Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El corazón en la caja por Sunnydays

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola queridos lectores, hoy les traigo el octavo capitulo, espero que les guste

Corriendo a través de las personas como si hubieran hecho una travesura llegaron a una plaza que estaba rodeada por todo tipo de tiendas. Sus respiraciones estaban agitadas y tuvieron que tomarse unos minutos para poder normalizarlas. Sobre todo Korame que no estaba acostumbrado para nada a ejercitarse. Fue entonces cuando notaron que todavía estaban tomados de las manos así que con rapidez Antonio lo soltó, aunque el sacerdote parecía no entender porque este se había puesto tan nervioso, después de todo no era una molestia desagradable o al menos así podía describir aquella sensación, Korame quedo observando su mano ahora liberada mientras Antonio no era capaz de mirarlo a los ojos por el momento pues el se sentía un poco avergonzado por su actitud de hace algunos minutos atrás.

-Eso fue inapropiado, recién nos estamos conociendo y yo actúe tan precipitadamente- Murmuraba para si mismo siendo rodeado por un aura bastante oscura.

Korame lo miraba con genuina curiosidad que se veía reflejada en sus ojos fríos como el hielo, realmente no sabía describir aquella sensación que tenía en su interior pero era un poco semejante a como se sintió cuando conoció a Daniel, recuerda que Artem lo llamo interés ya que había algo en este que le llamaba la atención.

-Te llama la atención que él se ahogue en un vaso de agua y eso te parece algo bastante divertido al parecer- dijo sin reproche mientras jugaba con el pelo de su sacerdote. Aunque le agradaba que Korame se relacionara con alguien mas a parte de él, había cierta preocupación lejana que tenía que ver con el hecho de que este se volviera cercano a alguien más pues debido a aquel “hecho” no era favorable o deseable que se relacionara mas profundamente con aquellos que lo rodeaban.

Esta vez el interés podía clasificarse como mas grande con respecto al que había vivenciado con Daniel, pero decidió guardarlo como un secreto pues sintió cierta punzada de dolor en el pecho al darse cuenta de que le estaba prestando demasiada atención a alguien así que decidió sacar de su ensimismamiento a su ayudante.

-Antonio sé que estás muy ocupado dándole vueltas al asunto una y otra vez pero… ¿podrías decirme donde estamos?-Su tono frío hizo que Antonio lo mirara un poco descolocado ya que estaba demasiado inmerso repasando sus acciones y su falta de prudencia con el sacerdote.

-Ah si estamos en la plaza mayor es conocida por sus grandes arboles que florecen cada primavera, Lucía y yo solíamos venir aquí a observar lo bello que se veía y… lo siento no creo que le agrade mucho oírme hablar de ello.

-La verdad no me molestaría- dijo encogiéndose de hombros ya que cuando hablaba de su exesposa sus ojos brillaban con gran intensidad y se podía notar la nostalgia. Esto generaba que Korame sintiera cierta molestia ambivalente, por una parte era un poco agradable escucharlo mientras que a la vez había cierta sensación a la que no lograba darle un nombre ya que nunca la había sentido antes pero decidió ignorarlo mientras escuchaba acerca de las citas que su ayudante y la exesposa de este habían tenido innumerables veces.

Habían tomado asiento pues al parecer la historia iba a ser un poco larga, Antonio no solía hablar mucho sino había una buena razón para ello, pero le había agradado el sacerdote así que se permitía hablar sin demasiadas limitaciones.

-Entonces antes de que nos diéramos cuenta estábamos rodeados de hojas- Lo dijo con seriedad pero se veía que era un recuerdo que le causaba gracia.

A Korame le causo diversión y esto se vio reflejado en sus ojos fríos los cuales fueron entendidos por Antonio quien sintió cierta calidez en su interior al saber que el sacerdote se estaba divirtiendo y quería creer que su compañía tenía ese efecto en el señor Korame.

