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Juntos por Liss83

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A un metro y medio de Bella, el enorme lobo arrancó algo de cuajo y lo separó del cuerpo del vampiro rubio. Un objeto blanco y duro chocó contra las rocas al lado de los pies de Bella, que se deslizo a un lado para apartarse.

Victoria no desperdició ni una sola mirada en el chico al cual había jurado poco antes su amor. Tenía los ojos aún fijos en Bella, llenos de una decepción tan feroz que le daba un aspecto desquiciado.

 

 

 

-          No — repitió entre dientes, mientras Jacob comenzaba a moverse hacia ella, bloqueándole su acceso hasta Bella.

 

 

 

Riley estaba de nuevo de pie, con una apariencia contrahecha y demacrada, pero aún capaz de lanzar un perverso golpe hacia el hombro de Seth. Bella escucho cómo se partía el hueso. Seth se retiró y comenzó a girar sobre sí mismo, cojeando. Riley avanzó las manos de nuevo, preparado, aunque parecía que le faltaba parte de una de ellas...

A pocos metros de esta pelea, Victoria y Jacob se miraban. Ella se deslizaba hacia atrás, moviéndose de un lado al otro, intentando encontrar un hueco en su defensa. El seguía su juego de piernas con agilidad, acechándola con perfecta concentración. Comenzaba a moverse justo una fracción de segundo antes de que ella se moviera, adivinando sus intenciones en sus pensamientos.

 

 

 

Seth embistió a Riley de costado y volvió a arrancarle algo que provocó un horrísono y chirriante alarido de dolor. Otro gran trozo blanco y pesado cayó en el bosque con un golpe sordo. Riley rugió de furia y Seth saltó hacia atrás, extrañamente ligero para su tamaño, mientras el neófito lanzaba un golpe hacia él con la mano destrozada.

 

 

 

Victoria se abrió camino en zigzag hacia el extremo más lejano del pequeño claro. Estaba dividida: sus pies la empujaban hacia la seguridad, pero sus ojos mostraban su ansia al clavarse en Bella como si fueran imanes, atrayéndola hacia su lugar. Podía ver cómo luchaban en su interior el deseo ardiente de matar contra el instinto de supervivencia.

Jacob también podía ver eso. Un aullido salió de lo profundo de él. Ella le mostró los dientes y siseó en su dirección, pero parecía incapaz de alejarse de Bella. Sabía que podría huir después. Tendría mucho tiempo para eso. Era lo que hacía siempre. Ese es el motivo por el que la retenía James. Le era útil, pese a su afición a los juegos mortales. Una compañera con un asombroso instinto para la huida. Él nunca debió haberla dejado. Le habrían venido muy bien sus habilidades en Phoenix.

 

 

 

Un rugido brotó entre sus dientes. Tal vez era tonto malgastar tanta energía vengando a alguien que sintió menos afecto por ella que un cazador por su perro. Que no fue para él nada más que alguien oportuno. Pero lo amaba. Lo amaba como Riley la amaba a ella.

Con un aullido estrangulado, Victoria se precipitó contra los árboles de nuevo, moviéndose hacia un lado. Jacob respondió y el baile comenzó de nuevo. Justo entonces, el puño de Riley alcanzó el flanco de Seth y un gemido bajo se ahogó en la garganta del lobo gigante. Seth retrocedió con los hombros encogidos, como si intentara sacudirse el dolor.

 

 

 

Si hubiese podido, Bella le hubiese rogado a Riley, pero no le funcionaron los músculos para abrir la boca o para expulsar el aire de sus pulmones. El lobo era solo un niño. ¿Por qué no habría huido Seth? ¿Por qué no lo hacía ahora?

Riley estaba cerrando de nuevo la distancia entre ellos, empujando a Seth contra la pared de roca donde Bella se encontraba. Victoria pareció de pronto interesada en el destino de su compañero. Podía verla mirando de reojo, juzgando la distancia entre Riley y Bella. Seth atacó de nuevo a Riley, que se vio obligado a retirarse y Victoria siseó.

