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Por una sonrisa apasionada. por Kouichi_RedSun

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Notas del capitulo:

¡Un saludo a todos!

 

Sé que me he demorado más de lo que prometí con esto, pero aquí se los tengo de nuevo, espero que les guste y disfruten de esta parte

Tras almorzar, Avery regresó a clases, pensativo de que es lo que Kyoya querría con él después de clases, ciertamente a Avery le parecían chicos un tanto peculiares, todos ellos, sabía que en esa escuela encontraría toda clase de gente, pero no esperaba encontrar gente tan interesante en su primer día. Una vez el turno escolar terminó, el chico se dirigió de nuevo a aquella aula de música. Algo que le sorprendía de esa escuela era lo enorme que era y el abundante uso de colores rosados en las paredes.

 

No pasó mucho hasta que llegara a la puerta de aquel salón, entrando con paso firme, al parecer ya lo esperaban, pues había una mesa montada, que tenía algunos pasteles y un juego de té listo, mientras Kyoya estaba sentado en esta. Miró al castaño y le hizo una pequeña seña de que se acercara. Avery caminó hacia la mesa y tomó asiento, mirando al chico de lentes, que pareció escanearlo de pies a cabeza.

 

—Bien, aquí estoy— dijo Avery recargándose en el respaldo de la silla y cruzando sus brazos y piernas.

—Gracias por venir— dijo Kyoya adoptando la misma postura, sonriendo un poco

— ¿Qué era eso que deseabas hablar conmigo? — preguntó con tranquilidad.

— ¿No quieres una rebanada de pastel? — dijo Kyoya con una mirada serena y calculadora.

—Supongo que una rebanada no hará mal— respondió Avery.

—Mira, dejaste encantada a mucha gente hace unas horas con esa demostración— dijo Kyoya mientras aquel chico, Haruhi le servía en un plato una rebanada de pastel a Avery

—Gracias— dijo Avery mirando a Haruhi con una pequeña sonrisa, para luego mirar a Kyoya —Sí, noté el agrado de la gente— dijo un tanto avergonzado por ello.

—Así es, además, parece que cuidas mucho de tu aspecto físico— dijo Kyoya. Eso era evidente, desde que lo vio entrar horas atrás, su cabello que si bien rebelde, acomodado de forma que se viera estético, su rostro perfectamente cuidado y la forma de portar el uniforme, impecable.

—Bueno, la imagen personal siempre es importante, es nuestra carta de presentación— respondió Avery restándole un poco la importancia.

— ¿Qué tan bueno eres con las chicas? — preguntó Kyoya de forma directa, a lo que Avery lo miró enarcando una ceja.

— ¿A qué viene eso? — preguntó el castaño con cierta intriga.

—Solo contesta, no es para nada malo— le respondió el azabache con serenidad.

—Hum… Pues era muy popular con las chicas en California— respondió tras pensárselo unos segundos.

—Ya veo, supongo debes saber como mantenerlas entretenidas— dijo Kyoya llevándose un pequeño bocado de pastel a la boca.

—Bueno, no se aburrían fácilmente conmigo— contestó Avery antes de dar un sorbo al té que habían puesto frente a él.

—Entonces sabes como tratar a una dama— dijo Kyoya con una pequeña sonrisa.

—Considerando el ambiente donde me desenvolví, sí, sé hacerlo— contestó el castaño.

— ¿Ambiente? — preguntó ahora Kyoya con curiosidad.

—Secundaria básica y mi primer año de secundaria superior las realicé en un instituto militar— respondió Avery mirando hacia una de las grandes ventanas del aula.

—Oh, entonces tienes una enorme disciplina— respondió Kyoya —Interesante.

—No sé si eso sea tan cierto, pero al menos lo suficientemente responsable para vivir solo— dijo Avery con tranquilidad.

—Ya veo, bueno, me gustaría ofrecerte algo— dijo Kyoya mientras Tamaki se acercaba.