Entonces se escucho las campanadas del reloj de la iglesia de alguna divinidad que se encontraba en el otro extremo de la plaza. Antonio vio la hora y se alarmo pues ya era un poco tarde y seguramente el señor Korame tenía cosas que hacer como curar gente o algo así se imaginaba el ayudante. Al ver su cara de preocupación el sacerdote no pudo evitar mirarlo con diversión así que como sabiendo cuales eran sus inquietudes decidió decirle que siempre que iba al hospital se tomaba el día libre, pero hoy debido a la visita de aquel molesto ser que se hacía llamar mensajero tuvieron que hacer un milagro para alguien que no se lo merecía.

-Aunque debo admitir que no ha sido un día malo hasta ahora.

-¿De verdad?- dijo Antonio esperando que el almuerzo que tuvieron juntos haya sido bueno y que tuviera algo que ver en que el sacerdote considere a este día de manera favorable

-Igual es un poco tarde así que ¿quieres hacer algo más? A mi en realidad no me molestaría

-Bueno, hay algo que… no estoy seguro de que a usted le gustaría- dijo con cierta timidez y vacilación.

-No soy una persona muy paciente así que sería bueno que te apresuraras o asumiré que quieres que volvamos a la casa de sanación- Dijo con cierta peligrosidad ya que si había algo que le disgustaba al sacerdote era esperar o que las personas vacilaran demasiado en decir los que quería, con los asistentes que venían a la casa debía esforzarse en aparentar que era una persona paciente y mesurada pero a su ayudante no le iba a dar las misma facilidades aunque a decir verdad le divertía verlo perder aquella compostura y seriedad que lo caracterizaban. Era extraño pero le recordaba un poco al tipo de relación que tenía con Daniel aunque era un poco difícil llamar a eso relación siendo que el profesor solo venía cuando necesitaba ayuda y el sacerdote la mayoría del tiempo se divertía a su costa.

A pesar de la expresión indiferente que el sacerdote tenía la mayoría del tiempo, realmente le gustaba divertirse en especial si era a costa de otros ya que era una molestia que le agradaba mucho. Sin embargo ahora podía decirse que realmente disfrutaba la compañía de su ayudante. Antonio se incorporo y dijo muy velozmente que quería ir a una juguetería.

-¿A una juguetería? Tienes ciertos gustos peculiares.

-Lo siento, no debí pedir eso.

-Tener gustos diferentes no está mal, si es lo que te gusta está bien- mientras se miraba las uñas sin darse cuenta de que sus palabras habían hecho que el pecho de Antonio se llenara de calidez.

-Bueno si esta de acuerdo en a acompañarme vamos en esa dirección.- mientras señalaba una pequeña tienda que tenía su escaparate lleno de todo tipo de juguetes.

-Bueno, te sigo

-Si por aquí- mientras comenzaba a caminar hacía allá

Korame no salía mucho así que camino bastante cerca de su ayudante para no perderse entre tanta gente que iba de aquí para allá formando una gran multitud, inconscientemente el sacerdote tomo la manga de Antonio ya que se vio abrumado por la cantidad de gente que había alrededor. Las personas no les prestaban atención, sin embargo había algunos que los miraban con algo de recelo ya que no era común ver a dos hombres adultos caminar de aquella manera. Antonio no le veía nada de extraño pues a Lucía tampoco le agradaban mucho las multitudes. Incluso le pareció algo tierno pero no se lo diría jamás ya que eso seguramente lo haría enojar.

Entonces Antonio se detuvo frente a la puerta y tuvo que reunir valor para ingresar ya que a pesar de que no era la primera vez que entraba a una juguetería nunca había entrado para buscar algo para sí mismo así que Korame al ver su vacilación le dio un pequeño empujón.

-Ya estamos aquí, así que debes entrar, no se que quieres exactamente pero es probable que este allí- Mientras se encogía de hombros.

-Si esta bien- mientras respiraba profundamente y empujaba la puerta.

