Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Seducción Indirecta por mfernandasadiklover

[Reviews - 37]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Harry abrió los ojos, los sentía hinchados y le dolían un poco, todavía no había luz solar, quiso intentar cerrarlos para volver a dormir, pero un agradable cosquilleo entre las piernas lo hizo levantar su cabeza para poder mirar, solo vio un hurón rubio borroso.

Draco estaba ahí, con su dedo movía la erección que seguía atrapada en la ropa interior. Parecía que aún no notaba que se había despertado, siguió jugando con ella, en consecuencia, su miembro se hizo más grande y el chico rubio golpeó con sus dedos la dureza, completamente entretenido al observar las reacciones.

       —¿Qué haces? Deja eso —murmuró quejándose y apartando ese dedo juguetón, Malfoy hizo un puchero nada digno de su estatus, o eso parecía porque no podía distinguir bien su rostro, aunque lo conocía lo suficiente para saber que lo haría. Harry desea besarlo cuando estira esa boquita rosa.

       —Eres un aburrido —dijo suavemente mientras se recostaba en el pecho del salvador, quien dejó escapar un suspiro, repartió besos en el perfumado cabello, ya que el hurón se abraza a su torso.

Harry los cubrió a ambos con las suaves sábanas, faltaba para que amaneciera y quería que el chico rubio durmiera antes de que el huroncito bebé despertará.

       —Draco —susurró suavemente, se acomodó para que la frente del chico lindo quedara cerca y poder besarla. El Slytherin cerró los ojos dejando que el calor del brazo lo rodeará

       —¿Mm? —el hurón emite un ruido gustoso. Se apega al cuerpo de Harry buscando calor y para que lo abracen hasta dormirse. Potter sabe que no es posible que disfrute esto tanto como lo hace, debe controlarse, pero no puede detenerse.

Sus sentimientos al fin son libres y es un poco difícil ordenarle a su boca que se quede en silencio.

       —Te amo —susurró el pelinegro cerrando los ojos, Draco sonrió acurrucándose mientras se dejaba ir por el sueño, una completa tranquilidad rodeándolo.

Durmieron abrazados, pero Malfoy despertó al sentir un ligero malestar en su vientre, levantó la vista para mirar a Harry, este tenía los ojos cerrados, sonrió un poco al verlo dormir.

Apretando los labios, retuvo un gemido, le dolía un poco su interior, se movió incómodo, Harry seguía durmiendo a su lado sin darse cuenta. Lo pensó brevemente antes de decidir sacar sus pantalones de seda.

Se cubrió con la sábana dejando su mejilla recostada contra el pectoral del salvador, mordió la carne para resistir el dolor cuando metió temblorosamente su dedo medio, no servía, tenía que lubricarse antes de hacerlo.

Pegó su cadera presionándose en la pierna musculosa, cerró los ojos con fuerza cuando se movió para que el miembro se frotara contra ella, dejó escapar un suspiró, era tan humillante como excitante. 

Siguió moviéndose hasta que el pene logró una erección, la tela de la ropa quedó mojada debido a su toque. Todo esto seguía siendo insuficiente, embistió con más entusiasmo, gimió y volvió a morder el cuerpo de Harry para contener el sonido.

       —Nuevamente, Draco, ¿qué haces? —se sobresaltó un poco al ser descubierto. Las mejillas le ardieron por la vergüenza. Harry se sentó en la cama mirando confundido al pequeño hurón en celo, quien a regañadientes se alejó del cuerpo caliente. Acaricio su pecho donde sintió el dolor que lo despertó. Ese chico había clavado sus dientes sin piedad.

Harry tomó los lentes de la mesita para poder mirar bien qué pasaba. Tocó su pantalón húmedo y observó asombrado sus dedos que estaban pegajosos por el semen que habían dejado ahí, luego miró a Malfoy sorprendido. Este tuvo la decencia de sonrojarse.

       —¿Vaya, te presto mi rodilla también? —dijo burlonamente, Malfoy mordisqueó los labios solo para evitar sonreír, se sentía nervioso y ansioso. Harry quitó sus ojos del rostro coqueto y nada culpable de ese chico y dirigió su mirada un poco más abajo.

Sus largas piernas estaban desnudas y no había hecho ningún intento en cubrir ese pene rosáceo que está levantado esperando terminar lo que se inició. Le gusta mucho que Malfoy tenga esas diferencias de colores, puede distinguir la piel rosa más oscura bajo ese miembro.

Se recostó con sus manos entrelazadas en su vientre, luego lo miró sonriendo al doblar levemente su rodilla para que Malfoy la usará como apoyo. Esto es emocionante.

No lo reflexionó mucho cuando se subió sobre el cuerpo de Potter, simplemente está aceptando la invitación, su miembro parece latir al ritmo de su respiración que es cada vez más agitada, pone sus manos en la cadera del chico pelinegro, mientras se sienta cómodamente en la pierna.

Harry mueve su rodilla para rozar más fuerte al sentir el líquido caliente y pegajoso que comienza a extenderse por la tela de la ropa. El semen se derrama en ligeras gotas cuando el chico se menea para frotar su vulva de labios gordos contra la dureza.

       —No te muevas —murmura Draco con la voz agitada y temblorosa. Siente que el dolor se vuelve más intenso cuando solo hay estimulación exterior.

       —¿Por qué? ¿No quieres correrte? —gimió Harry con pesar, tener a ese chico sensual frotando su entrepierna contra su rodilla es demasiado excitante. 

       —Sigo sin estar lo suficientemente mojado para los dedos —continúa hablando sin pensar mucho en lo que dice. Está concentrándose en las contracciones que le obligan a moverse rápidamente, simplemente le es imposible negarse al placer.

       —Así que de eso trata —dice Harry jadeando. Las manos de Draco aplastan el miembro del Gryffindor al ritmo de sus movimientos, se mueven para bajar el pijama, al quedar la piel expuesta, se sorprende del lío que tiene, su vello púbico está hecho un asco, todo húmedo y pegajoso.

Malfoy gime cuando sus manos son forzadas a ser puestas ahí. Lo mira con los ojos brillantes y entrecerrados por el agotamiento. Parece ligeramente asqueado de su propio comportamiento al sentirse excitado por enterrar los dedos en el vello oscuro y desordenado.

