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DESTINADOS por Liss83

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Notas del capitulo:

Alguien preguntó por lo suculento del fics?

Los días en la mansión Zabini se apaciguaron bastante después de la visita a la Madriguera. Las bromas en la mesa a la hora de las diferentes comidas, conversaciones durante las caminatas por el jardín, las noches largas en las que exploraban sus cuerpos interiorizándose más del ajeno. Los besos antes de salir o al regresar del trabajo

Esa noche era especial y ambos lo sabían. Después de las consultas y las respetivas solicitudes ante el Ministerio para la adopción  mágica, finalmente les habían dado fecha para vincular la magia de sus hijos a la de Blaise. En una semana por fin Molly no tendría ningún vínculo con sus hijos, y todo sería mucho más fácil aun

 

 

 

Arthur entró a la recámara y sonrió al ver a Blaise parado en el balcón. Lanzó un hechizo insonoro sobre la puerta para que nadie escuchara. Dejo su varita sobre la mesita de noche y camino hacia el chico y lo abrazó por la espalda para besarle la espalda

 

 

 

-          Los chicos ya se durmieron – dijo el pelirrojo aspirando su aroma

-          ¿Ah sí? – dijo Blaise mientras giraba y lo abrazaba por la cintura  mientras Arthur le rodeo el cuello con los brazos – supongo que nosotros también tenemos que ir a la cama

-          Si – dijo Arthur empezando a desabotonar la camisa del moreno – solo que yo no planeo dejarlo dormir señor Zabini – y besándole el cuello

-          ¿Pusiste chinches en mi lado de la cama? – dijo Blaise frunciendo los ojos

-          Hablas demasiado, niño – dijo Arthur arrojándolo a la cama

-          ¡Uou! – dijo Blaise en medio de una carcajada – ¿Dónde está mi pudoroso y tímido señor Weasley? ¿Y qué hiciste con él?

-          ¿Lo quieres de vuelta? – preguntó Arthur sentándose en  sobre su entrepierna y moviendo las caderas

-          Mañana muy temprano, por favor – dijo Blaise –. No quiero que los niños vean un mal ejemplo

-          Piensa que será… una especie de clase de biología – dijo Arthur y ambos lanzaron una carcajada

-          Con lo hormonal que andan – dijo Blaise quietándole la camisa – seguramente correrían a practicar – besándole el cuello –. Y no me lo tomes a mal, pero somos demasiado jóvenes para ser abuelos

-          Hay algo que te quiero preguntar hace días – dijo Arthur cerrando los ojos

-          Si Arthur – dijo acariciándole los muslos mientras le basaba el pecho –, me traes loco

-          No eso, bobo – gimió Arthur cerrando los ojos mientras sonreía – en realidad me lo preguntaron los niños cuando nos mudamos aquí ¿tú… quieres… hijos? Ya sabes. Engendrados por ti, nacidos de mi

-          ¿Tú quieres más hijos? – pregunto Blaise mirándolo curioso

-          Bueno… – dijo Arthur – eres un hombre… joven, es lógico que quieras que…

-          Arthur – dijo Blaise – mira…, antes de reclamar a los niños, lo pensé. Pero ahora no sé, los quiero como míos de verdad, ya sabes… – Arthur miro hacia otro lado – te propongo algo sobre ese tema. ¿Qué te parece si lo dejamos a Merlín?

-          ¿Qué quieres decir? – pregunto Arthur

-          Eso que escuchaste – dijo Blaise –, si Merlín quiere tendremos más hijos, si no… yo – encogió los hombros – ya soy feliz con los que tenemos – Arthur lo miro fijamente y sus ojos se llenaron de lágrimas – ¿dije algo malo? – preguntó preocupado por lo que Arthur sonrió negando con la cabeza – ¿Entonces?

-          Aquel día – susurró Arthur – en  el restaurante. La primera reunión que tuvimos como destinados ¿la recuerdas? – y Blaise asintió limpiándole las lágrimas – tenía miedo a que rechazara a los chicos y me obligaras a… Después cuando nos mudamos a tu casa, aunque estaba consiente que entre destinados es imposible, tuve miedo de que… me tomaras a la fuerza

-          ¿Haz… ese ha sido tu miedo todo este  tiempo? – preguntó Blaise sorprendido –. Amor, eres mi destinado. No tienes que tener miedo de mí. Jamás te lastimaría.

