CAPITULO 2: CUMPLEAÑOS EN LA MADRIGUERA
La oficina se encontraba abarrotada en papelería, Harry Potter apenas pudo pasar. Un movimiento de su varita mágica y la papelería se amonto en un rincón en forma de torre. Se arregló los lentes que se habían astillado y se tiró rendido sobre su silla. El chico de la cicatriz en forma de rayo cerró los ojos y durmió una pequeña siesta hasta que un golpe en seco de su puerta lo despertó. Hermione Granger se encontraba mirándolo con cara de reprimenda.
- Harry, necesitas descansar. ¿No te parece?
- No, gracias. Solo estaba leyendo los informes de… -y se puso a buscar alguno que había quedado sobre su escritorio hasta que encontró uno -… alzamiento de nuevos magos extremistas.
- Ese informe es de hace dos semanas, pero como lo encontraste aburrido dijiste que lo ibas a delegar –respondió la chica de brazos cruzados.
- Lo siento Hermione –dijo derrotado al quedar al descubierto –la misión del avistamiento del dragón en el poblado muggle no salió como lo esperaba. Tuve que llamar a Charlie para que viniera en traslador para ayudarnos a calmarlo. Habia atacado a una comunidad de centauros y luego de una de gigantes –justifico mientras recordaba como el dragón verde le rebotaban todas las maldiciones y encantamientos que le proporcionaban.
- Si, me lo reportó mi secretaria ¿Y el tema de dementores dirigiéndose a otros países?
- Controlado por ahora, los contuvimos pero se dirigían hacia el sur en la costa, ya hice que un trio de aurores los vigilaran.
- Genial, si, muy bien. –reparó para sí misma la mujer mientras se sacaba un escrito que llevaba debajo de su axila y se lo tendió para que el chico lo agarrara.
En la portada relataba un número de ley en letra chica seguido de “Ley de Matrimonio Igualitario por Hermione Jeane Greanger”.
- ¿Qué es esto Hermione? –pregunto extrañado y comentando por lo bajo–entonces eran ciertos los rumores.
- Si Harry, en efecto, pero no te lo podía confirmar hasta que la termine de redactar. Ya has visto el impacto del rumor, ese mismo informe que te negaste a leer está relacionado a la dispersión del rumor. Hay magos sangre pura, e incluso mestizos que consideran que el matrimonio y reconocimiento de las minorías homosexuales en el mundo mágico es un ataque a las tradiciones y que estoy de la cabeza. Necesito tu apoyo al presentarla, por favor –dijo con tono suplicante en alza y continuo –tanto tu como yo conocemos muy bien el mundo muggle y ellos incluso en varias partes del mundo han reconocido este derecho a la igualdad.
- No lo sé, sería exponernos a gran peligro y darle oportunidad a los extremistas de acusarnos de que nos regodeamos en nuestra fama para obtener más poder y apoyo –reflexiono el hombre mientras se rascaba la cabeza.
- La presentaré formalmente al consejo dentro de quince días, te la dejo para que leas –y añadió señalando al sobre pegado a la carpeta –hay un pequeño libro de información dentro, es de un autor muggle pero es muy interesante e informativo –concluyo y cuando vio que su amigo iba a soltar un “pero” agregó consternada y suplicante –Harry! Mientras estabas en el norte unos aurores tuvieron que detener a un hombre que había practicado la maldición Cruciatus en su hija de catorce años porque la descubrió escribiéndose cartas amorosas con otra chica, tuvimos que detenerlo y enviarlo a Azkaban. Ahora la niña está bien y fue enviada con su abuela. Esto es tan grave como cuando cazaban mestizos, así pues léelo.
- Muy bien está bien leeré todo –respondió mirando hacia la ventana de su despacho pensando en la crueldad de ese padre, preguntándose como actuaría el frente a una situación así, nunca se había molestado en pensar en la gente homosexual, solo había sabido rumores de algunos de sus compañeros en Hogwarts pero nunca había confirmado nada, de seguro nunca torturaría a sus hijos por sus elecciones mientras los haga feliz. Se apresuró a cambiar de tema frente al denso ambiente entre ella y su amiga en esta corta pero intensa conversación- Los veré esta noche en la madriguera?
