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El corazón en la caja por Sunnydays

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Notas del capitulo:

Hola a todes, muchas gracias por todas las visitas, esta historia ha ido avanzando bastante y me alegro que les guste

Para Antonio era muy curioso como aquellas sacerdotisas y sacerdotes podían comunicarse fácilmente, a pesar de que era evidente que eran de culturas completamente diferentes, pero parecía haber un consenso para hablar la lengua del anfitrión, en este caso el señor Korame. Antonio tal cual era su naturaleza se encontraba con un semblante serio, ya que no sabía sería adecuado entablar conversación con alguno de los ayudantes o incluso con uno de los sacerdotes. En su interior estaba un poco petrificado ya que no sabía cuál sería el comportamiento adecuado en aquel contexto en que todos tenían unos modales tan refinados. Entonces tuvo la sensación de que alguien lo observaba y volteó en esa dirección encontrando a una mujer que le hacía señas.

Entonces el ayudante miro a su sacerdote que se encontraba comiendo tranquilamente con ese aspecto tan sublime que incluso cuando se llevaba el alimento a la boca lo hacía con gran elegancia, este sintió su mirada y al ver que esta implícitamente le pedía permiso para poder responder a aquella mujer. El sacerdote principal simplemente asintió dando su consentimiento para que su ayudante entablara conversación con aquella sacerdotisa.

-No necesitas pedirme permiso para todo, idiota- pensó con cierta molestia agradable y algo de diversión, después de todo era bueno que su ayudante se relacionara con mas personas aunque él mismo solo conversara de manera mas cercana con solo algunos de los sacerdotes y sacerdotisas.

Entonces Antonio le dirigió la palara a aquella mujer que contaba con cierta edad pero se mantenía en buenas condiciones ya que después de todo era una sacerdotisa del dios de la curación así que contaba con una buena salud.

-Mucho gusto, mi nombre es Antonio, soy el ayudante del sacerdote principal.

-Querido, ya lo sé. Bueno todos lo sabemos o la gran mayoría. Eres un tema de conversación  ya que es la primera vez que Korame tiene un ayudante, durante todo el tiempo que lleva siendo el sacerdote principal de nuestro dios de la curación nunca había tenido a alguien que lo ayudara. Siempre rehusándose a aceptar a alguien por lo cual todos nos estábamos preguntando acerca de quien podía ser aquella persona tan especial que había logrado situarse a su lado. Así que ¿me podrías contar mas acerca de ti? A cambio yo podría contarte muchas cosas interesantes acerca de tu sacerdote- mientras le guiñaba un ojo.

-Bueno, no soy precisamente de esta ciudad

-Oh ya veo, hay algo en ti que es diferente a las personas que he visto aquí. Como es evidente yo tampoco soy de este lugar, yo provengo de un país de se encuentra al otro lado del mar. Disculpa mi descortesía, mi nombre es Anya.

-es un placer conocer a una dama como usted.

-Oh eres completamente halagador, la diosa del amor tenía razón al decir que eres todo un caballero. Hay una de las devotas de mi casa de sanación que estaría encantada de conocerte, Ella es realmente encantadora y coincidentemente es de tu misma edad según lo que puedo observar, ¡Ya sé! Puedes visitarla un día de estos - mientras no tenía reparos en mirarlo completamente.

-Agradezco la invitación pero ya hay alguien que me interesa- él hizo todo lo posible por no mirar al sacerdote ya que eso haría que sus sentimientos hacia este fueran evidentes lo que sería una completa indiscreción.

-Ya veo, ya veo. Por otro lado no cualquiera se quisiera convertir en ayudante de alguien tan… hermético como nuestro sacerdote principal, él es bastante serio y no le muestra mucha amabilidad a alguien excepto si estos son visitantes de su casa de sanación.- dijo mirando de reojo a Korame que se encontraba charlando por cortesía con otros sacerdotes.

-Él en realidad es alguien muy amable, una de las personas mas amables que conozco.- dijo él con un tono lleno de devoción que no paso desapercibido para la mujer de blancos cabellos.

-Te has vuelto bastante cercano a Korame en el poco tiempo que llevas aquí como su ayudante. No cualquiera se referiría de aquella manera a este hombre de ojos fríos.

-Él ha sido muy agradable conmigo y me ha enseñado muchas cosas que no podría haber aprendido en ningún otro lugar además gracias a él pude pasar unos últimos buenos momentos con mi exesposa.

-Espera ¿¡Estabas casado!?, eso es una sorpresa ¿Qué paso con ella?

-Bueno, ella fue a encontrarse con nuestra diosa de la muerte.

-Eso es lamentable, debieron haber hecho una hermosa pareja ¿la extrañas?

-Claro que sí, pero ahora me gusta la vida que tengo aquí en la casa de sanación.

-Ya veo, no cualquiera se acostumbra a nuestro sacerdote principal además entre nosotros hay alguien que le tiene mucha envidia y no lo soporta para nada- mientras discretamente miraba a aquel sacerdote que cura con la música.

-creo que sé de lo que usted habla, ni siquiera le conozco bien y ya sé que no tiene en muy buena estima al señor Korame.

