Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Lyra Malfoy por Sh1m1

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Harry estaba siendo arrastrado por Hermione, tenía la sensación de que su vida se basaba en momentos en los que Hermione le movía de un lado a otro. Pero reconocía que su vida tras la guerra se podría definir por su falta de movimiento.

 

—Mueve ese culo perfecto y sácalo del sofá—le había dicho toda ceñuda mirándolo desde arriba mientras Harry comía patatas fritas directamente de la bolsa sobre su pecho.

—Paso.

Palabra equivocada, a la bruja el Wingardium Leviosa se le había dado siempre muy bien y lo estaba usando sobre él y su culo cuadrado de tanto sofá.

—Es mi noche y vas a venir—le amenazó, y esta vez no sería con un wingardium.

—Herms, sabes que yo os apoyo, pero luego tengo que salir 17 días seguidos en el corazón de bruja mientras me enlazan con cualquier mago.

Su ceja levantada le decía que la había cagado de nuevo.

—No me importa que crean que soy gay, sabes que no es eso, lo que odio es que hablen de mí.

—Se lo voy a pedir hoy, quiero que mi mejor amigo esté allí.

Harry tiró las patatas fritas al sofá, y abrazó a su amiga.

—¿Has comprado un anillo?—le preguntó mientras ella reía y le pedía que la bajara.

—Por supuesto, y bien brillante, Pansy no me perdonaría nunca que le pidiera matrimonio sin anillo.

Harry no sabía qué le había sorprendido más si que Hermione fuera bisexual o que comenzara tras la guerra una relación con Pansy Parkinson. Harry habría perdido las dos manos si hubiera apostado sobre el futuro amoroso de Hermione.

Llevaban juntas cinco años, y ese 28 de junio le iba a pedir matrimonio, bien merecía tener que aguantar una semana o dos de portadas con su cara.

Pero el arrastramiento no se lo había evitado.

—Hermione, sé andar—se quejó.

—Pero no sabes hacerlo rápido, eres una tortuga, Harry, una tortuga con gafas torcidas—se quejó ella a paso veloz. Él aprovechó para recolocarse las gafas bien.

Tendría que mirar los papeles que le había dejado sobre la operación pero le daba una pereza horrible.

El local estaba lleno de banderas de arcoiris y gente contenta. Harry no era gay, ni bisexual, y después de una larga charla a la que había asistido con Hermione, había salido con la cabeza atiborrada de términos que a duras penas era capaz de retener.

Harry era heterosexual, pero para el caso daba igual, su única relación larga había sido con Ginny, y después de que ambos se dieran cuenta que se querían más como hermanos que como otra cosa, solo había estado esporádicamente con chicas.

Vio a Ron y a Luna en la barra y fue a saludarlos; Seamus y Dean llegaban en ese momento y Ginny no llegaría hasta un par de horas más tarde cuando saliera del entrenamiento.

Pero claro, los amigos de Pansy también estaban allí. Blaise, Theodore, Dafne y Astoria. Cuando ellas comenzaron a salir creyó que Draco Malfoy sería un habitual de ese grupo tan extraño, pero para su sorpresa solo le vio un par de veces. No diría que se sintió desilusionado pero sí extrañado, eran sus amigos y ahora ya no iba con ellos. Automáticamente pensó que quizás no aprobara la relación de Hermione y Pansy, por lo que casi se alegraba de que no fuera.

Neville apareció con su nuevo novio, y la tensión se podía sentir, Theodore y Neville habían roto hacía solo seis meses y Harry olió el drama de la noche.

Era el día de Hermione, solo esperaba que pudieran comportarse. Fue cuando la vio, estaba hablando con Theo, rubia y alta, con una melena perfecta y que le ocultaba el rostro.

Solo veía la tensión en el rostro de Theo, la verdad es que era una putada ver a tu ex con otro, y lo peor era que estaba seguro de que aún se querían.

Se alegraba de no tener esos problemas amorosos, pero mentiría si no se había quedado embobado con la rubia nueva. Su falda era estrecha y corta sin resultar vulgar y sus piernas largas como las noches de soledad de Harry.

Quería verle la cara, ya podría ser espectacular pero si su cara no le transmitía nada no serviría para nada.

Nariz respingona, pómulos altos y marcados, una boca pintada de un suave tono rosa, su perfil era precioso.

Hermione llegó en ese momento a su lado, y le sacó de su prospección visual. "Gírate" pensaba Harry mirando a la chica rubia.

