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Sasuke card captor por shiki1221

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Notas del fanfic:

Había entrado para actualizar este fic y me topé con que estaba eliminado asi que vuelvo a subirlo. No es adaptaplagio del anime sakura card captor, así que no creo que fuera por eso que me lo borraran :( 

 

Capítulo 1: La carta sin nombre

 

“A todas las unidades. A todas las unidades, homicidio múltiple en la residencia de la familia Uchiha. Todos los oficiales disponibles acudir a la siguiente dirección”

 

Las sirenas de los autos policiales resonaron aquella noche por las calles de Konoha. Las autoridades habían recibido varios llamados al 911 por parte de los vecinos de los Uchiha. Ninguno daba explicaciones claras, sólo repetían que se oyeron explosiones, probablemente provenientes de armas de fuego, junto a muchos gritos. Lo siguiente fue el silencio. Un tétrico mutismo cargado de una pesada atmósfera que presagiaba muerte. Los policías se abrieron paso por la puerta delantera viendo los rastros de destrucción en la casa; cuadros rotos, manchas de sangre y desorden por doquier. Los oficiales entonces avanzaron con precaución hasta que el sonido de un llanto captó su atención. Siguiendo aquel sollozo se encontraron a un niño de cabellos oscuros llorando delante de un rubio.

—Tranquilo, pequeño —dijo uno de los policías con amabilidad intentando acercarse a él.

—¡Ayúdelo! —gritó el niño apartándose un poco al verlo intentar tocarlo.

—Todo estará bien —murmuró el rubio tendido en el suelo respirando con dificultad.

—Señor, lo llevaremos con un doctor y luego nos podrá explicar que sucedió —dijo un policía ayudándolo a ponerse de pie.

—Claro —movió un poco la cabeza y le hizo señas al niño para que también avance.

 

“¿Por qué hiciste esto, Itachi?”

 

De aquel horrendo suceso pasaron los años de forma apresurada. Para aquel niño no había día en que su mente no reprodujera ese hecho, cual película sin fin. Eso era lo que lo motivaba a vivir. Su única meta para sobrevivir en el mundo luego de quedar huérfano era la venganza. Su hermano mayor pagaría con sangre lo que hizo. Esa era la única forma de limpiar su honra y calmar el odio en su corazón. Ya no era aquel niño de siete años que sólo podía ver a su hermano asesinando a sus padres sin compasión. Ahora era un adolescente de diecisiete años, era mayor, más hábil y poderoso. Si un encuentro volvía a surgir, sabría exactamente qué hacer.

—Sasuke —llamó su amigo Gaara sacándolo de sus obscuros pensamientos―. ¿Otra vez piensas en Itachi? —preguntó preocupado.

—No hacía eso —respondió retomando su camino hacia la escuela sabiendo que el pelirrojo lo seguiría—. Pensaba en…

—¿Formas de tortura cuando lo encuentres? —preguntó Gaara siguiéndolo como predijo internamente el moreno.

Ellos se conocían desde hacía algunos años y estaba al tanto de la situación “familiar” del Uchiha. Él velaba por el bienestar del otro sabiéndolo solo; sus padres muertos, su hermano el victimario prófugo y su tutor legal de viaje. Sasuke estaba mal acostumbrado a la soledad, ya que su tutor, si bien se hizo cargo de él cuando perdió a su familia, también lo dejaba por semanas o meses cuando emprendía sus viajes por el mundo en busca de Itachi. Allí es donde Sabaku era una tabla de salvación para él, al estar pendiente de que no se olvidara del mundo a su alrededor. Uchiha tenía que entender que había más cosas en la vida que sólo la venganza, dado que, luego de concretar su revancha ¿qué sería de la vida del azabache?

—Ya deberías saber que una vez que lo encuentre, lo mataré —aseguró Uchiha con una mirada de odio mientras apretaba sus puños.

