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Awakening por Helsic

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Había tenido sueños extraños, pero nunca uno tan real como ese. Era tan confuso, que muchas veces no podía distinguir entre realidad o fantasía. Se despertó asustado, intentó llevarse una mano al rostro, pero no pudo, un agudo dolor en su espalda y pecho cuando intentó mover el brazo lo hicieron prescindir de la idea.

¿Dónde estaba? Miró a su alrededor con desespero, vio las paredes blancas y la lámpara de neón sobre su cabeza y no tuvo que esforzarse demasiado para notar que se hallaba en un hospital. ¿Un hospital?... ¿por qué? Se preguntaba una y otra vez, estaba angustiado, adolorido y por si fuera poco no podía recordar nada.

Escasamente el sueño.

Oh... si el sueño, esa extraña visión en la que veía a Iori luchar contra personas que él no reconocía, las desgarraba cruel y sanguinariamente con sus manos armadas sólo con su fuego púrpura, luego regresaba su mirada hacía él y los rojos ojos miraban con tristeza. "Kusanagi" lo escuchaba pronunciar en un tono de soslayo y amargura, después no recordaba nada...

"Kusanagi"

Escuchó de nuevo en su mente, como un canto armonioso y envolvente. Cerró los ojos de nuevo girando su rostro hacía un lado y fue sólo en ese momento en el que se percató de que una respiración se apreciaba levemente a su lado. Abrió los ojos nuevamente y lo vio, son su carita de niñito inocente, con los ojos cerrados y las tupidas pestañas húmedas como si hubiese llorado momentos atrás, Shingo dormía sentado en una silla apoyado contra la cama a su lado.

- Shingo... – Intentó decir, pero su voz fue sólo un inteligible murmullo. Sintió la garganta seca y no pudo más que emitir un sonido quejumbroso al intentar hablar de nuevo. El joven a su lado no reacciono, estaba profundamente dormido, así que Kyo se decantó por esperar un poco más.

Poco a poco su voz fue regresando, conforme tragaba saliva y respiraba pausada y conscientemente. Finalmente, al cabo de unos minutos pudo hablar, esta vez de una mejor forma que el fallido intento inicial.

- Despierta – Dijo en un tono más alto. Shingo por fin pareció reaccionar, abrió los ojos lentamente sin mover su cabeza y por unos minutos se quedó observando a Kyo sin reaccionar.

- ¡¡Ku... Kusanagi...-san!! – Exclamó emocionado mientras saltaba de su posición de descanso – ¡Por fin a despertado! – Agregó sin ocultar su felicidad. Kyo notó las enormes ojeras en los ojos del joven parecía que no hubiese dormido en una semana o más.

- ¿Dónde estoy? – preguntó seguidamente.

- En la Clínica Toriyama – contestó Yabuki sin borrar su sonrisa - ¿Cómo se siente?

- Me duele todo... – Gruñó y Shingo puso cara de preocupación.

- ¡Llamaré al médico! – gritó levantándose de su silla y corriendo hacía la puerta. Kyo no pudo más que sonreír.

Al poco rato Shingo regreso acompañado de un médico y un par de enfermeras que comenzaron a hacerle preguntas y exámenes, el Kusanagi respondió como pudo al interrogatorio y dejó que le examinaran y lavaran las heridas. No lo había notado, pero, tenía un enorme vendaje en el brazo derecho y otro en su pierna izquierda, daba escalofríos el solo ver el estado en el que se hallaba su cuerpo. Lleno de moretones y quemaduras.

Era como si hubiese acabado de salir de una pelea. Era como en su sueño.

- Bien, el señor Kusanagi, está fuera de peligro, sin embargo lo más prudente es que guarde reposo durante los siguientes 3 meses – Comentó el doctor, un viejo alto y con el cabello cenizo. Kyo lo miraba atentamente.

- ¿Qué pasó doctor? – Pregunto Kyo. El doctor pareció dudar antes de responder.

- Fue traído a la Clinica en estado de shock, al parecer recibió un fuerte golpe en el cráneo, lo que indujo el coma –

- ¿Qué ha dicho? ¿coma? – Se quejó Kyo - ¿Eh estado en coma? -

- Así es, ha permanecido en estado de coma durante todo ese tiempo, temimos que no despertaría puesto que sus signos vitales eran demasiado bajos – Respondió con calma.

