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HIJOS DE LA NOCHE por crystalwall

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Notas del capitulo:

Hola, les traigo el capítulo nuevo, este es... uyyyyyyyyyy

Espero que les guste

Capítulo 17.- Alas de ángel

 

Seiya se encontraba de pie en el frío de la noche, tenía los ojos cerrados y su rostro levantado, estaba nublado y la luna no era visible, el castaño parecía triste

- Todo está arreglado, Sorrento viajará con ustedes y se asegurará de que lleguen a salvo a New York, el viaje es largo, pero será seguro, he procurado que tengan todas las comodidades posibles – Julián dijo esto a Ikky que si le estaba prestando atención sin descuidar a Seiya al que miraba por el rabo del ojo, no lo quería perder de vista, el castaño había estado algo inquieto estos últimos dos días

- Muchas gracias Julián – dijo Ikky en tono bastante seco

- Sorrento se encargará de acomodarlos en uno de los departamentos que tenemos allá, él procurará lo que ustedes necesiten, solo no lo maten y estaremos bien, él es muy útil para todos los menesteres que necesitamos en el día, es uno de mis hombres de confianza

- No lo mataremos, no te preocupes, gracias nuevamente Julián – Ikky estrechó la mano del peliazul mayor, el que asintió y dijo:

- Sé que cuidarlo no debe ser fácil, pero te lo agradezco, él es muy especial como para dejarlo morir, nunca esperé volverlo a ver tan bien, y eso es por ti

- No… no soy yo, él es fuerte, es más fuerte de lo que todos le dan crédito

- Pues si, bueno… que tengan un buen viaje, si necesitan algo, lo que sea, Sorrento se los procurará

- No te preocupes por nada, no creo que a Seiya le interese el imperio que has construido, él disfruta las pequeñas cosas de la vida que no necesariamente tienen precio, espero no volver a verte, no me lo tomes a mal – Ikky sonrió ligeramente cuando dijo esto, Julián correspondió con la misma sonrisa falsa, el joven peliazul llegó hasta Seiya y tomó su mano, la besó y le preguntó: - ¿Listo?

- Vamos a volar Ikky, seremos libres como el viento

- Siempre hemos sido libres como el viento, ven… - el peliazul caminó por la pista hasta el avión que estaba listo, ellos no viajarían en la cabina, sino en el compartimiento de carga, no había forma de protegerse del sol en la cabina, Julián les había asegurado que él había viajado de esa forma muchas veces, era completamente seguro y Seiya había estado de acuerdo, Sorrento iría en la cabina, era un viaje de más de 12 horas, y el día estaba a punto de despuntar

- Adiós niño… - dijo Seiya tomando la mano de Julián y apretándola suavemente

- Adiós maestro, espero que llegues con bien a tu destino

- No… no lo haces… esperas que el ave se queme en el firmamento y los pedazos caigan en el mar – dijo Seiya mirando fijamente a Julián a los ojos

- No maestro…

- Pero yo sé que si… yo lo sé… - Seiya acarició la mejilla de Julián suavemente y el peliazul sintió como su cuerpo entero se paralizó, no podía moverse en lo más mínimo, los ojos de Seiya… solo podía ver esos hermosos ojos cafés con destellos dorados, y pudo susurrar:

- Maestro… no… yo no…

- Yo sé que si… las brujas entraron a tu cabeza… las brujas te apartaron de mi lado, pero no… tú quisiste irte de mi lado… me abandonaste por migajas… migajas que se pierden en el viento… migajas…

- No maestro…

- Me abandonaste cuando las voces en mi cabeza me dejaban sordo… cuando mis ojos no podían ver… cuando la desesperación se apoderaba de mi alma, me abandonaste…

- Maestro… lo siento…

- No… tú no sientes nada… no eres nada… y en nada te convertirás… - Seiya sonrió ligeramente cuando de un violento movimiento le arrancó el corazón a Julián, que abrió los ojos con sorpresa antes de convertirse en ceniza, Ikky sonrió divertido y tomó a Seiya de la mano al decir:

- Deberíamos abordar, ¿crees que el avión aún nos lleve?

