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HIJOS DE LA NOCHE por crystalwall

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Notas del capitulo:

Hola, les traigo el capítulo nuevo, ya están todas las fichas en el mismo tablero, espero que les guste lo que viene, uyyyyyyyyyyy

Capítulo 19.- Mis anhelos

 

Seiya sonreía al sentir el viento helado en su rostro, hizo un giro y casi se cae, Ikky lo atrapó y sonrieron juntos, el peliazul disfrutaba mucho cuando Seiya estaba de humor juguetón, esa noche estaban patinando en el lago congelado de Central Park, una semana habían vagado por toda Manhattan, habían caminado sin mayor rumbo, Seiya había dicho que estaba esperando una señal de la luna, aparentemente la luna lo ignoraba porque el castaño no había hecho mención siquiera de encontrar a quien en teoría deberían buscar

- Nieve… amo la nieve mi Ikky, blanca… pura… eterna como nosotros – susurró Seiya que estaba quieto en medio de la pista de patinaje, Ikky le acomodaba la bufanda y el gorrito en su cabeza, se habían movido por el viento y por el hecho de que estaban patinando al aire libre, muchas personas compartían la pista sin imaginar su letal naturaleza, Seiya se había alimentado de mejor manera esos días, Ikky estaba impresionado y contento, nunca Seiya había demostrado tan buena disposición ante la vida por tantos días seguidos

- Me he podido dar cuenta de ello, ¿quieres seguir patinando o quieres caminar un ratito? – preguntó el peliazul apretando suavemente la mano de su castaño, amó verlo patinar libre de preocupaciones esa noche, amó verlo libre y sonriente, pero no era por eso que estaban en la ciudad, y sus pensamientos fueron confirmados cuando Seiya respondió:

- Debemos encontrar un sitio sagrado… dolor Ikky… lo huelo… pérdida… un hijo de la luna murió y sus hermanos lo lloran – Seiya señaló el camino a la izquierda, el peliazul se volteó y a lo lejos vio una iglesia, diablos… Seiya y las iglesias

- No podemos entrar en suelo sagrado, ok., tú si puedes, yo no puedo – Ikky tomó la mano de Seiya y juntos patinaron suavemente hasta el borde de la pista

- Si puedes mi Ikky, los dioses falsos no deben tener poder sobre ti, cree en mi y solo en mi – Seiya se enrolló en Ikky y lo abrazó, el peliazul lo sujetó para besarlo en los labios

- Yo creo en ti implícitamente amor, pero ok., si quieres ir a la iglesia pues vamos a la iglesia

- Los corderos vienen solos hacia los lobos, los corderos están asustados y gritan en la noche

- Ok., dejemos que los corderos nos encuentren entonces

- Huelen a sangre, huelen a magia, son nuestros corderos Ikky – Seiya se detuvo en medio de la pista y señaló un árbol a la izquierda, el peliazul lo tomó de la mano y hacia allá fueron, en una de las banquitas Seiya se sentó e Ikky le quitó los patines, él se quitó los suyos, se calzaron sus zapatos y tomados de la mano fueron por el borde de la pista de patinaje

- Tú eres mío, yo soy tuyo, dejémoslo así – Ikky acomodó nuevamente el gorrito de Seiya y tomados de la mano caminaron por las atestadas calles, a Seiya no le agradaban mucho los gentíos pero estas dos últimas noches, el ambiente de la ciudad estaba cambiando, el primer encuentro con aquella vampira fue casualidad, o por lo menos eso era lo que Ikky pensaba, pero los encuentros subsecuentes que habían tenido, no podían haber sido al azar, alguien quería matarlos, Seiya no estaba preocupado, pero Ikky si

- Claro que eres mío, tengo frío Ikky

- Que raro… tú nunca tienes frío – el peliazul se detuvo, ellos estaban en un callejón en donde corría un viento helado, papeles y bolsas de plástico volaban, literalmente

- Es aquí Ikky… - Seiya puso una mano en su pecho y luego señaló el final del callejón en donde Ikky miró y pudo distinguir tres bultos, alguien los estaba esperando, otra vez…

