Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El clan por FiorelaN

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Capítulo I: “Dilemas familiares. Parte I”

 

Ese día que Sasuke Uchiha había esperado por tanto al fin había llegado. Era 23 de julio, su cumpleaños, y estaba bastante ansioso, aunque por fuera no lo parecía. Primeramente, estaba bastante triste desde hacía unos cuantos días porque lo pasaría sin sus padres, pero, por otro lado, tenía la esperanza de que su hermano pasaría el día con él y no se sentiría tan solo después de todo, y por fin podrían pasar un día juntos como hacía ya demasiado tiempo no pasaban. Esos sentimientos de necesidad de compañía no eran algo que él demostraba por fuera, sino que era todo un pensamiento y sentir interno que lo agobiaba en cierta forma, aunque la mayoría de las veces lo hacía estallar y, finalmente, se demostraba hacia fuera de forma negativa. Pensaba demasiado y eso lo estresaba y lo ponía de mal humor.

Había despertado esa mañana bastante temprano. No había dormido lo suficiente pensando en el amanecer, pues sabía que ese día podía salir muy bien o irse al Diablo desde temprano. No había querido ilusionarse demasiado.

Se había levantado de la cama y había tomado su celular, que no dejaba de sonar por la alarma y se había percatado de que tenía un mensaje. Rodó los ojos cuando vio el nombre del remitente: Sakura. El mensaje era demasiado obvio. Ella hacía eso cada año. El horario del mensaje eran exactamente las 00:00 am y dicho mensaje decía: “Feliz cumpleaños, Sasuke” Se había limitado simplemente a leerlo y no había querido contestarle absolutamente nada. No sentía ganas, pero, internamente, apreciaba esos tontos detalles que, por fuera, no parecían importarle.

Sabía exactamente lo que sentía Sakura por él y también sentía que, en algún momento, tendría que aclararle algunas cosas que podrían llegar a ser dolorosas para ella y también para él. No deseaba darle falsas esperanzas. Aunque jamás había hecho algo que le diera alguna remota esperanza, ella parecía no querer aceptar la realidad.

Había bajado descalzo al comedor, solamente vestido con su pantalón de pijama y una camiseta blanca que parecía quedarle bastante grande. Tenía el desayuno servido, caliente, pero sin rastros de su hermano, como si hubiese adivinado a qué hora se levantaría de la cama y bajaría a desayunar. Lo único que encontró cerca de su plato fue un papel, el cual desdobló y contenía una nota: “Trataré de llegar temprano esta noche, así que espérame. Traeré la cena y veremos una película juntos”.

—Trataré…—repitió la palabra de la nota y esbozó una media sonrisa sin creer ni media palabra de aquel papel.

Estaba harto de notas y de falsas palabras, porque nunca las cumplía. ¿Sería aquel día la excepción? Quería creerlo con todas sus fuerzas y hasta una intrusa esperanza se alojó en su mente, ilusionándolo a más no poder. Quería estar con la única persona cercana de su familia que le quedaba.

Su teléfono había sonado. Un mensaje con el remitente: “Tío Tobi”.

“Sasuke, mi pequeño sobrino ¡Feliz cumpleaños! Ojalá podamos vernos un día de estos, así puedo compensarte algún cumpleaños. Te acercaré un regalo en cuanto tenga tiempo”.

—Otro que tampoco cumple y ni me importa—dijo al aire—De todas formas, rechazaría cualquier visita o invitación. Tío Tobi es bastante raro y exaltado a veces.

Se había dispuesto a terminar su desayuno para poder irse a la escuela.

Ya había acabado todo. Había subido las escaleras para dirigirse hacia el baño y terminar de despertarse con una ducha caliente, se había puesto su uniforme de pantalón gris y camisa blanca con una corbata negra que llevaba algo desajustada. Se había dispuesto a caminar hasta la escuela sumido en pensamientos de todo tipo, pero ninguno feliz.

Pensaba mucho en sus padres, en cómo habían muerto y en lo raro que había sido todo, convenciéndose, como cada vez, aún más de que debía encontrar por él mismo al asesino y lo único que deseaba era encontrar a esa persona o a las personas responsables, porque estaba claro que la policía ya no movería un solo dedo por falta de pruebas, ya que las cintas de seguridad de la cabaña habían desaparecido. Estaban en un callejón sin salida, al igual que él y sus teorías… Había demasiadas y muchas preguntas sin respuestas, muchas posibilidades sin ninguna prueba y mucho menos un sospechoso. Hasta se le había ocurrido la idea de estudiar para ser detective de la policía, aunque sonaba muy loco y no cuadrara con las expectativas de su hermano sobre dirigir juntos la empresa familiar, pues, si no encontraban al asesino de sus padres, él podría hacerlo. Aunque, pensándolo mejor, sabía que no le darían ese caso, pero, al menos, en la clandestinidad, podría investigar con más conocimientos y recursos. Con que él supiese quién o quiénes habían sido, le bastaba.

Un sentimiento muy oscuro había aflorado hacía tiempo y ése era el anhelo de venganza; tan implacable hasta con él mismo. Se hacía daño casi constantemente con miles de pensamientos que asaltaban su mente de manera imprevista y no hacía nada por quitarlos. Más bien, los dejaba fluir imaginando cómo habían muerto y cómo habrían sufrido, tal vez. Pensaba en hacerle a la persona o las personas que habían asesinado a sus padres lo mismo o algo peor si llegase a encontrar al responsable o a los responsables.

