Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El lado oscuro del deseo (sasunaru) por sasunarualfaomega

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

 

Durante diez años, Naruto le volvió la espalda al pasado, decidiendo aceptar la traición de Sasuke Uchiha y abrirse paso solo en la vida. Pero ahora, nada podía apartarlo del lecho de su madre; ni siquiera para no enfrentarse a Sasuke de nuevo... Depuse de todo, él jamás se molestó en averiguar qué le sucedió a la adolescente que huyó de Thornley, jurando nunca regresar; ni cómo sobrevivió el chico cuyo amor y confianza rechazo con tanta crueldad...

Es una adaptación los personajes no me pertenecen NO ME PERTENCEN
otro punto importante tampoco es mi idea la adaptación estoy ayudando a la que se le ocurrió la idea

Notas del capitulo:

 

 

 

Naruto seguía mirando la columna del periódico extendido frente a él. Se veía pálido y vulnerable, tanto que parecía que se rompería en dos si alguien lo tocaba.

 

 

 

- ¿Qué vas a hacer? -preguntó Gaara con voz ronca.

 

 

 

Todavía era de mañana. El trabajo del día apenas empezaba. A través de la puerta cerrada de su pequeña oficina, Naruto podía oír el tradicional ronroneo de varias máquinas de coser, mezclado con la charla de sus cinco empleados, discutiendo los chismes cotidianos.

 

 

 

-No sé -respondió, sin apartar la vista de la columna donde un aviso enmarcado lo amenazaba, saltando hacia el con sus letras oscuras que decían:

 

 

 

 

 

 

 

¿Puede el señorito Naruto Uzumaki, cuyo último domicilio conocido fue en el pueblo de Thornley, en South Yorkshire, ponerse en contacto con este número de teléfono, a la mayor brevedad posible, ya que su madre está enferma de gravedad?

 

 

 

- ¡No! ¡No lo haré! ¡No sé cómo te atreves a sugerírmelo!

 

 

 

 

 

Se volvió dé pronto, para contemplar por la ventana el gris paisaje invernal, mientras los gritos agudos del desesperado y asustado teen de dieciséis años resonaban en sus oídos, a pesar de los diez que transcurrieron from que los emitió.

 

 

 

Hacía un frío espantoso afuera, el cruel viento del norte barría la nieve, convirtiéndola en polvo. Y una mujer anciana, luchando por caminar en la calle, cargada con su canasta del mercado, parecía helada hasta los huesos.

 

 

 

Naruto permaneció, con la mente en blanco, inmóvil. De pronto un chico apareció en la esquina pedaleando en su bicicleta, con la cara medio, cubierta por el anorak. Sonrió por vez primera desde que Gaara dejara el periódico ante él.

 

 

 

- ¿Naruto? Es tu madre -afirmó Gaara, ansiosa-. Y está enferma. Quizá haya pedido verte. No puedes ignorar su llamada.

 

 

 

-Lo harás, Naruto, o jamás volveré oponerte los ojos encima ...

 

 

 

 

 

 

 

 

 

-No -murmuró, ausente-. Supongo que no.

 

 

 

-Y yo te ofrezco telefonearle, si quieres -sugirió Gaara-. Averiguaré qué tan enferma está y si ...

 

 

 

-No -Naruto negó con la cabeza y la masa de cabello dorado se frotó contra el cuello de su chaqueta tejida. Sabía a quién pertenecía ese número. Aún después de diez largos años lo recordaba de memoria. Era el número del teléfono privado de Thornley Hall. El de Sasuke.

 

 

 

-Sasuke no te ama, estúpido. Sólo Salió lo que tú le entregaste con tan poca prudencia. Como la mayoría de los hombres, se aprovecha de las circunstancias y tú te le ofreciste durante todo este largo verano.

 

 

 

Naruto se balanceó; el terrible dolor que la invadió diez años atrás, ahora lo sacudía con igual crueldad. Entonces no le creyó a su madre, como era natural. Apenas tenía dieciséis años y estaba loco, apasionado, ciegamente enamorado ... y también tenía miedo. Debió enfrentarse a la prueba que lo desgarró para aceptar la evidencia. Y, a partir de ese instante creyó cada palabra dura, fría, vergonzoso.

 

 

 

La puerta de la entrada se cerró y luego se escuchó el ruido de una bicicleta a través del estrecho corredor; Naruto se volvió justo a tiempo para ver la cara enrojecida del chico, iluminada por una sonrisa, enmarcada por el quicio de la puerta abierta.

