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Ojos Cerrados por lizergchan

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Disclaimer: Los personajes de Marvel no me pertenecen, sino a Marver Estudios, Disney y a Stan Lee. Este fic lo hice sólo y únicamente como diversión. Créditos a los autores de las imágenes de portada en turno.

Personajes: Tony Stark/Steve Roger (pasado), Tony Stark/Stephen Strange, Bucky/Steve Rogers.

Aclaraciones y advertencia: Romance, angustia, omegaverse, mpreg, violación a menores, y lo que se me vaya ocurriendo, kesesesese.

 

Resumen: Morgan testigo de un hecho atroz. Le cuenta a Stephen lo que vio, y esto desata una pesadilla que podría destruir la tranquilidad y la sanidad mental, de más de un miembro de la familia Stark-Strange.

Beta Reader:

 

—d

 

 OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

 

 

 

 

Ojos Cerrados

 

 

Capítulo 2.- Lo que Morgan vio

 

 

Domingo. Stephen se dirige con Donna a buscar a Peter y Morgan muy temprano en la mañana, por lo regular, Tony también los acompañaba, e iban a comer después de recoger a los niños o dar algún paseo antes de retornar a casa; pero Pepper lo había llamado inesperadamente a Industrias Stark por una emergencia.

 

Quizás, después de recoger a sus hijos, irían a “salvar” a su padre del malvado trabajo e irían a comer helado, tal vez podrían recorrer el centro comercial y Tony terminaría comprando cualquier juguete o cosa que sus cachorros quisiera.

 

Sus cavilaciones se vieron interrumpidas al llegar a su destino. Los niños ya lo esperaban fuera de la casa. Tocó la bocina para llamar su atención y ambos comienzan a dirigirse hacia su auto, más rápido de lo usual.

Había algo extraño. Su instinto le indica que algo anda mal con el par de hermanos.

Morgan no levanta la vista de sus zapatos durante todo el camino desde los escalones de la entrada hasta el auto, y el andar de Peter parece torpe y torcido, como si tuviera dificultades para caminar.

 

—Hola princesa —dice Stephen una vez que entran, a lo que recibe respuestas poco entusiastas de parte de sus hijos.

—Hola— responde Morgan, su voz suena tan abatida que hace que le duela el pecho al omega.

 

Peter permanece en silencio, solo frunce los labios en lo que se supone que es una sonrisa antes de volver su mirada hacia la ventana, ni siquiera presta atención a Donna, que balbucea lo que se supondría, era un saludo para sus hermanos mayores.

 

Strange se muerde el labio e inicia la marcha en ese incómodo silencio.

 

—¿Algo anda mal, Morgan? —Stephen pregunta, mirándola por el espejo retrovisor. Ella solo se encoge de hombros antes de volverse hacia la ventana, sin hacer otro sonido o movimiento. El omega frunce el ceño, pero no hace ningún otro intento para incitarla a hablar.

Quizás Tony podría descubrir que era lo que aquejaba a sus hijos, por lo general es mejor para lograr que los niños se abran.

 

Apretó el volante, inquieto. Hizo un último intento, esta vez con el adolescente.

 

—Peter, ¿estás bien? —Stephen pregunta, mirando al niño sentado en el asiento del pasajero.

—Ojalá dejaras de preguntarme eso—espetó Peter, con la voz quebrada al final. Stephen puede decir que no quiere ser hostil, pero eso no lo hace sentir mejor al respecto.

—Está bien—Stephen suspira derrota. Vuelve su atención hacia la carretera. —Te dejaré solo entonces.

 

El viaje después de eso es silencioso, Morgan ni siquiera cantó con la radio o fingió tener una conversación profunda con Donna. Claramente, algo había sucedido mientras estaban en casa de Rogers, y Stephen pasaría la eternidad en el infierno si dejaba que sus hijos sufrieran por esto solos.

 

Iba a llegar al fondo de esto de una vez por todas.

 

….

 

Stephen se quedó solo con Donna al llegar a casa, Tony todavía estaba en el trabajo y ninguno de los niños había salido de sus habitaciones. Es habitual que Peter se encierre, el chico casi nunca sale en estos días, «cosas de adolescentes, le dijo su alfa cuando comenzó a suceder», pero Morgan nunca antes había actuado así.

El omega no puede sacar de su cabeza la expresión de su hija al entrar al coche, es lo único en lo que puede pensar. Algo horrible tuvo que haber sucedido.