Había una cosa que lo perturbaba y enfurecía cuando se ponía a pensar en todo aquello. Su hermano mayor también había dejado de buscar respuestas y tampoco había insistido más a la policía para que continuase buscando. Él era un hombre muy influyente y con el dinero suficiente para poner a trabajar a toda la ciudad si así lo quería para encontrar a los responsables, pero parecía simplemente rendido y sin esperanzas, pero, hasta aquel momento, nunca le había preguntado el motivo por el cual no hacía nada para buscar respuestas. La duda le carcomía el corazón y la cabeza.

Sus pensamientos habían sido abruptamente interrumpidos por el llamado de una voz masculina conocida que alteró su paz, pues lo había sacado repentinamente de sus más profundos pensamientos y sus latidos se aceleraron por la sorpresa.

—¡Sasuke! —sintió como un brazo rodeaba su cuello por atrás repentinamente y se recargaba en su hombro—¡Amigo! ¡FELIZ CUMPLEAÑOS! —casi lo había dejado sordo gritándole en el oído.

—Naruto, ¿qué te pasa, tarado? Casi me dejas sordo…—le reclamó molesto mientras se llevaba la mano al oído afectado.

A pesar de que mostraba fastidio ante aquel adorable rubio de ojos azules como el agua del mar claro, estaba tan feliz de verlo ese día en especial y que se haya lanzado sobre él para felicitarlo. Su corazón rebosaba de alegría ante el soplo fresco de alivio a tanto sufrimiento.

—¡Ay! No te quejes. No me digas que vas a estar amargado también el día de tu cumpleaños—le dijo acercando su cara demasiado al lado derecho de la cara del azabache.

Debía admitir que tanta cercanía y tanto aspaviento le aliviaba la mente, su corazón y hasta su espíritu, porque en lo único que pensaba estando a solas cerca de fechas como esa era en la manera de resolver el asesinato de sus padres. Además, adoraba esos acercamientos inconscientes de Naruto. Agradecía en cierta forma que fuese tan escandaloso y cercano.

—Aléjate un poco, ¿quieres? —fingió seguir molesto y lo empujó levemente.

Si Naruto continuaba manteniendo esa cercanía, no podría aguantarse las ganas de abrazarlo y hacer que se pegase a su cuerpo. El contacto físico con el rubio era algo que anhelaba a cada instante y le hacía falta su escandalosa presencia en los momentos en los que estaba a solas en su oscuro y solitario cuarto.

—Hoy pasaremos un día fantástico, de veras—le respondió mientras se apartaba un poco y lo soltaba.

—Como digas—su tono volvió a ser sereno.

Renunció con pesar al abrazo de su mejor amigo, pero esbozó una media sonrisa de satisfacción al recibir el subidón de ánimo por parte de Naruto. Era la cuota diaria de alegría del rubio que necesitaba para que su día no fuese tan gris y deprimente. Naruto era la única persona que evitaba que se sumiese en la más profunda depresión.

—¡Sasuke! ¡Naruto!

Habían oído la voz de Sakura acercándose y sus pasos, pues venía corriendo. Al final, los alcanzó.

—¡Hola! —los saludó con una gran sonrisa.

—¡Hola, Sakura! —respondió animado al saludo Naruto.

No tardó demasiado en ponerse al lado de Sasuke.

—¡Feliz cumpleaños, Sasuke! —lo felicitó con un leve sonrojo.

—Hum… Recibí tu mensaje y lo leí esta mañana. No… No debiste molestarte, Sakura. ¿Estabas despierta o lo hiciste sólo para…? —dijo a modo de dar las gracias y la miró directamente a los ojos, haciendo que ésta aumentara el tono rosado de sus mejillas.

—Qué bueno que lo hayas recibido y lo hayas leído. Ay, no te preocupes. Estaba despierta—le respondió felizmente.

—Hum…—respondió simplemente no muy convencido.

—Hoy será un gran día. Estoy segura—dijo mientras no borraba su sonrisa de la cara.

—Sólo no lo anden pregonando por todos lados. Quiero evitarme que todos me estén saludando—les avisó con cierto fastidio.

—Tranquilo. No diremos nada si no quieres, de veras—le respondió Naruto con una gran sonrisa—Ya sabemos que te da pena—mencionó riendo un poco.

Sasuke se sintió fastidiado ante ese comentario bromista, pero en parte era verdad y deseaba castigar al rubio por bromear, pero debía aguantárselas, porque no podía lanzarse a él para besarlo.

—Tarado…—dijo casi en susurro.

Caminaba a paso sereno junto a sus compañeros, pero no había estado prestando atención a la conversación que mantenían los otros dos, aunque, de a momentos, le hablaban o le preguntaban cosas, se limitaba a responder de manera breve, sobre todo le respondía a Naruto más que a Sakura y sólo eran respuestas monosílabas o simples sonidos que denotaran afirmación o negación. Ese día, no estaba en sí y prefería tener la mente libre de cualquier cosa. Sabía que debía tratar de mantenerse en conversación con ellos para no dar paso a pensamientos negativos, pero le costaba mucho y, ese día, mucho más que de costumbre.

—Sasuke, ¿te encuentras bien? —sonó preocupada Sakura.

—Sí, hoy estás más callado que de costumbre—comentó Naruto.

Tenía ambas miradas clavadas sobre su persona esperando una respuesta y, finalmente, después de unos interminables segundos, se dispuso a responder para borrar la incomodidad que le causaba esa duda y, además, la mirada de ambos sobre su persona.

