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El corazón en la caja por Sunnydays

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Notas del capitulo:

Hola a todas, les traigo la continuación de esta historia :D

Había pasado algunas horas y casi eran las cuatro de la tarde, Antonio recién entonces había comenzado a abrir sus ojos y sentía un leve dolor de cabeza así que se froto ambas sienes intentando que disminuyera, fue entonces que recordó lo que había hecho hace un buen rato atrás por lo cual se sentó ,los hechos comenzaban a repetirse como una película en su mente, entonces comenzó a entrar en pánico lo cual no era demasiado visible en su rostro si no habías convivido con él lo suficiente.

-No puede ser, yo nunca había sido tan osado, no se que me paso , yo no soy así, eso fue inapropiado, impertinente fue tan… inolvidable- mientras tocaba sus labios recordando el toque de estos con los del sacerdote.

Estuvo unos minutos cuestionándose pero muy dentro de si no se arrepentía e incluso le gustaría repetirlo nuevamente, esta vez con el consentimiento del sacerdote claramente. Inconscientemente imagino un futuro con el señor Korame pero este era totalmente diferente al que imagino alguna vez cuando Lucía era su novia. Si el sacerdote se lo permitía le gustaría quedarse para siempre en la casa de sanación, ayudándolo y amándolo enormemente. Antonio era alguien bastante serio pero eso no significaba que no pudiera tener sentimientos bastante intensos y que fuera alguien apasionado, muestra de esto era que haya sacrificado la mitad de los años de su vida solamente para curar la enfermedad de aquella persona que amo, en su entonces, como lo mas importante en su vida. Nadie había provocado aquellos sentimientos, que eran diferentes a los que tuvo por ella, ya que esta vez fue distinto a como se enamoró de Lucía. Con ella fue un poco similar y a la vez diferente ya que en esta ocasión a pesar de que el señor Korame no se veía muy fuerte físicamente y sus facciones eran suaves pero serias, había demostrado gran fortaleza cuando habían venido clientes difíciles, además de que era perfectamente capaz de defenderse solo, por el contrario de Lucía quien no tenía un carácter demasiado firme y era extremadamente delicada físicamente, a raíz de su estado de salud. Esto había despertado el instinto de protección de Antonio quien no pudo evitar protegerla desde que la conoció. Ella solía decir que no debía protegerla demasiado, que no era una pequeña muñeca de cristal, pero él simplemente muy en su interior la consideraba tan valiosa y delicada como la mas frágil flor que no podía evitarlo.

En la actualidad todavía conservaba ese instinto pero reconocía por completo que el sacerdote la mayoría del tiempo estaba bien solo, después de todo se había encargado de la casa de sanación por varios años hasta la fecha. Incluso algunas veces eran tan elegante pero a la vez firme al encargarse de varias cosas del lugar además que admiraba su devoción hacia el dios de la curación aunque debía reconocer que sentía algo de envidia hacia este pues siempre veía el lado más amable y dulce del sacerdote. Pero aun así había ocasiones en que el ayudante podía apreciar directamente en persona aquellos momentos en que el señor Korame demostraba gran amabilidad e incluso una pequeña dosis de dulzura, como cuando beso sus manos para darle la bienvenida a la casa de sanación. Recordando aquellos momentos cayo en cuenta que a pesar de que el sacerdote no había mostrado enfado o disgusto cuando lo beso, era probable que no se haya sentido cómodo con eso. Sabía que las cosas no serían iguales y que tal vez ahora toda la confianza que habían construido al pasar del los días se haya esfumado.

-Me duele la cabeza- mientras volvía a frotar sus sienes

Entonces la puerta se abrió y el sacerdote entro con un vaso de agua y al acercarse se lo ofreció a su ayudante quien lo vio desconcertado.

-Bébela, te hará bien ya que debes tener sed, pase por lo mismo así que se como se siente-mientras se sentaba a su lado.

-Muchas gracias- a la vez que lo recibía y lo comenzaba a beber rápidamente ya que en realidad si tenía mucha sed.

Se formo un silencio algo incomodo y Antonio no sabía cómo romperlo así que se sintió aliviado cuando el señor Korame tomo la palabra.

-¿Cómo te sientes?

-Bueno… me duele un poco la cabeza.

-Entiendo.

Entonces lo que ocurrio a continuación sorprendió a Antonio quien realmente lo menos que esperaba era que después de lo ocurrido el sacerdote acercará sus manos hacía su cabeza y comenzará a curarlo, un aura verdosa envolvió el lugar del dolor, era tan suave el toque que el ayudante sintió ganas de llorar, cuando el señor Korame estaba a punto de retirar sus manos Antonio las tomo delicadamente pero con firmeza impidiéndole alejarse.

