Las personas creen que soy extraño, que tengo problemas psicológicos o - en el peor de los casos - me muestran su compasión porque creen que en algún momento de mi infancia sufrí de algún abuso sexual - aclaro, nunca lo tuve -. No se explican porque a los veinticinco años el tema del sexo me tiene sin cuidado. No creo que sea una característica propia de los saiyajin (si no me creen, miren a mi padre o al Sr. Goku, dos hijos cada uno debe significar algo). Pero de verdad el tema no me interesa en lo absoluto. No es que el contacto físico me incomode. En realidad soy muy cariñoso, puedo besar y abrazar a las personas sin problema (como muestra, está mi hermanita Bra). Tampoco es que no sienta emociones en ciertas partes de mi cuerpo y que nunca haya tenido algún interés romántico en alguien. Simplemente no puedo ver más allá. No me imagino haciendo cosas de ese tipo. Demostrar mis sentimientos por medio del sexo en definitiva nunca será lo mío. ¿De verdad es un problema?
- Creo que sí lo es... - Lo dice de tal forma que lo miro sorprendido.
- ¿Qué dijiste? - Sentí que el calor subía por mi cuello, dispuesto a iniciar una confrontación en cualquier momento.
- Creo que es un problema... el hecho de que te tomes con tanta seriedad esos comentarios. - Me dice con voz tranquila y una sonrisa sincera.
Lo miro y toda mi furia se esfuma en un instante. Estamos en mi habitación. Él recargado en mi enorme ventana y yo sentado en mi cama. Habíamos llegado aquí debido a que en la fiesta de mi madre tuve una pequeña discusión con todos y decidí ocultarme en el único sitio que me hacía sentir seguro. Él me siguió y como buen amigo que es, se ofreció a escuchar mis penas.
- Es que es frustrante que en cada reunión Yamcha, Krillin, el maestro Roshi, mi madre e incluso tu mamá me estén molestando con ese tema. "Trunks, ya tienes veinticinco años. Ya no eres un niño." "Trunks, quiero convertirme en una abuela joven." O el peor de todos "Trunks, el sexo es lo más placentero y delicioso que existe en la vida". - Hago una mueca de desagrado al recordarlo, él solo sonríe comprensivo". Los únicos que no me dicen nada son el Sr. Goku y mi papá y eso porque opinan que es mejor que me dedique a entrenar en lugar de estar pensando en eso. De lo contrario creo que también se unirían.
- Así son ellos, Trunks. - Me explica con calma. - Después de tantos años ya deberías saberlo. Y, sobre todo, deberías haber aprendido ya a sobrellevarlos.
- Pero, ¿qué tiene de malo que no quiera relacionarme de esa manera con alguien? - Le digo con enojo. – Pero no puedo decir eso porque comienzan con sus preguntas: "¿Acaso quieres ser sacerdote o vivir en celibato?" No, Yamcha. "Acaso no te gusta ver a esas deliciosas chicas en ropa interior" No, Maestro Roshi. "Trunks si eres gay no tiene nada de malo, incluso ellos también lo hacen." Y siempre pasa lo mismo, cuando mi madre hace ese comentario, mi padre interviene con su discurso saiyajin. "¡No, no, no! La raza saiyajin no tiene ese tipo de gustos. ¡Simplemente procreamos a nuestra especie y nos dedicamos a entrenar para conquistar planetas!"
- Si lo he escuchado bastantes veces. - Me dice entre risas. - Y en el momento que mi papá lo apoya, comienzan tanto mi mamá como Bulma a discutir con ellos.
- Gracias a eso logro desviar el tema. Excepto hoy. Siguieron y siguieron con su letanía, hasta que ya no pude más y me marché sin decir nada.
- A esconder tu cabeza bajo la tierra como si fueras un avestruz. – Sonríe burlonamente.
- Esto es serio - le digo molesto. - Si fueras tú, también te esconderías en tu habitación.
- No precisamente. - Me responde con un tono algo serio. Me sorprende, ya que siempre es muy alegre y despreocupado. - Y a todo esto, ¿es cierto? - Me pregunta inquisitivo.
- ¿Qué? - No entiendo a lo que se refiere.
- Que si eres gay. - Lo dice mirando hacia otro lado. Suspiro.
- Mira, si lo soy o no, no tiene importancia. Sé que soy capaz de enamorarme de alguna persona. No me importa en lo absoluto si es hombre o mujer. Solo me gustaría que fuera alguien con quien pudiera pasar el resto de mi vida en paz y tranquilidad. Que me comprenda y que yo también la comprenda. Una persona que me haga compañía y tengamos una amistad sincera para siempre, sin la necesidad de estar uno sobre el otro para demostrar cuanto lo quiero. - Lo digo con mi voz un poco quebrada. Nunca lo había dicho en voz alta. - Me gustaría mucho que esa persona también me quiera tal como soy.
- Entonces, ¿hay alguien que te gusta? - Vuelve a desviar la mirada. Siento que me sonrojo.
- Si... pero no creo que yo le guste. Y menos si se enterara de cómo me siento. O de que no siento.
- Sí sientes. - Me dice con voz firme. - No es como si estuvieras hecho de hojalata. Tienes corazón, tienes sentimientos. No importa que no te interese el contacto sexual. Simplemente tienes formas diferentes de expresar tu cariño. Y si esa persona te quiere de verdad, créeme que no le va a interesar este hecho.
- ¿Tú crees? - Levanto mi rostro y lo volteo a ver.
- Lo sé. - Me responde por fin mirándome a los ojos. Siento un vuelco en el corazón y una pequeña esperanza comienza a surgir en mí.
- Gracias... -Ambos quedamos en silencio por un momento, pero no es algo incómodo. Al contrario, una extraña tranquilidad nos invade. De pronto siento la necesidad de preguntarle algo que ha estado dando vueltas en mi cabeza. - Dime, ¿por qué ya no vienes a estas reuniones como antes?
- Por la misma razón por la que te molestan a ti. - Me responde con esa voz tan suave que tiene. Lo miro sorprendido. - Pasé años escuchando ese mismo interrogatorio hasta que decidí alejarme. No porque no aprecie a nuestros amigos, pero ya me estaba cansando un poco de esa situación.
- ¿Entonces tú...? - No pude terminar mi pregunta, ya que pude ver que sus hermosos ojos negros se humedecían un poco. Tomo su mano y lo miro con sinceridad. - Puedes contar conmigo para lo que necesites.
- Gracias, Trunks. Somos dos en este mismo barco. - Sonreímos como dos idiotas. De pronto escucho la voz de Milk que lo está llamando. - Tengo que irme.
- Lo sé... - Ninguno de los dos se suelta. Entonces se me ocurre una idea. - ¿Te gustaría salir mañana a entrenar conmigo?
- ¿Es una cita? Porque no creo que sea muy romántico que digamos. - Me sonrojo de inmediato y el ríe.
- Entonces mejor a tomar un café, ¿te parece? - Lo miro con un poco de vergüenza, pero el asiente con esa tranquilizadora sonrisa.
- ¡Claro! Nos vemos mañana, Trunks. - Besa mi mejilla con cariño y sale volando por la ventana de mi habitación.
- ¡Nos vemos! - Le grito con alegría.
Él tenía razón, sí era un problema. Pero ya no más.