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Princesa por Liss83

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Arthur metió la llave en la puerta y entro lentamente. En verdad estaba dolorido pero moría por repetir la experiencia pero Blaise había dicho que irían despacio. Cerró la puerta y se giró, estaba seguro que unas buenas horas de sueño harían maravillas en su cuerpo. De pronto se arrepentía de haberse reusado en tomar un baño con Blaise, aunque talvez si se hubiesen bañado juntos tal vez hubiera terminado peor. Era lo más probable

Se giró y lo primero que vio fue a Molly parada con los brazos cruzados

 

 

 

-          Por fin se digna en llegar el señor - dijo la mujer y Arthur pensó “señora, por favor” - ¿Dónde pasaste la noche?

-          Ocupado - dijo Arthur dirigiéndose a su habitación - voy a bañarme

-          ¿Cómo te atreves…? -  dijo Molly

-          Fue una petición tuya - dijo Arthur

-          ¿Qué dijiste, cínico? - grito Molly sorprendida

-          Molly, por favor - dijo el pelirrojo agarrándose la cabeza - no he dormido nada y necesito descansar

-          ¿y el trabajo? - grito Molly - si faltas un día te descontaran y quiero tu quincena completa. Necesito comprar…

-          Si quieres algo, trabaja - interrumpió Arthur -, ahora deja de molestarme

-          Una mujer como yo, no necesita trabajar para… - dijo Molly indignada

-          Perfecto - dijo Arthur - consigue uno que nos mantenga los dos - y se fue

 

 

 

Entro al baño y puso el seguro. Se miró en el espejo y lentamente empezó a desvestirse

 

 

 

-          ¡Arthur! - gritaba Molly golpeando la puerta - ¡abre en este momento, maldito infeliz!

 

 

 

El pelirrojo examinó las marcas en su piel y no pudo evitar sonreír recordando lo que había experimentado la noche anterior. Se mordió el labio inferior sonriendo. Sabía perfectamente quien era Blaise Zabini y que en cualquier momento se podía aburrir de él. Disfrutaría lo que la vida le ofrecía, y cuando terminase, al menos podría morir con el placer de haber sido él mismo por una vez en su vida

Se bañó con cuidado. Limpio todas sus partes y se envolvió en la toalla. Salió y vio a Molly parada en la puerta pero la ignoro completamente. Busco su pijama y se sacó la bata

 

 

 

-          ¿Qué cosa es eso? - dijo Molly dijo viendo las mordidas que su marido tenía por toda la piel

-          ¡ah, esto! - dijo Arthur mirándose su marcas - solo es la prueba de lo bien que la pase anoche - y una bofetada cruzo su rostro - ¡Ay Molly! Es curioso, cuando me hicieron estas marcas… - y se las miro nuevamente - sentí un gran placer. En cambio, tu bofetada… ni siquiera vale la pena pensar en ella. Ahora hazme un favor - mientras se vestía -, no hagas ruido, déjame dormir. Estoy muerto - y se acostó

 

 

 

__________________________________

 

 

 

A la siete en punto un auto negro con vidrios polarizados se detuvo al lado de una cabina telefónica en los límites de Ottery St. Catchpol. Un hombre de estatura media y cabellos negros se bajó del automóvil. Arthur miro hacia todas la direcciones. Ya era tarde. ¿Por qué no llegaba Blaise? ¿Ya se habría cansado de él? Tal vez la noche anterior no se había comportado como debía. Tal vez…

 

 

 

-          ¿Arthur Weasley? - pregunto el hombre

-          Soy yo - dijo el pelirrojo con desconfianza

-          El señor Zabini quiere hablar con usted - dijo el hombre ofreciéndole un celular, pero Arthur solo lo miro - por favor

-          ¿Hola? - dijo Arthur tomando el celular

-          Hermoso - dijo Blaise bebiendo un wisky - disculpa. Se me complicaron un poco las cosas y no podré ir a recogerte

-          Oh - dijo Arthur con tono triste -, entiendo. No te preocupes.

-          No pongas esa cara - dijo Blaise sonriendo - ni mires para todos lados, que no estoy allí. Frank sabe dónde te debe llevar. Nos vemos en un rato. Te mando un beso - y colgó

-          Pero… ¡Blaise! - dijo el pelirrojo - ¡Blaise!

-          ¿nos vamos, señor? - pregunto el hombre abriendo la puerta - y Arthur forzó una sonrisa y subió al auto

 

 

 

El viaje fue silencioso. Frank miro por el retrovisor de manera disimulada a quien de cierto modo lo había liberado. Desde que Blaise había fijado su obsesión en ese pelirrojo, él prácticamente no había sido llamado a la cama de su jefe.