       —Eres... un asqueroso, tu pene se ve pequeño rodeado de tanto pelo —dice entre gemidos porque la rodilla de Harry se mueve en círculos ligeros contra su piel sensible que cosquillea. Sus manos están pegajosas y se aferran desesperadas por mantener su estabilidad—. Vas a entrar a la ducha conmigo, voy a limpiar este desastre para que tu cosita sea presentable y digna de mí —murmura mientras tensa sus hombros al sentir su orgasmo acercándose.

       —Ven aquí —dice hambriento de deseo al observar lo sensual que se ve en su estado desesperado por llegar al clímax. Curva su espalda para poder alcanzar esos pechos que se balancean, la serpiente se mueve para que el Gryffindor los alcance y pueda besarlos como les gusta a ambos, chupa grandes porciones de piel, Malfoy se lo permite.

       —¿Puedo frotarme contra otra dureza? —pregunta con calma, sabe que a Harry le gusta escucharlo hablar de esa manera. Se mueven acomodándose en la nueva postura.

Está sentado sobre la cadera del león, quien acomoda las almohadas para quedar semi recostado mientras ve como Draco se mueve para juntar sus miembros.

Harry tragó saliva al sentir la calidez directamente de su chico, sus labios mayores abiertos para acomodar su miembro entre ellos. Dejó escapar un jadeo cuando el hurón se mueve para esparcir la humedad, jadeando gustoso al tener la piel pegada y frotándose. Siente que no tardará en llegar solo con observar la imagen frente a él.

Draco con los muslos temblorosos se movió para poder sentir la totalidad de la extensión, gimió, pero seguía insatisfecho. Su miembro rebotó cuando él levantó la cadera, apretó la mandíbula, estaba ligeramente avergonzado de dejar caer saliva por ser incapaz de parar de gemir.

Su pene estaba siendo estimulado sin piedad por la mano grande de Harry, quien sonreía al observar que la cadera de Draco perdía el ritmo al tener más interés en correrse que en mojarse.

Harry acomodó el cuerpo de Draco para tener mejor acceso a él, su mano en la cadera firmemente apretada, mientras que la otra sostenía el miembro masturbando fuertemente para que la serpiente llegará rápidamente.

Malfoy contrae su pelvis al sentir el orgasmo cosquillear en su glande, la mano de Potter queda completamente manchada de pegajoso líquido. Con el cuerpo estremeciéndose, lloriquea disgustado, le tiemblan los muslos cuando se levanta de la cadera del león.

       —No es justo —murmura mientras se deja caer en la cama al lado de Harry, quien le mira con una ceja alzada—. Yo no quería llegar por ahí —gimotea como si eso fuera el problema más grande de su existencia.

       —Te llevé al orgasmo y te quejas. —Se sienta mientras mira su propia erección y suspira, la mano de Draco apartó la suya, le da una mirada breve para descubrir que intenta, el otro chico toquetea su pene sin interés, primero lo uso como elfo doméstico y ahora es consolador desechable.

       —¿No logro mojarme lo suficiente, me ayudas? —Harry se acomoda los lentes, hace una mueca enojada con la actitud de la serpiente. Tenía dignidad, se iría al baño a deshacerse de su problema—. Sugiero que utilices la boca Potter —dice pensativamente Draco y le da un fuerte apretón al pene que tiene en la mano.

       —... Me parece bien, ¿te sientas sobre ella o prefieres que yo baje? —Malfoy le miró sonriendo, le besa la mejilla y se aleja mientras se queja de que es hora de que se afeite.

Harry planea frotar su mejilla áspera contra la piel suavecita solo para hacerlo llorar nuevamente. Draco dejó escapar un gemido gustoso cuando sintió el aliento de Potter en esa región de su cuerpo.

       —Huele bien —murmura Harry paseando la nariz por la piel húmeda. El tenue olor a sudor no borra la fragancia de manzanas que es la dominante, además detecta un ligero aroma a limón y algo que no logra identificar que es suave y fresco, adora que el Slytherin huela de esa forma. Sentirá que chupa un caramelo cuando entierre su lengua.

       —Eres malo —gimotea mientras presiona con fuerza su cabeza contra la almohada al sentir la ligera barba frotar la tierna piel. Harry levanta su rostro para escupir sobre el agujero y sus alrededores, la poca lubricación del chico es un síntoma del problema con el estrógeno que produce.

Es un poco obsceno abrirla con los dedos y dejar caer saliva para mojarla. Debe ser su recompensa por tantos años de acoso que recibió por parte del chico Slytherin. Poder comerse este coño precioso mientras el hurón está con la boca cerrada guardando sus gemidos orgullosamente.

Hunde la boca ansiosamente, mientras chupa pasea la lengua contra la piel caliente, alza la mirada y cae en cuenta de algo importantísimo.

       —Malfoy deja crecer pelo aquí abajo —dijo risueño mientras toma el pene para moverlo y despejar la vista. Su vello púbico era casi inexistente, estaba recortado de forma elegante. Quería pasar las uñas contra él y raspar o chupar.

Entusiasmado chupo los bordes de los estirados labios, succiono con fuerza, produciendo un ruido que resonó por toda la habitación y que permanece mucho tiempo en su memoria como cada recuerdo desde que conoció a este hurón.

       —Olvídalo, el doctor dijo que debía estar siempre mojado, con el pelo ahí abajo me pondría todo húmedo y asqueroso como tú —replicó suavemente.

Harry dio un beso sobre los labios colorados, luego lo pensó brevemente y metió su lengua en el canal estrecho, únicamente la puntita y Malfoy se apretó alrededor de ella de inmediato.

Potter sintió que el pre semen se le escapaba y mojaba sus pantalones. De solo imaginar que ese chico dejaría crecer su pelo ahí abajo y que estuviera siempre mojadito y sucio, le ponía la polla durísima.

Draco sintió una leve presión que bajaba desde el vientre hasta empujar en el orificio que estaba siendo dilatado por la lengua resbaladiza y por los dedos anchos.

