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"Innocence" por Dreamwave

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Notas del fanfic:

¡Hola a todes! Espero se encuentren muy bien, dentro de todo lo que está pasando en el mundo debido al virus.

Información importante: Está escrito en mi información personal, pero también lo coloco aquí: Mi antigua cuenta, cuyo usuario es "Cyborg_Noodle", tiene problemas para acceder, ya que hubo una falla grave en la base de datos. El sitio aún no responde mis e-mails, por lo que decidí abrir una segunda cuenta para publicar mis historias. No se trata de plagio; Cyborg_Noodle y Dreamwave son la misma persona, es decir yo. Por favor entiendan bien eso, gracias.

Comienzo este nuevo fic, hace tiempo que quería escribirlo, y la verdad como dejé de escribir por mucho tiempo, me costó un poco terminar el primer capítulo, pero de a poco voy recuperando la fluidez. Espero no defraudar a los fans de este increíble show de Comedy Central, jaja. Y que les guste la historia, claro. El plan es sacar 1 capítulo por semana, si quieren darme ánimos no duden en mandar su review con su comentario, pregunta, crítica o acotación, me ayudaría y me motivaría a escribir más rápido. ^ ^ Esta historia también está disponible en la web Archive of our own (AO3) con el título "Boys, love and snow".

Los personajes mencionados, a excepción de unos cuantos secundarios inventados por mí, son propiedad de Matt Stone y Trey Parker. 

Con todo lo anterior dicho, bienvenidos al fanfic "Innocence" (Boys, love and snow), una historia de amor, drama y amistad en South Park.

~Kat.

Capítulo 1: “Confesión”

 

- Lunes -

Amanecía en South Park, Colorado. Aquella mañana había nevado más de lo habitual y se respiraba calma en el ambiente. Era el silencio previo al primer día de clases. Poco a poco, el pueblo comenzaba a despertar, mientras unos rayos de luz se colaban a través de la ventana de la habitación de Stanley Marsh. El despertador sobre la mesita de noche sonó por primera vez en dos meses, despertando al chico de cabellos negros, quien, a pesar de haber dormido ocho horas, se sentía cansado. Además, la cabeza le dolía un poco. No quería levantarse, pero las ganas de ver a sus amigos se hicieron más fuertes de repente, y deseaba, no, más bien ansiaba ver a uno en especial: Kyle Broflovski, su mejor amigo de toda la vida. No habían podido juntarse en casi todo el verano, debido a que Kyle estuvo de vacaciones en el extranjero con su familia, y ni siquiera mantuvieron contacto por Skype, sólo intercambiaron uno que otro mensaje por Whatsapp, pero nada más. Aquello había provocado que lo extrañara mucho, y se preguntaba si él sentiría lo mismo. Era raro que ese tipo de cosas le importaran tanto, y más raro era que últimamente no podía sacarse a Kyle de la cabeza. Más encima, todo ese asunto le hacía sentir cierto nerviosismo.

—¿Nerviosismo de qué? Solo es tu mejor amigo, no hay nada por lo que estar nervioso, claro, no nos hemos visto en semanas, pero eso no significa que las cosas hayan cambiado. —pensó—. Esto es solo maldita ansiedad.

El chico de ojos azules estiró las sábanas y el cobertor de su cama, se vistió, tratando de alivianar su mente y alejar los pensamientos innecesarios, luego bajó a desayunar muy rápidamente y salió de su casa todavía mordiendo la mitad de un sandwich.

—¡Que te vaya bien, Stanley! —gritó Sharon desde la puerta.

—¡Gracias, mamá! —le contestó, mientras corría a la parada del autobús. Con suerte, Kyle llegaría primero, antes que todos los demás y podrían hablar sin que Cartman los molestara.

—¡¡Kyle!!

En efecto, el pelirrojo se encontraba solo esperando el bus escolar. Al escuchar su nombre, se volteó y sus ojos verdes se iluminaron al ver a su amigo Stan, acto seguido, corrió hacia él y ambos colisionaron en un cálido y fuerte abrazo, resultado de haber estado separados tanto tiempo. Se sentía tan reconfortante aquel contacto que ninguno quería separarse, aunque después de varios minutos tuvieron que hacerlo.