—No es nada. Estoy bien—les respondió manteniendo su expresión indiferente y las manos en sus bolsillos.

—Parece que no te levantaste con el pie derecho hoy, ¿eh? Sasuke—mencionó Naruto intentando bromear un poco, pero dándose cuenta al instante de que no había sido muy apropiado su comentario.

—Será mejor que cierres tu bocota, Naruto—lo regañó entre dientes Sakura—Sasuke, si necesitas hablar de algo con alguien, de lo que sea… puedes contármelo a mí. Yo siempre estaré—sugirió con una sonrisa y un sonrojo que se pintaba lentamente en sus mejillas.

Lo que Sakura le dijo le pareció más incómodo e inapropiado que lo que Naruto había comentado, pues era aún más obvio e incómodo todo, pero solamente se limitó a seguir en silencio.

Luego de unos cuantos minutos, que habían sido pocos en realidad, pero una eternidad entre los tres, Naruto finalmente se animó a preguntar:

—¿Harás una fiesta hoy o qué? Seguro que iremos y será genial. No creo que a tu hermano le moleste, ¿o sí, Sasuke? —se había puesto las manos detrás de su cabeza y tenía una enorme sonrisa en su boca.

—No habrá fiesta—le respondió simplemente.

—¿Y por qué no, Sasuke? —preguntó Sakura entre curiosa y preocupada por no incomodarlo y tratando de no hacer que pensase en cierto tema.

—No tengo ganas de hacer una fiesta. Solamente quiero estar tranquilo y que sea como un día cualquiera y ya. Déjenme en paz—expresó harto.

—Ay, bueno. No es para que te pongas así. Eres un amargado—se quejó Naruto.

—¡Naruto! —le llamó la atención Sakura.

—Y tú eres un idiota que lo único que sabe hacer es fastidiarme—se tornó agresivo.

—Sasuke…—dijo Sakura sorprendida por la abrupta respuesta.

Naruto se quedó bastante sorprendido, comprendiendo que debía guardar silencio porque su amigo no se encontraba en un buen día, aunque ese día fuera su cumpleaños. No estaba para nada feliz y hablar sobre una fiesta o cualquier celebración parecía ponerlo de mal humor desde aquel fatídico día. Era el primer cumpleaños sin sus padres y era comprensible que se pusiese de esa forma- Aunque habían intentado sin éxito evitar algo por el estilo, no estaban tan acostumbrados a que debían ser prevenidos con cada cosa que dijesen, y más en un día como ese, por temor a hacer sentir mal a su amigo o incomodarlo.

Naruto no se había sentido para nada bien con aquella respuesta, pero era comprensible. De hecho, se había molestado consigo mismo por insistir y terminar enfadando a Sasuke. Lo que menos deseaba ese día era hacerlo sentir mal. A veces, no controlaba su boca e iba más rápido esta que su cerebro. Quería remediar lo que había hecho.

—Lo siento, Sasuke. Tienes razón—le dijo cabizbajo.

Sasuke lo miró de reojo después de oír esa disculpa y solamente se limitó a continuar caminando en silencio. Se había sentido muy mal por tratar así a sus amigos, y más aún a Naruto. Sabía que trataban con todas sus fuerzas de hacer como si nada hubiese ocurrido y de hacer parecer el día un cumpleaños normal para que él no prestase atención a su tragedia, pero eso último era una tarea imposible.

Continuaron caminado en silencio, ya que no era una buena opción seguir hablando. Aunque parecía desde afuera un ambiente tenso, Naruto había entendido muy bien las acciones de Sasuke y sabía que éste lo había perdonado al mirarlo de reojo y no decirle más nada. Sakura también entendía bastante bien la situación y todos sabían que había paz entre ellos, que todo estaba bien, como siempre.

En un momento, de repente, Naruto comenzó a lanzar comentarios al azar sobre algunos profesores y recibía respuestas de Sakura sobre lo mismo, algunas risas de parte de ambos como si nada hubiese pasado, tratando de lanzar comentarios indirectos para llamar la atención de Sasuke, pero éste prefería mantenerse al margen para que nada se complicase, aun así, estaba más que a gusto con todo ese ambiente nuevo y alegre que se había formado y dibujó una media sonrisa en su rostro, dándoles a entender que todo estaba bien.

Mientras los otros dos reían, Sasuke comenzó a sentir un poco más fuerte el sentimiento de culpa por haber insultado a Naruto. No había tenido derecho alguno a tratarlo de esa forma y eso era lo que precisamente estaba pensando, pues Naruto también había pasado por algo similar: sus padres también habían sido asesinados cuando él apenas había sido un pequeño de pocos días de nacido y había tenido que crecer en un orfanato, pues los únicos familiares que le habían quedado, sus tíos, no habían podido hacerse cargo de él. A veces, Sasuke en sus enojos pensaba que la situación de ambos no era la misma, pues Naruto nunca había tenido los lazos familiares que él sí había formado y que habían sido cortados abruptamente, pero luego reflexionaba y sabía que tal vez era peor el sentimiento de soledad y aún más asfixiante que el sentimiento que él tenía cuando extrañaba a sus padres. Al menos, él los había tenido. Naruto, por otro lado, vivía con una incertidumbre y una soledad agobiante que solamente calmaba cuando estaba con sus amigos. Realmente, sentía que era el único que podía comprenderlo y eso era algo que lo hacía sentir reconfortado cuando estaba a su lado.

