Capítulo 1.
Iba de regresó a casa de una extenuante jornada laboral, afortunadamente ya no tenía que trabajar de mesero, ahora trabajaba en la biblioteca de la universidad acomodando libros y ayudando a los demás alumnos, además de que el sueldo era bueno y el horario se adaptaba a mis clases, podía hacer mi tarea mientras no tuviera nada pendiente, así que prácticamente vivía en la gloría.
Al abrir la puerta de mi casa vi en la obscuridad un par de ojos amarillos viéndome fijamente, eso me dejó petrificado ¿Qué rayos era eso?, quería salir corriendo, pero yo era un hombre valiente, había visto ojos voladores, he viajado al antiguo Egipto, también había jugado en el reino de las sombras y había sobrevivido a ser el amigo de un faraón milenario, así que unos ojos amarillos observándome desde la oscuridad de mi departamento no iban a intimidarme.
- ¡Aja! – prendí la luz y levanté mi mochila en el aire para verme más intimidante, pero no sirvió de nada, porque el gato café con ojos azules sentado en la barra de mi cocina causante de mi susto inicial solamente ladeo la cabeza demostrando que había hecho el ridículo – gatito me metiste un horrible susto, ¿qué haces en mi casa? – le hable de manera dulce al gato mientras cerraba la puerta y acomoda mis cosas, seguramente era de algún vecino y se había colado en alguna de las ventanas que había dejado abiertas.
- Miau – me reí al ver que había contestado mi pregunta, valla que era un gato listo.
- Si supongo que debes de tener hambre y sed, ¿Cuánto llevas aquí? – recibí otro miau de respuesta, pero al voltear a ver al gato vi que estaba moviéndose muy extraño, como si no pudiera caminar de manera correcta y sus patas de adelante le estorbaran – ¿no me digas que te lastimaste? – lo tome en brazos y empecé a revisarlo para ver si la hazaña de entrar a mi casa no lo había lastimado de alguna manera – No tienes nada malo, pero me imagino que si te pegaste aún tienes dolor – voltee a ver el reloj y ya era algo tarde, pero valía la pena intentar – espera aquí, tengo un amigo que estudia para veterinario, así que veré si puede revisarte ahorita.
Deje al gato sobre la encimera nuevamente y tome mi celular, pero no pude marcar, ya que el gato salto encima de mí impidiendo que marcara.
- Al parecer si estas sano, solo fue el susto – lo llevé cargando a la cocina y empecé a buscar cualquier cosa que pudiera comer un gato – no tengo atún… ni algo parecido al pescado, pero tengo jamón ¿te gusta el jamón? – Miau fue mi respuesta, era lindo que alguien hablara conmigo en casa – me da tristeza que tengas dueño, hace mucho no habla con alguien en casa – vi los ojos azul zafiro del gato y me sentí extrañamente familiar, como un deja vú – tienes los mismos ojos que él – suspire y abrace más al gato – bien no es tiempo de ponernos triste, vamos a cenar.
Le di en un pequeño plato con jamón partido al gato, pero parecía ofendido con la porción que le había dado, por lo cual empezó a querer probar mi comida, no tenía problema en darle, pero parecía que quería comer de la cuchara, lo cual me causaba mucha gracia, le acerqué el cubierto y parecía quererlo morder en lugar de lamerlo.
- Estas demasiado consentido por querer comer de una cuchara – le acaricie la cabeza y continúe con la hazaña de darle de comer en la boquita – no lo muerdas lámelo o jamás podrás comerlo – el gato parecía entender lo que decía porque cada que le hablaba me veía fijamente a los ojos y acataba lo que decía. Acabamos de comer y lo tomé entre mis brazos para llevarlo nuevamente a la encimera y le tomé una foto – listo, ahora podemos poner tu foto para que tu dueño te pueda encontrar – fui a mi computadora y empecé a hacer mi letrero, pero me fue difícil, ya que el gato se subía a las teclas a cada rato, ya había visto esto en videos tiernos de internet, tratando de llamar la atención, al final logre imprimir la hoja y cerré la computadora – eres demasiado inquieto, ahora entiendo porque terminaste dentro de mi casa.
Salí de mi departamento y coloque la foto en la puerta del edificio, seguramente mañana alguien estaría desesperado por encontrar a su gato, más tomando en cuenta lo mimado que estaba, al regresar vi como el gato mordía mi computadora y la arañaba, al parecer no le gustaban los electrónicos, solamente lo separe y lo llevé a mi cuarto, después de todo el ajetreo supongo que es momento de dormir, mañana tendría un examen importante y había estudiado duro, no lo iba a echar a perder solo por tener sueño.
