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El corazón en la caja por Sunnydays

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Notas del capitulo:

Hola de nuevo, espero esten teniendo una buena semana aquí les traigo este capítulo hecho con mucho amor

 

Al escuchar aquel sonido Antonio volteo inevitablemente con algo de preocupación y fue entonces de que cayó en cuenta de que un pequeño niño estaba llorando en una de las mesas que estaban cerca del mesón en el cual estaba un cajero que miraba con indiferencia lo que había ocurrido. Sin embargo la mesera que los había atendido corrió rápidamente hacia allí, así mismo así lo hizo Antonio, cuando estuvo allí preguntó que había sucedido.

-¿Qué paso?- intento usar su tono de voz mas amable mientras se ponía a la altura del niño.

-Mi.… dedo… duele- dijo el niño mientras le enseñaba la pequeña herida que se había hecho en su dedo sin dejar de llorar.

-Él estaba jugando con el cuchillo, yo le dije que no lo hiciera y…- intentaba explicar la madre preocupada que se veía que era primeriza ya que no sabía muy bien que hacer en estos casos.

La mesera también se veía bastante nerviosa diciendo que iría a buscar un botiquín de primeros auxilios en la parte trasera del restaurante.

-No se preocupe, mi sacerdote es experto en curar heridas ¿ verdad?- mientras miraba directamente a Korame quien miraba sus uñas sin mostrar mayor interés en la situación, entonces lo miro con mayor intensidad a lo cual el sacerdote no tuvo más opción que responder.

-¿En serio quieres que yo? No es mi…

Entonces Antonio lo interrumpió ya que aquellas palabras harían que la imagen del sacerdote quedara muy mal. Entonces el ayudante se acerco a él y le susurro algo muy tentador a Korame.

-Por favor, haré lo que quieras

Entonces el sacerdote lo miro directamente con aquellos ojos fríos como el hielo que hicieron estremecer a Antonio ya que seguramente le pediría algo extremadamente difícil después.

-¿Lo que sea?- Mientras pensaba en cierta divinidad bastante molesta.

-Cualquier cosa, tu solo debes decirlo y así será- dijo con convicción Antonio ya que era alguien que siempre mantenía su palabra.

-Entonces es un trato- mientras extendía la mano para sellar la promesa

-A pesar de que no le gusta que lo toquen no tiene problemas en que yo o ese tal Daniel tengamos un contacto mas estrecho con él-era el pensamiento que estaba en la cabeza de Antonio mientras estrechaba la mano del señor Korame.

-No podrás arrepentirte después- dijo el sacerdote con seriedad- bueno es hora de hacer un pequeño milagro en nombre de nuestro dios de la curación.

Ahora se había mostrado tan dispuesto a hacer aquella acción que Antonio solo pudo soltar un suspiro de resignación ya que no lograba entender del todo al señor Korame, pero lo importante es que había decidido que iba a ayudar a aquel niño así que los costos que vendrían después para él eran lo de menos. Después de todo a Antonio no le gustaba que la gente sufriera ya que él mismo había padecido mucho dolor a lo largo de su vida, pero quien curo sus heridas fue Lucía. Por otro lado Antonio se sentía un poco culpable al hacer que el sacerdote usara sus poderes en algo tan pequeño como una herida que podría ser fácilmente tratada de la forma tradicional, pero no podía no hacer nada al ver a un niño llorar sabiendo que se podía hacer algo para ayudarlo. Se acercaron de nuevo a aquella mesa para atender al infante

-Bien mo…- estuvo a punto de terminar la oración cuando su ayudante intervino.

-Él es el sacerdote Korame, ambos servimos a nuestro señor dios de la curación. Mi sacerdote obrara para que la herida de su hijo sea sanada.

La mujer los miró con sospecha ya que no sabía exactamente qué harían así que empezó a preguntar muchas cosas.

-¿y como lo hará? ¿ es confiable? ¿ no lo matará?¿ como puedo estar segura de que…?

No paraba de hablar así que el señor Korame empezaba a impacientarse y a punto de decirle unas cuantas cosas a la mujer pero Antonio lo miro de tal manera que hizo que se tranquilizara como si implícitamente le dijera que él se iba a encargar de calmar a la mujer.

-Yo mismo he visto de lo que es capaz mi sacerdote y estoy seguro de que hará que su hijo se sienta mucho mejor.- mientras ponía su sonrisa mas amable la cual fue mucho más notoria esta vez. Korame sintió una molestia al observar aquella expresión en su ayudante.

