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DESTINADOS por Liss83

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La familia se apareció en unos de los barrios más lujosos de Londres. Los chicos miraron sorprendidos hacia todos lados preguntándose si la persona que los había reclamado no tendría problema con sus jefes al hacerse cargo de una familia numerosa
 
- Es la del final de la calle – dijo Arthur comenzando a caminar mientras cargaba su maleta
 
- Papá – dijo Ginny – ¿Cómo sabes que nos querrá a todos?
 
- Porque así lo dijo cuándo los reclamo como suyos – dijo encaminándose a la casa
 
- ¿Y tú... le... darás... más...? – pregunto Ron
 
- No seas tarado – le dijo George – ya somos siete. No creo que quiera mas
 
- Yo creo que nos va vender – dijo Fred
 
- Niños – dijo Arthur – yo sé que esto no está siendo fácil para ustedes, pero – cerro los ojos un momento –... su padre y yo..., por favor colaboren – unos segundos después llegaron a hasta la puerta de la casa
 
- La mansión Zabini – dijo Ginny entrando lentamente
 
- ¡Merlín bendito! – dijo Percy a su lado
 
- Vamos a ser sus bufones – dijo Billy casi llorando
 
- Tal vez... papá – dijo Charlie dubitativo – nos defienda
 
- Eso espero – dijo Arthur en un susurro
 
- ¿No deberíamos entrar por la parte trasera? – dijo Ron cuando la puerta se abrió
 
- Eso es para los empleados – dijo Blaise bajando las gradas – no para mi destinado, ni para nuestros hijos
 
- ¡Blaise...! – dijo Fred atónito
 
- ¡...Zabini! – concluyo George en el mismo tono
 
- No entiendo nada – dijo Percy
 
- Friki – dijo Blaise 
 
- ¿El amo llamo a Friki? – dijo la elfina recién aparecida
 
- Lleva las cosas de los amitos a sus habitaciones – ordeno Blaise – y las del amo Arthur a la mía
 
- ¿dijiste a tu...? – preguntaron Fred y George al mismo tiempo
 
- Bienvenidos a su casa – dijo Blaise mirándolos y luego acercándose a Arthur para besarle la mano
 
- Ni te atrevas – amenazo este –, no soy una mujer – y Blaise lo soltó sonriendo
 
- Vamos – dijo Blaise – les mostrare sus habitaciones
 
- No me moveré de aquí hasta que nos expliquen qué está pasando – dijo Ron
 
- Soy el destinado de Arthur – dijo Blaise – y desde hace unos días empecé el trámite para adoptarlos a ustedes como su padre. Por lo que a partir de hoy seremos una familia
 
- ¿Seremos tus...? – dijo Ginny
 
- ¡La mayoría somos mayores que tú! – dijo Billy 
 
- Eso no importa – dijo Blaise –. La magia nos eligió a su papi y a mí para ser destinados , y para criarlos a ustedes juntos
 
- ¿Criarnos? – dijo Charlie
 
- ¡esto es una payasada! – dijo Ron
 
- ¡Y esta vez no es nuestra! – dijeron los gemelos al mismo tiempo
 
- Y por cierto él – dijo Ginny señalando a Arthur – es nuestro único...
 
- ...Papi – interrumpió Blaise – porque su padre, soy yo
 
- Nosotros nos largamos – dijeron los gemelos al mismo tiempo
 
- No pueden sin mi permiso o el de su papi – dijo Blaise
 
- ¡Padre! – gritó Ginny – ¡él es nuestro padre! – señalando a Arthur – nuestro único padre
 
- Calmémonos – dijo Arthur nervioso
 
- Miren, esto no es más fácil para nosotros – dijo Blaise señalando a Arthur como a sí mismo – que para ustedes. Lo mejor será que todos pongamos de nuestra parte
 
- Lo único que yo pondré es mi cuerpo fuera de este maldito lugar – dijo George encaminados a la puerta exterior
 
