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El corazón en la caja por Sunnydays

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Notas del capitulo:

Hola todos, me dolio mucho escribir este capítulo T.T espero que lo disfruten

Antonio se encontraba poniendo total atención mientras escuchaba a Korame quien con gran seriedad le estaba explicando acerca de las diferentes reglas que debía tener en cuenta cuando visitaran la gran mansión del dios de la vida de quien el sacerdote no había mencionado mucho hasta este momento. Había muchos dioses los cuales tenían toda clase de personalidades distintas y el ayudante debía estar consciente de aquellas para no cometer una imprudencia.

-entonces repasemos, la diosa Fezebal , como ya te mencioné, es quien se encarga de dirigir a sus hijas quienes representan a las diferentes artes. Si captas su atención intenta conectar con tu lado artístico, no es como si yo lo entendiera, pero a ellas les encanta buscar el talento de las personas, ya que creen firmemente que todos y digo todos pueden hacer arte.

-¿Usted ya ha pasado por aquello?- fue la pregunta llena de curiosidad de Antonio quien no puedo evitar imaginar al sacerdote haciendo todo tipo de cosas artísticas.

-Así es pero nuestro dios de la curación me rescato de aquellas circunstancias.

Antonio sintió una molestia pero decidió ignorarlo,  aun así sabiendo que tal vez estaba presionando demasiado decidió preguntarle más acerca de las actividades artísticas que tuvo que realizar.

-Bueno… me hicieron tocar toda clase de instrumentos, moldear arcilla, dibujar y pintar, manejar una espada…

-¿¡una espada!?

-Si, dicen que es todo un arte – dijo el sacerdote como si no fuera la gran cosa mientras se encogía de hombros.

-¡Eso suena muy peligroso!

-Bueno si me lastimo, puedo curarme – mientras miraba sus uñas perfectamente cuidadas

Aquello horrorizo a Antonio quien sufría de tan solo imaginar al señor Korame lastimado y algo en su interior dolía al saber que a este no le importaba demasiado sufrir heridas de diversa magnitud pues sabía que podía curarse y seguir cumpliendo los mandatos del dios de la curación.

-Por favor, cuídese un poco mas

-¿Por qué dices eso?

-Simplemente no quiero que se lastime.

-¿Por qué?- dijo Korame quien realmente no entendía porque le decía aquellas cosas su ayudante pues como sacerdote principal del dios de la curación tenía el poder de curarse las veces que hicieran falta, así que en realidad no importaba mucho salir lastimado.

Antonio solo sonrió de manera triste ya que el sacerdote, aunque no fuera consciente de esto, ignoraba sus sentimientos y eso dolía. Tan solo no quería que su persona amada resultara herida aunque aquello no le importara mucho a esta ya que como había dicho podía curarse todas las veces que fuera necesario.

-Bueno, como te decía si ellas ponen un ojo en ti haz lo que te propongan, no te preocupes iré a rescatarte

Eso hizo que el corazón de Antonio fuera llenado con calidez pensando en lo dulce que era el señor Korame sin que este fuera consciente de aquello realmente.

-Bueno sigamos ya que en cualquier momento vendrá el recadero con los trajes.

-¿La diosa Elyada no…?

-Ella se encuentra muy ocupada así que hace uso de aquel indeseable para las entregas, al menos así es de utilidad- dijo Korame con malicia.

Antonio dejo escapar una pequeña risa bastante complacido de aquellos ácidos comentarios que iban dirigidos al mensajero, el ayudante podía desenvolverse y expresarse más al lado del señor Korame lo cual significaba que estaba demasiado cómodo a su alrededor.

-¿Qué sucede?- dijo él sin entender del todo porque su ayudante se veía tan feliz por sus palabras.

--Nada, solo que… sus comentarios acerca del dios son completamente acertados

-Creo que concordamos en eso- dijo Korame con cierta diversión

-Así es- sin dejar aquella pequeña sonrisa que hacía que una inexplicable molestia agradable se situara en el pecho de Korame quien por alguna razón siguió la conversación con Antonio contándole acerca de momentos en que el mensajero quedo en vergüenza con otros dioses.

-Entonces él en un intento de competir en un concurso de bebida con la diosa de los licores, ¿Cómo diría él? Para impresionarme, quedo completamente borracho y termino durmiendo durante toda la fiesta hace un par de años. La hija de Fezebal que se encarga de sacar las fotografías capturo el momento y le dio una copia a cada deidad, fue simplemente hilarante y todavía se habla de eso.

