Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

HIJOS DE LA NOCHE por crystalwall

[Reviews - 71]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola, les traigo el capítulo nuevo, seguimos la historia de todos, espero que les guste lo que viene

Capítulo 10.- La llave

 

La luna brillaba en el despejado cielo de Roma, los miembros de la Orden habían puesto sobre aviso de la quema de la Iglesia de la Rosa, aliada de la Orden, la verdad no le encontraban lógica pero estaban seguros de que aquel vampiro castaño que mató a Kanon, era el responsable de esto, el sacerdote encargado de la iglesia tenía una mordida en su cuello, pero las hermanas de la caridad, no, ellas tenían los cuellos rotos, mas no mordidas, eso hacían los vampiros cuando querían probar un punto, no necesariamente mataban para alimentarse, esas criaturas eran bastante sádicas

 

De cualquier manera, los miembros de la Orden en Europa entera, estaban tratando de localizar a estos dos vampiros, pero luego de la quema de la iglesia, al parecer se los había tragado la tierra, no los habían podido encontrar, sus contactos de la interpol habían ayudado brindándoles acceso a su sistema de cámaras de seguridad y ni siquiera con la utilización del software de reconocimiento facial, habían podido dar con ellos.  Saori Kido tenía toda la intención de quedarse en Europa hasta finalizar este asunto, pero Milo y Aldebarán, sus acompañantes, le habían dicho que era preferible que regresara con ellos a América, y esa noche estaban en esas discusiones mientras una pareja caminaba tomada de la mano en las casi desiertas calles de Roma

- Ha cambiado mucho desde la última vez que estuvimos aquí, ¿lo notas? – preguntó Ikky deteniéndose para acomodar el gorrito de lana que tenía Seiya puesto en su cabeza, la noche estaba clara pero bastante fría

- Me gustaba más antes, hay mucha gente Ikky – Seiya apoyó la frente en el pecho de su peliazul que le acarició la nuca y lo abrazó

- Esa es la maldición de las ciudades grandes

- No en la ciudad… me duele Ikky… no puedo ver… - Seiya se llevó ambas manos a las cienes y se acunclilló en el suelo luego de quejarse de dolor, Ikky se agachó también e incorporó suavemente a Seiya, lo abrazó y lo ayudó a caminar al preguntar:

- Necesitamos encontrar un bocadillo para ti, hace días que no te alimentas adecuadamente, ¿de qué tienes antojo?, ¿algo grande o algo pequeño?

- No quiero nada, no tengo sed – Seiya meneó la cabeza y se detuvo en su caminar, Ikky le acarició el rostro y le dijo:

- Tienes que alimentarte, eso no está sujeto a negociación, entonces, ¿algo grande o algo pequeño?, no tienes más opciones vida mía

- Ok., ok., entonces algo… pequeño… - susurró Seiya caminando con los ojos cerrados, las voces en su cabeza estaban más activas de lo usual y le nublaban los pensamientos

- Ok., eso podría ser complicado, pero no imposible, ¿crees que tengamos suerte en un parque?, ¿qué dice la luna? – el peliazul trataba de distraer a Seiya, el castaño meneó la cabeza y dijo:

- La luna no está hablando conmigo, la luna me está ignorando

- La luna nunca te ignora, lo más probable es que no puedas escucharla, yo creo que tendremos mejor suerte en las vías de acceso, ¿qué dices tú?

- No sé Ikky… me duele…

- No te preocupes amor, yo haré que tu cabeza no duela más, ¿confías en mí?