-Se que fue atrevido de mi parte y que tal como dice estaba bajo los efectos de aquel dulce que me ofreció la diosa del amor, pero puedo asegurarle que no me arrepiento de haberlo hecho porque después de todo yo lo…

-Por favor no termines esa frase- mientras lo miraba con aquellos ojos fríos como el hielo que se veían serios pero que a pesar de aquello  albergaban cierto dolor sin soltarse del agarre de su ayudante- yo soy el sacerdote de nuestro dios de la curación y tu mi ayudante, no podemos ser nada más aunque tú albergues sentimientos hacia mi yo simplemente no pudo corresponderte ni siquiera aunque fuera el caso de que yo también sintiera algo parecido, ya que en realidad yo no comprendo aquella sensación que tú dices tener. Por el momento prefiero que vayas a dar un paseo y no regreses hasta que hayas enfriado tu cabeza, ese es mi mandato como tu sacerdote, pero no me malentiendas tu presencia no es desagradable para mí, pero reitero no puedo aceptar aquellos sentimientos que tú tienes.

-Lo haré si es lo que usted quiere- mientras lo miraba con aquellos ojos castaños que provocaban aquella molestia que Korame nunca había sentido antes.

Sin embargo este debía admitir que no era desagradable ya que había algo suave en ella como si lo invitara a estar mas cerca de su ayudante pero a su vez sentía que debía mantener los limites claros ya que había jurado devoción a Artem ya que este fue quien se había encargado de él durante todos estos años y albergar aquello que llaman sentimientos hacia alguien que no fuera él se sentía de alguna forma impropio y como si lo estuviera traicionando así que decidió guardar aquellos pensamientos para si mismo.

Al ver que el sacerdote no decía nada Antonio dejo escapar un suspiro, soltó sus manos y le señalo que iría a dar ese paseo que el señor Korame le había dicho. Estuvo a punto de cruzar la puerta cuando este le dijo que se detuviera.

-De seguro te dará hambre durante el camino, espérame aquí.

Antonio podía notar que el sacerdote de alguna manera se había suavizado, cualquier otra persona en la posición de él ni siquiera se hubiera preocupado por aquellos detalles. Pero el señor Korame era demasiado amable, pues aquel rechazo fue tan preciso y a la vez cuidadoso que el ayudante sentía que no debía molestarlo mas sin embargo sentía que no podía dejar las cosas así. Esos eran sus pensamientos hasta que volvió su sacerdote, no pudo evitar sonreír cuando se dio cuenta de lo que traía este.

-No tenía que molestarse.

-No puedo dejar que mi ayudante desfallezca del hambre, después de todo estás a mi cargo, Ahora vete- mientras le entregaba un sándwich envuelto en un pañuelo bastante bonito, se quedó algunos segundos observando aquel diseño de rayas, lo cual fue notado por el sacerdote quien dejo escapar un suspiro y le comento que se lo había regalado una niña a la que ayudo en el pasado.

-Nunca lo he usado pues no he tenido la oportunidad así que esta es una buena ocasión para darle utilidad.

-Muchas gracias, realmente lo aprecio.

-Espero que reflexiones sobre nuestra conversación.

-Lo haré- aunque no había mucho que reflexionar ya que él estaba seguro de lo que había en su corazón- Ahora si me permite me voy, nos vemos más tarde.

A continuación Antonio abandono la habitación dejando a Korame pensando que seguramente no pensaría seriamente en lo que había hecho, pero era de esperarse pues cuando su ayudante decía tener sentimientos profundos por alguien estos realmente eran fuertes y hacían que este hiciera lo que fuese con tal de estar con aquel que amaba, eso había quedado claro cuando este dio la mitad de los años de vida que le restaban para que Lucía pudiera estar en buen estado de salud lo que les permitió tener una boda, sencilla con pocos testigos así como siempre lo imaginaron, o eso fue lo que le conto su ayudante. Korame realmente no entendía aquello que era el amor, lo mas cercano que ha tenido a aquello es la preocupación mutua existente entre él y el dios de la curación, entre ambos existía un cariño que era difícil de poner en palabras. Pero con Antonio era diferente ya que convivía con él a diario, habían hecho varias cosas juntos, atendiendo a los visitantes y realmente había sido de gran ayuda. Además que era divertido verlo expresar emociones a pesar de que tenía una cara bastante inexpresiva. Por otra parte era alguien bastante diligente y trabajador, sin embargo de vez en cuando dejaba entrever que guardaba ciertos resentimientos hacia su padre, aunque a penas nombraba a su madre y cuando lo hacía era para reafirmar que era una buena mujer que escogía mal, aunque él no lo dijera verbalmente, Korame que llevaba años estudiando las expresiones de las personas podía reconocer que este también tenía sentimientos mezclados hacia esta, pero Antonio no hablaba demasiado sobre ella así que era difícil saberlo con exactitud y el sacerdote pensaba que no era su problema después de todo y que no debía inmiscuirse demasiado en los asuntos de su ayudante a menos que este quisiera comentarle sobre aquello.

-Bueno, será lo que el dios de la vida quiera, por el momento me mantendré fiel a nuestro dios de la curación.

