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Doce Perdidos (MiloXCamus Yaoi Lemon) CaMilo por AMMU TEIKOKU YUDAINA

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Notas del capitulo:

Mis terrones de azúcar, mamá terrón de azúcar publicando un capitulo de este fic, que se muy bien, es uno de los favoritos de la familia terrón de azúcar, espero que te verdad lo disfruten y ademas...

Es por el cumpleaños de un terrón de azúcar, así es... Tenemos doble festejo, y doble matriarcas, por el día de hoy... Así que... Hagamos también caso a lo que diga Shigeo_KM

Disfruta de verdad esta actualización, pero eso si compártela con los demás terrones de azúcar, sin mas comencemos.

---Al final de las clases (Justo en las cercanías de los templos)---

Aioria mirando sin mucho interés a la zona antes mencionada, dejando escapar un suspiro y bastante avergonzado pues…

El peli cerúleo está atento ante los templos, los que alcanza a ver, caminando por todos lados, aunque estén lejos, intenta acercase, más una reja de acero los divide entre esos recintos y su mera presencia.

Sí que extreman perecuación en esos lugares, aunque es raro, se supone que es una zona turística, por lo cual es muy extraño que no todos tengan acceso directo.

-Los templos… Lucen tristes- Su mirada azul verdosa que al principio brillaban, por sentirse en casa, sin embargo al poco tiempo, se da cuenta que ese lugar no es el mismo que había conocido como hogar, ahora es tan ajeno a su corazón.

-Siempre han lucido así- Le intenta hacer entrar en razón, pero la tristeza que refleja el otro, es espeluznante, casi que preocupa a cualquiera.

-Aioria… ¿Por qué no nos podemos acercar?- Le cuestiona, dejando escapar un suspiro y una mueca de dolor se fija en su rostro.

-Ahora está cerrado el acceso, sabes que solo está abierto hasta las cuatro y nosotros salimos a esa hora de clases- Le dicta la regla que suena bastante ridícula pero la establecida desde hace ocho años, bastante curioso.

-Entonces… ¿Qué día podríamos venir?- Preocupado pues necesita ingresar de forma inmediata al lugar, siente que si pisa esos templos, podría darle algún tipo de respuesta que necesita con desespero.

-Los fines de semana- Alza los hombros desganado –Milo… En verdad me estas asustando-

El castaño le dedica estas palabras angustiado, pues cada minuto que pasa, puede notar que el ambiente no es el mismo, desde el momento que lo vio esta mañana, sintió que no era su mejor amigo de años, si no alguien diferente, pero lo creía imposible, ahora no está tan seguro.

-Perdón…- Suspira desanimado, dejándose caer en el suelo de rodillas, poco le interesa que lo vean las demás personas –Es solo… Que, no puedo creer que todos se olvidarán de quienes somos, incluso tú, de nuestra Diosa, nuestra amistad… Amores…- Sonríe, llevándose ambas manos a la cabeza, estrujando su propio cabello dejando escapar lagrimas –Esto tiene que ser solo un sueño… Ya no me queda más que decir… O… O… Una pesadilla…- Levanta su vista para el castaño -¿Cierto?-

-¿Milo?- Le pesa mucho verlo de esa forma, ya van dos veces durante el día que ha dejado escapar sus lágrimas, cuando antes de hoy… Se había negado a hacerlo.

-Y… ¿Si esta es mi nueva vida ahora?- Temeroso se pregunta a sí mismo o Aioria, intentando encontrar una respuesta –Pero… Yo no quiero esto, estuve muerto… No cambiaria mi vida pasada por una nueva- Sintiendo como su corazón late desesperado, lleva una de sus manos al pecho, agarrando con fuerza su uniforme –Por Atena… Solo… Por favor… Devuélveme a donde pertenezco…-

Un joven, de la escuela que ambos pertenecen, este llorando en pleno parque, cerca de la división al santuario turístico, los murmullos de las personas se comienzan a incrementar.

Provocando cierta preocupación al castaño, no le gusta esto… Por alguna razón, sentía que debía sacar al llorón de este lugar de forma inmediata.

Pero nada se le ocurría y sabe que Milo tiene un cuerpo más pesado y posee mayor fuerza que él.

Sin embargo… Algo que parecía haberse sellado en su mente se abriera, impactándolo, pero… Dejándole un semblante tranquilo en el rostro.

-Milo- La voz de Aioria, parecía sonar a como al recuerda antes, la de su amigo, el caballero del León dorado, Incluso la mirada parecía la misma, pero no lo es.

