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Seduciendo a un vago. por RLangdon

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Resopló indeciso al ver al Uzumaki comiendo animosamente dentro de Ichiraku. Lo había estado buscando por la aldea después de que el hiperactivo rubio se fuera corriendo.
 
Shikamaru caminó de un extremo a otro, sin atreverse a ingresar al local. Primeramente porque su comportamiento distaba mucho de ser el usual. Estaba actuando raro, y lo sabía, pero no podía controlar el rumbo de sus pensamientos, o su desaforado ritmo cardíaco cada vez que pensaba en Naruto. 
 
En segunda, no podía simplemente ir delante de él y pedirle directamente una cita. Se vería extraño. Sobretodo porque previamente le había ayudado en los exámenes. No quería, por tanto, que Naruto creyerá que intentaba cobrarse su ayuda de alguna manera. 
 
-Que fastidio- murmuró, cruzando los brazos detrás de su cabeza. Se hacía tarde y no era capaz de tomar una desición. 
 
Quizá Temari tuviera razón después de todo. Era un completo idiota cuando se trataba de cuestiones sentimentales. 
 
Finalmente, se obligó a abandonar tan frivolas y arbitrarias divagaciones para entrar al restaurante. 
 
Su mirada se encontró con los tres individuos sentados junto a la barra. El primero era Naruto, pero no estaba solo como Shikamaru había supuesto inicialmente. Acompañando al rubio se encontraban sus dos compañeros de equipo en los exámenes chunnin. Shikamaru los recordaba vagamente. La chica entusiasta de Takigakure. Fu. Y el serio shinobi a su lado, procedente de Kirigakure. Utakata.
 
Era simplemente genial. Ahora no podría acercarse a Naruto. Si no se atrevía creyendolo solitario, mucho menos sabiendolo en compañia de alguien.
 
-Shikamaru. Toma asiento.
 
La animada voz de Áyame, lo hizo desistir en su intento frustrado por retirarse. 
 
Shikamaru miró hacia un lado, rascandose la punta de la nariz con nerviosismo cuando Naruto se giró en el banquillo para mirarlo.
 
-Shikamaru- saludó animado mientras terminaba de sorber los fideos.
 
Por toda respuesta, el aludido alzó una mano. Tuvo que sentarse junto a Utakata cuando las miradas del resto de comensales se posaron en él.
 
Era incómodo. Problematico, y un fastidio. Pero igualmente ordenó un tazón de ramen y procuró no mostrar demasiado interes en la conversación que sostenía Naruto con Fu.
 
-Juntos hacemos el mejor equipo. De veras- expresaba un entusiasta Naruto, recibiendo firmes asentimientos de parte de la fémina a su lado. 
 
-Pero aún no entiendo...- fue el turno de Utakata por interferir en la plática.
 
Shikamaru recibió su orden, y miró su contenido de mala gana. En realidad no tenía hambre, y tampoco le apetecía el ramen. 
 
-¿Cómo anticipaste la trampilla en la última prueba?
 
Terminando de enrollar los fideos en los palillos, Shikamaru detuvo en seco su movimiento. Oyó la risa nerviosa de Naruto y lo supo inmediatamente en problemas.
 
-Pues yo...a decir verdad...
 
-Naruto es bastante intuitivo- comentó el Nara tranquilamente mientras saboreaba el primer bocado. Notó la mirada de los ahí presentes en su persona y una sensación desagradable lo inundó.
 
No es que se arrepintiera de haber ayudado a Naruto. Para nada, simplemente le molestaba su propia actitud. Primero había buscado y seguido al rubio por toda la aldea, después había intentado abordarlo infructuosamente en el restaurante y ahora estaba de entrometido en conversaciones que lo involucraban, más no le concernían. 
 
Le gustaba mantener el perfil bajo y pasar mayormente desapercibido, pero actualmente acababa de volverse (Inconscientemente) el centro de atención en el lugar.
 
Tan imprudente...
 
-¿Ustedes dos se conocen?- preguntó Fu, curiosa.
 
Naruto sonrió mientras asentía firmemente.
 
-Shikamaru y yo asistimos a la academia en el mismo salón. Él siempre era muy flojo y yo me quedaba dormido a mitad de la clase, entonces...
 
Una vez que Naruto empezó a hablar, nadie lo pudo callar. Contó detalladamente algunas de sus aventuras. Y la precisión de los hechos era tal, que incluso Shikamaru se sintió deslumbrado. No creía que Naruto recordara tan bien acontecimientos que habían tenido lugar varios años atras. 
 
Sus escapes durante las clases. Los problemas en los que solían meterse debido a sus travesuras. 
 