— ¿El qué? — preguntó, casi que imaginaba de que se trataba.

—Alguien con tus talentos y encantos, no puede quedarse así, sin hacer gran cosa con ello— dijo Tamaki recargándose en el respaldo de la silla de Kyoya.

—Nos gustaría que te unieras a nosotros, al Host Club— ofreció Kyoya de forma simplemente directa.

— ¿Host club? ¿Y de qué van? — preguntó Avery, quería saber de que trataba, no garantizaba que accedería, pero le daba curiosidad

—Como su nombre indica, Hosts o Anfitriones, vivimos para alegrar los días de las damas con nuestros encantos— respondió Tamaki en un cierto tono melodramático.

—Ya… Básicamente un club para que las chicas tengan a quienes admirar y con quienes hablar— dijo Avery

—Un poco más que eso, también organizamos algunos eventos especiales, con el fin de uno, apoyar al esparcimiento cultural y segundo, que las señoritas pasen un buen momento donde puedan olvidarse unos minutos de sus problemas— respondió Kyoya.

—Sería divertido tenerte aquí, Avery-chan~ — Avery fue sacado de sus pensamientos por la voz aguda e infantil de aquel chico bajito, al que llamaban Honey.

—No tienes que responder ahora mismo, pero piénsalo— dijo Kyoya.

—Te aseguro que no te arrepentirás, te lo digo yo— dijo Tamaki con un elegante gesto de manos.

—Les contestaré mañana— dijo Avery con una pequeña sonrisa

— ¿Me permites acompañarte? — preguntó Haru al castaño.

—Uhm… Vale— contestó.

 

Avery se levantó y agradeció por el pastel y caminó junto a Haru a la salida, sin embargo, también fue acompañado por el resto del corredor.

Mirando detenidamente a su acompañante, Avery alzó una ceja y sonrió de forma ladina.

 

—Haruhi, ¿Verdad? — preguntó Avery

—Así es, un gusto— respondió.

— ¿Puedo preguntar algo? — pidió el castaño

—Claro, dime— le respondió. Avery se acercó ligeramente a su oído y sonrió.

—Eres una chica, ¿Verdad? — preguntó en un susurro. Haruhi soltó una risita algo avergonzada y asintió.

—Jaja, Tamaki tardó varios días en darse cuenta, ¿Cómo lo supiste? — preguntó ella.

—Je, tus gestos, ademanes, incluso la forma en que caminas es convincente, pero he visto a muchos hombres en la militar como para no saber diferenciar entre una mujer y un hombre, las mujeres siempre tienen un porte mucho más elegante que nosotros y no pierden esa amable delicadeza— dijo Avery, provocando un sonrojo en Haruhi.

—Eres todo un caballero, ¿Te lo han dicho? — replicó ella.

—No sé si tanto… Solo aprendí a respetar la valía de las mujeres al verlas entrenar, pelear y dirigir de hombro a hombro con hombres sin flaquear, incluso a veces siendo mejores líderes que nosotros— respondió Avery metiendo sus manos a los bolsillos.

—Seguro una escuela militar es dura— dijo Haru.

—Aprendes a tomarle el cariño, aprendí mucho— contestó Avery con una pequeña sonrisa.

—Tu interpretación de esta mañana… Fue hermosa, ¿Sabes? — halagó la castaña sonriendo — ¿Quién te enseñó?

—Mi madre, cuando tenía 4 años empezó a enseñarme a tocar el piano… Era una mujer fantástica— dijo Avery mientras caminaban.

— ¿Era? — preguntó ella

—Falleció cuando tenía 7 años, en un accidente de auto… Mi padre no es el mismo desde que ella murió… Yo tampoco— dijo el oji-verde.