-¿Aioria?- Alza su vista, aun con lágrimas, por un momento siente la presencia de un cosmos, pero… No es el mismo que recuerda del antiguo Aioria, es familia pero… Por alguna razón siente que no logra reconocerlo del todo.

Sin pensarlo más, tomando una postura bastante diferente de lo normal, dejando de lado la timidez y duda, toma el brazo del peli cerúleo con fuerza, para levantarlo de una vez y así proseguir a correr, para perderse de la vista de las personas que toman de raro esta escena.

El correr de ambos es sin duda rápido, podría decirse que ligeramente mayor al de una persona de su edad, pero no alcanza a la que antes lograban.

-Aioria, ¿A dónde vamos?- Le cuestiona, pues obviamente no tiene recuerdos de haber estado en este lugar antes, sin contar que ahora el castaño claro actúa muy peculiar para su gusto.

Aunque realmente nadie actúa como debe según Milo.

No obtuvo respuesta alguna, es como si el otro no reaccionara a nada más que no fuera llevarlo a donde ¿Quién sabe?

Lo seguía con la vista, mientras es jalado por él, confundiéndolo aún más, por un breve momento sentía que llegaría al santuario más rápido por el camino que han tomado, pues los templos que alcanza a ver, se acercan a ellos.

Sin embargo, de la nada Aioria paro en seco, como si se detuviera porque algo le impidiera continuar, aunque la reja estaba un poco más lejos.

El peli cerúleo choca de golpe contra la espalda del castaño claro, provocando que cayera para atrás de sentón, lastimándose un poco la retaguardia, lo bueno que metió las manos, no fue tan fuerte.

Y llevando una de sus manos a la cabeza, pues el golpe contra Aioria sí que había dolido.

-¿Qué paso?- Le cuestiona inmediatamente, abriendo sus ojos con pesadez, no ve nada más que la espaldas del otro.

-Fue allí- Alza su mano derecha, señalando con el dedo índice, los ojos verdes del castaño parecían en un trance, con la boca ligeramente abierta.

El caído en el suelo, se percata de esa señal que ha hecho con la mano, levantándose para verificar que es lo que apunta, encontrándose solo con algunas rocas, que parecían romper la reja de tela metálica delgada, podría ser peligroso para una persona entrar por ese lugar, pero sería factible en alguna circunstancia.

Es un punto bastante alejado de la vista, donde llegarías a caer si salieras volando con la patineta desde las rampas del parque, pero deberías tener mucha fuerza en las piernas para conseguir ese vuelo.

Existían arboles de ambos lado donde están los dos jóvenes, pero del otro lado se encuentra tan árido, extrañados que la naturaleza pareciera rechazar ese lugar, cuando anteriormente el santuario debería ser un encuentro entre tantas parte del mundo, incluida la vida vegetal.

-¿Qué cosa fue allí?- Intenta ver, pero no encuentra nada delante de sus ojos, revisando incluso por todos lados, niega con su cabeza ante esto.

-Ayer… Al caer con tu patineta… Dijiste que viste una piedra roja… Yo no la pude ver, pero tú si…- Esas palabras que salen del castaño, son usadas con la voz que le pertenece, salvo que parecen apagarse en cada pausa que hace, como si algo le quisiera impedir que siguiera hablando.

-¿Una piedra roja?- Abre sus ojos como platos, frunciendo el ceño al estar analizando la situación -¿Cómo un rubí o algo así?- No sabía si iba por el camino correcto, pero… Está teniendo una idea, sobre la información dada.

-Como el corazón de un escorpión- Sus palabras salen tranquilas, con una voz monótona, su rostro sin expresión, es como Aioria se nota ahora.

-¿Sera la de mi armadura?- Su respiración se nota agitada, negando con su propia cabeza, sintiendo que tiene la mayor pista posible delante de sus ojos.

-¡¡¡TIENE QUE SER!!! ¡¡¡DEBE SER ESA LA RAZÓN POR LA QUE RECUERDO!!! ¡¡¡NUESTRAS VIDAS!!!- No cabe de su felicidad, encuentra un halo de esperanza, en medio de una locura que jamás creyó vivir, haría lo posible para encontrar la verdad.

¿El por qué están aquí todos? Es un gran misterio, pero... Si la gema preciosa de su armadura le ayudo a recordar… Podría existir que todo lo que conocía con anterioridad, aun siga latente en alguna parte de este mundo.

Sin embargo, aunque el peli cerúleo este tan contento, imaginando que tiene una oportunidad de volver todo a la normalidad o mínimo hallar una explicación que le ayude a todo el mundo o mejor dicho a sus compañeros y amigos de armas perdidos.