Llegaron a la escuela y la primera clase, para Naruto, era la más aburrida: matemáticas, a cargo de Iruka sensei.

—Ay… les juro que, si me tengo que aguantar sí o sí estas dos horas con Iruka sensei, me mato…—dijo Naruto recargando sus brazos y su cabeza sobre la mesa muy agobiado.

La clase aún no había comenzado, pues Iruka sensei todavía no había llegado, pero estaba a punto de llegar. Todos los estudiantes estaban allí acomodados en sus lugares. Sasuke se había sentado detrás de Naruto y Sakura en una mesa sola, como casi siempre.

—Ya deja de quejarte, Naruto. Las clases de Iruka sensei no siempre son tan aburridas—comentó Sakura.

—¿Qué dices, Sakura? Iruka sensei jamás dio una clase interesante. Esto es horrible…  Odio los miércoles y es muy temprano como para empezar a estas horas de la mañana con matemáticas—volvió a quejarse mientras bostezaba.

—Si sigues de esta forma, jamás lograrás pasar de año, Naruto. Tus notas son un asco—lo regañó.

—Si tú me ayudaras, sería otra cosa, ¿no crees, Sakura? Pero tú no quieres ser mi profesora privada—le sonrió algo travieso.

—Ni sueñes que voy a hacer eso. Además, tú eres tan tonto que nunca entiendes nada de lo que te explico cuando hacemos la tarea, tarado—respondió enfadada.

—Hola—dijo Sai acercándose a la mesa donde estaba sentado Sasuke.

Los dos voltearon a verlo, excepto Sasuke. Él sólo se limitó a mirarlo de reojo e ignorar su saludo. Estaba muy distraído mirando por la ventana del salón hacia la calle.

—Hola, Sai—saludó Sakura.

—Hola, ¿qué hay? —saludó Naruto.

—Sasuke, ¿crees que podría sentarme a tu lado, compañero? —preguntó amablemente.

—Como quieras—respondió simplemente sin mirarlo.

—Gracias—le sonrió cálidamente y se sentó a su lado.

Sai sacó un libro de su mochila tratando de ser discreto y de que los demás no se dieran demasiada cuenta de qué era, pero en la tapa se leía: “Guía para la buena amistad en tiempos difíciles”. Se fue rápidamente hacia una página que tenía marcada en el capítulo cuatro que se titulaba: “Cómo actuar con un amigo en una fecha especial si éste ha perdido a un ser querido”. Se detuvo a leer brevemente lo que, obviamente, había estado leyendo muchas veces antes para poder memorizarlo y, finalmente, guardó el libro como si nadie se hubiese dado cuenta, pero todos lo estaban mirando, hasta Sasuke de reojo pensando en qué planeaba Sai y los otros dos estaban muy preocupados porque no metiera la pata.

—Sasuke—lo nombró finalmente.

Naruto y Sakura estaban aterrados. Sasuke pasó a verlo con más atención girando su rostro hacia él, pero sin dejar de tener su cabeza recargada en la mano y el codo apoyado en la mesa.

—Me enteré por medio de un pájaro de que hoy es tu cumpleaños. Quería desearte que tengas un feliz cumpleaños—le sonrió cálidamente.

Sasuke levantó una ceja mientras lo miraba sabiendo que en eso no se quedaría Sai y que algo más iba a soltar, pero se lo había estado esperando desde el momento en el que Sai había dicho: “Me enteré por medio de un pájaro de que hoy es tu cumpleaños”. Sakura y Naruto estaban sudando frío esperando lo peor.

—Sé que, en situaciones así, puede ser difícil una fecha como ésta, pero llegará el día en que puedas superarlo con la ayuda de buenos amigos—finalizó poniendo una mano sobre el hombro de Sasuke y dedicándole una sonrisa cálida.

A Sasuke le dio un pequeño tic en el ojo por el hecho de que Sai tocara su hombro después de decir eso, pero, finalmente, comprendió que más no se podía esperar de ese chico pálido.

—A veces, no sé quién es más tonto… si tú o Naruto—mencionó Sasuke para después volver a mirar por la ventana.

—¡Oye! Yo no tengo nada que ver con este, que ni siquiera sabe cuándo debe llorar y cuándo debe reírse. Es capaz de reírse en un funeral y llorar en una fiesta—se quejó Naruto por el comentario de Sasuke.

Sai no entendió muy bien lo que Naruto había dicho y tampoco la reacción de Sasuke.

—¿Acaso… dije algo malo? —preguntó Sai inocentemente.

—No tanto como malo, pero sí inapropiado, como siempre, pero no importa—le respondió Sakura.

—Te traje un regalo, Sasuke—le dijo Sai comenzando a hurgar en su mochila.

Naruto y Sakura estaban curiosos y bastante asustados por lo que fuera el regalo. Sasuke lo volvió a mirar de reojo y, por dentro, estaba bastante sorprendido de la actitud de Sai. Se conocían bastante poco y era muy raro que él estuviese tomándose tantas molestias por un completo desconocido como él.

Sai finalmente sacó una carpeta que, al abrirla, estaba repleta de lo que parecían ser dibujos, pero poco pudieron ver las miradas atentas, pues las manos de Sai fueron muy rápidas y apenas habían podido distinguir que se trataban de muchos dibujos. Sai sacó uno solo y se lo tendió a Sasuke volteado para que no lo viese aún. Sasuke lo tomó suspirando profundamente, volteó el papel de canson y pudo ver un dibujo perfectamente hecho, tanto que parecía una fotografía de él mismo sentado junto a la ventana como siempre lo veía todo el mundo.

