Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¿Castigo? – Crónica de una fujoshi 2 por YaKayLex

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes de Digimon y nombres utilizados les pertenecen a sus respectivos autores (Akiyoshi Hongo y Toei Animation). Fanfic sin ánimo de lucro. Hecho por una fan para fans.

Notas del capitulo:

¡Hola a todos! Aquí con esta segunda historia (AU) relatada por la más hermosa de las niñas elegidas - Mimi Tachikawa-, y con un ligero toque de humor.  Es una especie de continuación del anterior Fanfic “¡Mis relatos se vuelven reales!”, así que pueden leerlo antes o si no lo hacen… pues también se entiende la historia XD. En esta ocasión les aviso que hay insinuaciones de yaoi, yuri y - ahora que hice los cálculos - un poco de shota (tomando en cuenta que Yamato y Taichi en la historia anterior tenían 17 años), así que si no les gusta algún género de estos absténganse de leerlo por favor. Para los demás ¡que lo disfruten!

­lunes 13 de abril 11:30 am

 

Una nueva semana comenzó. Después de la "mejor" broma de la historia, las cosas siguieron su curso original. No es que yo me haya imaginado que Sora me pediría ser su novia o algo parecido… bueno tal vez sí. Después de ese tierno beso. Pero no, ni ella ni nadie más volvió a comentar lo sucedido; ¡fue cómo si no hubiera pasado nada! Los chicos bromeaban entre ellos, pero no había nada del fanservice anterior en sus acciones... Ok, ok. Todo el mundo sabe que Mimi Tachikawa es la fujoshi más grande de esta ciudad -o tal vez de todo Japón-. Pero ¿nada?, ¿ni un miserable apretón de manos o un abrazo? Actúan tan indiferentes entre ellos.

 

Por ejemplo. las chicas hostigan a Yamato y él les corresponde con tiernas miradas o dulces palabras. Miro hacía Taichi para ver su reacción, pero siempre está distraído con su consola portátil o leyendo revistas de futbol. Lo mismo pasa con Koushiro: solo se la pasa en su computadora. Hora tras hora. Ni que decir de los más chicos. Hikari coquetea con Takeru mientras Daisuke pelea sin cesar con ellos; Yolei le dice a todo el mundo que el magnífico Ken será algun día su novio... Y Sora, bueno, últimamente ha estado tan "ocupada" que ni siquiera se reúne en los descansos con nosotros. Le he llamado a su casa, pero nunca contesta. ¡Que coraje!

 

No sé qué me molesta más de esta situación. El hecho de que mis amigos se hayan enterado de lo que hacía a sus espaldas y por eso ya no provocan ningún tipo de fanservice en nuestra rutina, o el que Sora me haya dicho mentiras. Dijo que posiblemente todos querían hacer algo "en su interior", luego me besa, me ilusiona y...

 

- ¡Srta. Tachikawa! - Me gritó con furia el profesor. - Por quinta vez responda a la pregunta.

 

- ¿Có... cómo? - miro a mi alrededor y todos están conteniendo la risa. Incluso Koushiro, que está a lado mío. - Yo...

 

- No estaba poniendo atención ¿cierto? - la mirada del profesor es tan fría como el hielo.

 

- Lo siento... profesor... yo... -balbuceo. Es la segunda ocasión que me regaña. Agacho mi mirada hacia mi cuaderno, esperando que el profesor no lo vea. Está escrito en letras grandes y hermosas el nombre de Sora.

 

- Perfecto, se quedará castigada después de clases. Ahora siéntese. - Después de que logro musitar un simple "lo lamento", el profesor reanuda su clase. Afortunadamente no lo notó. Siento un apretón en mi mano y miro que Koushiro me sonríe comprensivo. Creo que será la peor tarde de mi vida.

 

 

 

14:00 hrs.

 

Miró como el ultimo chico en la escuela se va. Debido a que nuestra escuela es de un solo turno no hay ni un alma recorriendo los patios o los pasillos. Mi castigo consistió en limpiar "a conciencia" nuestro salón de clases, yo sola. ¡Y lo peor fue que hoy mis compañeros se esforzaron bastante en ensuciar! Ni hablar. Comienzo mi laboriosa tarea cuando escucho un sonido en la puerta.

 

- ¿Puedo pasar, Mimi-chan? - su voz es tan gentil que estoy a punto de llorar.

 

- ¡Koushiro! -grito mientras corro a sus brazos llorando. - No puedo hacerlo, no puedo.