- ¿Por... cuánto tiempo? – Insistió el joven Kusanagi, El doctor miró a Shingo que permanecía parado junto a la cabecera de la cama.

- Tómeselo con calma y relájese – Respondió el doctor, su mirada era compasiva – Yabuki-san le contará los detalles a su debido tiempo, ahora si me disculpa, debo atender otros pacientes –

El Doctor salió de la habitación junto con sus enfermeras, dejándolos nuevamente solos. Shingo volvió a sentarse en el banquito en el momento antes se hallaba sentado. Kyo lo siguió con la mirada.

- ¿Cómo paso? – Le pregunto, Shingo lo miró con preocupación. Al parecer a su joven maestro el golpe le había afectado la memoria, pues no parecía recordar nada de lo sucedido, pensó que era normal que en pacientes que luego de un impacto en el cráneo no recordaran los hechos recientes, sin embargo, sintió un poco de temor al no saber cómo Kyo afrontaría lo que pensaba contarle.

- Eso no tiene mucha importancia ahora Kusanagi-san – Shingo hizo una pausa –Lo importante es que usted ya está bien y que por fin ha regresado, hacía mucho tiempo que no lo veía... –

- ¿Mucho tiempo? – interrumpió Kyo, notó como Shingo trató de ocultarle la verdadera forma como le había encontrado y llevado al hospital – Pero sólo han pasado unos días desde la batalla contra Orochi...-

- ¿Orochi? – Shingo se mostró sorprendido. ¿Acaso Kusanagi-san no recordaba absolutamente nada de lo ocurrido? ¿No se dio cuenta que estuvo ausente por más de 3 años?.

- Si ¿qué pasa? – Preguntó nuevamente. Kyo parecía ignorar ese hecho. Shingo tragó saliva angustiándose.

- Ha pasado mucho tiempo Kusanagi-san... ¿Acaso no lo recuerda? - Kyo guardó silencio, Recordaba la batalla contra Orochi como si fuera ayer – Fueron 3 años – Aclaró el alumno.

- ¡¿Tres años?! – Exclamó Kyo intentando levantarse de la camilla, pero el dolor en todo su cuerpo no lo dejó hacerlo.

- ¿No lo recuerda? – Insistió Shingo a su confundido maestro. – Hace tres años que usted... desapareció... yo... yo lo busque... lo busque todo este tiempo... pero nunca pude encontrarlo... hasta hace dos semanas...-

El Kusanagi frunció el ceño angustiado. ¿Qué demonios significaba todo eso? ¿Había desaparecido por 3 años? Eso definitivamente no podía ser!

- Kusanagi-san... – Indagó Shingo, Kyo se giró para observarlo – Porque... ¿porque se fue sin avisar? – Se quejó como entre un sollozo – Lo extrañe mucho...-

Kyo lo miró sin comprender realmente lo que preguntaba, él no recordaba haberse ido a ningún lado, nada de lo que estaba ocurriendo tenía sentido para él.

- ¿Dónde estuvo todo este tiempo? – Insistió Shingo, Kyo bajó la mirada.

- Si pudiese recordar... no estaría preguntándote nada... – Respondió apesadumbrado.

* * *

Era una bonita tarde se dijo, Manejaba por aquella concurrida y enorme avenida, era un espectáculo que no podía catalogar como bueno o malo, aquel vasto panorama citadino que contrastaba con el enrojecido cielo al atardecer...

Debían ser algo más de las 5 de la tarde, pues la temperatura comenzaba a variar de un cálido acogedor a un frío refrescante y el esbelto pelirrojo regresaba sin prisas a su departamento, navegando en su flamante convertible rojo, tanto o más que su cabello.

- Kyo – pronunció de repente y se sorprendió al percatarse de ello. Maldijo en voz baja de nuevo ese idiota regresaba a sus pensamientos. Pero no podía evitarlo, aquellas escenas eran aún vividas en su mente... tan vigentes...

Recordó aquellos momentos de tensión y miedo, se encontraban los dos luchando arduamente contra ese maldito Dios, luchando incansablemente por un bien común. ¿por qué lo había hecho? Iori no lo sabía, lo único que sabía era que le había salvado el trasero a Kusanagi y habían derrotado a Orochi.