-Gran parte de nosotros sabemos que tan solo está celoso, ya que él siempre quiso ser el sacerdote principal, se esforzó bastante y estuvo a punto de conseguirlo pero nuestro dios de la curación obra de maneras que muchas veces no alcanzamos a comprender. Un niño fue bendecido con la habilidad de sanar a las personas con tan solo sus manos a diferencia de nosotros quienes lo hacemos indirectamente a través de diferentes habilidades. Por ejemplo yo elaboró diferentes ungüentos y cremas que sirven para tratar distintos padecimientos.

-Sí, mi sacerdotisa es la mejor en lo que hace-se oyó la voz de una chica que no había hablado en todo el rato quien se encontraba comiendo con unos modales dignos de alguien de la realeza.

-Oh que olvido mas terrible- dijo la sacerdotisa- no los he presentado, ella es Deniska mi ayudante, es una chica muy buena y además posee gran elegancia ya que ella es…  ¿debería decirlo?

-Sí no hay problema, después de todo aquel es mi pasado solamente- dijo quitándole importancia la mujer de cabellos dorados atados en una trenza.

-Bueno, si no tienes problemas con ello le contare, después de todo adoro contar historias.

Entonces la mujer de avanzada edad comenzó a relatar la historia de su ayudante la cual era bastante común dentro del mundo de las personas de clase alta. Sucedió hace algunos años a atrás cuando Deniska era parte de una de las mas adineradas familias allá en su país natal.

Desde pequeña sus padres solo habían esperado una cosa de ella y eso era que se casara con alguien adinerado e influyente. Pero debido a ciertas circunstancias se terminó haciendo amiga de alguien que era de una clase social inferior al de ella. Cuando aquella amistad fue descubierta su padre se enfureció tanto que la golpeó fuertemente en la cara, después ella huyó de casa e intento buscar refugio en la casa de aquella persona a la que consideraba su amiga.

-Lo siento, Deniska no puedo ayudarte- después de eso le cerró la puerta en la cara. Desamparada sin saber que hacer comenzó a vagar por las calles de aquella ciudad pensando seriamente en regresar a su casa pidiendo perdón, fue entonces cuando se percató de que no sabía exactamente donde estaba y unos chicos se le acercaron con malas intenciones. Ella apenas tenía la fuerza para rehusarse, pero aun así manifestó que no quería ir con ellos, entonces por obra del dios de la fortuna la sacerdotisa Anya paso por allí cerca y espantó a aquellos muchachos.

-¿Estas bien, señorita? Dios mío, mira tu cara debiste haber recibido un buen golpe

-Bueno, yo…

Aquello no era fácil de admitir así que la sacerdotisa no hizo más preguntas pues aunque quisiera saber no era el momento adecuado y se veía que la chica no estaba de ánimo para preguntas innecesarias.

-No es necesario que me lo digas está bien, pero necesitamos curarte. Da la casualidad de que soy experta en eso así que si no tienes problemas en seguir a una completa extraña podrías venir a mi casa de sanación.

A Deniska a pesar de todo no le pareció   una mala idea además que después de lo ocurrido aquella mujer de cabellos blancos se veía como una mejor opción que regresar a la casa de sus padres.

-Le agradezco su amabilidad- mientras hacia una pequeña reverencia como le habían enseñado.

-Oh tu postura es realmente perfecta- dijo ella sin poder contener aquel pensamiento- pero bueno, ya está bastante oscuro así que apresurémonos. Chica ¿ qué esperas?

Ella tardó en reaccionar ya que aquella mujer que ,a pesar de que se veía bastante mayor se encontraba en perfectas condición, era una de las pocas personas que le había mostrado verdadera amabilidad a lo largo de su vida. Así que con algo mas de decisión la siguió.

Llegaron a la casa de sanación que se veía bastante humilde, sin embargo tenía cierto toque sagrado después de todo era un lugar de conexión con una divinidad. Deniska había escuchado acerca de los dioses pero realmente no era devota de alguno de ellos ya que en su casa solo se creía en el poder e influencia.

-Ven chica, se me olvido preguntar tu nombre ¿Cuál es?- mientras buscaba en un estante unos frascos que tenía distintos colores.

-Deniska Sharapova.

-¿Cómo los fabricantes de tecnología?

-Sí así es, pero yo ya no pertenezco allí- dijo con desanimo.

-Oh ya veo- tenía bastante curiosidad pero sabía que no sería adecuado hablar de aquello.

Finalmente la mujer encontró lo que estaba buscando, esto era un frasco que contenía una sustancia de color rosado que ella coloco un poco en su mano.

-Se me ha otorgado el poder de crear todo tipo de cremas y ungüentos que pueden curar a las personas. El dios de la curación me ha confiado la tarea de encargarme de traer sanación a las personas que acuden a mí. Ahora permíteme tratar ese golpe- mientras acercaba con cuidado su mano al lugar afectado.

La chica cerro los ojos como un reflejo al sentir lo frío de aquella sustancia pero con  el paso de los segundos el dolor que sentía fue parte del pasado.