- Si… Ikky… mi Ikky…

- Esa es la actitud – Ikky cargó a Seiya, no estaba teniendo suerte en hacerlo caminar, era más rápido si lo cargaba y así lo hizo, el castaño se acurrucó en su pecho mientras él corría, al peliazul le parecía tan inverosímil que alguien tan fuerte como Seiya pudiera ser tan vulnerable, las brujas sabían lo que hacían aparentemente, si él no estuviera en la vida de su castaño, hacía muchos años que habría muerto irremediablemente

 

Un auto iba por la carretera, eran casi las dos de la mañana y los caminos estaban desiertos, el hombre que manejaba estaba cansado, en verdad cansado, y no ayudaba que su esposa había dormido casi todo el viaje, solo ansiaba llegar a casa, darse un duchazo rápido y meterse a la cama, sus aspiraciones eran sencillas esa noche, pero algo estaba en la carretera, apenas lo vio y dio un frenazo que los despertó a todos, sus dos hijos estaban en el asiento trasero

- ¿Qué es eso Phill? – preguntó su esposa llevándose una mano al pecho

- No lo sé, creo que es una persona, no parece un venado, y dudo que sea un gato de montaña, por aquí no hay osos, ¿o si? – dijo el esposo acomodándose los anteojos para ver mejor, aparentemente un cuerpo estaba tendido sobre el pavimento de la desolada vía

- Creo que no, pero lo que sea ese bulto, si está muerto, es mejor no detenernos amor, llamamos a la policía mientras avanzamos, ¿en dónde estamos? – preguntó la esposa mirando a los lados y encontrando solo maleza y oscuridad

- Si está herido podemos ayudar, déjame ir a ver, llama a la policía – Phill se bajó del auto y caminó hasta el cuerpo tendido en medio de la vía, era un muchacho de no más de 20 años, parecía fuerte pero lo más extraño es que no tenía signos de heridas, el hombre se volteó y algo le iba a decir a su esposa que tenía el teléfono en la mano, pero la mujer abrió mucho los ojos y gritó aterrada, Phill no tuvo tiempo de reaccionar porque en ese momento sintió como una mano se cerraba en su garganta y lo levantaron del suelo

- Gracias por detenerte – dijo Ikky ladeando la cabeza para mirar de mejor manera al extraño que pataleó y trató de zafar el agarre de su mano en su cuello, Ikky sonrió y sin mayores preámbulos le mordió el cuello, todo fue muy rápido porque la mujer no acababa de reaccionar y la puerta de su lado del vehículo se abrió, Ikky la tomó del cuello y la miró a los ojos, la mujer dejó de forcejear y se quedó en silencio y quieta en su asiento mientras los dos adolescentes que estaban en el asiento de atrás salieron del auto y trataron de correr, pero Ikky los interceptó y los arrastró de vuelta al auto, por turnos los miró a los ojos con intensidad y ambos muchachos se quedaron quietos, de pie y apoyados en el vehículo, y el silencio volvió a reinar en la noche

 

Ikky caminó hasta la orilla de la carretera y tomó con sumo cuidado a Seiya que estaba acurrucado sobre su abrigo, lo cargó y lo llevó al auto, lo acomodó en el asiento de atrás, lo incorporó y le acarició la mejilla al susurrar:

- Hey… ¿puedes abrir los ojos?

- No… me duele Ikky… las voces…

- No hay problema, tengo algo para ti, debes alimentarte, ¿está bien?

- No… no quiero… - Seiya viró el rostro en un afán de esconderlo en el asiento, Ikky tomó a uno de los muchachos y lo acercó a Seiya que meneó la cabeza, Ikky dijo:

- Tienes que hacerlo amor mío, abre la boca, eso es… bebe… eso es… - Ikky había acercado el cuello del muchacho a los labios de Seiya, que al inicio no necesariamente hizo nada, pero luego el aroma del chico lo llenó todo y lo mordió, tomó solamente un par de sorbos y se detuvo al apoyar su cabeza en el espaldar del auto

- No… no…

- No es suficiente, un poco más, solo un poco más, eso es… - Seiya tomó un poco más de sangre, pero luego se hizo bolita en el asiento, se llevó ambas manos a la cabeza, como tratando de no escuchar algo que solo él podía escuchar

- Ensordecedor… es ensordecedor Ikky…

- Necesitas descansar, mañana te pondrás bien, necesitas energía mi Seiya, tenemos que ir a buscar una llave, ¿recuerdas?

