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DESTINADOS por Liss83

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Arthur siento como algo pequeño se abría paso entre sus glúteos mientras, tanto su entrepierna como sus tetillas, se erguían nuevamente arrancándole un nuevo jadeo cuando dejó caer la cabeza hacia atrás, y justo cuando sus piernas flaqueaban un par de brazos evito su caída
 
- Yo... yo - intento disculparse 
 
- Acuéstese - dijo el medimago ayudándolo a subir a la camilla nuevamente
 
- Perdón, perdón - decía Arthur a punto de llorar
 
- Tranquilo querido - dijo con voz dulce entregándole un pañuelo desechable
 
- No sé qué me pasa - sollozo el pelirrojo --. Yo no soy así. Perdón 
 
- Lo sé - dijo el médico - tranquilo. Esto será lo último, déjeme ver sus tetillas por última vez - nuevamente el hombre obedeció y el medimago las toco como antes sintiéndolas más duras que la primera vez - muy bien le daré unos minutos para que se relaje y se vista
 
- Gracias - sollozo el hombre mayor y cuando lo escucho salir tomo su miembro y lo volvió a estimularlo hasta liberarse completamente. Lloro abiertamente. Nunca se había sentido así
 
El medimago regresó diez minutos después y encontró a Arthur completamente vestido, sentado frente al escritorio, con el pañuelo desechable en su mano
 
- ¿Se encuentra mejor señor Weasley? - pregunto sentándose frente a él y mirándolo asentir - me alegro mucho. No tiene que sentirse apenado. Su verdadera naturaleza despertó. 
 
- Estoy casado - sollozo - ¡Amo a mi mujer! ¡Acabamos de cumplir 32 años de matrimonio! ¡Es una vida entera! ¿Qué va pasar con mis hijos? ¿con la mujer que amo? ¿voy a perder mi vida? ¿Por qué recién a esta altura de mi vida me pasa esto? ¡Estoy terminando de vivir!
 
- A ver, a ver, a ver - dijo el médico tranquilizándolo - tranquilícese señor. Le recomiendo que hable con un abogado sobre su hijo y su actual esposa. Yo le hablare sobre el aspecto biológico - Arthur se limpió la nariz asintiendo - su pareja, hombre o mujer, también está recibiendo su marca
 
- ¿Pero por qué recién a esta altura? - pregunto Arthur
 
- Puede que no haya estado preparado antes a los ojos de la Madre Magia - dijo el medimago - o... puede ser un adolescente
 
- Puede ser una niña entonces para mi - dijo angustiado
 
- Esa niña solo lo será en edad - dijo el medimago -. Ella... o él - dijo cuidadosamente - ya es una persona lo suficientemente fuerte y madura como para hacer cargo de la familia que formaran tal como cualquiera, al grado que llegado el momento usted no notara esa diferencia
 
- ¿Yo... yo debo...? - dijo Arthur nervioso - Usted me entiende ¿debo darle... hijos?
 
- Es lo lógico - dijo el médico - usted lleva la marca en el pecho - sobre los otros temas le sugiero conversar con un abogado. Pero lo que sí le puedo asegurar es que mientras no se reúna con su destinado y lo reconozca como tal no se sentirá en paz ni será feliz
 
- ¿Y si me rechaza? - dijo Arthur
 
- No lo hará - dijo sonriendo suavemente 
 
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Tres días fue lo que demoro Arthur en encontrar a un abogado familiar que le inspirara lo necesario y lo suficientemente lejos de cualquier conocido. Su cita era a las 6 de la tarde de un día miércoles, en Liverpool, por lo que pidió permiso para salir un poco más temprano. Fue al baño antes de salir de la oficina y se examinó la marca que ese día en especial le dolía más que de costumbre. Su suerte no podía ser más desgraciada. No existían muchos magos con ese nombre y menos con ese apellido, sus hijos no lo aceptarían jamás, lo iban a odiar ¡Por Merlín Santísimo! ¡Era un niño! Sus lágrimas cayeron sin control ¡No era justo!
 
A pesar de todo, estuvo puntual en su cita con la abogada
 
- Muy bien señor Weasley - dijo terminado de escribir - en realidad, su caso es mucho más común de lo que usted cree
 
- ¿Lo dice en serio? - pregunto Arthur sorprendido - ¿Cómo se arreglaría?
 
- Ya que usted es la parte gestante existen varias maneras - dijo la abogada -. Una, y desgraciadamente la más frecuente, es que su pareja rechace a sus hijos y usted rompa cualquier lazo con ellos. En este caso el juez de familia ordenaría modificar la memorias de los niños
 
- ¡Pero son mis hijos! - dijo Arthur desesperado - ¡no los quiero perder!
 
- La segunda opción sería - dijo la mujer en tono tranquilizador - la adopción, es menos común, pero nunca se descarta
 
- ¿Adoptar a mis propios hijos? - dijo Arthur espantado
 
- No exactamente. Le explico - dijo la abogada sentándose mejor y uniendo sus manos a la altura de su rostro -. Su pareja reclamaría a sus hijos ante la magia misma como suyos, sin opinión de terceros
 
- ¿Qué significa eso? - dijo Arthur
 
- El núcleo mágico y sanguíneo de sus siete hijos se modificaría - dijo la abogada - convirtiéndose en una fusión entre el núcleo de su destinado y el suyo. En tal caso sería como si su pareja hubiese engendrado a los chicos y usted los hubiese dado a luz. Por la diferencia de edad no se preocupe, los chicos reconocerían a su pareja como su padre y cabeza de familia de forma natural
 
