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Bad Death por MorganaDark

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Me desperté una hora antes de lo acostumbrado, el otro lado de la cama esta frio. Seguro que mi madre se levanto para esperar a mi padre ya que en el pasado el a veces llegaba por las madrugadas debido al trabajo.

Me levanto de la cama y abro la puerta de la habitación. Mi madre estaba durmiendo en el viejo sillón de la sala, ella parece más joven cuando duerme; agotada, aunque no tan arruinada.

Decido no despertarla y me empiezo a preparar para el trabajo. De 6 a 11 de la mañana, trabajo en una cafetería, las propinas no son tan malas y me sirven para comprar algo de despensa. Después de ahí tengo que trabajar en un taller para autos, me encargo de lavar y de cambiar las llantas.

Entro al baño para ducharme y al abrir el grifo, me doy cuenta de que no hay agua. Solo hay una cubeta llena, por lo que decido bañarme con poca agua y dejo un poco por si acaso.

Al ver mi cuerpo desnudo en el espejo, noto que la marca de mordida desapareció al igual que los chupetones, parece como si mi cuerpo nunca fue tocado, pero mi mente me dice lo contrario.

"Es una decisión difícil, no se que hacer, ¿Libertad o familia?" me quede pensando por unos minutos hasta que el canto del gallo me despertó de mi encrucijada.

Ya era tarde, me puse los pantalones y la playera del trabajo. Me puse también los tenis y salí rápidamente de la habitación. En la mesa, dentro de una canasta se encuentra un paquete de galletas y enrollado en un lado estaba el contrato del alfa. Tomo el paquete de galletas y cuando salgo me llevo el dicho contrato.

La cafetería no estaba tan lejos de mi casa, por lo que no era necesario tomar un autobús para llegar, camine tranquilamente mientras comía las galletas de chocolate. A lo lejos pude visualizar a dos hombres vestidos de negro, eran los mismos que me llevaron a casa y lo que me hizo enfadar fue que se encontraban en la entrada de mi trabajo.

Cuando llegue decidí ignorarlos y entre al establecimiento. El olor a café inundo mis fosas nasales, trayéndome una sensación cómoda.

-Buenos días – Me saluda Hinata, mi compañera de trabajo -¿Ya desayunaste? –

-Unas galletas –

-Eso no es desayuno – Hinata mira hacia afuera, me toma del brazo y me lleva hacia un rincón - ¿Quiénes son esos hombres? –

-¿Por qué? ¿Te hicieron algo? – pregunto. Los dos son alfas y Hinata es una omega, si le llegaron a hacer algo, les pateo las bolas.

-No, pero te pagaron un desayuno. La jefa se sorprendió mucho de que alguien se preocupara por ti – dijo en tono sarcástico.

La jefa de la cafetería no le agradaba mucho por ser un beta, ya que todos los trabajadores son omegas y eso atrae a los clientes alfas. Yo estaba aquí por recomendación de un amigo que resulta ser que es futuro dueño de la cafetería.

-¿Un desayuno? ¿A mí? –

-¿Te llamas Naruto Uzumaki? –

Sonreí por su tono de voz; mi primera sonrisa de este día.

-Si soy yo, es solo que se me hace raro porque me pareció no caerles...- detuve mis palabras.

Hinata me miro extrañada.

-¿Naruto? –

-¿Vino alguien más con ellos? –

-Oh si – Hinata miro hacia un punto y señalo la mesa del fondo -Vinieron con ese alfa –

Mire hacia donde apuntaba. Ahí sentado como si nada, se encontraba el alfa que me había comprado, bebía una taza de café mientras que con la otra mano sostenía un periódico.

Tenía ganas de romperle la cara, pero estaba seguro de que si lo hacia mis oportunidades se irían al caño.

-Hinata –

-¿Si? –

-Puedes llevar mi desayuno a esa mesa –

Hinata alzo una ceja, pero no menciono nada. Se retiro con una leve inclinación y entro a la cocina.

Tome el aire necesario y camine hacia el azabache. Este alzo la mirada y esbozo una pequeña sonrisa.

-Buenos días, Naruto ¿Dormiste bien? –

Asentí con la cabeza.

-Voy a desayunar aquí ¿Te importa? –

-Claro que no, siéntete cómodo –

Lancé un suspiro y me senté enfrente de él.

Lo mire de manera furtiva. Ninguno de los dos dijo nada, solo se escuchaba el tintineo de las cucharas y el sonido de la maquina de café.

Palpe el bolsillo de mi pantalón, donde el contrato se encontraba doblado. No lo he firmado a pesar de mi segura respuesta, necesitaba asegurarme de algo.

Al parecer Sasuke se dio cuenta de mi mirada, así que bajo el periódico y me miro fijamente.

-Habla –

La expresión de su rostro era hostil, seria y airada.

Trague saliva antes de hablar.

-Hoy me cortaron el agua, pronto me cortaran la luz y mi madre se esta poniendo cada vez peor. Se que me diste tres días para pensarlo, pero aquí entre nos se que mis amigos te contaron toda mi situación y sabes que lo que gano es una miseria –

- A la jefa de la cafetería no pareces caerle bien –

-Ugh – un quejido salió de mis labios – ¿Lo notaste? –

-La vieja me coqueteo primero, pero cuando pregunte por ti cambio su semblante y me dijo que eras un beta – Sasuke dibujo una sonrisa en sus labios – Luego te pedí un desayuno y me empezó a hablar mal de ti. En pocas palabras, tus trabajos son una mierda –

-¿Mis trabajos? ¿Ellos que tienen que ver? –

-En tus trabajos hay gente que te odia ¿O me equivoco? –

"Esos idiotas le contaron todo" me rasque el puente de mi nariz.

-No te equivocas, creo que debes saber la razón –

-No, tus "amiguitos" – hizo comillas con los dedos – no me contaron todo ¿Quieres contarme? –

-No, por lo menos déjame tener algún secreto – conteste – Ya sabes casi toda mi vida-

Sasuke estuvo de acuerdo, algo que agradecía.

-¿Y bien? No creo que te hayas acercado para contarme tus problemas financieros –

-Yo... - me mordí los labios fuertemente, que sentí el sabor a hierro de la sangre.

El alfa se dio cuenta, tomo una servilleta y se acerco a mi para limpiarme los labios.

-Tienes dos días, no te estoy presionando ahora mismo – susurro mientras me acariciaba la mejilla.

El rostro de mi madre apareció en mi mente, recordé que ella se encontraba durmiendo en el sillón, esperando a alguien que nunca iba a volver. Se estaba marchitando poco a poco, necesitaba que la salvara.

-Prométeme que mi madre estará bien- 

-La cuidaran en el mejor hospital, te lo prometo Naruto - 

Su mirada y su tono de voz me decían que no mentía. Me hizo confiar en el, así que respondí de manera segura: 

-Acepto ser tu pareja - 

Ya no hay vuelta atrás. 

 

 


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