- Sabes, mañana tendré un examen importante he estudiado muchas horas para poderlo aprobar, así que debes dejarme dormir – empecé a cambiarme de ropa y cuando estaba totalmente desnudo sentí un escalofrío, como si alguien me observara, volteé a ver al gato y sus ojos azules no se despegaban de mí, no sé si ya me volví loco, porque juraría que ese gato me veía con más intensidad de la necesaria – su ojos son tan azules que tal vez por eso siento que me ve fijamente, pero seguramente es porque no nos conocemos, debes sentir desconfianza – así desnudo me acerque a él y empecé a acariciarlo, pero al parecer lo espanté más, porque salió corriendo y se quedó sentado en el sofá de la sala – de verdad que es un gato muy raro.
Terminé de cambiarme y me recosté en mi cama, el techo blanco me era bastante incomodo, ya que durante la etapa de mi infancia después de que mi mamá se fue no había tenido algo tan bonito y a veces me atacaba la inseguridad de no merecer lo que me estaba pasando en estos momentos…
Flash Back
Había concluido con mucho esfuerzo la preparatoria, ya que el último año su papá había sido más bastardo que nunca, le había empezado a quitar el poco dinero que ganaba siendo mesero bajo la excusa de que él era el dueño de ese departamento y si quería vivir ahí debía empezar a pagar renta, claro que no era fijo el dinero que le quitaba siempre entraba a su cuarto y lo destruía hasta encontrar todo el dinero para así gastarlo en alcohol o en prostitutas. También había empezado a golpearlo cada vez que lo veía diciendo que lo odiaba por parecerse a él, así que evitarlo había sido una de las misiones que se había impuesto, ya que no se limitaba a patearlo, sino que ahora quería destruirle la cara a puños, lo cual se volvería un escándalo con sus amigos si se enteraban, en una ocasión borracho lo había seguido dos cuadras completas gritándole un montón de groserías, por eso siempre tenía que salir a escondidas de casa, temía que terminara siguiéndolo hasta la escuela y que sus compañeros vieran el deplorable estado de su papá, le daba vergüenza, pero aún no podía irse de su casa, debía graduarse de la prepa, cumplir los 18 años y así al fin sería legal que él viviera solo, sólo eso lo mantenía cuerdo.
La escuela era el único lugar donde podía huir de la realidad, ahí hablaba con Yugi, Tea, Tristán y Duke, eran su bálsamo personal para olvidar sus problemas y luego estaba él, el dragón de los ojos azules, el engreído millonario de Kaiba Corp. Si bien siempre se habían peleado no podía negar que ese último año había dado un giro de 180°, no tenía ya los rasgos adolecentes que lo habían caracterizado por los últimos 2 años ahora parecía un hombre iniciando la madurez, además su perfecta rutina de ejercicio había hecho un magnífico trabajo con su cuerpo, ya que ahora tenía los músculos más marcados y lo suficientemente duros como para causar un infarto en cualquiera.
¿Cómo se había dado cuenta?
Muy fácil, un día había estado tonteando con Tristán en las escaleras mientras regresaban de la comida y ese día por azares del destino sus pies no funcionaron como siempre y tropezó, el golpe no paso a mayores, ya que había caído sobre Kaiba al momento de caer sobre su pecho había sentido sus bien formados pectorales, cuando recargo sus manos sobre su estómago para levantarse sintió perfectamente sus cuadritos en sus palmas y cuando se sentó sobre su miembro para disculparse pensando que era otra persona sintió la enorme bestia que tenía escondida en esos finos pantalones italianos.
- Santo Dios Kaiba – la exclamación no había sido por velo debajo de él, sino por haber sentido todo ese poderoso cuerpo y haberse excitado por lo mismo.
- ¿Cuánto tiempo pretendes seguir encima de mí? – el millonario lo había dicho con la voz de ultra tumba, pero para ambos la razón era obvia, Kaiba jr. Estaba despertando en el pantalón del castaño por el roce del rubio, pero eso ninguno de los dos iba a decirlo en voz alta.
- No pienso disculparme – al despertar de la ensoñación decidió actuar como siempre.
- Nunca pensé que un perro tuviera la educación suficiente para disculparse – ambos se levantaron sin verse a los ojos y cada uno se fue por un lado diferente olvidando ese breve encuentro donde ambos cuerpos habían reaccionado al contacto tan cercano.
Después de ese encuentro casi mágico ambos se habían evitado, no se peleaban, no se veía a los ojos y en específico el rubio evitaba a toda costa cualquier conversación sobre Kaiba, con Kaiba o que incluyeran a Kaiba, sus amigos habían notado ese cambio, pero pensaron que por fin se habían rendido de pelear y ahora simplemente se ignoraban, nada más alejado de la realidad.