—Stan, ¡Te extrañé mucho!

—Y-yo también, Kyle, ¿Cómo has estado amigo? ¿Que tal tus vacaciones en Holanda?

—Amigo, estuvieron increíbles, Ámsterdam es una de las ciudades más bellas que he visto. Y Canadá igualmente, me gustó mucho.

—¿También fuiste a Canadá?

—Sí, a Toronto. Ya había viajado antes para allá, pero era muy pequeño para recordar cualquier cosa. Mira, te he traído algo de mis viajes. —dijo, pasándole a Stan un paquete azul que fue desenvuelto casi al instante de ser recibido.

—Wow, Kyle estos son... ¿¡Lollipops de marihuana!?

—Jaja, sí, sé que no te gusta la marihuana, pero estos son muy populares en Ámsterdam, además los encontré divertidos. Creo que lo otro te gustará más.

—Me gusta todo lo que me regalas, incluidos los caramelos de hierba. —dijo, mientras extraía una botella que contenía líquido color ámbar dentro—. Oh, Kyle, ¡Muchas gracias! Amo la miel de maple, y esta botella hasta tiene la forma de la hoja, que genial, gracias, de verdad. —dijo, abrazando a su amigo nuevamente.

—De nada, solo escóndelos antes de que lleguen los demás, eres el único al que le traje regalos. —dijo el pelirrojo, riendo.

—S-sí, los guardaré en mi mochila. —dijo Stan, sintiendo un leve sonrojo. Kyle, al notarlo, se ruborizó también, el rostro del chico le pareció tan lindo, y se sorprendió a si mismo por pensarlo.

Justo en ese momento, una voz irritante pero familiar rompió la atmósfera tierna entre los dos amigos.

—Uh, ¿Los novios están intercambiando regalos?

—Aj, Cartman...

—¿Qué me trajiste a mi, judío?

—Primero dime hola, cabrón.

—Hola. Ahora, ¿Donde está mi regalo? ¡Dámelo ya!

—Lo siento Cartman, pero fue confiscado en el aeropuerto.

Eso último provocó que Stan soltara unas risitas, lo que enterneció la mirada de Kyle. Extrañaba verlo reír.

—Kyle, ¡Judío avaro, eso es mentira, hijo de puta! ¡No me compraste nada!

—Cállate, cara de culo. ¿Por qué debería haberte comprado algo?

—¿Que por qué? ¡Porque los amigos se regalan cosas entre sí, idiota!

—¿Quién dijo que éramos amigos, gordo culón?

De pronto se escucharon unos crujidos en la nieve, alguien se acercaba. Era un chico de chaqueta naranja. No llevaba la capucha puesta, lo que dejaba al descubierto su destellante cabello rubio. Caminó hacia los chicos, actitud despreocupada, cigarro entre los labios, le dio una última calada y lo arrojó a la acera, pisándolo con una de sus botas cafés, luego se unió al grupo.

—Hola Stan, tanto tiempo.

—¡Kenny! Me alegro de verte, ¿Cómo estás?

—Pues, bien, creo. ¿Y esos dos? —preguntó, apuntando a Cartman y a Kyle.

—Lo sé, no llevamos ni mediodía de volver a vernos y ya se están peleando, es terrible.

—Rayos. Supongo que hay cosas que nunca cambian.

—Así es.

—¡Bueno, yo en realidad no quiero ser amigo de un judío avaricioso como tú!

—¡Ya Cartman, supéralo! —exclamó Kyle, fastidiado.

—Sí, cállate Cartman. Kyle no tenía por qué traernos nada de su viaje. —dijo, cruzando miradas con su mejor amigo, quién sonrió.

Dos minutos después, el autobús llegó y el grupo se subió a el, Cartman se sentó con Kenny y se pasó el rato molestándolo como siempre hacía, en todo caso al rubio esto parecía darle lo mismo, y se resignaba a mirar por la ventanilla. Stan se sentó al lado de Kyle y conversaron sin parar en toda la ruta hacia la escuela. Tenían que ponerse al día de todas las cosas interesantes que les habían sucedido durante el verano.