- El ave es nuestra, el viento también… - Seiya miró a Sorrento que estaba petrificado, Ikky se acercó a él y lo tomó del brazo al decirle:

- ¿Valoras tu vida muchacho?

- Si… por favor… por favor… - el jovencito temblaba, él sabía que su trabajo era de alto riesgo al relacionarse con vampiros, pero a su criterio su jefe, era la persona más intimidante que había conocido en la vida, claro, hasta que estos dos sujetos llegaron a su puerta hacía una semana, Julián había estado sumamente preocupado, y ahora Sorrento entendía las razones, el castaño se había quedado de pie allí, como si nada hubiera pasado y simplemente miraba su ensangrentada mano, Sorrento le temía, el castaño estaba loco y eso lo hacía sumamente peligroso, aunque ese peliazul que parecía ser el único que lo entendía, no se quedaba atrás

- Muy bien, de lo que Julián dijo el otro día, todos los bienes y activos no están a nombre de él, sino que se estableció un fideicomiso, del cual tú eres apoderado, ¿verdad?

- Si… si… - Sorrento lucía confundido, estaba el shock, no podía pensar con claridad

- Genial, conoce a tu nuevo jefe – Ikky señaló a Seiya que se acunclilló y tocó el suelo, en donde la ceniza de Julián cayó

- ¿Mi nuevo jefe?

- Créeme muchacho, nosotros somos menos problemáticos y complicados que Julián, por lo pronto te asegurarás de que nuestro vuelo llegue sin problemas a New York, cuando aterricemos hablaremos, si hay algún cambio en el plan que atente contra nuestra seguridad, te mataremos, asumo que valoras tu vida, ¿verdad?

- Claro que si

- Bien, harás lo que te estoy diciendo, ahhhhh, y que no se te ocurran ideas, Seiya no duerme durante el día y sabrá si intentas hacer algo que no debes, así como supo siempre de la traición de tu jefe, no queremos que corras con la misma suerte, Julián dijo que eras de confianza, en este viaje lo demostrarás, sabes muy bien lo productiva que puede ser nuestra relación, no lo quieres poner en peligro, eres inteligente, yo lo sé, sé que harás lo correcto – Ikky sonó completamente amenazante cuando dijo esto, Sorrento perdió el poco color en el rostro que tenía cuando susurró:

- Oh por dios…

- Tampoco creemos en dios, ¿vamos?

- Si… si señor…

- Buen chico, esa es la actitud – Ikky palmoteó con suavidad la mejilla de Sorrento y le sonrió de lado, el muchacho sabía que su vida pendía de un hilo, pero no tenía escapatoria, diablos…

 

Ikky tomó a Seiya de la mano y juntos abordaron en el compartimiento de carga del avión, Julián había dispuesto que adecuaran su avión privado con asientos reclinables y cómodos en dicho compartimiento, Ikky lució impresionado, se acomodó con Seiya y en pocos minutos el avión despegó, él inevitablemente dormiría el día entero, no lo podía evitar, pero el castaño caminó por el avión todo lo que pudo, no le gustaba quedarse quieto por mucho tiempo, el ruido le molestaba por lo que cuando Ikky despertó, lo encontró acunclillado en el suelo sosteniendo su cabeza

- Hey… ¿te sientes bien? – preguntó el peliazul preocupado

- Me duele Ikky… las voces… las voces hablan muy fuerte…

- Necesitas alimentarte – Ikky miró su reloj, según el plan de vuelo, aún faltaban un par de horas para el aterrizaje, así que se sentó en el suelo y abrazó a Seiya, le tarareó la canción que usualmente el castaño tarareaba los días que más lúcido estaba, eso había descubierto Ikky, era una de las cosas que más lo calmaban

- Mi mamá… ella solía cantarme esa canción – susurró el castaño que tenía los ojos cerrados y la cabeza apoyada en el pecho del peliazul

- Lo sé, ¿te sientes mejor? – Ikky besó la frente de Seiya y lo abrazó de mejor manera

- No… me duele Ikky… me duele… - Seiya gimió de dolor y escondió el rostro en el pecho de su amante que le acarició la nuca y miró su reloj nuevamente, él quería llegar, Seiya tenía que alimentarse y pronto

