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Mi vida sin Paolo por Cat_GameO

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Notas del capitulo:

¡Hola a todos por aquí! Espero que se encuentren muy bien.

Les comparto el siguiente capítulo.

La única adverntecia que hay para este capítulo es el uso (abuso) de sustancias alcohólicas. Recuerden que el alcohol con moderación es algo disfrutable.

¡Espero que lo disfruten!

Capítulo 5: 


El Café-Bar ‘Hell-Ground’ de la Ciudad Cristal-Centro


 


Por fin un nuevo compañero ha llegado al apartamento y su nombre es Rodrigue; a pesar de la poca información que tienen de él, Fernando y Héctor esperan que todo siga un curso ordinario. Su vida junto a él ha comenzado.


 


*** 


 


(En el departamento, en la cocina, por la mañana, están Fernando y Héctor desayunando sentados en la mesa redonda.)


 


Héctor: (Leyendo el periódico. Habla al aire.) ¿Qué harás este sábado?


Fernando: (Sentado frente a Héctor; está comiendo con tranquilidad mientras mira su teléfono móvil.) Nada, aún no tengo plan. Irvin me invitó a una fiesta de la facultad, pero no sé si ir. ¿Tú?


Héctor: Yo tengo que organizar una fiesta en el café; Mary me habló hace poco y le dije que le ayudaría. Aparte quiero tomar un descanso.


Fernando: (Deja el teléfono y contempla a Héctor.) ¿Un descanso? 


Héctor: Sí, he estado trabajando en el proyecto del que te conté, pero creo que me estoy quedando sin ideas.


Fernando: ¿Exactamente de qué es ese proyecto?


Héctor: Es un proyecto Nacional de Ciencia y Avance Tecnológico en la Nanobótica; muchos proyectos fueron seleccionados, incluido el mío y de Baker.


Fernando: ¿Esa es la razón por la que se la vive aquí Dustin?


Héctor: Sí.


Fernando: Ahora todo tiene sentido.


Héctor: Fer, recuerda que hoy llega Rodrigue. Me dijo que llegaría al medio día.


Fernando: (Sonríe.) Cierto.


Héctor: (Abandona el periódico y mira de frente a Fernando.) ¿Por qué no vas a la fiesta de tu facultad?


Fernando: Sí, lo pensaré.


 


(Suena el timbre. Fernando se levanta y se dirige hasta la entrada; abre la puerta y encuentra a Dustin parado y cargando una mochila pesada en su espalda.)


 


Fernando: ¿Dustin?


Dustin: Hola. (Entra a la casas como de costumbre y se dirige hasta la cocina junto con Fernando.) Hey, Héctor.


Héctor: (Contempla un poco molesto a Dustin.) ¿Qué rayos haces aquí?


Dustin: (Se sienta y retira la mochila.) ¿Ahora resulta que no puedo venir a visitar a mis amigos?


Héctor: No eres nuestro amigo.


Dustin: Bueno…quiero visitar al señor Héctor todo poderoso, ¿no puedo?


Héctor: No.


Fernando: (Se queda parado y contempla la escena. Todavía no comprende la interacción que hay entre esos dos jóvenes.) Dustin, ¿ayudarás a Héctor con la organización de la fiesta en el Café?


Dustin: (Mira de un lado a otro para enfatizar que no tiene información.) ¿Cuál fiesta? ¿Cuál café?


Fernando: El Café-Bar ‘Hell-Ground’, donde trabaja Héctor.


Dustin: No, yo sólo vine a traer varias cosas.


Héctor: ¿Ahora qué?


Dustin: (Saca de su mochila una caja de color rojizo que muestra una portada artística y el nombre de un videojuego popular.) Compré la nueva expansión del CITW para jugar en línea. 


Héctor: (Arrebata la caja del juego de las manos de Dustin. Habla incrédulo.) No es cierto… ¡Dijiste que no tenías dinero!


Dustin: (Sonríe complacido.) Pues, tuve que usar mi cuerpo.


Fernando: (Se sorprende por las palabras de Dustin.)¿Hablas enserio?


Dustin: ¿Quieren jugar?