Aioria por su parte, pareciera como si perdiera fuerzas, toca su cabeza, cerrando sus ojos para lograr quitar la sensación de mareo que comenzó a invadirlo de golpe.

No sabe ni siquiera como llego allí, su semblante reflejando un miedo tan grande, como si por un segundo su alma o vida, se hubiera hecho a un lado, para que algo mas o mejor dicho alguien diferente… Tomará posesión de su cuerpo, para quien sabe qué cosa.

Solo alcanzaba a escuchar la voz de Milo a los lejos, ahora de apoco va comenzando a notar más cercana y clara, pero no comprende por qué esta tan feliz, brincando como un loco, gritando sobre una gema.

-¡¡¡AIORIA!!!- Sin pensarlo más le da un fuerte abrazo amigable y lleno de entusiasmo –Gracias por decirme esto, tú también debes estar recuperando tus memorias…- Pensativo sin borrar su sonrisa –Eso significa que debes tener la gema de la armadura de Leo… Es verdad ¿Verdad?-

Su aturdimiento no sale de su cabeza, ese abrazo lo siente más como la de una boa constrictor que en vez de sentirse confortable, es más… Como un cierto desagrado.

-Milo…- Se aparta del entusiasta joven –No sé de qué estas… Hablando- Respira profundamente, llevando sus manos a la cabeza, parpadeando nuevamente varias veces, para intentar sentarse en el suelo.

-¿Qué tienes?- Aquellos ojos azul verdosos… Preocupados por su amigo, el cual no tiene un buen semblante en lo más mínimo, acercándose para tratar de ayudarlo si fuera el caso.

-No lo sé…- Niega con la cabeza, sintiendo de nuevo su estómago revuelto –Solo… Que estábamos en el parque y luego… Todo se volvió oscuro… ¿Me desmaye?- Aun pegunta, intenta encontrar una explicación razonable.

Saber que su amigo, no era él mismo… O mejor dicho no era… Lo que es ahora, hace unos momentos, los cuales pareciera que actuaba más como lo recordaba, pero… Su cosmos no era el mismo…

Sin embargo…

¿Podría significar que… Quien los puso en esta situación, los está ayudando?

¿Por qué lo haría?

¿Por qué los puso en ese lugar en primer lugar?

O…

¿Acaso seria que los quieren ayudar ahora, porque no fue quien los mando allí?

Y…

¿Si es el enemigo interfiriendo?

Tantas preguntas se cruzan de nueva cuenta por la mente de aquel que alguna vez fue el caballero dorado de escorpio… O mínimo tenía esas memorias.

Se detestaba por no poder identificar el cosmos de quien uso el cuerpo de Aioria… Le queda claro que no era su amigo del todo.

-Aiora… Sé que esto puede ser muy raro y entiendo si ahora… Crees que a no soy tu amigo que conocías hasta ayer, pero… Solo te puedo asegurar que yo soy Milo, y si no me comporto como tal… Es que de verdad… No pertenezco a este mundo- Se sienta al lado del castaño, mirando al frente, decaído, pero tomando una nueva perspectiva de la situación que lo podría ayudar a volver o saber ¿Por qué esta aquí?

-Ya no estoy seguro de nada- El tono de voz, se denota bastante desesperado.

-¿Qué quieres decir?- Se fija en el otro, pues nervioso y angustiado por lo que diga a continuación.

-Pues… Primero llegas en la mañana, cambiado… Pero ese cambio lo recuerdo bien, tu eres así a los siete años, después paso que tú…- Cierra los ojos, con una mueca de dolor, dándose cuenta que estaba a punto de decir una tontería-

-¿Qué paso?- Le cuestiona, pues sus memorias de esta vida no las tiene con él, así que es imposible saberlas.

El castaño claro, gira su rostro para mirarlo más atento, desconcertado, esta era la clara señal, aparte de su pérdida de conciencia breve que vivió.

Ese adolescente delante, no es el Milo que tenia de amigo, o no al cien por ciento.

-De verdad… No eres él ¿Cierto?- Se ha logrado calmar, su naturaleza tímida le ayuda en estos momentos, aunque se ha preguntado por qué repentinamente saca un lado que no conocía de sí mismo.

-No- Niega con la cabeza, atento al otro.

-Te llamas Milo… Pero el Milo que conocía su nombre completo es Milo Escorpio…- Posa su mano en la cara, ocultándola y negando con la cabeza –Su apellido es Escorpio… Por eso…-

-Yo soy Milo de Escorpio, caballero dorado- Menciona su título ganado, bastante triunfante, pero con una sonrisa media.