- No te preocupes amor, podemos volver a la pista de patinaje si quieres

- No… los corderos nos esperan – el castaño frotó sus manos, pero luego se sacó los guantes de lana que estaba usando, Ikky sonrió y dijo:

- Vamos por ellos entonces…

 

Ikky caminó con Seiya y llegaron a la mitad del callejón cuando tres vampiros les salieron al paso, tenían estacas y uno de ellos tenía un hacha, se veían grandes y fieros

- ¿Quién los manda? – preguntó Ikky mirando a uno de ellos que no esperó nada y lo atacó, los otros dos se lanzaron a Seiya que esquivó a uno de ellos y al otro en un movimiento digno de envidia, lanzó contra la pared y le arrancó el corazón, el vampiro que yacía en el piso miró a Seiya con los ojos muy abiertos y levantó las manos en signo de paz, Seiya caminó lentamente hasta él, y se acunclilló poniendo suavemente su ensangrentada mano en el pecho del indefenso vampiro y preguntó:

- ¿A quién sirves?

- Al anciano maestro… él… él nos envió… por favor no… no me mates… - el vampiro estaba aterrorizado, Seiya lo miró a los ojos y el vampiro dejó de moverse, luego le puso su otra mano sobre la frente y cerró los ojos, Ikky estaba entretenido haciendo papilla a su contrincante hasta que le quitó el hacha y lo degolló, se volteó y caminó hasta Seiya y miró al inmóvil vampiro que lucía aterrado, Seiya abrió los ojos, pestañeó un par de ves y luego sin pensarlo mucho, con un movimiento rápido le arrancó el corazón a su víctima y miró como su cuerpo se convertía en cenizas

- Margaritas…

- ¿Margaritas? – preguntó Ikky tendiendo su mano a Seiya que la tomó y se incorporó, luego sacó sus guantes del bolsillo y se los puso al decir:

- Mi madre las plantaba, había flores silvestres también, pero no nieve…

- Te ves hermoso en la nieve – dijo Ikky mirando de reojo el callejón, si había más vampiros pues se escondieron muy bien, Seiya los hubiera sentido y los hubiera matado, pero no… solo tres esta noche, bueno… ya se vería

- Me gusta la nieve, blanca… fría… eterna…

- Yo prefiero la playa, me gusta la arena caliente bajo mis pies, deberíamos ir a Florida cuando acabemos lo que tenemos que hacer, podemos probar las montañas rusas de los parques de diversiones que son tan populares entre los humanos, ¿no lo crees? – la pareja se volvió a unir al río de gente que caminaba por las calles, la luz de los faroles lo iluminaba todo, le daba un ambiente etéreo, al final de la calle se podía ver una edificación bastante grande, muchas personas estaban afuera, autos parqueados a lo largo de la calle

- Islas… arena… encontré una isla en tus brazos

- ¿Esa iglesia? – preguntó Ikky deteniéndose en la acera del frente, Seiya asintió al decir:

- Si… los corderos están atrapados, en el campo de zarzamoras – el castaño soltó la mano de Ikky con la obvia intención de entrar en la iglesia, pero el peliazul lo detuvo al decir:

- No no no, no vas a entrar solo a una iglesia llena de cazadores

- Son mansos corderos, la ira ciega, el dolor arruma, no podrán ver nada más

- Lleva el hacha por lo menos – el peliazul quiso entregarle su arma, pero Seiya meneó la cabeza al decir:

- No… no armas… rayos y truenos marcan la noche y yo soy la tormenta – el castaño sonrió ligeramente al decir esto, Ikky asintió y acarició la mejilla de su niño al decir:

- Ok., ve y fríelos entonces – Ikky besó a Seiya en los labios y lo dejó ir, se maldijo a sí mismo por no poder acompañar a su niño, pero no podía controlar sus reacciones dentro de la iglesia, Seiya podría infiltrarse, él no, diablos…

 

Seiya caminó lentamente al cruzar la calle, subió los escalones y entró por la puerta principal, dentro pudo ver la iglesia entera iluminada, muchas personas vestían de negro y sus semblantes eran serios, otros tantos lloraban, otros hablaban, pero todos lucían tristes.  Al final, en el altar había varios ramos de flores y una fotografía de tamaño ampliado, un sacerdote hablaba con un micrófono, pero Seiya decidió ignorarlo, habían cosas más importantes en las que concentrarse

