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Amor en los tiempos del cólera por yaoiana

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Notas del fanfic:

Hola a todos, hace tiempo que no escribía en la categoría de BL y tampoco en lal de Junjou Romántica. Espero que sea de su agrado, espero poder publicar al menos 3 capítulos de esta nueva idea.

También los invito a conocer el libro " El Don de la Fuerza Inmortal" y si pueden compartirlo en sus redes.  Sin más, a leer. 

Notas del capitulo:

Hola a todos, hace tiempo que no escribía en la categoría de BL y tampoco en lal de Junjou Romántica. Espero que sea de su agrado, espero poder publicar al menos 3 capítulos de esta nueva idea.

También los invito a conocer el libro " El Don de la Fuerza Inmortal" y si pueden compartirlo en sus redes.  Sin más, a leer. 

Otro día más de rutina, o eso creía Misaki quién se había levantado temprano para preparar el desayuno. En el momento en que vio a Usagi despierto, supo que ese día pasaría algo terrible.

 

— Usagi-san ¿qué haces despierto tan temprano?

 

— Trabajo — respondió con simpleza el peliplata.

 

El menor decidió seguir preparando el desayuno, pero el timbre de la puerta lo descolocó. ¿Quién sería a esa hora de la mañana?

— Yo abro— mencionó el mayor mientras se dirigía a la puerta. Se fijó en el panel y de inmediato abrió.

— Mi amado ¡Aki! — fue la exclamación que escuchó. Misaki observó como el cuello del mayor, era envuelto por unos finos brazos. Sorprendido, se acercó hasta la entrada y pudo detallar a la mujer de aquel alboroto. La dama tenía un hermoso cabello largo y plateado, unos labios hinchados y carmines como una cereza. Un poco más baja que el hombre, pero su cuerpo era esbelto y tenía unas curvas muy bien definidas. Los grandes bustos se apretaban con recelo contra el pecho de Usagi.

— Te extrañé.

—¿Qué estás haciendo aquí? — preguntó el escritor entre sorprendido y feliz.

— Fuyuhiko me dijo que estaba preocupado por ti, que estabas viviendo con alguien, pero ese alguien te lastimaba.

— ¿Y le creíste? — preguntó molesto el escritor. 

— Vine a comprobar con mis propios ojos— exclamó la mujer mientras tomaba asiento en el sofá. Los ojos de la inquilina observaban todo el lugar, como inspeccionando. Finalmente, aquellos ojos fieros se posaron en el menor, retándolo.

Misaki había observado atento toda la escena. El abrazo, la cercanía y el nulo rechazo que su novio profesaba a esa mujer.  No pudo negar que se molestó, cuando la dama se sentó sobre el regazo del mayor. Y aún más, cuando divisó que las manos de su amante se posaban celosamente en la cintura de la dama.

— Tu debes ser Misaki— puntualizó socarronamente.

El ojiverde guardó silencio. Por dentro estaba hecho una furia y no quería perturbar el ambiente.

— Dime Misaki, ¿cuántas veces le has dicho a mi Aki, que lo amas?

La pregunta lo incomodó, no porque estuviera mal hecha, sino, porque no tenía una satisfactoria respuesta.

— Lo supuse — dijo con altivez la mujer— no te sientas mal, ni tú, ni Hiroki, ni Fuyuhiko, amarán tanto a Akihiko como yo; mi amor es único— expresó mientras abrazaba más fuerte al hombre.

— ¿Con tu edad y aún te pones con esas niñerías? — suspiró cansado Usagi— sabes que mi amor es único para ti — pronuncio mientras besaba la frente de la fémina.

Celos y vergüenza, eso era lo que sentía en el momento Misaki. Celos por aquella mujer y el trato que su novio le daba, y vergüenza, porque la pregunta lo desnudó. Desnudó toda su estúpida pantomima de creerse el típico japonés que nunca expresa sus sentimientos. Ahora se sentía indefenso ante aquella depredadora, la cual no dudaba llevarse a su amante y cobijarlo con palabras de amor.

— ¿Hace cuánto llegaste? — preguntó el oji magenta.

— Vengo directamente del aeropuerto.

— Debes tener hambre, te invitaré a comer algo.

El mayor, con mucha delicadeza, acomodó a la mujer en el sillón. Con afán fue hasta la habitación y sacó su billetera y su suéter.

— Misaki, llegaré tarde, no me esperes.

Antes de poder responder, los dos ya se habían marchado de la casa.  Nunca había sentido aquella sensación de pérdida, de arrebato. Usagi siempre había sido muy claro con sus sentimientos y por eso, él no tenía que sufrir con pretendientes que estuvieran acechando al escritor. Pero... a Usagi si le había tocado vivirlo. Primero con su propio hermano, luego con su prima y finalmente, con Ijuuin-sensei.

Empezaba a comprender porque su amante siempre estaba alerta, preocupado y abatido. Nunca había dejado claro a los demás, ni tampoco al propio Usagi, la veracidad y fortaleza de sus sentimientos; como si existiera un vínculo unilateral. Sólo hasta ahora lo comprendía… ahora que se sentía amenazado, que podría perderlo... Pero su amado nunca había dado indicios tener algún romance. Siempre estaba puntual en la casa, no recibía llamadas sospechosas ni al móvil ni al teléfono fijo. Cuando apagaba su laptop, tampoco observaba correos extraños. Todo era igual que siempre, entonces... ¿que había cambiado?