—Vaya… Yo también perdí a mi mamá, ¿Sabes? — dijo Haruhi con una pequeña sonrisa —Aunque yo tenía 5 años… Sé lo duro que es

—Creo que tenemos algo en común… Je, esa canción fue la primera que mi madre me enseñó a tocar, me explicó su significado— dijo Avery con nostalgia —Es… El ciclo del humano en este mundo— sonrió.

—Vaya, se nota que tienes mucha estima por esa melodía— dijo Haru sonriendo —Seguro llevas a tu madre tan dentro de tu corazón como yo— añadió. Avery asintió y sonrió un poco.

— Sí… Sí, lo hago— respondió —Y bueno, ¿Cómo es que una señorita como tu terminó en ese club? — preguntó sonriendo.

—Ah, sí, verás, yo soy una estudiante becada, la verdad es que mi padre hace lo que puede, pero no podría costear esta escuela. Mi primer día pensé lo mismo que tú, que esa aula estaba vacía, me recibieron tal y como te recibieron a ti, pero yo me sentí sobrecogida y terminé rompiendo un jarrón que valía 8 millones de yenes, así que tuve que trabajar para pagarlo— dijo. Jamás olvidaría el valor de ese endemoniado jarrón. Avery soltó una pequeña risita.

—Lo siento solo… Jaja, es algo cómico— dijo divertido

—Cuando lo veo en retrospectiva lo es, en ese momento quería que el piso me tragara y me arrojara en el otro lado del mundo —Pero mira, sé que pueden parecer extraños al inicio, pero… Son las mejores personas que he conocido— dijo mientras llegaban a donde estaba Aslan.

—Son peculiares— dijo sonriendo el castaño mientras metía su maletín en el asiento trasero.

—Piénsalo, jamás había visto a Kyoya-senpai tan entusiasmado por un individuo— dijo Haruhi sonriendo.

—Lo consideraré— sonrió y abrió la puerta del conductor.

—Oh… ¿Sabes conducir? — preguntó con curiosidad la chica

—Aprendí en la militar, así que bastó para validar un carné de conducir aquí— dijo divertido.

—Jaja ya veo, bueno, ve con cuidado— dijo Haru sonriendo un poco

—Gracias, los veré mañana— dijo entrando al auto y encendiéndolo para luego irse.

 

Haruhi volvió al salón de música y miró a los demás, que parecían mirarla con expectante curiosidad, la chica soltó un suspiro seguido de una risita y miró a los chicos del club.

 

—Me encargué de hablar bien de ustedes, lo vi interesado— dijo Haru antes de sonreír un poco. Le había agradado mucho aquel chico, se sentía un poco identificada.

—Eres la mejor, Haruhi— dijo Tamaki tomando a la chica de las manos y besando sus labios, a lo que ella correspondió.

—Jeje, no es para tanto Tamaki-senpai— dijo Haruhi con una pequeña sonrisa antes de abrazarse al rubio.

 

Las horas transcurrieron con normalidad, Haruhi había ido a pasar la tarde con su novio, quien la notó un tanto pensativa, no era normal en ella, así que se acercó, abrazándola suavemente.

 

— ¿Te pasa algo? — preguntó Tamaki

—No es nada… Solo pensaba en ese chico, Avery— dijo Haru con tranquilidad

— ¿Qué tiene? — preguntó el mayor con suavidad

—Su madre también falleció cuando era pequeño— dijo sonriendo un poco

—Ya veo… Seguro fue duro para él— dijo Tamaki

—Es duro… Siempre es duro— respondió Haru abrazando a Tamaki —Pero incluso para él es más duro, en un país extraño, lejos de casa, completamente solo— dijo Haru

—Bueno… Pues si decide unirse al club, te prometo que lo haremos sentir en casa— dijo Tamaki sonriendo. Haru sonrió y abrazó con fuerza al mayor.

—Siempre eres tan lindo con todos— dijo en un pequeño susurro, causando que Tamaki se sonroje.