 

Son las cinco en punto y no tiene noticias de Morgan. Está preocupado por ella, tiene que ver cómo está. Por lo general, la niña estaría sobre él, rogándole que jugara a la tierra Media con Donna como la princesa de la Montaña Solitaria y él como el dragón que secuestra a la damisela en peligro o preguntándole qué habría para la cena, pero no la ha visto desde que llegaron a casa. Strange quiso darle un poco de espacio, dejar que se recuperara del estado de ánimo en el que estaba, pero claramente esa había sido la decisión incorrecta.

 

El omega se muerde el labio. Toma a Donna y se dirige directamente a la habitación de Morgan. Pasa por la recamara de Peter en su camino, el sonido fuerte de la música se puede escuchar desde el pasillo. Una vez que haya terminado de hablar con su hija, intentará hacerlo con el adolescente.

 

Toca la puerta, vacilante. Cuando no hay respuesta, la abre. Morgan está sentada a la mesa en la esquina de la habitación. Hay dibujos a medio color por toda la mesa y el suelo a su alrededor, al menos veinte de ellos desordenados, y Stephen frunce el ceño.

 

—Moguna— Strange intenta de nuevo, pero la niña no le responde. Tiene la intención de llamar a Tony y decirle que regrese a casa, porque Morgan solo se pone así cuando algo anda muy mal.

 

Stephen entra más en la habitación. Acomoda a la bebé en su cadera y toma los dibujos esparcidos en el suelo. Las imágenes son oscuras y enojadas, no las coloridas habituales que la niña pinta, y es difícil distinguir qué son. Hay una algo allí, de eso está seguro, pero es difícil distinguirla debajo de los garabatos rojos que ocupan casi toda la página.

Hay algo que le resulta familiar para su naturaleza como médico, pero su omega se niega a ir más allá de una corazonada, como si tuviese miedo de descubrir algo terriblemente doloroso.

 

—Morgan, ¿qué te pasa? —Stephen se sienta junto a ella. Morgan está en la mesa, dibujando algo nuevo. Tiene un crayón rojo en la mano, garabateando con tanta fuerza que termina rompiéndose. Morgan lo mira durante unos segundos antes de dejarlo caer al suelo, volviéndose hacia su padre.

 

Ve a su hermanita y le acaricia la cabeza. Se muerde el labio inferior en un gesto que aprendió a imitar de Strange.

 

Stephen ve el rostro de Morgan y su corazón se rompe cuando se da cuenta de que ella está llorando. De repente, tiene a la niña de ocho años aferrándose con fuerza a él, su rostro enterrado en su pecho mientras aprieta su agarre alrededor de su cuello, pero teniendo cuidado de no lastimar a su hermana.

 

—Papá— solloza, la voz entrecortada mientras trata de contener las lágrimas. Nunca la había visto así, tan aterrorizada, tan herida, y de repente cada instinto protector en Stephen estalla.

—Shh—, susurra en voz baja, sus manos acariciando la espalda de Morgan de arriba abajo en un intento de que se calme. —Está bien bebé. Estás bien. ¿Puedes decirme qué pasa?

Morgan niega con la cabeza frenéticamente, sus sollozos se salen de control.

—No, no puedo —casi suplicando que no vuelva a preguntar, pero Stephen necesita saber qué tiene tan afectada a su pequeña y encontrar una solución.

—Oye—la llama haciendo uso de su voz omega, el último recurso de su casta para tranquilizar a los miembros de su manada. Tiene toda la intención de averiguar qué le pasa a su precioso cachorro, pero ahora mismo sabe que lograr que se calme es más importante que cualquier otra cosa. —Estás bien, solo cálmate. —Morgan sigue sollozando en el cuello de Stephen mientras él pasa sus manos arriba y abajo por su espalda. Por suerte, Donna permanece tranquila.

 

Finalmente, los temblores de Morgan disminuyen y deja de llorar. Pasa un rato antes de que vuelva a hablar, su voz ronca.

 

—Vi algo malo hoy —susurra tan bajo que Stephen apenas puede oírla. —Algo realmente malo —la niña baja la cabeza, sin tener valor de mirar al mayor a la cara, como si estuviera avergonzada o temerosa.

 

Stephen frunce el ceño, un poco confundido, pero sabe que no debe presionar, tiene que permitir a Morgan hablar a su ritmo, de lo contrario podría tener otro ataque.

—¿Sabes que puedes decirme cualquier cosa, incluso si crees que te meterá en problemas? Nunca me enojaré contigo, Morgan.