El sonido de la campanilla al abrir la puerta se hizo presente y con ello la atención de un señor, que tenía completamente blanco el cabello y usaba unos lentes gruesos cuyo marco era de un brillante negro, fue puesta en ellos . Cabe señalar que este vestía una camisa sobre la cual llevaba un delantal con un diseño de delgadas rayas de color celeste y blanco además de unos pantalones color caqui y zapatos negros que completaban el conjunto.

-Oh, visitantes ¿ en qué puedo ayudarlos? Hay una nueva clase de juguetes con resortes que son muy populares entre los niños de hoy en día- mientras tomaba uno de la repisa y se los enseñaba.

-Gracias pero creo que mi ayudante esta buscando otra cosa ¿verdad?

La frialdad habitual de los ojos de Korame hizo que Antonio tragara saliva ya que en verdad se encontraba nervioso pues no era bien visto que un hombre maduro estuviese buscando juguetes para sí mismo. Pero no podía simplemente dejar pasar esta oportunidad que la amabilidad del sacerdote le había dado así que se armo de valor y le pidió al dueño de la tienda que le mostrara los modelos de aviones a escala que tuviera.

-¿Modelos? A los niños les gustan mucho, déjeme ir a buscarlos.

Entonces desapareció de la vista del sacerdote y su ayudante, este último dejo escapar el aire que había contenido en sus pulmones, realmente no había sido tan difícil como imaginaba que sería. Miro con agradecimiento al señor Korame ya que no se hubiera atrevido a venir solo a un lugar como este. Este no notaba la mirada de su ayudante pues estaba más concentrado en ver toda la clase de cosas que había alrededor. Los colores brillantes de los juguetes era algo que llamaba profundamente su atención así que cuando el señor volvió con todos los modelos de aviones que tenía se sorprendió pero esto no se notó en su rostro.

-Aquí podrán elegir entre todas estas opciones, hay gran variedad de tipos, mi favorito es este- mientras apuntaba a una caja que tenía escrito el nombre del avión el cual era “Caza k09”.

-Hay tantos tipos-decía Antonio mientras con ojos brillantes examinaba las cajas.

Korame solo lo observaba fingiendo su desinterés habitual pero realmente debía admitir que era una molestia agradable la que sentía cuando veía aquellos ojos resplandecientes. Cuando se dio cuenta de eso sintió cierto pinchazo en su corazón pues realmente no sabía como asimilar aquella emoción a la que no conseguía darle un nombre pero que se iba acrecentando a medida que pasaba mas tiempo con su ayudante.

Finalmente Antonio se decidió por una avioneta modelo C449, en la parte frontal de la caja se veía ya armada y se podía observar los detalles que esta poseía. Los colores azules y blancos hacían que se viera realmente esplendida. Cuando el ayudante se disponía a pagar se dio cuenta de que le quedaba menos dinero del que esperaba así que con una profunda tristeza estaba a punto de devolverla junto a los demás modelos cuando Korame al ver esto no pudo evitar sacar aquel monedero que guardaba en su bolsillo y pago la avioneta sin hacer de ello un gran asunto.

-¿Qué esperas? Tomalá que ya es momento de irnos- mientras se dirigía a la puerta y con un asentimiento de cabeza se despidió del señor que atendía la tienda.

-Ah sí, ya voy- mientras se despedía del vendedor.

-A su hijo le gustará mucho.

-En realidad es para mí- armándose de valor ya que para él era algo difícil de admitir pero no podía negar aquello pues el señor Korame lo había acompañado e incluso había pagado por el modelo de la avioneta así que al menos debía ser sincero.

-Oh vaya, lamento lo grosero que fui, después de todo yo también adoro estos modelos.

La sonrisa de aquel señor transmitía calidez y confianza lo que hizo que Antonio se sintiera bien ya que este no lo juzgaba e incluso compartía sus intereses.

-Espero que vuelvas pronto

-Sí, muchas gracias.