- La llave… la llave para acabar con las voces, la llave que cierra la fuente, la llave que sella la sangre

- Esa misma, ¿te sientes mejor?, ¿quieres llevar algo para el camino?, ¿crees que tendrás sed en el día?

- No…

- No importa, nos llevamos un bocadillo para ti de cualquier manera – Ikky besó a Seiya en la frente, luego tomó el cuerpo del muchachito y lo arrojó a un lado de la carretera, lo mismo hizo con el cuerpo del padre, tomó al otro muchachito y lo puso en la cajuela del auto, luego tomó a la madre y sin mayores ceremonias le mordió el cuello, él si tenía sed en ese punto, el viaje desde Alemania a Roma si había presentado sus desafíos, por eso Seiya estaba tan desmejorado, pero ya tendrían oportunidad de descansar

 

Ikky tomó la cartera de la mujer luego de arrojar su cuerpo junto a los de su familia, y miró la billetera, sonrió al ver la licencia de conducir y las llaves, por lo menos tendrían un lugar cálido para pasar la noche, así que se subió al asiento del conductor y arrancó en el frío de la noche, se volteó y vio a Seiya que parecía dormir, pero no… su castaño no dormía, nunca dormía…

 

A la siguiente noche, Ikky despertó y encontró a Seiya acostado a su lado, miraba ausentemente su mano y sonreía, el peliazul lo abrazó y le besó el cuello al preguntar:

- ¿Te sientes mejor?

- Ajá… me sumergí entero en agua mágica y tibia, mi piel brilla – Seiya se volteó y abrazó a Ikky acurrucándose en su pecho, el peliazul aspiró profundamente y sonrió, Seiya olía delicioso, a agua de rosas, así que contestó:

- El agua de rosas, en la antigüedad se creía que era mágica porque ayudaba a desaparecer las cicatrices, ¿tenías alguna cicatriz en la mano? – preguntó Ikky asumiendo que Seiya tomó un largo baño con agua de rosas, eso le encantaba hacer al castaño y porque volvió a mirar su mano y suspiró al decir:

- Si… mi madre, nos marcó con una daga de luz, para protegernos de los espíritus del bosque, los espíritus del bosque parecen niños, ¿los has visto Ikky?

- No amor, no los he visto, pero me basta con que tú lo hayas hecho, ¿quieres ir a buscar la llave esta noche?, ¿o prefieres descansar otro poquito? – Ikky acarició la mejilla de Seiya que sonrió y dijo:

- Llave de luz… nos permitirá ver, estamos en la oscuridad Ikky

- No lo estamos, tú eres mi centella, ¿recuerdas?

- Si… vamos a caminar, estoy aburrido, la noche se pintará de naranja Ikky, hermosos colores nos bañarán, de cenizas se llenará el aire y de desesperación sus corazones… - Seiya se puso de pie y se estiró como gatito, Ikky hizo lo propio, miró a su alrededor y asintió complacido al ver junto a su colchón el inerte cuerpo del muchachito que habían traído con ellos la noche pasada, era bueno que Seiya se alimentara, se ponía mal cuando se olvidaba de hacerlo

- Bueno… esperemos que no den mucha guerra, busquemos abrigos, la noche está fría – Ikky tomó la mano de Seiya y subieron las escaleras que salían del sótano de aquella casa, habían traído el colchón de la recámara principal para pasar el día lejos de los rayos del sol, aunque Seiya se había dado modos para caminar por la casa entera mientras Ikky dormía, ahora fueron a las habitaciones principales y se cambiaron de ropa, Seiya sonrió cuando Ikky le puso un gorrito de lana en la cabeza y una bufanda

- Cálido como el sol – susurró el castaño estirando la mano mientras Ikky le ponía unos guantes de cuero

- Tú eres cálido como el sol, ¿listo?