-          Ahora lo tengo muy claro – dijo Arthur antes de besarlo

 

 

 

Lentamente Blaise lo acostó y comenzó a besar su cuello mientras le  abría la camisa haciendo gemir el pelirrojo por lo bajo. Las manos del italiano se deshicieron de la camisa y siguieron su camino hasta bajo, acariciando de manera lenta y tortuosa los muslos del mayor mientras sus labios empezaban una lucha sin cuartel por la supremacía del beso. Ninguno necesitaba más aire que el oxígeno que el otro le regalaba. Mordidas suaves, gemidos lujuriosos, caricias placenteras en los lugares exactos en el momento preciso, era lo que la luna atestiguaban en la recamara principal de la mansión Zabini

Dos almas que se encuentran y se reconocen en un caótico mundo que es prisionero eterno del desamor. Dos almas que al fundirse en una sola, no conocen límites ni temores porque simplemente estos desaparecen

Arthur había experimentado mucho en el campo sexual, sin llegar a ser igual a Molly, pero las sensaciones que Blaise le estaba provocando en ese momento eran mucho más de lo que podría haber siquiera imaginado alguna vez en la vida. Se mordía el labio para no gritar hasta desgarrarse completamente la garganta. Bajo ningún motivo quería que Blaise lo viera como un cualquiera. Quería que después de esa noche su chico lo amara más aún, si eso era posible

 

 

 

-          No hagas eso – dijo Blaise entre jadeos mientras le quitaba los pantalones a la par que Arthur le abría el suyo

-          ¿Qué hice? – preguntó nervioso. Solo se estaba dejando llevar

-          Te estás conteniendo – dijo Blaise bajándole la ropa íntima y quedando embelesado ante su desnudes

-          No quiero que… – dijo Arthur sonrojado – pienses…

-          Tú – dijo besándole el vientre – lo has dicho – lamiendo el órgano viril del hombre logrando que se estremezca completamente – esta noche no es para pensar – Arthur no se pudo contener y gimió lo más alto que pudo – solo para sentir

 

 

 

Y el pelirrojo se abandonó al placer y el deseo desenfrenado. Quería experimentarlo todo. Disfrutar como nunca lo había hecho. Sintió como algo tibio abarco la totalidad de su miembro, que luego fue acariciado de arriba abajo, de abajo arriba, de derecha a izquierda y de izquierda a derecha que lo incitaba a mover las caderas buscando mayor cercanía. Mientras más esa lengua lo torturaba, mas movía las caderas y más placer alcanzaba

Manos acariciaron sus muslos deslizándose hacia sus glúteos entre los que se coló un dedo algo resbaladizo arrancándole un grito, que ahogó con una almohada, pero una mano quitó la almohada mientras los besos volvían a su cuello

 

 

 

-          No señor – dijo Blaise y el pelirrojo hubiese jurado que sonreía mientras hablaba – dije que te quería escuchar – y volvió a su trabajo en la entrepierna del hombre

-          ¡Blaise! – gimió revolviéndose presa del placer que lo hico venirse en la boca del chico

-          Delicioso – dijo este con una sonrisa lujuriosa – ¿quieres probar? – y unos brazos rodearon su cintura mientras labios asaltaban los suyos sin tregua alguna – ¿te gusta?

-          ¡Mas! – gimió el adulto – ¡Mas! ¡Mucho más!

-          ¿quieres más, eh? – dijo Blaise besándolo nuevamente mientras se acomodaba sobre él

-          ¿Qui… quie…res que ah… ah… gir…? – gimió Arthur con los ojos cerrados

-          Nada de eso – le susurró Blaise al oído mientras le mordía el lóbulo dela oreja – quiero verte, deleitarme con tu hermoso rostro mientras te hago mío, solo mío

-          Bl… Bla… Blai… se – gimió el pelirrojo pero fue callado nuevamente mientras brazos firmes rodeaban su cintura – qui…quie… ro, ah…, ne… cesi… to ¡ah!