El autobús se detuvo frente a la escuela y los chicos, al bajarse, se quedaron un rato mirándola.

—Y aquí estamos de nuevo, el inicio de otro año escolar. —dijo Kyle.

—Odio que las vacaciones hayan terminado. Ni siquiera alcancé a ir a Casa Bonita. —se quejó Eric.

—A mi me alegra que sigamos estando juntos. Este año será genial, puedo sentirlo. Ojalá no vivamos tantas locuras como el año pasado. ¿Tú que dices, Kenny?

—Meh.

Aquella respuesta era muy típica de él. En el fondo solo esperaba no morir tantas veces durante la secundaria, aquel hábito comenzaba a volverse aburrido y demasiado repetitivo.

Parecía increíble la cantidad de tiempo que habían pasado juntos, les quedaban pocos años de secundaria y ya tenían 17 años. Algunas cosas habían cambiado, mientras que otras seguían iguales. Stan ya no era atormentado por su hermana, y seguía estando de novio con Wendy. Kyle solía alisar su cabello y secretamente deseaba conseguir novia, pues nunca había tenido una enserio. Cartman seguía siendo tan cabrón como siempre, había perdido varios kilos pero los chicos continuaban tratándolo de gordo. Y Kenny... A veces solía deprimirse y había comenzado a fumar, quería encontrar trabajo de medio tiempo y seguía siendo el pervertido de la pandilla. Las facciones de todos se habían desarrollado por completo, eran más altos y cuando se juntaban a jugar videojuegos en casa de Stan, su madre solía decir que se habían convertido en unos jóvenes muy guapos.

En ese momento, una linda chica de cabello negro y boina rosa se acercó abrazando a Stanley por detrás, sorprendiéndolo.

—Hola Stan, ¡Te extrañé mucho, amor!

—Wendy, dios, no me asustes así.

—Lo siento~ ¿Me echaste de menos en el verano? —dijo la chica, aferrándose a Stan.

—Sí, por supuesto. Si no te hubieses ido a Nueva York, habríamos pasado más tiempo juntos.

—Yo quería quedarme pero no pude convencer a mis padres, amor. —le dio un breve beso en los labios y le tomó la mano, lo que provocó que Kyle desviara y bajara la mirada—. ¿Entramos juntos?

—Bueno, vamos. —le respondió, pero se había dado cuenta del cambio de humor del pelirrojo— ¿Qué le pasa a Kyle? Luce... Decepcionado, ¿Será mi idea? —pensó, mientras se volteaba y trataba de encontrarse con los ojos negros de su mejor amigo.

Las clases estaban por comenzar, por lo que los chicos se dirigieron al nuevo salón. Allí se encontraron con todos sus otros amigos, estaban Butters, Token, Clyde, Craig, Jimmy y Tweek. La sala rebosaba de risas, anécdotas veraniegas, uno que otro insulto, gritos y caos, hasta que entró el profesor Brown pidiendo que hicieran silencio. Era el mismo profesor que habían tenido el año pasado.

—Buenos días niños, les doy la bienv...

(Ruido y muchas voces a la vez)

—Ya, ¡¡Cállense!! Tenemos que empezar la clase.

(Silencio)

—Bien, antes de comenzar, quiero presentarles a cinco nuevas estudiantes. Chicos, saluden a Misaki, Haru, Izumi, Yuki y Kira.

—Que onda con esos nombres Sr.Brown, son muy raros.

—Silencio Eric. Todas ellas vienen desde Japón, han tenido un largo viaje para poder estudiar en nuestra escuela, así que espero que las traten respetuosamente y que las hagan sentir bienvenidas. Ahora, para nuestra primera unidad de literatura...

La clase continuó normalmente, y las estudiantes asiáticas no llamaron realmente la atención, bueno, así era hasta que llegó el primer recreo. Stan, Kyle, Cartman y Kenny conversaban cerca de otro grupo de estudiantes que jugaban al fútbol.