 

El castaño miró las paredes de la iglesia y vio una puerta lateral junto a la pila que contenía el agua bendita, caminó hacia allá y tocó suavemente el agua, sonrió y siguió hasta la puerta, al abrirla una escalera de caracol se mostraba, subió y llegó al espacio en donde descansaba un piano, Seiya se sentó en la banquita del piano y miró a la congregación entera a sus pies y no pudo evitar sentirse triste… muy triste…

 

Ikky afuera de la iglesia caminaba de un lado a otro en la oscuridad, no había escuchado nada interesante, si hubieran descubierto a Seiya ya alguien habría gritado por lo menos, pero no… escuchaba murmullos, escuchó un muy leve llanto, pero nada que se pudiera considerar como fuera de lugar, ¿qué diablos estaba haciendo su castaño ahí dentro?

 

Al cabo de veinte minutos aproximadamente, la gente empezó a salir de la iglesia, Ikky miró como halcón la puerta, pero no vio salir a su castaño, por lo que saltó asustado al sentir un suave toque en su brazo

- Demonios Seiya, me asustaste – el peliazul abrazó al castaño que apareció a sus espaldas

- Lluvia Ikky – Seiya extendió su mano y efectivamente una gota de agua cayó en su palma

- Demonios, no tenemos paraguas, ¿a dónde quieres ir?

- Somos extraños en este lugar, caminos sinuosos, oscuros pensamientos, oscuras noticias – Seiya tomó la mano de Ikky y empezaron a caminar

- ¿Qué pasó con los corderos? – preguntó el peliazul, el castaño se estremeció al decir:

- Dolor, muerte… triste Ikky, muy triste – Seiya se volteó y el peliazul limpió la lágrima de su mejilla, luego lo abrazó y besó su frente

- ¿Él también era un hijo de la luna?

- Si… tenemos que acercarnos a la luna para escucharla, ven… - Seiya tomó la mano de Ikky y caminaron un largo trecho por la vereda, pero luego en un edificio de al menos 10 pisos, Seiya señaló la escalera de incendios, Ikky la bajó y por ella llegaron al techo, luego fueron como sombras saltando los techos de los edificios hasta que llegaron a uno que a Ikky no le pareció especial, pero la lluvia no perdona y en menos de dos minutos, la pareja estaba empapada hasta la médula, a Seiya parecía no importarle y miraba al callejón apoyado en la baranda, Ikky también lo hizo pero nada interesante pasó por al menos 20 minutos

 

Cuando el peliazul estaba a punto de quejarse, Seiya lo llamó y simplemente le dijo:

- Mira mi Ikky…

El peliazul miró y arqueó una ceja, por primera vez en esos días, Seiya lo guió a una emboscada, con la diferencia de que ellos no iban a ser los sorprendidos esta vez, cuatro vampiros los esperaban en el callejón, pero ellos les iban a caer del techo, o por lo menos eso es lo que Ikky pensó, y cuando se movió para saltar o algo, Seiya lo tomó del brazo y le dijo:

- Espera… los corderos…

- ¿Los corderos? – preguntó el peliazul y miró a la calle, dos personas venían caminando por la calle, uno fumaba y otro hablaba, Ikky supuso que estaba molesto porque gesticulaba mientras lo hacía, un sonido llenó el callejón entero, Seiya lanzó una lata desde el techo y sonrió, porque los vampiros se asustaron y las dos personas que venían por la calle se tensaron, uno de ellos sacó una daga de su gabardina, y el otro sacó una estaca de su bolsillo trasero, Ikky se acomodó junto a Seiya y ambos vieron desde su posición privilegiada en las alturas, como esos dos cazadores, con mucho esfuerzo dieron muerte a tres de los cuatro vampiros, uno logró escapar, pero Seiya le hizo una seña a Ikky que saltó del techo por el otro lado del edificio y sin perder mucho tiempo, le arrancó el corazón al vampiro que huía, justo a tiempo para volver a subir al edificio sin que los cazadores le vean y reunirse con Seiya que daba vueltas bajo la lluvia, lucía contento

