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Bad Death por MorganaDark

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Llegamos tarde, casi a la hora de cenar. El aeropuerto bullía de actividad, pero un ejercito de alfas trajeados nos rodeo en un instante, creando una barrera invisible cuando nos movíamos. Nos subimos a unos angulosos automóviles negros, que nos llevaron enseguida a un rascacielos blanco y crema, con un monumental cartel de "Hotel" clavado sobre la enorme entrada.

Todo el recorrido me parecía un sueño extraño. Observe el edificio embobado, hasta que Sasuke me tomo de la mano y me llevo hacia la recepción.

La habitación era sencillamente una suite, con un pequeño salón a la derecha, un baño de lujo a la izquierda y una puerta doble de cristal que daba al balcón. Un edredón rojo de aspecto esponjoso cubría la cama, enorme y enmarcada por cuatro postes de madera que sostenían un dosel. Todo el suelo era de un dorado suave y todos los muebles eran de caoba. Sasuke ni siquiera les echo un vistazo y entro directamente al baño para lavarse la cara con agua fría, yo me quede clavado en el sitio, preguntándome cuánto costaría la noche en esta habitación.

-¿Estamos en Italia? – pregunte en voz alta, haciendo un esfuerzo mental por recordar el mapa de la ciudad que había estudiado años atrás.

-Si, siempre dormimos en este hotel cuando estamos aquí. De hecho, tenemos la mejor vista –

-¿A que te refieres? –

Sasuke se seco el rostro con una toalla.

-Ve a la sala y lo veras con tus propios ojos –

Obedecí por la curiosidad, pero en la sala no había nada especial. Era pequeña y encantadora, con dos pequeños sofás estampados de flores y una pequeña mesa café delante de un ventanal. Cuando miré hacia la enorme ventana, fue que lo entendí; el coliseo romano, se mostraba enorme e imponente gracias a las luces que brillaban a su alrededor y en medio de la oscuridad. Me quede sin aliento; "Estoy aquí, estoy en Italia y voy a dormir en un hotel con una vista hacia el coliseo, porque solo lo decidieron de repente un grupo de mafiosos" sentí que me mareaba ligeramente.

-Oh dios mío –

-¿Te gusta? –

El alfa estaba apoyado en el marco de la puerta con expresión ansiosa.

-¿Cuánto cuesta este hotel? –

-No tengo ni idea ¿Por qué? –

"¿Cómo que por qué?"

-Por nada – sonreí y el correspondió la sonrisa.

-Naruto –

Sasuke camino hacia mi y me agarro de la cintura - ¿Puedo? –

No entendí a que se refería hasta que empezó a bajar la cabeza hacia mi cuello.

-Mmm... Hazlo –

Sentí como sus dientes se clavaban en mi piel y la sangre húmeda resbalar sobre mis hombros. Me sentí incomodo, pareciera que Sasuke me estaba chupando la sangre como los vampiros.

Ante tal pensamiento, me reí.

El alfa alzo la cabeza y levanto una ceja -¿De qué te ríes? –

-Te imagine vestido de Drácula –

Sasuke sonrió – No suena mal, tal vez hagamos cosplay en un futuro con esa temática – dijo con voz ronca que casi me provocaba escalofríos. Me mordí el labio inferior para no caer en sus juegos - ¿Vas con Karin de compras? –

-¿A esta hora? –

-Las compras en Italia son mejores de noche –

-Oh ¿Y tu vienes? –

-No, tengo que ver un asunto con el idiota de mi hermano –

Asentí.

-¿Quieres que te compre algo? –

-Compra todo lo que necesites. Karin sabe lo que requiero –

No pude evitar fruncir el ceño.

-Puedo comprártelo yo –

-No te preocupes –

Quería seguir discutiendo, pero no me atreví ¿Qué me importaba que fuese otro quien supiera lo que Sasuke requería?

Después de más de una hora y media de compras con Karin, descubrí que si me importaba. Bastante.

Mi mal humor crecía a medida que recorríamos las boutiques italianas más exquisitas que hubiera podido imaginar. Karin parloteaba continuamente, cambiaba al italiano para hablar con los dependientes y guardaespaldas para que le cargaran la bolsa. No bajaba el ritmo; sabía exactamente que tejido tenían que ser las camisas, sabia de memoria los trajes. Esto me estaba irritando por la naturalidad con las que respondía Karin sobre las preguntas de las tallas, colores y preferencias como si fuese para ella; me fui quedando más callado y huraño, y cuando Karin se dio cuenta le dije que estaba cansado, sin saber porque me estaba molestando tanto.

Cuando llegamos a la habitación del hotel, Kurenai estaba afuera. Había casi culpabilidad en sus ojos rojos.

-Hola – dije, dubitativo - ¿Ha pasado algo? ¿Puedo entrar? –

Ella torció el gesto.

-Mejor no. Sasuke esta...ocupado –

-¿Ocupado? ¿Con que? – pregunte de forma instintiva, pero la verdad es que no quería saberlo.

-Con Sakura –

-¿Sakura? ¿Quién es...? – me quede en silencio al recordar – Ahh, su ex ¿Verdad? –

Kurenai asintió, trague saliva. Me sentí como si me hubieran dado un golpe en el centro del pecho.

Sakura.

"Bonito nombre"

-Está bien – conseguí decir. Un extraño nudo se me estaba formando en la garganta, pesado y frio, pero no estaba dispuesto a mostrarlo delante de ellos -¿Puedo tomar otra habitación? –

-No lo se. Pero creo que Sasuke se va a eno...-

La puerta se abrió, interrumpiéndola.

Lo primero que vi fue sus piernas.

Tenia las piernas largas y torneadas, de un blanco níveo, que remataban con dos tacones puntiagudos de color rojo. Caminaba con calma, con elegancia, como si hubiera planeado sus pasos con minuciosidad.

No era tan alta, pero tenia algo que la hacia resplandecer. Tenia unos ojos grandes color verde, cabello rosa claro y un flequillo tapando su frente. Llevaba un bonito vestido rosa con mangas de encaje. Ni siquiera me miro cuando paso a mi lado.

Un sentimiento de odio invadió mi ser.

Ni siquiera me atreví a entrar. ¿Qué iba a hacer en esa habitación tan bonita, después de que saliese de ella una omega tan hermosa? ¿Qué iba a pensar de Sasuke? Tenia ganas de golpear a alguien. Soy un beta, un beta hombre, extraño, vulgar y malhumorado, yo sobraba en este lugar. La diferencia entre nosotros era abrumadora, humillante; la ex de Sasuke iba con el entorno, sabia más cosas de él, como si fuese la protagonista de un cuadro.

Todo el tiempo me habían dicho que era un fenómeno, que mi apariencia no cuadraba con mi género. Mis amigos me vendieron y mis jefes me miraban con desprecio, no termine ni la secundaria.

Solo llegue aquí por mi mala suerte.

Entre en pánico al notar la calidez de una lágrima sobre mi mejilla; me la seque con la manga, dándole la espalda a Kurenai, pero no era de ella quien tenía que escapar.

-¿Naruto? -

 


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