 

 

 

Seth ya no cojeaba. Dando vueltas, se topó con la espalda de Jacob, rozando cola con la cola. Ella apretó los dientes, intentando mantener concentrada su atención sólo en Jacob. Sin embargo miró más de cerca de Seth ¿Acaso era el monstruo cuyo rastro siguió James desde Siberia?

Sus ojos se abrieron del todo, y después comenzaron a oscilar salvajemente entre Jacob, Seth y Bella, de uno en uno.

 

 

 

-          ¿No es el mismo? — gruñó con su voz de soprano, de niña pequeña  —, ¡Es imposible!

 

 

 

Nada era imposible y ella lo sabía perfectamente. Sacudió la cabeza de manera rápida y entrecortada, intentando evitar sus movimientos de distracción y evadirlo pero Jacob se colocó en el lugar apropiado para bloquearla tan pronto como ella pensó el plan. Su rostro se contorsionó de pura frustración y después se agazapó aún más, como una leona de nuevo, y atacó de forma deliberada hacia delante.

 

 

 

Victoria no era precisamente falta de experiencia ni era una neófita dirigida por sus instintos, sino que resultaba letal. Como Bella, conocía la diferencia entre ella y Riley, sabía que Jacob y Seth no hubieran durado tanto si hubiera estado luchando contra esa vampira por separado.

Jacob también cambió de posición, conforme se acercaron el uno al otro, y aquello se convirtió en una lucha entre un león y una leona.

El baile aumentó de ritmo.

Una danza similar a la de Alice y Jasper en el prado hacia unas semanas, una espiral borrosa de movimientos, sólo que esta danza no estaba coreografiada de modo tan perfecto. Agudos crujidos y chasquidos reverberaban de la pared del acantilado, conforme alguien era desalojado de su lugar. Pero se movían tan rápido que no podía decir quién cometía los errores...

 

 

 

Riley se distrajo con ese violento ballet, con los ojos llenos de ansiedad por su compañera. Seth atacó de nuevo, arrancando de otro bocado un pequeño trozo del vampiro. Riley bramó y lanzó un tremendo golpe de revés que acertó de lleno en el amplio pecho de Seth. Su cuerpo enorme se elevó más de tres metros y chocó contra la pared rocosa sobre la cabeza de Bella con una fuerza que pareció sacudir todo el pico de la montaña. Oyó cómo se escapaba el aire de sus pulmones y saltó fuera de su camino cuando él rebotó contra la piedra y cayó sobre el suelo a pocos metros de donde Bella se hallaba.

Un gimoteo bajo se escapó de entre sus dientes.

Empezaron a caer fragmentos agudos de roca sobre la cabeza de Bella, arañándose la piel desnuda. Una astilla de roca afilada le cayó encima del brazo derecho y la aferró irreflexivamente. Sus dedos se cerraron a su alrededor cuando se activaron sus propios instintos de supervivencia. Su cuerpo se preparaba para luchar, sin preocuparse de lo poco efectivo que fuera el gesto, al no haber ocasión alguna para la huida.

Se le disparó la adrenalina en las venas. Notaba que la abrazadera le cortaba la palma y sentía las protestas de la fisura de sus nudillos. Bella Swan era consciente de todo esto, pero a pesar de ello no podía sentir dolor.

 

 

 

Detrás de Riley, todo lo que se podía ver era la llama fluctuante del pelo de Victoria y un borrón blanco. Los chasquidos metálicos y los desgarrones aumentaban de ritmo, lo mismo que los jadeos y los siseos horrorizados, lo cual dejaba claro que el baile se estaba volviendo mortal para alguien.

“Pero ¿para quién?” pensó Bella

 

 

 

Riley se deslizó hacia ella, con los ojos rojos brillantes de furia. Miró hacia la montaña renqueante de pelo color arena que se encontraba entre ellos y sus manos, destrozadas y rotas, se cerraron como garras. Abrió la boca del todo, con los dientes brillantes, como si se estuviera preparando para desgarrar la garganta de Seth.

Un segundo latigazo de adrenalina atravesó a Bella como un choque eléctrico y de pronto lo vio todo claro.

 

 

 

Ambas luchas se desarrollaban demasiado cerca. Seth estaba a punto de perder la suya y no tenía ni idea de si Jacob ganaba o perdía. Ambos necesitaban ayuda. Una distracción. Algo que les diera una oportunidad.