- Si, por supuesto. Rose de seguro extraña mucho a Albus, ha estado preparándose para este año durante todo el verano –dijo orgullosa de su hija, leal calco de lo que era ella en su paso por la escuela –hoy en la mañana vino Draco a verme –agregó con tono pasajero.
- Y que quería? –se volvió Harry hacia ella extrañado.
- Vino a postularse para algún puesto vacante en el ministerio, le dije vería que podría hacer.
- No me lo veo a Draco pidiendo empleo –dijo con risa.
- Yo tampoco podía acreditar lo que estaba escuchando, pero me dijo que aunque tenga dinero quería sentirse útil y mantener su cabeza ocupada, lo cual no lo veo mal, después de todo el estudio la carrera de inefable, aunque no hay vacantes en el departamento de misterios, se me había ocurrido… -entonces el que ahora interrumpió fue Harry.
- No Hermione, de ninguna manera, no lo quiero en mi departamento –dijo firme y escandalizado.
- Entiende que es un mago inteligente y astuto, y estamos en falta de aurores. Tienes que ser profesional, admitir que ha cambiado, que ya no somos niños y debemos comportarnos como adultos –dijo seria y agregó como nota de color –es muy buen padre, sin él no hubiésemos podido rescatar a Albus cuando Delphini trato de hacer regresar a Voldemort –la cara de Harry se transformó de escándalo a culpa y reflexión –Rose se le ha escapado decir durante la cena que Scorpius era dulce y divertido, lo cual casi mata de un infarto a Ron; luego se arrepintió y solo dijo que era buen estudiante, no me sorprende, es igual a Ron en ese sentido.
- Está bien, pero avísame cuando será la incorporación y lo uniré a uno de los equipos –entonces se acordó que Scorpius iba a buscar su varita con su hijo esa misma mañana y por eso Draco se había presentado aprovechando el viaje, entonces advirtió para tomar medidas –su hijo se quedará unos días en mi casa e irá esta noche a la madriguera a cenar por el cumpleaños de Albus, te pido que hables con Ron para que no se le zafe la boca con él, el niño es bueno y el mejor amigo de Al (aparte de Rose, claro). No me gustaría que se sienta incómodo.
- Descuida, hablaré con él. Te veré esta noche –y se dirigió hasta la puerta, luego se volvió mirándolo con una sonrisa- recuerda tu tarea.
Harry se rió y se volvió a estirar en su silla. Dejo la carpeta en su bolso para no olvidar de su trabajo “extra”. Toco con la varita el reloj en el escritorio y le propuso un encantamiento maullido para que lo despierte para ir a la madriguera.
La aparición conjunta extrañamente a Albus le resultaba cada vez más interesante, por el contrario a Scorpius no. Estaban en las afueras de la madriguera, mientras el morocho sobaba la espalda al rubio para ayudar a calmar su vomito. Después de esa escena repugnante se aproximaron a la casa, golpearon la puerta, su abuela Molly salió de la nada con un poco de harina en la cara. Le proporcionó varios besos y un extenso abrazo.
- Feliz Cumpleaños mi querido niño ¿Pudiste conseguir todo lo necesario para este inicio de año? –Albus asintió y luego su abuela poso la mirada sobre Teddy y Scorpius que estaban detrás de él –Oh niños no los había visto, por favor pasen, siéntanse como en su casa –decía mientras los invitaba a entrar y empujaba con palmaditas en la espalda al morocho hacia adentro.
- Abuela, todavía no llegó nadie más que nosotros? –pregunto tímidamente
- No querido, tu madre y padre vendrán con tus hermanos dentro de unos minutos. Ginny me envió un patronus diciendo que debían pasar por la casa de Ronald.
- Entiendo, Scorpius, ven –lo tomo de la mano y lo llevo hacia afuera; el tono pálido del muchacho había pasado a un rojo furioso cuando su amigo lo cogió.
- Teddy, por favor ayúdame a terminar la comida y acomodar las mesas afuera –dijo sonriente la señora Weasley mientras miraba de reojo como su nieto había tomado a un Malfoy de la mano.