-Entonces… Puede que lo que digas es cierto- Asiente, sumamente confundido, creyendo que ahora ya está enloqueciendo por escuchar a un loco.

-¡¡¡¿DE VERDAD ME CREES?!!!- Se abalanza al otro para sujetarlo de los hombros, con una inmensa sonrisa en los labios.

Esta cercanía, le incomoda un poco, pero teme que debe acostumbrarse si debe aguantar ahora a este Milo ajeno a su conocido.

-Pues si… Creo que si…- Con una mirada triste y sus ojos igual –Nadie sería capaz de olvidar a su madre, mucho menos esa época en donde todo nuestro mundo cambio, y tú no sabes nada al respecto ¿Cierto?- La cuestiona un poco más, necesita estar seguro del todo.

-Lo siento… Pero no puedo recordar nada, que no sea la muerte de nosotros en el muro de los lamentos o Asgard- Pensativo, con una ligera sonrisa -¿Ella era muy buena conmigo?-

Su curiosidad no podía parar, de pensar que en este mundo tuvo una mamá y tiene un papá, le causa como si llenara un vacío que jamás creyó tener.

El castaño claro, mira incrédulo al otro, verifica que de verdad no es quien conoce, aunque sea por completó su apariencia, no es su mejor amigo.

Pero, si fuera sensato, si hiciera caso a lo que la razón dice.

Alejarse de alguien que de la nada dice locuras y tonterías, hablando de cosas fantásticas y fantasiosas, algo dentro de su ser le dicta que no lo puede dejar solo.

Que debe ayudarlo, que después de todo, al final sigue siendo… Su amigo o… Tal vez la persona con la que había estado conviviendo los últimos ocho años, no era del todo Milo.

Demasiado que pensar, poco tiempo de por medio, pero tomo la decisión de que sería lo correcto ayudarlo.

Además, el hecho de quedarse sin saber que le ocurrió por unos momentos le causa bastante intriga, puede que ese joven delante, con una expresión diferente y forma de actuar demasiada atrevida, tenga la razón del todo, y eso significa que él tampoco es quién cree ser.

-Muy buena, como toda madre… Aunque- Sonríe algo nervioso –Puede que no lo sepas… Aun no me acostumbré a que no seas quien creía que eres… Existen los donceles y algunos de nuestros amigos de la infancia tienen dos padres varones-

-¡¡¡¿ENSERIO?!!!- Sus ojitos brillantes, como ilusionado, de tan solo pensar en esa posibilidad -¡¡¡ESO SIGNIFICA, QUE EN ESTE MUNDO MI CUBITO Y YO PODRÍAMOS TENER HIJOS PROPIOS!!!- Su sonrisa boba de todo hombre enamorado se refleja.

Asiente firmemente, algo incrédulo por lo que escucha, como su fuera el mayor disparate, pero no le dirá aun él porque de ellos.

-¿De dónde vienes… Tu gustas de Camus?- Necita confirmar aquello, aunque está más claro que él agua.

-Si…- Una sonrisa discreta se deja ver, unas mejillas sonrojadas –No pudimos estar juntos… Pues nuestro deber fue primero, pero… Mi amor por él no ha desaparecido, aunque…- Sus ojos se tornan trises, un suspiro cansado se dejar salir –En este mundo, dimensión, o lo que sea… He cometido el peor error de mi vida-

-No es para tanto- Le intenta calmar, dándole una palmada en la espalda.

-¿Por qué el Milo de este mundo, hizo tal cosa?- Levanta su vista, con cierta furia consigo mismo –Aioria, tu sabes el por qué ¿Cierto?-

En efecto, el castaño claro conoce muchas verdades… La razón por la que Milo Escorpio rechazo a Camus Acuario, pero no es prudente hablar de ello aun… O por lo menos cree que es mejor ir a sus casas y tratar de descansar.

Tal vez no tanto por el nuevo Milo, que parece tener energía ilimitada, si no por su propia salud mental… Ya es mucho que procesar y desea pensar con sensatez.

-Escucha… Creo que lo mejor sería… Que nos fuéramos a casa- Señala hacia el punto donde el sol se ve cayendo –Aún es temprano para el atardecer, pero… Debemos ir a nuestros hogares, ante de que eso pase y… Hacer tareas… Así que…-

-Necesito saberlo- Frunce el ceño, pero su tono es de súplica –Por favor dímelo Aioria-

Niega con la cabeza, cerrando sus ojos verdes –Lo mejor será que me hagas caso, trata de descansar y… No se… Buscar más pistas de lo que sea…-

Dijo la palabra correcta y la mente del peli cerúleo se ilumina, pues había olvidado lo que el Aioria hipnotizado le dijo.