- Y yo te acompaño – dijo Fred haciéndolo
 
- No tienen permiso para salir – dijo Blaise
 
- Observa como lo hacemos, papá – añadió George con ironía, pero en cuanto se acercaron a la puerta y la tocaron salieron expulsado hacia atrás, por lo que Blaise conjuro una colchoneta para que cayeran
 
- ¡George! ¡Fred! – gritó Arthur corriendo hacia ellos junto al resto de la familia
 
- No se levanten, No se levanten – dijo Blaise
 
- ¡Intentaste matarlos! – le gritó Charlie furioso mientras lo empujaba
 
- Están bien – dijo Blaise –, están bien, tranquilícense
 
- Charlie, trae a George – dijo cargando a Fred –. Vamos deprisa – ordeno – Friki llama al medimago, rápido
 
- Frinki, llama al medimago – dijo la elfina antes de desaparecer
 
- Charlie, por aquí – dijo entrando en una habitación con cama doble – acuéstalo – dijo haciendo lo propio
 
- Mis bebes – dijo Arthur mientras sus ojos se llenaban de lágrimas
 
- ¿Qué les hiciste? – gritó Bill
 
- ¡Esto es tu culpa, maldito estúpido! – gritó Ron
 
- Haber, calmémonos todos – ordeno Blaise
 
- Tú no nos das ordenes – gritó Ginny –, no eres nada nuestro
 
- ¿Qué le hiciste? – gritó Charlie
 
- Nada – dijo el moreno angustiado – Arthur, quédate con los niños – dijo Blaise – voy a contactar a un medimago. 
 
- No te necesitamos – dijo Percy
 
- Después hablaremos de lo que quieran – dijo Blaise – ahora se quedan aquí ¿está claro? – y caminando hacia la puerta
 
- Blaise... – dijo Arthur
 
- Estará bien, lo prometo – dijo el chico antes de salir y por alguna razón el hombre le creyó ciegamente
 
Una hora después, el medimago salía del dormitorio de los gemelos con la noticia de que ambos chicos estaban perfectamente, pero debían estabilizar sus núcleos mágicos. Cuando Blaise le dijo que no escatimara, este le respondió que solamente se necesitaba reposo y la presencia de los padres, solo entonces hubo cierto alivio en el ambiente
 
Arthur no quiso alejarse de los gemelos mientras estos descansaban, y les ordenó a sus hijos instalarse en las habitaciones que se les habían asignado, orden que obedecieron en medio de protestas. Desde el dintel de la puerta Blaise observaba en total mutismo la forma en que el mayor le acariciaba el cabello a sus hijos y la dulzura con la que les hablaba. Se preguntaba si aquella manera de ser había estado siempre en el hombre, o se debía al despertar de su naturaleza, pero en verdad le trasmitía una calidez que no recordaba haber experimentado jamás. De pronto entendió porque las relaciones entre destinados siempre terminaban funcionando sin importar sus antecedentes. En ese preciso instante lo decidió. No importaba cuanto le costara o el tiempo que le tomaría, él conquistaría el corazón de Arthur sin importar que... o quien.
 
El pelirrojo mayor salió de la habitación de sus hijos cerca de la cena, pero se sobresaltó al encontrar al dueño de casa recostado en la pared del pasillo de forma casual
 
- ¿Qué haces ahí? – pregunto intrigado
 
- Aprendo – fue todo lo que dijo el chico
 
- ¿Aprendes? – volvió a preguntar Arthur – ¿Qué cosa aprendes?
 
- Lo increíble que es la Madre Magia – dijo Blaise
 
- No entiendo – respondió Arthur
 
- No importa – dijo con una pequeña sonrisa –. Acompáñame – dijo encaminándose hacia el final del pasillo
 
- ¿Y los chicos? – dijo Arthur un tanto nervioso
 
- En sus habitaciones – dijo el Slytherine –, instalándose 
 
- Gracias por... – dijo Arthur
 
- No agradezcas – dijo Blaise deteniéndose frente a la última puerta – su bienestar es mi responsabilidad – concluyo abriendo la puerta
 
- ¿Qué es esto? – pregunto Arthur entrando lentamente 
 
- Nuestra habitación – dijo Blaise con simpleza 
 
- ¿nuestra? – repitió el hombre nervioso
 
- Tuya y mía – dijo cuidadosamente el chico
 
- Yo no dormiré contigo – dijo Arthur con voz firme –. No te confundas. Tú y yo nunca tendremos vida marital, porque a mí no me gustan los hombres. 
 