 

La niña asiente. Stephen sonríe suavemente y desliza sus dedos por sus mejillas, haciendo todo lo posible por limpiar sus lágrimas.

 

—Cuando ves que suceden cosas malas, tienes que decírselo a un adulto para que pueda ayudarte. Guardar secretos solo empeorará todo.

—No quiero meterme en problemas—dijo Morgan en voz baja.

 

Stephen suspira, presionando un beso contra su frente.

 

—Mi amor. No te meterás en problemas, pase lo que pase —le aseguró con cariño—. ¿Qué tal si vamos a la cocina, comemos un galletas y leche y me cuentas lo que viste?

 

Stephen sabe que no es buena idea sobornar a su hija con postres y seguro que Christine lo regañaría si se enteraba, pero en ese momento parecía la mejor manera de hacer que su cachorro se abriera.

 

Morgan tarda mucho en responder, pero finalmente asiente con la cabeza.

 

—Está bien—el omega se pone de pie. Ayuda a Morgan a levantarse y ella automáticamente lo agarra de la mano. Los tres bajan las escaleras hacia la cocina.

 

Stephen coloca a Donna en la periquera, mientras su hija mayor se sienta en un taburete frente a la isla. El omega coloca un vaso de leche y un plato de galletas al alcance de su hija mayor. Coloca las galletas y la leche frente a ella; le da su biberón a la bebé antes de tomar el lugar frente a Morgan.

 

La niña no habla de inmediato, pero Stephen está de acuerdo con eso, sabe que debe ser paciente y no forzarla o podría ser perjudicial para ella. Observa como Morgan mastica distraídamente una galleta. Casi ha terminado con eso antes de que finalmente se decida a romper el silencio.

 

—No quiero que te enojes—comenta Morgan en voz baja.

—No me voy a enojar contigo, cariño —le asegura Stephen con sinceridad. —No estás en problemas, ¿de acuerdo? Solo necesito saber lo malo que viste hoy, para que papá y yo podamos ayudarte, ¿bien?

—Me dijiste que si alguien me toca allí abajo… —comienza después de unos segundos de completo silencio —que debería decírselo a alguien, ¿verdad?

 

Stephen siente que el hielo fluye por sus venas. La respiración se le corta y el terror se instala en la boca de su estómago. Aprieta los puños con fuerza, dejando marcas en la palma de sus manos. Trata de controlar sus emociones. Si alguien había tocado a su bebé, incluso si quiera había pensado en hacerlo, lo mataría.

 

—¿Alguien te tocó? —decirlo fue difícil, en especial con la bilis subiendo por su garganta. Está tratando de mantener la voz tranquila y sus feromonas a raya, no quiere que Morgan piense que estaba enojado con ella, pero su cuerpo está tan tenso que apenas puede controlar su respiración.

 

Morgan niega con la cabeza frenéticamente, y por un segundo Stephen se siente aliviado. Pero ahí es cuando sus ojos comienzan a recorrer la habitación, sin poder concentrarse en nada, sabe que hay algo que ella no le está diciendo.

 

—Princesa, ¿por qué no me dices lo que viste? —Morgan asiente y mira el plato vacío, como si le fuese la vida en eso.

—Se suponía que debía estar afuera jugando—comienza en voz baja, la niña no se atreve a mirarlo. —Se suponía que no debía entrar. Papá llevó a James al parque, no pude ir porque ibas a estar allí pronto, y Bucky me ordenó salir y esperarte. Dijo que tenía que hablar con Peter en privado y que yo no debía entrar por ningún motivo.

 

Morgan se detiene por un segundo y el miedo se instala en el estómago de Stephen una vez más. Tiene la sensación de que sabe exactamente lo que Morgan está a punto de decirle, y no es bueno.

 

—Estuve mucho tiempo afuera, pero me dio sed. Sé que se suponía que no debía entrar, Bucky se enoja cuando no escucho, pero solo quería un trago de agua, papi, eso es todo —la niña contuvo un sollozo y Stephen se le partió el corazón. Dio la vuelta a la isla y se puso al nivel de Morgan.

—Oye —Se da cuenta de que la niña está casi histérica de nuevo, así que se acerca un poco más a ella y le pasa la mano por el pelo. —Está bien, no estás en problemas.