—¿Y que hicieron en sus vacaciones? —preguntó Stan—. Yo me la pasé en casa, desearía haber aprovechado más el tiempo.

—Visité un montón de lugares, en Ámsterdam fuimos al museo de Van Gogh, al barrio rojo, a ver los campos de tulipanes y al museo del diamante. En Toronto conocí el acuario Ripley, la torre CN, y comí un montón de miel de maple. Fueron unas increíbles vacaciones, aunque al final extrañaba South Park.

—¿Echabas de menos este basurero? Eso ni tú te lo crees, judío.

—No jodas Cartman, apuesto a que tú no hiciste nada durante el verano más que comer, dormir y bailar imitando a Britney Spears en tu patio. —dijo Stan, cuyo comentario provocó risas.

—¡Ya les dije que me desafiaron a hacerlo! ¡Y ya no me molesten con eso, carajo!

Cuando las risas cesaron, Stan puso una mano sobre el hombro del chico de la capucha naranja.

—¿Que hay de ti, Kenny? ¿Cómo lo pasaste?

—Para qué le preguntas Stan, Kenny de seguro fue de vacaciones al callejón de la esquina. Es tan pobre que en vez de alojarse en un hotel, debe haber dormido dentro de un basurero. Todas las noches querían violarte los vagabundos, ¿No es así, Kenny? —se burló Cartman.

—Que mierda Cartman, deja en paz a Kenny, culo gordo. dijo Kyle, que odiaba más que todos cuando Eric se comportaba de forma tan infantil y odiosa.

—¡Hmm mrrmh mmh, mrrh mhm! —masculló Kenneth, no se le entendían bien las palabras porque llevaba la capucha puesta.

Desde el otro lado del patio llegó corriendo Butters, deteniéndose frente a la banda, tan emocionado que apenas podía contenerse.

—¡Chicos, deben venir a ver esto! ¡Las niñas nuevas están todas juntas, y no paran de dibujar por allá!

—¿Que tiene eso de malo, Butters? No es inusual que les guste dibujar. —dijo Stan.

—Es lo que dibujan Stan, es un tipo de arte que jamás había visto. Nos dibujan a nosotros haciendo cosas... cosas gay, ¡Es muy raro, vengan ya! —exclamó.

—¿De qué rayos habla Butters?

—Ni idea, será mejor que vayamos a ver Kyle.

La conversación también fue escuchada por el grupo que jugaba fútbol, entonces todos los niños presentes siguieron a Butters hasta llegar donde estaban las chicas asiáticas. Las cinco tenía todo tipo de lápices y croqueras o cuadernos de dibujo, y algunas bocetaban con una sonrisa curiosa en el rostro, mientras sus ojos parecían brillar. Los chicos se acercaron para mirar qué estaban garabateando con tantas ganas, fue entonces cuando se dieron cuenta de que Butters no bromeaba y Cartman fue el primero en gritar de la impresión.

—¡Oh, dios mío! Miren lo que han hecho, ¡Estas niñas son unas pervertidas! ¡¿Cómo puede haber gente así en nuestra escuela?!

—Tranquilo, Cartman, tiene que haber una explicación-

—¿De qué explicación me hablas, Stan? ¡Nos dibujan haciendo ése tipo de cosas entre nosotros, son unas malditas degeneradas! Mira, acá hay un dibujo de ti besando a Kyle, este es de Kenny abrazando a Butters, y ese otro muestra a Craig metiéndosela a-

—¿Que yo qué? —preguntó Craig, abriéndose paso rápidamente entre la multitud y quitándole el dibujo de las manos a Misaki, para luego observarlo con la cara ensombrecida, sin pronunciar palabra.

—...a Tweek. —continuó Cartman, llevándose las manos a la cabeza— Cielos, esto es...

—¡¿Q-qué!? ¡¿Por qué a mi?! —preguntó Tweek, que al escuchar su nombre sufrió un pequeño ataque de pánico.

