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¿A Que Le Tienes Miedo? por AMMU TEIKOKU YUDAINA

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Notas del fanfic:

Cada quien tiene miedo, todos sufrimos en silencio, por que no somos valientes para hablarlo. 

Notas del capitulo:

Mu De Aries, siempre tan tranquilo, pero por dentro atormantado por lo que no pudo evitar y queriendo negar el cruel futuro. 

Alguna vez te preguntaste, ¿Por qué tenemos miedo? ¿De dónde viene esa horrible sensación?

Que nos deja completamente estático, alteran nuestros sentidos, haciendo que huyamos o nos petrificamos.

Explotando todo lo que deseamos mantener dentro, que nadie lo vea.

Por qué tenemos que poner nuestra mascara que todo está bien, que nada nos puede perturbar.

¿En qué momento de la vida, olvidamos ser humanos?

El sonido que hacia la lluvia, hacía que el ambiente se sintiera frio, incluso bastante oscuro, ya que no había luna, ni estrellas en el firmamento, solo las nubes negras dominaban.

Ya entrada la noche, era obvio que todos en el santuario estarían durmiendo, cada uno en sus respectivos templos.

Descansando del duro entrenamiento que viven a diario, pero ya están acostumbrados.

Pero en general no se hablara, cada quien tendrá un turno, de demostrar quienes son en realidad.

Ahora debemos pasar al primer templo, donde el descanso de su guardián, estaba siendo un sufrimiento, pues en esos sueños, algo sucedía.

Moviéndose de un lado a otro, sudando un poco aun con el clima, parecía que una pesadilla estuviera instalada en su mente.

¿Qué podría ser?

---Sueños de Mu---

El Lemuriano estando en un ambiente oscuro, como si al caminar pudieras caer en un abismo que no contemplaras su fondo nunca.

Estando alterado, por una voz tan familiar que le reconfortaba en más de una ocasión, pero en esta le causa un tremendo dolor en su corazón.

Sus cabellos lilas desordenados, la respiración agitada, tratando de mostrar su mejor cara, pero es difícil cuando te están lanzando insultos y creyéndolos que son de verdad.

-Creí que te había entrenado mejor- Esa voz sonaba de decepción absoluta –Pero veo que me equivoque-

-No… Por favor… Patriarca… No…- Llevaba un rato con esas palabras retumbando en su mente, que ya se había cansado de hablar, pero duelen.

-Te enseñe como ser un caballero dorado, pero olvidaste todo, no pudiste hacer nada para ayudar  a que no me asesinaran- Resonaba en todo el lugar, con un profundo eco, que estremecía cada fibra de ese corazón.

-Maestro, si pudiera haber previsto lo que Saga haría, claro que…- Fue interrumpido.

-No, Mu… No hubieras hecho nada, tu bondad y buen corazón es un estorbo en todo momento-

Esta vez varias imágenes del pontífice siendo atacado por el caballero de Géminis vinieron a incrementar la pesadilla del carnero dorado.

Cerraba sus ojos, verse envuelto en esa cruda realidad de sueños, estaba siendo demasiado, algunas lágrimas cayeron, mientras apretaba su mandíbula.

¿Por qué no era capaz de lanzar algún ataque?

Su cosmos, su cuerpo, nada le respondía como quería.

Solo podía quedarse de rodillas contemplando el desastre de hace años, como una maldita película que se repetía una y otra vez.

La voz que siempre había sido amable, pero exigente, estaba solo para recriminarle constantemente que no podría hacer nada.

-Has preferido siempre evitar el conflicto- Cada palabra podría ser una daga que lo atravesaba -¿Qué hiciste? En vez de quedarte a enfrenarlo, huiste- Sonaba a un reclamo.

-¡¡¡NO!!! Usted me dijo… Que… Si…- Estaba mudo, no podía seguir.

Algo le impedía defenderse.