Su mano aferró la astilla de piedra tan fuerte que uno de los soportes de la abrazadera se rompió. ¿Tendría la suficiente fuerza? ¿Sería lo bastante valiente? ¿Cuánta energía haría falta para enterrar la piedra rugosa en su cuerpo? ¿Le daría eso a Seth el tiempo necesario para volver a ponerse en pie? ¿Se curaría lo bastante rápido como para que su sacrificio le diera alguna oportunidad?

 

 

 

Con la punta aguda del fragmento se subió el grueso jersey hacia arriba para exponer la piel y después presionar la parte más afilada contra la arruga de su codo. Allí tenía la larga cicatriz que se hizo la noche de mi último cumpleaños, cuando derramo suficiente sangre como para captar la atención de todos los vampiros y dejarlos helados en sus sitios por un momento. Rezó para que volviera a funcionar. Se paró con las piernas separadas y aspiró un gran trago de aire.

 

 

 

Victoria se distrajo con el sonido de su jadeo. Sus ojos, detenidos durante la mínima fracción de un segundo, se encontraron con los de Bella. En su expresión se mezclaban la furia y la curiosidad de una forma extraña.

Bella no supo cómo pudo escuchar ese pequeño ruido con todos los otros que reverberaban en la pared de piedra y le martilleaban el cerebro. El sonido de los latidos de su propio corazón podría haber sido suficiente para haberlo ahogado. Pero en el mismo segundo en que miro a Victoria a los ojos, fue capaz de oír un familiar suspiro exasperado.

 

 

 

En ese mismo corto segundo, el baile se detuvo de manera violenta. Pasó tan deprisa que ya había terminado antes de que Bella pudiera seguir la secuencia exacta de los hechos. Intento captarlos como pudo en su mente. Victoria había salido volando del borrón y había chocado contra un alto abeto, más o menos a la mitad del tronco. Cayó sobre la tierra ya agazapada para saltar.

De forma simultánea, Jacob, del todo invisible por la velocidad, se volvió a sus espaldas y cogió al desprevenido Riley por el brazo. Pareció como si Jacob plantara sus patas contra su espalda con su hocico tirara hacia arriba...

 

 

 

El pequeño campamento se llenó con el taladrante aullido de agonía de Riley. Al mismo tiempo, Seth saltó sobre sus patas y le ocultó la mayor parte de la visión. Pero aún podía ver a Victoria. Y aunque parecía extrañamente deformada, como si fuera incapaz de enderezarse por completo, pudo distinguir la sonrisa que atravesaba su rostro salvaje, la misma que aparecía en sus sueños.

La vampira se agachó y saltó.

 

 

 

Algo pequeño y blanco silbó por el aire y colisionó con ella en pleno vuelo. El impacto sonó como una explosión, y la lanzó contra otro árbol, que esta vez se partió por la mitad. Volvió a aterrizar sobre sus pies, agazapada y preparada, pero Jacob ya ocupaba su posición. Bella sintió cómo el alivio barría su corazón cuando lo vio de pie y en perfecto estado.

Victoria pateó algo a un lado con un golpe de su pie desnudo, el misil que había abortado su ataque. Vino dando vueltas hasta Bella, que al instante se dio cuenta de lo que era.

Su estómago se encogió.

 

 

 

Los dedos todavía se retorcían. Aferrándose a las hojas de hierba, el brazo de Riley comenzó a moverse de forma convulsiva por el suelo.

Seth estaba de nuevo dando vueltas en torno a Riley, mientras éste se retiraba. Caminaba de espaldas ante el licántropo que avanzaba, con el rostro rígido por el dolor. Alzó su único brazo a la defensiva.

 

 

 

Seth cayó sobre Riley y el vampiro perdió el equilibrio. El lobo hundió los dientes en el hombro de Riley y luego tirarlo, saltando hacia atrás de nuevo.

Con un chirrido metálico que taladraba los oídos, Riley perdió su otro brazo. Seth sacudió la cabeza, lanzando la extremidad contra los árboles. El entrecortado ruido seseante que salió de entre sus dientes sonaba como una risita burlona.