—Le dije que no le trajera—se quejó Hermione sobre el acompañante de Neville—, se lo va a cargar todo.

Harry solo asintió pero cada dos por tres miraba hasta su rubia, ahora estaba de nuevo de espalda, y Theo parecía más tranquilo.

Quizás las aguas no llegaran al río.

Pero cuando la rubia misteriosa se volvió Harry se olvidó de Neville, Theodore y todos los demás.

Ese rostro, era preciosa, pero también le recordaba a alguien y su cerebro estaba en una pelea con sus recuerdos, casi, casi pero no.

Y entonces llegó.

—¿Esa chica es familiar de Draco Malfoy?—le preguntó a Hermione que seguía despotricando de Neville—¿Una prima?

Ella guardó silencio, y Harry se iba a volver a mirar a su amiga cuando los ojos grises se encontraron con los suyos.

No, no era ninguna prima de Draco, era Draco. Draco Malfoy siendo la chica más preciosa que Harry había visto en su vida.

—Harry, cierra la boca—le dijo Hermione.

Harry obedeció, pero le costó, le costó dejar de mirarle, mirarla, lo que fuera. Draco también le miraba, pero en su caso no había sorpresa, en su mirada había muchas cosas y Harry quería saber qué eran.

Draco inclinó su cabeza como saludo, y casi notó una mueca molesta, ese gesto era tan suyo que sería imposible de olvidar.

Harry casi no pudo concentrarse en otra cosa toda la noche, ni cuando llegó Ginny, ni cuando Ron le hizo una cobra a Blaise, ni cuando Neville y Theo comenzaron a pelearse. Solo podía mirar a Draco, cada gesto, los movimientos de su pelo, sus sonrisas, la manicura de sus manos suaves. La suave curva de sus pechos y aquella ropa sobre su cuerpo estilizado y femenino.

—Alucina—dijo Ginny a su lado—. Está buenísima.

Harry solo asintió y se dio cuenta de había sido pillado y Ginny se rio de él.

—¿Por qué no vas a hablarle?—le preguntó la pelirroja.

—¿Qué? Ya, bueno, no sé. ¿No sería raro?

—No sería raro, sois antiguos compañeros de escuela.

—Ya, claro.—Se rascó el cogorote. Pero miró a Draco y luego a Ginny, y esta asintió y le empujó suavemente.

A mitad de camino y con la vista fija en Malfoy la escuchó.

—No te frotes contra su pierna.

Ya estaba demasiado cerca y le había visto como para darse la vuelta, pero iba a estrangular a Ginny, cualquier juez lo entendería.

Draco le miraba con una copa en la mano, y Harry tragó duro, es que estaba alucinado. Jodidamente alucinado.

—Hola—saludó.

—Hola.—Su voz era similar pero más aguda, sin llegar a ser estridente.

—Hacía mucho tiempo que no te veía.

Draco sonrió y miró su copa, el suave pestañeo de sus largas pestañas dejó idiota a Harry, más idiota.

—¿Cómo has estado?

—Ocupada—contestó Draco, sus ojos suavemente delineados eran muy bonitos, pero su expresión era seria. Harry sintió que no quería hablar con él—¿Y tú?

La verdad era que él mucho no había hecho, no había tenido prisa por emprender nada. Después de la guerra había querido tomarse un tiempo, y el tiempo había pasado y pasado y él no había encontrado algo a lo que realmente quisiera dedicarse por el resto de su vida.

—Poca cosa—se encogió de hombros.

La conversación no fluía y Harry comenzaba a estar un poco incómodo, ellos nunca habían sido amigos, difícilmente se habían tolerado. Pero fueron salvados por el momento más esperado de la noche.

La música bajó, y la luz que era relativamente tenue aumentó sobre ellas. La cara de Hermione siempre segura tenía un leve conato de histerismo. Pero el rostro de Pansy, de normal estirado y altanero, se suavizó, se suavizó mucho cuando Hermione se arrodilló delante de ella mostrándole una cajita con un bonito anillo dentro.

Las palabras quedaron en la intimidad de su cercanía, pero la emoción les llegó a todos.

La mujer de hielo se estaba derritiendo, y Harry no pudo evitar emocionarse.

Harry miró a Draco, al parecer Harry no había sido el único, su rostro se suavizó mucho. Y le dieron ganas de abrazarle, pero se contuvo.