—¿Por qué dibujas esto? —preguntó el chico del gorro azul, bastante enojado— ¡¿Por qué?!

—S-solo m-me gusta. Lo siento si te molesta Craig, no es nuestra intención.

—¡Es que no lo entiendo! Por qué... —se ruborizó—. ¿Por qué creen que Tweek y yo somos gay?

—¡¡Y-y-yo no soy homosexual!! ¡¿Qué demonios está pasando?! —preguntó desesperado el chico de la camisa mal abotonada, estaba casi jalándose el cabello debido a su nerviosismo.

—Creo que yo puedo explicarles de qué trata todo esto. —dijo Wendy Testaburger, que estaba sentada junto a Izumi y Kira.

—Oh, pero que sorpresa, Testaburger está metida en esto, es obvio que los dibujitos gay fueron su idea.

—Cierra la boca, Cartman. ¿Wendy, tu estás con ellas? —preguntó a Stan, mirando a su novia.

—Soy solo una fiel admiradora de su trabajo, Stan. Y no son “dibujitos gay”, se llama arte Yaoi.

—¿Yaoi? ¿Y eso qué carajo es? —preguntaron Cartman y Craig, al unísono.

—Yaoi es una mezcla de emoción y belleza entre dos chicos que están enamorados. Existen el “seme” que es la figura dominante o activa, y el “uke” que es el dominado o pasivo de la relación.

—Eso suena, mmm, bastante gay. —comentó Kyle, quien había permanecido muy callado, y evitaba el contacto visual con Stan desde que vio el dibujo que los involucraba a los dos.

—No es lo mismo, la palabra “gay” define la orientación sexual de un individuo, mientras que el Yaoi es un género de anime y manga, en donde existe una historia con un significado más profundo. Puede ser sobre dos o más chicos y tener o no situaciones eróticas gráficas.

—P-pero yo... Y Craig... Y yo-

—Aaaah, mierda, lo que Tweek trata de decir es que nosotros no somos pareja, Wendy. —dijo Tucker, moviendo las manos en señal de negación.

—Sí, ellas lo saben. El Yaoi es más bien una fantasía, no se trata siempre de algo verdadero. Es decir, las ilustraciones representan un amor ficticio, lo que mis amigas crean existe solo en su imaginación, no en la vida real ¿Entienden?

Hubo un corto silencio, muy incómodo para los chicos que habían sido dibujados.

—Entiendo, pero aún así... No estoy de acuerdo con esto. Es un fastidio. —dijo Craig gravemente, acto seguido, arrugó el sugestivo dibujo de Misaki y lo lanzó lejos sin pensarlo dos veces, lo cual entristeció a la estudiante japonesa.

—¡Oye, que te pasa, destruiste mi arte!

—Craig... —Murmuró Tweek, tratando de seguir a su compañero.

—Piérdete, Tweek. Y todos los demás. —se alejó, haciendo el gesto del dedo medio con ambas manos, sin mirar atrás.

Se generaron algunos murmullos, cuchicheos y comentarios, pero después de unos minutos la gran mayoría de estudiantes, incluida Wendy, comenzaron a distribuirse por el patio. De todos modos, faltaban cinco minutos para que sonara el timbre y entraran nuevamente a clases.

—Tweek, amigo, ¿Estás bien? —le preguntó Kyle, con el tono amable y comprensivo de una persona que solo quiere ayudar.

—¡Aaaa! Y-yo me tengo que ir. —respondió, corriendo al baño, se veía afectado y le sudaban tanto las manos como la frente.

El timbre sonó y el grupo principal caminó hacia el salón. Kenny, pensativo, aspiró su cigarrillo un par de veces más, para luego dejarlo caer sobre la nieve. Los demás ni siquiera habían notado cuando lo había prendido.

—Mi novia dijo que el Yaoi no es real, es una fantasía sobre emparejar chicos, y resulta que las niñas se entretienen con eso. Mientras sea así, no creo que se trate de un problema grave.