 

- Claro que sí, ya verás que lo vas a hacer y entre más rápido lo hagas más pronto te irás a casa. - su voz suena tan dulce.

 

- ¿Me esperaras? ¿Para irnos juntos a casa? - le pregunto con un puchero. Él sonríe.

 

- Claro, no te preocupes. Estaré en la biblioteca. -Y se despidió.

 

Los minutos pasaban y me di cuenta de que necesitaría varios productos para limpiar el salón. Así que me dirigí de prisa al cuarto de aseo. Estaba a punto de entrar cuando escuché algunos murmullos.

 

- ¿Te gusta que te estén adulando, ¿verdad? - la voz se oía molesta.

 

- ¿Y a ti en que te afecta, idiota? Estás con Koushiro, no conmigo. - Era inconfundible esa voz.

 

- Error, estoy con los dos. -En su voz se escuchaba una suave risilla.

 

- Ni que fueras quién para compartirte Taichi. - su voz seguía oyéndose molesta.

 

- Ya párala. Tienes terminantemente prohibido estar coqueteando con esas chicas.

 

- ¿O qué? - lo desafió.

 

- O les diré a todos que te mueres por mí. - Había un poco de risa en su voz.

 

- Dudo que te crean, hemos estado haciendo un buen trabajo fingiendo indiferencia entre nosotros tres.

 

- ¿Tú crees? Entonces ya no actuemos tan indiferentes.

 

- ¿Cóm...? - la pregunta de Yamato se interrumpió abruptamente, me imaginé que Taichi había sofocado sus palabras con un beso y ¡Kya! Pero esperen, esperen. ¿Qué rayos pasaba aquí? ¿Estaban fingiendo? ¿Por qué? ¿Taichi estaba con Koushiro y con Yamato? Estaba tan concentrada en escuchar los suaves sonidos que provenían del interior cuando una mano tocó mi hombro.

 

- ¡Ah! - mi gritó fue tan fuerte que posiblemente se escuchó hasta la entrada de la escuela.

 

- ¿Que diantres haces aquí, Mimi? - la voz de Daisuke parecía un poco molesta. - ¿Y por qué gritas de esa manera?

 

- ¡Me asustaste, niño! – es entonces que recuerdo lo que estaba haciendo y me pongo nerviosa. – Vine a… a.. tomar productos de limpieza… si… - Recobro la voz. - ¿Y tú qué haces aquí?

 

- También vine por unos productos para limpiar el gimnasio. Hoy a la tercia perdedora les tocó limpiarlo.

 

- ¿Y tú perdiste? - Me sorprendió, Daisuke era muy bueno con los deportes.

 

- Bueno... -su rostro se sonrojó un poco. -Lo que sucede es que...

 

- Como sabía que Ken y yo íbamos a ser de su equipo quiso quedarse con nosotros para jugar, ¿no es así? - El brazo de Takeru lo abrazo por el cuello, rosando con suavidad su pecho y mientras le decía todo cerca del oído. Daisuke volvió a sonrojarse. A mi casi me da una hemorragia nasal.

 

 - Querrás decir para limpiar, Takeru. - Intervino Ken mientras se acercaba con velocidad. Tomó su brazo y lo separó del cuello de Daisuke. Este continuaba sin moverse. - Deja de hostigarlo, por favor.

 

- ¿Por qué te molesta, o por qué quieres que te abracé a ti así? -Esta vez el sonrojado fue Ken, ya que mientras Takeru le decía esto acercaba peligrosamente su rostro al suyo. Daisuke reaccionó, mientras se interponía entre los dos. Era demasiado.

 

- ¡A ver, a ver! - hablé con voz fuerte. -Dejen de estar jugando y mejor vámonos de aquí a terminar nuestros respectivos castigos. - Alguien tenía que ser la adulta responsable en todo esto.

 

- Pero necesitamos productos...- Daisuke señaló con impotencia el cuarto de aseo.

 

- En 10 minutos podrán venir por ellos. Yo llegué antes y necesito privacidad. - Traté de decir con la voz más autoritaria que tenía, lo cual fue un poco difícil.

 

-Pero... - Los tres se mostraban un poco renuentes en obedecerme. Una sola mirada dura de mi parte, bastó para que se alejaran corriendo.

 

-Eso estuvo muy bien princesa. - Los brazos de Taichi me rodearon con cariño. Lo alejé de inmediato.