Desde un principio deseó matarlo, anhelo aquellos encuentros y deseó verlo a cada día para matarlo, sin embargo, aquella vez, Orochi se había involucrado de lleno en sus vidas y habían tenido que unirse para derrotarlo. Con sus últimos alientos tomó el cuello del Dios y lo sostuvo en el aire, mientras el joven Kusanagi reunía la energía suficiente (o la que le quedaba) para hacer la máxima técnica de la familia Kusanagi:

El "Kusanagi no Kenda".

Reunió aquella energía sin vacilar por unos cuantos minutos que se hicieron eternos y finalmente sólo pudo sentir el fuerte impacto contra su cuerpo y el sonido de unas cuantas costillas rotas en sus costados.

Pasaron unos instantes más, un minuto, una hora, quien sabe... igual despertó adolorido y desorientado. Abrió los ojos y su vista se aclaró paulatinamente mientras intentaba levantarse, usando todas las fuerzas que aún quedaban en su cuerpo logró recostarse de medio lado, se sintió incomodo al no poder moverse a libertad, pero esta nueva posición le permitió ver una escena que quedaría gravada en su mente para siempre y que tres años después seguiría perturbándola:

Kyo siendo apresado por varias personas vestidas de negro. Notó como Kyo aún dentro de su cansancio y dolor intentaba liberarse de las manos agresoras, sin embargo, Iori pudo apreciar como aquellos sujetos lo golpearon incansablemente vio los ojos marrones de Kyo mirarlo desesperadamente implorándole ayuda a gritos, vio ese miedo sincero reflejado en sus compungidas expresiones de dolor mientras lo golpeaban, hasta que el joven Kusanagi perdió el conocimiento nuevamente.

- Kyo... – Había llamado entrecortadamente, haciendo un esfuerzo casi inhumano por levantarse sin éxito, extendiendo su brazo para alcanzarlo en vano. ¿quién demonios eran? ¿a dónde lo llevaban? ¿Por qué de repente sentía que debía ir a salvarlo? ¿Por qué sentía compasión por él?

Eran demasiadas preguntas que Yagami no podía responder...

El pelirrojo giró en una esquina sin disminuir su velocidad, se sentía humillado al saber que en ese momento no pudo hacer nada por Kyo ni por el mismo. Esos malditos le habían golpeado a él también y le habían dejado inconsciente, luego despertó en una delgada esterilla de sauce, cubierto por suaves cobijas de algodón en el templo de Chizuru Kagura la hermosa sacerdotisa.

Habían pasado 3 años desde aquel decisivo momento, regresaba en su auto del la Clínica había ido a ver a Kyo.

- Sólo quería cerciorarme de que siguiera con vida... – Se dijo a si mismo mientras continuaba conduciendo – Para matarlo... –

Sin embargo, cuando lo vio tan débil, conectado a todos esos cables, aquello que sintió dentro de su pecho fue algo más que odio. Se sentía preocupado.

Nadie lo notó, pero entró a hurtadillas en la habitación y vio a Shingo dormido sobre el borde de la cama, al parecer había cuidado de él durante todo ese tiempo... cualquiera lo hubiera hecho...

¿cualquiera?

Oh... Yagami... ¿qué te pasa? ¿Por qué de repente te preocupa la suerte de ese pobre infeliz que sólo encontrará la muerte en tus manos?

* * *

Los días transcurrieron y de no ser por Shingo, Kyo realmente la hubiese pasado terriblemente aburrido, estar en la Clínica no le resultaba para nada grato, era desesperante mirar hacia todos lados y verse rodeado de paredes blancas y frías, pero sobre todo era insoportable el maldito sonido dela máquina que seguía los latidos de su corazón. Sinceramente estaba harto de todo eso y quería salir de ese lugar lo más antes posible.

Lo único que le evitaba volverse loco, era que por lo menos Shingo permanecía a su lado casi todo el tiempo y fue así como parcialmente se enteró de los últimos acontecimientos ocurridos durante su ausencia.