Lloraba desesperadamente, sentía esa culpa en su interior, deseaba cambiar las cosas, pero no podía hacer eso jamás.

Él no fue quien lo mato, pero… Creyó que al convertirse en dorado protegería a todos y no poder hacerlo con la única persona que le importaba, quien fue su maestro, aquel que lo cuido con tanto esmero y al final se convirtió en una decepción.

La voz se hizo una imagen, y pronto fue una persona parada delante de él, mirándolo como si fuera la peor escoria de todas.

Esos ojos rosas, que antes demostraban cariño y amor, ahora solo eran de furia, de un desprecio tal.

-Maestro…- Le llamo con suavidad… Su voz estaba quebrada por aquellas lágrimas surcando su rostro. 

-¿Que dirás?- Estaba enojado, portaba la armadura de Aries, pero esta era la Sapuri -¿Qué no fue tu intención? ¿Qué te disculpe?-

Todo era demasiado confuso, pero lo único que sabía es que le fallo a su maestro, eso es lo que atormenta a su mente, produjo en una pesadilla tan vivida.

Bajo su cabeza ante él, no era ni siquiera digno de verlo, Aries no estaba en su cuerpo, no recordaba donde estaba.

-Per…Do…Neme… Por… No salvarlo…- Se quebraba su voz, las lágrimas solo salían como mares, incluso golpeo el piso con furia, pero no hacia ningún efecto.

-Ja- Cruzados sus brazos, mirando hacia el frente con una sonrisa algo despiadada –No es a mí a quien le debes una disculpa ahora-

-¿Qué?- No entendía a que se refiera, alzo su vista y al ver que estaba mirando algo a su espalda, decidió girarse.

Lo que alcanzo a ver con sus preciosos ojos cristalizados, fue algo que lo dejo helado, llenándolo de un completó terror que recorría su cuerpo.

-¡¡¡NO!!! ¡¡¡POR FAVOR NO!!!- Ese grito ahogado que lanzo, estaba desgarrando su garganta.

Quería levantarse ir corriendo hacia la escena bañada en sangre, pero no podía, una fuerza externase lo impedía, sus piernas estaban débiles.

-¿Lo ves ahora Mu?- Parecía divertirse con lo que miraba, pero de nuevo la mirada se endureció –Si fueras mejor maestro, tu alumno habría sobrevivido- Negó con su cabeza –Pero, ni para eso fuiste suficiente- Dio la media vuelta, dándole la espalda comenzó a alejarse por el lado contrario.

Era una locura, toda esa sangre derramada de su pequeño aprendiz, que era quien estaba portando la armadura de Aries en un futuro, perdiendo la vida de esa manera, le estaba enloqueciendo, las lágrimas estaban escurriendo sin permiso alguno.

Sentía el dolor más grande en su pecho, tomaba su cabeza con fuerza, pidiendo que parara.

-¡¡¡MAESTRO, POR FAVOR PARE ESTO!!!- Le estaba rogando al único que podría ayudar a Kiki.

-Oh, Mu…- Se detuvo, con la voz más inhumana del mundo -¿Aun no te ha dado cuenta?-

Los grandes ojos verdes, se abrieron de par en par, observando la espalda de aquel hombre, para encontrarse con algo horripilante que nunca deseo observar.

-Yo ya no puedo ayudar a nadie- Al girarse, solo se pudo ver que dentro de aquella Sapuri solo había un montón de huesos, que se desmoronaban pedazo a pedazo.

Negó con su cabeza una y otra vez, ver dos de las personas que más apreciaba en este mundo alejarse de esta forma, de una que nunca podría recuperar, le provocaba una desesperación, intentando levantarse hacer algo, pero cada vez su cuerpo estaba más pesado.

Comenzó a sentir como debajo de él se estuviera hundiéndose a un vacío, que no podría alcanzar a ningún.

Algún tipo de cadenas estuvieran aprisionándolo, pero siendo invisibles, no lograba verlas.