Después de ese encuentro Joey lo veía cuando salía de la escuela solo para admirar su increíble cuerpo caminar por los pasillos, ver esos hombros moverse y ese firme trasero contonearse para él era lo único que necesitaba para poder fantasear por las noches y tener miles de orgasmos donde el castaño era el protagonista de cada uno de ellos. No lo iba a negar el castaño era otra de las formas en las cuales podía olvidar su triste y vacía vida, imaginar una vida a su lado era uno de sus hobbies y el que más placer le daba, pero aun así él no era suficiente para ese magnate, dejando de lado que era hombre, su vida no era algo de lo cual los demás quisieran formar parte.
Así durante su último año prácticamente estuvo peleando con su masculinidad por saberse gay, con su amor platónico porque no podía aspirar a alguien tan famoso e importante, con sus amigos que lo metían en cada embrollo que no sabía si iba a sobrevivir, a la escuela donde no aprendía nada bien porque siempre iba con sueño o con hambre, con su padre que le robaba el dinero, lo golpeaba y además era un vicioso de primera y también tenía que lidiar con su trabajo de “medio tiempo” que se había vuelto de “tiempo indefinido”, ya que tenía que lograr pagar sus gastos más aparte los gastos de su padre.
Cualquiera habría colapsado al primer mes, pero él no, él tenía una meta y era poder cuidar de una familia, quería ser un hombre de bien porque quería demostrar a todos que él podía ser mejor que su padre, que el entorno y los medios no lo eran todo, así que como pudo saco tiempo y empezó a estudiar por su cuenta, retomó todo lo correspondiente a los últimos 3 años de la preparatoria, le pidió a Yugi que le cuidara su dinero, ya que lo necesitaba intacto para poder pagar la universidad y como ya no tenía dinero en casa procuraba no dormir ahí, seguramente su padre ya quería matarlo, así que a veces se quedaba a dormir en un Manga Café, para no levantar sospechas.
Al final salió de la prepa con un promedio decente, entro a la universidad y al cumplir exactamente los 18 años, tomo sus cosas y sin decirle nada a su padre rentó un cuarto cerca de la universidad, al mes de haber entrado se ofreció a trabajar en la biblioteca donde sus horarios podían adaptarse a los del trabaja y aparte podía estudiar, casi vivía en la universidad, por lo cual había dejado de ver a sus amigos y solamente algunos domingos pasaba a saludar a Yugi quien siempre lo regañaba por no visitarlo, pero cuando iba lo ponía al tanto de todos los acontecimientos que se estaba perdiendo.
End flash back
Al despertar se vio a si mismo llorando por recordar su último año en la preparatoria y lo que había tenido que vivir a la sombra de su padre, se sentó en la cama, para poder calmarse un poco y al terminar de limpiarse las lágrimas vio al gato sentado justo a un lado de él viéndolo fijamente como si escondiera los secretos del universo.
- Lamento que me tengas que ver en un estado tan tonto, supongo que veces me da tristeza recordar mi vida antes de la universidad – acarició al gato y le sonrió mientras abrazaba con la otra mano sus piernas y recargaba su cabeza en las rodillas – sabes a pesar de que sonrió y tengo muchos amigos, siempre me he sentido solo, no le pude contar a nadie sobre el maltrato que tuve por parte de mi padre y el odio que mi mamá siempre se encargó de demostrarme, supongo que a pesar de que quiero a todos mis amigos nunca pude confiar en ellos – sus lágrimas volvieron a salir, pero ahora el gato le saltó sobre la cara y del susto ambos terminaron en el piso, mientras el minino limpiaba las lágrimas con su lengua – gracias por alegrarme un poco la vida pequeño, sabes tu mirada me recuerda a alguien del cual estoy enamorado – el gato se detuvo de lamerlo y volvió la misma mirada intensa de la noche anterior – te lo contare a ti porque sé que no dirás nada, hay un hombre que se llama Seto Kaiba, todo lo que hace es perfecto, él es perfecto en cualquier aspecto – dijo mientras se levantaba del piso con el gato en brazos y lo colocaba en la cómoda para así poder empezar a acomodar su cama – pero no podemos estar juntos, a él le gustan las modelos de talla mundial – hizo un ademan de estar modelando – y yo soy yo – se señaló con las manos – así que es algo difícil que estemos juntos, pero sabes eso no me desanima, sé que esto solamente es platónico, algún día conoceré a una persona que me ame y yo la amare… auch – no terminó su bello cuento de amor cuando el gato mordió su mano – jajajaja pequeño gato celoso, si tu dueño no aparece me encantaría quedarme contigo, pero casi no paso tiempo en casa y cuidarte sería un problema – se le quedó viendo y el gato parecía contestarle con la mirada – ¿si te llevó a la universidad prometes comportarte bien? – el gato solo ladeó la cabeza y Joey se sorprendió, ese era el animal más listo que conocía – no se diga más, ¡vamos a alistarnos!
Continuara…