 

- No me adules, Taichi. ¿Se puede saber que están haciendo aquí? - mi voz quería transmitir enojo, pero lo que realmente quería decir era "¡Oh, por favor! Díganme que estaban haciendo allí dentro los dos solitos."

 

- Bueno, Yamato y yo venimos por unos productos para limpiar nuestro salón. - La voz de Taichi se oía bastante tranquila. - Solo que nos quedamos atrapados, ¿verdad, Yamato?

 

 El aludido salió acomodándose un poco el uniforme y con la cara completamente sonrojada. Creí morir al verlo.

 

- Si... gracias por sacarnos. - Comenzó a alejarse en dirección a su salón.

 

- ¡Hey! ¿Y los productos? - le gritó Taichi sin ninguna vergüenza. Yamato se volvió furiosamente sonrojado.

 

- ¡Llévatelos tú! - y echó a correr. Yo solo trataba de aguantar la risa.

 

- Ah que lindo es. ¿No te parece? - Me preguntó sonriente.

 

- Si, -  dije con malicia - casi tan lindo como Koushiro.

 

- ¿Cómo? - me preguntó suspicaz.

 

- Dije que es tan lindo como el chico que está en la biblioteca en este momento. - Me parecía injusto que estuviera engañando a mi amigo en el cuarto del aseo. Por más excitante que fuera el hecho.

 

- ¡Demonios, Kou-chan me va a matar si se entera!  - Dijo mientras tomaba dirección hacía la biblioteca.

 

- ¡Hey! ¿Y tus productos? - le grité.

 

- ¡Le diré a Sora que venga por ellos! - gritó mientras se alejaba.

 

Sus últimas palabras me causaron una gran opresión en el pecho ¡Sora estaba aquí! Con manos temblorosas tomé lo que había ido a buscar y me dirigí a toda prisa a mi lugar. Había decidido evitarla a toda costa, ya que gracias a ella -indirectamente- me habían castigado. Caminaba a toda prisa hacia mi salón cuando escuché una discusión en el pasillo. De inmediato me escondí tras un muro a escuchar. Me estaba volviendo muy buena con eso.

 

- Ya te dije que no se puede Iori...

 

- ¿Por qué no? - la voz se oía pequeña pero firme. - ¿Acaso no somos amigos?

 

- Te estimo mucho y lo sabes, eres más que un amigo… Pero no creo que sea correcto. - En su voz se oía un gran pesar.

 

- ¿Es por la edad? - preguntó valientemente. Joe no pudo responder de inmediato. - ¡Dímelo, Joe!

 

- Si, es por la edad... -suspiró mientras Iori echó a correr molesto en dirección contraria a la mía. - ¡Iori, espera! - el chico no le hizo caso.

 

¡Pobrecillo! le habían roto el corazón. Una nostalgia enorme inundó mi corazón y comencé a llorar tristemente. Lloré por él y por mí. Porque me había ilusionado con alguien que no quería nada conmigo. Y porque él seguramente se había enamorado de su senpai y...

 

- ¿Mimi-san? - alguien me preguntó con delicadeza. - ¿Por qué lloras? - Era Joe.

 

- ¡Oh, Superior Joe! ¿Cómo pudiste hacerle eso a Iori? - Yo seguía llorando.

 

- ¿Nos escuchaste? - Su rostro me miró alarmado.

 

- ¡Claro que sí! ¿Sabes el trauma que le vas a dejar para sus relaciones futuras?

 

- ¿Cómo? - Me preguntó confundido.

 

- Le dijiste que no le podías hacer caso por su edad. ¿Qué clase de confianza tendrá ahora para conseguir una pareja y…?

 

- Oye, oye, espera un momento. - Su voz se oía con pánico. - No es lo que te estás imaginando.

 

- ¿Ah, no? - Mis lágrimas se detuvieron abruptamente.

 

- ¡No! Iori quería asistir a mi curso de salud sexual, pero le dije que no podía asistir por su edad. - lo miré sorprendida.

 

- ¡Oh! - me sequé las lágrimas y tomé a toda prisa mis cosas. - Lo siento.

 

- ¿Y por qué llorabas? - me sonrojé y me eché a correr.

 

- ¡No tiene importancia! - le grité mientras me dirigía al salón.

 

Al fin a salvo. ¿Cómo pude decirle eso al Superior Joe? Seguro que iba a pensar que soy una pervertida. Recorrí el pasillo tratando de hacer el menor ruido posible. Estaba cerca de la biblioteca y no quería que Koushiro se diera cuenta de que aún no comenzaba a limpiar el salón. Tal vez sea mi amigo, pero era capaz de delatarme con el profesor. Escuché gritos y me aproximé con cuidado.

