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El corazón en la caja por Sunnydays

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Notas del capitulo:

HOLA A  TODES! hemos llegado a lo 900 vistos!  muchas gracias espero les guste el capitulo de hoy

Antonio se quedó completamente paralizado ya que era la primera vez que veía a su madre en años por lo que la impresión de verla nuevamente era bastante fuerte, así que Korame al notar la expresión de su ayudante lo tiro suavemente de la manga de su camisa mientras lo miraba con la interrogación plasmada en sus ojos. El ayudante al percatarse de aquello se disculpó con su sacerdote.

-Lo siento no pensé que me congelaría de tan solo verla.

Korame no entendía aquello así que le pidió a Antonio que se explicará. El ayudante no encontró las palabras exactas para decir cómo se sentía pero hizo lo mejor posible para decirle a su sacerdote acerca de ello.

-Realmente nunca imagine que llegaría este momento así que no me prepare emocionalmente para esto, lo siento.- mientras veía entrar a su madre al edificio junto a una adolescente y a un niño que no tendría más de ocho años.

-Ya veo, pero aunque no comprendo del todo tus sentimientos hacia aquella mujer ya que yo no tengo una madre, sé que este es el momento que has estado deseando todo este tiempo así que no veo porque desperdiciar esta oportunidad, además no estás solo sino que yo también estoy aquí- El tono de voz del sacerdote era todo menos emotivo pero se podía apreciar que este le brindaría todo su apoyo a su ayudante.

Los ojos de Antonio resplandecieron ya que las palabras de su sacerdote realmente le habían llegado directo a su corazón, así que obtuvo una nueva determinación por lo cual le dijo al señor Korame que irían a pedirle al conserje que la llamara para hablar con ella.

-Comprendo, vamos entonces- dijo Korame quien todavía no entendía cómo se sentía Antonio pero una molestia al ver su mirada determinada se hacía presente y debía admitir que aquella hacía tuviera una sensación agradable, ya que ver como su ayudante daba un paso hacia delante era algo positivo y eso era porque este le importaba o al menos esa era la conclusión a la que había llegado aunque al principio fue difícil de admitir.

Entonces ambos fueron nuevamente a la caseta del conserje a preguntarle si podía llamar a Olivia Sánchez a lo cual este les respondió que lo haría inmediatamente ya que quería seguir leyendo su revista.

Cuando lo hizo volvió a sus asuntos dejando de prestarle atención a aquel par quienes quedaron esperando a aquella mujer. Korame vio de reojo a Antonio quien se encontraba temblando ligeramente por lo cual el sacerdote le pregunto sin esforzarse en fingir desinterés acerca de si se encontraba bien.

-Lo siento solo me siento muy nervioso.

-¿Hay alguna forma en que puedas calmarte?

-Bueno, Lucía solía tomar mi mano cuando yo me sentía muy intranquilo.

-Comprendo.

Entonces algo inesperado ocurrió ya que en esos instantes las manos de Antonio y Korame se encontraron unidas pues el sacerdote había ejecutado esa acción, lo cual hizo que el ayudante lo mirara desconcertado pero sin ánimos de deshacer aquella unión. No dijeron nada ya que eso no era necesario simplemente era una persona haciendo que otra tomara mayor confianza. Aquel gesto fue realmente significativo para el ayudante además que disfrutaba aquel contacto que tenía con su sacerdote, cada pequeña acción del señor Korame hacía que el corazón de Antonio se sintiera completamente lleno y secretamente deseaba que nunca acabara. Entre más tiempo pasaba a su lado iba descubriendo cada vez más la gran amabilidad que tenía el sacerdote e incluso lo varonil que era este quien sin demasiado esfuerzo le hizo frente al padre del mismo Antonio, aquello se lo agradecería por siempre y se esforzaba por retribuírselo de alguna manera. Había tantas cosas que le gustaban de él y a pesar de que este ya lo había rechazado sus sentimientos permanecían intactos y algo le decía que el sacerdote probablemente sentía una molestia parecida . Aquella calidez que experimento fue apartada por Korame cuando la mujer hizo acto de presencia.