- Ya pasará amor… ya pasará…

 

El avión tocó pista algunas horas después, pero el compartimento de carga permaneció cerrado por al menos una hora más, Julián les había advertido sobre esto, debían ser pacientes, por eso cuando la compuerta se abrió, Ikky sintió un alivio tremendo, Sorrento era el que entraba con dos aeromozas

- No se presentaron novedades en el vuelo mis señores, los controles han sido ya realizados así que podemos desembarcar, tengo un auto listo para ustedes, si desean algo más, por favor háganmelo saber e inmediatamente se lo procuraré – el tono de Sorrento era bastante sereno, al parecer ya le pasó el shock inicial a la muerte de Julián

- Lo del auto está bien, tenemos la dirección del departamento que Julián dijo y además tenemos tu número, así que si te necesitamos te llamaremos – Ikky cargó a Seiya y salió del avión con prisas, efectivamente un auto con chofer los esperaba, el peliazul acomodó a Seiya en el asiento trasero y le hizo una seña al chofer el que presto se bajó y le dio las llaves

 

Ikky arrancó y se perdió por la carretera, Sorrento suspiró y asintió, le hubiera gustado renunciar, pero la paga era demasiado buena, además nadie le aseguraba que este par de vampiros no lo busquen hasta matarlo, él sabía sus nombres y los conocía, no… esa no era una opción segura, bueno… ya se vería…

 

Seiya tenía la mirada perdida en la oscuridad, a lo lejos vio las luces de la ciudad, él nunca había venido al nuevo mundo, la verdad no le interesaba, no le agradaban los viajes largos en barco y solo por eso no había ido, pero ahora que había pisado tierra americana, la exploraría entera, tenía muchas cosas que hacer, lugares que visitar, amigos que encontrar, millas por recorrer, muchas millas por recorrer antes de dormir…

- Ríos de gente Ikky… interminables…

- Es una isla densamente poblada, millones y millones de cuerpos amor mío, podremos cenar tranquilamente, ¿quieres algo grande o pequeño?

- No… no tengo sed… arena en mis labios… - Seiya meneó la cabeza y la sujetó con ambas manos, Ikky aplastó el acelerador, Seiya necesitaba alimentarse, así que, como no tenían un destino fijo, lo mejor era llegar allá rápidamente, pronto el peliazul se vio en una autopista, siguió los letreros y en menos de media hora estaba rodeado de edificios iluminados, era un sector como cualquier otro pensó Ikky, así que parqueó el auto en una calle cualquiera y dejó a Seiya en el auto con música y aire acondicionado, él iría por su bocadillo

 

Ikky regresó en menos de diez minutos con un muchachito delgado y pequeño que lucía asustado, la puerta del auto estaba abierta y Seiya simplemente se había acostado en el capó y miraba el nublado cielo

- No me agrada esta ciudad, la luna está escondida – dijo el castaño sin voltearse en lo más mínimo, rodeando el auto había 4 cadáveres, todos con los cuellos rotos pero sin señales de mordidas, todos hombres y lucían grandes y fuertes, vaya… no era un barrio como cualquier otro

- La luna te mira, no importa si está escondida o no, te traje un bocadillo

- No tengo sed Ikky… tengo frío… - Seiya vestía un pantalón de lino delgado y una camisa floja del mismo material, pero empezaba a nevar, así que Ikky arrastró al muchachito que forcejeaba y lo acercó a Seiya al decir:

- Debes alimentarte, te sentirás mejor si lo haces, ven amor… - Ikky lanzó al chico contra el auto, se golpeó la cabeza y cayó al suelo atontado, tomó a Seiya y lo incorporó, lo besó en los labios y tomó al chico de su buso, lo acercó a los labios de Seiya y lo sostuvo allí hasta que el castaño lo mordió suavemente, el chico gimió pero sus gemidos fueron apagados rápidamente, el castaño se alimentaba para complacer a Ikky, aunque indudablemente se sentía luego mejor por ello, malditas brujas… mil veces malditas…

 