- Yo creí... – dijo Blaise sorprendido
 
- Yo amo a Molly – interrumpió Arthur –. Si mis hijos y yo estamos aquí es únicamente porque sus magias están inestable. Nada mas
 
- Tal vez si nos conocemos... con el tiempo... – dijo Blaise algo desubicado ante la situación 
 
- No soy gay – dijo Arthur con tal determinación –. Y si estas esperando que te de hijos de mi vientre, ponte cómodo porque de otra manera te cansaras – dijo saliendo del lugar
 
- Eso fue un desafío – dijo Blaise en voz baja sonriendo – y como buen Slytherine lo aceptare – y miro hacia la cama
 
A las ocho, Blaise estaba en el comedor esperando que la familia bajara, los minutos pasaban y nadie lo hacía. Miro su reloj rato después e iba subir a ver qué pasaba cuando la chimenea se activo
 
- Explícame por qué llevas días sin contestarme – dijo Draco cruzándola chimenea como si fuera su casa
 
- Hola Draco – dijo el dueño de casa –, a mí también me da gusto verte
 
- Deja tus estupideces – dijo Draco – ¿en qué andas? Tanto silencio de tu parte no es bueno. Seguramente ya embarazaste a alguna de tus... "distinguidas amiguitas"
 
- Cállate idiota – gruño Blaise – ¿ya cenaste? No quiero comer solo
 
- Tan bella invitación – dijo Draco –. He recibido mejores
 
- Entonces acepta esas y déjame en paz – dijo Blaise mirando hacia la planta de arriba
 
- Vamos al estudio – dijo el rubio siguiendo la misma dirección con la mirada – y me invitas un wiskey de fuego – encaminándose al lugar 
 
- Claro – dijo Blaise mirando hacia el segundo piso, respirando hondo y lo siguió – siéntete como en tu casa 
 
La cena siempre había sido uno de los momentos importantes en la mansión Zabini. Aunque desde el fallecimiento de la matriarca de la a familia, los horarios habían pasado a un simple recuerdo que se rompían todos los días cuando Blaise prefería comer en su habitación, o en su despacho cuando su mejor amigo, y según él, tortura personal, Draco Malfoy, iba a visitarlo, tal como sucedía en ese momento
 
- Ahora si me dirás quien está arriba – dijo el rubio acomodándose en el sofá largo
 
- Nadie – dijo su mejor amigo
 
- ¿Nadie? ¿enserio Blaise Zabini? – dijo Draco indignado – ¿tan idiota me crees? Falta que me digas que encontraste a tu destinado y tiene diez hijos – dijo burlándose 
 
- Siete en realidad – dijo Blaise
 
- ¿Tienes siete hijos de la noche a la mañana? – pregunto Draco y ante el asentimiento de su amigo lanzo la carcajada más fuerte que le salió durante varios minutos
 
- ¿Terminaste? – pregunto Blaise 
 
- ¿Espera, no es broma? – pregunto el rubio sorprendido y Blaise negó – dime que no los adoptaste
 
- A los siete – dijo Blaise bebiendo de su copa
 
- ¿Estás loco? – gritó Draco poniéndose de pie – falta que me digas que son lo Weasley
 
- Arthur es mi destinado – dijo Blaise
 
- Tengo que llevarte a San Mungo – dijo Draco – de inmediato
 
- Basta Draco – dijo Blaise –, no estoy loco
 
- Reclamaste a un hombre que puede ser tu abuelo – dijo Draco alzando la voz –, y al kínder que tiene por familia, y según tú ¿no estás loco?
 
- No exageres – dijo su amigo
 
- Si mi marca apareciera y fuese uno de esos – dijo Draco –, te juro que me suicido antes de reclamarlo
 
Detrás de la puerta uno de los pelirrojos cerro los ojos cubriéndose la boca 
 

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