Draco se marchó con sus amigos para felicitar a la pareja, y no volvieron a hablar en toda la noche. Pero sí se miraron, se miraron bastante.

Por una vez, Harry no tenía prisa por volver a casa. Pero sus amigos comenzaban a marcharse y ya no tenía excusa para quedarse más.

Lo vio besar la mejilla de Pansy despidiéndose de ella. La morena le cubrió con un abrazo que a Draco parecía costar devolverle pero que al final lo hizo.

Se iba a ir, y le daba la impresión de que podían pasar otros buenos cinco años antes de volver a encontrarse, o quizás hasta la boda de las chicas.

Se estaba yendo cuando le miró, una leve inclinación de nuevo y comenzó a andar.

—Draco, espera.

El gesto se le torció, Harry se golpeó mentalmente.

—Ya no me llamo así. Mi nombre es Lyra.

—Lyra—saboreó el nombre, era bonito, como ella—, discúlpame, solo quería decirte que me he alegrado de verte.

Lyra le miró, como dudando, Harry no sabía cómo alargar más el tiempo.

—Yo también me he alegrado de verte.

Aquello parecía cerrarlo todo, por eso hizo algo que no hacía desde hacía años. Tener coraje y valor.

—¿Podemos vernos otro día?

Él, ella dudó, se le notaba que no estaba muy a gusto con él.

—Disculpa, no quería incomodarte.—Harry ya estaba dando sus buenos tres paso hacia atrás mentales, cuando ella habló.

—¿Qué es lo que quieres, Potter? ¿Saber si sigo teniendo polla?

Harry sintió la doble bofetada, su apellido en su boca siempre era un insulto, y lo cierto era que lo segundo aunque hubiera pasado por su mente no era sobre lo que quería conocer de él, de ella.

—No, solo quería saber más de ti, cómo te había ido la vida, a qué te dedicas, pero entiendo que no somos amigos ni nunca lo hemos sido. Solo quería conocerte, discúlpame si te he molestado.

Lyra se mordió el labio, Harry miró para otro lado.

—Buenas noches—se despidió Harry

Como había pronosticado durante semanas la prensa habló de su vida sentimental, lo bueno era que él no la leía desde hacía años. También se perdía mucha información por ese motivo, pero le venía de perlas para su burbuja de ostracismo autoimpuesta.

Sabía del mundo básicamente por Hermione, de Quidditch por Ginny, del Ministerio por Ron, y de cotilleos por Neville.

Pero aquella tarde en la que Hermione no paraba de hablarle sobre lugares románticos de celebraciones le llevó otra noticia.

—Malfoy me ha dado esto para ti, ha tratado de mandarte una lechuza.

Harry tenía limitada la recepción de lechuzas, solo sus amigos podían hacerlo. Aislarse del mundo tenía su trabajo, había que reconocerlo.

Se levantó tan rápido poniendo sus manos para que Hermione le diera la nota que ella sonrió.

La leyó en dos segundo.

"Si quieres podemos tomar una copa uno de estos días. Lyra Malfoy."

Lo leyó y leyó, en realidad no había mucho que leer, pero no podía creérselo.

—¿Le, la habéis obligado?—se cuestionó, Harry no solía mostrar interés por nadie, veía muy capaz a Hermione de obligar a Lyra a quedar con él, y meter a su prometida en el saco.

—No, ella fue la que se lo pidió a Pansy.

Harry sonrió y luego se rascó la nuca avergonzado.

—¿Te gusta?

—¿Qué?—Harry se sobresaltó, ¿le gustaba?—Me parece muy guapa, y bueno, no sé, no creo que. Es Malfoy.

—Te gusta, vale.

—No, yo no he dicho eso.

—No tiene nada de malo que te guste, me gusta hasta a mí—dijo ella rodando los ojos—. Si dices que yo he dicho esto te cortaré los huevos.

Harry asintió.

—Vamos a hablar de algunas cosas que debes saber, siempre le hablarás en femenino, ella es una mujer.

—Sí, lo sé.

—No, no lo sabes, se te escapan los pronombres y lo que para ti es una tontería, un error insignificante para ella es doloroso. Llegar hasta donde ha llegado le ha costado.

—¿Tú lo sabías?

—Pansy me lo contó, Lyra ha sufrido mucho, sus padres no le hablan y la han desheredado, a Theo le costó mucho aceptarlo.

—¿A Theo? Pero si él es gay.

—Theo puede ser muy gilipollas cuando está enamorado, pero al final entró en razón.