- Si… pronto parará… pronto gritará…

 

Era temprano en la noche, la pareja caminaba sin prisas por el centro de Roma, no necesariamente estaban hablando, solo admiraban en silencio las fachadas de las iglesias y demás construcciones antiguas, Ikky no quería volver a pisar una iglesia en esa noche, ya tuvo suficiente de quemaduras y dolor por el tiempo presente, Seiya lo miraba todo con un dejo de displicencia, a su criterio la ciudad había cambiado inmensamente pero no era para bien

- ¿Quieres lanzar una moneda en la fuente? – Ikky señaló una hermosa fuente más adelante en su camino, era la Fontana di Trevi, era uno de los sitios turísticos predilectos de la ciudad

- ¿Monedas?

- Si, ¿recuerdas que me dijiste que viste una fuente de agua fresca llena de oro?, hay monedas doradas en la fuente, pero… hace frío… - Ikky juntó sus manos y las frotó, Seiya en cambio caminó como hipnotizado hasta que llegó al borde de la fuente y sonrió, Ikky llegó a su lado y lo abrazó, el castaño se soltó del abrazo y se volteó al decir:

- Esta es mi fuente Ikky, la luna me lo dijo… el oro es nuestro… vamos por él – Seiya se sacó el gorrito, los guantes, la bufanda, el abrigo y los zapatos, antes de que Ikky pudiera evitarlo, el castaño saltó a la fuente y rió con ganas, se lo veía tan joven y hermoso, porque sin pensarlo mucho corrió hasta el centro y tocó la pequeña cascada y luego levantó las manos al cielo, Ikky lo miraba embelesado y no podía evitar sonreír, Seiya jugaba en el agua como si no tuviera ninguna preocupación en el mundo

 

Los turistas que estaban también en el borde de la fuente, le empezaron a tomar fotografías, dos personas más saltaron a la fuente, y poco tiempo pasó antes de que la policía llegara al lugar, ahí fue que Ikky saltó a la fuente, Seiya lo tomó de sus manos y juntos dieron vueltas en medio del caos, se besaron en los labios y Seiya susurró en la oreja del peliazul:

- Esta noche es la noche

- Si es lo que deseas… así será… - Ikky besó a Seiya nuevamente en los labios y lo cargó, juntos salieron del agua, tomaron sus ropas y se perdieron en el río de gente que llegaba y se iba de la fuente

 

Seiya estaba helado pero al parecer no le importaba, caminaba contento sosteniendo el gorrito en su cabeza para que no se vuele, un viento criminal soplaba y la mayoría de los transeúntes buscaban guarecerse de alguna forma, solo Ikky y Seiya caminaban en medio de la iluminada calle, dando vueltas tomados de las manos, entre besos y sonrisas, Ikky amaba cuando Seiya estaba de humor juguetón, y más pronunciadamente sonrió el castaño cuando llegaron a un barrio residencial, al adentrarse en sus calles de piedra, encontraron a muy pocas personas que caminaban por ahí, pero ese no era su objetivo, aquel fue hallado cuando llegaron al final de la calle y se quedaron de pie frente a un edificio de apariencia muy antigua, Seiya lo miró y extendió los brazos a los lados

- ¿Es aquí?, ¿estás seguro? – preguntó el peliazul, él había buscado en la red direcciones o algo, pero no había podido encontrar nada, claro que había que contar con Seiya para llegar a lugares exactos sin necesidad de mapas o indicaciones, el castaño le había dicho muchas veces que la luna marcaba su destino, ¿quién era él para cuestionarlo si usualmente llegaban a donde necesitaban ir?, Ikky había aprendido a confiar en Seiya y en la luna hacía muchos años

- Hay magia en el aire, hechizos para impedir nuestra entrada, ¿no lo hueles?