Gaara lo miraba preocupado por esas reacciones. Lo único en la mente de su amigo siempre era la venganza y eso no era bueno para sí mismo. Soltó un suspiro al perder la cuenta de cuantas veces lo vio de esa forma. Siendo apenas de mañana sería bastante pesado lidiar con el azabache cuando se metía en sus pensamientos. Los cuales se vieron interrumpidos por un grupo de chicas fanáticas de Sasuke. Las féminas se veían muy impacientes y traían gestos de enojo fingido mientras lo miraban. Ambos chicos pusieron expresión de confusión al no entender que podían desear de ellos.

—¡Sasuke-sama! —gritaron colgándose de sus brazos mientras otras sólo lo miraban fijamente sin dejar de invadir su espacio personal.

—¿Qué sucede? —preguntó mirándolas con seriedad y advertencia por tomarse tantas confianzas con él. Ante eso, lo soltaron, pero siguieron cerca.

—Es que no es justo lo que nos hace —reclamó una haciendo un puchero que pretendía ser adorable mientras era secundada por sus compañeras.

—No entiendo de qué están hablando —dijo Sasuke buscando con la mirada a Gaara con la esperanza de que él supiera algo. A lo cual el aludido sólo negó con la cabeza.

—A nosotras siempre nos rechazas cuando te invitamos a salir, pero a las chicas del otro instituto les dijiste que sí —explicó, o más bien, reclamó una de ellas.

—Todas las estudiantes de los colegios cercanos están hablando del galán Uchiha Sasuke —agregó otra con molestia al saber que sólo con ellas era tan frío y distante.

Los labios del moreno se fruncieron hasta formar una línea recta. Ignorando al grupo, el cual no paraba de hablar de lo injusto que era que con otras chicas fuera tan coqueto, Sasuke fue en busca de su posible impostor. El pelirrojo lo siguió de cerca intuyendo que al encontrar a su objetivo muy posiblemente lo iba a estrangular. Uchiha caminó presuroso hacia la biblioteca del instituto abriendo la puerta con violencia, interrumpiendo la pacífica lectura de otro moreno.

—¡Sai! —gritó el azabache con furia recibiendo un regaño de parte de la bibliotecaria.

—Mejor vamos a donde puedas gritar cómodamente —susurró Sai sujetándose al brazo de Sasuke yendo ambos fuera de allí.

Con su típica y muy falsa sonrisa, se abrazó al Uchiha de manera muy “cariñosa”. El pelirrojo miraba con advertencia al más pálido sabiendo de sus hábitos de meter mano cuando menos se lo esperaban. No era inusual ver a Uchiha reclamando a su “copia barata”, como solía decirle. Después de todo, Sai tenía el mal hábito de usar el nombre de Sasuke para obtener algún beneficio cuando lo requería. Por consiguiente, el sospechoso número uno para lo mencionado por las compañeras de Uchiha, era él. Una vez que llegaron al patio trasero, estando seguro de que nadie los vería si cometía homicidio, Sasuke inició su reclamo.

—¡¿Qué pretendes ahora?! —cuestionó con molestia sujetando el cuello de la ropa de Sai.

—Una cita con tu lindo mapache —contestó mirando a Gaara, quién sólo frunció el ceño por lo infantil que era para responder.

—Dije “ahora” —destacó Sasuke aflojando un poco el agarre—. Tus intenciones pervertidas con Gaara me las sé hace mucho tiempo.

—Entonces estoy perdido con tu pregunta —comentó sujetando las manos de Sasuke para que lo soltara.

—Muchas chicas me reclaman haberme visto seduciendo a las estudiantes de otros institutos —aclaró Uchiha clavando su mirada en los ojos del otro—. Quiero saber si estás involucrado.

—No nos sorprendería si es otro de tus trucos para comer gratis —agregó el pelirrojo manteniendo una distancia prudente de los azabaches. Si se metía demasiado, Sasuke lo golpearía a él por meter sus narices donde no le llamaban.

—Esta vez no he sido yo —afirmó con seguridad mirando a Sasuke fijamente.

