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Juntos por Liss83

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De súbito, Kaure le gritó, en voz muy alta, con furia, mientras sus palabras ininteligibles volaban por la habitación como cuchillos. Alzó su pequeño puño en alto y dio dos pasos hacia delante, sacudiéndolo en dirección a él. A pesar de su ferocidad, era fácil ver el terror retratado en sus ojos.

 

 

 

Jacob dio también otro paso hacia ella, y Edward se aferró a su brazo, asustado por la mujer. Pero cuando ella interrumpió su parrafada, la voz del vampiro cogió por sorpresa a Jacob, en especial considerando lo desagradable que había estado con ella antes de que hubiera empezado a chillarle. Hablaba ahora en voz baja, como si estuviera suplicando. No sólo eso, sino que el sonido eran diferente, más gutural, sin la misma cadencia. Jacob pensó que, en ese momento, ya no estaba hablando portugués.

 

 

 

Durante un instante, la mujer se le quedó mirando maravillada y después entrecerró los ojos mientras ladraba una larga pregunta en la misma lengua extraña. Observó cómo el rostro de Edward se volvía más triste y serio, y asentía una vez. Ella dio un rápido paso atrás y se santiguó. Edward se le acercó haciendo gestos en dirección de su marido y después regreso al lado de este para descansar la cabeza en su hombro. Ella replicó enfadada, moviendo las manos de forma acusadora hacia él, y después gesticuló de nuevo. Cuando terminó, él le suplicó otra vez con la misma voz baja y llena de urgencia.

 

 

 

La expresión de ella cambió, y se le quedó mirando con la duda reflejada en el rostro mientras le replicaba; sus ojos a veces se dirigían rápidamente hacia la cara confundida de Jacob. Edward dejó de hablar y ella pareció estar deliberando sobre algo. Los miró al uno y al otro varias veces, y dio un paso hacia delante, de modo inconsciente.

Hizo un movimiento con sus manos, realizando un gesto mímico como de un balón sobresaliendo de su estómago. Jacob se la quedé mirando, porque parecía que sus leyendas sobre el predador bebedor de sangre incluían eso también. ¿Sabría ella algo sobre lo que estaba creciendo dentro de Edward?

 

 

 

Caminó unos cuantos pasos hacia delante de forma deliberada ahora y preguntó con unas cuantas frases cortas, a las que Edward respondió muy tenso. Entonces fue él quien preguntó, una sola cuestión muy breve. Ella dudó y después sacudió pesadamente la cabeza. Cuando él habló de nuevo, su voz expresaba una agonía tal, que Jacob alzo la mirada hacia él, sorprendido y asustado. El rostro de Edward se retorció congestionado por la pena mientras se acariciaba el vientre.

En respuesta, ella caminó con lentitud hacia delante hasta que estuvo lo suficientemente cerca para poner su mano diminuta sobre la de Edward, sobre su barriga. Sólo dijo una palabra en portugués.

 

 

 

-          Morte — dijo, suspirando.

 

 

 

Entonces se volvió, con los hombros hundidos, como si la conversación la hubiera hecho envejecer y abandonó la habitación. Sabía bastante español para extrapolar y comprender esa palabra.

Edward se quedó paralizado de nuevo, con la mirada fija en el lugar por donde ella había salido con una expresión torturada en el rostro. Unos cuantos minutos más tarde, Jacob escucho encenderse el motor de un bote y luego desvanecerse en la distancia. Edward no se movió un buen rato hasta que se dirigió al baño, y Jacob puso una mano sobre su hombro.

 

 

 

-          ¿Adónde vas? — pregunto Jacob.

-          A lavarme otra vez los dientes — dijo Edward y su voz era un susurro lleno de dolor — No te preocupes por lo que ha dicho. No son nada más que leyendas, viejas mentiras para entretener a la gente.

-          No entendí nada — replico Jacob, aunque eso no era del todo verdad. Como si pudiera descartar algo por el hecho de que fuera una leyenda. Su vida estaba tan rodeada de leyendas por todas partes... y todas ellas eran ciertas  —. Ya he guardado tus cosas en la maleta, te traeré tu cepillo.

 

 

 

Caminó delante de Edward en dirección al dormitorio. Jacob esperó a que terminara para guardar de nuevo su cepillo de dientes, caminando lentamente alrededor de la habitación, y el vampiro se lo dio en cuanto acabó.

 

 

 

-          Llevaré el equipaje a la lancha.

-          Jacob...

-          ¿Sí? — dijo este volviéndose

 

 

 

Edward dudó, intentando encontrar alguna excusa para poder quedarse unos segundos a solas.

 

 

 

-          ¿Te importaría... que nos lleváramos algo de comida? Ya sabes, por si me entra hambre otra vez.

-          Claro — replicó, con los ojos repentinamente dulces  —. No te preocupes por nada. Llegaremos al lado de Carlisle en unas cuantas horas, la verdad, y pronto todo habrá terminado.

 

 

 

Edward asintió con la cabeza, porque no confiaba en su voz. Jacob se volvió y salió de la habitación, con una maleta enorme en cada mano.

Edward giro y salía disparado hacia el teléfono que había dejado en la encimera. Lo abrió y tecleo. Se alegró que tuviera los sonidos apagados porque temía que Jacob lo pudiera pillar. Lo escuchaba aun en la lancha. Encontró el número que quería, uno que muy pocas veces había usado en su vida. Presiono el botón de llamada y cruzo los dedos.

 

 

 

-          ¿Diga? — contestó la voz que sonaba como campanillas de viento doradas.

-          ¿Rosalie? — murmuró  —. Soy Edward. Por favor, tienes que ayudarme.

 

 


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