Ikky ayudó a Seiya a bajar del capó del auto y lo acomodó en el asiento del copiloto, tomó una manta de la cajuela y lo envolvió en ella, volvió a su propio asiento y arrancó

- Ok., ¿tienes una idea de a dónde debemos ir? – preguntó el peliazul que conducía sin mayores direcciones

- Luz que no alumbra… veo una antorcha que no calienta, fuego que no es fuego… allá encontraremos una flecha – Seiya susurró esto y señaló hacia el norte, Ikky se encogió de hombros y condujo en esa dirección general, y sonrió cuando vio la estatua de la libertad a lo lejos, bueno… siempre podían ir allá, sitios turísticos estaban siempre llenos de gente

 

Al llegar a la zona, Ikky parqueó el auto y de la cajuela tomó un abrigo grueso con el que vistió a Seiya, le puso botas afelpadas, bufanda y gorrito, el castaño se dejaba vestir, pero tenía las manos sujetando su cabeza, Ikky le besó la frente y le dijo:

- Podríamos ir a ese departamento del que tenemos la llave, si quieres descansar

- No… quiero caminar… una sirena me está llamando, oigo su canto…

- ¿Ah sí?

- Huelo el miedo… es intoxicante – Seiya sonrió débilmente y señaló un callejón, Ikky lo tomó de la mano y caminaron calle abajo hasta el callejón, dentro pudieron ver a dos sujetos que tenían a una chica arrinconada contra la pared, pero eso no era lo que Seiya miraba, ladeó la cabeza hasta que una hermosa mujer salió de las sombras, le quitó de encima los tipos a la chica que corrió, pasó junto a Ikky y Seiya que no se movieron, simplemente miraron como esa hermosa mujer rompió el cuello a uno de los atacantes y mordió el cuello del otro

- Podían haber tomado uno de ellos, asumo que no tienen sed – dijo la vampira limpiándose delicadamente la comisura de sus labios

- No por el momento – dijo Ikky mirándola con curiosidad y preguntó: - ¿A qué clan perteneces?

- Clan… por favor no me hagan reír, esas ideas son arcaicas

- La veo sola Ikky… sola en la noche… mi cerebro está zumbando, no existe nada más – dijo Seiya y se llevó una mano a la frente

- ¿Sola?, ¿no tienes creador niña? – preguntó Ikky frunciendo el ceño, la muchacha meneó la cabeza al decir:

- No… soy libre, ¿ustedes no?

- Libre si… condenado no… - dijo Ikky mirando a Seiya que dijo:

- Indigna… impura… ceniza Ikky… ceniza… - Seiya la miró a los ojos y la muchacha no entendía lo que pasaba, no podía moverse, tenía toda la intención de salir corriendo, pero su cuerpo no le respondía, el castaño cubrió las distancias lentamente y de un solo movimiento le arrancó el corazón, la vampira se hizo cenizas ante sus ojos y Seiya dijo: - Esta ciudad está llena de impuros… los huelo… los siento…

- ¿Quieres acabar con ellos como lo hacía tu maestro?

- No… la ciudad vibra bajo mis pies, un cementerio en donde me casé con el mar, oigo su voz Ikky, me recorre entero, está cerca… él jala el gatillo…

- ¿Él jala el gatillo?, ¿Cómo lo sabes?

- Lo veo… puedo verlo… - Seiya cerró los ojos y vio una inmensa iglesia que no tenía crucifijos, madera cubría sus vitrales, fuego brillaba en sus antorchas, el altar lucía abandonado, piedra, madera y metal, muchos vampiros estaban por allí, en uno de los sillones uno de ellos lo miraba todo y lo controlaba todo, tenía ojos azules profundos, su sonrisa era encantadora, y lo miraba como un cazador mira a su presa…

 

***

Shun miraba curioso una cantidad de mapas que Hypnos le mostraba, ellos habían distribuido la ciudad en cuadrantes, registraban todos los nidos que habían desaparecido, por boca del propio Shura supieron que no eran los miembros de la Orden los que lo estaban haciendo, así que ahora consideraban sus opciones