No tuvo tiempo de lamentarse por aquel hecho ya que tenía que atender asuntos más relevantes en ese momento, además miro de reojo a Korame agradeciéndole por aquella pequeña pero valiosa acción ya que le dio la fuerza para hablarle a su madre que en esos momentos se encontraba en frente suyo tapándose la boca con ambas manos ya que no podía creer que su hijo a quien no había visto en muchos años estaba allí frente a ella. Entonces quien tomó la palabra fue Antonio ya que alguien debía romper el hielo con el que se había congelado su relación desde que el ayudante era tan solo un niño.

-Hola mamá.

-Antonio ¿Cómo?- dijo ella visiblemente impactada pues lo último que hubiera imaginado era volver a ver a su hijo nuevamente, simplemente era algo tan irreal que se había quedado completamente incapaz de encontrar las palabras correctas para estas circunstancias.

-Bueno, el señor Korame… quiero decir mi sacerdote me ayudo a llegar aquí- Antonio omitió la parte en la cual fueron traídos por el mensajero de los dioses ya que eso era demasiado poco creíble para las personas comunes como para contárselo a su madre.

Korame simplemente asintió con su cabeza a modo de saludo pues no vio como necesario presentarse ya que lo que debía tener mayor relevancia era la reunión entre su ayudante y la madre de este.

-Ya veo,  esas ropas que llevan…¿son de su santuario?- dijo ella jugueteando con sus manos sin saber que más preguntar ya que había un ambiente incómodo.

-Si de la casa de sanación de una ciudad en nuestro…mi país- dijo Antonio mientras desviaba la mirada ya que no quería hacer evidente que aún los consideraba tanto a ella como a sí mismo como parte de la misma vida, pero era evidente que ella ya no era parte de esta pues incluso había tenido más hijos.

Aquello hizo que a la mujer mostrara una mirada dolida pues sabía que lo había dejado atrás y verlo solo hacía que la culpa se incrementara. Pero levanto la vista y con ojos llenos de determinación ,que a Korame le parecieron idénticos a los de su ayudante y eso demostraba que ambos estaban emparentados definitivamente, les pidió a ambos que la esperaran en una cafetería cercana para conversar de mejor manera.

-Tengo que avisarle a Emma y a Liam que voy a salir, la dirección es la siguiente …-les señalo que quedaba a dos calles de allí.

Después de eso volvió a subir las escaleras dejando tanto al ayudante como al sacerdote solos quienes se dispusieron a buscar aquella dirección. Entonces el señor Korame tal cual era su personalidad la que era un tanto insensible dijo aquello que pensaba a su ayudante.

-Esos deben ser tus hermanos ¿verdad?

-Creo que así es- dijo Antonio todavía sin poder asimilar aquella revelación.

-Veo que ella rehízo su vida sin mayores problemas ¿Cómo te sientes al respecto? No es como si lo entendiera de todas formas.- Korame al relacionarse con su ayudante adquirió el hábito de preocuparse por como este se sentía a pesar de que no supiera lo que eso significaba.

Antonio lo miro sorprendido ya que ni él mismo tenía una respuesta concreta para ello así que en honor a la preocupación de su sacerdote intento poner en palabras aquello.

-Bueno por un lado me siento aliviado de que ella pudiera salir adelante y continuar su vida pero…

-¿pero?- pregunto Korame quien pudo notar la expresión dolida y contrariada de su ayudante

-Siento… que ella se olvidó de mí- el dolor en aquella palabras no dejo indiferente a Korame quien sin decir palabra tomo nuevamente la mano de su ayudante sin decirle nada más que un escueto:

-Vamos.