Los dos amigos recorrieron todo el terreno aledaño a la casa, el morocho le enseño los gnomos del jardín, el armario donde guardaban las escobas, el taller de su abuelo que estaba repleto de cosas muggles. Se escuchó un “crack” y varias personas aparecieron en el sendero, justo en ese momento Albus se percató de que seguía de la mano de su amigo, además que el no había dicho ni una palabra. Al soltarlo repentinamente noto una pequeña descarga eléctrica, quizás debido a la estatica.
- Ouch –se lamentó –Scor ¿estás bien? Perdón si te incomode tomándote de la mano, ansiaba mostrarte el lugar.
- Está bien Al, no te preocupes, me gustó mucho la casa de tus abuelos. Se ve que durante el día debe ser muy divertido pasar el tiempo aquí –dijo mientras se agarraba la pequeña pulsera gemela a la del morocho.
- ¿Qué hacen ahí ustedes? ¿no piensan venir a saludar? –dijo la voz de Ron acercándose, de inmediato los chicos se aproximaron a saludar.
Luego de un incómodo saludo de cumpleaños de Rose y Ron, de los cuales ambos tenían sonrisas falsas cuando Scorpius estaba cerca, Hermione muy cálida y atenta como siempre.
Su madre pasó directamente a la cocina con unas cajas volando por detrás de ella, se la notaba con el ceño fruncido. Sus hermanos por su parte, Lily jugaba con sus alas y James conversaba con Rose.
Los amigos tomaron jugo de calabaza mientras esperaban la cena, pronto llego George, Neville, y luego vino Percy acompañado de Harry. La cara de Harry estaba como recién levantado de dormir.
- Feliz Cumpleaños Al, disculpa por llegar tarde, Percy me tuvo que despertar porque me dormí en la oficina –dijo amablemente mientras lo abrazaba –Oh! Como estas Scorpius? No tuviste ningún inconveniente en venir?
- Gracias papá –respondió el morocho, con cariño respondiendo al abrazo.
- Ningún inconveniente señor, ya tenemos nuestras varitas nuevas, mire –y le mostro la elegante varita de tilo.
- Excelente niños, me alegro mucho ¿Qué hay de ti Al? Muéstrame tu varita –sonriente mientras miraba con atención el trozo de madera que sacaba su hijo del bolsillo, no era elegante como la del rubio, sino más bien era oscura y le daba un aire familiar.
- Harry Potter, ven aquí ahora mismo –interrumpió Ginny con un tono punzante y letal.
- Muy bien, creo que tengo que ir a dar explicaciones a tu madre, nos vemos en un instante –se despidió.
En general Albus no se sentía cómodo con tanta gente alrededor, el único que le prestaba atención era Scorpius además de sus padres y su abuela. Neville por su parte estaba aprisionado en una conversación con Hermione sobre el sistema educativo en Hogwarts. Los regalos fueron sencillos y pareciesen que los hubiesen elegido para ellos, una planta extraña que se movía sutilmente, un libro llamado “Magia general y hechizos para la vida cotidiana”, una caja de Sortilegios Weasley.
Cuando fueron a rellenar sus vasos los chicos escucharon a Harry, Ron y Ginny hablando en una intrincada conversación.
- Mamá está muy contenta con que por fin tenga a alguien, el tema es que desconoce de quien se trata, solo le dijo que era alguien del trabajo –comento Ginny con tono preocupado –estoy impaciente, no sé cómo vayan a reaccionar nuestros padres Ron. No quiero discusiones que arruinen el cumpleaños de Albus, por favor.
- Pero, ¿de quién estamos hablando? –Harry pregunto ingenuamente.
- Cierto que no estuviste en casa para poder comentártelo –con tono irónico –Charlie está saliendo con un chico, ósea hombre. Trabaja con él y se encarga de dragones.
- Ah –el hombre de la cicatriz estaba atónito, creía recordar un comentario de Charlie cuando lo tuvo que llamar para la última misión pero no estaba seguro debido al cansancio.
- De igual manera eso es lo de menos, tratemos de no tocar el tema para no escandalizar la situación, ya suficiente tengo que poner cara linda al pequeño Draco porque Hermione me lo encargo –comento Ron algo refunfuñando.
- Ronald! –grito su hermana percatándose finalmente de la presencia de los dos amigos entrando a la sala, pero lamentablemente ya habían oído todo.