- ¿Podría otro grupo de cazadores afianzarse en la ciudad sin que ustedes se dieran cuenta? – preguntó Shun interesado, había escuchado hablar a los mayores por lo que le parecieron horas, el Juez se había ausentado porque quería terminar el interrogatorio a su visitante

- Es bastante improbable – dijo Hypnos al tiempo que Hades regresaba a la habitación acompañado de Shura que lucía relajado, extremadamente relajado

- Tenemos toda la ciudad vigilada, de existir otro grupo que atente contra nuestra raza, lo sabríamos, la Orden de Aurelius ha ido cobrando fuerza en estos últimos 10 años, son cosas que hemos podido controlar mas no erradicar, son trucosos y hemos sufrido demasiadas bajas, no queremos llamar la atención, la investigación que se está llevando a cabo en Roma no va a traer nada bueno, por eso no hemos volado su base aquí – explicó Hades a Shun principalmente porque sus hombres ya lo sabían

- ¿Pero vamos a hacer algo con ellos? – preguntó Shun mirando principalmente a Shura que estaba de pie en el salón, completamente perdido en sus pensamientos

- Por lo pronto vamos a enviar un mensaje con nuestro amigo, está bien, ahora… Shura… regresa a casa y haz lo que te he dicho

- Si mi amo – contestó el pelinegro y sin más demora salió de la iglesia, Hades sonrió divertido y le guiñó un ojo a Shun que no supo qué hacer

 

***

En la base de la Orden de Aurelius, las cosas estaban complicadas, la desaparición de Shura en el Centro Comercial los puso a todos de cabeza, Mu había ido a la estación de policía, Shaka llamaba a todos sus contactos, Saga y Aioria estaban tratando de hackear el sistema de cámaras de seguridad de la zona de juegos pero hasta el momento no habían tenido éxito, toda la casa estaba en movimiento, había sido una noche bastante larga, claro hasta que su desaparecido camarada llegó casi al amanecer

- Por todos los dioses Shura, ¿dónde has estado? – Docko lo sacudió porque el pelinegro lucía confundido y cansado

- Yo… necesitaba caminar, no me estaba sintiendo bien, no me siento bien – respondió el aludido llevando una mano a su estómago

- ¿Por qué te desapareciste del centro comercial?, ¿estás bien? – Shaka se acercó a él y lo miró a los ojos, sus pupilas estaban dilatadas, eso no era una buena señal

- No lo sé… no lo recuerdo

- ¿No lo recuerdas?, ¿qué es lo último que recuerdas? – preguntó Saga frunciendo el ceño, no le agradaba el rumbo que estaba tomando esta conversación

- Yo… recuerdo ir a comer temprano en la noche con Musito, fuimos luego a la estación de policía para hablar con su amigo que nos llamó, algo nos dijo sobre… sobre… no lo sé… no lo recuerdo… - Shura lució confundido y meneó la cabeza, cerró los ojos como si le dolieran, hizo mucho esfuerzo en volverlos a abrir

- Ok., yo creo que lo mejor sería dejarlo descansar, ya mañana podremos hablar con tranquilidad – dijo Docko tomando a Shura del brazo para llevarlo a la planta alta

- ¿No sería mejor llevarlo al hospital? – propuso Aioria, él veía a su amigo pálido como la muerte

- Agua… agua primero… - dijo Shura y caminó lentamente a la cocina, encendió la luz y caminó hasta el dispensador de agua, Shaka fue con él, Aioria también, vieron como Shura se sirvió el vaso y lo bebió lentamente

- Deberíamos llevarlo al hospital – susurró Aioria al rubio que asintió, a él le parecía lo más lógico, pero un grito los hizo voltearse, no pudieron evitarlo

- Shura no!!!!!!!! – Saga venía entrando en la cocina y vio como el pelinegro tomó un cuchillo y sin pestañear siquiera se lo clavó en el estómago…

 

Notas finales:

Chan chan chan... ¿qué pasará con Shura?, ¿y con Ikky y Seiya que ya volaron a través del océano?, ¿y con el juez que algo planea?, no se pueden perder los capítulos que vienen, espero que les guste lo que viene


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