-Bueno si lo dice de esa manera, creo que puedo confiar en ustedes.

Antonio miró con alegría al señor Korame pues ya contaban con la aprobación de la madre del niño. Eso hizo que el sacerdote desviara la vista y se dispusiera a acercarse al niño.

-Muéstrame tu herida- intento que no sonar tan autoritario ya que Artem le había dicho una vez que no debía tratar de manera tan dura a los infantes.

El niño con algo de timidez extendió su dedo para que fuera revisado por el sacerdote quien le dio un rápido vistazo, luego asintió.

-Ahora procederé a curarlo ¿está bien?

El infante asintió varias veces y se sorprendió cuando sintió las manos frías del señor Korame rodear la herida, pero su expresión se volvió mucho mas acentuada cuando desde estas comenzó a salir un aura de color verde. La madre se preocupo pero Antonio la contuvo diciéndole que así es como curaba su sacerdote.

El proceso termino rápidamente y cuando el señor Korame retiro sus manos se pudo observar el dedo completamente curado.

-¿Cómo te sientes?- pregunto cómo estaba acostumbrado

-Yo… ¡me siento mucho mejor!

-Hijo ¿Cómo se dice?

-Sí, mamá- dejo de mirarla para brindarle toda su atención al señor Korame- ¡muchas gracias!- mostrando su mejor sonrisa dejando ver que le faltaba un diente.

-Sí, sí lo que di…- nuevamente fue interrumpido por Antonio

-Mi sacerdote esta muy feliz de que ahora te sientas mejor- mientras acariciaba la cabeza del pequeño.

No podía evitarlo los niños siempre despertaban ese instinto protector en él así que ahora se sentía muy satisfecho por la manera en que había actuado el señor Korame aunque este fuera motivado por aquel favor que ahora le debía.

La mesera por su parte le agradeció mucho al señor Korame intentando interactuar mas con él pero este no se mostro muy interesado, Antonio observaba complacido de que el sacerdote recibiera los agradecimientos que este merecía. Aunque al principio este no quería ayudar finalmente lo termino haciendo, logrando que un pequeño niño dejara de llorar y eso era algo sumamente valioso desde la perspectiva del ayudante.

Finalmente su orden estuvo lista así que se despidieron y regresaron a su mesa para poder comer, entonces agradecieron los alimentos a nuestra señora diosa de la naturaleza. Estuvieron un rato en silencio hasta que Antonio le comento que realmente había ayudado a poder mejorar la situación.

-No fue la gran cosa- mientras se centraba en comer su ensalada y frustrándose un poco al no poder pinchar su tomate cherry.

-Espere, se hace así- mientras inconscientemente lo pinchaba con su tenedor y lo acercaba a la boca del sacerdote el cual lo acepto como si nada ya que Artem a veces lo alimentaba también así que no lo veía como algo extraño.

-en serio tienen buenas ensaladas aquí- dijo Korame realmente disfrutando de la comida.

Aunque no tenía mucho más para comparar ya que solo había comido lo que aquella devota traía a diario a la casa de sanación.

-Y eso que no has probado esto- a pesar de la seriedad de su rostro se notaba en sus palabras que este buscaba tentarlo.

-¿Ah sí?- mientras abría la boca esperando que Antonio volviera a alimentarlo, este no le vio mayor problema así que lo hizo nuevamente.

-Parezco una mamá ave alimentando a su polluelo- pensaba con ternura el ayudante, aunque estaba seguro de que el sacerdote se molestaría si le decía aquello.

Las demás personas los miraban de reojo pues ese no era el comportamiento esperado en adultos además de que ambos se notaban bastante inexpresivos por lo cual era curioso de observar la manera en que interactuaban. Ambos no necesitaban conversar mucho, solamente comentaron un poco acerca de la visita que habían hecho al hospital al que el señor Korame iba seguido a aliviar el dolor de los niños.

-Realmente eres una buena persona- mientras lo mira con admiración.

-Solo sirvo a nuestro dios de la curación y sigo sus designios- mientras tomaba una hoja de lechuga para llevársela a la boca, quitándole peso a las palabras de su ayudante.

-Bueno eso no es lo que vi hace unos momentos- dijo aquello con gran seriedad mientras se limpiaba los restos de comida de la comisura de su boca

Korame casi se atraganta con aquel pedazo de lechuga y se cubrió la boca con la servilleta. Miro con molestia a su ayudante ya que era verdad que no había realizado un milagro que haya sido requerido por el dios de la curación además que este fue algo superficial ya que realmente no había gran necesidad de realizarlo, siguiendo sus propias pretensiones egoístas ya que realmente quería evitar conversar con aquella divinidad que seguramente vendría a molestarlo pronto.