—Es imposible que haya dos personas lo suficientemente similares a Sasuke para hacerse pasar por él —comentó Gaara cruzado de brazos aún sin creer de todo en Sai.

—Les juro que no fui yo —repitió elevando un poco más la voz, enfrentándose con la mirada a ellos.

—Entonces ¿Quién? —cuestionó al aire mientras esperaba alguna sugerencia o pista para dar con quién se había hecho pasar por él.

Al oír que las clases pronto iniciarían tuvieron que dejar su charla para después. Los tres fueron a sus respectivos salones para cumplir con sus obligaciones de estudiantes ignorando por el momento al impostor. El cual estaba más cerca de lo que ellos creían. A tan sólo unas calles del instituto, se encontraba alguien idéntico a Sasuke. El azabache estaba caminando completamente despreocupado con una rosa en su mano hasta que fue atropellado por un rubio que iba corriendo en dirección contraria. Ambos chocaron fuertemente cayendo al suelo por el golpe.

—¡Fíjate por dónde vas, idiota! —dijo el azabache levantándose con molestia mientras se sacudía la tierra de su ropa.

—Tú ten más cuidado, Teme —reclamó Naruto levantándose enojado listo para iniciar una pelea—. ¿No viste que venía corriendo? —preguntó con el ceño fruncido.

—Estaba muy ocupado observando a las hermosas koneko-chan como para fijarme en un rubio con cara de idiota —respondió mientras alzaba la cabeza de forma exagerada y miraba al horizonte, cual actuación digna de telenovela.

—¿Koneko-chan? —repitió el rubio en forma de pregunta para luego acercarse y colocar su mano en la frente del moreno—. Teme, ¿te sientes mal? ¿Tienes fiebre?

—No fastidies, kitsune-chan —ordenó el de ojos negros golpeando su mano para apartarlo de su frente—. La única fiebre que tengo es la del amor desmedido que le tengo a mis hermosas gatitas.

—Tú tienes algo muy raro —comentó Naruto mirándolo con sorpresa y retrocediendo un poco estando alerta a lo que pudiera hacer el otro.

—¿No deberías estar en la escuela? —preguntó el de cabello oscuro con una sonrisa cargada de burla—. Creo que deberías seguir tu camino.

—Tú también deberías estar en la escuela —le recordó el de ojos claros acercándose al otro para jalarlo hacia el instituto.

Uzumaki se llevó a Sasuke a rastras hacia la escuela ignorando las protestas del mencionado respecto a que no deseaba entrar allí. Para su mala suerte, uno de los maestros los atrapó ingresando al edificio fuera del horario correspondiente. Por ello a ambos les tocaba una amonestación por llegar tarde. Además, a Sasuke le dieron un castigo extra debido a sus comentarios fuera de lugar y llenos de burla dirigidos a las figuras de autoridad. Naruto no entendía qué demonios sucedía con el alumno ejemplar Uchiha Sasuke. Y la misma reacción de desconcierto del de ojos azules era compartida por el maestro. El alumno frente a él no era el mismo chico educado y del que tanto se enorgullecía toda la escuela por sus logros académicos.

—Señor Uchiha, por ser su primera falta seré blando con usted, pero que está actitud no se repita —advirtió Iruka, el maestro que los atrapó in fraganti.

—No me importa si me castiga —respondió Sasuke alzando sus hombros con despreocupación—. Yo sólo vine porque el kitsune-chan me arrastró hasta aquí y si me quedo será por las hermosas gatitas que esperan conocer el amor gracias a mí —explicó con una rosa en su mano y con la otra echando su cabello hacia atrás.

—¡Teme! —exclamó el blondo sin poder creer lo que sucedía.