—¡Al carajo con eso, Stan! Mientras yo esté vivo, no permitiré que esas japonesas de mierda nos dibujen haciendo cochinadas, ¡Le diré al director PC que las expulse de la escuela! —gritó Cartman, cruzándose de brazos.

—Y que tanto te enojas tú gordo, si no aparecías en ninguno de los dibujos. —dijo el chico pelirrojo.

—Mentira judío, apuesto a que el mío lo tenían bien escondido, porque de seguro es el más degenerado y ardiente de todos.

Los chicos se apresuraron en entrar a clases, riéndose a carcajadas de Eric, pues lo que había dicho sonaba muy ridículo, desagradable y era divertidísimo mofarse de él cuando se presentaba la oportunidad. Kyle y Kenny vivían para esos momentos.

 

- Una hora más tarde -

La clase estaba sumida en el silencio, como nunca solía suceder al principio del año escolar. Era el bloque de biología, y el Sr.Brown les había entregado a todos una guía sobre el funcionamiento del sistema reproductivo de ambos sexos. Para Craig era imposible concentrarse en responderla, en lo último que podía pensar era en espermatozoides y ovarios. Lo sucedido durante el recreo seguía dándole vueltas por la cabeza, y la imagen de él mismo teniendo relaciones con Tweek, a pesar de haber sido dibujada, le había impactado y permanecía nítida en su memoria, aunque no quisiera. Observó el puesto del desequilibrado chico, cuya silla estaba vacía, y tratando de recuperar su actitud estoica de siempre, se levantó. Se preguntaba por qué Tweek Tweak no había aparecido después del break. ¿Le habría pasado algo? No era como si le importara mucho, pero... Era una situación especial.

—Sr.Brown, ¿Me da permiso para ir al baño?

—Claro, ve Craig, pero no te tardes mucho, les entregaré un pequeño examen en unos minutos. —se escuchó un sonido general de queja.

El chico de azul buscó a Tweek por casi todo el colegio, sin hacer mucho escándalo, no se veía nadie en los pasillos, pero nunca se sabe. Quizás para esa hora del día, los rumores sobre las ilustraciones Yaoi ya estarían esparcidos, era mejor cuidarse. Después de ir al gimnasio, a la cafetería y a varios lugares más, el único sitio donde faltaba buscar era el baño de hombres. Al entrar, se oyeron unos sollozos muy bajitos.

—¿Tweek? ¿Estás aquí? —preguntó Craig, mientras abría cada puerta del sanitario, hasta encontrar a su amigo en el último cubículo, asustándolo.

—¡AAAaa!! ¡¿Craig, q-qué haces aquí!?

—Cálmate, solo me preguntaba que te había pasado, no entraste a biología. Espera... —respondió, acercándose al despeinado chico rubio—...¿Estás llorando?

—*Sniff* no... Estoy bien. —dijo, pero al segundo dos gotas transparentes rodaron por sus mejillas. Craig se puso algo incómodo, no era la persona ideal para consolar a alguien. Le costaba pensar qué decir y como actuar, ya que siempre se mantenía al margen de situaciones así. Pero era un integrante de su pandilla a quién apreciaba, y se sentía obligado a al menos intentar animarlo.

—Tweek, nunca has sido bueno mintiendo. ¿Por qué estás triste? Ya dime, somos amigos. Puedes contarme que te está pasando. ¿Es por lo de los dibujos raros de esas niñas?

—En parte s-sí, pero hay otra cosa. Y no puedo decírtela. —murmuró, sollozando.

—Oh, vamos, solo dímelo. No quiero que te sientas mal, Tweek, ya... No llores... —dijo, posando una mano sobre la mejilla izquierda del chico, secándole las lágrimas. La movió para acariciar suavemente su cabello, y fue entonces cuando Tweek se la apartó rápidamente.

—¡¡No!! Yo de verdad, ¡No puedo decirte, Craig! Y no me trates así, cuando eres gentil conmigo... No lo soporto. Duele.

—¿De qué estás hablando? Por favor explícame, si no, no puedo hacer nada para arreglarlo. —dijo, tratando de ser lo más paciente posible, a esas alturas, el examen del Sr.Brown le daba prácticamente lo mismo, solo le interesaba aclarar las cosas con Tweek.