-¡¡¡CLARO!!! ¡¡¡DEBO BUSCAR LA JOYA DE MI ARMADURA!!!- Alza sus manos al frente para enfatizar y luego señala al castaño -¡¡¡TÚ ME DIJISTE QUE AYER AL CAER DE LA PATINETA, ME ENCONTRÉ CON UNA PIEDRA ROJA QUE TU NO LOGRABAS VER, PERO YO SÍ!!!-

-¿Qué yo dije que cosa?- Ahora más confuso para el tímido adolecente.

-¡¡¡BIEN!!!- Poniéndose de pie, con mayor confianza en su ser -¡¡¡IRÉ A CASA, BUSCARE EL CORAZÓN DEL ESCORPIO, Y SABRÉ QUE SIGNIFICA!!!- Sonríe, con una gran energía, para fijar su vista delante -¡¡¡¿POR QUÉ NO RECORDÁBAMOS NADA?!!! ¡¡¡¿Y QUÉ HACEMOS AQUÍ?!!! ¡¡¡ES EL DEBER DE TODO CABALLERO DORADO!!!- La voz imponente de Milo, hace referencia a como antes actuaba, portando esa armadura de la que tan orgulloso estaba.

Pero en cambio Aioria sí que ya no estaba de humor, para lidiar con todo este tema, ya ha sido suficiente su cuota de rareza en el día.

-Ve a buscar eso entonces…- Se levanta del suelo, para intentar caminar, aunque aún siente que se tambalea levemente, por lo que sea que tomo prestado su cuerpo, fue demasiado para él.

-¡¡¡CLARO QUE SÍ!!!- Asiente, para ponerse a la par del castaño claro, sin embargó y de la nada recordó un pequeño dato, muy chiquito e insignificante, que le puede traer problemas -¿Sabes dónde es mi casa?-

-Ay no puede ser- Niega con su cabeza, bastante fastidiado por la situación actual, pero entiende de alguna forma extraña que ese peli cerúleo, debe estar más confundido y temeroso, si este no es su verdadero mundo.

Por lo cual, no le hace daño, acompañarlo a su casa, y podría hablarle un poco de cómo debería comportarse para no levantar sospechas.

Incluso esto podrá recodarle a Aioria cierta película que había visto con anterioridad, que de seguro tiene cierta relación con esta situación.

---En algún lugar donde no se tiene conocimiento exacto---

En medio de una gran oscuridad, solo un aro de luz es donde una joven de cabellos morados, yace atrapada, con cadenas en tobillos y muñecas, derramando lágrimas por aquellos que no pudo volver a proteger.

Lamentándose su incapacidad de poder divino, en cómo sin sus caballeros ellas no es más que una Diosa de bajo rango, sin siquiera ser capaz de salvarse.

-Te atreviste a interferir-

-Tu eres quien lo hizo- Su voz intenta ser firme, pero el dolor la destruye de a poco –Ellos eran felices, tu tuviste que arruinarles la vida que merecían-

Notas finales:

Buenos días, tardes, noches, ¿Que hora es? ¿Quien me ha robado el reloj? ¿Como están mis terrones de azúcar?

Jajajajaj ya se, estoy actualizando mucho el día de hoy, pero es obvio, tenemos dos terrones de aniversario de vida, y la verdad espero que disfruten mucho los hermosos regalos para mis terrones de azúcar.

Pero primero a cantar la canción oficial terrón de azúcar Shigeo_KM, espero que te guste bastante.

Ahora... Y uno, y dos, y tres...

Un día feliz para ti, hoy es tu cumpleaños si que si, felicidades Shigeo_KM tu cumpleaños si que si.

Un día feliz para ti, hoy es tu cumpleaños si que si, felicidades Shigeo_KM tu cumpleaños si que si.

Eres matriarca por un día, así que pide lo que quieras.

Kiaaaa, ya en poco menos de dos semanas, volverme con todo mis terrones de azúcar.

Muchas gracias mis terrones de azúcar, por leer mis fic's,d e verdad me siento muy agradecida. Jajajjaaj dirán que agradezco demasiado, pero... Es que nunca me cansare de hacerlo, por que ustedes mis terrones de azúcar son los mejores del mundo mundial.

Mis terrones de azúcar los mega quiero con todo mi corazón, gracias por estar en esta enorme familia, todos los terrones de azúcar tienen un lugar especial y único en mi corazón.

Por favor sigan cuidándose mucho mis terrones de azúcar, que la verdad esto aun sigue y debemos extremar precauciones.

Ammu se va. 


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