Sin esperar algún otro comentario, el azabache salió corriendo por los pasillos. Iruka no tardó en seguirle el paso, creyó que lo perdió de vista cuando dobló en el pasillo en el cual se encontraban los baños del alumnado. Empero, la suerte estaba del lado del castaño, debido a que el propio Uchiha venía corriendo en su dirección. Sasuke puso cara de sorpresa y molestia al ver a su maestro en lugar de la persona que estaba buscando. Por su parte, Iruka se puso nuevamente serio antes de llevarse al Uchiha agarrado de la oreja como si fuera un niño pequeño.

—Iruka-sensei ¿qué está sucediendo? —preguntó el azabache entre adolorido por su oreja y avergonzado por ser tratado como un niño.

—Creo que estás recibiendo las malas influencias de Naruto —comentó arrastrándolo donde el mencionado.

—¡Oiga! —reclamó Uzumaki ofendido—. Yo soy un alumno destacado de esta escuela ttebayo.

—Destacado en desastres —se burló Sasuke mirándolo con superioridad—. Sólo causas problemas, perdedor.

—¿Qué dijiste, bastardo? —cuestionó con un tic nervioso en su ojo—. Repite eso si tienes las agallas ttebayo.

—Cuando quieras —respondió Uchiha haciéndole frente con la mirada.

—¡Alto ustedes dos! —ordenó Umino jalando las orejas de ambos—. Creo que Naruto sí está siendo mala influencia. Mira que llegar tarde e insultar a tus mayores, ojalá tú hubieras influenciado a Naruto y no al revés —suspiró abatido el castaño—. Ambos están castigados.

—Pero… —quiso alegar Uchiha siendo acallado rápidamente por su maestro.

—Sin reclamos y por ahora vayan a sus clases —declaró Iruka sin pensarlo más.

Con resignación los dos alumnos se fueron a sus salones, muy molestos por el castigo. Sasuke lo consideraba injusto, porque él no hizo nada y Naruto debido a que gracias a Uchiha, su castigo por llegar tarde se hizo más severo por culpa de la bocota del moreno. ¿Tanto le costaba cerrar la boca y aceptar el suave castigo que les iban a dar? Al parecer sí, ya que hizo enojar a su maestro volviendo a su castigo más duro. Sasuke sólo podía pensar en lo sucedido. Su impostor estuvo a su alcance y no lo atrapó por culpa de Iruka y su, para nada favorable, intervención. El doble de Uchiha mientras tanto se encontraba en el patio caminando despreocupado.

—Estúpido rubio —insultó al aire sabiendo que nadie lo vería—. Yo no quería estar tan cerca del Sasuke verdadero. La diversión se termina cuando nos veamos —comentó al aire mientras caminaba lejos de la escuela.

Por el camino iba lanzando besos al aire a cada mujer que consideraba bonita, sin olvidar dejarles una rosa de dudosa procedencia, en las manos. Recitaba palabras oídas en cualquier película romántica barata y regalaba sonrisas seductoras.

—Oh mis hermosas gatitas, yo el guapo y caballeroso Uchiha Sasuke juro que daría mi vida por protegerlas —prometió repartiendo rosas mientras besaba el dorso de la mano de las chicas allí.

Muchas de ellas suspiraban por él, después de todo se trataba de un chico atractivo y, pese a sus frases clichés, era muy divertido y encantador. Su apariencia compensaba por mucho esa actitud superficial que mostraba, una salida con él no era ningún compromiso por lo cual era fácil aceptar una cita. Un rato de diversión con un chico guapo y luego cada uno por su lado. Todos ganaban, especialmente el impostor de Sasuke. Él sabía que tarde o temprano tendría que hacerle frente al Sasuke real y ya no podría seguir haciéndose pasar por él. Sacando de su cabeza aquellos pensamientos, siguió cortejando a las chicas hermosas que pasaran cerca suyo. Sacaría todo el provecho posible al tiempo que le quedara.

