madre por su parte solamente lloraba y yo buscaba alguna cláusula que fuera una laguna legal para poder salir del predicamento, pero no logré encontrar nada era un contrato infalible, mi vida estaría atada al dueño de Kaiba Corp. Hasta que la muerte nos separara.

Al final todos llegamos a la conclusión de que aceptaríamos el contrato con tal de salvar nuestra empresa, sus empleados y asegurar nuestro futuro, me convencí a mí mismo de que era lo mejor para todos y firmamos el convenio, casi de inmediato todos los medios se enteraron de mi compromiso y se decidió la fecha de la boda, la empresa seguiría siendo nuestra y los inversionistas no tomarían partido sobre las decisiones que se tomaran en ella, pero obviamente todo debía ser en beneficio de mi esposo, si llegábamos a traicionarlo nos cobraría con sangre.

En menos de 4 meses me case y fue el día más “feliz” de mi vida, fue una boda de en sueño, incluso en las fotos de las revistas decían que parecíamos la pareja ideal, claro todo con evidente sarcasmo, además de que en las revistas de chismes siempre decían que me había casado con ese hombre por interés y porque era más resbaloso que el jabón.

En mi luna de miel pensé que Ganzaburo no me tocaría, de hecho pensé que ni siquiera saldríamos a algún lugar, pero fue mi peor error darlo por hecho. Llegamos a un hotel en Hawái que había sido alquilado en su totalidad por mi esposo, solo los trabajadores necesarios para atendernos podían entrar y estaba todo custodiado por el servicio de seguridad que poseía el multimillonario, al llegar a la suite nupcial pensé que cada quien dormiría en una cama diferente, pero al entrar sin una pisca de romanticismo literalmente el hombre me violo.

Tomo mi dignidad la tiro al piso y le escupió, después de tremenda violencia hacia mi persona, no me pude levantar de la cama y solamente entraban a la habitación las mucamas que se encargaban de limpiar y de alimentarme, mi esposo… desapareció después de haberme humillado.

Me quede en ese hotel por casi un mes completo, como regalo de bodas… o eso llegué a pensar, la verdad no sé por qué quería mantenerme ahí tanto tiempo, al finalizar mi estadía en ese lugar volvió a aparecer mi esposo y eso me causo terror, ¿acaso volvería a violarme?, gracias al cielo no fue así, solamente me avisó que ya estaba todo listo y nos iríamos de inmediato.

Grande fue mi sorpresa cuando en el avión me explicó que sus hijos estaban enojados por su decisión de casarse conmigo (en ese momento sonrió como si le diera asco haberse casado conmigo) y también me explicó que estaban en contra de todo lo que él hacía, por lo cual debía de protegerse de la traición de su hijo mayor Seto, empezó a decir que era un genio y que estaba seguro de que acabaría matándolo, así que yo debía de tener un hijo pronto para que Seto quedara fuera de la ecuación. A mí me daba  asco pensar en que él me volviera a tocar y al parecer era mutuo el desagrado, así que no insistió en ese punto, pero me advirtió que si quería permanecer con vida debía de tener un hijo, ya que si Seto llegaba a matarlo si bien no pedía mis beneficios como socio mi familia quedaría en riesgo.

Cuando me contó todos los pormenores del motivo de nuestro matrimonio, supe que mi vida sería miserable en lo que Seto se animaba a matar a su padre (jamás creí que hubiera un nivel de odio tan grande) y después de eso, podría volver a casarme y hacer mi vida, lastimosamente mi descendencia estaría condenada a servir a los Kaiba, así que sólo por 2 segundos pensé que no era tan malo tener un hijo de ese hombre, pero así como llegó la idea la deseche.

En el aeropuerto nos recibieron los dos menores Seto era un joven de 19 años con los mismos ojos azul de su padre y con el mismo odio pintado en ellos, mientras Mokuba era un joven de 15 años con una mirada más amable y se notaba que era el retrato de su difunta madre. Ninguno de los dos me dirigió la palabra, literalmente me hicieron dudar de mi existencia.