 

 

 

- ¡Hola papi! -lo saludó, excitado-. ¡Rayos! ¿Ya miraste el viento que hace? ¡Casi me tira de la "bici"!

 

 

 

Algo le contrajo el corazón, el amor inconquistable de un padre por su único hijo; sintió que se enfriaba por dentro y un miedo, que no experimentó en diez años, le apretó la esencia misma de su alma.

 

 

 

-Menma -le anunció, en voz baja-, debo irme por unos días. ¿Te importada mucho quedarte con Gaara y con Sai hasta mi regreso?

 

 

 

- ¡Claro que no! -Exclamó él, entrando al cuarto y llenándolo de un soplo de aire fresco-. El tío Sai me llevará a pescar si se lo pido de buen modo -le lanzó una sonrisa confiada a Gaara, que encerraba un encanto fatal ... un encanto que su papi reconoció con un dolor distinto. Entonces el niño frunció el ceño al volverse hacia el-: Pero, ¿a dónde vas? De seguro no a buscar telas, ¿verdad? -Suspiró-: Pensé que ya habías ordenado los trapos para esta primavera.

 

 

 

Naruto atrapó esa sugerencia al vuelo, agradecido de que le proporciona una excusa aceptable.

 

 

 

-Sí-le envió a Gaara un mensaje con los ojos-. Sí, eso es. Leí que inauguraron unos telares en Yorkshire y Gaara cree que debo investigar

 

 

 

-Está bien -se encogió de hombros, incorporando esa información a su mente. Durante toda su infancia su papi había viajado, dejándolo con su tío Gaara y Sai para buscar telas, a precios regalados, para fabricar sus propios diseños. Y a sus tíos les gustaba que los visitara, puesto que no tenían niños, ni pensaban adoptar un bebé.

 

 

 

-Cómo de vacaciones-intervino Gaara, en tono alegre-, quizás podríamos ir a un McDonald's y al cine una noche, si quieres.

 

 

 

- ¡Perfecto! Sí, por favor, tío Gaara -de un salto se acercó al tío postizo y lo abrazó-. ¿Cuándo te vas? -le preguntó a su papi, haciéndolo sonreír ante su prisa por librarse de el.

 

 

 

-Todavía no lo sé -la sonrisa murió y Naruto tuvo que volverse para que él no viera la melancolía que lo invadía-. Pero quizá lo haga de inmediato. Después de unos cuantos telefonemas.

 

 

 

- ¡Cielos, mira la hora que es! -Exclamó Gaara de repente-. Los trabajadores empezarán a aullar si no les servimos su taza de té. Ven Menma, ayúdame -le ordenó al niño-; planearemos nuestras actividades mientras tu papi se encarga de las suyas.

 

 

 

Naruto lo siento alejarse, comiéndoselo con los ojos. Veía a Sasuke, alto y fuerte, al lado de Gaara, en la forma de su hijo, tan parecido a su padre que se asombraba de amarlo con locura, a pesar de que despreciaba al hombre que lo engendró.

 

 

 

Se sentó ante el escritorio, inclinando su rostro pálido como cera mientras los recuerdos lo asaltaban.

 

 

 

- ¡Maldición! -Susurró, desesperado-. ¿No pueden dejarme en paz?

 

 

 

Diez años antes, Naruto conoció a Sasuke, mientras trataba de convertirse en un doncel adulto, dejando atrás al niño salvaje y caprichoso que había sido. Sólo contaba con dieciséis años y ya amaba tanto la vida que esa ansia se le reflejaba en el rostro, cuando Sasuke llegó a buscarlo aquel verano fatal.

 

 

 

Volvía de la universidad por última vez, a punto de tener el diploma en el bolsillo, impaciente por obtener el puesto que le asignarían, al frente del conglomerado comercial valuado en millones de libras esterlinas que su madre manejaba con mano de hierro, desde Harrogate.

 

 

 

Propietarios de tierras desde tiempos inmemoriales, a los Uchihas se les consideraba la crema innata de la localidad. Sin embargo ya pesar de las diferencias sociales que los separaban, Sasuke siempre formó parte de la vida de Naruto. Sasuke le enseñó a montar, introduciéndolo a una nueva y fascinante manera de tranquilizar su naturaleza inquieta y rebelde, mientras galopaba a través del hermoso campo de Yorkshire, montado en uno de los caballos que él le prestaba. Le brindó la libertad de escapar de las restricciones de una madre represiva y de un padre a quien le importaba más el cultivo de sus rosas, que su hijo. Según Sasuke, nació en el lugar y el tiempo equivocados, debiendo pertenecer a una tribu de gitanos, en lugar de a un ama de casa amargada ya un jardinero retraído.