En la escuela, Sasuke juraba asesinar al insensato que lo estaba usurpando. Mientras su doble estaba quién sabe dónde divirtiéndose usando su cara y su nombre, él estaba oyendo un largo sermón por parte de su maestro. Además de que Naruto estaba mirándolo acusadoramente culpándole por el castigo. Al haber estado juntos cuando fueron atrapados llegando tarde y peleando frente a Iruka se les dio el mismo castigo. Naruto tenía mucha molestia contra su compañero, puesto que su castigo sería menor de no ser por los insultos de Sasuke hacia el maestro. El regaño se interrumpió cuando una larga hora transcurrió. Teniendo algunos pendientes en el salón de maestros, Iruka dejó a los alumnos en el salón.

—¿Qué demonios te sucede, Teme? —preguntó el rubio mirándolo fijamente en busca de una respuesta—. No parecías tú mismo ttebayo.

—Hay un impostor —respondió el azabache apretando sus puños con molestia antes de fijar sus ojos en él—. Dime ¿cómo es ese desgraciado?

—Pues…  es como tú —contestó Naruto mirándolo confundido—. En el aspecto es una copia perfecta de ti. La actitud es la diferencia.

—¿En qué exactamente? —interrogó con seriedad—. Necesito toda la información posible para encontrarlo y obligarlo a dejar de darme problemas —explicó Uchiha girándose un poco en la silla para mirarlo de frente.

—Sólo busca una copia tuya que sí sabe sonreír —declaró Uzumaki alzándose de hombros sin saber qué más decirle como ayuda.

Iruka irrumpió nuevamente en el salón de castigo y los dejó salir diciendo que terminó su castigo por causas mayores. Ambos aliviados por ello, obedecieron y se alejaron de allí pensando en el impostor. Ni terminaron de caminar por el pasillo cuando un grito de Iruka los hizo voltear a mirar en esa dirección.

—¿A dónde creen que van ustedes dos? —preguntó el castaño visiblemente enojado con ellos—. El castigo no ha terminado aún.

—¡¿Qué?! —exclamaron los menores sorprendidos por sus palabras.

—Usted nos dijo que podíamos irnos —argumentó Sasuke queriendo evitar otro castigo.

—Yo no he dicho nada de eso —afirmó Umino con los brazos cruzados—. Tendré que hacer que su castigo dure más por esto.

—No, por favor, Iruka-sensei —pidió Naruto. Él no quería más problemas con su maestro. Ese día estar cerca de Sasuke sólo le traía eso y castigos.

De alguna forma también había un doble de Iruka. ¿Cómo? Era la pregunta que tenía en su mente Sasuke. ¿Sería obra de su propia imitación? ¿Habría más como ellos? Para su fortuna, mientras él y Naruto cumplían con el castigo, Sai y Gaara preguntaban a las estudiantes acerca de todo lo relacionado a ese otro Sasuke. La información era bastante escasa, debido a lo mucho que las chicas se desviaban del tema y de la pregunta para dedicarse a quejarse y sacar su envidia por las otras chicas. Entre todas sus maldiciones hubo algo que captó la atención de Sai: el lugar que la copia frecuentaba. Varias personas dieron crédito a que en la zona de moteles cercana a la escuela solía verse a “Sasuke” regalando flores. ¡Bingo! Ya sabían dónde ir a buscarlo.

Con lo poco que sabían del impostor de Sasuke, sólo les quedaba de opción ir hacia ese lugar y tenderle una trampa. Aquella zona era un lugar lleno de lujuria y no era bien visto que unos estudiantes como ellos estuvieran deambulando por allí. Si alguien los veía y/o informaba a su instituto podían darse por muertos, ya que seguramente mínimo serían suspendidos o en el peor de los casos expulsados. Para empeorar aún más las cosas la vestimenta que tenían en esos momentos era algo que preferían mantener en secreto de todos y deseaban que fuera algo que jamás fuera mencionado nuevamente.

—¡¿Por qué demonios estamos vestidos así?! —preguntó a gritos Naruto mientras bajaba un poco la corta falda intentando cubrirse lo más posible.

—No te quejes que no eres el único en esto —protestó Gaara completamente avergonzado y molesto.