Arthur, en el asiento trasero, solo se preguntaba por qué Blaise no había ido por él. ¿Y si lo llamaba para decirle que le ponían punto final a lo que tenían? Porque tenían algo. El moreno lo había dicho

 

 

 

Enfoco su vista  en la ventanilla y noto que estaban en el centro de la ciudad. El automóvil doblo a la derecha en la siguiente esquina y avanzo sobre una avenida que llevaba al barrio llamado Hogwarts, que era uno de los más exclusivos de la ciudad

Sabía que debía verse infantil pero no podía dejar de mirarlo todo con la boca abierto. Se enfilaron al estacionamiento de un edificio llamado Slytherine. Había escuchado de ese condómino. Según había visto en los anuncios cada departamento costaba cerca de cinco millones de dólares

Estacionaron en la parte más alejada del subterráneo. Frank bajo y le abrió la puerta. Arthur bajo y Frank lo guio hasta el ascensor

 

 

 

-          Aquí tiene señor - dijo Frank entregándole una tarjeta -, el señor Zabini lo espera en el Pen House - pero Arthur solo lo miro, por lo que el chofer tomo la tarjeta y la introdujo en  la hendidura

-          Perdón - dijo Arthur

-          No se preocupe. A todos nos pasa la primera vez - dijo Frank sonriendo y la puerta se abrió - el botón PH.

-          Gracias - dijo Arthur

-          Buenas noches, señor - dijo Frank y se alejo

 

 

 

Arthur respiro hondo y presiono el botón. Las puertas se cerraron y el ascensor se puso en movimiento. Tenía sus emociones disparadas. Ese era un lugar demasiado lujoso y desentonaba totalmente con él ¿Y si Blaise solo buscaba mandarlo al diablo y lo había hecho ir hasta ahí solo para burlarse de él? Sesenta segundos después, y un mar de inseguridades, las puertas del ascensor se abrían en un lugar completamente oscuro

El pelirrojo dudo por un momento y llamando al dueño dio un paso hacia adelante, pero se sobresaltó cuando todas las luces se prendieron. Volvió a llamar a su jefe pero nadie le contesto. Miro a su alrededor y se sorprendió. Era un lugar enorme y muy elegante. Tenía un estilo sobrio y conservador. El color predominante en las paredes el blanco, que contrastaba con los muebles caoba. En algunas esquinas había masetas con flores. En el frontis del lugar  predominaba una pared de vidrio por el cual se extendía toda la ciudad

 

 

 

-          ¡Es… bellísimo! - exclamo Arthur - vivir aquí debe ser…

 

 

 

Después de unos minutos volvió su vista hacia el departamento y noto que sobre la mesita de centro había un sobre. Se acercó y sobre él solo estaba escrito “Princesa”. Tomo el sobre lentamente y lo abrió, saco la carta y leyó

 

 

 

“Princesa

A estas alturas ya te diste cuenta que no pude ir a recogerte cómo te lo prometí, pero como acto de reparación por tan grave falta, te pido que me esperes en este departamento, prometo no demorar.

Siéntete en la libertad de usarlo como si fuese tuyo. De hecho, desde hoy este será su castillo, princesa. Te sugiero probar la tina, es ideal para relajarse. No te preocupes, también prometo  que luego la usaremos juntos, si es que me explico.

En el closet encontraras  todo lo necesario para ponerte cómodo. Si quieres comer algo, el refrigerador y la alacena están llenos. Repito siéntete como en tu casa. No tardare

Te quiero

B.Z.”

 

 

 

Arthur sonrió mientras miraba a su alrededor. Se dirigió a la cocina y la inspeccionaba. Era amplia y muy bien amoblada. Reviso los estantes y el refrigerador, tenía más mercado de lo que su casa tendría en todo el año. Saco todo lo necesario y empezó a preparar la cena con la que sorprendería a su jefe. Sazonó la carne y la metió al horno. Preparó algo de arroz. Hizo  ensalada y puso la mesa. Miro todo su trabajo agarrándose el mentón, fue hacia la sala y la inspecciono.

En el estante había una colección impresionante de CD’s, a medida que Arthur lo inspeccionaba descubría que todos eran sus artistas y géneros favoritos. Se sentía como un niño al que lo habían invitado a un parque de diversiones y le habían dado un pase libre a todos los juegos las veces que él quisiera subir.

Puso algo suave y decidió seguir su inspección por las habitaciones. El comedor estaba amoblado a juego con la sala. Tenía un estudio bien equipado, con una biblioteca con todos los libros que había soñado leer algún día. Las siguientes dos habitaciones apenas y tenían una cama y un escritorio. Al final del pasillo estaba la que supuso era la habitación principal. Lentamente empujo la puerta y su respiración se detuvo. No podía creer lo que tenía ante sus ojos

 

 

 

 


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