Héctor: ¡Sí, vamos! (Se levanta y sujeta el brazo de Dustin para que lo acompañe a la sala para jugar en la consola de videojuegos.)


Fernando: (Sólo mira hacia la salida de la cocina.) …


 


(Después de cuatro horas, Dustin está sentado en la sala, aún jugando; Fernando está en su cuarto. Héctor ya no se encuentra en el departamento. Suena el timbre y Dustin abre.)


 


Dustin: Hola. (Saluda al joven Rodrigue.)


Rodrigue: (Sonriente y amable. Trae varias maletas y cajas.) Hola, ¿puedo pasar?


Dustin: (Deja pasar a Rodrigue.) Sí, adelante. (Se dirige a las escaleras y sube dos escalones.) ¡Fer! ¡FER! ¡Llegó Rodrigue, el que está rico! (Se baja y va a ayudar a Rodrigue con las maletas y cajas.)


Rodrigue: (Coloca algunas cosas en la mesita de centro.) Tu nombre es Dustin, ¿verdad?


Dustin: Sí, pero me puedes llamar Baker; normalmente la gente me llama por mi apellido.


Rodrigue: Extraño. Casi nadie llama por el apellido aquí a los demás.


Dustin: Lo sé…pero prefiero mi apellido.


Rodrigue: Okey, Baker.


Fernando: (Baja las escaleras y también ayuda a Rodrigue con las cajas y maletas). Hola, Rodrigue.


Rodrigue: (Saluda con amabilidad.) Hola, Fernando.


Fernando: Déjame ayudarte con todo esto; arriba está tu habitación.


Rodrigue: Genial, gracias. (Sube con algunas de sus maletas y se dirige hasta la habitación vacía.)


 


(La habitación de huésped es la que colinda hasta el final del pasillo. La recámara es grande, con una cama extensa, un clóset de pared, un peinador, un escritorio y dos puertas; la de la derecha dirige al baño y la que es grande y cubierta por cortinas blancas dirige al balcón; es la nueva habitación de Rodrigue. En la habitación, Fernando y Dustin han dejado las cosas listas para ser acomodadas.)


 


Fernando: (Abre la puerta de la derecha y muestra el baño.) El baño es privado; el único baño general es el de abajo… También debes cuidarte de los invasores nocturnos.


Rodrigue: (Deja dos maletas sobre la cama.) ¿Insectos?


Fernando: (Titubea.) No…bueno hasta ahorita son sólo dos… Con el tiempo los conocerás… Pero descuida no hacen daño.


Rodrigue: (Contempla con duda a Fernando.) ¿Está…bien?


Fernando: (Sonríe con seguridad.) Espero te sientas como en casa.


Rodrigue: Sí, gracias.


Fernando: Ah, por cierto, (se acerca a la salida,) no sé si Héctor te dijo, pero solemos comprar comida para hacer y la compartimos; aunque puedes poner una etiqueta si no quieres que comamos algo tuyo. Sólo que no esperes a que dure, más si está Dustin. 


Dustin: (Termina de poner las cajas en pila a un costado del clóset. Reprocha al aire.) ¿Eh? ¿Por qué yo?


Fernando: (Ve con incredulidad a Dustin, luego regresa la mirada hacia Rodrigue.) Otra cosa, puedes usar la alberca cuando quieras… Sólo que si vas a invitar amigos, nos avisas con tiempo.


Rodrigue: No creo que haga fiestas. Sólo invitaría a uno, a lo mucho.


Fernando: Genial, puede quedarse todo el tiempo que quiera, como Dustin.


Dustin: (Muestra un rostro de jugueteo.) ¿Ah? ¿Por qué yo?


Fernando: (Vuelve a mirar con incredulidad al rubio. Regresa la atención a Rodrigue.) Cuando llegue Héctor podemos hablar sobre algunas reglas.


Dustin: Pero se fue al café.


Fernando: Oh, es verdad. Bueno, iré por las reglas que anotamos.


Rodrigue: Está bien.


Fernando: No tardo. (Sale de la habitación y baja las escaleras.)


Rodrigue: (Contempla a Dustin.) ¿Vienes muy seguido, verdad?


Dustin: Sí.


Rodrigue: (Asiente con la cabeza.) Ya veo.