—Espero que sea de tu agrado. La verdad es que no sabía qué podría regalarte, porque no conozco tus gustos y pensé que un dibujo podía gustarle a cualquiera. El problema era que tampoco sabía qué dibujar, así que, simplemente, te dibujé a ti de la forma en la que te veo siempre—le regaló una cálida sonrisa.

—No debiste haberte molestado—dijo simplemente Sasuke observando con asombro interno lo bien hecho que estaba.

La verdad era que se había sentido muy halagado con ese dibujo y que hasta le había gustado muchísimo.

—Está super genial—comentó Naruto muy asombrado.

—Sí, te salió a la perfección—lo imitó en asombro Sakura.

—Sí, dibujas bastante bien. Me gustó—hizo un pequeño silencio después de decir eso y volteó hacia la ventana—Gracias.

Siempre había sido muy orgulloso, pero agradecer era lo menos que podía hacer después de tan increíble regalo, aunque le seguía pareciendo muy extraño el hecho de que Sai se hubiera tomado demasiadas molestias por alguien que apenas conocía.

—Muy bien, chicos. Ya estoy aquí—dijo Iruka sensei apoyando su portafolios sobre el escritorio.

—Ay, no… ya está aquí…—dijo muy agobiado Naruto—Mi infierno ha comenzado…

—Ya deja de quejarte y ser tan fastidioso—le dijo Sasuke.

—Matemáticas es una materia muy interesante, pero, personalmente, prefiero Arte—comentó Sai.

—Ah, ¿sí? Nadie te preguntó—le dijo Naruto con fastidio.

—Ay, ya basta, Naruto. Siempre estás tratando mal a Sai—lo regañó Sakura.

Sasuke no había estado prestando para nada atención a sus compañeros después de su comentario a Naruto, se había dedicado a perderse entre el caminar de las personas que pasaban por la calle y la brisa que arrastraba las hojas secas de la acera. Deseaba con toda su alma estar allí afuera y no encerrado en la escuela perdiendo el tiempo. Quería ir afuera a buscar al asesino de sus padres, pero sabía que la escuela era un paso más para poder conseguir ese objetivo, aunque fuese un camino lento.

Aquellas dos horas se pasaron volando para Sasuke entre miles de pensamientos. Casi no se había movido de su postura y rara vez había respondido las preguntas del profesor. No había anotado nada en sus hojas durante toda la clase y no había recibido ninguna pregunta por parte de sus amigos, pues sabían lo que le sucedía y no deseaban molestarlo si deseaba estar más sólo que acompañado.

Para Naruto, las horas habían pasado tan lento que tenía las uñas clavadas en la mesa con desesperación y había estado molestando a Sakura cada cinco minutos preguntando la hora para saber cuánto faltaba para que la campana sonara e irse al recreo a comer algo. En ese momento, tenía los pelos de punta y apretaba los dientes cuando la campana sonó.

—¡POR FIN! —gritó mientras se levantaba de la silla casi tirando la mesa al suelo.

Sakura se avergonzó y molestó muchísimo por eso, pero nada podía hacer. Siempre era lo mismo con él. Iruka sensei lo miró con molestia y resignación, pues era lo mismo de siempre.

—Bueno, tendremos que seguir la próxima clase—anunció—No olviden hacer sus deberes y, en especial, tú, Naruto. Hoy no me has entregado nada y eso te juega en contra. Estás en la cuerda floja—le dijo a Naruto acercándose a él.

—¿A quién le importa eso ahora? Tengo tanta hambre que me comería un puerco entero—le dijo saltando sobre la mesa y salió corriendo hacia afuera.

—¡NARUTO! —gritó Iruka sensei con una vena en la frente a punto de estallarle.

Todos habían tomado sus cosas y las habían guardado en su mochila para dejarlas en su lugar y, entonces, habían salido del salón de clases. Sasuke se había demorado más en hacer esas acciones tan simples. Estaba bastante distraído y de mal humor, más que otros días.

Sakura, Sai y Sasuke se habían dirigido al patio y estaban bajo un árbol. En realidad, Sasuke había elegido ese lugar sin haber seguido a nadie, pero los demás lo habían seguido a él. Después llegaron Shikamaru, Shino, Kiba y, por último, Naruto, quien venía con un sándwich en la mano, el cual había ido a comprar a la cafetería de la escuela.

—Naruto, son las nueve de la mañana. ¿Shizune no les dio el desayuno o qué? —preguntó Sakura.

—Lo hizo, pero me dio hambre otra vez—respondió felizmente dándole una gran mordida al sándwich.

Sasuke lo miró de reojo cuando hizo eso. Le había parecido muy tierno todo lo que hacía, el cómo comía, sus respuestas y el hecho de que siempre parecía estar con hambre, y eso lo había hecho sonreír un momento, pero, rápidamente, le quitó la mirada de encima. Estaba recargado en aquel árbol a unos cuantos centímetros separado de los demás, que estaban reunidos allí.

—Y… ¿Qué cuentan, chicos? —preguntó Kiba a modo de saludo.

—Aquí estamos, aburridos—respondió Naruto—Venimos de tragarnos dos horas con Iruka sensei.

—Qué fastidio… Nosotros nos tragamos dos horas con el raro de biología—comentó Shikamaru—Él y su asistente son bastante insoportables.