Su indecisión y tosquedad, ¿encaminaron a su novio a otros brazos?, ¿aquella mujer sería capaz de decirle "te amo", mientras tenían intimidad?, o, ¿decirle palabras cariñosas enfrente de otras personas?  Creía que sí, y mientras lo reflexionaba, comenzó a sentir un nudo en la garganta que lo asfixiaba. Usagi tenía una amante y era su culpa, sólo suya.

Tomó un vaso de agua, necesitaba calmarse. Requería poner en claro sus ideas. No podía reclamarle nada al escritor sin tener pruebas, por eso, decidió llamar a la segunda persona más cercana de Usagi... Aikawa.

— Aikawa Eri, ¿con quién hablo?

— Hola Aikawa-san, soy Misaki

— Oh Misaki-kun, que gusto, ¿pasó algo con el sensei?

—Ehhh, no, no, sólo quería preguntarte si ¿has visto a Usagi con alguna mujer?

— No Misaki—kun, sabes que es muy mezquino y de aquí se va directamente a casa. Hacerlo venir es toda una odisea.

— Lo sé, disculpa por eso... Muchas gracias.

—¿Seguro que todo está bien?

—Sí, no te preocupes, adiós Aikawa-san.

— Adiós.

Nada, su editora tampoco sabía nada. No se atrevía a llamar a nadie más. ¿A Haruhiko?, ni de chiste, él le contaría a su padre, y esto podría acabar su relación con Usagi. ¿A Kaoruko?, no, era muy exagerada y tomaría el primer avión para venir.  Cada vez se sentía más limitado y más al borde del abismo, ¿ Qué sería de su vida sin el amor de Usagi?, jamás lo contempló, su novio era tan fiel y tan devoto, que nunca le permitió tener esa idea en la cabeza. A ojos de todos, el escritor parecía necesitarlo para todo, pero era, al contrario. Misaki era quien dependía del mayor.

 

Miró el reloj, el tiempo se pasaba rápido, pero no tanto como quería. ¿Cuánto tiempo tardaría Usagi?, ¿cuánto más tenía que estar al lado de esa mujer? Necesitaba distraerse, necesitaba ser escuchado. La única persona de confianza que tenía y que conocía de su relación, era la esposa de su hermano. Tomó su celular y marcó el contacto.

 

—Neechan

— Hola Misaki, ¿cómo está todo?

— Muy bien, ¿cómo está mi hermano y mi sobrino?

— Muy bien, tu hermano está en el trabajo y Mahiro jugando.

— Que bueno... Neechan, ¿te puedo hacer una pregunta?

— Por supuesto.

—Bueno... es... este...

— Tranquilo, sólo pregunta.

— Cada cuánto... ¿le dices a mi hermano que lo amas?

— Mmm, es como si contara las veces al día, sólo sé que cuando puedo, se lo digo. Quiero que sepa y recuerde, lo tan preciado e importante que es para mí.

— Comprendo... gracias, disculpa las molestias.

— No hay problema.

— Saluda a mi hermano.

—Así lo haré, cuidate Misaki.

Colgó la llamada, no sabía si sentirse feliz o triste por la respuesta. Comprendía lo importante que era decirle a la otra persona que lo amas, pero se sentía decepcionado, puesto que no lo había dicho más de dos veces en cuatro años de relación.  No podía estar molesto con Usagi, el mayor siempre había dado más y sólo recibía migajas de su parte. No merecía al escritor, se sentía un abusador de aquel amor, amabilidad, atención y compromiso que siempre le profesaba el peli plata.

—No te merezco, pero no quiero que me dejes... no me dejes— espetó, mientras se recostaba en el sillón y lloraba.

Lo despertó el forcejeo unas llaves contra la puerta. No se había percatado que de tanto llorar, se había quedado dormido. Se levantó entre la penumbra y al observar por la pantalla vio a Usagi.  Abrió la puerta y notó como el mayor ingresaba algo ebrio. Se fijó en su ropa desarreglada, en la marca de labial en sus mejillas y frente y en el rostro sereno... Concluyó que habían estado juntos y aquello hizo añicos su corazón.

— Misaki, ¿qué haces despierto a esta hora?

— Te... te esperaba... ¿ya comiste?

— Si y bebí mucho, Renko me obligó— mencionó mientras retiraba su corbata.

— Y... ¿haces lo que ella te diga?

— La mayoría de las veces...

Sin poder aguantar más la presión en su pecho, Misaki lo abrazó y comenzó a llorar en su pecho.

— Te amo... te amo, no me dejes Usagi.

— ¡Misaki! — exclamó el mayor preocupado— ¿qué pasó?, ¿quién te hizo daño?

— Es que... ustedes dos se ven tan cercanos... que...

— Misaki, antes de que pienses algo malo, quiero decirte que Renko es mi madre.

— Ah? ¿Tú qué? — sorprendido—

— Mi madre, Renko Usami — dijo con amabilidad mientras abrazaba a Misaki.

— Yo... yo pensé que tú y ella...

— No quiero saber qué pensaste, ella siempre es así, parece una niña exagerada. Cómo soy su único hijo, me trata como si fuera un niño. Creo que ahora que estoy grande, se da para malas interpretaciones… Eres un tonto, sabes que a la única persona que amo es a ti — besándolo—

— Y.… yo a ti Usagi-san— exclamó con timidez—

—Misaki, me hace muy feliz saber que me amas — abrazándolo.

—Perdona por tardar tanto en decírtelo… mejoraré para no darte problemas.

—Me gusta que me des problemas, pero esta vez, no me voy a negar.

Notas finales:

Espero sea de su agrado, cualquier opinión, es bienvenida. 


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