Fernando: (Regresa con una hoja y se queda parado en la entrada.) Listo, mira, las reglas son: si vas a fumar tienes que hacerlo fuera de la casa, puedes tomar todo lo que quieras…y si vas a vomitar hazlo en el baño de tu cuarto, puedes invitar amistades y organizar fiestas siempre y cuando nos avises, también puedes usar la cocina para lo que te plazca, puedes usar la alberca indeterminadas veces, puedes hacer todo el desorden que quieras pero deberás recoger, los jueves por la mañana debes dejar lista la basura de tu cuarto para sacarla con el resto. Respecto a los quehaceres, mañana o el lunes iniciaremos una lista para que quede equilibrada.


Dustin: Bueno, (hace una seña con las manos para enfatizar en la frase,) “equilibrada” para Héctor.


Fernando: Creo que es lo más importante.


Rodrigue: ¿Drogas? ¿Les molesta si uso drogas?


Fernando: (Titubea un poco.) N-No. Héctor también usaba drogas, aunque sólo la marihuana.


Rodrigue: (Muestra una sonrisa serena.) Descuida, no dejaré por allí mis dosis.


Dustin: (Sarcástico.) Rayos, y yo que pensaba buscarlas para luego venderlas. Así le hacía con las de Héctor.


Fernando: (Confundido.) Y me echaba la culpa de que yo me fumaba su cannabis.


Rodrigue: ¿Traer mujeres está prohibido?


Fernando: No, pero si es entre semana, no hagan mucho ruido.


Dustin: ¿Y perritos?


Fernando: (Contempla al rubio con un rostro lleno de confusión.) ¿Dustin?


Rodrigue: Cierto, ¿puede vivir con nosotros mi gato?


Fernando: (Dirige la atención a Rodrigue.) Sí.


Dustin: (Jugando.) No.


Fernando: (Se molesta con Dustin.) Qué sí.


Dustin: ¿Por qué?


Fernando: Porque no hay ningún problema.


Dustin: ¿Acaso no soy el perro?


Rodrigue: (Habla con diversión al ver la interacción de los otros dos.) Se llama Crayón. 


Fernando: (Muestra una sonrisa.) ¡Qué lindo nombre!


Rodrigue: ¿Pueden quedarse a dormir amigos?


Fernando: Sí, pero siempre y cuando nos avises.


Dustin: Pero Héctor ni te avisa cuando yo me quedo.


Fernando: (Le responde a Dustin.) Tú ya vienes adherido a la casa, así que es como si no estuvieras.


Dustin: (Se ríe.) ¡Adherido!


Rodrigue: Creo que son todas mis dudas. 


Fernando: Entonces, te dejamos sólo.


Rodrigue: Como deseen, voy a acomodar mis cosas. (Abre la primera maleta y comienza a sacar algunos objetos.)


Dustin: Yo voy a la sala. (Camina hacia la entrada, pero Fernando no se hace a un lado.)


Fernando: Sí, yo también me voy. Tal vez salga más tarde, así que si tú también saldrás, llévate la copia de la llave; ah, por cierto, (saca una copia de la llave de su bolsillo,) ésta es tu llave, (muestra la llave y espera a que Rodrigue la tome.)


Rodrigue: (Se acerca a Fernando y toma la llave.) Gracias.


Dustin: (Con voz de reproche.) Yo también quiero una.


Fernando: No.


Dustin: ¿Por qué no?


Fernando: Porque de todas formas siempre estás aquí.


Dustin: (Con un tono neutral.) Okey.


Fernando: Si necesitas algo estaré abajo. (Da la media vuelta y sale de la habitación.)


Dustin: Yo también. (Da unos pasos pero se detiene al escuchar a Rodrigue.)


Rodrigue: Hey, amigo Baker. 


Dustin: (Gira un poco para mirar al otro.) ¿Qué sucede?


Rodrigue: (Contempla a Dustin.) ¿Qué harás esta noche?


Dustin: Este…pues no sé… Tal vez iré con Héctor al Café Hell-Ground.


Rodrigue: Oh…está bien… No es nada.


Dustin: ¿Seguro?


Rodrigue: Sí, no te preocupes.