Aquello hizo que Antonio lo mirara conmovido ya que aquella palabra nuevamente representaba que el sacerdote estaría allí apoyándolo , aunque este dijera que no lo entendía, lo cual era casi completamente cierto, era notorio que realmente se preocupaba por él a pesar de que este describiera aquello como una molestia. Era cierto que ambos eran tan solo un sacerdote y su ayudante pero lo que el señor Korame hacía iba más allá de lo que era normal desde todo punto de vista. No se podría decir que fueran amigos o algo parecido pero había un ambiente entre ellos que simplemente no se podía ignorar. El ayudante tenía claros sus sentimientos hacia el señor Korame pero no los forzaría en este ya que pensaba acercarse lentamente a él hasta que fuera quien más cerca estuviera. Si no conseguía que este fuera su pareja en un futuro al menos podría seguir viviendo junto a él compartiendo el mismo espacio ya que el sacerdote era una persona completamente entrañable. Pensar en el sacerdote mientras caminaban lo ayudaba a distraerse un poco acerca de lo que ocurriría cuando su madre llegara y tuvieran aquella conversación que Antonio llevaba esperando desde hace mucho tiempo. Korame iba en silencio tratando de ignorar aquella molestia y la calidez que sentía al sujetar la mano de su ayudante.

Algunas personas los miraban de mala manera pero a ellos no les importaba mucho ya que les era completamente irrelevante pues sabían que aquel gesto simplemente era una manera de otorgar confianza al ayudante nada más o al menos aquello era el propósito original que ambos le habían dado, pero era evidente que poseía otro significado que permanecía en segundo plano en sus mentes. “Preocupación” era el nombre que Korame le había dado a aquella molestia ya que su mente no podía procesar completamente los motivos por los que actuaba realmente.

Finalmente llegaron a aquel lugar en el que se reunirían con la madre de Antonio, era bastante bonita la cafetería la cual tenía un lindo letrero en el cual estaba escrito con tizas su nombre y varios de los alimentos que vendían allí.

-Parece un lugar agradable y colorido para tener una conversación que podría cambiar tu vida para siempre ¿verdad?- dijo Korame con nada de cuidado.

-Así es- dijo Antonio dándole la razón- pero es necesario para dar un paso adelante

-Creo que estas listo. ¿ te molestaría soltar mi mano? Hay que abrir la puerta- dijo con cierta diversión y con una mirada que simplemente hacía que el corazón de Antonio latiera más deprisa.

-Cierto, disculpe- dijo soltando la mano del sacerdote sin embargo deseaba tomarla nuevamente pues sentía un vacío y extrañaba la calidez.

-Ahora entremos- mientras empujaba la puerta haciendo que una pequeña campanilla sonara, lo que atrajo la atención de una chica quien se apresuró a recibirlos con una gran sonrisa,

-Buenas tardes queridos visitantes ¿ qué puedo servirles hoy?

-Muchas gracias, pero solamente estamos esperando a alguien. ¿podemos tomar asiento?- dijo muy educadamente Korame haciendo gala de los buenos modales que le había enseñado Artem, el dios de la curación.

-Oh my, tu tono tiene tanta elegancia… además sus vestimentas me recuerdan a las que usa nuestra sacerdotisa pero a la vez son diferentes ¿ son de una casa de sanación?

-Veo que tienes gran conocimiento- dijo el cortésmente- así es soy el sacerdote de una casa de sanación en el país vecino y él es mi ayudante.

Antonio hizo una pequeña reverencia a modo de presentación, la mujer realmente estaba encantada con aquel par y no pudo evitar preguntarle algo al sacerdote.

-La sacerdotisa de esta ciudad cura mediante la danza, no quiero ser irrespetuosa pero ¿ cómo cura usted?

-El dios de la curación me ha concedido el don de curar con mis manos, gracias a él he sido capaz de ayudar a muchas personas. También me ha nombrado su sacerdote principal, la cual es una posición que tengo el honor de llevar.