Tragó saliva aguantando las ganas de llegar, los dedos de sus pies se curvaron intentando contenerse, quería retener el momento un poco más. Tantas sensaciones le abruman e impiden tener un pensamiento con coherencia. ¡Se siente tan bien! ¿Desde cuándo una chupada era algo tan bueno?

Potter no tenía intención alguna de sacar su boca de esa parte, sino que aprovecharía cada segundo para succionar hasta que estuviera tan sensible que Draco lloraría pidiendo que se detuviera.

Chupaba con tanta fuerza que no tardó mucho en lograr eso, el hurón gimió sin poder evitarlo y alzó la cadera apretándose contra la boca, su interior temblaba y Potter, aunque no quería, se retiró para mirarlo.

Draco lloró y movió la cadera circularmente, sus manos apretaron las sábanas mientras se mordía el labio inferior. Todo su cuerpo se tensó y Harry entrecerró los ojos al observar como el lubricante comenzaba a fluir naturalmente de él.

Tragó saliva y observó atento al hurón que abría sus piernas para que el agujero de su vagina quede estirado y el hombre de cabello negro pueda mirar como lo dejó de caliente y necesitado.

Harry se preguntó si él era tan sensual cuando follaba a su esposa y decide que no debe pensar en cosas como esa. Ahora, en este momento, Draco es todo suyo y de nadie más.

Acercó su mano y dio una pequeña bofetada al agujero coqueto, acumulo un poco de saliva en la boca y escupió directamente en el orificio, escuchó que la serpiente se quejaba y como venganza metió un dedo.

Draco ahogó un gemido contra la almohada que había tomado y abrazaba, era tan adorable. Si seguía estimulando lo haría llegar, pero no iba a detenerse, no cuando sus dedos buscaban cada punto sensible sin descanso. Logró meter tres de ellos.

       —Esta estirada de forma grandiosa, la humedad es buena y los dedos se meten con facilidad, ¿aún duele? Debo conseguir lo que el sanador pidió para llegar más profundo —explicó retirando su mano.

Malfoy se quejó de inmediato, sabe que el chico está por alcanzar la cima del placer. Fue malvado de su parte dejarlo así, tiene el rostro sonrojado con una ligera capa de sudor, además de que la respiración es cada vez más errática y su cuerpo tiembla ansioso.

Harry abre sus pantalones, sus dedos rodean su miembro para masturbarse y darse un poco de alivio, tiene la mandíbula cansada, así que lleva su mano a su rostro, al hacerlo nota que los líquidos que Draco soltó están por toda su cara.

Malfoy lo observa aún recostado, hay un brillo peligroso en sus ojos, lleva su mano de delgados dedos, los introduce lento y tortuosamente cuando están empapados del lubricante los retira y Harry tragó saliva al entender.

Abre la boca y deja que los dedos húmedos toquen su lengua, chupa suavemente, su respiración se atasca al no poder contener su propia excitación. Casi maldice porque siente que se corre un poco.

Tentado y excitado se acerca, Draco gime suavecito al sentir el peso del glande en su entrada. Harry se frota fuertemente contra el agujero que se contrae ante el contacto, siente un poderoso deseo de correrse en su interior, de entrar en él. Draco da un gritito agudo y tiembla mientras la humedad caliente se derrama.

Entusiasmado y ligeramente enloquecido por observar cómo el chico dulce llega al orgasmo, pasea con fuerza la punta de su pene contra el orificio que se mancha de pre semen, golpea una y otra vez sin llegar a entrar.

Lleva su cabeza hacia atrás y tensa la cadera cuando siente que el calor derrite su glande, también desea correrse, solo un poco de fuerza y se meterá en Draco... abrió los ojos de forma sorpresiva.

¿Realmente tendrá sexo de este modo? ¿Solamente porque ambos están deseosos de esto? ¿Sin haber solucionado nada? ¿Sin pensar en cómo la realidad va a impedir que sea un recuerdo hermoso?

       —¿Harry? —pregunta Draco mirándolo confundido, Potter se aleja bajándose de la cama.

       —No tengo un condón —dice mirándolo apenado de la estúpida excusa, Malfoy lo miró alzando una ceja. Sentándose rápidamente al notar que el chico que se supone es el Gryffindor más valiente que existe se está acobardando.

       —Soy virgen —dice malhumorado—. Tú la viste crecer, no estoy enfermo —agrega acercándose al cuerpo de Harry, este le mira aguantando una sonrisa, no puede creer que esos sean sus argumentos. Luego nota la tristeza en el otro chico y siente que debería decir lo que realmente le preocupa.

       —No considero que sea buena idea que simplemente tengas tu primera vez de esta forma tan banal. —Draco abre y cierra la boca. Sus brazos rodean el cuello de Harry mientras el otro lo baja de la cama sujetándolo de la cadera.

       —Entonces retiro lo que dije, ya no soy virgen, tus dedos la quitaron anoche en el baño muggle. —Harry le besó suavemente, cuando vio que el otro se concentraba en eso, se separó, aún podía sentir el aliento caliente de su muchacho chocando sobre su rostro.

       —Perdón por eso, rompí el himen de manera descuidada, debí llevarte a un buen lugar, besarte suavemente, dejarte en una cama llena de velas, rosas y no lo sé, cosas que te hagan sentir especial. —Draco le mira unos segundos, se le retuerce el estómago un poco al pensar que eso pudo ser lo que hizo con Ginny, gira su rostro en otra dirección, molesto consigo mismo.

No le interesa que sea romántico y torpe como hizo con sus anteriores novias, prefiere al vulgar y caliente, que sea malvado y experimente cosas que nunca podría con otros. Quiere dejar una huella en su mente... lo cual es ridículo porque al final de la noche a quien le pertenece su vida es a ella.

       —Olvídalo, creo que iré a ducharme —murmuró. Harry suspiró, no pudo detenerlo, sinceramente quería hacerle el amor, pero tenía tantas ataduras mentales que le fue imposible llegar hasta el final. ¿Algún día podría tocarlo sin sentirse culpable luego de eso?

Harry, bajó las escaleras sonoramente, siente que sus pies están pesados, iría por todo lo que Draco necesita, Kreacher no era una opción fiable para ese tipo de cosas.