Dustin: Okey. (Abandona la habitación.)


 


(El Café, que también es un bar durante la noche, Hell-Ground, ubicado en el centro de la ciudad, en la calle Margaritas, en frente de los correos “Sky-Fly”, cuenta con un extenso edificio que muestra mesas con formas distintas y sillas y sillones de diferentes tamaños para satisfacer a los clientes; está dividido en tres pisos que funcionan de manera distinta dependiendo la hora. El primer piso es el café clásico donde la gente puede llegar y beber una taza de café o malteada, el segundo se utiliza para los eventos de música de baile y el tercero es la terraza donde se presentan los mejores conciertos de música regional en vivo. En el segundo piso hay una barra grande y que tiene luces de neón en el interior para resaltar más durante la noche. Héctor está ayudando en la organización del evento nocturno que se presentará esta noche.)


 


Héctor: (Limpiando algunas mesas y revisando en las listas de pendientes. Está junto a Peter.) También necesitamos preguntarle al D.J. Alfonso si vendrá hoy.


Peter: (Haciendo la limpieza de la mesa y aromatizando el sitio.) Lo sé, pero no contesta el teléfono.


Héctor: (Contempla a Peter con incredulidad.) ¿A qué hora le marcaste?


Peter: A las once.


Héctor: Jódete Peter, a esa hora yo apenas estaba en el baño; seguramente Alfonso también.


Peter: Ya, entiendo, entiendo.


Héctor: En el tercer piso será el concierto de ‘Los arrolladores’; se vendieron todos los boletos, así que sólo puedes dejar pasar a los que se les ofreció cortesía.


Peter: (Detiene su actividad y mira a Héctor.) ¿A mí me toca la guardia?


Héctor: (Con molestia.) Sí, tarado.


Peter: (Dramatizando.) Qué o-j-e-t-e.


Héctor: Deja de quejarte y haz tu trabajo.


Peter: Okey, cabrón. (Se acerca a la entrada y observa que la puerta se abre.)


Héctor: (Mira hacia la puerta y reconoce al hombre regordete que entra.) ¡Darren! ¿Qué haces aquí? (Se acerca a Darren.) Hoy Mary y Gerardo no están. 


Darren: (Habla con una voz profunda que va con su imagen. Está vestido con una especie de saco grande que acrecienta su imagen gorda; su tez es morena muy oscura y trae unos lentes de sol que dan un estilo especial por su cabeza calva.) Sí, no hay problema, sólo necesito una firma. (Muestra un tabloide con unas hojas.)


Héctor: ¿Sirve la mía?


Darren: (Sonríe amigablemente.) Claro. Son ciento ocho cartones, trescientas veinte botellas…y un paquete de contenido especial.


Héctor: Okey, ¿dónde firmo?


Darren: (Le muestra en la hoja el sitio indicado.) Aquí. Nuestro proveedor mandó factura, pero no he sacado copia, así que mañana traigo la copia. 


Héctor: (Firma con rapidez al usar la pluma que está atada al tabloide de Darren.) Está bien.


Darren: (Verifica la firma.) Nos vemos en la noche. (Se despide y sale por la puerta, pero otras personas entran al lugar, incluido Dustin.)


Héctor: (Mira con molestia a Dustin.) Mierda…se va a caer el edificio.


Dustin: (Se acerca hasta Héctor y habla de forma cotidiana.) ¿Están haciendo reconstrucción?


Héctor: Olvídalo… ¿Qué quieres, perrito?


Dustin: ¿A cuál fiesta me vas a dejar entrar?


Héctor: ¿Compraste boleto?


Dustin: ¿Y mi cortesía?


Héctor: (Camina hacia una de las mesas.) Estás pero sí bien loco si crees que te dejaré entrar así como así.


Dustin: (Sigue a Héctor.) ¿Por qué no? ¿Qué acaso no somos amigos?


Héctor: (Encara a Dustin.) ¿Amigos? Ajá, sí claro.


Peter: (Camina hacia el lugar de Héctor y habla con un tono cansado.) Héctor, Alfonso dice que sí vendrá hoy; el grupo en vivo también me confirmó y supongo aquí abajo no habrá evento, ¿verdad?