- Ya veo, le presento mis respetos entonces- mientras se inclinaba un poco, entonces ella miro inconscientemente hacia su mano que presentaba una pequeña quemadura.

Esto fue notado por el sacerdote quien en un acto inesperado tomo la mano de la mujer quien se ruborizo sin saber que hacer.

-Te duele ¿ verdad?- mientras la examinaba con atención

-No mucho, siento una molestia pero nada grave, creo que me dejara una pequeña marca- dijo hablando nerviosa y rápidamente.

-Curare tu herida, recíbelo como un servicio de nuestro dios de la curación- mientras tomaba con ambas manos la de ella, cerro los ojos para concentrarse y aquella aura verde rodeo la zona de contacto.

La mujer estaba completamente asombrada e intento no moverse para dejar que el sacerdote hiciera aquel milagro. Cuando este termino la miro y le pregunto cómo se sentía.

-¡Me siento mejor! La marca ha desaparecido también realmente se lo agradezco, ¿ que puedo hacer para retribuírselo? ¡ya sé! Les traeré a ambos el capuchino especial de nuestra cafetería, esperen un momento por favor, pueden sentarse en la mesa que prefieran.

Después de eso volvió al mesón a realizar aquellas preparaciones, entonces Korame fue quien eligió la mesa y fue a sentarse allá, le dio una mirada a su ayudante para que hiciera lo mismo.

-¿Por qué me miras así?- dijo al ver como los ojos de Antonio parecían sonreír.

-Oh nos es nada, tan solo hiciste una acción completamente desinteresada.

-Yo siempre actuó de esa manera- dijo aquello aunque no era del todo cierto

-Realmente ser tu ayudante es un honor- expreso aquello que estaba en su mente

Korame no comprendía porque decía aquello ya que él solamente hizo aquello que le había encomendado el dios de la curación.

-Te ha sido otorgado el poder de curar, asegúrate de llevar la sanación a quien mas lo necesite- eran las palabras que le había dicho Artem cuando el sacerdote principal era tan solo un niño.

Al pensar en eso le respondió a su ayudante quien lo miraba expectante sus palabras fueron las siguientes:

-Solo hago todo lo posible por cumplir el mandato de nuestro dios de la curación.

-Así es pero usted lo hace con tal devoción y cuidado que no puedo apartar mis ojos de todo lo que realiza.

Korame se vio perplejo ante esas palabras sintiendo una molestia que él se negaba a considerar como agradable pero igualmente le respondió a su ayudante aclarando su garganta.

-Aprecio tus palabras pero eres demasiado efusivo en lo que dices.

-Solamente digo la verdad- mientras lo seguía mirando con aquel brillo en sus ojos que Korame trataba de no prestarle demasiada atención pues hacía que la molestia en su pecho se incrementara bastante.

Entonces quedaron sumidos en un silencio que parecía decir muchas cosas, era agradable pero estaba lleno de expectación igualmente pues la madre de Antonio todavía no llegaba ya que posiblemente estaba preparándose para tener aquella conversación que tanto ella como su hijo necesitaban tener.

Entonces quien rompió aquel ambiente fue la chica que atendía la cafetería que traía consigo dos humeantes tazas de café las cuales tenían un dibujo en la crema, un gato y un perro respectivamente.

-Espero que les guste, es uno de los favoritos de los clientes, lo piden todo el tiempo ya que es realmente delicioso.- dijo ella muy orgullosa de aquello.

-Muchas gracias- dijeron ambos.

Entonces se dispusieron a beberlos y quedaron sorprendidos del buen sabor que tenía, siguieron tomando aquel liquido que consideraban que debiese ser muy parecido a la ambrosia que bebían los dioses.

El ambiente era tranquilo mientras intercambiaban unas palabras de vez en cuando pero aquello fue interrumpido por la llegada de la madre de Antonio quien se veía bastante agitada.

 

Notas finales:

Eso ha sido todo por el momento :D


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