 

 

 

Sasuke siempre aparecía cuando Naruto se metía en problemas. Lo saco del río aquella vez en que estuvo a punto de ahogarse y lo azotó con vigor por atreverse a nadar en la corriente durante los deshielos de primavera: Lo apretó contra su cuerpo, meciéndolo con suavidad cuando su padre murió de un ataqueco. Y también lo arrancó, pataleando y gritando, del coche de Kiba Inozuka aquel verano de sus quince años en que decidió que ya era hora de que experimentara lo que todos sus amigos de la escuela sabían ... qué se sintió al ser besado por un varón

 

 

 

- ¿No basta que te consideren ingobernable, ahora te propones que te tachen de

 

 

 

 

 

Indecente? -lo regañó, medio tirando, medio arrastrándolo por el camino que conducía a la mansión.

 

-Sólo nos besábamos, Sasuke -sé sulfuró, mortificado en secreto de que su amigo lo hubiera descubierto en esa situación embarazosa-. ¡Un doncel tiene que aprender alguna vez!

 

Se volvió iracundo hacia él, ya un hombre, alto, delgado y guapo a morir. Había luna llena esa noche y brillaba sobre sus cabellos negros, bañándolos de un halo plateado. Pero le llamó la atención el brillo rojizo de sus ojos, mientras lo recorrían, condenándolo.

 

- ¡Mírate! -Le ordenó-. Se necesita algo más que un beso para desabotonarte la blusa.

 

Avergonzado; contempló el desperfecto y comprobó que él no exageraba.

 

- ¡Ni siquiera usas deportivos debajo de la blusa! -se mofó, con desprecio.

 

-Ya nadie lo usa teme !! -musitó, a la defensiva, cerrándose la blusa con tanta premura que ni siquiera se atrevió a sostenerle la mirada.

 

-Algunos no lo usan -lo corrigió y lo sorprendió atrapándolo por la cintura y apretándolo con furor contra su cuerpo-. Si querías que te dieran unas lecciones de amor, Naru, ¿por qué no me lo dijiste? Después de todo, yo te he enseñado lo que sabes, ¿no?

 

Todavía recordaba su propio despertar a Sasuke, mientras lo contemplaba nervioso y captaba el enojo que lo ponía tenso.

 

- ¡No, Sasuke! -protestó apenas, antes que se sumiera en un remolino de sensaciones cuando su boca tibia cubrió la de él.

 

Nada ... nada en su aventurera vida de quince años lo preparó para lo que sucedería esa tibia noche de luna llena. No estaba preparado para el beso, ni para la pasión desconcertante que explotó entre ellos al sentir sus manos, cálidas y experimentadas tocarle los pezones desnudos, acariciándoselos, masajeándoselos, aproximándose a una vida propia que lo impactó y lo mantuvo inmóvil entre sus brazos, paladeando esas nuevas y excitantes emociones.

 

Entonces lo apartó, retrocediendo para quemar su carne con una mirada amarga, mientras Naru se balanceaba, tan perdido en sus sensaciones que apenas podía respirar.

 

- ¡No te acerques a los chicos, dobe! -le advirtió, seco-. ¿Me oyes? ¡No te acerques a esos malditos muchachos! -luego se fue, con zancadas furiosas y, cuando Naru corrió tras él, ya había desaparecido por las puertas del Hall, pasando ante la casa del conserje donde él y su madre vivían.

 

Al día siguiente, regresó a la universidad y no volvieron a verso en un año. Pero al retornar, el verano siguiente, Sasuke descubrió a un nuevo Naruto: al que se convirtió en un doncel, emergiendo de una crisálida de gitana para adquirir una belleza exótica que lo dejó alelado.

 

Lo encontró cerca del río, sentado sobre una toalla absorto en la última novela de sexo y crimen que se vendía por millones en las librerías. Era un día hermoso, cálido y la superficie del río bailaba con el aire tibio. Naru usaba unos diminutos pantaloncillos que dejaban admirar su piel, ya dorada por el sol.