Malfoy sujetaba a su niño contra su pecho y besa las regordetas mejillas, una brevedad sin él y se sintió como si no lo hubiese visto en mucho tiempo.

Lo ve besar las manos de Scorpius mientras el niño grita divertido, el hurón tiene su cabello tomado en una coleta baja que le permite admirar la curvatura de cuello, se distrae cuando lo escuchó balbucear para que el huroncito comience a repetir.

       —Me voy... ¿Draco? —habla tímidamente, no sabe cuál será la reacción de la serpiente.

No es buena idea forzar a que el hurón hable porque solo saldrán discutiendo e hiriéndose mutuamente. Baja la cabeza al notar que el otro lo ignora.

       —Harry. —Detiene su mano que está por lanzar los polvos flu. Se gira para mirar al hurón quien todavía carga a su hijo.

       —¿Necesitas algo más? Puedo traerte lo que desees —comenta ansioso. El hombre rubio niega, el bebé le jala del cabello, pero ni siquiera eso hace aflorar una sonrisa. Lo ve indeciso, entristecido, y Harry quisiera tanto abrazarlo.

       —Te entiendo Potter, en muchos sentidos lo hago —murmura con pesar, luego sus ojos lo observaban fijamente—. Quiero hacerlo contigo y que sea la experiencia más especial de mi vida... incluso si nos tardamos veinte años.

Harry se acerca y acaricia su mejilla suavemente, los ojos bellísimos, lo miraban con tristeza, deposita un suave beso en su frente, tierno y lleno de afecto, repite el proceso en la cabecita del niño pequeño que da una risita ante el contacto.

       —Espero que se me pare a esa edad —opina el chico pelinegro matando totalmente el momento. Draco sonríe rodando los ojos, pero aliviado que el tenso ambiente se disipe con esa facilidad. No quiere desperdiciar tiempo valioso, menos enojado, prefiere disfrutar hasta el último minuto.

       —Eres un tonto cara rajada —dice con una leve sonrisa, le da un sonoro beso en la mejilla, su barba le lastima los labios y lo hace recordar como Harry paseo su barbilla áspera por las partes sensibles de su cuerpo. Cierra los ojos por el cosquilleo que le recorre la entrepierna.

       —¿En qué piensas? ¿Quieres algo más? —preguntó Harry sin notarlo, Draco lame su labio inferior y estira la boquita, el Gryffindor le responde de inmediato, besos tras besos. Hasta que la boca le duele y Scorpius se mueve molesto por como lo empujan en su afán de besarse.

       —Trae también una tarta de melaza y dulces.

Harry le dio un último besito, ama mucho al chico goloso.

 

 

 

 

 

Draco lo ve marcharse antes de volver a la cocina para desayunar con su pequeño hombrecito. Ama a su hijo y Harry adora a los suyos, por eso lo entiende, se trata de ellos. 

Lo deja en su silla y está por darle de comer cuando el elfo lo interrumpe.

       —Amo Señor Malfoy, la señora Potter está aquí. —Draco hace una mueca, tiene sentimientos conflictivos, ya no es el niño hipócrita superficial de su juventud, le da vergüenza lo que hizo con Harry, pero eso no significa que se arrepiente y por eso no sabe cómo actuar frente a ella.

Bueno, esto me lo busqué yo solo, suspira resignado antes de darle un gesto al elfo para que la deje pasar.

       —Buenos días —dice ella cuando entra en la cocina—. ¿Harry está aquí? —pregunta directamente, Malfoy hace una mueca que intenta ser una sonrisa.

       —Tuvo que ir a San Mungo —dice sin detenerse a pensar, sabe que la chica no tiene cómo probar que miente. Ella parece indecisa, se queda quieta bajo el marco de la puerta.

       —De todas formas, no es lo único a lo que vengo —agrega rápidamente, Draco eleva una ceja para que ella continúe—. Quería invitarte a la fiesta de Navidad que realizaremos en la madriguera, no pasará lo que sucedió la última vez, lamento eso, no volverá a pasar.

Malfoy la mira unos breves instantes antes de bajar la vista, la culpa se arremolina en su interior, comienza a entender por qué Potter decidió casarse con ella en primer lugar.

       —Lo agradezco, pero no creo que logre ir. —Ginny se muestra incómoda por el rechazo, aunque ambos saben que se siente aliviada, porque también sabe que, si Draco asiste, Harry se centrará en él y no en ella.

La mujer asiente y se marcha tan rápido como llegó, ligeramente confundida de haber visto una marca morada en la blanca piel de la clavícula que está descubierta. 

Será un golpe, se dice, pero sabe que no es así. Cuando llega a casa un solo pensamiento le inunda la mente. Harry pasó la noche en la mansión junto a él, Malfoy tiene chupetones y mordidas.

Su pecho se siente pesado, porque la idea en realidad no es tan descabellada como pensó en un inicio, ellos no se comportan amigablemente, ni fraternalmente. 

Hay algo que le impide aceptar la presencia de Malfoy en la vida de su esposo. Suspira y ve la hora, pronto tiene que ir por los niños a la casa de su madre, aprovechara y hablara con su padre sobre el aparato muggle de Harry.


El Gryffindor deja escapar un suspiro ahogado, pudo ir a una tienda mágica, pero no le apetecía salir en el diario con un pene de plástico en la mano. Los medios se negaban a reconocer que los años pasaron y que él no era el mago que engrandecieron.

Era un mago como cualquier otro, que puede tomar malas decisiones, del tipo que duerme en el trabajo, ocupa magia en el mundo muggle y que se enamora de un mortífago.

Da un suspiro y entra a la tienda de juguetes. Se pone colorado de su propia perversión. Quiere usar en Draco todo el material que encuentra.

El hurón suspira mientras su hijo balbucea en sus piernas, se abraza a él. Piensa en las palabras de la joven Weasley.

En Navidad, él ya no existirá en la vida de Harry, tiene que irse, quiere ser quien ponga punto final, no por orgullo, sino porque sabe que Potter no será capaz de pedirle que se aleje.

No cuando el otro lo ama de tal manera, capaz de dejar su orgullo, su dignidad, de volverse un mentiroso, lastimar a su esposa, herir a su familia de la forma en que lo hará al revelarse todo lo que sucede entre ellos.