—Está es la única forma —respondió Sai mirándolos con una enorme sonrisa.

—Creo que es más un fetiche pervertido tuyo —comentó Sasuke mirándolo con burla.

Tanto el rubio como el pelirrojo estaban usando faldas sumamente cortas, camisetas de mujer y tacones que no los dejaban estar parados en equilibrio. Los dos maldecían por dentro al de la falsa sonrisa por tan estúpida idea y a ellos mismos por dejarse convencer. Por su parte, Sasuke los miraba con burla por las apariencias de ambos. Siendo hombres, aquella ropa no les hacía justicia. Ellos no tenían curvas que lucieran las prendas y sus anchas espaldas amenazaban con romper las ajustadas camisetas. Sasuke agradeció mucho que su ropa fuera más normal que la de ellos, ya que él sólo tenía una camiseta azul, pantaloncillos cortos negros y una pequeña capa del mismo color.

—¿Listo para esto, Uchiha? —preguntó Sai viendo al mencionado de pies a cabeza—. Te queda bien, aunque nada supera al sexy pelirrojo.

—Llave que guardas los poderes de la oscuridad muestra tu verdadera forma ante mí que acepté esta misión contigo ¡libérate! —recitó Sasuke haciendo aparecer un báculo de color rosado con una estrella en la punta—. Ahora estoy listo para atrapar a ese pequeño infeliz.

—Yo me considero alguien muy feliz —interrumpió una voz ajena a ellos.

Los cuatro voltearon hacia arriba viendo en lo alto del muro a una copia de Sasuke sentada mirándolos divertido. Ellos habían elegido un callejón oscuro y deshabitado para planificar su estrategia para atrapar al impostor. Sin embargo, él les había ahorrado el trabajo de buscarlo. Los negros ojos de Sasuke chocaron con su imitación, la cual sólo mantenía su sonrisa de lado sin dejar de jugar con la rosa en su mano. La copia no había hecho nada para atacarlos, pero no dejaba de reírse al mirar como estaban vestidos sus perseguidores.

—Nos has facilitado el buscarte, carta Clown —afirmó Uchiha poniéndose en guardia mientras apuntaba a su copia.

—Y ustedes me facilitan un rato de buena diversión —respondió sin inmutarse por la postura de ataque—. Digo, ¿su plan era matarme de risa antes de sellarme? —preguntó burlón.

—De hecho, escuchamos que te gusta seducir chicas lindas y creímos… —explicó Sai siendo interrumpido por la mirada furiosa de los dos chicos en falda y la voz de la carta.

—Creyeron que sería tan estúpido como para dejarme engañar por un par de idiotas travestis —dijo el doble de Sasuke.

—A pesar de ser un charlatán pareces demasiado confiado —afirmó Naruto elevando la voz mientras lo señalaba—. Eres un… un…  Charasuke.

—Dobe, no te pongas a nombrar a mi imitación como si fuera una mascota —ordenó enojado Uchiha volteando a verlo—. Eres el menos indicado para burlarte cuando te ves ridículo.

—Esto lo hice para ayudarte en tu misión ttebayo —reclamó ofendido—. No serias un buen card captor sin nuestra ayuda —acusó señalándolo con su dedo.

Hartos de las escandalosas risas de parte de “Charasuke”, tanto Gaara como Naruto cerraron un momento sus ojos para asumir su apariencia de guardianes. Una fuerte luz se desprendió de sus cuerpos antes de dejar caer al suelo las estrafalarias ropas otorgadas por Sai, dejando en su lugar un zorrito de nueve colas y un mapache. Ambos del tamaño de peluches que volaban cerca de la cara de Uchiha. Después de todo ellos eran los encargados de ayudar en la misión de Sasuke de recolectar las cartas Clown. Aquellas que fueron dispersas años atrás y cuyo deber de recolectarlas recaía en Uchiha Sasuke, el actual card captor. Charasuke se paró en aquel muro y de un salto hacia atrás comenzó la huida aprovechando el momento de ceguera de Sasuke durante la transformación de sus guardianes.