-Debe haber sido muy divertido

-Sí, además…- en ese instante se detuvo ya que recordó las palabras de Artem- lo siento, por alguna razón siempre digo y hago cosas innecesarias cuando estas a mi alrededor.

-no son innecesarias, yo creo que en realidad es muy agradable cuando deja de pensar en lo que es adecuado para un sacerdote como usted, es decir, siempre es grato estar a su lado pero siento que podemos comunicarnos mejor cuando solo somos el señor Korame y Antonio.

Korame quedo completamente en blanco al escuchar lo dicho por su ayudante ya que en realidad nunca había pensado en ser algo más que el sacerdote del dios de la curación ya que tiene memoria que había vivido para servir a su dios pues este era quien lo había escogido para llevar la monumental tarea que era ser su sacerdote principal.

-Te llamas Korame y te he elegido como mi sacerdote- fueron las primeras palabras que recuerda haber escuchado de parte de Artem.

-Es un honor- mientras se arrodillaba y besaba la mano del dios

Sus recuerdos estaban llenos del dios quien siempre lo había acompañado y sentía que su vida le pertenecía solamente a él, ya que hasta ahora nunca pensó en aquella como propia, su mente estaba en una especie de conflicto pues ser algo más que un sacerdote era algo incluso sacrílego desde su propia perspectiva.

Estaba tan sumido en sus pensamientos que solo reacciono cuando se dio cuenta de lo extremadamente cerca que estaba su ayudante y no puedo evitar fijarse en los ojos marrones de este los cuales nunca había visto desde tan cerca. Korame solo pudo sentir una molestia en su pecho al verlos tan preocupados por él sabiendo que no se mostraban así solo porque era su ayudante sino que lo veía como una persona similar a él y a pesar de que lo intentaba ignorar, pues era impropio pensar en aquello, sabía que Antonio lo miraba con aquello que las demás personas llamaban amor, no es como si lo comprendiera de todas formas. Por lo cual con suavidad puso una mano en el pecho de este apartándolo con delicadeza, pero aquella molestia en su interior se acrecentó cuando vio aquellos ojos dolidos.

-Lo siento, es solo que se veía tan sumido en sus pensamientos que yo… lo siento no debí… por favor perdo…

Korame no lo dejo terminar pues aquella molestia que sentía en su pecho se volvía más dolorosa al escuchar aquel tono lastimado que tenía la voz de su ayudante. Así que siguió repasando los puntos importantes intentando no pensar en aquello, mientras Antonio solamente asentía y no emitió ninguna palabra hasta que finalmente el sacerdote quiso saber si tenía alguna pregunta.

-en realidad todo quedo absolutamente claro, daré lo mejor para no avergonzarlo en la reunión- su tono volvió a ser excesivamente respetuoso tal como era cuando se conocieron y aquello hizo que la molestia dolorosa en el pecho de Korame solo aumentara en intensidad, pero nuevamente la oculto en su interior pensando que dejaría de estar allí cuando le dijera a Antonio que ya no sería su ayudante.

-Eso es algo bueno, estaré contando contigo

Antonio simplemente asintió y le pidió permiso para retirarse a hacer sus demás labores como su ayudante pues los asuntos relacionados con la casa de sanación debían quedar completamente en orden antes de que ambos fueran llevados a la reunión de los dioses.

Entonces Antonio fue al jardín y se apoyó en una pared ya que aunque no lo pareciera era una persona profundamente sensible siendo afectado por aquel suave, pero evidente rechazo de parte del sacerdote, realmente pensaba que se habían hecho más cercanos por todo lo que habían vivido juntos pero al parecer no era así ya que por alguna  razón las barreras que tenía el señor Korame volvían a estar completamente elevadas volviéndose aparentemente impenetrables tal cual habían estado al inicio, cuando se conocieron.

-Lucía… ¿Qué debería hacer?- mientras cubría su rostro con sus manos.

Los pensamientos negativos comenzaban a llenar la mente del ayudante y hubiera seguido así pero una pequeña y felina criatura empezó a maullar preocupada mientras ponía sus patas delanteras sobre el pantalón de Antonio, esto llamo su atención y la tomo entre sus brazos.

-Lo siento por preocuparte Greta- mientras la miraba con cariño pero a la vez con tristeza en sus ojos.