- No, la verdad solo puedo olerte a ti, hueles delicioso, a rosas – Ikky abrazó a Seiya y le besó el cuello, el castaño sonrió en especial cuando vio que una persona estaba de pie tras uno de los ventanales del segundo piso

- Huele a sabia antigua, sauce llorón y… raíz de mandrágora… las brujas y sus hechizos – Seiya miró el edificio y ahora había dos personas más en los otros ventanales del segundo piso

- ¿El edificio está hechizado?, ¿no vamos a poder entrar? – Ikky creía que los poderes de ciertos aquelarres de brujas no debían desestimarse, pero nunca había escuchado de un hechizo que funcionara de esta manera

- Claro que entraremos… nuestro camino está pavimentado en oro… vamos cariño… prepara las luces, quiero ver las luces – el castaño besó a Ikky en los labios y señaló el edificio, Ikky sonrió y se sacó su mochila de la espalda para poder preparar lo que Seiya quería ver

 

Dentro del edificio de la Orden, los cazadores, estudiosos de lo oculto y demás personal, habían caído en cuenta de que alguien estaba afuera que no debería estar ahí, al inicio no los reconocieron, pero cuando Seiya se sacó el gorrito de su cabeza y empezó a jugar con él en sus manos, lo reconocieron como el vampiro que asesinó a Kanon, así que dentro de su cuartel general, los cazadores estaban armándose para enfrentar esta nueva amenaza, no iban a permitir que este par de demonios entraran a sus dominios, los detendrían, claro que lo harían

 

Seiya se sentó en la veredilla frotando sus manos al esperar a Ikky que regresó diez minutos más tarde cuando tenía todo listo, el peliazul tendió la mano a Seiya y al incorporarse, se besaron en los labios lentamente, como si tuvieran todo el tiempo del mundo

- ¿Diez minutos serán suficientes?

- Sería la vida entera… - contestó el castaño suspirando y mirando la luna

- Ok., ¿Listo?

- No… espera… eso es después, esto… es ahora… - Seiya señaló al edificio e Ikky miró que muchas personas estaban tras los ventanales mirándolos, la puerta principal se abrió y cinco cazadores salieron portando ballestas, estacas, hachas y espadas, Seiya sonrió y dio un paso hacia adelante, botó el guante que estaba usando y metió la mano a su bolsillo, al sacarla, Ikky vio que tenía en la mano muchas monedas de distintas formas y tamaños, eran las monedas que había tomado de la fuente, el castaño solo sonrió y con un rápido movimiento lanzó las monedas a los cazadores y al edificio, Ikky no esperó que algo como lo que pasó, pudiera pasar

 

Los cazadores cayeron porque las monedas fueron lanzadas con tal fuerza que su impacto era comparable con una bala, los ventanales del primer y segundo piso reventaron en mil pedazos, las personas que estaban tras los ventanales también cayeron, Seiya tomó un nuevo puñado de monedas y las lanzó a los ventanales del tercer y cuarto piso reventando los ventanales también, ahí le hizo una seña a Ikky que tomó su mano y juntos entraron al edificio de la Orden…

 

Los reflejos de Ikky eran de envidia, Seiya con sus monedas había logrado herir a varios de los humanos que se encontraban dentro de la edificación, el peliazul a su paso les iba rompiendo los cuellos, mientras menos humanos los atacaran de sorpresa pues mejor, pronto el ambiente se llenó de gritos, quejidos y pasos, todos corrían por todos lados, era caos total porque los miembros de la Orden que se encontraban dentro del edificio no pudieron haber esperado que estos dos vampiros pudieran atacarlos como lo habían hecho, burlar sus seguridades y entrar. 

 

Seiya caminaba lentamente detrás de Ikky, pero en un movimiento sorprendente, el castaño saltó y tomó del cuello a uno de los cazadores que tenía un arma en las manos, Seiya le quitó el arma y la rompió, luego lo miró a los ojos y le preguntó:

- Las reliquias, ¿dónde están? – el hombre al que preguntó esto era de mediana edad, usaba anteojos y lució aterrorizado por un momento, luego su mirada se desenfocó, aflojó su cuerpo y contestó en un tono monótono:

- La bóveda está abajo

- Lidera el camino, ¿puedes abrir tú esa bóveda?