Riley gritó con un lamento torturado.

 

 

 

-          ¡Victoria!

 

 

 

Ella ni siquiera se estremeció al oír el sonido de su nombre. Sus ojos ni siquiera hicieron el intento de moverse hacia su compañero.

Seth se lanzó hacia delante con la fuerza de una bola de demolición. El golpe les llevó a ambos entre los árboles, donde los chirridos metálicos eran acompañados por los gritos agónicos de Riley. Éstos cesaron de repente, mientras que continuaron los ruidos de trituración de la materia pétrea del cuerpo del vampiro.

 

 

 

Aunque no malgastó en Riley ni una mirada de despedida, Victoria pareció darse cuenta de que estaba sola. Comenzó a apartarse de Jacob con una decepción infinita llameando en sus ojos. Le lanzó una corta mirada de anhelo a Bella y después empezó a retirarse más deprisa.

Jacob gruño y fue como si dijera “No. Quédate un poco más.”. Ella aceleró y voló hacia el refugio del bosque como la flecha de un arco. Pero Jacob fue más rápido, como la bala de una pistola. La agarró por la espalda desprotegida con su hocico justo al borde de los árboles y el baile se acabó con un último y sencillo paso.

 

 

 

La boca de Jacob se deslizó por su cuello como una caricia. El estruendo chirriante de los esfuerzos de Seth cubrió cualquier otro ruido, o no hubo ningún sonido distintivo que permitiera dar una imagen clara de violencia. Y luego su ardiente maraña de pelo ya no siguió conectada al resto de su cuerpo. Las temblorosas olas anaranjadas de sus cabellos cayeron al suelo y dieron un salto antes de rodar hacia los árboles

 

 

 

­­­­____________________

 

 

 

La pelea en el campo de batalla ya había terminado cuando un aullido desgarrador se elevó entre los ruidos que lo rodeaban. Si su corazón latiese, se hubiera detenido

 

 

 

-          ¡Jacob! — susurro Edward mientras todos los lobos miraron hacia el lugar de donde provenía el aullido e hizo el ademan de correr hacia el lugar

-          ¡No Edward! — dijo Alice nerviosa — ¡estará bien! — pero su hermano no se veía muy convencido

-          Lo mejor será que la manada se vaya — dijo Carlisle

-          Yo tampoco confió en Aro — dijo Edward

-          Después lo veras — dijo Jasper  —, estará bien

-          Prometo ir a revisarlo — dijo Carlisle y su hijo adoptivo respiro hondo

-          Están llegando — dijo Alice — debemos irnos

 

 

Corrían para llegar a tiempo al lugar donde sería el encuentro. Una nube púrpura se enganchaba a las ramas de los árboles a pesar de ser un día desacostumbradamente soleado. Pero en realidad no era una nube sino una densa columna de humo que provenía de su campamento.

 

 

 

-          Edward, alguien está herido, ¿verdad? — pregunto con voz casi inaudible.

-          Sí — susurró.

-          ¿Quién? — pregunto la chica asustada a pesar de saber la respuesta de antemano

 

 

 

Los árboles empezaron a pasar más despacio a nuestro alrededor a medida que llegaban a su destino. Edward necesitó de un buen rato antes de contestarle

 

 

 

-          Jacob — dijo este simulando una voz neutral

-          Por supuesto — susurro ella.

 

 

 

Jacob. Jacob. Jacob.

No, no, no, no...

Era todo el pensamiento de Edward

 

 

 

Los Cullen permanecían en un holgado semicírculo alrededor de una hoguera donde, aunque se veían pocas llamas, la humareda púrpura era densa, casi negra, y flotaba encima de la reluciente hierba como si fuera una enfermedad. El más cercano a aquella neblina de apariencia casi sólida era Jasper, por lo que su piel relucía al sol con menor intensidad que la del resto.

Jasper se frotaba el antebrazo izquierdo con aire ausente.

 

 

 

-          ¿Le pasa algo a Jasper? — susurro Bella.

-          Está bien, pero le escuece el veneno.

-          ¿Le han mordido? — pregunto la chica, horrorizada.