La minina que entendía el estado de ánimo de su dueño lamio una de las manos de este para demostrarle que tenía todo su apoyo y que estaba a su lado.

-Miau

-Sí, yo también te quiero mucho- mientras le rascaba detrás de las orejas lo cual hizo que la gata comenzara a ronronear.- Me alegro de tenerte

Antonio la abrazaba fuertemente pero con cuidado de no hacerle daño ya que realmente necesitaba de aquello pues realmente no sabía que hacer con todo lo que estaba sintiendo, ya que a pesar de que deseaba con todas sus fuerzas estar al lado del señor Korame este de alguna manera desde hace algunos días no hacía nada más que poner una distancia entre ellos, cosa que no había hecho tan evidentemente antes cuando le confeso sus sentimientos. Algo había cambiado y el ayudante no paraba de preguntarse la razón, era probable que esto se debiera a que habían ido a ver a su madre cuando se suponía que estuvieran atendiendo la casa de sanación, la cual es muy importante para el sacerdote ya que era la misión que le había encomendado el dios de la curación.

-Tal vez fue regañado y por eso está actuando así- le comento a la gata que pareció estarlo escuchando atentamente.- Si tan solo me dejara hablar con el dios de la curación en persona yo podría explicarle que el señor Korame solo fue completamente amable y considerado conmigo, me disculparía por alejar a mi sacerdote de sus deberes y…

Antonio seriamente pensaba en pararse frente al dios si con eso podía hacer que el señor Korame volviera a sonreír. No iba a negar que el miedo a la divinidad era profundo pues después de todo este era una entidad poderosa según había leído en libros, ya que investigo bastante cuando Lucia empezó a decaer cada vez más. Según la investigación que había hecho este era muy benevolente y tenía sacerdotes alrededor de todo el mundo. Aunque también si era ofendido era capaz de dejar que la enfermedad se instalara libremente en ciertos lugares. Simplemente era un dios que podría traer salvación o ruina dependiendo de su presencia, por lo cual se debía tener cuidado con este, pero lo que Antonio se preguntaba todavía era el hecho de que no lo haya expulsado de la casa de sanación debido a que beso al sacerdote principal además de que albergaba sentimientos por este.

-pensándolo bien, esa acción pudo haber sido considerado el pecado más grande, pero a la vez se sintió tan bien tan… correcto- mientras acariciaba el pelaje de la gata calicó

-Claro que sí, cariño – fue la voz que se escuchó lo cual asusto a Antonio dejando rápidamente en el suelo a Greta.

Había una pequeña y rosada spinlov que pertenecía a la diosa del amor quien se escuchaba un poco triste debido a la situación del ayudante.

-Diosa, ¿ a qué debo su visita?

-Querido, no puedo ignorar el sufrimiento de mi pareja favorita, es decir adoro el angst pero simplemente esto me duele mucho.

-¿con pareja se refiera a…?

-Claro que a ustedes, ¡Adoro el Antorame! No puedo permitir que ya no exista, después de todo me encantan las relaciones que se enfrentan al destino.

-¿Me podría contar acerca de personas que se amaban y vencieron al destino?- pregunto con el alma en un hilo pero con esperanza.

-¡Claro que sí Darling! Hubo una que calza perfectamente con la palabra legendaria.