-          Te amo – dijo Blaise mirándola fijamente y Arthur por primera vez  se sintió completamente vivo y en paz mientras algo grueso y duro se abrió paso a través de él

 

 

 

¿Dolía? Como absolutamente nada le había dolido jamás, pero a la vez era tan excitante, tan placentero, tan… glorioso. Simplemente se desconectó de la realidad. El vaivén  lo hizo aún más sublime. Sentía mil cosas sobre su piel y debajo de ella también. No sabía si tenía los ojos abiertos o cerrados pero de lo que si estaba seguro es que estaba viendo literalmente las estrellas, las cuales explotaban, convirtiéndose cada una en cientas más

 

 

 

-          Te amo, te amo, te amo, te amo, te amo – le repetía Blaise al oído  con cada estocada

-          ¿No… sa… bes ot… ah… tra… co… sa… ah…? – pregunto el mayor apenas pudo

-          Si, ha… certe… gri… tar – gimió Blaise aumentando el ritmo y Arthur gimió aún más alto antes de venirse entre ambos cuerpos, mientras el menor lo hacía entre ambos

-          Eso fue… – exhaló Arthur mientras el pelirrojo se dejaba caer sobre su pecho

-          Te quedas corto, cielo – dijo Blaise exhausto 

-          ¿Listo para la segunda ronda, cariño? – dijo el pelirrojo con picardía mientras le besaba el pecho y reía a carcajada ante la cara de agotamiento de Blaise – ¿y el viejo soy yo?

-          ¿Eso crees? – dijo Blaise mordisqueando el pecho y el cuello del pelirrojo – ¿Crees que soy un viejo?

-          ¡Blaise… despacio! – dijo en medio de una carcajada – ¡Blaise despacio! ¡Blaise!

 

 

 

Esa sería la primera de las noches que Arthur Weasley contaría entre las más felices de su vida

 

 

 

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Ginny tomaba desayuno en silencio mientras reía disimuladamente de las peleas de sus hermanos debido a unos ruidos raros que habían escuchado en la habitación de sus padres la noche anterior

 

 

 

-          Enserio ¿podrían dejar de hablar de la vida… “sex… ual” de mis padres? – dijo Ron haciendo gestos de repugnancia – gracias

-          Pero técnicamente – dijo Ginny – venimos… de ahí

-          Iugh – dijeron los gemelos

-          Se me fue el hambre – dijo Percy apartando su plato

-          Esperaba que los gemelos hicieran eso – dijo Billy dejando de echarle dulce al pan – no de la princesita de mis papás

-          No sé de qué hablan – dijo Ginny bebiendo café

-          Buenos días – dijeron Blaise y Arthur entrando sonrientes al comedor

-          Buen día – dijo Ginny con picardía mientras los demás se concentraban en sus desayunos y Blaise le acomodaba la silla a su pareja que hizo un pequeño gesto de dolor – ¿Cómo amanecieron?

-          Muy bien, cariño – dijo Arthur – gracias – y miró a Blaise sonriendo tontamente antes que el chico le diera un suave beso en los labios

-          Te amo – susurro el chico antes de sentarse en la cabecera – y bien – dijo mientras Arthur le servía café – ¿de qué hablando? Gracias cielo – dijo y empezó a beber

-          Ah, eso – dijo Ginny –, hablábamos de tu vida sexual con mi papi – y todo se ahogaron con sus desayunos, incluso Charlie y Percy lo escupieron – ¿Qué? ¿Dije algo malo?

-          Aun no los adoptas y ya hay alguien muy parecida a ti – dijo Arthur limpiándose con su servilleta

-          Amo Blaise – dijo Friki – llego esta carta para usted y el amo Arthur

-          Gracias Friki – dijo Arthur antes que la elfina desapareciera

-          ¿Problemas? – dijo Fred mientras el Slytherine leía la carta

-          Es del ministerio – dijo Blaise entregándole la carta a Arthur – aceptaron el pedido de adopción mágica. Hoy mismo se deben internar en San Mungo

-          ¿Ho… Hoy? – pregunto Percy mientras sus hermanos se miraban nerviosos entre si

-          ¿Chicos – dijo Arthur suavemente –, ustedes… quieren… esto? – todos asintieron

-          Estén tranquilos – dijo Blaise poniéndole la mano en el hombro a Charlie mientras que con la otra le agarraba la mano a Arthur – todo estará bien. Si existiera la más leve posibilidad, la más mínima, de que estuviesen en peligro, ninguno le hubiese dado permiso

-          Esto es tonto – dijo Ron –, pero… ¿estarán ahí?

-          Todo el tiempo, cariño – dijo Arthur y Blaise sonrió

 

 

 

 


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