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Jack nos unió otra vez por yukihime200

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—Entonces, ¿Estamos bien? —su cabeza se encontraba en dirección al suelo, pero aun así miró al ángel de reojo. En su rostro ahora juvenil parecía un gesto en su totalidad tímido. Cas sonrío suavemente al verlo.


—¿Estábamos mal? —Dean sabía que su amigo trataría de volver las cosas a como estaban antes de que se fuera junto a Jack, pero él no quería eso.


—No lo hagas, Cas. Tenemos que hablar de esto.


—Pues, no sé qué es lo quieres, Dean.


—Quiero que hablemos de nosotros —sus ojos brillaban de una forma especial, tratando de transmitirle al otro las palabras difíciles que su garganta se negaba a soltar.


—No sé qué quieres que diga, Dean.


—¡Por favor, Cas! Hablo de que nos besamos, de que estamos enamorados —los ojos azules lo miraron impactados, porque nunca en su vida esperó escuchar esas palabras.


Tal vez había pasado demasiados años en un cuerpo humano, creciendo con él, porque ahora sentía sus ojos escocer, y estaba seguro de que las lágrimas caerían en cualquier momento.


Dean se le acercó con cuidado, levantando uno de sus dedos y recogiendo con delicadeza una gota de agua rebelde que escapaba por la esquina de su ojo.


—No hagas esto, Dean. No me des esperanzas —su voz se rompió al final de la oración. Las emociones humanas sobrepasaban en ese momento todo lo que alguna vez sintió en su vida. Se sentía feliz, angustiado, tímido, nervioso, y a la vez reacio a creerle, porque si Dean le decía otra cosa a lo que su gracia tanto ansiaba esta vez se rompería para siempre.


—No llores, Cas. Por favor no llores —sus brazos envolvieron al tembloroso ser, el ángel que cubrió su rostro con sus manos tratando de ocultar todo lo que sentía—. Lo lamento. Lamento que tuvieras que esperar por mí más de medio siglo. Pero estoy aquí ahora, contigo, y te amo.


Se quedaron ahí un buen rato, abrazándose en la soledad del callejón hasta que Castiel decidió romper la burbuja.


—Te amo —soltó con su rostro aún oculto en el hombro del menor—. Te amo tanto.


—Lo sé. Lo sé, Cas. Yo también te amo.


Es entonces que todos los sentimientos furiosos que lo angustiaban se calmaron, quedando solo los felices, porque esto era real, porque después de más de cincuenta años todo su amor era recíproco. Hace mucho tiempo le había dicho a Dean, que la mayor felicidad estaba en el hecho de solo decirlo y sentirlo, pero toda la felicidad que sintió en ese momento no es equiparable a lo que ahora sentía.


—¿Por qué estás llorando tanto? Eres como una fuente —la dulce risa del oji verde resonó como un canto suave para sus oídos.


—No lo sé. Es solo…esto es tan abrumador.


El ex Winchester lo miró comprendiendo la carga de emociones que le embargaban, y tomando su mano con suavidad lo arrastró por entre las calles hasta llegar a un pequeño parque familiar.


Se sentaron en una sencilla banca, bajo el delicado batir de las hojas de los árboles. Cas se sentó rígido a su lado apretando sus manos en puños, no sabía qué hacer ahora.


Dean lo miró divertido, luego se recostó en sus muslos bajo la sorprendida mirada del ángel.


—¿Qué? ¿No puedo disfrutar de tus piernas?


—Puedes. Puedes disfrutar de lo que quieras, Dean.


—Cas, ¿Te das cuenta de la tentadora oferta que acabas de hacer? —el muchacho de ojos azules lo miró con ese gesto tan característico suyo, ese rostro que hacía cuando no comprendía las bromas humanas. Se veía tan “él”, a pesar de ya no tener el mismo recipiente de antaño, que Dean supo que podría reconocer a su ángel en cualquier recipiente.


El sonrojo llegó a su rostro un buen par de minutos después, cuando al fin logró comprender el gesto pícaro en el rostro del otro chico.


—Supongo que debo agradecerle a Jack todo esto.


—Sí. Bueno, después de todo, Jack nos unió otra vez, Dean. Esto es algo que ni siquiera pudimos hacer en el cielo —sus delgados dedos comenzaron a pasearse de manera inconsciente por el cabello del otro.


—Lo sé. Pero ahora no hay nada que nos detenga, demonios, ángeles, ni siquiera yo quiero detener esto —esas palabras hicieron al corazón de Cas acelerarse, tanto que podría jurar ser escuchado por Dean. Su vista se alejó del rostro contrario para centrarse en la lejanía, tratando de ocultar su timidez.


—¿Sabes? Mucha gente pasa su vida buscando el amor. Muchos otros tratan de justificar sus encuentros predestinados pensando que han sido bendecidos por una fuerza superior. Pero nosotros en verdad lo sabemos. Nuestro amor fue bendecido por Dios, Dean. Literalmente.


El ex cazador se sentó con tranquilidad al lado de su antiguo ángel guardián, mirando embelesado como esos fabulosos ojos azules brillaban con fuerza y una gran sonrisa iluminaba su rostro. Nunca había visto a Castiel tan hermoso. Y tomando su mano para entrelazar sus dedos exclamó.


—Tienes razón. Nuestro amor fue bendecido por Dios.


Fin

Notas finales:

Hola. Muchas gracias a quienes llegaron hasta aquí y apoyaron esta pequeña historia. Solo quería hacer algo soft y bonito, y esto fue lo que salió.


Espero que les gustara tanto como a mí me gustó escribirlo.


Nos vemos en algún otro fanfic Destiel o en alguna de mis otras historias si es que leen alguna.


Nuevamente, muchas gracias por llegar hasta aquí <3


 


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