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Doce Perdidos (MiloXCamus Yaoi Lemon) CaMilo por AMMU TEIKOKU YUDAINA

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Notas del capitulo:

Hola mis terrones de azúcar, aquí estamos para celebrar el cumpleaños del terrón de azúcar WiliamGSanchez, ya que aun sigue de cumpleaños.

Este es tu pequeño detalle por tu cumpleaños, espero lo disfrutes.

Eso si, debes compartirlo con los demás terrones de azúcar.

Sin mas a leer.

Una sonrisa es lo que se presenta en los labios de Milo, asiente, pues está entendiendo de a poco el sentir de quien tiene enfrente, la persona que sin duda es el León dorado pero de este mundo, esta vida…

Parece como si algo estuviera atrayendo a este castaño claro a que diga toda la historia posible, pues no dudara en aceptar esa joya, que de alguna forma le pertenece por ser o haber sido parte de la armadura que porto en alguna otra vida.

Un suspiro de parte de ambos, el atardecer está llegando, el día se acaba de a poco… Como sus ideas de que hacer para recuperar la joya, o más bien es algo que Aioria debe pensar seriamente, pues…

Aun que desea con todas sus fuerzas olvidar muchas cosas, igualmente desea conservar las que tiene…

Solo desearía encontrar una forma de que ambas memorias sean guardadas en su mente, sin que el efecto de la joya haga estragos a lo vivido.

Ambos caminan desde donde hablaron, en un singular silenció que intentaba Milo a como diera lugar romper, aunque era difícil ya que el castaño claro va demasiado serio, mirando al suelo, analizando en la situación que se encuentra y la gran inquietud que su mente tiene.

Sin más, llega el momento de dividir caminos…

Despidiéndose ambos, aunque uno esté en cierta forma tranquilo, esa ida a las ruinas del templo de Atena y demás, le sirvió para confirmar algunas sospechas y entender que si están aquí, es por alguna razón, por voluntad de su Diosa, pero aun así dudas quedan.

Sin duda en estos momentos le hace más falta la sabiduría y el sentido de análisis rápido de ciertos caballeros, pero ahora mismo es imposible siquiera pensar en llegar a tener algo de eso.

Salvo por él y al parecer Aioria, el cual solo le cree por qué sintió lo mismo por la joya que pertenece a la armadura, dándole el beneficio de la duda.

Milo está en un camino demasiado obscuro y absurdo aun, en el cual deberá seguir, y a la vez intentar encontrar la forma de regresar al mundo o dimensión en donde están sus verdaderos amigos y no solo… Unas versiones alternas de sus amigos.

Al llegar a su casa, abrir la puerta y ver el retrato de la mujer que en este mundo le dio a luz, se siente mucho más extraño, incluso incomodó, pero… A la vez le sonrió.

Se cuestionaba tantas cosas, pero una que no lo hacía, era que le parece algo muy lindo por lo menos en este mundo conocer el rostro de la mujer que debió amarlo desde el momento que su existencia estaba en ella… En su vida original nunca conoció a sus padres biológicos, incluso dudaba si alguna vez los tuvo.

La única figura paterna que reconoció fue al patriarca, pero sabía que no era lo mismo, en cambio aquí… Tenía una familia, una que aun que ahora estuviera rota, y no tuviera los recuerdos vividos por él, solo palabras por parte de su amigo, le provocaba alegría también.

-Gracias por quererme…- Ante ese retrato, el altar que se tenía para esa hermosa mujer con una sonrisa tan hermosa, cabellos negros y tez blanca, habla con respeto, inclinando levemente la cabeza.

Aun es difícil comprenderlo del todo, y se siente un poco fuera de lugar, pero lo intenta.

Incluso ver al espejo que se encuentra cerca de ese punto, notar su aspecto que sin duda el mismo de su antigua vida, claramente siendo más joven por cinco años, se encontraba similitudes con la mujer del retrato y le daba gracia.

-Creo que mi sonrisa es igual a la de usted…- Sonríe una y otra vez, intentando imitar la expresión de ella, queriendo incluso la pose, para ver qué tanto es su parecido, aunque igualmente debía admitir que era casi una copia exacta del hombre que fungía como su padre en ese mundo.

El cual no tardó mucho en hacer acto de presencia, ya que se encuentra en casa, pues su trabajo solo era medio turno el sábado, por lo cual ya para esa hora esta allí. Esperando a su hijo con el cual no había tenido una buena relación desde ocho años.