—¡Maldición! —exclamó Uchiha al no ver a su copia. Sacó de su bolsillo una carta y la arrojó al aire antes de golpearla con la punta de su báculo—. ¡Vuelo!

Al momento de decir eso liberó el poder de la carta, la cual creó unas alas en la espalda de Sasuke. Alzó vuelo siendo seguido por los guardianes quienes le indicaban donde sentían la presencia de la carta. Agradecían internamente que la carta estuviera huyendo hacia una zona deshabitada. En caso de desatarse una pelea, la cual era muy probable, no habría personas inocentes implicadas. La carta se detuvo en un parque sin personas a su alrededor y se sentó al borde de la fuente hasta ser alcanzado por sus perseguidores.

—Lentos —se burló mirándolos con un falso puchero.

—¿Qué carta eres tú? —preguntó Gaara mirándolo con seriedad mientras seguía en su forma de mapache.

—No, no —negó con un leve movimiento de cabeza—. Las cartas sólo podemos ser selladas cuando se usa nuestro verdadero nombre —explicó Charasuke con una mueca de superioridad—. No les diré mi nombre, no quiero ser sellado aún.

—Deberías rendirte por las buenas y dejar que te regrese a la forma humilde que mereces —exclamó Sasuke preparando sus cartas para atacar cuando bajara la guardia.

—¿Humilde? —preguntó ofendido Charasuke mientras alzaba su mano y chasqueaba sus dedos—. Mi única forma es fabulosa —deletreó la última palabra mientras su ropa igualaba a la de Sasuke—. Anda, repite conmigo “la fabulosa forma que mereces” —dijo burlón.

—¡Rayo! —gritó Uchiha usando esa carta de improvisto—. ¡¿Qué demonios?! —preguntó al ver que su ataque era detenido.

Su sorpresa fue mayor al ver que su ataque fue anulado por otro idéntico al suyo. Esa maldita carta no sólo copió su apariencia y ropa sino también su magia. ¿Qué clase de carta era esa? Hasta los guardianes de las cartas estuvieron confundidos. ¿Desde cuándo había una carta que servía para imitar el aspecto de otro? Tenía su apariencia y su magia, para ser una carta tenía algo un tanto diferente. Uchiha decidió cambiar de estrategia y pasar a una pelea cuerpo a cuerpo, mas al igual que con el ataque rayo sus movimientos se anulaban por unos exactamente iguales.

—Está ropa no me gusta. Parezco un elfo emo y nudista —se quejó Charasuke por la ropa que copió mientras daba unos pasos lejos del verdadero—. Y muy afeminado.

—¡Cállate! —ordenó Sasuke con furia—. Yo no elegí esta ropa y no dejaré que andes como un mujeriego de cuarta usando mi rostro.

—Uy ¿cómo lo evitarás? —preguntó burlón mientras intercambiaban golpes—. ¿Me golpearás con tu palito de niña?

—Es un báculo mágico —corrigió Sasuke dándole una fuerte patada que fue esquivada por su copia.

—Es rosa —señaló Charasuke con aire de triunfador—. Palito de niña.

—Ya venía así —aclaró avergonzado de tener ese tipo de herramienta para sellar las cartas—. Yo no elegí que fuera rosa.

—Sí claro —respondió Charasuke con burla mientras seguía esquivando sus ataques.

Sai se mantenía a una distancia prudente viendo a detalle la batalla. Él no podía intervenir directamente, ya que era necesario que Uchiha en persona sellara la carta. Él era el único con la magia necesaria para ello y como card captor cada batalla lo hacía mejorar sus habilidades. Por su parte, los guardianes intentaban adivinar de que carta se trataba. Sin su nombre real no podría regresarlo a su forma original. En sus formas de guardianes eran bastante inútiles por su tamaño y poco poder, hasta se podría decir que estaban peor que como humanos, por ello ayudaban de otra manera. Sasuke necesitaba con urgencia averiguar qué era esa carta. Cada ataque era copiado y anulado por uno idéntico, fuera magia o ataques físicos, todo lo imitaba.