—Nosotros tenemos con Kakashi sensei en la próxima hora y es bastante interesante la clase que nos traerá—comentó Sai.

—Kakashi es un fastidio… Siempre está metido en sus novelas raras y nos recomienda leer cosas súper aburridas todo el tiempo. Hay veces en las que deseo suicidarme—dijo Shikamaru suspirando profundamente.

—No me parece tan malo y las lecturas que nos recomienda a nosotros, para mi persona, son muy interesantes—agregó Sai con una sonrisa cálida.

—Todos son aburridos y viejos—dijo Naruto—En especial, el profesor de biología, además de que es muy raro y algo tenebroso, al igual que su asistente. Pero… más raro y escalofriante es… Yamato sensei, él sí da miedo…—sintió un escalofrío al nombrarlo.

—Sí, Yamato sensei puede ser bastante aterrador cuando no llevamos la tarea hecha y nos amenaza cuando nos da tarea para que la traigamos hecha—comentó Kiba—No me gustaría quedarme con él en verano realizando clases extra o exámenes de verano. Eso puede ser muy peligroso.

—No creo que sea tan malo—dijo Sakura.

—He oído que puede ser lapidario con los exámenes de verano—comentó Shino con su voz algo tenebrosa como narrador de cuentos de terror—Los estudiantes suelen salir traumatizados y temblando, blancos como un muerto… Seres a los que les arrancaron el alma—finalizó dramáticamente.

Todos, excepto Sasuke, lo miraban con la cara pálida y aterrados por su comentario.

—C-Creo que no deseo reprobar geografía este año—dijo Kiba bastante asustado.

—Ni yo… pero mis notas están muy feas—dijo Naruto aterrado.

—Qué bueno que a mí me va bien en todo—dijo Sakura aliviada.

—Y a mí. No querría quedarme con ese loco en verano. Sería un fastidio…—agregó Shikamaru.

—Mis notas son sumamente perfectas, como las alas de una maravillosa mosca—dijo Shino.

Todos quedaron con una gotita en sus cabezas mirándolo.

—Ah, por cierto. Sé que hoy es tu cumpleaños, Sasuke. Espero que la pases bien—le dijo Kiba.

—Sí, pásala bien, amigo—le dijo Shikamaru—De todas formas, creo que, para mí, en un día como el de cumpleaños, es un fastidio que todos estén saludándote.

—Eso mismo creo—dijo Sakura haciéndoles una señal para que se callaran y todos entendieron enseguida.

—De todas formas, no quiero dejar de desearte un agradable día al menos—le dijo Shino.

—Hum…—respondió simplemente Sasuke.

Aunque, por momentos, dejaba de prestar atención a la conversación de sus compañeros, en los momentos en los que atendía a lo que decían, le parecía confortable sentir que no estaba tan solo y el ruido de conversaciones banales, sin sentido, le lograba aliviar el dolor que tenía en su interior, pero decidió apartarse un poco para alejarse de tanta charla y caminar solo un rato por ahí. Ya había tenido su cuota diaria de compañeros ruidosos.

—Voy a dar una vuelta por ahí—anunció comenzando a irse.

—¿Todo está bien, Sasuke? —se preocupó Sakura.

—Sí, ustedes continúen hablando. Solamente quiero estar solo un rato. No te preocupes—le dedicó una media sonrisa que sólo ella pudo ver, haciendo que se sonrojase.

Caminaba por los pasillos de la enorme escuela y se había dirigido escaleras arriba hacia el segundo piso. Recorría los pasillos de ese lugar poco explorado, pues la mayoría de las clases las tenía siempre en el primer piso. Distraído, caminaba entre muchos estudiantes. Sin observar a ninguno, iba perdido en sus pensamientos cuando algo lo interrumpió.

—Joven Sasuke—oyó una voz familiar entre la muchedumbre que le provocaba escalofríos.

Se detuvo en ese momento, miró hacia su costado y pudo verlo ahí, recargado al lado de la puerta de un salón de clases, tan elegante como siempre y con sus aires de superioridad que llenaban cada rincón de aquella enorme institución. Sabía que se trataba de él desde antes de oír su voz, pues su colonia se había percibido desde que había ido por la mitad de aquel pasillo. Solamente necesitaba oír esa voz para saber con certeza que se trataba de…

—Orochimaru sensei—lo nombró.

En ese momento, se quedaron mirando el uno al otro directamente a los ojos. Parecía que el tiempo se había detenido, al menos, para Sasuke. Todos los estudiantes habían comenzado a caminar en cámara lenta para después detenerse por completo y desaparecer de la escena. Se encontraban solos en aquel pasillo, mirándose a los ojos como si nunca más pudiese tener esa oportunidad. Orochimaru tenía una sonrisa ladina dibujada en el rostro y Sasuke estaba con su expresión tan seria, pero, por dentro, su mundo había cambiado completamente y no entendía por qué. Las sensaciones que tenía en su interior eran bastante parecidas a las que sentía cuando miraba a Naruto a los ojos, pero, cuando miraba a Orochimaru, eran doblemente intensas y casi imposibles de controlar.

—Ven, Sasuke—le hizo una señal con su mano para que se acercase.

Sasuke decidió ir con él y Orochimaru abrió la puerta de ese salón de clases que se encontraba vacío. Sasuke entró y Orochimaru entró después, cerrando la puerta detrás de él y echando llave, pues era el director de aquella escuela y tenía la llave de todos los salones.

—¿Qué es lo que necesita de mí, Orochimaru sensei? —preguntó estando parado cerca del escritorio de espaldas al director.