-¿Qué estás haciendo?- Claramente al verlo hacer esas pantomimas delante del espejo le tomo tanto de raro, el cual lo aprecia algo confundido.

El peli cerúleo se quedó quiero por unos instantes, sintiendo la pena en su cuerpo, sin saber cómo actuar con él ahora.

En su mente resuenan las palabras que Aioria le dijo, que debería comportarse como lo hacía el anterior Milo, que no era de demostrar afecto o hacer bobadas, o sea ser una completa contraparte de él.

Pero es difícil… Demasiado, y más por que según él, por lo que ese Milo paso, si bien fue terrible… El hecho de que su padre y el de Camus, fueran pareja en su juventud, no tenía nada que ver, ni siquiera lo consideraba razonable, para odiar a su progenitor, ni al amor de su vida.

Lanzo un suspiro, algo nervioso, pero no sería un mal hijo, y más sabiendo que puede ser que no disfrute esta sensación familiar, debía aprovecharla mientras podía, pues desea aun con dudas volver a su mundo.

-Nada, es solo… Que me gusta ver el parecido que tengo con mi madre…- Fue lo que se le vino a la mente y para acto seguido sonreír igual como Calvera lo hacía, arrugando levemente la nariz y cerrando sus ojos, algo que salió espontaneó.

Para Kardia ver esa expresión en su hijo, el parecido con su difunta esposa, es algo que tenía tanto sin ver y siempre era la parte preferida de su vida al llegar a casa, ver a su familia con la misma energía que él y la sonrisa que los distinguía a ambos, pero que solo a uno aún con vida posee.

Una opresión en su pecho siente, pero no le molesta sino que es de nuevo algo feliz.

-Claro que te pareces, es tu madre después de todo- Algo difícil de hablar, pues no es capaz de decir sus típicas bromas, el momento no lo amerita -¿Cómo te fue?- Serio pregunta, temiendo que por algún instante su vástago vuelva a la actitud de antes.

-Bien- Asiente –Aprendí mucho, fue interesante, me divertí- Claro que solo menciona ciertas cosas, pues no le dirá que realmente descubrió que una piedra preciosa que llama a su mejor amigo de este mundo, que de paso este Milo no es de esta dimensión y posiblemente deba irse algún día no muy lejano.

Claramente no es un tema que se le dice a un padre que te vio nacer y saber a su pensar que eres su hijo y que por ningún motivo cabe la posibilidad de ser de otra dimensión.

-La guía de turista me dio esta cosa- Enseña la calcomanía que la mujer le dio ya desesperada –Creo que le molestó que hablara mucho, pero… Es que…- Ahí fue que pensó que debía volver a callarse, pues ni decirle que sabe de la cultura por haber estudiado desde su tierna infancia todo lo referente a los caballeros, los Dioses y demás –Eh leído mucho y… Solo quería agregar algunas cosas, ja, ja, ja,- Ríe nervioso, rascando su cabeza y desviando la mirada, esperando que le crea.

-Ja, ja, ja, ja,- No tardo mucho para que el hombre de cabellos azulados se riera de manera grata, sin duda algo debe estar recordando o le parece chistoso la situación –Ser un sabelotodo te ayuda hasta para molestar gente- Niegan con la cabeza -¿Quién lo diría?-

Confundido en que decir para este momento, ya que en cuestión de conocimiento nunca fue el más habilidoso, y no es que fuera tonto, si no que prefería más los entrenamientos a pasar horas del día estudiando ya cuando no fue del todo obligatorio para su construcción de caballero.

-Ja, ja, ja, bueno… Tampoco era mi intensión hacerla enojar- Gira sus ojos, apenado por si había hecho mal.

-Bueno, piensa que es de esas personas demasiado presionadas en el trabajo, tratar con el público a diario no es sencillo- Muestra su sonrisa nada agradable, pues puede verse amenazante sin querer –Oye, ¿Ordenamos pizza?- La propuesta dada, mirando al más joven con cierta duda.

-¿Pizza?- Claro que el nombre se le hace raro, no recuerda muy bien donde lo escuchó o que era, pero debía seguir la corriente.

-Sí, la pediremos con doble tocino y queso, como te…- Dudo pues no sabía si siguiera siendo la favorita del peli cerúleo, pues hacia tanto que no tenía una conversación así de amanea, sin contar las de recién.

-Me parece bien, de hecho se escucha deliciosa- Sus ojitos comenzaron brillar, pues comprende que se trata de algo de comer y claramente no le dirá que no, además que el queso era una de sus debilidades aparte de las manzanas.