- ¿Los seguimos? – preguntó el peliazul pasando una mano por su rostro, en un vano intento de quitarse el cabello de los ojos

- Las luces que seguimos son ciegas, la luna me lo dijo – Seiya tendió sus dos manos e Ikky las tomó, juntos dieron vueltas bajo la lluvia

- ¿Qué más te dijo la luna? – Ikky jaló al su castaño para abrazarlo y besarlo en los labios

- La lluvia me mostró sus rostros, la lluvia guiará el camino, vamos Ikky… - Seiya corrió hasta la corniza y saltó, Ikky lo siguió y al aterrizar en el duro suelo con una gracia impresionante, corrió por el callejón hasta alcanzar a Seiya que señaló el camino de la izquierda, los dos hombres que habían estado en el callejón avanzaban rápidamente tratando de guarecerse, Ikky sonrió, ya sabía a dónde iban…

 

Ikky y Seiya estaban abrazados besándose suavemente bajo un frondoso árbol, aún no paraba de llover pero ya no lo hacía con tanta violencia como hacía un par de horas, el objetivo era vigilar una gran casa en medio de la cuadra, era tarde en la noche pero aún las luces estaban encendidas, Seiya había dicho que la luna los había llevado hasta allá y que les daría los medios para entrar, Ikky confiaba ciegamente como siempre lo hacía, y no se equivocó cuando la oportunidad se presentó unos minutos después, dos muchachitos salieron por la puerta lateral, tenían grandes bolsas de basura y aparentemente discutían por algo, Seiya solo los señaló, Ikky iba a ir por ellos pero Seiya le susurró:

- Los corderos vienen hacia los lobos pssst psst psst…

 

***

Esa noche en el hospital fue eterna…

 

La ambulancia llegó a la casa una vez que Shaka la llamó, hasta eso ellos habían intentado darle los primeros auxilios a Shura, trataron de parar la hemorragia presionando la herida, pero el pelinegro estaba perdiendo mucha sangre

 

En la ambulancia Shion y Shaka fueron con Shura, los paramédicos hicieron todo lo que pudieron, llamaron con anticipación al hospital para reservar un quirófano, los médicos lo llevaron a la carrera y la cirugía fue complicada, horas pasaron los cazadores de la orden en la sala de espera, hasta que el médico que operó a Shura salió con malas noticias, la herida fue mortal, no pudieron parar el sangrado interno y lastimosamente Shura Taylor murió en la mesa de operaciones

 

La noticia fue devastadora…

 

Shura no era ni el primer ni el último cazador en perecer dentro de la Orden, pero la forma en la que ocurrió todo, los puso de cabeza, Shion estaba consternado, Saga no se diga, primero perdió a su hermano y ahora a Shura, el peliazul pensaba que la forma de muerte de ambos se asemejaba mucho porque él estaba convencido de que su hermano también fue hipnotizado antes de morir, malditos vampiros y sus poderes mentales, solo buscan destrucción y muerte, malditos… mil veces malditos…

 

Los chicos estaban devastados también, ellos admiraban mucho a Shura, era de los cazadores el más fuerte y era aún muy joven por lo que era divertido y entretenido, sabía muchas cosas como Saga pero no los trataba como niños, otro que estaba desconsolado era Mu, ellos eran a la final los mejores amigos de la vida, el ambiente en el cuartel general de la Orden de Aurelius era por demás lúgubre, nadie tenía ánimos de hacer nada, nadie quería salir, estaban asustados, este era el primer ataque que recibían así, direccionado a ellos, las otras heridas y accidentes los habían tenido en medio de batallas, pero esto… esto era completamente nuevo y aterrador

 

El velorio fue horrible, también lo fue la misa luego de la cremación, la familia de Shura tuvo que volar desde España, por eso todo se demoró más días de los usuales, y ahora en esta noche lluviosa, todos los miembros de la Orden estaban en casa, bebiendo una copa en honor a su amigo caído, al que iban a extrañar

 