-No es malo ser un poco egoísta- recordó que le había dicho Artem alguna vez, de esa manera aquella pequeña molestia que pudo identificar como culpa desapareció completamente pues si el dios decía que estaba bien Korame no tenía mayor problema en aceptar que había obrado por cuenta propia.

-No lo hice por el niño, bueno en parte- No podía negar que no le gustaba escuchar llorar a los niños ya que lo consideraba completamente molesto aunque que se mezclaba con otro sentimiento que no lograba identificar del todo, como le gustaría que Artem estuviera aquí para ayudarlo a definir cuales eran sus emociones realmente. Todo lo que sabía acerca de sus propios sentimientos se lo debía al dios quien siempre había estado a su lado desde que tenía memoria, aunque no recordaba nada mas antes de que fuera tomado bajo el ala de la divinidad.

-Eso es una prueba de que eres alguien bueno, es algo que puedo notar sin hacer mayores esfuerzos

Korame lo observo fijamente intentando ver si había algo de mentira en aquellas palabras pero no pudo encontrar rastro de falsedad en aquellos ojos marrones así que solamente suspiro y miro nuevamente sus uñas para fingir desinterés.

-Bueno, si tú lo dices- dentro suyo había cierta molestia agradable que pudo identificar como felicidad aunque intentase negarlo, ya que rehuía a la idea de que las palabras de alguien que recién estaba conociendo causaran aquel efecto en él.

Eso hizo que una sonrisa, que Korame ya se estaba acostumbrando a notar, hiciera aparición en el rostro de Antonio. Al sacerdote en realidad no le molestaba tanto como hubiera imaginado. Así que siguieron comiendo hasta que acabaron de degustar los alimentos. Fue entonces cuando Korame le dijo que iría al baño así que Antonio señalo que iría a pagar la cuenta. El ayudante pudo observar como otro hombre se dirigía al baño igualmente pero no le dio mayor importancia.

Korame había terminado de ocupar el baño así que fue a lavarse las manos pero fue detenido en el acto cuando un hombre mas robusto y alto que él lo detuvo.

-¿A dónde crees que vas, sacerdotito de pacotilla?

Esto hizo que Korame lo mirara de pies a cabeza y mostrara todo el fastidio del que era capaz, no le respondió e intento rodearlo lo cual hizo que el hombre se enojara mucho mas e intentara golpear al sacerdote. Aunque este hábilmente lo esquivo y soltó las palabras más mordaces que pudo elaborar.

-Oh tipo que no conozco que es tan agresivo como un gran primate furioso. ¿ podrías decirme que te tiene tan molesto?- mientras miraba sus uñas demostrando el total desinterés que estaba sintiendo en estos momentos. No era necesario que bostezara ya que todo su lenguaje corporal demostraba su completo aburrimiento.

-¿Te crees mucho por que puedes curar a las personas con esa… extraña habilidad que tienes? ¡eres un fenómeno que intenta seducir a mi chica!

-¿perdón? Yo no recuerdo haber seducido a nadie aunque creo que cualquiera debe ser mejor opción que tú, primate rabioso- mientras lo miraba directamente a los ojos sin mostrar el más mínimo miedo. Eso hizo enojar al hombre que casi se abalanza sobre Korame pero justo en ese momento se escucho que Antonio llamaba a la mesera.

-Señorita aquí uno de los clientes está molestando a mi sacerdote.

Ella rápidamente hizo aparición y regaño seriamente a aquel hombre.

-Pedro cuantas veces te he dicho que no vengas al restaurante y mucho menos que busques pelea con los clientes, y una vez mas : No soy tu chica.

-Pero Evelyn el claramente te hacía ojitos

Mientras tanto Antonio se cercioraba de que Korame estuviera bien. Cuando estuvo seguro de que el sacerdote no tenía ninguna herida con algo de complicidad le ofreció su mano para que escaparan juntos aprovechando de que estaban regañando a ese tipo.

-vámonos de aquí ¿ esta bien?- mientras guiñaba el ojo pero no iba acorde a su cara falta de expresión lo cual hizo que Korame lo mirara con diversión, mientras aceptaba su ofrecimiento. Así fue como ambos tomados de la mano abandonaron rápidamente el restaurante.

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado.


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