Mientras tanto Antonio caminaba por las calles sin un rumbo fijo, pensando con un poco de culpa en la suavidad de los labios del sacerdote y en que este sentía gran devoción por el dios de la curación por lo cual sería difícil cruzar esa barrera pero el ayudante tenía profundos sentimientos por el sacerdote y se había dado cuenta de la gran intensidad de estos al haber probado aquellos dulces que la diosa le había dado.

-Definitivamente no se puede culpar por completo a estos por lo que hice, tal vez me dieron el valor para realizar aquello que quise después de interactuar día a día con el señor Korame. Finalmente llegó a un parque que contaba con una laguna llena de patos así que se sentó en una de las bancas que tenía el lugar, simplemente estuvo ahí y se disponía a comer el sándwich que le había preparado el sacerdote, abrió con muchos cuidado el pañuelo, lo iba agarrar con una mano cuando se dio cuenta de que uno de aquellos animales se le acerco y lo miraba con hambre.

-¿quieres un poco, amigo?- mientras sacaba un pequeño trozo y se lo ofrecía.

El pato estuvo a punto de comérselo cuando un hombre lo arrebato de la mano de Antonio, ambos lo miraron con enojo pero este solo les dijo con tono de regaño:

-Disculpe pero no es saludable darles de comer eso a los patos.

-Oh lo siento, no lo sabía- dijo apenado aunque esto no se notó en sus rostro.

-Descuide es un error muy común, en su lugar debe darles este alimento especial- mientras sacaba una bolsa que tenía guardada en uno de los bolsillos de su traje, cabe señalar que llevaba una camisa y corbata a pesar del calor que hacía.

-¿Dónde puedo comprarlo?

-Descuide, mi amo y yo tenemos bastante, así que tome una- mientras le daba una de sus bolsas.- si me disculpa debo volver con…

Al darse cuenta de que su amo no estaba el hombre comenzó a entrar en pánico mirando a su alrededor desesperadamente intentando encontrar al joven que estaba encargado de cuidar.

-El señorito no está, ¿Qué voy a hacer? Seguramente esto me costará la cabeza, si el gran amo se entera yo…-murmuraba con gran rapidez y caminaba en círculos en señal de pánico

-¿se encuentra bien? ¿Puedo ayudarlo?- preguntó Antonio intentando calmarlo.

-¿en serio?- mientras lo volteaba a mirar con ojos en cuyas comisuras tenían unas cuantas lágrimas .

-¿de verdad, me ayudaría a encontrar al señorito?

-por supuesto.

Entonces lo comenzaron a buscar, mientras recorrían el lugar se presentaron, resulta que el hombre se llamaba Francisco Rodríguez y servía en la casa de la prestigiosa e igualmente adinerada familia de los Ortega.  Allí su principal función era cuidar del segundo hijo cuyo nombre era Baltazar. Francisco inconscientemente le empezó a contar acerca de todas los atributos positivos que tenía este, como por ejemplo que era el primer violín de la orquesta de la escuela de música a la cual asistía.

-El señorito es realmente un prodigio y desde que era un niño a destacado en todo lo que ha realizado, es una pena que su padre no lo reconozca lo suficiente…no debería haber dicho eso- mientras se regañaba mentalmente.- mejor sigamos buscando.

Después de un rato Francisco comenzaba a desesperarse aún más de lo que ya estaba al principio. Comenzando a llamarlo con gran ímpetu lo cual hizo que los patos se alejaran con rapidez

-Amo Baltazar ¿Dónde está? Si esta es su venganza por no dejarlo comer postre a las tres de la madrugada, lo siento mucho, por favor regrese.

Antonio intentaba que este no rompiera a llorar desconsoladamente, fue entonces cuando vio a un joven de cabellos rubios y ondulados agachado jugando con un gato, se lo dijo a Francisco y este levantó la vista acercándose rápidamente hacia este.

-Ahí estás señorito, no debería alejarse de mi lado- recobrando completamente la compostura.

-¿Es eso una proposición?- mientras lo miraba sugerentemente

-Claro que no ,yo solo…- dijo nerviosamente

-Nunca me apartaría de ti si admitieras que me amas.

Antonio solo los observaba un poco avergonzado por aquel intercambio de palabras pero cayo en cuenta de que el joven tenía a la gata calicó entre sus brazos así que dirigió su mirada hacia allí lo cual fue notado por el mayordomo

-¿Y esa gata? Sabe que no puede tener más mascotas

-Pero solamente tengo 23 perros, 16 loros, 9 gatos, 6 conejos y..- la lista seguía

-Un no es un no, debo ser firme esta vez.

-¿pero qué hago con Greta? No puedo dejarla así nada más

Entonces su atención recayó en Antonio quien sintió la intensidad de los ojos verdes del joven.

 

Notas finales:

Eso ha sido todo por ahora, nos vemosen la siguiente actualizacios <3


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