—Es que no volverás a verme de la misma manera, ¡Esto es demasiado aterrador! ¡¿Qué pasa si te cuento y después ya no me hablas?! O si vas y le cuentas a todos, ¡¡Mi vida estaría arruinada!! O si-

—¡Tweek, ya basta! ¡No va a pasar nada entre nosotros! —gritó, agarrándolo por los hombros—. Mira, no sé que carajos te pasa, pero si todo esto es a causa de lo que pasó en el recreo, tienes que saber que lo que vimos son puras tonterías e imaginaciones de las niñas, nada es real, ¿Me escuchas?

Hubo un silencio mientras el rubio se enjugaba los ojos, que estaban ligeramente enrojecidos.

—¿Tweek?

—...Ese es el problema, Craig. Para mí no son del todo m-mentiras.

—¿A qué te refieres? —preguntó, con una leve sospecha de hacia donde se dirigía la conversación.

Un segundo silencio por parte de Tweek provocó que el chico de gorro azul se enfadara, su paciencia tenía un límite y no aguantaba más la actitud de su amigo. Necesitaba saber que ocurría YA.

—¡Tweek, demonios, solo dime, habla de una vez, idio-

—¡¡Ok, ok, tú ganas!! No puedo creer que vaya a decirte esto, pero tú... Tú m-me gustas. ¡¡Me gustas, CRAIG!! —confesó, con las mejillas al rojo vivo y cubriéndose la cara con ambas manos—C-Craig... Craig, por favor di algo...

Tucker no dijo nada, aún procesaba lo que había escuchado de la boca del rubio, quien se rehusaba a mirarlo de frente debido a la vergüenza. Dejó escapar un suspiro y se cruzó de brazos, con la mirada fija sobre Tweek.

—¿Desde cuando? —preguntó, con voz seca y tratando de mantenerse inquebrantable.

—¿Eh?

—¿Desde cuando te gusto?

—...Desde hace tres años.

—Oh, dios. Dios mío, Tweek. —se tapó la boca, preocupado.

—Lo sé, lo sé, ¡No tienes que decir nada! He tenido que ocultar mis sentimientos porque no quería ser un problema para ti, Craig. A veces no podía soportarlo, pero no tenía otra opción porque no quería perderte, eso me daba mucho miedo. Ahora mismo n-no sé qué hacer, he estado contando hasta diez mentalmente para no entrar en pánico.

—Te diré lo que vamos a hacer. —dijo, con seriedad—. Préstame atención Tweek, no le contarás a nadie sobre esto, ninguno de nuestros amigos puede saber, y menos ahora que llegaron esas niñas locas a la escuela. Sé que puede ser difícil, pero creo que lo mejor será que te tragues esos sentimientos y resuelvas tus problemas.

—¡No me digas lo que es difícil, tú no sabes nada! No sabes lo que se siente esconder un secreto así tanto tiempo, el estar cerca de ti pero a la vez tan lejos, el saber todos los días que siempre me vas a ver como un amigo y nada más. No sabes la angustia con la que he tenido que lidiar todos estos años. Y todo es por mi culpa, porque me enamoré de ti. —dijo, sus ojos claros se humedecieron otra vez mientras sentía la mano de Craig sobre su hombro.

—Estás confundido, Tweek. Pero debemos ayudarnos, no podemos dejar que se sepa esto, tengo una reputación que cuidar, ¿Entiendes? Y además la gente hablaría demasiado, inventarían tantos rumores que sería una pesadilla venir a clases. Piensa bien en los problemas que eso nos traería.

—¿Como puedes ser tan cruel? ¡No estoy confundido, realmente me gustas! No te atrevas a negar lo que siento por ti. ¿Y por qué lo que piense el resto es tan importante?

—¡Porque no quiero ir por los pasillos y que me llamen marica! Quiero tener una vida de secundaria normal, y ser homosexual no forma parte de mis planes. No puedo estar contigo, ni ser algo porque la gente quiere. Tendrás que ir y ser gay con otra persona.

