Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El corazón en la caja por Sunnydays

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a todos, hemos avanzado mucho en esta  historia y les agradezco su atención a este fic <3 Esta semana les traigo esta actualizacion especial en donde vemos un poco mas del pasado de  Antonio y su madre. ¿Ya mencione que amo al sacerdote y su ayudante? espero que lo disfruten.

La miradas de madre e hijo se cruzaron mientras que el sacerdote seguía tomando su café dando pequeños sorbos sin levantar la vista ya que a pesar de que sabía que ella había llegado finalmente,  aquel era un momento entre aquellos dos. Korame no podía evitar sentir aquella molestia que había decidido llamar satisfacción y sorpresa ya que realmente no esperaba que la madre de su ayudante realmente viniera pues las probabilidades de que apareciera eran simplemente la mitad.

El sacerdote no realizo comentarios cuando Antonio se apresuró a buscar una silla para que ella se sentara justo en el espacio que quedaba entre ambos. Pero aquello era totalmente esperable ya que desde que Korame conocía a Antonio este siempre había sido aquello que las mujeres que visitaban la casa de sanación llamaban un completo caballero y aquella palabra quedaba muy bien representada en su ayudante debía admitir.

-Lo siento por demorarme, surgió un asunto.

El asunto en cuestión era que los medio hermanos de Antonio hacían demasiadas preguntas acerca de que su madre tenía que salir tan repentinamente. Ella supo convencerlos de alguna manera, respondiendo de manera algo ambigua las preguntas que estos le hacían. Todavía no podía decirles la verdad, ya que nunca había pensado que Antonio aparecería nuevamente en su vida. Primero ella necesitaba conversar con su hijo sobre tantas cosas que quería decirle pero que no se había atrevido a siquiera pensar en hacerlo ya que en realidad lo había abandonado junto a su primer marido quien no era para nada el mejor padre.

-Comprendo, tranquila- dijo el con su seriedad habitual pero sintiéndose profundamente nervioso lo cual fue notado por su madre.

-Siempre que te sientes nervioso se te ponen rígidos los hombros- dijo ella ya que a pesar de que habían pasado mucho años aún sabía reconocer los gestos que tenía su primer hijo.

Aquello hizo que Antonio la mirara de una manera que hizo que la mujer sonriera de manera tímida y su sonrisa albergaba cierta tristeza incluso culpa porque ver esos mismos gestos en su hijo quien ya se había convertido en un adulto le hacía ver que se había perdido todo su crecimiento y darse cuenta de aquello era completamente devastador.

Korame también había podido notar aquello sobre su ayudante y en ese momento podía asegurar que este no hallaba la manera de comunicarse con su propia madre a quien no había visto desde hace muchos años.

Entre ambos se formó un silencio bastante incomodo ya que ninguno de los dos sabía exactamente como comenzar esta conversación entonces el sacerdote al ver que las cosas no avanzaban decidió darles un pequeño empujón ya que aquello era justo lo que necesitaban ambos. Korame no lograba explicarse completamente así mismo por que se preocupaba tanto por su ayudante pero de cierta manera sentía la necesidad de apoyarlo

-Estoy seguro de que ambos tienen mucho que decirse y eso pero no creen que deberían, no sé, ¿empezar ya?- mientras miraba sus bien cuidadas uñas.

Eso hizo que ambos se miraran entre si avergonzados pues era verdad que habían acordado reunirse aquí para hablar, entonces inesperadamente la muer dejo escapar una pequeña risa.

-Tu sacerdote tiene razón, debo decir que él es una persona bastante interesante, bueno debo admitir que yo también estoy muy nerviosa y no sé cómo acercarme de nuevo a ti. Así que como... ¿ cómo ha sido tu vida?- dijo ella vacilante dejando un implícito “desde que te deje”

-Bueno… a pesar de todo las cosas resultaron bien al final, estuve casado también.

-¿En serio? ¿ con quién?- dijo ella realmente interesada

-Con Lucía, creo que recuerdas quien era ¿ verdad?

-¿La pequeña Lucy? Ella era una niña completamente adorable ¿ cómo está ella ahora?

-Falleció- dijo él con pesar pero con una sensación agridulce debido a que antes de que ella tuviera que partir pasaron momento inolvidables que siempre estarían grabados permanentemente en su corazón.

Aquello hizo que los ojos de su madre se abrieran desmesuradamente y que esta tapara su boca con ambas manos

-¿Realmente ella…?