¿Ya no tenía su fuerza?

-Por favor… Atena… Sálvalos… Por favor…- Sus plegarias era lo único que lograba dejar escapara entre llanto y gimoteos.

Se hundía en su propia prisión de dolor.

Eran sus medios, sus recuerdos más tristes, la culpa de no poder hacer nada, el hecho de que se hubiera aferrado en diferentes tiempos a ellos dos, y perderlos de una vez.

-No… No puede… Ser… Real…- Dijo por lo bajo.

No había nada que escuchar, pero su voz resonaba como un eco lamentable.

-¡¡¡Esto tiene que ser una maldita broma!!!- Grito esto con todas sus fuerzas, desgarro su garganta con esto, pero no sentía dolor.

-¿Maestro?-

Esa voz… La dulzura de la inocencia…

-¿Quién?- Aun con la cara en lágrimas, estaba hecho un desastre, la oscuridad comenzó a tener una débil luz, que quería llegar a ella desesperadamente, pero… No podía.

-Maestro… ¿Esta bien?-

De nuevo, quería llegar hasta donde estaba, pero su cuerpo no respondía.

-Por favor despierte-

-¿Despertar?- Se preguntó esto, como si no lo creyera.

---Vuelta a la realidad---

El pequeño aprendiz de Aries, cabellos rojizos, ojos violetas y una silueta pequeña, estando tirando bruscamente al pelilila, que se movía en la cama, sudando y balbuceando algo que no tenía forma de comprender.

-Maestro… Despierte… Ya es tarde…- Le rogaba, pues desde hace un rato había escuchado que hablaba en sueños, sufriendo.

No tardo mucho, solo unos segundos, que parecieron eternos.

Abrió sus ojos de golpe, incorporándose de la cama, apoyándose con ambas manos por los costados, su respiración agitada, el corazón estaba latiendo desbocado, y unas lágrimas aun salían de sus ojos.

Levanto sus manos, hasta el nivel de su cara, como inspeccionando, ver que su fuerza había regresado.

No estaba regulando su respiración bien.

-Fue… ¿Solo un sueño…?- Se lo preguntó, como si no creyera que hubiera acabado.

-Maestro Mu- Kiki le llamo, estaba preocupado por el mayor, que no se notaba nada bien.

Ese fue el interruptor necesario, para que reaccionara de una vez, se giró para verlo.

Una sonrisa de dibujo en su rostro pálido, aquella agua salada volvió a derramarse, sujetando al niño entre sus brazos, para darle una abrazo fuerte, no tanto para lastimarlo, pero si para sentirlo.

Había sido la peor pesadilla de todas, perderlos a ambos, la figura que más se imponía, demostrándole un cariño paternal y al niño, que deseaba proteger aunque sabía que no era posible por siempre.

Solo quiera compraba que su pesadilla fue eso, el producto de sus miedos pasados y futuros. Que no podía negar que estaban allí.

-Maestro… ¿Esta bien?- Preguntaba, al estar entre los abrazos de Mu, no porque fuera raro esa demostración de afecto, si no por su semblante.

-Ahora lo estoy… Kiki- Solo dijo esto, para seguir abrazándolo y dejando que alguna lagrima escapara.

Puede ser demasiado para uno, recordar lo cruel que es la vida, si te han arrebatado algo, peor es que te culpes, si no lo pudiste prevenir, porque no quisieras, si no, que no era tu deber hacerlo, y que así debió ser.

Lo puedes entender, pero inconscientemente deseas haber hecho más, te culpas, te atormentas por no proteger lo que amas.

Y ese mismo sentimiento puede estar en el futuro, cuando tienes a alguien que dependa de ti, y que sabes que en algún momento seguirá tu camino, deseas protegerlo de todo ese mal que rodea el mundo, pero en el fondo sabes que será imposible.