Para cuando quiso darse cuenta, ya había oscurecido.
 
Utakata había abandonado el restaurante minutos antes. Y Fu se levantó cuando Naruto terminó de relatar su última aventura. Ambos se habían llevado tan bien, congeniaban por su grado de empatía, entusiasmo y optimismo. Shikamaru lo había notado desde el comienzo. E incluso albergaba dudas al respecto.
 
-Nos veremos en la última prueba, Naruto- se despidió la chica, antes de salir de Ichiraku.
 
Shikamaru bostezó, se sentía repentinamente agotado. No entendía de dónde sacaba tanta energía Naruto.
 
-Shikamaru ¿Puedes venir conmigo?
 
El récien nombrado abrió un párpado y notó hasta entonces que había estado a nada de quedarse dormido en la barra. Después de pagar, ambos salieron. Shikamaru sentía curiosidad por el comportamiento de Naruto. Aún asi lo siguió en silencio, con las manos en los bolsillos y expresión cansina. No quería evidenciar lo bien que le sentaba saber que al fin se encontraban solos.
 
¿Y para qué?
 
Era un cobarde. Ni siquiera podía expresarle abiertamente lo que sentía. Era como si una barrera se lo impidiera.
 
Cuando llegaron a los monumentos de los Hokages, Naruto se detuvo. Shikamaru lo imitó, visiblemente confundido cuando el rubio empezó a trepar la escalera.
 
Optó por seguirlo una vez más. Allí estaban, en lo más alto del monumento central. La brisa nocturna soplaba con fuerza.
 
-¿Recuerdas cuando el viejo Hiruzen nos atrapó la primera vez?- inquirió Naruto, dejando escapar una risa ante el recuerdo. La cinta de su bandana ondeaba con el viento. 
 
Shikamaru se recargó a su lado en la pared de piedra, cruzó los brazos sobre su pecho y, por unos segundos, cerró los ojos, abstraído en aquellas remembranzas.
 
-¿Cómo olvidarlo? Nos castigaron una semana entera después de clases. Teníamos que venir a pintar el grafitti.
 
Una vez más, Naruto empezó a reir. Lo hizo con tal jocosidad, que Shikamaru no pudo evitar sentirse contagiado. 
 
Entonces lo supo finalmente. 
 
Aquel sentimiento tan cálido en su pecho. Estaba enamorado de Naruto. 
 
Dejó de reir y se recostó boca arriba. Luego abrió los ojos para observar la inmensa boveda celeste sobre sus cabezas. 
 
Como le gustaba observar las nubes por las tardes y verlas desplazarse por la inmensidad del cielo. Y por la noche, ninguna vista era mejor que la de aquel manto plagado de titilantes estrellas. 
 
A veces se preguntaba si ellos mismos no serían vistos como estrellas desde alguna otra parte.
 
-Naruto- lo llamó sin apartar la mirada del cielo.
 
Naruto se recostó prontamente a su lado para hacerle compañia.
 
-¿Si?
 
El Nara inspiró profundamente, tratando de darse valor para decirselo. Entonces Naruto se incorporó sobre sus codos para verlo más de cerca.
 
-Olvidé agradecerte por tu ayuda en los examenes. De no ser por ti, habría tenido que esperar otro año.
 
Shikamaru tragó pesado.
 
-No fue...
 
-¿Alguna vez has besado a alguien, Shikamaru?
 
La pregunta lo tomó desprevenido, pero era el nerviosismo debido a la cercanía del rostro de Naruto, lo que le impedía procesar nada.
 
-No- admitió, resignado. No tenía caso preguntarle a Naruto porque sabía de sobra la respuesta. 
 
Pero entonces ocurrió lo insólito. La tibieza de los labios del rubio sobre los suyos. Shikamaru sintió una potente descarga de adrenalina cuando cayó en la cuenta de lo que pasaba. Cerró lentamente los ojos y se levantó un poco para tomar a Naruto del rostro y proceder a besarlo igualmente.
 
Estuvieron varios minutos intercambiando besos. Naruto volvió a recostarse al lado del Nara y, poco a poco, sus manos se entrelazaron mientras contemplaban el firmamento sobre ellos.
 
-Me gustas, Naruto.
 
Naruto sonrió ante la confesión.
 
-Creí que nunca lo dirías.
 
Confundido, Shikamaru ladeó el rostro para verlo a los ojos. Naruto estaba sonriendo al máximo.
 
-Temari- dijo, encogiendose de hombros.
 
Shikamaru suspiró antes de animarse a besarlo una vez más.
 
Tenía una vida muy problematica junto a personas problematicas. 
 
Al menos, se sabía correspondido.  
 

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