Héctor: (Dirige la atención hacia Peter.) No, aunque tendremos que abrir dos rutas: las escaleras a la derecha serán para la noche de trova con el grupo y las izquierdas será para la fiesta del D.J. Alfonso.


Dustin: (Con interés.) ¿A cuál irás tú?


Héctor: (Sin mirar al rubio.) A ninguna; yo voy a ayudar a Peter con los clientes.


Dustin: ¿A cuál puedo entrar?


Héctor: Al baño, allí puedes entrar.


Dustin: (Respondiendo de la forma más neutral posible.) Okey.


 


(Durante la noche, en el campus de la UAPB*, en una de las casas de las fraternidades conocidas; Fernando asistió a la fiesta junto con Irvin. Ambos están sentados en unas sillas cerca de una barra que colinda con una especie de sala aglomerada por estudiantes; hay muchas personas que van y vienen con botellas de licor y cervezas.)


 


Irvin: (Bebiendo de un vaso rojizo.) ¿Y Héctor?


Fernando: (También está tomando de un vaso. Se muestra un poco cansado.) En un evento de su trabajo.


Irvin: Pensé que lo invitarías.


Fernando: No, ¿para qué quieres que lo invite?


Irvin: (Habla con duda real.) ¿No es tu novio?


Fernando: (Un poco desesperado y sonrojado.) No… Ya te he dicho varias veces que no es mi novio.


Irvin: (Sonríe.) Me cae bien.


Fernando: (Lo ve con incredulidad.) ¿Es enserio?


Irvin: ¿Qué?


Fernando: Te estoy explicando que no es mi novio y nunca me haces caso.


Irvin: (Ignora el comentario de Fernando.) Invité a una amiga. Dijo que traería a un amigo.


Fernando: (Intenta hablar con más calma.) ¿Cómo se llama?


Irvin: ¿Quién?


Fernando: Tu amiga, ¿quién más?


Irvin: (Se ríe con burla.) Ah, pensé que el amigo… Ella se llama Kathy.


Fernando: (Se sorprende un poco.) ¿La que estudia para actuación?


Irvin: (De forma muy relajada.) Sí, ella… Dijo que traería a un amigo, pero no me dijo su nombre. Dice que es nuevo en la ciudad, que viene de algún país del continente del norte.


Fernando: ¿No será su novio? Ya vez que dicen que trae puros novios extranjeros.


Irvin: No sé… (Mira a todos lados y reconoce a una muchacha guapísima.) Ya llegó. (Hace ademanes con las manos para llamar la atención de la chica.) ¡Kathy!


Kathy: (Llega a la mesa acompañada de un chico muy atractivo. Ella tiene los ojos claros y verdosos, es de tez morena clara y de un cuerpo sumamente atractivo y voluptuoso. Luce un vestido sensual que acrecienta sus curvas. Su cabello largo y negro cae por la espalda y está adornado con un broche elegante. Su voz es en exceso sensual.) Hola, Irvin, ¿cómo estás, nene?


Irvin: (Sonriente.) Muy bien. (Señala a Fernando.) Él se llama Fer, es mi mejor amigo.


Kathy: (Contempla a Fernando con un poco de duda.) Hola, tenía otra idea de ti, ya que Irvin me ha contado mucho sobre ti.


Fernando: (Intimidado.) Ah…hola.


Kathy: (Muestra seguridad en su mueca.) Irvin, Fer, él es un amigo muy querido, se llama Lyle. (Permite que su acompañante se acerque más a la barra.)


Fernando: (Contempla interesado al chico y presta atención al reconocerlo.) Oh…


Lyle: (Está vestido con con un pantalón y un saco elegante que va con su imagen de chico muy coqueto y rico. Su cabello está estilizado hacia atrás y sus ojos claros lucen mucho.) Hola, mucho gusto… (Detiene sus palabras al ver a Fernando.) Hola vecino.


Fernando: (Confundido.) ¿Vecino?


Lyle: (Le sonríe.) ¿Cómo están?


Irvin: Bien… (Bebe de su vaso.) ¿Eres modelo?


Lyle: No… De hecho trabajo en un bar.


Kathy: Lleva aquí unas semanas desde que llegó al país.