Se sirvieron en silencio jugo de calabaza nuevamente y se fueron hacia las mesas en el patio delantero. Albus estaba que trinaba, si no fuese ilegal el uso de magia hubiese maldecido a su tío en ese instante, aunque al no ser muy diestro con la varita no habría salido muy bien. Scorpius estaba en silencio absoluto, miraba hacia abajo y parecía a punto de llorar.
Se anunció que la cena estaba lista, la tensión se podía sentir en el aire, Scorpius miraba de reojo a todos, su padre, su madre y su tía estaban incomodos. Su abuela trataba de romper la tensión comentando que Arthur y Charlie se iban a tardar en llegar porque habían perdido el traslador. Ron por su parte le daba sin asco al whisky de fuego mientras Rose le decia que ya era suficiente. Neville era el único que comía con ganas junto con James, Lily y George; parecía que no se percataban de lo espeso del ambiente.
Los instintos de Albus se habían alterado, sentía como algo dentro de el que peleaba con uñas y dientes por salir. Una furia acumulada, los sucesos del año anterior que lo habían separado de Scorpius, el estigma que tenía su familia para con su amigo y los sentimientos que todavía no podía describir con facilidad.
Teddy contó cómo les había ido con la compra de varitas a los niños, les describió que un ex compañero de Hogwarts, el nieto de Ollivander estaba como su ayudante ya que el viejo tiene talento pero ya no es como antes. A todos les resulto curioso como ambos chicos tenían el mismo tipo de núcleo, Harry miraba fijamente a Albus como en busca de alguna respuesta cuando se mencionó que la madera de su varita era de sauco. Cuando mencionaron que Draco había ido a acompañarlos también, Ron puso los ojos en blanco y largo una poco sutil carcajada de jactación.
La paciencia del hijo del medio de Harry Potter estaba en sus límites, no toleraría esa clase de comportamientos y menos en su cumpleaños.
- ¿Tienes algún problema tío Ron? –pregunto el morocho con una voz que pareciese que estuviese lanzando un conjuro entre dientes.
- No ningún problema Albus –contesto algo sorprendido y riéndose, comento por lo bajo –mierda Harry, tu hijo realmente es un pequeño Slytherin
Pero Albus lo escuchó, antes que su padre pudiese contestar el chico se levantó, tomo la mano de su amigo y dijo “Vámonos Scor”.
Todos se agitaron al ver esto, Ginny miro con furia a su hermano, su abuela decía que esperen a cortar la torta para irse, Harry estaba estupefacto, Teddy se levantó intentando detenerlos y preguntándoles en que se iban a ir.
El corazón del morocho parecía que iba estallar, sentía una pequeña electricidad al contacto con la mano de su amigo, el ambiente tenso se incrementaba y una pequeña brisa empezó a correr en el aire. Se detuvo de repente al comentario de su padrino al decirle que no se podían ir porque no tenían en qué y se replanteo toda la escena de nuevo. Scorpius solo miraba al piso, una lagrima corria su mejilla.
- Aprende de bromas Albus, vuelve –le grito su tío que parecía que contenía la risa, pero su cara se transformó de repente.
La brisa que corría se intensifico y pareciese que se concentró en un punto. Un estallido y la mesa salió volando por los aires, todos saltaron a cubierto tapándose la cara. Albus lloraba mientras uno que otro grito se sintió.
- Pe..perdón, no quise, no se –dijo Albus tartamudeando frente a la situación.
- Que carajos este chico! –grito George algo sorprendido
- Al, ven por favor –su madre se levantaba del piso junto a una silla tirada –Al! No fue tu culpa, regresa.
Pero ya estaba corriendo y junto a él su amigo que no se había soltado en ningún momento. Ojala pudiese regresar a su casa, necesitaba algo de paz al igual que el rubio. “Mi casa”, pensó una y otra vez. El pasto que rozaba en sus pies estaba húmedo y mojaba sus zapatillas mientras corría, piso un pozo y con sus reflejos trato de no caer, dio una especie de pequeño giro. Entonces, una presión se posó sobre él, como si un gancho lo tirara y presionara desde su ombligo, ya no sentía el piso ni el viento en su cara. Solo la mano de Scorpius que ahogaba un grito. De pronto, cayeron de lleno en algo duro que parecía haberse roto con el impacto, y por fin pudieron respirar nuevamente.