—Esto es tan... Debí imaginarlo. Debes pensar que no soy normal. Podríamos superar todas esas cosas juntos, Craig. Enfrentar a quienes nos molesten. Pero tú no piensas en nadie más que en ti mismo.

—Tweek, enserio lo sien-

—Es mejor que te vayas, debes regresar a clases.

—Espera, no-

—¡Déjame solo! Por favor... Solo ándate.

—Bien, como quieras. Es imposible razonar con alguien como tú.

—¡VETE CRAIG!

El chico de ojos verdes salió del baño, sintiendo un nudo formarse en su garganta. Nunca lloraba, no era su estilo, sin embargo aquel último grito de su amigo había roto algo dentro de él, algo desconocido. Era un verdadero fastidio. Hizo un esfuerzo para contener las lágrimas, se frotó los ojos con las mangas de su sudadera azul y se dirigió al aula. No permitiría que nadie lo viera en ese estado.

 

- Mientras tanto, en el salón -

 

—Chicos, ¿No creen que Craig está tardando mucho? —preguntó Clyde.

—¿Se fijaron? Tweek tampoco está aquí. —comentó Kyle.

—Para mi que Craig le está revisando su órgano reproductor a Tweek en el baño. —se burló Cartman, generando risas en todo el lugar.

—¡Silencio durante el examen, niños! Eric Cartman, una más y te vas a la oficina castigado.

Justo en ese instante, alguien que se veía deprimido abrió la puerta del aula, sacó una de las pruebas de biología y se sentó en su pupitre.

—Miren, llegó Craig. ¿Estabas con Tweekie Tweak, amigo?

—No soy tu amigo, maldito gordo.

—¿Por qué todos me dicen eso hoy? Hijos de puta. —masculló, volviendo a concentrarse en su examen.

Clyde había acercado un poco su silla a la de Craig, sin que el Sr.Brown se diera cuenta.

—Si te apuras, seguro puedes terminar el examen, no está muy complicado. Si necesitas ayuda con alguna pregunta, me dices. —susurró el castaño.

—...

—Amigo, ¿Estás bien?

—No fastidies, Clyde. No quiero que nadie me hable en lo que resta del día.

—Ok, pero si te pasa algo o necesitas hablar siempre tendrás a la banda. Y a mi. —murmuró, pero al ver que Craig ni se inmutaba, se alejó.

 

 - Más tarde -

Las clases habían finalizado por fin, entonces Stan y su grupo se fueron a sus respectivas casas, mientras que Craig Tucker, por su parte, caminaba solo, las manos en los bolsillos, cero sonrisas y con el presentimiento de que le había ido pésimo en el examen, aunque de todos modos ésa no era su principal preocupación. Generalmente regresaba a su hogar acompañado de Tweek, pero no lo había visto desde lo sucedido en el baño de hombres. Tampoco le interesaba verlo, prefería ahorrarse la incomodidad. Al llegar a su casa, ignoró a sus padres ya que sus pensamientos negativos no le daban respiro, y para colmo no existía nadie con quién pudiera hablar sobre ellos. ¿Clyde o Token? Por supuesto que no. ¿Su familia? Menos, sabía que su padre reaccionaría mal.

—Dios, que primer día de mierda. Será embarazoso ver a Tweek mañana. Básicamente lo obligué a confesar que yo le gustaba, y ahora piensa que ni siquiera le creo. ¿Acaso fui demasiado insensible? No era mi intención herirlo, ¿Pero qué podía decirle? “¿Al diablo todo, seamos una feliz pareja?” Eso suena absurdo. —pensó—. Aaaah, ¡¿Por qué estoy tan enojado?! Soy un estúpido. —dijo, entrando a su habitación y lanzándose sobre la cama, hundiendo la cabeza en una almohada. Se durmió para evitar un creciente dolor de cabeza, y no supo nada más.

Notas finales:

¡Gracias por leer! Nos vemos la próxima semana para otro capítulo, a menos de que lo suba antes xD Se cuidan <3

-K.


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