-Entonces la pediré, un refresco y el postre de manzana- Se le hizo también agua la boca, de solo imaginar ese dulce sabor a manzana con un toque de canela, envuelto en ese pan hojaldrado.

Para Milo, las cosa siguen siendo nuevas, descubriendo lo que ya debería saber, se adapta a como pude y disfrutará lo que logre, ya que… Al ver que esas piedras preciosas que alguna vez pertenecieron a sus armaduras, deben encontrarse esparcidas por la ciudad o tal vez el mundo entero, que les pueda recobrar la memoria.

Solo debe adaptarse por ahora, sin embargo…

¿Su mismo ideal seguirá?

¿Querer volver a dónde pertenece?

Ya que en ese mundo, solo le espera el cálido beso de la muerte nuevamente, y en este tiene la oportunidad de hacer más.

Aun es una pequeña duda que se ha formado en su mente y no lo deja.

---Casa de Aioria---

Habiendo llegado a su casa, ya cuando la noche cayo, no sabía a donde ir…

Se sentía tan conflictuado, pero eso duro poco cuando su papá lo recibió con una sonrisa, un abrazo, con la mesa servida, y una deliciosa cena, que había hecho en conjunto con su padre.

Siempre ha amado como sus padres se llevan, aspira a algo así en el futuro.

Cenaron los tres en una cierta armonía y tranquilidad, conversando un tanto de su día…

Le agrada tanto estos instantes en que pueden pasar tiempo en familia, bueno en cierta forma, ya que hace falta una parte importante de ellos, sin embargo es preferible a veces no mencionarlo, a todos les causa dolor el no haber podido salvar al hijo mayor de esta familia.

Sin embargo los padres no por eso dejan de lado a Aioria, están preocupados día y noche, pero saben que aún tienen a su hijo mejor que debe verlos pendientes de él también.

Converso tan tranquilo de su día en las ruinas del templo de Atena, claramente evitando algunas cosas.

Platicándoles que Milo hizo enojar a la guía de turista, comento levemente que se encontró con Saga…Algo que recuerda muy bien a sus padres el hecho que ocurrió y que casi le cuesta la vida justamente a ese peli azul.

Nada fuera de lo normal.

Al terminar la cena, recoger los platos y ordenar un poco, algo que el castaño claro hizo en compañía de ambos hombres, el mismo propuso en ver una película, pasar más tiempo en familia.

Quería que eso ocurriera, deseaba disfrutar cada instante sin duda.

Sus padres desde luego aceptaron, escogiendo una de acción y superhéroes, como siempre han sido las preferidas de Sísifo y Aioria, El Cid por verlos felices se aguanta en verlos, ignorando que sus favoritos siempre han sido películas clásicas de época.

Cómodos los tres, en el sofá delante de la televisión, apreciando totalmente el espectáculo, emocionados papá e hijo y el padre intentando no dormirse.

Al final, los tres se dieron cuenta de la hora, ya era tiempo de ir a descansar, se despidieron de su hijo menor, el cual… Antes de ir a su habitación, los abrazo a cada uno con todas sus fuerzas, aferrándose a ellos.

Como cuando era un niño y tenía miedo de separarse de ellos, pensado que no los volvería a ver, no iba derramar lágrimas de desesperación como cuando se debatió al estar con Milo.

Claramente a sus padres les tomo algo de raro, Aioria siempre fue un niño cariñoso, pero… Su abrazo demostraba más miedo que otra cosa, pero no le preguntaron nada al momento de que les sonrió de manera tan sincera, y les dio un beso de buenas noches.

Así se despidieron en ese instante con la promesa que se verían al día siguiente.

Aioria se adentró en la habitación que había conocido toda su vida, desde que tenía memoria, esa casa siempre ha sido su hogar, todas sus cosas, sus memorias están allí, lo que siempre ha guardado con amor y cariño.

Todo lo bueno se encuentra en su hogar, pero también todo lo que atormenta su vida…

Recostado sobre su cama, suspirando, dejando escapar algunas lágrimas, su mente es un terrible remolino…

No había tiempo de siquiera reflexionar apropiadamente…

Una parte de él desea obtener la piedra preciosa que lo llama, invitándolo a que la tome y a su vez tener que en algún punto olvidar estos preciosos recuerdos y sentimientos, dejando su actual conciencia atrás, olvidada en su mente o en un lugar en donde jamás la recuperar para que… El Aioria de otra dimensión tome posesión de su mente y se vuelva él de aquí.