-          Pretendía estar en todas partes al mismo tiempo, sobre todo para asegurarse de que Alice no tenía nada que hacer — Edward meneó la cabeza  —, Ella no necesita la ayuda de nadie.

 

 

 

Alice dedicó un mohín a su amado.

 

 

 

-          Tontorrón sobreprotector.

 

 

 

Carlisle y Jasper comenzaron a retroceder hacia su posición. Emmett, Rosalie y Esme convergieron a toda prisa hacia la posición que ocupaban Edward, Alice y Bella

Los ojos de todos clavaron en el horizonte sin pestañear. El denso humo de olor aceitoso que culebreaba sin prisa a poca altura, alzándose con pereza para ondular encima de la hierba. La humareda se extendió por la parte delantera y se oscureció en el centro. Entonces, una voz apagada surgió del interior de la misma.

 

 

 

-          Aja.

 

 

 

Bella reconocía esa nota de apatía de inmediato.

 

 

 

-          Bienvenida, Jane — saludó Edward con un tono distante pero cortés.

 

 

 

Las siluetas oscuras se acercaron. Los contornos se hicieron más nítidos al salir del humazo. Sabía que Jane iba al frente gracias a la capa oscura, casi negra, y a que era la figura de menor talla por casi sesenta centímetros, aunque apenas podía distinguir sus rasgos angelicales bajo la sombra de la capucha.

 

 

 

__________________________

 

 

 

Estaba acostado en su cama. Sus huesos habían sanado ya, pero el doctor Cullen le había pedido que guardara reposo unos días más. Su padre ya lo había regañado un par de veces por que se había levantado para hacer el desayuno tres días después de la pelea.

En ese tiempo Jacob se había puesto a analizar detenidamente en lo que había vivido los últimos meses. Edward de verdad había sido paciente con él. Pero toda paciencia acaba, se lo había dicho su padre, y la prueba era que el vampiro no lo había vuelto a contactar. Bella había ido a verlo un par de veces y le había dicho que algo no estaba bien con el vampiro. Que anda igual de extraño que cuando se había ido el año anterior

 

 

 

Ese día se había decidido.

Se había levantado temprano. Había hecho el desayuno para él y su padre. Había salido con Quill hacer una ronda rápida por la reserva. Arregló la moto que le habían llevado, hizo el almuerzo y comió con Billy. Lavo los platos e iba a coordinar algunas cosas con Sam, cuando la camioneta de Bella estaciono frente a su casa

Llevaba días huyendo de la chica. No sabía cómo explicarle que había imprimado de su novio. Más que imprimado, se había enamorado. Y más cuando Bella le había contado que le había pedido matrimonio al vampiro. ¿Acaso le restregaba sus errores en la cara?

 

 

 

 

-          Hola Bella — dijo Jacob

-          Edward se va — dijo Bella — se va de nuevo y esta vez no creo que vuelva — y se abrazó al lobo como si su vida dependiera de ello

 

 

 

El mundo de Jacob Black se detuvo. ¿Había escuchado bien? ¿Edward se iba? ¿Para siempre? No. No le podía hacer eso a él. A los dos. Y como una manada de elefante que se abre paso en la sabana, las palabras de Edward irrumpieron en su mente “no estoy dispuesto a vivir sin ti, no ahora que te encontré. Aunque no estoy muy seguro sobre cómo hacerlo esta vez. Tengo claro que ni Emmett ni Jasper me ayudarían..., así que pienso que lo mejor sería marcharme nuevamente a Italia y hacer algo que realmente molestara a los Vulturi. Esta vez no me perdonarían”

Los Vulturis

Jacob ya sabía quiénes eran. Y se le erizo la piel de imaginar a uno de esos… cerca de su Edward. Si, grito su mente, suyo. Ese hombre, vampiro, o lo que fuera Edward Cullen era suyo, solo suyo.

 

 

 

-          ¡Jacob, no dejes que se vaya por favor! — suplico Bella desesperada — por favor

-          Bella… — susurro este ¿acaso la chica sabía lo que pedía?

-          Jacob — dijo su padre desde la entrada de su casa y el chico lo miro  —, no pierdas tiempo ¡corre!

 

 

 


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