Ganzaburo y Seto se pelearon enfrente de todos los presentes que al parecer ya estaba acostumbrados a que esos dos no se llevaran bien y acabo por amenazar a su padre, si no nos divorciábamos de inmediato él tomaría cartas en el asunto, así tomo a su hermano y se fue dejándome en shock ¿cómo era posible que ese niño fuera tan agresivo? Luego reaccione al saber que mi esposo seguramente lo había criado de esa manera.

Mi llegada a la mansión paso sin pena ni gloria, literalmente me arrumbo en un cuarto, me entregó las llaves de un auto y me presentó a Tristán, me dijo que podía hacer lo que quisiera menos serle infiel y literalmente me dijo: “Si te animas a la reproducción de tu especie, puedes pasar a mi cuarto cuando quieras”. Lo dijo con tanto asco cargado en su voz que me resigne a no hacerlo jamás, seguramente acabaría haciéndome cosas peores de las que me hizo en nuestro viaje, así que me dieron náuseas y aún a la fecha lo evitó lo más posible.

 

De ahí en adelante pasé el resto del año solo, sin llevarme bien con mis hijastros, sin hablar más que lo esencial con mi marido y teniendo como única compañía a Tristán, no hablaba de lo mal que pintaba mi matrimonio con mis papás por temor a que ellos quisieran renunciar al trato, solamente les decía que no era tan malo como pensaban y que día a día trataba de llevarme bien con todos para hacer más ameno el ambiente, no sé si me creían al 100%, pero al verme relajado e igual de jovial que cuando era soltero los hacía sentirse menos culpables por haber aceptado venderme.

 

-       En esta fiesta se van a presentar muchos políticos importantes, procura no hablar con otros hombres solteros, solo habla de tu trabajo en la empresa y sonríe como si fueras feliz, posiblemente tengamos que posar para algunas fotos así que no te separes mucho de mí… ah y Seto ira también no le hables, no queremos que los periódicos vean que nos odia – ya había asistido a varias fiestas con mi esposo y era fácil llevarme bien con él cuando ponía de su parte, además de que me hacía salir de mi realidad por breves horas, el problema en esas fiestas a las que también iba Seto era que nos teníamos que sentar juntos y él no fingía nada, me trataba mal y les mostraba a todos los presentes que estaba en desacuerdo con el matrimonio de su padre, así que opte por ignorarlo, pero era difícil cuando no perdía la oportunidad de soltar comentarios agresivos hacia mi persona.

-       Espero que no vuelva a intentar ventilar la verdad sobre nuestro feliz matrimonio – aún recuerdo cuando había comentado: “Él sólo es un mueble viejo encerrado, que vive una feliz mentira”. El comentario había sido soltado en el momento preciso, ya que todos los reportero se habían abalanzado sobre mí y me habían llenado de preguntas tan incomodas que Ganzaburo opto porque nos fuéramos de la fiesta, claro al día siguiente había peleado tan fuerte con Seto que habían terminado por golpearse, hasta que ambos acabaron en el hospital.

-       Tranquilo está amenazado, si hace algo en mi contra, su preciado hermano pagara las consecuencias.

Si había algo que Seto amara más que a si mismo era a su hermano menor Mokuba, el niño era muy amable y gentil con las personas y no tenía ni una pizca de maldad en su persona, la verdad aún no estoy muy seguro del por qué me odia, pero tampoco había hecho la lucha por hablarle, además en las veces que habíamos cruzado palabra Seto aparecía de inmediato y lo separaba de mí, así que lo mejor para no tener problemas con el castaño malhumorado era alejarse de su hermano, lo cual era bastante fácil.

Durante la fiesta Seto se comportó de manera ejemplar, toda la prensa lo había atosigado con preguntas sobre el matrimonio de su padre y por primera vez en lugar de contestar de manera grosera se dedicó a decirles que él había ido por negocios y no para ventilar su vida familiar, logrando que los chismosos dejaran de insistir y pensaran que al fin nos empezábamos a llevar bien, vaya que Ganzaburo lo había amenazado bien, como era posible que se portara de esa manera después de todo el odio que se profesaban.

Durante la cena me quede callado escuchando la conversación de todos los viejos rancios que había en la mesa, en mi mente solo cruzaba una palabra “podridos” todos esos hombres olían a podrido y sus comentarios, planes y conversaciones solamente demostraban que el dinero les había robado el alma y ahora se dedicaban a juntar más dinero para llenar sus tristes vidas.