Claramente aun le hace revoltura en mente y en su estómago, sintiendo tanto miedo de eso, no quiere olvidarse de sus padres, no quiere dejarlos con alguien que será él en cuerpo, pero no en conciencia alguna.

No entienden para nada del todo esto, como funciona en sí, solo que al tocar esa joya, su yo de este mundo será reemplazado por el yo de quien porto la armadura.

Aun le parece un cuento de fantasía y de terror a su vez.

-No quiero… Olvidarlos…- Susurra para que sus padres no lo escuchen pues las habitaciones están algo cerca, sufre en silencio, y a la vez se siente tan egoísta por siquiera pensar en dejarlos.

Nadie quiere olvidar las cosas lindas que ha pasado, pero… A la vez, siente deseos de olvidar las  malas en su vida, que están relacionadas con que su hermano mayor este lejos de ellos, sin saber si sigue con vida o ese mundo que escogió lo acabo…

-Si tomo esa joya, no dolerá el no saber nada de Aioros, pero… Ya no reconoceré a mis padres y quero hacerlo…- Su manera en que medita es conflictuado, tantos altos y bajos en un solo día…

No creía que también esto le pasaría, pero allí esta, con esa inquietud de tomar esa joya verde, y el miedo de olvidar a quiénes ama, pero a la vez el alivio que podrá sentir.

Es un terrible debate interno para un joven de quince años, que no puede pedir concejos a sus padres, ni siquiera a su amigo de siempre, pues ya no es él… Y en eso se convertirá él también.

Abre sus ojos, limpiando las lágrimas que han escapado, para aspirar un poco por su nariz, pues claramente sus fluidos nasales también se escapan por el llanto.

Incorporándose, mirando hacia abajo, parpadeando varias veces, apretando sus labios, levanta su cabeza repentinamente, mirando su escritorio y luego toma su celular que esta sobre su mesita de noche.

Una idea parece surcar en silencio en su mente, él no era un chico imprudente, espontaneo, se pensaba muy bien las cosas antes de actuar, y eso es lo que está haciendo, con la idea que se le acaba de presentar.

Lanza un suspiro más, su pecho sube y baja, sus ojos rojizos por el llanto, sus mejillas igual por la fuerza que hace al llorar, para solo asentir en silencio, apretando su labio inferior.

Presiona algo en la pantalla táctil del celular, hasta que pone la cámara, la opción de video y cámara frontal, para iniciar a grabar.

-Hola, yo de otro mundo… Quiero contarte… Mi vida- Su rostro muestra una sonrisa leve, pero una última lagrima escapa traicionera.

---Días después (Escuela)---

El tiempo ha pasado de forma lenta, normal para los demás, pero difícil aun para Milo, que ha intentado fingir un poco, pero le cuesta hacerlo al cien, ya que esa no es su verdadera personalidad y esta sale sin siquiera pensarlo.

De hecho puede que sea para bien, ya que gracias a eso… Ha logrado tener una mejor reputación y manera de ser visto, ya no como el malhumorado y grosero chico listo del grupo, sino como uno que es inteligente, no lo presume y hace bromas más espontáneas.

Claro que gusta a algunos, pero a otros les sigue tomando de raro. Aioria se ha acostumbrado un tanto más fácil ahora, aunque se mantiene igualmente en su personalidad de chico serio, calmado y prudente, aunque con más cosas en la cabeza últimamente.

Ambos claramente han hablado del tema del otro mundo, de donde este Milo pertenece, contándole más a detalle lo que hacían antes, las bromas y tonterías que hacían.

Incluso temas más difíciles que son muy crudos también.

Aioria se da cuenta que su contraparte de la guerra, también tiene algo que olvidar, la muerte de hermano a manos de Shura, por mandado de Saga, claro que eso a cualquiera trastoca un poco, pero ha aprendido a lidiar con esto.

Aunque mantiene en secreto su decisión por si ir por esa joya o no, aunque la desespera crece mucho, sin embargo desea aun esperar pues no termina un proyecto secreto que tiene.

Siendo ya la hora del receso, ambos se encuentran almorzando en la azotea, admirando el cielo, sintiendo esta tranquilidad inmensa que se vive en esa época, sin tener mayores preocupaciones que por las tareas o exámenes próximos, algo que claramente es su única angustia a esta edad de forma que tendrá repercusiones en su vida.

Milo aprecia que está más feliz que nunca, pues está disfrutando este mundo, ya que ha pasado buenos instantes con Kardia, el hombre que es su padre, incluso habiéndose hecho más cercanos ahora.

