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REGRESION por Kalixta Bell

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Notas del capitulo:

Camus continúa contando su historia a su psiquiatra, quien con paciencia escucha su historia que esta pronta a empezar a revelar sus secretos

Tenía dieciocho años cuando entré a trabajar a aquella institución que cambiaría por completo mi vida, era muy joven, pero eso no importaba, tendría el dinero suficiente para continuar con mis estudios, algo que me parecía gratificante y aunque para entonces era tan solo un oficinista, al poco tiempo obtuve un traslado que me ayudaría muchísimo, ya que sería asistente de un abogado y en ese entonces cursaba el segundo cuatrimestre de leyes.

Si bien no volvería a ver a “él”, no era alguien importante en mi vida, si me gustaba, pero no pasaba de ahí, hasta aquel sueño que en verdad me dejó descolocado por completo.

Como salía a media tarde del trabajo y las clases empezaban hasta las 6 de la tarde me quedaban un par de horas libres, por lo que opté por asistir a un gimnasio que quedaba cerca de la universidad y aunque mis padres no estuvieran muy de acuerdo, alquilaba una habitación en una pensión que de igual manera me quedaba cerca del centro de estudio, de manera que no demoraba mucho en la noche para ir a descansar.

El cambio no tardó en notarse, a los seis meses había perdido los suficientes kilos como para que las demás personas empezaran a darse cuenta que existía en el mundo y las citas empezaron a llegar…

Fue en la universidad que conocí a Milo, era un chico muy popular entre hombres y mujeres, lo que hizo que al principio no reparara en él, pero Milo fue insistente y comenzamos a salir cerca de su cumpleaños 19… Aunque con eso llegaran los celos y la desconfianza.  La relación se volvió tóxica y los altibajos no tardaron en llegar.

La base de nuestra relación siempre fue el sexo, Milo era muy sensual e insaciable, algo que aun hoy me encanta, siempre inventando que cosas nuevas hacer para que nuestra relación no cayera en la rutina.

Pero para ese momento éramos muy jóvenes y Milo demasiado infiel para consumirme en el centro de su turbulento juego, que había causado que la relación cayera en un punto muerto, estar juntos ya era solamente un hobbie y el amor poco a poco iba decayendo.

Un ascenso que me llevó a un nuevo traslado, me envió nuevamente a aquel edificio donde había conocido a “él”, solo que para entonces desconocía por completo en donde trabajaba, ya que en Recursos Humanos quedaban muy pocas caras conocidas, aunque los chismes no tardaron en llegar… Me di cuenta que se había casado con un lindo chico que trabajaba en el despacho del ministro.

Varias veces me encontré con el esposo de “él”, aunque los chismes no paraban de llegar… Según decían “él” no lo amaba y que por el contrario se habían relacionado por conveniencia, ya que la familia de su esposo tenía una buena posición económica, algo que “él” pretendía ostentar, pues siempre usaba ropa de marca y no hacía mucho tiempo había adquirido un vehículo bastante lujoso.

Recuerdo con toda claridad eses día… Caminaba por el pasillo, venía de la jefatura y para llegar a mi oficina debía tomar el pasillo hacia la izquierda… “El” estaba sentado al lado afuera de la Dirección Médica, justo al frente de mi oficina… Y me volví un idiota por completo…

Al momento que nos miramos “él” se sorprendió y yo sonreí como estúpido, algo que muy pocas veces hago, ya que por lo general soy muy serio.  Pero creo que “él” era mi punto débil, más cuando se levantó del asiento y me saludó… “Lo juro” ese día sentí maripositas en mi estómago, volverlo a verle fue lo mejor que me había sucedido.  “Que locura” y obviamente lo primero que notó fue que usaba un jeans ajustado a la cadera y para ese entonces debía haber perdido mucho peso ya que me volvía a ver de pies a cabeza.