Porque no hay manera en que Harry actúe como si no hubiese pasado nada. Malfoy es mejor actor, es más fácil para él herir a los otros, siempre fue así y lo hará una última vez.

Besa la cabeza rubia de su hijo, debe darle todo el amor que puede ofrecer, ya que Astoria no está para hacerlo y porque el pequeñito será su única compañía cuando ese león se marche.

Decidiendo despejar su mente se va a su estudio de pociones, debe haber un modo de solucionar sus cambios hormonales. Encontró que puede crear una cura para minimizar su cambio o espera lograr tener éxito con ello, la última vez que la bebió se volvió salvaje toda una tarde.


Potter regresa a la mansión pasado medio día, se detiene abruptamente al notar que hay alguien en la entrada, por la ropa deduce que es el chico de las entregas, sigue acercándose cuando ve que Malfoy está parado frente al repartidor.

Usa la ropa de Harry, una playera roja larga que con suerte le tapa los muslos, su hombro y cuello al descubierto, sabe que no lleva algo para sostener sus pechos, que el chico debe tener la vista pegada ahí.

El león se quedó quieto observando como Malfoy le sonríe, agita sus pestañas y mueve esa boca para decir algo que hace al joven repartidor moverse para entrar a la mansión.

No se queda para mirar, prefiere entrar y matar a Malfoy. Luego tal vez al repartidor. Da leves pasos para que no escuchen su llegada. Se asoma, sabe que Draco debe haberlo llevado a la cocina porque ahí es donde está el dinero muggle que posee.

Los encuentra conversando, el joven tiene un celular en la mano y le da su número a Draco, si conoce bien a la serpiente, sabe que sonreirá de lado e inclinará levemente la cabeza como si realmente estuviera poniendo atención a lo que dice. Lo hace, el muy descarado.

Harry golpeó con su magia al muchacho que se desmaya de inmediato, cae dejando un ruido sordo, seguramente le dolerá la cabeza y la espalda, pero no le importa.

Está más interesado en observar a la serpiente que le mira enojado por su actuar. Malfoy se cruza de brazos, Harry se acerca, el muy coqueto parece querer mantenerse en su postura. Chico atrevido.

       —¿Eres realmente el salvador del mundo? —pregunta con ironía Draco al observar cómo actúa. Harry siente que el aroma a manzanas le golpea con fuerza, debe haberse dado una ducha recientemente, puede distinguir ligeras gotas de agua sobre su piel, resbalan por su cuello hasta perderse en la ropa.

       —Cuando es para tu conveniencia, al parecer lo soy —dice con la mandíbula tensa. No es la primera, ni la segunda vez que Malfoy anda por ahí seduciendo extraños. No le queda muy claro por qué lo hace.

       —¿Por qué te comportas como un idiota? Mi pizza está en el suelo por tu culpa. —Draco lleva su dedo índice al pecho de Harry y lo golpea cuando habla. Este le sostiene la muñeca.

       —¡Tal vez tengo que hacerlo para que tú no metas tan rápido a alguien en la habitación! —sabe que exagera. Pero sinceramente quiere que Malfoy se enfade, porque de esa forma terminará con una mejilla coloreada por el golpe o con Draco extendido en la mesa mientras folla sus muslos frente al repartidor inconsciente. Desearía que sea la segunda opción.

       —¡Eres un maldito estúpido cara rajada! ¡¿Y qué si quiero acostarme con cualquiera?! ¡Él no va a rechazarme porque soy malditamente hermoso! —Harry suelta la muñeca que sostiene, teme dañarla por la repentina ira que siente.

       —¡¿De verdad crees eso?! ¿Qué harás cuando le muestres la sorpresita que tienes entre las piernas? ¿Seguirá pensando que eres deseable? —continúa diciendo mientras acerca su rostro al del chico que arruga la nariz por la rabia. Malfoy no le contesta, porque en el fondo sabe que tiene razón. Su silencio hace que Harry se detenga.

Inhala y exhala para calmar su pulso que late bombeando enloquecidamente por el estallido de ira. Sus manos cubren las mejillas del hurón con fuerza, quien se muerde el labio para evitar llorar.

       —Lo siento, no quise decir eso —Malfoy siente la humedad en sus ojos y parpadea rápidamente para disiparla—. Eres hermoso y muy deseable, siendo un chico o una chica... o ambos.

       —No me importa tu opinión —dice con la voz ahogada, quiere con todas las fuerzas que no tiemble. Le duele la garganta al sentir un nudo apretado que se forma—. Tampoco la de ellos —agrega bajito.

       —¿Por eso coqueteas? ¿Quieres que otros te digan lo bonito que eres? —Harry le escucha sorber la nariz y mirar hacia abajo al ser descubierto. Decide que va a revisar ese celular antes de marcharse.

       —No coqueteo con extraños, solo fui amigable. —El león le besa para calmarlo, siente una mordida en su lengua, se lo merece un poco, pero no se rinde y continúa besándolo. Su mano se desliza bajo la ropa, se separa bruscamente del cuerpo del chico.

       —¿No llevas ropa interior? ¡Maldito traidor! ¡Malfoy, eres la serpiente más horrible que conozco! —sus gritos son detenidos por la boca del chico que sonríe contra sus labios. No cree que la rabia se extinga con un par de besos, le sujeta de los hombros.

       —¿No te habrás atrevido a mandar fotos a otros hombres? Malfoy, si te atreves a intentar algo como eso, juro por merlín que te lanzaré otro maleficio. —Harry le sujeta de la cintura mientras lo sube a la mesa.

       —Jamás saldrás de la duda —susurró Draco sin sonreír, no es cierto, pero le gusta pensar que Harry cree las mentiras que dice.

El Gryffindor le acariciaba las rodillas, luego con un movimiento de su mano, las bolsas que trajo flotan hasta él. Malfoy lo mira y traga saliva.

       —Bien, Draco, primera pregunta —dice mientras enseña una delgada varilla que termina en un triángulo de cuero—. ¿Dejaste que el repartidor te viera desnudo? —pregunta golpeando la varita similar a una fusta en su mano para notar el peso y la fuerza que debe usar, no es como si quisiera lastimar al chico. 