La historia se remontaba varios siglos atrás cuando las primeras grandes civilizaciones comenzaban a hacer aparición y cada una de ellas eran protegidas por diferentes dioses que las habían tomado como propias. Sin embargo las rivalidades entre las divinidades eran algo que estaba demasiado presente y muchas veces terminaban en guerras, pero había ciertas enemistades que se resolvían de manera diferente y este era el caso entre dos hermanas las cuales eran hijas directas de la diosa de la muerte y el dios de la vida, la diosa de la naturaleza y la diosa del conocimiento respectivamente. Siempre habían estado en disputa ya que la primera solo quería hacer su trabajo y la segunda de cierta forma se lo impedía ya que siempre estaba asesorando a los humanos para que se enfrentaran a los diferentes retos que les imponía la diosa de la naturaleza. Así que la diosa del conocimiento ya un poco cansada de que su hermana, cada vez que ella inventaba algo para hacerle frente a la naturaleza, se enojara y mandara algún desastre natural para castigar a los humanos que intentaban ir en contra de sus deseos. Por lo cual propuso con bastante madurez que se enfrentaran, pero a través de una especie de juegos en el que participarían dos campeones cada uno representando a las capitales de las civilizaciones que eran protegidas por ellas. Desde ese entonces se comenzaron a enfrentar cada veinte años pues cada una elegiría a un niño que tendría que competir contra otro en distintas competiciones para demostrar quien tenía más poder: la naturaleza o el conocimiento. Pero algo cambio en la competición numero 35 cuando los dos participantes se enamoraron inevitablemente, intentaron negar aquello pues se suponía que eran rivales que debían traer la gloria a sus naciones pero en el corazón no se manda y la atracción entre ambos era tan tangible que simplemente no pudieron ignorarla. Sin embargo debían competir para que uno de ellos se alzara con la victoria, así que trazaron un plan con la esperanza de que pudieran estar juntos. Así que el representante de la diosa del conocimiento uso todo su ingenio para engañar a la divinidad pues su mente era similar a la de esta pues lo había criado. El campeón de la diosa de la naturaleza se escabullo según lo que le había dicho un amante pues debía admitir que este era mucho más inteligente que él pues había trazado el plan perfecto, pero cuando estaban cerca de escapar de la ciudad las diosas les bloquearon la entrada, la diosa del conocimiento se veía muy decepcionada mientras que la diosa de la naturaleza en lugar de dejarlos hablar uso su poder para convertirlos en piedra.

-¿Ahí termina la historia?- pregunto Antonio completamente descorazonado.

- Así termina la leyenda oficial de los amantes del caracol celeste, pero hay una parte que ignoran casi todos excepto por mí y la diosa de la paz.

-¿ellos…?- los ojos de Antonio resplandecieron y en su corazón se avivo la casi extinguida llama de la esperanza.

-Así es, uno de los dioses menores, el que representa los juegos, me enseñó a crear ilusiones las cuales son útiles para realizar mi trabajo. De aquella manera usé mi poder para salvarlos y tuve éxito llevándolos a la ciudad de la diosa de la paz, en donde no existen mayores conflictos y a la cual otros dioses no pueden ingresar sin permiso de ella o albergando intenciones hostiles.

-¿Se salvaron entonces?

-Sí y vivieron una larga vida juntos con nuevos nombres e incluso pudieron formar una familia, además que utilizaron sus dones para contribuir a la ciudad que les dio refugio, incluso se volvieron los protegidos de la diosa de la paz quien gracias a mi influencia los shipeaba demasiado- dijo la diosa del amor quien se veía bastante orgullosa con respecto a aquello.

-¿vivieron felices hasta el final de sus vidas?

-Tuvieron sus conflictos como toda pareja pero supieron sobreponerse y desde ese entonces son conocidos como los amantes legendarios.

-¿cree que realmente tengo esperanzas con el señor Korame?

-¡Claro que sí! Haré que Artem entienda, es decir el dios de la curación.

-¿haría eso por mí?

-Por ustedes, ya que Korame es merecedor de amor romántico cosa que Artem no puede darle. Oops creo que hable de más, ni se te ocurra decirle esto a tu sacerdote, Artem dejaría que mis parejas favoritas se vuelvan impotentes- su tono de voz sonaba horrorizado

Aquello hizo sonreír un poco a Antonio pero a la vez fue consciente de que el dios albergaba sentimientos por el sacerdote pero no podía expresarlos por alguna razón. En lugar de sentirse molesto por aquello solo podía sentir una profunda lastima por este, ya que no poder confesarse siquiera era profundamente deprimente. Por otro lado, admiraba la profunda devoción que el señor Korame manifestaba por el dios y se ponía a pensar en que la divinidad aunque deseara más nunca podría obtenerlo.

-Creo que lo seguiré intentando.

-¡Ese es mi muchacho! Además Korame siente una molestia especial en su pecho respecto a las cosas que tienen que ver contigo.

-¿enserio?- sus ojos resplandecieron nuevamente

-Oops, hable demasiado otra vez. No le digas a Korame por favor ya que ni siquiera entiende que es esa molestia dolorosa al verte todavía, debemos dejarlo que lo descubra por sí mismo

Antonio pensó que estaba escuchando un secreto prohibido que debía mantenerse oculto, pero solo pudo sentir como su corazón se llenaba de calidez y esto fue notado por Greta quien comenzó a ronronear completamente feliz de ver que el estado de ánimo de su dueño había mejorado mucho. El ayudante la tomo y la alzo en su brazos mirándola con cariño.