—Aprendí mucho de ti, si te soy honesto— dijo Tamaki con una pequeña sonrisa.

—Ahora que lo pienso… Tu eres siempre el que se encarga de reclutar a los que a ti y a Kyoya-senpai consideran buenos elementos— dijo Haruhi con una pequeña sonrisa — ¿Por qué fue Kyoya-senpai esta vez? — preguntó.

—Hum… Kyoya dijo que no quería que yo lo asuste con mi actitud— dijo Tamaki cruzándose de brazos con un pequeño puchero.

 

Haruhi miró al rubio un breve momento antes de soltar un adorable risita y abrazar a este, acariciando su espalda con una pequeña y adorable sonrisa en el rostro.

En el departamento de Avery, el chico había terminado ya con sus deberes, se quedó mirando un poco la televisión, años aprendiendo el japonés lo hicieron capaz de entender con facilidad el idioma, sin embargo, le daba vueltas en la cabeza la idea de unirse o no a ese peculiar club.

Nunca había visto nada así, un club que se dedicaba a darles algo de facilidad a las chicas de aquel instituto, era una idea peculiar e interesante, era extraño si le preguntaban. Le intrigaba, aunque suponía que no pasaría nada si probaba, si no le gustaba, simplemente lo dejaría, ¿No? No era mala idea probar cosas nuevas.

 

—Supongo que no estará mal— se dijo a sí mismo apagando el televisor.

 

Se levantó nuevamente y caminó a la cocina, para hacerse algo para merendar, mientras cocinaba, su mente divagaba, había sido un primer día demasiado agitado, no lo catalogaría como malo, simplemente, extraño pero positivo, quizá en ese club podría hacer nuevos amigos, nunca estaba mal socializar mediante esa modalidad de los clubes.

 

Estaba decidido, les daría el beneficio de la duda y haría un esfuerzo por incorporarse en el Host Club, esperando que lo que se viniera fuera positivo o al menos divertido. Ciertamente eran todos unos personajes, muy distintos el uno del otro, pero quizá eso era lo que les daba su encanto, que ninguno se parecía entre ellos en personalidad, cada uno era único, Haruhi, una chica amable, sencilla, directa, Tamaki, un chico expresivo, un tanto dramático pero carismático, aún no trataba demasiado con los demás, exceptuando a Kyoya, quien se notaba era alguien calculador y muy objetivo, siempre teniendo sus prioridades claras, él era quien le resultaba más interesante a Avery, sería una interesante aventura conocerlos a todos.

 

Las horas pasaron y tras hablar con su padre, el chico decidió que era hora de irse a dormir, aún no estaba del todo acostumbrado al horario, era su primer día, así que estaba más agotado de lo que esperaba estar. Se cambió tras merendar y decidió finalmente irse a la cama, con expectativas del futuro.

 

El día siguiente llegó, Avery se levantó temprano, un poco más temprano de lo habitual y se estiró un poco, antes de nuevamente, hacer todo lo que se convertiría en su rutina matutina, se acomodó un poco en su asiento una vez estuvo dentro de Aslan y tras darle marcha, se dirigió al instituto, tenía la decisión tomada, aparcó el auto donde el día anterior y caminó hacia aquella aula de música, la cual estaba cerrada, señal de que nadie había llegado aún. Se quedó recargado contra la puerta por unos cinco minutos, antes de ver a Kyoya llegar por el mismo corredor que él minutos atrás, el chico pareció sorprenderse de verlo ahí, incluso antes de que él hubiese llegado.

 

—Madrugador— dijo Kyoya en un aire de cumplido.

—Costumbre— respondió Avery con una pequeña sonrisa —He tomado mi decisión

— ¿Y que será? — preguntó el azabache.

— ¿Dónde firmo? — contestó con otra pregunta, a lo que Kyoya simplemente sonrió un tanto divertido.

Notas finales:

¡Gracias por leer!

 

Ciao ciao


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