La única vez que lo hizo le dejó cicatrices permanentes y no se siente orgulloso de eso, su mente le vive recordando su pecado para que no lo olvide ni un solo segundo.

       —Si —dice con el cuerpo temblando porque la mesa está fría y su trasero acaba de salir de la tina de agua caliente. 

Escucha un silbido en el aire y luego la punta ancha de la varilla cae sobre su muslo. Grita por el repentino dolor, mira a Harry, pero este le devuelve la mirada verde completamente seria, no hay nada dulce en ella.

Cuando quita el cuero de su piel, la roncha arde, gime bajito al verlo. Niega con la cabeza para contestar silenciosamente la pregunta que le hicieron.

¿Soy un masoquista? Se pregunta tragando saliva al descubrir un nuevo aspecto de su sexualidad, con Harry agrega su mente porque sin duda alguna ni en un millón de años permitiría que alguien lo golpeara sin vengarse en el proceso.

Potter camina de izquierda a derecha golpeando la palma de su mano. ¿Soy un sádico? Piensa asustado de sí mismo, mira de reojo a Malfoy que está quietecito esperando que el león actúe. 

Es solo con mi adorable hurón, opina resignado, ¿cómo puede ser tan encantador? Casi extraña al bastardo de su juventud, aunque a ese tampoco podía sacarlo de su vista.

       —Segunda pregunta, ¿enviaste fotos a otros hombres? Y me refiero a cualquier parte del cuerpo —agregó, señalando rápidamente con la varilla, sus manos, piernas, su pecho, su rostro. Ve la garganta moverse temerosamente antes de contestar.

       —Tú eres el único, Harry —murmura y recibe sin piedad otro golpe en el muslo, justo debajo de la otra marca. La piel se enrojece y Malfoy sisea adolorido—. ¡¿Por qué me pegas?! ¡No mentí! —grita casi llorando, su mano roza la zona lastimada y la aleja rápidamente porque le duele demasiado el contacto. Mira enojado a Potter que sonríe.

       —Eso te pasa por ser un mentiroso compulsivo —dice y besa suavemente su ojito, que está húmedo por las lágrimas que se le escaparon. Deja la varilla en la mesa mientras se entretiene con besar los labios de su serpiente.

Malfoy roza el juguete con sus dedos mientras Harry está entretenido con mover la lengua en su boca, la sostiene y golpea con fuerza, hace una mueca arrugando la nariz cuando ve que la ropa amortigua el golpe. Potter se aleja con los labios hinchados.

       —No creo que estos sean los juguetes que receto el sanador, Harry Potter —dijo imitando las acciones del león golpeando la varilla contra su palma—. ¿Qué excusa ridícula dirás ahora? —pregunta separando las piernas para que el Gryffindor pueda ubicarse entre ellas.

       —Los receté yo. —Le toma las mejillas y lo besa suavemente, da un besito en la nariz cuando libera su boquita. Acaricia con suavidad los hombros, sus manos bajan con lentitud, aún tiene su boca casi pegada a la piel fresca de su chico coqueto—. ¿Dejarás que el sanador Harry te ayude?

Malfoy se muerde los labios para evitar reírse, decide seguirle el juego al sentir los dedos juguetones acariciando su pierna lastimada, piensa en el repartidor desmayado en el piso, ignora eso, se dice y rodea el cuello del león para atraerlo más cerca.

       —No tengo dinero para pagar los servicios del sanador Potter, ¿qué haré? —Le pregunta tratando de no reírse. Harry, en cambio, se ríe sin importar los esfuerzos de Draco por mantener la escena.

       —Lo siento, eres demasiado lindo, no puedo imaginar un Malfoy en la ruina pagando servicios con su cuerpo. —Draco giró sus ojos. Potter es especialista en arruinar los momentos.

Luego ve al chico buscar en las bolsas, quiere levantarse porque no soporta la curiosidad. Harry le mira con el ceño fruncido, no le queda de otra que esperar, con un puchero se cruza de brazos.

       —Espero que esta vez puedas satisfacerme, estoy harto de masturbarme en el baño —comenta mirando la espalda del hombre que gira levemente el cuello para mirarlo por sobre el hombro.

       —Jamás me has dado una mano para aliviar mis erecciones, solo las provocas, culo malagradecido —reclama Harry. El chico rubio se encoge de hombros sin interés.

Deja escapar una risita cuando el Gryffindor se acerca con un pene rosa en la mano, es más pequeño que el de Draco y eso lo alivia un poco, no le apetece tener algo de gran tamaño. Luego ve que no es el único, diferentes grosores y colores, además no sabe muy bien qué es ese aparato que parece un huevo con cola, solamente logra entender que ese va en su trasero y se siente aterrado.

       —Debí ir contigo, ¿Harry te trajiste la tienda o qué? No creo que ninguno de los que muestras sean de uso médico. —Potter se encoge de hombros mientras aprieta el botón de tal vez el más grande que trajo y comienza a vibrar bajo la atenta mirada del chico rubio.

       —Hoy voy a disfrutar sin preocuparme de nada, ¿harás lo mismo? —pregunta acercándose con ese enorme objeto en la mano. Malfoy jadea, ¿empezará con el más pequeño, cierto?

       —¿Ni de tu esposa? ¿Trabajo? ¿Casa? ¿De Navidad y los regalos? — pregunta apresuradamente con repentinas ganas de huir.

       —En ninguna de esas cosas, mi bebé hurón, no pensaré en nada más que en tu vagina. Hoy tienes toda mi atención.

       —¡No te acerques con ese monstruo! ¡Sé que necesito atención, pero no te pases! —le grita mientras se baja de la mesa para marcharse, es sujetado por la cintura, se mueve para que lo suelte en un intento vano de resistirse, Harry mantiene su cuerpo pegado a la espalda caliente del chico rubio.

Le da una ligera mordida en la oreja, Malfoy patea cuando lo levantan para devolverlo a su sitio. Lo dejan sentado y sujeta uno de los pechos que se mueven por la agitada respiración, son tan suaves.

       —No te preocupes, te daré toda la atención que necesites, solo a ti y a ese coño precioso que me necesita —murmura dejando el vibrador en las manos de Draco, quien tiene la cara roja al sostenerlo. Lo mira preocupado.