-Así es, siempre tuvo una complexión débil pero pudo pasar sus últimos días en perfecto estado de salud gracias a mi sacerdote, le debo tanto que nunca podré pagárselo- mientras lo miraba de manera agradecida y con un cariño profundo que era fácilmente observable en sus ojos.

-¿ cómo fue tu vida con ella? si quieres contarme, claro- ella realmente estaba haciendo su mayor esfuerzo, ya que realmente no sabía qué hacer para conectar nuevamente con su hijo.

Aquello realmente hizo que Antonio la mirara sorprendido ya que al parecer ella se interesaba genuinamente en lo que había pasado con él durante todos estos años pero aun así una parte de sí mismo continuaba receloso pues estaba el hecho de que ella nunca había intentado buscarlo y también ya había formado una nueva familia de la cual no era parte. Pero de todas formas decidió contarle acerca de ello pues él realmente se aferraba a la ilusión de restaurar aquel lazo que se había roto o tal vez no.

-Bueno, como sabrás yo y ella nos hicimos amigos ya que ella era nuestra vecina entonces…

Lucía y él nacieron casi en las mismas fechas por lo que sus madres eran bastante cercanas y los dejaban jugar juntos ,Antonio siempre estaba pendiente de ella ya que su madre le había dicho que la niña era de salud débil por lo que no podía hacer grandes esfuerzos y era bueno que alguien se encargara de cuidarla mientras estaba en la escuela. El niño no le vio inconvenientes pues estaba acostumbrado a cuidar de las personas incluso desde temprana edad, pero Lucía siempre quiso ser independiente y en la mayoría de las ocasiones rechazaba la ayuda de Antonio ya que no quería sentirse mucho más débil de lo que ya se sentía. Hubo una ocasión en la que quiso trepar un árbol para demostrarle a unas niñas que no era una muñeca de porcelana que podía romperse en cualquier momento. Pero no supo cómo bajar y las chicas se comenzaron a burlar de ella nuevamente pero en ese entonces llego Antonio nuevamente para salvarla quien les pidió amablemente a las niñas que se fueran y así poder ayudar a Lucía. Está a regañadientes tomo su mano y bajo del árbol. Después en lugar de agradecerle a Antonio salió corriendo lo cual provoco que el niño fuera tras ella hasta que finalmente la alcanzo en el parque de juegos y se sorprendió al ver las cristalinas lagrimas bajar por sus mejillas.

-¡Antonio, eres un idiota!- mientras se limpiaba sin éxito sus lágrimas.

El chico tal cual era su naturaleza le pregunto directamente que era lo que sucedía ya que su amiga se veía bastante afectada.

-Lucy ¿Qué sucede?- pregunto con aquel tono serio que lo caracterizaba pero que a pesar de aquello expresaba genuina preocupación.

-Vete, todo es tu culpa- dijo mientras hacia una mueca que se podría clasificar como profundamente resentida.

Aquello hizo que Antonio sintiera cierto dolor en su interior pero no pudo evitar secar las lágrimas de la niña ya que ver su rostro triste le provocaba mucho más dolor que escuchar aquellas palabras.

-No me gusta verte triste, si te hace sentir mejor descargar tu enojo contra mi está bien. Te has esforzado mucho ¿verdad?- mientras acariciaba la cabeza de Lucía.

Aquello hizo que ella comenzara a sollozar dejando que finas lagrimas siguieran cayendo por su rostro, aquello era tan hermoso ante los ojos de Antonio que su pequeño corazón se estremeció profundamente.

-Ellas, me dijeron, que no, podía hacer, nada por mí misma- dijo ella entre hipidos mientras frotaba sus ojos con fuerza en un intento de borrar aquellas lagrimas que demostraban debilidad desde su perspectiva.

-Eso no es verdad, tú ayudas mucho a la tía.

-Solo hago cosas pequeñas- expreso Lucía quien poco a poco comenzaba a recuperar la compostura.

Aquellas palabras reflejaban el sentir de la niña cuya madre a raíz de la condición de su hija era demasiado cuidadosa con ella y no dejaba que realizara ciertas cosas que podrían resultarle demasiado peligrosas. Pero ignoraba el hecho de que la niña quería sentirse capaz de hacer las mismas cosas que por ejemplo realizaba su amigo y vecino Antonio.

-Aquellas cosas son realmente valiosas, no sé qué hubiera hecho si no hubieras arreglado el botón de mi camisa el día de la fotografía.