Dos horas después Harry tenía la cabeza como un bombo, estaba un poco acojonado pero tenía unas ganas tremendas de tomarse esa copa con Lyra.

Cuando llegó al pub donde habían quedado, ella ya estaba allí. Se levantó y le tendió la mano, Harry se la estrechó emocionado, aunque no le hubiera importado darle un beso en la mejilla.

Ella ponía la distancia y a él le parecía bien.

—Me alegro mucho que al final aceptaras mi invitación.

—De hecho, la que te ha invitado he sido yo.

—Cierto—sonrió Harry y vio como ella también sonreía.

No lo diría pero era muy familiar estar con ella, aunque no hubieran sido cercanos, habían mantenido una relación compleja y se habían salvado mutuamente cuando de verdad había hecho falta.

—Mi vida es poco interesante—dijo Harry encogiéndose de hombros—. Acabó la guerra y todos comenzaron sus vidas, si te soy sincero nunca pensé que sobreviviría.

Ella le miraba por encima de su copa, y en sus ojos vio comprensión, lo que le animó a seguir hablando.

—No tenía plan B, no tenía un yo de mayor quiero ser—soltó como hacía tanto tiempo no hacía—. Lo decía, sí. Pero en realidad no lo creía. Y aún sigo sin creerlo mucho.

—Te entiendo.

—Pues debes ser de las pocas personas que me entienden.

—Sé lo que es mentir a los demás y mentirte a ti mismo.

—¿Cómo encontraste el valor?—La pregunta de Harry era tan sincera que Lyra no lo dudó.

—No tuve otra opción, era ser yo o no ser. Y siempre he sido una superviviente.

—¿Costara lo que costara?

—Y me salió muy caro, créeme, pero esta soy yo, la de verdad, ser quien uno es tiene un precio.

—Te admiro—sonrió Harry.

Ella sonrió socarrona.

—Lo que creo es que has bebido demasiado.—Apartó un mechón de su rostro de un modo tan femenino que Harry casi no escuchó lo que dijo.

—No, créeme, admiro tu valor. Yo me oculto por miedo, por no ser lo que todos quieren que sea paso días encerrado evitándoles.

—¿Y qué quieres ser, Harry?

Su apellido sonaba a insulto pero su nombre sonaba a gloria en sus labios.

Harry se aproximó a ella, muy cerca.

—Quiero ser feliz.

El momento estaba ahí, ese momento en el que dos personas se entienden, se ven, se acarician sin manos, solo con entendimiento.

Estaba allí y era muy grande, los cubría y los alejaba del resto.

Vio la emoción en sus ojos, el reflejo de los suyos, Harry miró sus labios, la hubiera besado pero ella se apartó levemente.

El momento se rompió pero no desapareció, hablaron durante horas, salieron de aquel pub para ir a por el mejor cóctel de todo el Soho, cenaron y se hicieron confidencias.

Lyra se había marchado a París tras la guerra, la imaginó allí perfectamente, aunque él en su vida había salido de Inglaterra. Ella era sofisticada, elegante y delicada. Pero rezumaba fuerza y determinación.

Harry la escuchaba embelesado, su vida no había sido fácil pero había sido emocionante.

Habló de sus padres, de su mundo, de su grupo de amigas en París, de lo difícil que era para ella salir adelante y aún así de lo afortunada que era porque a ella no "se le notaba". Habló del miedo, de la vergüenza, habló de los derechos y de sus sueños.

Habló y Harry se enamoró, se enamoró de la persona, de toda ella, de lo que había sido y era, pero calló porque no quería asustarla, porque no quería decir nada inapropiado que la ofendiera.

Se estaban despidiendo cuando ella levantó una ceja burlona.

—No me has llamado una sola vez Draco, ni te has equivocado en mis pronombres.

Harry sonrió también socarrón.

—Hice un curso acelerado con Hermione.—Lyra abrió la boca sorprendida—Tuve que superar hasta un examen, y había preguntas trampa.

—Vaya, Granger me sorprende.

—No domina el mundo porque no quiere, créeme.

Ambos sonrieron, ambos no supieron que decir, porque ninguno quería decir adiós.

—Gracias por darme la oportunidad—dijo Harry—. Lo he pasado muy bien.

—Yo también lo he pasado bien.—La mirada Malfoy se había ido, o quizás era una nueva que Harry no conocía, esta era tímida y Harry solo quería besarla.