—Qué casualidad encontrarte por este piso en horarios de recreo, Sasuke. ¿Te aburriste de tus amigos? —le preguntó recargándose al lado de la puerta.

—Supongo, sólo daba una vuelta—respondió simplemente.

—Entiendo… Tengo entendido que hoy es un día muy especial—comentó.

—Sí, es mi cumpleaños—le dijo volteándose para mirarlo.

—Qué interesante—no pudo evitar relamerse los labios descaradamente delante de Sasuke.

No entendió el por qué, pero esa acción le causó un escalofrío y una sensación indescriptible de placer que hizo que tragara saliva tratando de controlar cualquier impulso inapropiado. El aroma irresistible de la colonia del director había impregnado todo el salón y sus ojos se habían humectado tanto por el agrado del ambiente que apretaba sus puños teniendo las manos dentro de los bolsillos de su pantalón.

—Entonces, te felicito y deseo que tengas… un día maravilloso—comenzó a acercarse lentamente.

Sasuke siempre había tenido estas extrañas sensaciones desde que había conocido al director, pero nunca habían sido tan intensas o algo imposible de ignorar como lo eran desde hacía dos años. Parecía algo inevitable al ver a ese hombre tan elegante, sofisticado, y esas miradas que siempre le lanzaba, esas acciones… como si tuviese ganas de devorarlo, aunque parecía que lo hacía con la mirada.

Se había quedado en silencio tras la felicitación, pero tenía una pequeña duda.

—Noté que cerró con llave en cuanto entró, ¿por qué?

—Quiero que tengamos privacidad y que nadie nos interrumpa, solamente eso—respondió quedando cerca del jovencito, pero no lo suficiente como para que sospechase.

Orochimaru lo miraba como si fuese un león enjaulado observando a su presa que no podía alcanzar. Lo penetraba con su mirada dorada, socavando esa mirada azabache que parecía enloquecerlo a cada segundo que pasaba.

—¿Para qué? —preguntó y su respiración se tornó agitada sin comprender por qué.

—Eres un jovencito que me interesa mucho, Sasuke—extendió su mano como para tocar el blanco rostro de Sasuke, pero no lo hizo.

Ante ese acto que Orochimaru había hecho, la piel de Sasuke se estremeció intensamente anhelando ese contacto del que su sensei lo había privado al reprimirse.

—Y usted es muy curioso—le respondió sintiendo necesidad de morderse el labio inferior, pero se reprimió.

—¿Qué cosa te parece curiosa de mi persona? —le preguntó inclinándose un poco para llegar a la altura del joven que era unos centímetros más bajo que él, quedando más cerca de su rostro cuando dio un paso más hacia adelante.

—¿Me va a decir para qué me llamó y me encerró aquí? —esquivó la pregunta con otra.

—Por la forma en la que miras y en la que no has insistido para irte al darte cuenta de que no te quería para nada que tuviese que ver con tu desempeño académico y encerrándote aquí, diría… que deseas lo mismo que yo y por eso entraste aquí, ¿verdad? —le dijo, haciendo que todo el cuerpo de Sasuke se estremeciera con esa respuesta tan ingeniosa, desenmascarándolo.

El perfume que emanaba Orochimaru cada vez se le hacía más insoportable e intenso, nublando su razón y paralizando todo poder de autocontrol. Se llevó una mano a su rostro para cubrirlo y hacía un enorme esfuerzo para que no le temblara el pulso.

—Tal vez—dibujó media sonrisa en su rostro.

En ese momento, todo desapareció… Sus problemas se habían esfumado y ya nada más le preocupaba.

Sin pensarlo dos veces, casi al mismo tiempo, ambos se lanzaron sobre los labios del otro, atacándose como dos fieras hambrientas deseando devorar a su presa hasta los huesos. Sasuke había rodeado el cuello de Orochimaru enterrando sus dedos en los cabellos negros de éste y su sensei había hecho un agarre perfecto a su cintura pegándolo a su cuerpo lo más que se pudiera, deseando consumir cada parte del ser de aquel jovencito en las llamas que lo abrazaban a él mismo. No pudo resistirse por mucho tiempo más y empujó a Sasuke sobre el escritorio y llevó sus manos a la camisa del jovencito para comenzar a desabotonársela con desesperación mientras que Sasuke lo había comenzado a despojar de la chaqueta del traje negro que Orochimaru llevaba sin despegarse de los labios del mayor como si éstos fuesen ambrosía.

Orochimaru decidió separar sus labios de los del jovencito un momento para poder tomar aire, pues la desesperación que tenía los dejaba sin aliento, como si estuviesen haciendo ejercicio.

—Sasuke…—pronunció agitado—Te deseo…

Sasuke se detuvo a mirarlo por unos instantes estando sentado sobre el escritorio, con la camisa completamente desarreglada a medio desabotonar mostrando su pecho y parte de su vientre. No dudó en lanzarse nuevamente a los labios del mayor mientras intentaba con inexperiencia y desesperación desabotonar su camisa para comenzar a tocar esa piel grisácea y un tanto fría que parecía enloquecerlo aún más con esos detalles.

Era una rara obsesión que tenían el uno con el otro; obsesión que Orochimaru se había tomado el tiempo de implantar en Sasuke hasta lograr atraparlo, pues, desde que lo había visto, no había dejado de pensar que debía ser solamente para él, le costara lo que le costara, y sí que le había costado. Varios largos años, exactamente desde que Sasuke tenía unos doce años. No había sido fácil, pero ahora estaba frente a él, besándolo desbocadamente como si intentara devorarlo y luchando con desesperación para desabotonar su camisa y tocar su gris piel.