 

- ¡Es la última vez que te creo, Taichi Yagami!

 

- Kou-chan yo...

 

- ¡No me digas así, nunca más! - su voz se oía chillante, estaba enojadísimo. - No tengo porque estar soportando tus engaños con Yamato. Me pediste que fingiera que no somos nada y lo hice. ¿Ahora que quieres? Quieres que tenga una relación contigo y con Yamato ¿o qué?

 

- Es que... ¡No puedo! - gritó Taichi. - ¡No puedo elegir a alguno de los dos! ¿Es que no lo entiendes? - Su voz se escuchaba un poco quebrada. - Te quiero a ti y lo quiero a él. No puedo elegir a ninguno de los dos.  - Taichi comenzó a llorar. Me invadió otra vez esa nostalgia, ¿qué pasaba conmigo?

 

- Taichi sabes que te amo con todo mi corazón. -Contuve el aliento. - Eres lindo, carismático y muy caballeroso. Me gusta mucho pasar el tiempo juntos porque solo contigo puedo ser como soy realmente. - Suspiró cansado. - ¡Pero tienes que decidirte ya! - Koushiro hablo con una voz tan firme que no lo reconocí. - ¿Yamato o yo?

 

- Yo... no... no lo sé... - Mi corazón comenzó a dolerme, tanto por Taichi como por Koushiro.

 

- ¡Entonces no me busques más! - Escuché como cerraba de golpe la tapa de su laptop y se ponía de pie. Momentos después salió hecho una furia. Ni siquiera se dio cuenta de mi presencia. Pasé con cuidado mientras veía como Taichi se sacudía en sollozos estremecedores. Quería quedarme y apoyarlo, pero había lastimado a mi mejor amigo y también se hacía tarde. Comencé a caminar.

 

- Lo escuchaste, ¿no es verdad? - me preguntó.

 

- Lo siento. - Agache mi rostro y comencé a correr hacia mi salón.

 

El pecho me dolía mucho. Cómo si me hubieran dicho a mí esas palabras. Llegué al salón y lo primero que pude notar era que estaba impecable. Nada de basura ni de porquería a la vista. Alguien lo había limpiado. Con cuidado bajé mis productos y revise el lugar. Allí sobre mi pupitre estaba una nota ligeramente doblada:

 

Querida Mimi

 

Espero que haya quedado limpio el salón. Discúlpame por haberme alejado de ti estos días. Se que por mi culpa - indirectamente- te castigaron, así que decidí quedarme hoy para ayudarte. Espero pronto acabar con los compromisos que tengo con mi madre para que podamos platicar como antes y...Bueno. Tengo muchas cosas que decirte de frente. Espero verte pronto.

 

Con cariño Sora T.

 

Posdata: Espero que este presente te alegre tu tarde.

 

Y acompañando a la carta se encontraba un enorme chocolate en forma de corazón.

 

¡No podía creerlo! Sora me había ayudado. Era la persona más linda y amable que hubiera conocido. ¿Cómo lo supo? Estaba muy feliz. Tomé la carta y el chocolate y bailé de felicidad alrededor de todo el salón. ¡Tal vez el haber sido castigada no había estado tan mal! Estaba tan contenta que por un momento olvidé todo lo que había sucedido esa tarde. Pero muy pronto lo recordé.

 

Regresé sobre mis pasos y esperaba ver a un Taichi destrozado y solo, pero no fue así. Koushiro lo abrazaba con cariño mientras Taichi musitaba palabras como "perdóname" y "te quiero". Koushiro abrió sus ojos y nuestras miradas se encontraron. Estuvo a punto de soltarlo, pero con un ademán le pedí que no lo hiciera. Le sonreí en complicidad y me despedí de él. Al parecer alguien más lo acompañaría esa tarde.

 

Al día siguiente todos en la escuela se enteraron de que la estrella más grande del futbol y la computadora viviente de Odaiba - como los conocíamos en la escuela- se había vuelto una pareja oficial.

Notas finales:

Bueno, hasta aquí la historia. Espero que les haya gustado leerlo como a mí escribirlo. Tengo en mente algunas otras ideas y convertirlo en una serie. No lo sé, todo depende. Por lo pronto, nos vemos en la próxima.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).