Y lo hizo, se acercó y le besó la mejilla, era suave y cálida, tan cerca de su comisura como se había atrevido. Cuando se retiró ella le miraba sonrojada, y no lo evitó más, el siguiente beso sí fue en sus labios, y todos los demás también.

La sintió temblar cuando se separaron y Harry la envolvió en sus brazos.

—Tranquila, todo está bien.

—Discúlpame, no sé qué me ha pasado—dijo ella avergonzada.

—Son los efectos de besar al héroe del mundo mágico—dijo Harry sonriendo juguetón, ella bufó golpeando su hombro.

—Gracias, hacía mucho que no me sentía así.

—¿Cómo?

—Como una chica normal.

—¿Podemos volver a vernos?—Su valor iba en aumento, él también hacía tiempo que no se sentía como un chico normal.

Lyra le dio un beso, y asintió mientras se iba.

Harry la vio andar con su larga melena, con sus brazos abrazándose a sí misma y gritó.

—¡Lyra!

Ella se giró sorprendida.

—Eres preciosa.

Ella enrojeció y luego le sacó la lengua mientras sonreía girándose.
Quedaron durante varias semanas en una repetición constante de su primera noche, charlas, risas, comida y cócteles. Y besos, muchos besos.

Hasta que Harry se lo propuso.

—¿Te gustaría venir a mi casa?

Ella no parecía sorprendida pero sí un poco recelosa.

Harry levantó las manos, y sonrió nervioso.

—No llevo más intenciones que seguir hablando, y quizás robarte algún beso más.

Pero su broma no pareció levantarle el ánimo.

—No tenemos porqué ir, solo me apetecía estar más tiempo contigo.

—Quiero ir, pero tengo miedo.

—¿De mí? Nunca te haría daño.

Ella le miró, Harry quería abrazarla, siempre quería abrazarla pero cuando se mordía el labio dudosa mucho más.

—Tengo miedo de que se acabe.

—No soy de esos que se aburren después de mantener relaciones sexuales, y ni siquiera lo había dicho porque pensara que lo fuéramos a hacer, de verdad.

—¿No me encuentras atractiva?—dijo ella dudosa.

—¿Estás loca? Eres la chica más atractiva que he conocido en mi vida, pero no quiero que pienses que solo veo eso.

—¿Y qué ves?

—A ti.

Ella cabeceó, y Harry frenó sus pensamientos.

—¿Qué es lo que te da miedo?

—Que dejes de verme así, como una mujer de verdad...

—Tú eres una mujer...

—Cállate—dijo ella queriendo que la dejara hablar—, tú estás acostumbrado a algunas cosas y yo, yo bueno, yo no tengo eso, de hecho tengo otras cosas.

—¿A qué te refieres?

—No estoy operada, y no sé si quiero hacerlo o no, pero para ti sería extraño, y cambiarás...

—Espera, espera.

Lyra estaba entre levantar un muro y demostrar cuán vulnerable se sentía en esos momentos.

—Eso es adelantarse mucho a los acontecimientos—continuó Harry—, sabía que existía la posibilidad, pero para mí no es lo importante.

Ella torció el gesto, quizás no fuera la primera vez que lo oyera y contra eso Harry tenía poco que hacer.

—¿Podemos solo ser nosotros mismos y ver qué pasa?

—Soy una loca del control, dejarme llevar y ver qué pasa no está en mi ADN.

—Te puedo ceder un poco del mío.

Lyra sonrió, era adelantarse a los acontecimientos y aunque Harry nunca había estado con una chica como ella en su mente no era ningún tipo de problema.

Tampoco lo fue en la práctica, Lyra era preciosa en todo su conjunto y Harry se lo dejó claro una y otra vez, dentro y fuera de ella.

Pero como con todo en la vida de Harry siempre había una constante cuando decidía poner un pie fuera de su casa.

"Harry Potter y la rubia misteriosa" era el titular de la prensa mágica rosa, el labio de Lyra temblaba de miedo al ver las fotografías.

—Lo siento, este es uno de los motivos por los que no me gusta salir.

—Lo siento, Harry. De verdad que lo siento.

Páginas y páginas de ellos dos, de especulaciones, de halagos e insultos, siempre era lo mismo.

—El que tiene que pedirte perdón soy yo, se me habían olvidado.

—Me iré a París mañana mismo.

Harry sintió como su corazón se rompía en dos, esas semanas juntos habían sido las mejores de su vida, solo pensar en perderla le destrozaba.