 

No tenía idea de cuánto tiempo permaneció de pie, bajo la sombra de uno de los árboles que bordeaban el río. De pronto Naru volvió la cabeza y vio su rostro moreno y sus manos metidas en los bolsillos del pantalón.

 

-Hola -lo saludó Sasuke casi con cautela.

 

-Hola –replicó Naru, enviándole una sonrisa tímida-. Oí que habías vuelto a casa -un silencio extraño se extendió entre ambos, mientras se observaban. Después él se acercó, todavía precavido, para sentarse a su lado y leer la portada del libro que el chico descartó al verlo.

 

-Demasiado vulgar, ¿sin crees? -comentó.

 

-Sí -sonrió, con unas lucecillas traviesas brillándole en las pupilas azules. Pero algo en él le quitó el aliento y tuvo que buscar qué decir-: A propósito, felicidades -en ese momento recordó que Sasuke había terminado sus estudios universitarios-. Creo que te graduaste con honores.

 

-Ahora ya puedo considerarme un hombre -comentó con sequedad casi cínica. Naruto lo contempló con simpatía. Quizá a naru le costaba trabajo madurar bajo las restricciones que le imponían a su naturaleza impetuosa; pero él, como todos los ricos y privilegiados, debería alcanzar la altura que su ambicioso padre determinaba:

 

-Un verano completo en casa ... -suspiró, contento, estirándose a su lado, con la cabeza descansando sobre su brazo, mientras observaba la luz del sol filtrarse por entre las ramas del árbol-. Después me embarcarán para América por un año; para que aprenda a administrar una compañía y no cometa errores en la de mi padre.

 

-Supongo que debemos crecer -replicó Naruto y de repente una suave melancolía oscureció sus hermosos ojos.

 

-Sí -aceptó Sasuke, estudiando el delicado perfil del joven-. Aunque creo que tú ya empezaste ese proceso -con un dedo delineó su mandíbula-. ¿Te portaste bien durante mi ausencia?

 

-Oh, sí -le confesó, con ojos pícaros-. Tan bien como soy capaz. He estado demasiado ocupado para portarme de otro modo desde que mi madre me buscó un empleo ... help a la señora Mebuki Haruno tres veces por semana, en su casa.

 

- ¿En su casa? -Sasuke se sentó, mientras su sorpresa se transformaba en ira con rapidez-. No debes trabajar de sirviente, Naruto -le advirtió-. A diferencia de tu madre, no naciste para obedecer a nadie.

 

La nota de desdén hacia la ocupación de su madre lo hizo enderezar la espalda, orgulloso, listo para defender a su familia.

 

-No soy ni mejor ni peor que mi madre -le informó, frío-, y no me avergüenza lavar el suelo, ni sacudir para ganarme la vida.

 

-Si tienes que lavar el suelo o sacudir, entonces preferiría que fuera en Thornley, no con la señora Mebuki Haruno.

 

- ¡Vaya, qué amable! -Se sofocó, hincándose para reunir sus cosas antes de irse, al tiempo que la larga cortina de su cabello le rozaba las mejillas-. En otras palabras, te parecería bien que lavara tu suelo, pero no el de nadie más. Eso es lo que se espera del hijo de una criada.

 

-No quise insultarte -lo atajó, deteniéndolo-. Me refería a ¡maldición, dobe!

 

-Gruñó, mientras ambos se fulminaban con los ojos-. Sakura debe estar fascinada de tenerte a su merced.

 

-No te preocupes por Sakura -le dijo, pero apartó la mirada, pues no podía ocultar que lastimaba su orgullo el que la mujer lo humillara.

 

Sakura tenía dos años más que Naru y la misma posición privilegiada de los Uchihas. Sin embargo, siempre la enceló la unión especial entre Naruto y Sasuke y ahora se vengaba del joven empleado de su madre, encomendándole las tareas más difíciles.

 

Sasuke lo soltó, pero no trató de alejarse de su lado, perdido en sus propios pensamientos.

 

-Todavía no usas deportivo -comentó de pronto, haciendo que se sonrojara y le clavara las pupilas en el rostro. -

 

-Tenía ... demasiado color -se defendió, ruborizándose todavía más al ver que él observaba el escote y luego la forma de sus pezones que se transparentaba bajo el fino algodón.

 

-Hermosos -murmuró-, hermosísimos ... -y levantó los ojos para sostenerle la mirada-. Nunca pude olvidar la belleza de tus pezones, Naru -admitió, ronco-, from que los entreví a la luz de la luna.