       —¿No meterás este o sí? —pregunta semi nervioso de que un recuerdo que le quede sea la destrucción de su integridad física a manos de Potter.

       —Hurón, no seas tontito, traje lubricante con sabores —respondió haciendo flotar los botes de colores. Eso no hizo sentir mejor al hurón, quien gimió sabiendo lo que le esperaba, era su culpa, por pedirle a este hombre ayuda.

Hizo un puchero cuando Harry levantó su barbilla con sus dedos para que mirara una pequeña bolita ovalada.

       —¿Qué es eso? —preguntó tan asustado como curioso. Harry le sonrió, esa fue la mejor pregunta que le han hecho.

       —La chica que me lo enseñó dice que es muy útil para dejarlo vibrar en tu interior. —Draco parpadeó confundido, dio una ligera sonrisa, sujeto el curioso aparato en sus manos y lo arrojó con fuerza al otro lado de la habitación.

Harry le miró con la boca ligeramente abierta por la confusión. Planeaba usar ese ahora mismo, pero ya que fue destruido tendría que buscar otro, la mirada ceñuda Malfoy le desconcierta, tiene los huesos de la mandíbula fuertemente apretados, puede saberlo por la forma en que el labio superior se levanta de un lado enojado. 

Por un momento cree que saltará a su yugular.

       —Pero ¿qué hice? —le preguntó preocupado por el repentino enojo. Malfoy estira las piernas para golpearlo.

       —¡Una chica! ¡¿Esperas que ocupe algo que una sensual mujer te dijo que era bueno?! —Harry parpadeó, no mencionó nada de alguien así—. ¿No podrías buscarlo por ti mismo? ¡Es cierto que eres más ciego que un topo, pero no abuses! ¡Seguramente te ofreció a que probaras el producto con ella!

La voz de Malfoy se desvaneció un poco de sus oídos porque estaba más entretenido viendo como agitaba las piernas para golpearlo, se le ve todo pensó sonriendo.

       —¿Así sueno cuando me dejo llevar por los celos? —Le pregunto a Malfoy, que se quedó en silencio luego de decirle hasta de que se iba a morir—. Menos tierno que tú, pero igual de incoherente.

Bufó hastiado mirando como Harry buscaba entre las bolsas y levantaba otro vibrador solo que más grande que el anterior, tenía una cuerda verde colgando.

Escucharon un ruido a sus espaldas, giraron la cabeza y vieron al repartidor tratando de levantarse, Harry volvió a dormirlo.

       —Eres especialmente cruel con quien no te agrada —dijo Draco, entendiendo que el chico de la pizza jamás volvería a ir a la mansión, le gustaba, ya que no se tardaba en entregar su pedido.

       —Si lo que sea, separa las piernas. —Trató de patearlo por cómo le hablaba, escucha una risa burlona, estira su labio inferior insatisfecho, Harry se acerca y le muerde la boquita suavemente—. Mi dragón, sé un buen paciente.

Lo besó de nuevo, adora hacerlo. Draco separa las piernas, no levemente, sino lo suficiente para que Potter pueda actuar como desee, se aferra a los brazos de Harry al sentir un frío escurrirse entre sus genitales.

       —Dime que por lo menos sabe rico —dice disgustado con el frío en esa zona especialmente caliente. No es necesario que levante la playera que lleva, su pene está al descubierto solo con levantar un poco.

Su vista se entretiene en los dedos de Harry que frotan su pene para calentar el lubricante. Da un gemido al sentir que Potter aprieta la carne, sigue sensible por el tratamiento que recibió por la mañana. Su miembro brilla por el líquido que lo rodea, se ve delicioso ante los ojos del Gryffindor.

       —Traje un regalo para mi amigo —susurró mirándolo a los ojos, Draco jadeó cuando su sensible miembro es introducido en un tubo mojado que estruja sin piedad, el pelinegro lo hechiza para que se mueva—. ¿Te gusta volver a sentir que penetras algo? —dice burlón, Malfoy le tira el pelo como venganza.

       —Lo próximo que penetraré será tu trasero huesudo si no continuas. —Harry sonríe y saborea la imagen que le da el chico, sonrojado, sudoroso, mortalmente frustrado.

Echa un poco de lubricante con sabor a fresa en su mano, frota las palmas para que se entibie en ellas, se permite observar que el aparato funciona bastante bien y tiene ese pálido pene completamente atendido. Pero le interesa atender a su otro paciente.

Harry frota la zona descubierta, sus dedos húmedos mojan la piel, usa la palma para humedecer la carne que puede alcanzar, levanta una ceja al abrir los labios y distinguir que la vagina sigue enrojecida por todo lo que la ha estimulado.

       —Jugaste mucho en la tina, ¿cierto? Pequeño travieso —pregunta con una sonrisa, sabe que le dará vergüenza, Malfoy le sujeta la muñeca para que detenga el contacto, va a correrse si el aparato en su pene no deja de estimularlo.

       —No, no, me bañé con mi bebé —dice entre gemidos sin poder explicar bien. 

Harry sonríe, y mete profundamente su dedo índice, primera falange, segunda, hasta que se vuelve imposible seguir metiéndose, entonces introduce el segundo, está ardiendo y muy apretado nuevamente, sin duda va a tener que dejar un juguete en el interior para que Malfoy no sufra. 

El tercer dedo es un poco más difícil. Los mueve palpando los interiores nerviosos antes de retirar dos de ellos, ya está lo suficientemente relajado.

Con su dedo medio y anular dentro del sofocante calor, palpa la pared vaginal curvándolos para que las yemas de sus dedos frote hacia arriba, escucha un grito y sonríe. Malfoy dejó caer su cuerpo sobre la mesa mientras su pecho se eleva y baja con fuerza.

Está temblando fuertemente, palpa la protuberancia que se hincha al ser estimulada, Draco gime sin detenerse, parece doloroso, luego ve como el tubo circular que reemplaza a un coño deja caer el semen que el chico sensible depósito al correrse de forma abrupta.