 

-       Ya me quiero ir.

-       Ya me quiero ir – voltee a ver quién había dicho lo mismo que yo y Seto me vio impactado, al parecer por primera vez podíamos congeniar en algo, pero no quise hacerme ilusiones de que ahora tendría una bella amistad con él, seguramente se había hartado de actuar como su padre quería y deseaba con todas sus fuerzas irse, así que solo le dedique una sonrisa de medio lado para darle ánimo, seguí sonriendo para las fotos que me tomaban junto a mi marido y comentaba de vez en cuando cosas sobre los nuevos proyectos que preparábamos para volver a innovar la tecnología de Kaiba Corp.

-       Para ser una muñeca vacía hablas muy bien su idioma – su comentario llegó como siseo de serpiente a mi oído y al fijarme si alguien más lo había oído me dedique a contestar de la misma manera, no pensaba perder contra ese mocoso que me hacía la vida de cuadritos, cómo si el trato de mi marido no fuera ya de por si suficiente.

-       Tal vez no lo parezca, pero tengo mi licenciatura, termine mi maestría antes de casarme y dentro de poco tendré mi doctorado, así que estoy a la altura de cualquiera en esta mesa – el castaño tuvo una breve mueca de sorpresa, pero la compuso casi de inmediato y continuo con la conversación.

-       Al parecer mi padre si escogió a alguien que valiera la pena, dime una cosa ¿acaso tú le diste la idea de encerrar a mi hermano? – cuando terminó de formular su pregunta casi me ahogue con el agua llamando la atención de los presentes, Ganzaburo me dedico una mirada fría que compuso casi en un instante y me ayudo a limpiar el desastre que había hecho, claro llevándonos más fotos en el proceso, ya me imaginaba el encabezado de mañana “El CEO de Kaiba Corp demostrando su amor, en cualquier circunstancia”.

-       No hagas más estupideces – me susurro, pero sabía que Seto había escuchado, me sentía avergonzado de que supiera que también era una marioneta para su padre.

-       Lo siento – me disculpe y mi esposo me sonrió como si no hubiera hecho nada malo y continuo con su conversación, al ver a Seto me di cuenta de que sonreía con altanería, al parecer había encontrado una nueva forma de fastidiarme la vida, no volví a hablar con él el resto de la noche, pero si me cruzaba por la cabeza su comentario sobre el encierro de Mokuba, no quería que ese niño sufriera por mi culpa, así que idee un plan para que mi marido lo dejara ir.

-       ¿Se puede saber por qué demonios escupiste el agua? ¿acaso eres retrasado o qué? – en la limosina mi esposo me grito casi todo el trayecto haciendo hincapié en lo estúpido que era, decidí no hacer más comentarios, al menos no por el momento, debía esperar a que se calmara para que me escuchara - ¿cómo vas a remediar tu error? – su pregunta me causo muy mala espina, pero no me deje intimidar, si bien había un contrato de por medio, yo no era su esclavo ni mucho menos un trabajador y mientras mi apellido fuera igual al de él, no iba a tenerle miedo.

-       Puedo hacer que Seto se deje de meter con nuestro matrimonio – Ganzaburo borro su sonrisa de psicópata y se puso serio esperando escuchar el supuesto plan que tenía para que su hijo dejara de ser una molestia – hoy me dijo lo que hiciste con Mokuba, así que pensé en decirle donde está a cambio de que deje de meterse conmigo – mi marido se quedó pensando en mi plan el resto del camino, ya no hizo ningún comentario y al parecer evaluaba las posibilidades, al llegar a la mansión por fin me dirigió la palabra.

-       Si él acepta asegúrate de que haya un contrato de por medio, no pienso arriesgar esta oportunidad – la sonrisa se plantó de inmediato en mi cara, Ganzaburo me dijo dónde estaba Mokuba y me dio e teléfono del mismo abogado que había hecho mi contrato prenupcial y asi empecé a mover mis piezas, no volvería a ser víctima de un Kaiba.

 

Continuara…

Notas finales:

Dicen que nadie muere por dejar un RW. 


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