—No te vayas, por favor.

—De todas formas tenía que irme, mi vida está allí, y no quiero destrozarte la tuya.

—¿Destrozarme la vida?

Ella estaba recogiendo las cosas que había ido dejando en sus visitas, como arrancándolas de Harry.

—De verdad que lo siento, no sé a qué estaba jugando, tú eres Harry Potter—dijo ella sin mirarle—. Yo lo siento, nunca quise perjudicarte.

—Lyra, deja eso.—Se acercó Harry mientras ella doblaba las cosas de cualquier manera.

Sus manos temblaban, como aquella primera noche cuando se besaron, ella temblaba.

—Lyra...

—Harry, ellos te despellejaran cuando sepan quién soy. Serás el hazmereír de todos, y yo soy una estúpida.

—Lyra...

—Sabía que este cuento tenía que acabarse, lo sabía.

Ya no solo temblaba también le caían gruesas lágrimas por las mejillas.

—Perdóname.

—¿Por dejarme? No me dejes, por favor—suplicó Harry.

—Yo no quiero hacerlo, pero ellos lo descubrirán, y entonces...

—Entonces sabrán que por fin me he enamorado y que eres mi novia—dijo él con el corazón en un puño—. Si tú quieres, claro.

—¿Tu novia?

—¿Querrías ser mi novia?—Harry había puesto toda la carne en el asador, y esperaba no salir abrasado.

Ella le abrazó, le abrazó fuerte, muy fuerte, y lloraron los dos como dos magdalenas. Pero aunque no hubiera sido del modo en el que Harry había esperado, aquellas fotos le dieron el valor para pedirle lo que tanto deseaba.

Lyra se fue a París, pero Harry se fue con ella.

Toda Inglaterra debatía sobre la relación del antiguo mortífago y ahora transexual Draco Malfoy y el chico de oro y sus depravados gustos. A ellos nada de aquello les importó, y el mundo se aburrió de las noticas carentes de interés.

Seis meses después volvieron a Londres, a la boda de Hermione y Pansy, los dos volvieron a llorar, sobre todo Harry, que le estaba tomando el gusto.

—¿Te casarías conmigo?—le susurró Harry mientras caminaban por los jardines del lugar de celebración.

Ella le miró, tan preciosa como siempre, más bonita que ninguna.

—No seas tonto, es muy pronto para decir esas cosas.—Pero se mordió el labio, como sabía que hacía cuando estaba nerviosa.

—Soy un tonto enamorado que tiene clarísimo algo por primera vez en su vida.

—Pero aún no puedes saber...

Harry se arrodilló ante ella.

—¿Lyra Malfoy, querrías casarte conmigo y ser mi mujer?

Ella le miró seria, muy seria, tan seria que Harry pensó que le diría que no.

—Sí—dijo solemne—Sí, quiero.

Como Harry no llevaba anillo, cerró la promesa con un beso, y cosas que los setos de ese lugar deberían callar para siempre.

Harry le acariciaba el rostro y le quitaba unas hojas que habían quedado prendidas de su pelo cuando vieron que esos setos iban a tener que guardan infinidad de secretos, de ellos vieron salir  a Ron y Blaise, uno atribulado y otro con cara de satisfacción.

—Dicen que de una boda sale otra boda—sonrió Lyra, le guiñó un ojo a su amigo Blaise desde lejos.

—Razón de más para casarnos.—La achuchó Harry.

—Si quieres llegar vivo a tu propia boda, ni se te ocurra decirlo hoy.

—Si Hermione me suele dar miedo, Hermione y Pansy juntas me aterran, lo diremos cuando vuelva  de la luna de miel y tú tengas un diamante más grande que el suyo.

—Yo no necesito...

—Enorme.—Rio Harry.

—Me va a odiar por años, pero me muero por ver su cara.

—Te quiero.—La atrajo a un nuevo beso.

—Y yo te quiero más.

Harry no podía ser más feliz de que Hermione y su manía de arrastrarle por la vida, lo hubieran hecho aquel 28 junio.

 

 

Notas finales:

Siempre he querido escribir sobre un personaje trans, sin sexualizarlo, sin caer en mis típicos fetiches de autora de lemon.

Y hoy me he animado, espero no haberla cagado mucho.

En realidad estoy iba ayer, pero me perdonáis las horas de diferencia ¿verdad?

Besitos

Shimi

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).