- Si…

- Bien… llévanos entonces - Seiya lo soltó y caminó con aquel hombre, Ikky los vio y les fue abriendo camino, bajaron las escaleras y llegaron a una estancia bastante amplia, Seiya frunció el ceño, había un aroma muy desagradable, Ikky tosió y preguntó:

- ¿Qué diablos es eso?

- La magia deja huellas, como pasos en la nieve, es el hechizo que pensaron les protegería, pero nada puede protegerlos de nosotros, es nuestro destino tomar lo que nos pertenece, vamos… no te dañará mi Ikky, yo soy tu armadura – Seiya jaló al peliazul y bajaron un nuevo piso, al llegar caminaron por un pasillo iluminado con antorchas, el miembro de la orden llegó al final y movió una pintura que cubría la pared entera, era un buen escondite para una estancia secreta, porque al hacerlo se hizo visible la puerta de la bóveda, tecleó una clave en el panel y la puerta se abrió, Seiya entró y miró lo que había dentro, era un colección bastante grande de objetos antiguos, libros, pinturas, dagas, una de ellas llamó su atención, la había visto antes pero no sabía en donde, así que la tomó de cualquier manera, él sabía que eventualmente la necesitaría, y caminó por los pasillos de la bóveda como si tuviera todo el tiempo del mundo, acariciando suavemente los objetos que estaban en los estantes, Seiya caminaba con los ojos cerrados y tarareaba suavemente una melodía muy antigua, su madre solía cantarle esa canción cuando era niño, y eso le traía alegría.  Ikky estaba vigilando la puerta y mirando su reloj, aún tenían 6 minutos, el miembro de la orden estaba en la entrada, seguía con la mirada desenfocada y tranquilo, pasmosamente tranquilo

 

Al final del pasillo estaba una caja de madera, Seiya la tomó y con mucho cuidado la abrió, dentro encontró una placa de metal que tenía agujeros ubicados de forma indistinta en la placa, el castaño sonrió y levantó el objeto para mirarlo contraluz, esa era la llave que tanto había buscado, así que la guardó y salió de la bóveda al decir

- Cielo naranja Ikky… luces de colores

- ¿Lo encontraste?

- No… la llave me encontró a mi, quiere venir con nosotros, se sentía sola aquí encerrada, aventuras Ikky… aventuras… – Seiya sonrió y señaló las escaleras, Ikky asintió y juntos fueron por el pasillo, al llegar a la planta alta vieron a una hermosa mujer de largos cabellos lilas que los miró de vuelta, Seiya ladeó la cabeza y dijo: - Su sangre regará la tierra, mis manos tocarán el cielo, alas negras marcarán tu destino, fuego abrasará tu piel… bruja…

- Ahora no es el momento señorita Saori, debemos salir de aquí – un hombre de largos cabellos azules, tomó la mano de la muchacha que corrió por la estancia hacia la puerta trasera, Seiya la iba a perseguir pero Ikky lo tomó de la mano y señaló su reloj, ya no tenían tiempo, además dos cazadores bajaban las escaleras, Ikky señaló la salida y juntos salieron del edificio, al cruzar la calle, Ikky miró su reloj nuevamente al tiempo que las cargas de dinamita que había puesto en las bases del edificio explotaron, Seiya miró con una sonrisa cuando el cielo se tiñó de naranja y gritos de terror se escucharon en el edificio, la construcción era antigua por lo que no pasaron muchos segundos que los dos vampiros miraron como el edificio entero colapsó causando una nube de polvo y humo, Ikky sonrió al ver a Seiya que miraba embelesado el cielo y levantó las manos como si quisiera tocar la luna, luego de unos momentos todo fue silencio… silencio…

 

Notas finales:

Chan chan chan... y esa fue la fuente llena de oro, uyyyyyyyyyy, ¿qué es lo que Seiya quiere?, ¿qué tomó de la bóveda?, ¿en serio quiere matar a Saori?, ¿es Saori una bruja?

No se pueden perder los capítulos que vienen, aún falta mucho camino por recorrer, Muchas gracias por leer y nos vemos en el capítulo nuevo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).