Comiendo un almuerzo que son las sobras de lo que ayer prepararon y el postré de manzana igualmente hecho por ellos, sí que es feliz con una familia aquí, alguien que sin importar qué lo amara y protegerá siempre…

Eso fue algo que nunca pudieron disfrutar y que siempre añoro el escorpión en secreto y ahora que la tiene, es cruel saber que la deberá dejar en algún punto.

Pues, no ha olvidado del todo que debe intentar recuperar a sus camaradas, y descubrir que es lo que su Diosa les quiere decir con esto, aun no olvida la vez que el castaño claro hablo como si fuera otra persona y de dijo varias cosas que solo fueron confusiones.

-Entonces, esa vez Seiya te jugo esa pequeña broma, y Marin lo regaño por haberte ensuciado la capa, pero tú solo te reíste, te pareció gracioso- Le cuenta algo de la vida del otro mundo.

-Seiya y Marin…- Le suenan nombres tan ajeno, pues nunca los ha escuchado en este mundo, pero le dan curiosidad, y más por el hecho de que se supone eran tan cercanos a él.

-Sí, aunque esa chica Lyfia, también pareciera que le gustabas- Le da un leve codazo, guiñándole el ojo.

-Creo que me interesaría conocer más a Marin- Declara algo sonrojado –Me suena a que tengo más familiaridad con ella-

-De hecho si- Asiente, mirando al cielo que le hace pensar que al bajar su vista estará en el santuario, aunque eso no es ni por poco cercano –Hacen linda pareja…- Habla algo cauteloso.

-Los exámenes se acercan, ¿Has podido estudiar cómo se debe?- Cambia de tema abruptamente –Recuerda que tienes un promedio que mantener y si no quieres levantar más sospechas de las que ya tienen sobre ti, debes sacar buena nota- Le sentencia algo rígido en su voz, mirando detenidamente al otro.

-Lo sé, pero…- Calla un instante, sonriendo de lado.

-¿Pero?- Confuso e intrigado por lo que dirá el peli cerúleo.

-Eh estado pensando, y si tu lograste creer en mí, ¿Por qué los otros no crearía en mí, también?- Se señala a sí mismo, poniéndose de pie ya habiendo dejado lo que queda de su almuerzo a un lado.

-Milo, las cosas no son así de fáciles en este mundo- Frunce el ceño –Hasta hace poco, yo te creía ya un loco desquiciado, ¿Cómo crees que los otros, que no son siquiera amigos tuyos te van a creer?-

-Pues muy fácil- Alza los brazos al cielo, dando unos giros sobre su eje y luego detenerse enfrenté del castaño claro, con una sonrisa de confianza ay mirada decisiva –Hare que todos volvamos hacer amigos-

-¡¡¡¿QUÉ?!!!- Aun sentado, cree que lo que ha dicho el peli cerúleo es lo más loco del mundo, de hecho así es como lo mira, abre sus ojos como platos.

Sin duda este Milo es mucho más imprudente que el anterior, pero…

¿Qué tiene eso de malo?

Notas finales:

Buenos días, tardes, noches, ¿Que hora es? ¿Quien me ha robado el reloj? ¿Como están mis terrones de azúcar?

Solo paso de rapidito para dejar el detalle a nuestro terrón de azúcar, que espero feliciten pues hoy su cumpleaños.

Wow no puedo creer que seamos de igual forma tantos terrones, ahora festejamos todos los meses y es super divertido y genial.

Espero que disfrutes y te guste tu detalle terrón de azúcar WiliamGSanchez 

Claro que te volveremos a cantar la canción oficial de la familia terrón de azúcar:

Un día feliz para ti, hoy es tu cumpleaños si que si, felicidades WiliamGSanchez tu cumpleaños si que si. 

Un día feliz para ti, hoy es tu cumpleaños si que si, felicidades WiliamGSanchez tu cumpleaños si que si. 

Gracias a todos mis terrones por apoyarme, leer y seguir estando a mi lado, aun tenemos muchos, pero muchos fic's que tendrán en algún punto un final, jajajjaa pero no todos terminaran pronto, jajajaj en fin, eso no importa mucho, al final disfrutaremos de muchas cosas, lo se.

Siempre siendo la enorme familia terrón de azúcar.

En fin, por favor cuídense mucho, hagan caso a las medidas de higiene, no se expongan.

Los quiero mucho.

Ammu se va. 


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