 

-No, Sasuke ... -quería huir, pero los temblores que corrían bajo la superficie de su piel no se lo permitían. Sasuke le tocó el pecho, sopesándolo con delicadeza en su mano, moviendo el pulgar para atormentar el pezón, ya endurecido. Sintió que se estremecía, escuchó que quedaba aliento y que su suave boca exhalaba un suspiro al contemplarlo con ojos apasionados.

 

-Pezones hermosos. Hermosa boca. Tampoco olvidé aquel beso-musitó-. Y esperé todo un maldito año para besarte de nuevo. Tiró de el para que cayera sobre su cuerpo y se le entregó, hundiéndose en el calor de su boca, en la apasionada caricia de sus manos, bajo la sombra del árbol y el sol sobre su piel desnuda. Allí, Sasuke rompió la crisálida para dejar que el cálido y apasionad doncel surgiera.

 

-Estoy enamorado de ti, Naru -susurró con urgencia, when el doncel inició una débil lucha por evitar que prosiguiera-. Creo que te he amado desde siempre.

 

Y Naru se hundió en la tibieza de esa declaración. Nunca dudó de la honestidad de Sasuke, jamás pensó que pudiera mentirle. Ese verano fueron inseparables, robando momentos a sus ocupaciones para compartirlos, encontrándose en secreto, alimentando ese nuevo amor a solas, sin dejar que otros se inmiscuyeran. Hacían el amor cuando podía, donde podía, acoplándose a tal grado a las necesidades del otro, que hasta una cierta sonrisa les calentaba la sangre de las venas.

 

Al final del verano Naruto casi moría de tristeza porque él debía alejarse para estudiar en Estados Unidos.

 

-Es por el bien de los dos -le descrito Sasuke, abrazándolo con fuerza, como si le doliera pronunciar esas palabras-. Tengo que probarle a mi padre que merezco su confianza, antes de pedirle que me comprenda. Y eres tan joven ... Pero volveré, te lo prometo, y nos casaremos. Tú y yo, mi amor contra del mundo -le susurró conmovido-. Seremos invencibles.

 

Se fue por un año y no lo volvió a ver en diez.

 

Naruto emergió de ese tortuoso viaje al pasado con amargura pesándole en el corazón. Abandonó Yorkshire poco después que Sasuke, con un hijo en el vientre y los insultos del padre millonario marcados con fuego en su alma.

 

-Nadie chantajea a mi hijo para que se case con un cualquiera, Jovencito. Dices que es de Sasuke, pero él lo niega. De hecho, duda de tu habilidad para establecer la paternidad de esa criatura, puesto que se sabe que estás disponible para el primero que pase -entonces le extendió un cheque, con el desprecio pintado en la cara; un desprecio menor al que Naru sintió por sí mismo-. Deshazte de ese estorbo. No cuesta trabajo en estos días y te doy dinero más que suficiente para que pagues lo que cueste. No quiero escándalos en mi familia. Mi hijo se casará con Sakura, como siempre lo dispuse y, o te deshaces del bebé o tú y tu madre se largan de mi propiedad ... y se olvidan de conseguir otro empleo porque me encargaré de difundir por qué los corro. En cuanto a ti -continuó con dureza, mientras Naru permanecía de pie, atontado por el desdén con que lo cubría-, no quiero verte por aquí. Desaparece de mi vista y de la vida de mi hijo. Él no se inmiscuye con donceles de tu clase.

 

-Tienes que hacer lo que el señor dice, Naruto -le gritó su madre, histérica-. Trabajó en su casa durante veinte años. Soy demasiado vieja para encontrar otro empleo. . . ¡Y tampoco lo deseo! Vete, vete y deshazte del bebé y, por el amor de Dios, no regreses. Ya me avergonzaste bastante. . . más que bastante.

 

No regreso.

 

Naruto contempló el periódico, el punto donde se le rogaba actuara de otra manera y una sonrisa amarga le torció la boca.

 

Debía ignorar esa petición ... lo mismo que ellos ignoraron súplicas hacía diez años. Con un desprecio que iba en aumento, levantó teléfono y marcó el número de

 

Yorkshire.

Notas finales:

Tambien lo encuentran en wattpad 

https://www.wattpad.com/story/253082620-el-lado-oscuro-del-deseo-sasunaru

 

la adaptacion no me pertenece


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).