Sasuke sentía que, cuando estaba en presencia de Orochimaru, no había nada más que deseara hacer, que le daba todo lo que necesitaba y amaba cuando éste lo llamaba a la dirección para hablar sobre asuntos académicos absurdos, como si fuese sólo una excusa para verlo, pero eso era precisamente lo que deseaba: verlo. No le importaba que fuese el director, varios años mayor que él y a lo mejor desease solamente su cuerpo. Lo único que le interesaba era que él también deseaba verlo y tenerlo, pero esta era la primera vez que se animaba a una cosa así. Estaban llegando más lejos que otras veces, pues, en otras ocasiones, sólo había habido acercamientos momentáneos sin contacto alguno que habían dejado con ganas de más, pero, esta vez, era algo soñado que sólo se encontraba en sus fantasías más íntimas y se estaba cumpliendo. No había estado al cien por ciento seguro antaño de que Orochimaru lo deseara, pero lo intuía o tal vez lo sabía, pero se había dicho a sí mismo que era imposible, pero, desde ese día, tenía la certeza.

Estaban haciendo algo prohibido e imposible, pero era algo que lo alejaba de la realidad asquerosa que lo rodeaba día a día desde que sus padres habían muerto y, si Orochimaru era capaz de hacer eso, no tenía ningún remordimiento ni problema en entregarse completamente a él.

Orochimaru mordió suavemente el labio inferior de Sasuke, haciendo que éste le clavara una mirada intensa en esos ojos dorados, provocándolo aún más. El mayor pasó a morder su mejilla tierna, suave y blanca y se deslizó con su lengua por ella hasta llegar al cuello de Sasuke, haciendo que éste se estremeciera a más no poder. Orochimaru sentía que la piel del jovencito estaba ardiendo y eso hacía que no pudiese resistirse a morderla suavemente por la zona del cuello con cuidado de no hacer que se quedara ninguna marca luego mientras que había comenzado a acariciar suavemente con las yemas de los dedos aquel caliente y blanco vientre subiendo lentamente hasta el pecho de ese jovencito que se encontraba suspirando mientras se estremecía con el contacto de aquellas frías manos. Sasuke se había dedicado a recorrer con sus dedos lo que podía de aquella gris piel mientras terminaba de desabotonar con torpeza aquella blanca camisa, pero obtuvo ayuda de Orochimaru para lograr su cometido, pues éste se había terminado de desabotonar la mitad de los botones para que Sasuke dejase de estar tan desesperado y entrase en frustración. El jovencito quería despojar al mayor de aquella camisa llevando las manos a sus hombros y hacer que la prenda se deslizara por sus brazos dejando media espalda desnuda, pero Orochimaru tomó de repente las manos de Sasuke y separó el rostro de su cuerpo. En ese instante, sonó la campana de final de recreo. Se había detenido justo a tiempo, como si hubiera tenido perfectamente calculado el tiempo para llevar a cabo su cometido.

—¿Por qué te detienes? —le preguntó Sasuke estando completamente agitado.

—Arréglate. Debes volver a clase—se separó de él.

Orochimaru había comenzado a arreglarse la camisa, abotonándola y comenzando a lucir más arreglado de lo que había estado cuando Sasuke lo había estado desvistiendo. Se colocó la chaqueta del traje y adoptó la presencia ordenada que había tenido previo al encuentro, todo eso ante la mirada atenta y frustrada de Sasuke, quien no se había movido ni por un instante para arreglarse la ropa.

—¿Y por qué? Eres el director, puedes dar alguna excusa. No sé… Si no nos encuentran, di que me atrapaste haciendo alguna estupidez y me estabas regañando—expresó intentando convencerlo de que se quedara.

—Las cosas no funcionan de esa forma—le respondió.

—Entonces… ¿Por qué demonios es que hicimos esto? ¿Te arrepientes? —se estaba empezando a molestar y a sentir bastante mal.

—Sasuke…—se acercó de nuevo a él estando escasos centímetros de su rostro sosteniendo su barbilla con el dedo índice—Podemos hacer esto las veces que quieras, pero… Ahora debes volver a clase—le explicó antes de separarse y dirigirse hacia la puerta.

Se recargó al lado de la puerta y esperó a que el jovencito de ojos negros comenzase a arreglarse. Sasuke abotonó su camisa, se ajustó un poco más la corbata y caminó hasta quedar frente a Orochimaru. Estaba algo molesto, frustrado, pero entendía la situación. Orochimaru se dispuso a abrir con la llave la puerta y dio paso a Sasuke quedándose al costado de la puerta haciendo un ademán para que saliese.

—Joven Uchiha—le dijo dibujando media sonrisa.

—Orochimaru sensei…—le dijo sin mirarlo saliendo del salón como si nada hubiese pasado.

Notas finales:

Por favor, déjame tu comentario, vota y sigue mi historia en caso de que te haya gustado. Hazme saber tu opinión con un comentario, como antes mencioné.

El capítulo I estará dividido en tres partes, ya que me emocioné y escribí uno de casi cuarenta páginas, así que estará dividido en primera, segunda y tercera parte. Trataré de subir con regularidad más capítulos, pero necesito de tu ayuda para sentirme motivada.

¡¡Gracias por pasar a leerme, Dattebayo!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).