—Entré a hurtadillas y estaba casi en la cocina cuando escuché una discusión proveniente de la habitación de Peter. No debería haber espiado, pero solo quería ver si mi Peter estaba bien. Me asomé a la habitación. Estaban gritando y Peter trató de escapar, pero Bucky lo agarró del brazo para que no pudiera. Lo golpeó y lo empujó hacia la cama y luego, y luego Bucky… —la voz de Morgan se interrumpe, entrecortándose mientras trata de calmarse.

—Lo estás haciendo bien—le asegura Stephen en voz baja, frotando una mano por la espalda de Morgan. Tiene una buena idea de a dónde iba esto, lo que su niña tuvo que haber visto y, a pesar de que no quiere nada más que buscar a ese alfa bastardo y golpearlo hasta desfigurarle el rostro; tiene que escuchar la historia completa. Su hija lo necesita, él lo necesita.

—Estás bien, nadie puede dañarte aquí —le aseguró con cariño —. No estoy enojado, ¿puedes decirme qué pasó luego? —ella asintió.

—Bucky bajó los pantalones de Peter, que luchaba. Trató de escapar, pero no pudo, él no se lo permitió —ella prosigue su relato; quebrada una vez más. Stephen la carga para arrullarla y Morgan se hunde en él, aferrándose a su papá como una persona que se ahoga lo haría con un salvavidas.

Stephen está a punto de dejar el tema de lado; tiene una buena idea de lo que sucedió después, pero ella continúa, aun con su rostro oculto en el cuello del omega.

—Empezó a tocarlo y Peter luchó con él —dijo Morgan, con la voz ronca a causa del llanto. —Bucky estaba lastimándolo y yo no hice nada, simplemente corrí. Me asusté, no sabía qué hacer.

—Oh, cariño —Stephen, presionando su mejilla contra el cabello de Morgan, permitiendo que su aroma envolviera a su niña. —Hiciste lo que tenías que hacer, no es tu culpa. —estaba furioso consigo mismo al pensar que Bucky había estado abusando sexualmente de Peter y él, como un idiota, no se había percatado de que ese alfa maldito estaba hiriendo a su cachorro de una manera que nadie entendería, pero está aún más disgustado de que Morgan lo haya presenciado.

 

—Corrí afuera —elle prosigue, apretando los puños contra la camiseta de Stephen. —Peter salió más tarde. Se veía muy triste, así que lo abracé fuerte y comenzó a llorar, no quería contarle lo que había visto. Me estaba empujando en el columpio cuando Bucky nos dijo que estabas en camino.

 

Stephen cierra los ojos con fuerza una vez que se da cuenta de que Morgan ha terminado con su historia, tratando de ocultar las imágenes que de repente tiene en la cabeza. Estaba furioso, más enojado que nunca. Pensar que Peter está siendo abusado hace que el estómago se le revuelva.

Saber que su hijo está siendo abusado por un hombre que se suponía que debía protegerlo es aún peor. Fue un idiota, un estúpido al dejar a Peter en casa de Bucky y Steve el viernes, aun sabiendo que algo no estaba bien.

 

Todo era culpa suya.

 

Stephen estaba enojado, frustrado. Furioso. Quiere perseguir a Bucky, mandar al diablo su juramento hipocrático y matarlo, no sin antes arrancar su asquerosa cosa que llama pene; tomar a Steve del cabello hasta dejarlo calvo, pero sobre todo está enojado consigo mismo.

 

¡Era un maldito médico por el amor de Dios!

 

Debería haber reconocido las señales y haber ensamblado todo él mismo. Durante su pasantía en la sala de emergencias, fue testigo de algunos casos de abuso sexual, el peor de ellos había sido el de una niña de 9 años que fue rescatada por la policía gracias a una llamada anónima. Aun así, nunca se le había pasado por la mente, ni por un segundo, la idea de que la razón por la que Peter estaba tan distante últimamente era porque estaba siendo molestado.

De repente, todo cobra sentido. El comportamiento de Peter ha cambiado drásticamente en los últimos meses, sus calificaciones bajaron, se alejó de sus amigos. Él y Tony hablaron de ello, tratando de pensar en las razones del por qué, pero finalmente lo habían atribuido a ser un adolescente, que estaba luchando por el asunto del divorcio de sus padres y todo lo que eso conllevaba. Oh, qué jodidamente equivocados estaban.

 

Ahora que Stephen lo piensa, debería haberlo descubierto hace mucho tiempo. Peter ha estado pidiendo ayuda durante meses y nadie lo había visto.