—No puedes sellarme aún —afirmó Charasuke mirándolo fijamente con una sonrisa de lado.

—Tengo el deber de hacerlo —dijo Uchiha mirándolo como podía, ya que sentía que pronto se desmayaría.

—Yo me dejaré sellar voluntariamente por el primero en reunir a las otras cincuenta y un cartas —confesó el doble de Sasuke.

—¿A qué te refieres con "el primero"? —interrogó el mago.

—Sólo tienes diez cartas —comentó Charasuke mirándolo de forma arrogante mientras metía las manos en sus propios bolsillos sabiendo de la molestia que generaría en el otro—. Ni siquiera llegas al nivel de Itachi. Él tiene veintiún cartas.

—¿Tú lo conoces? ¿Qué diablos eres? —interrogó de forma apresurada queriendo acercarse hasta el otro.

No logró su cometido, ya que la larga y desgastante pelea en la que sus ataques eran simplemente anulados, lo dejó sin fuerzas. Debido al cansancio estuvo a punto de caer directamente al suelo, de no ser por Naruto, quien lo atrapó entre sus brazos luego de volver a su forma humana.

—No tienes el nivel necesario para sellarme... aún —comentó Charasuke acercándose a él y dejando un papel en la mano de Sasuke.

—¿Qué demonios es esto? —preguntó Uchiha mirándolo con rabia y luego al papel en su mano.

—Es mi número de celular —respondió la carta mirándolo con burla—. Puede que yo sea una carta creada hace siglos, pero tú eres un anciano si no entiendes que es más fácil una llamada.

—¿Qué ganas con esto? —preguntó Sai mirándolo fijamente y con seriedad—. ¿Por qué no nos dices que carta eres?

—Yo... —dijo bajando un poco la mirada ocultando sus ojos detrás de su cabello—. Quiero formar un harem lleno de hermosas gatitas que me adoren y amen, mientras yo...  argg —se quejó al sentir un fuerte golpe en la cabeza por parte de Sasuke—. Te dije que me dejaré sellar al último.

—No perdía nada intentando sellarte —afirmó Sasuke mirándolo mal—. Estás usando mi cara y mi nombre. Además de que no me dices nada sobre Itachi.

—Yo no sé nada sobre ustedes, más que son los que recolectan a las cartas. Y seguiré en esta apariencia porque me gusta seducir tan rápido a las chicas ―declaró mientras sobaba el golpe de su cabeza.

Los guardianes miraron mal a Charasuke por su actitud, pero Uchiha los retuvo. Si esa carta cumplía su palabra, la podría llamar cuando reuniera a las demás. Eso sumado al hecho de que, si la regla era pareja, Itachi lo buscaría por las cartas que él poseía y viceversa. Su tan codiciada venganza se concretaría sin faltas y luego se encargaría de su imitación. Después de todo ¿Qué daño podía hacer su mujeriego clon? Decidió dejar el asunto por el momento y dedicarse a mejorar su magia, debía apresurarse a juntar más cartas. Descontando a Charasuke y las que estaban selladas entre Itachi y él, sólo restaban veinte cartas y cualquiera podría propiciar un encuentro.

Por su lado, la carta sin identificar luego de su pelea con Sasuke caminaba por las desoladas calles de la ciudad. La noche hacia ver más hermosa a la luna llena que iluminaba todo suavemente revelando hasta a los que pretendían ocultar sus negras intenciones con la noche reinante.

—Pese a su actitud, Sasuke tiene un alma muy pura —comentó a la nada mientras sus ojos brillaban de un color carmesí—. Será demasiado sencillo que sea corrompida —monologó torciendo sus labios en una media sonrisa―. La siguiente vez que nos encontremos no será tan divertido.

 

CONTINUARÁ ...

 

 

 


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