Tenma y Alone habían estado por el salón, ellos no podían beber licor pero eso no impedía que quisieran compartir historias de Shura, esa fue una noche muy densa para todos, por eso cuando casi era media noche, Shion mandó a los muchachos a sacar la basura, ninguno de los dos quería ir, así que luego de una mirada del mayor, los dos muchachitos salieron por la puerta lateral y cruzaron la calle hasta los contenedores, allí vieron a una pareja que estaba en los besuqueos pero no les tomaron mucho en cuenta, si les llamó la atención porque llovía suavemente y la pareja se estaba mojando, además el vecindario no era propicio para esos menesteres, o por lo menos no lo había sido hasta ahora, todo estaba dentro de lo normal hasta que el más pequeño de los dos, un muchacho que no podía ser mayor a ellos, se volteó, los miró y sonrió al decir:

- Y de la lluvia emergieron los rostros que queríamos ver

- Oh por Dios… - Tenma dejó caer la bolsa de basura, Alone se volteó y dejó caer la suya, Seiya les sonrió y ladeó la cabeza al decir:

- Corderos… los corderos están llorando, no no no… eso es… corren por la pradera y caerán al despeñadero, sangre… dolor… no más dolor - Tenma y Alone hicieron moción de correr de vuelta a la casa, pero Seiya los miró y estiró una de sus manos, estaba aún lejos de ellos, pero los muchachitos se paralizaron y no pudieron ni pestañear siquiera, Ikky arqueó una ceja al acercarse con Seiya para verlos de mejor manera y decir:

- Jóvenes cazadores, interesante…

- Déjenos ir… - susurró Tenma, su corazón latía a mil por hora, Alone no pudo hacer nada para limpiar una lágrima que rodó por su mejilla, Seiya se acercó a él y se la limpió, lo miró a los ojos y le dijo:

- Misterios y magia, cobijan una bruja, ¿dónde está? – el tono del joven castaño era suave, su mirada intensa, los dos muchachitos no podían recordar estar más asustados que ahora en sus cortas vidas, Seoya le acarició el rostro a Tenma y ladeó la cabeza, lo estaba examinando al parecer

- Pandora, su nombre es Pandora, realmente les recomiendo que nos digan lo que queremos saber, será menos doloroso para ustedes – aclaró Ikky también en tono sereno, en eso se abrió la puerta principal de la casa y un hombre de cabellos azules salió y llamó a los chicos que estaban inmóviles en la acera del frente:

- Tenma¡¡¡, Alone!!!, ¿qué demonios están haciendo ahí?

 

Todo fue muy rápido, Saga iba a cruzar la acera, pero se fijó en que los chicos no estaban solos, tomó aire, pero Ikky llegó hasta él como un rayo, le iba a romper el cuello, pero Seiya lo detuvo, empujó a Saga en el proceso, el cual se cayó duramente al suelo, el castaño se paró sobre él, y se acunclilló poniendo una mano en su pecho para poder verlo mejor mientras lo mantenía quieto en el mojado pavimento

- ¿No lo matamos ya? – preguntó Ikky mirando a Saga que lo miraba aterrorizado

- Hermano… - susurró Seiya y le sonrió, Saga pudo sentir como su sangre le subía a la cabeza y la ira le nublaba los sentidos, a centímetros de él estaban los asesinos de Kanon, tomó aire nuevamente, pero Seiya lo miró fijamente a los ojos y le dijo: - Shhhhh… nos ayudarás hermano… - Seiya puso una mano en la frente de Saga que forcejeó por un segundo pero luego se relajó completamente y aflojó el cuerpo quedando completamente tendido en la calzada, Seiya se quedó con los ojos cerrados unos momentos y luego se incorporó lentamente, Saga hizo lo propio pero parecía ido, y caminó mansamente hasta los muchachos que seguían inmóviles mirando todo esto con ojos de terror

- ¿Está la chica en la casa? – preguntó Ikky, Seiya asintió y dijo:

- Cabello negro como el ónix, piel de porcelana, hielo que quema… piel se separa…

- Genial

- La luna está curiosa, quiere saber sus secretos antes de bañarse en su sangre

- ¿Ah si?, ok., eso puede arreglarse…

 

Notas finales:

Chan chan chan... la luna está curiosa

No se pueden perder el capítulo que viene, veremos que secretos le son revelados a la luna

Muchas gracias por leer y nos vemos en el capítulo nuevo, saludos, bye


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