Después de compartir con “él” un par de minutos regresé a la oficina, me correspondía cubrir la recepción así que estaba justo frente a “él”, que no dejaba de sonreírme, al cabo de un rato lo llamaron de la oficina del frente y después de unos minutos volvió a salir y se plantó al frente de mi puerta, salí a su encuentro y se despidió de mi… Definitivamente, todo lo relacionado con “él” lo recuerdo como si fuera ayer…

_ Eso sucedió antes o después del primer sueño _ Dijo mi psiquiatra a quien había ignorado por completo, algo que me hizo volver a poner los pies sobre la tierra.

_ Fue después, bastante tiempo después _ dije sin titubear _ De hecho, cuando nos volvíamos a ver fue a principios de aquel año, estaba por cumplir 20 años.

_ ¿Milo y tú ya tenían hijos? _ Volvió a preguntar sin levantar la vista de la libreta en la cual hacía anotaciones.

_ Aun no, para ese entonces ya la relación era una rueda de Chicago.

_ ¿Estabas insatisfecho en la relación? _ preguntó Odysseus, viéndome directamente con esos ojos tan hipnóticos.

_ Si… El amor iba muriendo y parecía que estaba sentenciado a morir irremediablemente.

_ Si para ese entonces eras tan joven ¿Que te impedía dejarlo y acabar con esa insatisfacción?

_ Podía estar insatisfecho, varias veces terminamos la relación, pero cada vez que volvíamos teníamos el sexo más increíble, al menos para mí.

_ O sea, estaban juntos solo por el sexo, aunque Milo era infiel.

_ La realidad era que pronto no sería solamente Milo el que sería infiel…

Después de aquel día me encontré varias veces con “él”, sus miradas denotaban deseo y no tardó mucho para que un buen día hiciera su astuta jugada… Llamar a la oficina e invitarme a salir… A partir de ese día caía irremediablemente y sin paracaídas.  Aunque desde la primera cita “él” me preguntó si aceptaba mantener una relación con un hombre casado… Me importó un carajo que “él” fuera casado.  Era la primera vez que mi amor platónico se volvía realidad, así que ese “pequeño detalle” no era para nada importante.  Milo ni tan siquiera se daba cuenta si salía temprano del trabajo o si no llegaba a estudiar, así que salir con “él” no era para nada difícil.

Al igual que el hecho de tener sexo, un par de salidas más y terminamos en un motel lujoso compartiendo una tarde increíble, era genial mantener relaciones sexuales con “él”, pero después desapareció, algo que me dejó muy desconcertado y confundido…

Volví a saber de “él” al cabo de un par de meses cuando nuevamente coincidimos en aquel motel.  Se le hizo costumbre no volverme a escribir hasta pasado un par de meses, pero fui incapaz de reclamar… Entendí que yo era “el otro”, el que debía esperar para que “él” tuviera la oportunidad de poder verme, aquel que no podía reclamar y mucho menos esperar que terminara con su matrimonio para que corriera a mi lado… Total mientras “él” volvía a contactarme para pasar la tarde juntos, Milo estaba ahí por lo menos una vez a la semana para cubrir con nuestras necesidades de sexo… Y pensé que eso era felicidad…

Todo iba bien, bueno eso pensaba, hasta que Milo tuvo un accidente en el coche junto a una chica que creo que se llamaba Shina.  No me importó que “esa estúpida” lo hubiese drogado hasta el punto que se estrellaron contra un poste del alumbrado eléctrico, Milo me necesitaba y ahí estaba a su lado, tanto en el hospital como cuando regresó a su hogar y necesitaba de una mano amiga que lo ayudara hasta a levantarse…

Pero algo que siempre ha distinguido a Milo, es que por lo general era muy pícaro, bueno eso aún lo es, y aunque estuviera con un brazo enyesado, y un par de costillas rotas, su “cosita” también demandaba de mis cuidados y así fue como terminé teniendo sexo en su casa… En su cama… Encima de Milo… Lo hice con el mayor cuidado y ante todo cuidando su salud, fue una pequeña travesura… Una que no olvidaría jamás… Tomando en cuenta algo que pasó tan solo tres días después…

Notas finales:

Se que prometí que actualizaría los sabados , pero bueno, esta historia me tiene muy entretenida así que actualicé anticipadamente.  Saludos y gracias por leer este fic.


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