Entonces salió de la tienda y afuera lo estaba esperando el sacerdote quien al percatarse de su presencia comenzó a caminar.

-Señor Korame muchas gracias- mientras colocaba su mano en el hombro de este para detenerlo.

-Cada vez te tomas mas atrevimientos, no es que me moleste del todo- a la vez que retiraba la mano de Antonio con una inesperada delicadeza.

-Si lo siento- dijo un poco apenado pero su cara apenas mostraba emoción.

Después de algunos minutos tomaron el autobús y cuando bajaron Korame hizo una petición de lo más curiosa.

-Hemos caminado mucho y estoy agotado así que como sacerdote y tu mi ayudante te ordeno que me lleves en tu espalda hasta llegar a la casa de sanación.

-Lo que usted pida mi sacerdote- mientras se agachaba y esperaba que el señor Korame subiera cuando este lo hizo agarrando fuertemente el modelo, se levanto y comenzaron su camino hacia la casa de sanación.

Estaba un poco oscuro pero había varias personas que los conocían así que recibieron bastante atención, pero como el señor Korame se veía bastante cómodo no les importó mucho y devolvían los saludos sin dejarse afectar por aquellas miradas.

Finalmente llegaron a la casa de sanación y pudieron descansar un poco, Antonio saco el modelo de la bolsa y lo observo por varios segundos realmente fascinado por lo bien que se veía.

-Si tanto quieres abrirlo, hazlo- Si había algo que Korame detestaba era que las personas se demoraran demasiado en tomar decisiones aún mas si era algo que realmente querían.

-Si- mientras colocaba la caja en la mesa de la cocina y la abría

Había toda clase de piezas y un instructivo por lo que Antonio invito a Korame a ayudarlo.

-Bueno ¿ qué tan difícil puede ser?

Después de un rato Korame estaba bastante frustrado y a punto de lanzar todo el modelo por la ventana así que Antonio tuvo que detenerlo.

-Realmente es un poco… impaciente- pensaba el ayudante mientras intentaba enseñarle como se debía armar un modelo, aunque él tampoco era un experto en el tema ya que era la primera vez que lo hacía. Pensar en ello le daba un poco de tristeza pero a la vez felicidad, lo que fue notado por el sacerdote.

-¿y ahora que sucede?

-bueno solo pensaba que realmente es agradable armar uno de estos con alguien, bueno siempre fue uno de mis sueños.

-¿nunca hicieron esto con tu exesposa?- sin prestar mucha atención

-Yo... quería ser alguien maduro para ella, usted sabe que ella era débil de salud y bueno yo quise protegerla con todas mis fuerzas así que no quería molestarla con mi anhelo infantil que siempre quise realizar.

-¿Y con tu madre o padre? No es que yo sepa de esas cosas.

Y eso era verdad ya que todo lo que siempre conoció fue a Artem quien cuido de él desde que tiene memoria.

-Bueno ella siempre trabajaba y ese hombre no podía encargarse ni siquiera de si mismo ya que era… un alcohólico

Se podía notar que realmente no estaba en buenos términos con su padre y que había muchas cosas que le hubiera gustado hacer de niño. Así que Korame decidió no preguntar mucho mas allá después de todo no era su problema ¿verdad? Sin embargo se armo de paciencia y siguió ayudándolo hasta que finalmente terminaron.

-Es… demasiado hermoso- dijo Antonio admirando lo bien que había quedado el modelo.

-¿Eso crees?- mirando con satisfacción el resultado

-¿puedo llevarlo a mi habitación?

-Claro, después de todo es tuyo- mientras lo miraba con aquellos ojos fríos como el hielo pero que no eran tan difíciles de interpretar para Antonio.

-Muchas gracias por su ayuda- mientras se inclinaba para después tomar con cuidado el modelo y llevárselo a su habitación.

Después aquella noche cenaron algo ligero y cada uno fue a descansar a sus habitaciones.

 

Notas finales:

Espero haya sido de su agrado :)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).