Irvin: Genial… y, ¿dónde vives?


Lyle: En el mismo edificio departamental que él, en el número 113.


Irvin: (Voltea su mirada hacia Fernando y lo observa enojado.) ¿Por qué no me dijiste?


Fernando: Yo tampoco sabía que él estaba viviendo allí.


Kathy: (Acorta la distancia con Irvin.) ¿Quieres bailar, Irvin?


Irvin: (Emocionado.) Sí. Ahora volvemos. (Se va con Kathy.)


Fernando: (Un poco nervioso.) Es en serio, no sabía.


Lyle: (Ocupa el lugar de Irvin.) Está bien, supongo que Héctor no te dijo nada.


Fernando: ¿Héctor sabe?


Lyle: Sí, nos topamos en la tienda del edificio.


Fernando: (Bebe e intenta calmar sus nervios.) Oh… 


Lyle: ¿Estudias aquí?


Fernando: Sí.


Lyle: Genial.


Fernando: (Mira a todos lados para buscar a Irvin entre la multitud cercana.)…


Lyle: ¿Y…por fin encontraron al indicado?


Fernando: (Voltea hacia Lyle.) ¿Cómo?


Lyle: Sí, su compañero de departamento.


Fernando: (Se relaja un poco.) Oh, sí… Se llama Rodrigue.


Lyle: ¿El chico que entró antes que yo?


Fernando: Sí.


Lyle: Creo que no le simpatizo a tu amigo Héctor.


Fernando: ¿Por qué dices eso?


Lyle: Es obvio… (Detiene sus palabras al notar que Kathy e Irvin regresan a la barra.)


Kathy: (Al llegar toca el hombro de Lyle.) Chicos, ¿no quieren ir a otra fiesta? Es en uno de los bares del centro.


Lyle: (Habla con naturalidad.) ¿Vale la pena?


Kathy: Sí, aparte está repleto de chicos guapísimos.


Irvin: (Se expresa un poco cínico.) No tiene chiste, yo quiero chicas.


Kathy: También hay chicas, corazón.


Lyle.: Entonces vayamos.


Kathy: Aparte, quiero hablar contigo de algo, Lyle, cariño. (Besa la mejilla de Lyle.)


Lyle: (Acepta el gesto como algo natural.) Claro… Vamos al carro primero.


 


(En el Café-Bar Hell-Ground los eventos nocturnos comenzaron; Héctor y Peter se encargan de mantener el orden junto a dos de sus compañeros de trabajo en las entradas principales.)


 


Héctor: (Frente a las escaleras que conducen al segundo piso. Habla con amabilidad al dirigirse a una de las clientes.) ¿Puedo ver su identificación, por favor?


Chica: (Luce muy joven.) Sí. (Le muestra la identificación.)


Héctor: (Verifica la edad de la muchacha y abre la cadena que da el paso.) Pase. (Se hace a un lado.)


Dustin: (Se acerca a Héctor detrás de una de las esquinas. Le habla al oído a su amigo.) Déjame entrar.


Héctor: (Manteniendo la calma.) No.


Dustin: ¿Por qué no?


Héctor: ¿Quieres que te vuelva a explicar?


Dustin: Sí.


Héctor: (Se molesta y mueve a Dustin a un lado.) Ve y siéntate; en una hora estaré contigo.


Dustin: (Un poco decepcionado.) No es justo. No quiero esperar.


 


(Después de unas horas, aproximadamente a la una de la madrugada; por fin algunos de los trabajadores del Café-Bar Hell-Ground están tomando un descanso. Héctor y Dustin están con Peter en la planta baja, bebiendo cerca de la barra que sirve como contador durante el día.)


 


Peter: (Bebiendo de una botella de vidrio. Tiene el rostro sonrojado por el nivel de alcohol que hay en su sangre.) Lo mejor del trabajo de guardia es que tenemos casi todo el resto de la noche, después de que se llena el lugar, para disfrutar unas cuantas cervezas.


Héctor: (Está recargado en el contador y contempla a su amigo Dustin que está frente a él.) Vez, Baker, (habla con las palabras un poco arrastradas,) es mejor que estés aquí.