- No ha venido nadie – Dijo una vez con un dejo de tristeza en su voz, Shingo que se encontraba recostado en la pared al lado de la ventana volteó su rostro para encararlo, Kyo continuó – A ... visitarme... –

Shingo lo miró algo perturbado, su maestro se veía tan débil y vulnerable en ese estado.

- ¿Me habrán olvidado? – Agregó con una extraña sonrisa – Han pasado 3 años –

- Yo estoy aquí... – Escucho decir a Shingo quien desde la ventana le sonreía - Aunque hayan pasado 3 años... usted siempre será mi sempai... –

Kyo lo miró de reojo, agradecía la compañía del muchacho, pero aun así esa respuesta de Shingo no le satisfacía.

- Lo sé... ¿pero y los demás? – Pregunto de nuevo Kusanagi Shingo suspiró cansadamente y se sentó al lado de Kyo.

- Nadie sabe que usted está aquí – Respondió pasándose una mano por el desordenado cabello, esta vez no llevaba la venda blanca de siempre en su frente – Por razones de seguridad... me pareció conveniente que nadie se enterara de que usted regresó Kusanagi-san...-

- ¿Seguridad? – Replicó - ¿A qué te refieres? –

- Desde que usted desapareció comenzaron a circularse muchos rumores acerca de su paradero, muchos dicen que usted fue secuestrado... – Kyo escuchaba con atención como un niño pequeño – Los últimos dos torneos los ganó K' un joven que... bueno... que puede usar su mismo fuego...-

- ¿Un Kusanagi? – Preguntó Kyo con expresión sorprendida.

- No – Cortó Shingo – Él mismo lo niega, estuve en con K' en el mismo equipo junto a Benimaru-san, ganamos el torneo, sin embargo él no parecía satisfecho con la victoria, dijo que lo único que quería era vengarse de las personas que le habían implantado ese fuego en su sangre –

- Implantaron... mi fuego...¿Qué demonios? – Preguntó completamente anonadado con tal revelación ¿Cómo era posible que su fuego fuese implantado en otra persona?

- K' mencionaba mucho a una organización... una tal "NESTS" – Continuó el discípulo no muy seguro de que su información fuera del todo confiable – No estoy del todo seguro de esto Kusanagi-san, pues lo que sé es porque escuché una vez una conversación de K' con su otro compañero de equipo Máxima, K' le dijo que estaba harto de depender de ese guante para poder controlar su fuego, que no quería tener nada más que ver con NESTS y que quería vengarse por lo que le habían hecho, según parece, ellos fueron los causantes de que a él se le implantara ese fuego, al parecer K' es una especie de "conejillo de Indias" de NESTS –

- ¿Pero... cómo...? – Inquirió Kyo parpadeando perplejo.

- La única persona que controla el fuego escarlata es usted Kusanagi-san, lo que me hace pensar que NESTS tuvo que ver con su desaparición – Concluyó Shingo.

Kyo guardó silencio y entrecerró los ojos pensativos, Shingo tenía razón, si ese joven controlaba su mismo fuego significaba que esa organización estaba directamente relacionada con su desaparición durante tres años. El problema era que cuando Kyo intentaba recordar, un fuerte dolor de cabeza se lo impedía, el doctor le había dicho que iría recuperando parcialmente la memoria conforme se fuera recuperando, pero para ello debía guardar mucha quietud y continuar con su tratamiento, aunque prácticamente se encontrase fuera de peligro.

- Si eso es así... ¡Debo salir de aquí cuanto antes Shingo! – Acotó con decisión - ¡No puedo quedarme aquí encerrado en este hospital, debo averiguar realmente lo que paso! ¡No puedo quedarme con los brazos cruzados sabiendo que por culpa de esos malditos desperdicié 3 años de mi vida! – Gruñó.

- Pero Kusanagi-san! No estamos seguros de que realmente haya sido NESTS... – Se quejó Shingo.

- ¡Igualmente no pienso quedarme con los brazos cruzados! – Kyo miró a su alumno con dureza - ¿Qué? ¿No vas a apoyarme? –

- ¿Ehh?... ¡si! – Shingo se sobresaltó – Sabe que pase lo que pase lo apoyaré incondicionalmente Kusanagi-san – Ahora Shingo tenía una mano en la frente como si le estuviese hablando al capitán de un barco de guerra norteamericano. Kyo rió con ganas.




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