A veces Sehun era insoportable para Luhan.
Varios días, Luhan fue la peor pesadilla de Sehun.
En realidad no sabían la verdadera razón del por qué tanto odio o en qué momento la tirria empezó. La popularidad no era un factor, ese era un hecho. Ya que ambos estaban en la cima, Sehun como el niño tímido y amable del salón; en cambio, Luhan era valiente y solía sonreír a menudo con todo y todos; y pese a sus tonalidades tan diferentes, cada uno causaba simpatía a su manera.
Las veces que Sehun divisaba por la ventana, miraba con asco el comportamiento amigable de Luhan con dos chicas, una castaña y otra de ojos azules. Luhan soltaba carcajadas que resonaban en las paredes y jugaba a tomarles las manos y agarrarles la cintura; tan asqueroso y repulsivo. Fruncía el entrecejo y juraba, muchas veces, tener náuseas en cuanto las risas de Luhan llegaban a sus oídos. Mientras tanto, Luhan miraba con molestia cuando sus compañeros se acercaban a Sehun a tenderle la mano y llamarle con voz amistosa y suave, pidiéndole que por favor los ayudase con tareas; no se negaba, por supuesto, y no lo haría. Sehun era tan tímido que a veces solía olvidar que tenía voz para poder decir no. ¡Vómito total!
Lluvia bañaba la escuela, y Luhan, conversando con dos de sus compañeros, uno de ellos, Jongin, curioso le preguntó:
“¿Luhan, tienes algún problema con Sehun? He visto la manera en que lo vez, y definitivamente no es una mirada buena.”
Negó con la cabeza, pero después de pensárselo mejor, cambió la respuesta.
“Odio que sea muy-muy tímido y que no tenga tanta confianza en nosotros, ni en sí mismo. También me disgusta mucho que nunca pueda decir no, cuando en su rostro se ve un notable ¡No! Me molesta su amabilidad, tan frágil; que no pueda ser fuerte, odio eso.” alzó las manos y la voz, furioso de tan solo acordarse.
Al día siguiente, nubes grises acompañaban el camino de Sehun y Jongin hacia la escuela. Eran pasos lentos, como si se tratase de un paseo de fin de semana, y cómo no caminar con total parsimonia, pues tenían el tiempo suficiente incluso para poder dormir unos 20 minutos más. A casi dos cuadras antes de llegar al colegio, Jongin tuvo la misma curiosidad ante el sentimiento recíproco que Sehun sentía por Luhan, y no dudó en volverle a preguntar.
“Luhan no te cae bien, ¿te hizo algo, acaso?”.
Sehun detuvo su paso, mirándole con leve confusión, luego, contempló el cielo que no dudaba, ese día iba a estallar, y respondió con un gesto apenas serio.
“No sé, a decir verdad, aunque no me haya hecho nunca nada, sí hay algo que me molesta de él, y es que siempre tiene una sonrisa. No te confundas, no odio que sonría, tan solo no me gusta que aparente felicidad cuando claramente se ve… como el cielo gris; él a veces está triste, y he visto que aguanta sus lágrimas muchas veces. Yo creo que no siempre es bueno aparentar tanta fuerza, a veces es bueno llorar en el hombro de alguien, no ser tan orgulloso.”
Luego de varias semanas, y de la singular antipatía, un lunes por la mañana, llena de brisas frías y vientos arrastrando hojas rojizas, se acercó un compañero a pedirle a Sehun que le pasase la tarea; mientras que Luhan, con enojo, le gritó a otro que no se acercara a él y que jamás dejaría que le copiasen la tarea, pues se había esforzado mucho en ella como para darla así de fácil.
“No seas grosero y deja de gritar como un tonto” reclamó Sehun, dejando a todos con los ojos en suma sorpresa.
“Y tú no seas bobo, deja de ser así, regando amabilidad por todas partes, ese trabajo es tuyo y él debería esforzarse, nunca hace la tarea” peleó.
“¿Y qué pasa cuando a tus amigos le dices que te pasen la tarea?, así ya no eres tan envidioso, ¿verdad?” refutó, dejando la silla.
“¿¡Entonces es bueno decir sí a todo, no tener la suficiente confianza para negarse por una sola vez!? ¿¡Piensas que si dices no, entonces todos te dejarán de acompañar!?”.
“¿Entonces es bueno reír con todos y actuar falsamente cuando a leguas se nota en tus ojos las ganas de llorar? Como cuando perdiste el partido de futbol y en lugar de llorar, culpaste al equipo y le gritaste a todos”.
La brisa matutina se transformó en una lluvia torrencial, las clases iniciaron, y un silencio brutal los acompañó de principio a fin. Y así sucedió durante más de dos semanas. Sus compañeros dejaron de pedirle favores a Sehun, y él, sin darse cuenta, sintió descanso en su interior, el cansancio hacia deberes que no eran suyos le abandonaron completamente; en cambio, Luhan, cada vez que algo le salía mal, solo se alejaba para volver con una gorra ocultando sus ojos atenuados de un carmín liviano, se sentía muy bien regresar al salón sin algo que calase su humor para con otros.
“Perdón por las cosas que dije la vez pasada, no fue mi intención, si quieres ser bueno con todos estás en tu derecho”.
“Está bien, no es tu culpa. Decir no a veces no está tan mal” Luhan miró una nueva sonrisa en Sehun, tímida y linda al mismo tiempo. “Además, tenías razón, tenía miedo de estar solo, creo que no es tan malo ser fuerte algunas veces”.
No se dieron cuenta, no hasta después de varios años de estar juntos, y es que Luhan en realidad quería ser tan simpático y amable como Sehun; pero éste, tan solo quería esa fortaleza y optimismo que su ahora pareja, tenía en ese entonces. Comprendiendo que el odio no era tanto odio, eran las ganas de aprender el uno del otro, de estar juntos y complementarse no perfectamente como las flores y la primavera; sino ser tan perfectamente imperfectos como el agua y el aceite.