-Te hubieras visto muy desarreglado- dijo ella dejando escapar una pequeña risa para después adoptar un semblante serio- Eres muy bueno y gracias por la ayuda, pero hay cosas que debo hacer por mí misma ¿Esta bien?

Aquella mirada llena de determinación sacudió algo dentro de Antonio quien inconscientemente también la veía como alguien delicada a la cual debía proteger, sin embargo sabía que ella guardaba una gran fortaleza dentro de sí misma, por lo cual asintió y se disculpó.

-Trataré de no ser tan sobreprotector- dijo él quien conocía esa palabra ya que la había visto en uno de los libros de la biblioteca.

-Eso estaría bien, lamento haberte dicho cosas tan feas- dijo ella con un poco de vergüenza- ¿te parece que vayamos a mi casa a comer un helado? Mamá compro algunos ayer y bueno… si tú quieres puedes venir.

Antonio se enterneció al ver a Lucía actuar tan tímidamente ya que la mayoría del tiempo esta se mostraba como una chica segura, tal vez en un intento de mostrarse fuerte ante todos debido a su complexión delicada.

-Me encantaría.

Después de aquello ambos siguieron creciendo y de alguna manera terminaron enamorándose ya que al pasar tanto tiempo juntos los sentimientos crecieron suavemente, además que Antonio prefería estar en el hogar de Lucía ya que en su casa no había nadie la mayoría del tiempo ya que su madre trabajaba casi todo el día y su padre prefería estar fuera casi siempre, pero cuando volvía se desataba el mismísimo infierno ya que el hombre era muy agresivo.

-Las cosas empeoraron cuando te fuiste- comento Antonio- él desato su furia contra mí pero por suerte Lucía y su madre me defendieron y acogieron como uno más de su familia, a él no le importo mucho. Cuando ambos crecimos tomamos la decisión de dejar nuestro pueblo natal y probar suerte en otra ciudad. Pero con el tiempo su salud fue empeorando y realmente sentía que la perdería pronto pero entonces descubrimos la casa de sanación de la cual se decía que su sacerdote podía curar cualquier mal incluso los más severos.

Korame escuchaba atentamente ya que ahora conocía más acerca del pasado de su ayudante ya que al parecer inesperadamente también le interesaba como era Antonio antes de que este visitara la casa de sanación.

-¿Qué paso después?- dijo la madre de Antonio

-Yo realmente estaba desperado y aquella era nuestra única oportunidad para permanecer juntos por más tiempo. Tú no los sabes pero su condición empeoro mucho entre más tiempo pasaba, intentamos ir a todos los doctores posibles pero no pudieron ayudarnos su diagnóstico fue claro “No hay nada que hacer, se debilitará cada vez más y eventualmente morirá” fue lo que ellos dijeron. No sabes lo doloroso que era verla toser y que el pañuelo que utilizaba siempre tuviera pequeñas manchas de sangre. El señor Korame la curo e hizo por ella mucho más de lo que cualquiera incluso yo pudo haber hecho. Pasamos un mes inolvidable pero entonces una mañana simplemente no despertó a pesar de que su cuerpo estaba en perfectas condiciones.

La expresión en el rostro del ayudante era claramente dolida pero a pesar de aquello continúo narrando el final de su historia con Lucía.

-Completamente angustiado fui rápidamente a la casa de sanación buscando ayuda y el señor Korame me dio la solución, aquella que fue dolorosa pero liberadora para ella y para mí. Tuve que aceptar que ella ya no estaría y que había contraído una deuda enorme con mi sacerdote ya que tuvo que revertir el milagro que había realizado- sin poder evitarlo dijo unas palabras que fueron un reproche- Pero no estuviste allí.

Aquello fue como una daga que penetro el corazón de la mujer quien sabía que aquello era verdad y no tenía el derecho de decir lo contrario. Se formo nuevamente un ambiente incomodo entre aquellos dos, entonces en un acto de generosidad o tal vez impaciencia Korame decidió hablar nuevamente.

-Bueno Antonio ya dijiste tu parte de la historia pero creo que es necesario escuchar lo que dice ella. Quiero decir, ella también debe haber pasado y sentido muchas cosas, no es como si lo entendiera pero al menos debes escucharla.

Korame no comprendía del todo la situación ya que los sentimientos eran algo complicado desde su perspectiva, pero según le había enseñado Artem una historia tiene dos lados e incluso muchos más y es necesario conocerlos para poder formar una opinión.