-Creo que tengo un espejo por allí- dijo la sacerdotisa, cuando lo encontró se lo entregó a la chica quien estaba asombrada pues no había rastro de hinchazón o algo parecido.

-Tienes una linda cara, yo también era muy bonita cuando era más joven, los muchachos estaban locos por mí- Dijo la sacerdotisa

Aquello hizo que la chica pusiera cierta mueca amarga, lo que hizo preocupar a la mujer de mayor edad.

-En realidad para mis padres solo era importante que yo fuera bonita e hiciera lo que ellos decían.

-Se ve que no están en buenos términos, apuesto a que uno de ellos es responsable de que tu cara haya terminado así.

-Bueno… ya no importa.

Anya la vio tan desamparada que solo se le ocurrió una manera en que la chica pudiera tener un lugar al que llamar hogar.

-Veamos, tú no tienes donde quedarte, yo necesito ayuda aquí en la casa de sanación .¿te gustaría ser mi ayudante?

La chica pensó en ello por algunos segundos después de todo no tenía nada que perder y la amabilidad de la sacerdotisa era tal que Deniska sentía ganas de llorar.

-Sí- dijo apenas con un hilo de voz.

-Más fuerte que no puedo escucharte-dijo ella

-¡Por favor permítame ser su ayudante!- dijo lo más alto que pudo.

-Así será, ahora debes estar cansada, no pensaba que tendría otra ayudante tan pronto pero puedo prepararte un lugar cómodo para dormir.

La chica asintió con timidez y siguió a la mujer a un cuarto de almacenamiento en donde estaba todo lo necesario. Se apresuro a ayudarla con todos lo preparativos de aquella noche y después ambas fueron a sus respectivas habitaciones.

Al principio fue difícil para Deniska ya que no estaba acostumbrada a hacer trabajo físico pero con el tiempo aprendió a hacer todas las labores que eran necesarias en la casa de sanación.

-Y así fue como nos convertimos en mejores amigas- dijo la sacerdotisa

-Así es- dijo la ayudante.

-tú debes llevarte así de bien con Korame, también ¿ no es verdad?- dijo ella con una sonrisa felina que parecía atravesar completamente al ayudante del sacerdote principal.

-Si se puede decir que así es- dijo él mientras se rascaba la mejilla.

-Eso es algo de bueno, desde pequeño ese chico ha sido bastante solitario, el único que es el más cercano a él es nuestro dios de la curación, pero puedo notar que eso ya no es del todo cierto y debemos agradecerte que ahora estés a su lado haciéndole compañía y ayudándolo.

-No debe agradecerme, es más, quien es privilegiado de que él le permita estar a su lado soy yo.

-Eres una buena persona, me alegro de que ambos compartan la labor de traer sanación a las personas en nombre de nuestro dios de la curación.

-Yo no hago mucho, pero gracias por sus palabras.

-Sin nuestros ayudantes todo sería mas complicado, después de todo independientemente de que tengamos el poder de curar no podemos hacer todo solos. Creo que Korame lo ha entendido también.

Deniska asintió ante las palabras de su sacerdotisa, después de todo la ayudante hacía todo lo posible por ayudarla ya que de esa manera podía agradecerle el cariño que esta le daba, además que Anya se convirtió en una figura materna para ella.

Siguieron conversando mientras degustaban los alimentos e incluso Frederic no pudo decir nada negativo acerca de la comida pues todo estaba absolutamente exquisito.

-Bueno distinguidas sacerdotisas y sacerdotes, espero que hayan disfrutado este almuerzo y ahora debemos iniciar este festival en honor a nuestro dios de la curación. Como se acostumbra a hacer cada uno de nosotros retirara sus propios platos y cubiertos en señal de respeto por los alimentos consumidos.

Así lo hicieron ya que no había diferencia en el estatus que tenían sacerdotes/sacerdotisas y ayudantes. Cuando todo estuvo en su lugar ellos se dirigieron a la entrada de la casa de sanación para abrir las puerta y dejar entrar a las personas que se encontraba esperando a que el festival iniciara. Entonces el sacerdote principal dijo algunas palabras para dar comienzo a la festividad.

-Bueno, como todos los años es un honor ver que nuestro dios de la curación tiene tantos fieles. Esta vez el festival será realmente especial pues hemos tenido la ayuda de varias personas que han hecho esto posible, así que humildemente espero que lo disfruten bastante.

Después de eso se dejo pasar a las personas que miraban con asombro los diferente puestos y decoraciones que le daban un aspecto totalmente diferente a la casa de sanación.

-Recuerden ahora estaremos repartiendo amuletos que serán bendecidos por todos nosotros así que no olviden pedir el suyo- fue lo último que dijo Korame antes de ir al puesto que estaba especialmente dedicado a aquella labor.

Cuando estuvieron allí Antonio le pregunto inmediatamente a su sacerdote acerca de las labores que le correspondían.

-Por el momento necesito que vayas a asegurarte que las cosas marchen bien en los puestos además de dar información a los visitantes. Puedo…, podemos manejar esto por nuestra cuenta.

-Está bien.

Entonces fue a hacer aquello que le había encomendado su sacerdote.

 

Notas finales:

Eso ha sido todo:D


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