-Ya verás como lograremos que tu otro padre sea muy feliz

-¡Bien dicho! Podría seguir hablando contigo pero ya que esta spinlov está aquí creo que debo ir a espiar, es decir, a ver que el FranBal esté tranquilo

Antonio también amaba la pareja que hacían sus amigos aunque Bal a veces era muy efusivo acorde a su naturaleza marcadamente emocional y afectiva. A veces este se sentía un poco avergonzado debido a las muestras de cariño que tenían aquel par pues simplemente eran demasiado tiernos y al ayudante le encantaban las cosas así, pero sentía que debía darles un poco de privacidad.

Entonces la spinlov se alejó con sus alas revoloteando y Antonio dejo a la gata en el suelo ya que debía ir a realizar las labores que le dijo al señor Korame que haría.

Limpio todo muy bien , barriendo con el ánimo renovado pues lo había decidido confesaría su amor nuevamente y estaba casi completamente seguro de que esta vez seria correspondido, no le importaba tener que enfrentarse directamente con un dios si con eso podía conseguir que los ojos del señor Korame brillaran. Pero si su sacerdote lo rechazaba completamente y le decía firmemente que nunca correspondería sus sentimientos, él entendería y si este ya no quería que estuviera en la casa de sanación lo aceptaría sin ninguna replica. Pero tenía que intentarlo pues el amor que sentía valía la pena y debía expresarlo claramente para poder atravesar los muros que el señor Korame había construido a su alrededor.

Estaba terminando de regar el jardín el cual estaba lleno de cierto tipo de flor violeta que era el símbolo del dios de la curación las cuales habían sido cuidadas minuciosamente y se veían completamente esplendidas y por alguna razón a Antonio le recordaban al señor Korame ya que se veían elegantes y delicadas, pero que a pesar de aquello eran extremadamente fuertes pues se mantenían en perfecto estado aun en la temporada de invierno.

Fue entonces cuando fue llamado por el sacerdote quien le señalo que su presencia era requerida en el salón principal ya que el mensajero había llegado con los trajes y debían ponérselos pues faltaba poco para que la reunión de los dioses comenzará. Antonio dejo la regadera en un pequeño mueble que tenía elementos de jardinería y fue al encuentro del sacerdote, quien lo miraba pero de alguna forma se sentía que sus ojos lo evitaban, aquello dolió un poco pero no se desanimó.

-No hay mucho tiempo ayudante así que usare mis poderes para vestirlos ya que Elyada se burlara de mi por no ser capaz de llevarlos puntuales a la reunión, así que prepárate para sentir un ligero movimiento.- mientras se frotaba las manos y se mostraba una pequeña versión del traje que soplo hasta Antonio dando como resultado que este quedara vestido completamente.

El traje parecía hecho con páginas de libro dándole un aspecto bastante formal y extraordinario que dejaría a las personas preguntándose como había sido hecha tal maravilla, además que los botones tenían forma de hélice lo cual le daba un toque completamente único que Antonio solo pudo sentirse completamente conmovido y agradecido con la diosa que realmente había hecho un trabajo excelente tomando en consideración sus gustos.

-Ya sé lo que piensas “¡Elyada es la mejor!”  eso ya lo sabemos ahora es el turno de mi sacerdote favorito ¡Te veras tan lindo!- mientras frotaba sus manos y aparecía una versión en miniatura del traje que usaría Korame la cual soplo hasta este.

-No estoy de humor para tus bromas-mientras la vestimenta se ajustaba a su cuerpo, la cual consistía en un traje de cola verde con botones dorados, unos pantalones blancos, zapatos negros y un lindo sombrero verde con detalles dorados.

-¡Vamos no soy el único dios que lo piensa!, Artem también estaba esperando esta reunión para ver el traje que Elyada hizo especialmente para ti.

-Si a mi señor le es grato verme en este tipo de traje lo vestiré gustosamente.

-Artem es un bastardo afortunado- fue el pensamiento del mensajero que rogó en su mente que aquel dios mayor no se enterara de que pensó aquello- Bueno creo que es momento de irnos él nos (te) está esperando.

-Llévanos hacia allá.

-Con gusto.

Entonces las estelas de luz se hicieron presentes transportándolos a la gran mansión del dios de la vida.

 

Notas finales:

Espero lo hayan disfrutado :D


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