Dustin: (Con mucha seriedad.) Sí, ya veo por qué no me dejabas pasar. Aunque pudiste habérmelo explicado.


Héctor: Aparte, no compraste boleto. Y en nuestra fiesta privada no pagas entradas. 


Peter: (Se mueve un poco y saca otra botella de los estantes bajos y la coloca entre los tres.) ¿Listos?


Héctor: (Ve a Peter.) ¿Vamos a jugar?


Peter: (Sonriente.) Sí.


Dustin: ¿A qué?


Héctor: (Busca unos vasos tipo caballito y comienza servir.) Tú sólo observa, bebé.


Peter: Bueno, aquí vamos. (Saca dos botellas más y sujeta uno de los vasos.) Una…dos…tres. (Comienza a beber uno de los shots.)


Héctor: Genial. (Agarra el otro shot y se lo toma, cada que termina con uno se sirve de nuevo de una de las botellas. Así continúan hasta que la botella de él se termina primero que la de Peter.)


Peter: (Completamente ebrio.) No….edss…judsto…


Héctor: (Sonríe como si hubiera ganado algo. Sus movimientos son más torpes.) ¿Por qué no?


Peter: Siempred…ganadss…


Héctor: Eso es porque soy experto en esto.


Dustin: (No ha bebido nada de los shots.) ¿Puedo jugar así?


Héctor: (Retira el caballito que está frente a Dustin y niega con la cabeza.) No.


Dustin: (En exceso serio.) ¿Por qué no?


Héctor: ¿Quién…quién me llevará a casa?


Dustin: ¿Un taxi?


Héctor: Traje el coche.


Peter: (Ya está con la cabeza recargada sobre la mesa.) ¿Mess daffa un abetón?


Héctor: Sí. 


Peter: Gradsiass.


Héctor: (Se mueve un poco, pero se sostiene de uno de los muebles cercanos.) Voy al baño.


Peter: ¿No tei caiiis?


Héctor: No…creo… (Habla como una orden.) Ven conmigo Baker.


Dustin: (Suspira.) Okey. (Se levanta y ayuda a Héctor a llegar al baño.)


Héctor: (En la puerta del baño; intenta abrir la puerta.) Entra conmigo.


Dustin: (Genuinamente confundido.) ¿Para qué?


Héctor: (Contempla a Dustin con duda.) ¿Cómo que…para…qué…? Porque me caigo.


Dustin: (Sigue con su mueca seria.) ¿Estás algo ebrio, verdad?


Héctor: (Sonríe.) ¿No se nota?


Dustin: Sí, un poco.


Héctor: Entra conmigo, entonces.


Dustin: Okey. (Entra con Héctor al baño. Ve a Héctor que se acomoda frente al inodoro y él sólo aguarda.)


Héctor: Ponte de la espalda…de espaladas.


Dustin: (Se da la media vuelta y aguarda.) Okey. (Escucha que Héctor hace del baño y sólo espera mirando hacia la puerta.)


Héctor: (Al terminar se dirige al lavamanos y abre la llave.) ¿Sabes?


Dustin: (Sin mirar atrás.) ¿Qué?


Héctor: Hay varias razones…por la que dejé a Paolo.


Dustin: (Confundido.) ¿Dejaste a Paolo?


Héctor: Sí, digo, decidí vivir por mi cuenta…solo. No quise decir que éramos algo más… Paolo era…es…era…mi amigo.


Dustin: ¿Por qué?


Héctor: No sé.


Dustin: Dijiste que hay varias razones.


Héctor: (Comienza a lavarse las manos y a mojarse el rostro.) Sólo cuando estoy ebrio puedo decir tantas tonterías.


Dustin: ¿Héctor? (Escucha que se cierra la llave del grifo.)


Héctor: (Se acerca a Dustin y sujeta sus hombros.) Y lo peor de todo es que no lo puedo aceptar… Nunca podré… Pero ahora estás tú.


Dustin: (No se mueve de su lugar y solamente gira para mirar a su amigo.) ¿Héctor? ¿Qué quieres decir?


Héctor: ¿Tú…me dejarás solo? (Se acerca más a Dustin y lo abraza.)