- ¿Olvidarían a su madre? - dijo Arthur con un hilo de voz
 
- Usted seria su única madre - dijo la abogada
 
- No sé cuál opción sería peor - dijo Arthur mientras sus lágrimas caían
 
- Hay una tercera opción - dijo el hombre - y si me lo preguntan la más cruel - y Arthur respiro hondo tratando de preparar su corazón - la división. La mitad de los niños irían con su madre y la otra mitad con usted. Quienes se queden con ella, romperían todo vínculo y lo olvidarían a usted. Y por el contrario, los que se queden con usted romperían todo vínculo con ella y la olvidarían
 
- ¿No hay una opción donde todos seamos felices? - dijo Arthur con el corazón destrozado
 
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Parado frente al descomunal espejo del baño de su habitación, el joven leía con total claridad el nombre sobre su pelvis que hacía días había empezado a aparecer y entendía el peso de una familia numerosa que tenía sobre sus hombros.
 
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Molly ya estaba harta. Arthur hacía varios días vivía distraído, pero no había querido decirle nada, y lo atribuía al trabajo. Sabía que algo grave le pasaba pero no había manera de que confesara. Estaba casi segura que tenía una aventura, después de todo, al no ser destinados no había ninguna garantía de fidelidad, a pesar de tener siete hijos en común. Por momentos quería golpearlo, gritarle, decirle cuanto lo odiaba, pero esperaba, quería que fuera él quien diera el primer paso, sin embargo los únicos pasos que daba solo lo alejaban más del hombre. Sin embargo todo alcanzo su limite el día que esa carta llego.
 
- Ya llegue - dijo el pelirrojo saliendo por la chimenea
 
- Oh, Arthur - dijo Molly dándole un suave beso en los labios - ¿cómo estuvo tu día?
 
- Agotador - dijo el hombre cuando una lechuza marrón con franjas blancos entro por la ventana - correo a esta hora, no debe ser nada bueno - "Arthur Weasley Ottery St Catchpole, Devon, Inglaterra"
 
- ¿De quién es? - dijo Molly intrigada 
 
- Veamos - dijo Arthur y abrió el sobre - "Necesitamos hablar. Tampoco es fácil para mi" - el pelirrojo sintió como una corriente eléctrica atravesaba su cuerpo. Era el llamado de su destinado, lo sentía. Cerró los ojos. Él tenía un hogar, una vida. No quería perder lo más importante que tenía, su familia
 
- ¿Arthur? - decía la voz preocupada de Molly - ¿Arthur?
 
- ¿Si? - dijo este
 
- ¿Qué pasa? - dijo Molly preocupada - ¿son malas noticias?
 
- Nada importante - dijo subiendo de prisa y encerrándose en el baño. Saco la carta y la releyó mientras arrastraba su espalda por pared hasta sentarse en el suelo. La simplicidad de esa carta le causaba escalofríos. Solo decía "Necesitamos hablar. Tampoco es fácil para mi" - ¡no! ¡no! ¡no! ¡Esto no me puede estar pasando a mi"! - gritó por lo bajo - ¡esto no, Merlín! 
 
- ¡Arthur! - dijo su mujer golpeando suavemente la puerta - ¡Arthur! ¿Estás bien? ¡Arthur!
 
- Si Molly - dijo fingiendo una voz firme - solo dame unos minutos
 
- ¡Arthur no te escuchas bien! - dijo Molly
 
- ¡Maldita sea, mujer, déjame en paz! - gritó Arthur. Esta intento decir algo, pero la voz no le salía, por lo que se fue con lágrimas en los ojos
 
- ¡No quiero! - susurraba Arthur recogiendo sus piernas y abrazándolas - ¡Merlín bendito, no quiero! ¡por favor! ¡No quiero! ¡No quiero! - repetía llorando
 
Una semana después, mientras redactaba un informe en su oficina, escucho que llamaban a su puerta
 
- Adelante - dijo Arthur
 
- Weasley - dijo un joven entrando - te llegó esto - le entrego una carta y salió
 
El pelirrojo abrió lentamente debido a su mano el sobre sin remitente "Te espero en el café que está en la esquina del ministerio. No te atrevas a faltar, porque entonces si iré a tu casa a ejercer todos, lee muy bien, todos los derechos que tengo sobre ti". Presa de una rabia incontrolable destrozo el papel y lo tiro al basurero antes de prender fuego mientras sus lágrimas caían de manera incontrolable
 
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Bebía café tranquilamente en el restaurant cuando lo vio cruzar la puerta y caminar con paso inseguro hasta pararse frente a su mesa 
 
- Por favor - pidió el anfitrión poniéndose de pie
 
- Gracias - susurro Arthur sentándose mientras le acomodaban la silla
 
- ¿Quieres beber algo? - pregunto el joven
 
- Un café por favor - dijo el pelirrojo y el otro hombre hizo una seña - yo...
 
- Para mí también fue una sorpresa - dijo el chico que estaba frente a él - supongo que tienes muchas preguntas
 
- Hable con un abogado... - dijo Arthur con voz temblorosa
 
- Tienes un ejército de abogados a tu entero servicio desde hoy - dijo el hombre
 
- Como sabes, tengo siete hijos... - dijo Arthur con los ojos llenos de lágrimas
 
- Tenemos - interrumpió -, tenemos siete hijos - y lentamente estiro la mano para limpiarle una lágrima -. Desde hoy como, tu compañero destinado, reclamo ante la madre magia a esos chicos como mis hijos - y Arthur cerro los ojos cubriendo su boca con la otra mano - por lo que haremos los trámites para que se haga los rituales pertinentes para que pasen a ser de manera sanguínea y mágica... Zabini - concluyo Blaise
 

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