 

—¿Peter está en problemas? —Morgan pregunta, sacando a Stephen de sus pensamientos. La niña parece angustiada —No quiero que se meta en problemas.

—No—le asegura Stephen, con la voz probablemente un poco más áspera de lo que realmente quería que fuera. —No bebé, él no lo está, y tú tampoco. Sin embargo, necesito que hagas algo por mí. Ve a jugar con Donna a tu habitación, voy a llamar a papá, ¿de acuerdo?

 

Morgan asiente y abraza a fuerte al omega por el cuello.

 

—Sé que protegerás a Peter—Stephen fuerza una sonrisa.

—Sí, cariño, lo haré. Ve a jugar, ¿de acuerdo?

 

La niña asiente, toma a su hermanita con cuidado y se dirige a su habitación en silencio. Él las ve alejarse. Cierra los ojos y suspira para tratar de calmarse.

Se siente un completo inútil; se supone que él debía proteger a sus cachorros, ¡era su padre por el amor de Dios! Tenía el deber de evitarles esta clase de cosas. Morgan y Peter no deberían estar pasando por esta clase de mierda.

 

Se toma unos minutos para enfriar su cabeza; no podía permitir ser emocional en este momento, debía dejar que su lado como médico se hiciera cargo por el bien de sus hijos.

Estaba enojado, furioso, colérico. Cada fibra de su ser ardía en deseo por ir a buscar a Bucky y darle una demostración de lo bien que puede usar el bisturí, pero sabe que necesita mantenerse ecuánime, esto debe manejarse correctamente. Quiere que ese bastardo pague por lo que le ha hecho a su hijo, y no va a dejar que se salga con la suya.

 

Necesita ser inteligente.

 

Una vez que Stephen está lo suficientemente calmado, se dirige a la habitación de Peter. Respira hondo, asegurándose de estar absolutamente tranquilo, antes de llamar, entra cuando recibe el permiso

 

—Hola—Strange se muerde la lengua para no asaltar a su hijo con preguntas incómodas. Necesita decirle a Tony lo que está pasando antes de hablar con Peter. —Voy a salir, aunque no tardaré. ¿Vigilarás a tus hermanas por mí?

 

Peter está acurrucado en su cama, la Tablet entre sus manos, aunque no parece estar prestando real atención a la pantalla.

 

—Claro—acepta sonriendo.

—Gracias—el omega lo mira un segundo. —Volveré en un rato —. Casi ha salido por la puerta cuando oye la voz de Peter una vez más.

—¿Um, Stephen? —hace una pausa —Acerca de hoy, lo siento. No debería haberte hablado así; Sé que solo estás tratando de ayudar. He estado pasando por algunas cosas últimamente, ¡pero lo tengo controlado ahora! No te preocupes por mí —comenta Peter, y el corazón de Stephen se rompe un poco más.

—Sabes que puedes venir a verme con cualquier cosa, ¿verdad? —dijo Stephen. Tiene tantas ganas de sacar a colación lo que Morgan le había dicho, pero debe informar a Tony primero, sabe que su hijo necesita de ambos para darle apoyo. —Te amo y si alguien te está causando problemas, siempre estaré a tu lado.

—Lo sé, Stephen, y eso significa mucho para mí—acepta Peter, y el omega sonríe suavemente.

—Muy bien, niño, gracias de nuevo—Stephen se despide. Se dirige a su auto y se sube, pero no arranca, al menos no todavía.

Su mente y corazón están inquietos; no puede concentrarse en nada. Está tan enojado que físicamente tiene que evitar conducir hasta la casa de Bucky y poner fin a esa patética excusa de ser humano. Lo único que le impide hacerlo es la posibilidad de que termine arruinando todo y perjudicando a Peter. Tiene que pensar lógicamente sobre esto, debe asegurarse que ese maldito alfa sea llevado a la justicia y pague por el daño causado.

Stephen no muestra lo enojado que está hasta que está afuera, hasta que sabe que ninguno de sus hijos puede escucharlo. Deja escapar un sollozo y golpea el volante, tratando de aliviar un poco la ira y el dolor reprimidos.

La angustia se dispara, quiere llorar hasta no tener más lágrimas, pero no puede permitirse el derrumbarse. Respira hondo antes de salir del camino de entrada y dirigirse hacia Industrias Stark.

Tony debe enterarse de lo sucedido para que ambos actúen lo antes posible.

 

 

Continuará…

 

 

….

 

 

Ok, espero les gustara el capítulo. Gracias por leer.


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