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La Sangre Más Bella. por Calcifer98

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Capítulo 5.

 

 

Ravenna estaba furiosa. Hace un poco mas de dos semanas se había celebrado su matrimonio y su esposa la evitaba como la peste. Pero Ravenna no estaba enojada con Blancanieves, estaba molesta consigomisma por consentir tal comportamiento.

Por darle tal libertad, la niña se había alejado aún más de ella. Y su majia lo noto.

La bruja se sentía débil, y su aspecto estaba tan demacrado. Ella necesitaba de Blancanieves Pero aún así la bruja no la busco.

El espejo le había informado que la joven reina la buscaría. Así que Ravenna espero.

Pero la paciencia no era una de sus virtudes.

Ella necesitaba distraerse y caminar por los viejos jardines los cuales estaban secos hasta la médula era una gran distracción. Ravenna recordó que una vez ese árido lugar se vio como un paraíso.

No sólo había rosas comunes, habían plantas exóticas que colgaban de los cuencos y se estendian por los muros de una forma salvaje y majestuosa. Pinos enormes de un verde muy brillante. Sus favoritos siempre fueron los narcisos pero ya nada de esto existía.

Su línea de pensamiento fue cortada cuando escuchó la voz de la persona que necesitaba eschucar.

— Te necesito — fue lo que dijo una Blancanies temblorosa una vez que encontró a la bruja en los viejos jardines.

— Que curioso — empezó a decir la bruja con burla — No he escuchado nada de ti y ahora quieres mi ayuda. No crees que es hipócrita de tu parte buscarme solo por necesidad.

— No puedo decir que lo siento — se sincero la joven — Pero ahora soy tu esposa, tu reina y tu deber es eyudarme.

— Como te atreves a ponerte sobre mi, maldita niña — Ravenna empezaba a enfurecer — Te recuerdo que fue por mi que ahora estas en el trono y fue por mi que todavía respiras.

— Tienes razón todo esto fue por ti — atacó una Blancanieves muy molesta olvidado el miedo que la bruja le despertaba — Perdi a mi padre, perdí mi niñez y mi libertad por tu maldito egoísmo. Perdí a mi pueblo y la cosas que amaba. Lo perdí todo gracias a ti y ahora quieres que te agradezca.

Ravenna estaba un poco sorprendida por el arrebato de la joven y sorprendentemente esto no le molesto. Muy en el fondo sabía que lo merecía.

— Quizás tengas razón — empezó a decir la bruja en un tono más suave — Pero ya está echo y no se puede cambiar. 

— Si se puede Ravenna — dijo Blancanies mientras se acercaba a la bruja — Con tu ayuda podenos cambiar esto — señalando los alrededores áridos — Se lo debes a ellos y a mi.

— Te preocupas tanto por la inmundicia — reprochó la bruja — Ellos, por lo que tanto abogas no moverían un dedo por ti. Sinó míranos eres mi esposa. A pesar de todo lo que he causado, ellos lo permitieron. Vendieron al cordero más valioso por un atisbo de victoria.

— No intentes sembrar tu veneno en mi — dijo la niña — Ellos no tienen la culpa. Mi pueblo está temeroso y tu los arilladte a eso — Mi madre me enseñó que .... — pero la joven no pudo terminar porque la bruja la interrumpió.

— Tu maldita madre está muerta — grito la bruja dispuesta a herir a la joven reina. — Ella era débil como tú, como tu padre y toda tu raza.

En este punto las reinas estaba muy cerca y muy acaloradas por la discusión.

— Mi madre era una mujer fuerte, hermosa y bondadosa. Me amo hasta su último día así que no te permito que manches su nombre. Y mi padre fue el mejor rey que ha tenido estas tierras. Soy su legado y no voy a dejar que lo arruines.

— Pero cuanto vigor tenías escondido — se deleitó la bruja — Esa es la mujer que quiero que seas todos los días. No el saco de carne tembloroso que me evita y se esconde bajo las nahuas de el duque.

— Estoy confundida — empezó la joven — Acaso era esto una prueba — pregunto la niña.

— Blancanieves — la bruja junto su cuerpo con el de la niña y escucho como el corazón de esta se aceleraba — Haz estado hulledo como un cachorro asustado y quiero que te quede claro que no te voy a lastimar — las manos de la brujas empezaron a vagar por la cintura de la joven — No estás por encima de mi pero tampoco estas por debajo de mi. Eres mi igual. Tu eres mi mujer.

Dicho esto. La bruja se apresuró a probar nuevamente los labios de su joven esposa. Y Dioeses se sentía tan bien.

Para Blancanieves ese beso era inesperado, pero aún así tuvo la necesidad de corresponder el suave toque de la bruja. Sus manos temblosos por los nervios del momento encontraron su lugar en el cuello de la bruja y se apoderaron de este.

El beso fue gentil, apasionado y bienvenido.

 

Cuando la bruja sintió que la niña le devolvía el beso. Casi gime de satisfacción. Esto era nuevo para ella. Más allá del poder, muy dentro de ella lo deseaba.

Y para cuándo se quedaron sin aire. Lentamente se separaron, pero la bruja se reuso a soltar la niña y junto sus frente mientras recuperaban el alimento.

— Ven mañana al despacho. Tenemos mucho que discutir — Susurro la bruja antes alegarse de la joven e irse del lugar. 

Blancanieves se quedó sola con sus pensamientos en lo jardines. Decir que no le gusto el beso sería una mentira y decirce que jamás sucedería de nuevo era otra mentira.

La niña no sabía que tan lejos la bruja estaba dispuesta a llegar. Pero lo que realmente le asustó fue que su cuerpo acapto el toque de esta sin protestar.

Ravenna por su parte estaba en el despacho, tratando de distraerse con los pergaminos que tenía arreglar para el día siguiente. Pero el ormigeo en su cuerpo era difícil de ignorar. Su poder cobro fuerza al igual que su aspecto. 

Blancanieves definitivamente sería su muerte.

 

 

 

 


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