Los ojos de Olivia se abrieron desmesuradamente ya que no esperaba que el sacerdote demostrara ese nivel de consideración y realmente pudo entender porque los ojos de su hijo tomaban un brillo distinto cuando lo miraban, sabía que era así porque después de todo era su madre y aunque el tiempo haya pasado sabía reconocer aquellas pequeñas señales que delataban sus sentimientos a pesar de su habitual seriedad.

-Muchas gracias- mientras miraba a Korame quien simplemente asintió y ella prosiguió a hablar- Realmente no busco excusarme ya que lo que toda buena madre hubiera hecho es haberte llevado consigo. Pero hay algo que tú no sabes y es realmente doloroso.

La mujer se veía tan dolida y su expresión demostraba que tenía una gran mezcla de sentimientos en su ser y Antonio aunque quisiera comprenderla no podía evitar sentir resentimiento hacia ella pero al menos podía dejar que se explicara así que asintió con su cabeza para dejarla continuar entonces ella siguió hablando.

-Empecemos por el inicio, conocí a tu padre cuando yo era una adolescente, no se exactamente que es lo que vi en él pero inevitablemente me enamore y después de un tiempo quedé embarazada de ti y nuestros padres nos obligaron a casarnos, yo al principio estaba cegada por el amor y creía que al menos tendría una linda vida de casada pero las cosas no resultaron así pues de a poco fui dando cuenta de lo desagradable que era la convivencia con tu padre, bebía demasiado e incluso muchas veces se comportaba violentamente y yo sentía que con cada día que pasaba me asfixiaba un poco más. Fue entonces que decidí que ya no podía soportarlo más así que comencé a reunir dinero en secreto y a planear mi escape, pero había un problema y ese era que te tenía a ti.

Fue un duro golpe para Antonio haber sido considerado un problema y ser el causante de que su madre haya tenido que convivir por tanto tiempo con aquel hombre. Cuando era un niño una parte de él siempre había sentido que le complicaba la vida a su madre pero escucharlo de su boca dolía demasiada.

-Debo confesar que yo sentía un gran amor y odio por ti porque a cada momento me recordabas mi vinculo con aquel hombre, así que cuando tuve la oportunidad decidí marcharme, Te preguntaras porque no te busque pero realmente sentía que no tenía el derecho de hacerlo. No puedo pedir que me perdones y tampoco presentarte a mi familia fácilmente, debo conversarlo con ellos primero, pero si quieres, bueno, conocerlos, ¿puedes ir a mi casa mañana? Te estaré esperando- dijo lo último con apenas un hilo de voz esperando que la respuesta de su hijo fuera afirmativa

-Bueno yo… eso estaría bien- dijo Antonio con su habitual seriedad pero aún así se podía notar algo de vacilación en su voz.

Los ojos de la mujer resplandecieron y al sacerdote le pareció que brillaban tal como solían hacerlo los ojos del ayudante en ciertas ocasiones.

-Entonces ¿puedes ir a almorzar? Tendré todo listo a las 14:00

-¿Tus hijos…?

-Creo que estarán sorprendidos al inicio pero yo creo que les alegrara tener un hermano mayor.

Aquellas palabras llegaron directo al corazón de Antonio ya que uno de sus mayores deseos cuando era un niño era haber tenido hermanos o hermanas a los cuales cuidar, pero había algo que lo inquietaba y eso era la reacción que estos tendrían pero decidió pensar que todo saldría bien.

Korame solo observaba pero había una molestia agradable en su pecho ya que podía observar que aquellos dos comenzaban a restaurar de a poco su lazo

Siguieron conversando de varias cosas hasta que la mujer tuvo que irse, madre e hijo se despidieron con un abrazo y ella les dejo una buena suma de dinero como una pequeña compensación por todos los años que no había pasado con Antonio.

.No puedo aceptarlo- dijo él

-Es tuyo, además no tienen dinero de este país así que les servirá bastante, pueden aprovechar para pasear, la playa es maravillosa bastante romántica- dijo ella con complicidad con su hijo.

Eso hizo que Antonio un poco avergonzado mirara de reojo a Korame quien parecía no enterarse de nada.

-Bueno, tengo que irme, nos vemos mañana- dijo ella al salir de la cafetería.

Cuando ella se fue tanto sacerdote y ayudante se miraron pues no tenían muchas ideas acerca de lo que hacer en ese lugar.

 

Notas finales:

Eso ha sido todo nos vemos la semana que viene  <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).