Dustin: (Responde el abrazo aunque se siente algo confundido.) No… (Detiene sus palabras al no saber qué debe decir.)


 


(En el centro de la ciudad, en una de las calles principales, se encuentra el bar “Liberty”, uno de los más populares y caros del sitio, que además es bien conocido por ser un bar con ventas de otros productos fuera del alcohol. Fernando está sentado con Irvin, Lyle y Kathy en una mesa en la zona VIP, donde tienen un apartado para ellos solos.)


 


Irvin: (Con una cerveza en la mano.) ¿Ustedes son novios? (Señala a Kathy y Lyle.)


Kathy: (Sonríe complacida.) Más o menos.


Irvin: ¿Cómo que más o menos?


Kathy: Lyle no me quiere responder nada.


Lyle: (Suspira y muestra incomodidad.) Kathy, ¿podríamos hablar de eso en otro lugar? 


Irvin: (Sorprendido.) Viejo, ¿cómo puedes dejar esperando a una chica tan hermosa como ella?


Lyle: (Evade la mirada de los presentes.) Kathy es sólo una amiga.


Kathy: (Bebe de un vaso enano y se muestra consternada.) Siempre me dice lo mismo. 


Irvin: Bueno, Kathy, nena, vamos por bebidas. Ya que él te ha negado, podrías buscar otras opciones. (Se levanta junto a su amiga y van a la barra más cercana.)


Lyle: (Se acerca a Fernando y habla con calma.) ¿Te sientes incómodo?


Fernando: (Intenta esconder su consternación.) No… Estoy bien.


Lyle: ¿Seguro?


Fernando: Sí.


Lyle: ¿Ya habías venido aquí?


Fernando: (Niega con la cabeza.) No.


Irvin: (Llega con varias bebidas junto a Kathy y se sienta con ella.) Aquí está la diversión. Esta es para ti. (Le entrega una bebida a Fernando.) Estas son para mí y la cubeta es para todos.


Kathy: Voy al baño chicos. (Se levanta y toma la mano de Irvin.) Irvin, ven conmigo, para que me protejas, ¿si?


Irvin: Okey, nena. (Se va con Kathy de nuevo.)


Fernando: (Toma un poco de su bebida.) Sabe raro.


Lyle: Déjame probarla. (Le quita el vaso y toma.) Tiene un sabor en exceso extraño.


Fernando: ¿Verdad que sí?


Lyle: Sí, creo que contiene droga.


Fernando: (Agacha la mirada y se muestra desesperado en exceso.) Joder con Irvin… No es la primera vez.


Lyle: (Incrédulo.) ¿No?


Fernando: A Irvin normalmente le gusta bromear conmigo; una vez lo hizo, lo bueno es que fue en su casa y pues allí me quedé dormido. 


Lyle: No deberías dejar que haga algo así, menos en un lugar como este; te puede pasar algo.


Fernando: Pero es mi amigo. 


Irvin: (Regresa con Kathy y se sientan.) ¿Qué sucede, mis amigos?


Fernando: (Con un tono tímido.) Quiero irme a casa… Irvin.


Irvin: ¿Por qué? Si la diversión acaba de comenzar.


Fernando: (Se molesta.) Dije que quiero irme a casa, ¡Ahora! (Se levanta y se dirige hacia la salida.)


Irvin: (Se pone de pie y sigue a su amigo.) ¡Fer!


Lyle: (También se levanta y sigue a los dos amigos. Se interpone entre ambos y sujeta a Fernando del brazo.) Descuida, yo lo llevo a casa. (Camina junto con Fernando hasta la salida y habla con más libertad.) ¿Estás bien?


Fernando: (Un poco desesperado.) Sí… sólo algo molesto.


Lyle: Vamos a casa.


Fernando: Gracias. (Se dirige al carro junto con Lyle; sube al asiento de copiloto, se pone el cinturón y cierra los ojos. En realidad está cansado y quiere dormir.)


 


(En el Café-Bar Hell-Ground, Dustin tomó la buena decisión de llevarse a Héctor y Peter después de que ambos se pusieran a llorar y cantar a todo pulmón. Primero dejó a Peter en su casa y después condujo hasta el apartamento de su amigo.)


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