Amar, querer, proteger a las personas a ti alrededor no es malo, pero… La dependencia que ejerces con esas personas puede ser peligroso.

Nadie quiere perder a un ser preciado, pero la vida es tan caprichosas que se encarga de hacerte sufrir un poco cada vez, si no logras superar lo que te daña y más al darte una oportunidad que si no fuera por el poder de su Diosa, no estaría con toda la orden dorada completa y su maestro.

Tiene un nombre para este miedo, o más bien la causo, una dependencia emocional que creaste inconscientemente, que sigue hasta este paso del tiempo.

Pero… ¿Acaso es imposible no formar ese tipo de dependencia si esas personas son tu familia? Si es que lo son.

---Coliseo---

Todos ya estando allí, solo faltaba el primero.

El cual llegaba cabizbaja, signo de que solo durmió, más no descanso en lo absoluto.

-Llegas tarde Mu- Esa voz algo molesta, pero que sonaba viva y que no le odiaba ni recriminaba nada, le regaño.

Lejos de molestarse, al contrario sonrió, el simple hecho de ver a Shion mirándolo algo enojado, por su impuntualidad rara en él, le lleno de paz.

-¿Qué tienes amigo? Luces cansado-

-Solo tuve una mala noche Aldebarán- De nuevo se ponía la máscara de aquella sonrisa tenue, pero el brillo de sus ojos se había opacado.

Notas finales:

Buenos días, tardes, noches ¿Que hora es? ¿Quien me a robado el reloj? ¿Como están terrones de azúcar?

Kihihihihihihi ... Estamos en Octubre mes de lo escalofriante, extraño, divertido, bizarro y terror.

Sean bienvenidos a este especial, lo he created a base con este se abrirá la puerta a una nueva locura mía, pero sera mucho mas adelante, que no puedo revelar, salvo que sera divertido.

Aquí explorare algunos miedos de los dorados, sus inseguridades, temores mas grandes, pero que son fácilmente ocultados bajo una cartera de que la vida esta bien, después de todo, ellos nunca han dejado de ser humanos aunque quieran darnos a entender aquello.

Me gusto mucho la idea, en cuanto la pensé, y la tuve desde principio del mes pasado.

Ahora se revelara algo así en cada capitulo, recuerden que estas son especulaciones mías, fundamentadas por mis conocimientos previos y varios libros que he leído y volví a releer.

Me baso obviamente en la biblia de los psicológicos.

Sin mas que decir, aquí no existirán las preguntas si no, acertijos, admito que soy fanática de estos. Si les gusta adelante siéntanse invitados a resolverlos, después de todo debemos divertirnos un poco.

Las reglas son las siguientes, acertijo por capitulo, la respuesta la daré en el siguiente, daré pistas solo si las considero necesario, que los acerque mas a la verdad. Si tiene la respuesta pueden dejarla en un comentario, pero no el método de como lo encontró, pues facilitaran a los demás la respuesta y lo divertido es que uno mismo lo descubra.

Recuerden, la verdad no puede ser vista, si no existe el amor.

Estás escapando de un laberinto, y hay tres puertas frente a ti. La puerta de la izquierda conduce a un infierno. La puerta en el centro te lleva a un asesino mortal. La puerta de la derecha te conduce a un león que no ha comido en tres meses. ¿Qué puerta eliges?

-Solo usen la lógica-

Nota: No puedo dar mas pistas, fuera de esta, pues a diferente de Wattpad que puedo seguir hablando, los de Fanfcition no tienen ese privilegio, por lo tanto y para ser mas justos, no podre responder preguntas referentes al acertijo. Tampoco decir si estuvieron correctos o errados, hasta el siguiente capitulo.

Ruego que esta noche se vuelve tan elegante como intelectual.

Espero que se diviertan y disfruten de todo lo antes escrito.

El sonido que hace el mar, hace que unas nubes negras se pongan, parece que una tormenta se aproximara.

Ammu se va.


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