Tal vez si es un sádico en potencia, porque retira sus dedos mientras Malfoy está todavía embriagado de la sensación, lame su labio inferior al notar como el agujero sigue estremeciéndose por la electricidad que recorre su cuerpo.

Mira sobre su hombro las bolsas recordando donde dejó el consolador pequeño que trajo. Lo hace flotar, es apenas más ancho de su dedo, pero lo suficientemente largo para que sirva al propósito que dijo el sanador, este no es por placer, aclara su garganta para disipar otros pensamientos que llegan a su mente.

Suspira satisfecho cuando ve que no necesita lubricar nada para meterlo, está abierta y deseosa por recibir algo en su interior, tanto que deja fluir libremente el lubricante. Mete suavemente el aparato de color negro, tiene una punta redonda y pequeña, es perfecto porque va agrandándose levemente, termina con una base para que quede sujeto fuera del cuerpo.

Malfoy gime al notar la presión en el recién descubierto punto g que sigue hinchado por la estimulación recibida, grita al sentir su interior apretarse contra la dura silicona. ¿Tendrá que quedarse con esto dentro? Piensa sollozando.

       —Era una rugosidad increíblemente erótica y sensible —elogia Harry amorosamente. Draco sollozó sin poder evitarlo, avergonzado y ligeramente molesto.

       —Solo quita este aparato malévolo de mi pene —reclama entre jadeos, porque sigue moviéndose y sinceramente ya no puede correrse más por ahí.

       —Bueno, entrégame tu celular y tal vez lo haga. —Malfoy estiró los brazos para que Potter se acerque y pueda sentir su cuerpo.

Sus piernas rodean la cadera del salvador apretando su miembro aun cubierto por los pantalones. Está sufriendo ahí apretado. Harry se acomodó sobre él, recuerda que es un mago y su ropa se abre por sí misma, sube la playera de Draco para poder tocar la piel directamente, Malfoy se aferra fuertemente a sus hombros. 

Frota su pene con el orificio al que le pone poca atención, frotándose contra la carne cerrada, el arrugado agujero está mojado y caliente por haberse empapado con el lubricante. Se besan mientras Harry mueve la cadera para poder llegar él también al orgasmo. 

       —Harry —murmuró Draco cuando logra recuperar la voz, su vientre se aprieta al sentir que llegará al clímax nuevamente—. No te atrevas a parar o buscaré una varita y te haré una avada kedavra para terminar lo que el señor oscuro no pudo. —Amenaza mientras entierra las uñas en la piel de la espalda del salvador. 

       —Draco —Gimió con la voz tensa, siente que la presión se acumula en el glande, que se frota con furia contra la piel caliente. Sintiendo que alcanza el punto más alto del placer deja ir la tensión de sus genitales, pierde su mente unos segundos cuando se corre empapando los muslos de su compañero.

La liberación repentina le hace desconcentrarse de lo demás, cuando levanta la cabeza del cuello, Malfoy está con los ojos cerrados mientras se viene mojando el vientre de Potter.

       —¡Oh por dios! —Ambos se paralizan mirándose a los ojos asombrados, ninguno de ellos dijo eso. Harry levanta la vista, el chico repartidor está mirándolos con la boca abierta. Sin decir nada y comprender aún menos, se marcha corriendo.

       —Desde que te vi con la capa de invisibilidad supe que eras un exhibicionista —dice Malfoy en un suspiro satisfecho, Harry le da un beso rápido en los labios antes de levantarse.

       —Nada que un hechizo desmemorizador no arregle —responde siguiendo al repartidor fuera de la mansión. 

Draco se levanta de la mesa y ve cómo tiene todo lleno de un pegajoso líquido blanco cubriendo sus genitales, por suerte sigue virgen analmente, aunque siente la zona sensible por el jugueteo de Harry. 

Suspira agotado, ¿cómo vivirá sin momentos como este? Piensa resignado. El salvador debe irse cuando su cuerpo se cure. Ojalá me quede enfermo un poco más.

Cuando Harry regresa limpia todo el desorden mientras Malfoy se da un baño rápido. 

       —¿Mami? —pregunta Scorpius llamando a Draco, agita los brazos para ser levantado, Harry lo aprieta fuertemente y le besó las mejillas regordetas, está felicitándolo, Malfoy aún no se da cuenta de que Potter está enseñándole a que le diga mamá.

       —Yo soy papá —dice Harry antes de dejarlo comer la tarta que trajo para él, el niño rubio come ansioso. El hurón va a morirse cuando se dé cuenta de lo que está haciendo. Será tan gracioso.

Mientras espera la llegada de la serpiente, revisa cada parte del celular, toma el suyo para enviar archivos de video que Malfoy tiene, no cambia la contraseña que puso el hurón por qué le gusta, luego revisará los mensajes que le envió cuando no podía ingresar.

Le da un beso antes de marcharse, cuando intenta separarse, el hurón se niega, abrazándose a su cuello para recibir más afecto, Harry vuelve a besarlo, pasa sus dedos por los largos mechones de cabello que le encanta, estuvo todo el día saboreando su piel y sigue sin ser suficiente.

       —Debo irme —dice, Malfoy asiente—. Mañana vendrá de nuevo —murmura suavemente, oliendo su cabello cuando le besa la frente.

Draco tragó saliva. Ahora piensa, dile que no vuelva, que ya no lo necesitas, que te olvide. Corta la relación.

       —Si —susurra y se abraza a él, sin poder decir nada, cada vez es más difícil no verlo. Su cuerpo aún no está sano, sabe que es patético aferrarse a eso, pero, aunque sean solo unos días, quiere disfrutar del amor de Harry. 

Potter curiosamente supone lo mismo, tiene el tiempo contado con Draco, pero quiere disfrutar cada segundo con él. Luego se hundirá en la desesperación de la realidad, una semana opina, solamente eso me queda junto a él.

Ginny en casa lo espera con los brazos cruzados, sus hijos preguntan por su padre el cual no tiene tiempo para ellos. Sin saber qué más intentar, decide tomar las manos de los niños y acostarlos. 

Harry sigue sin aparecer. 

Ella entra a su habitación, respira profundamente el olor de ambos, solloza un poco al notar que hace mucho que no siente la calidez del hombre con quien se casó, ni su fragancia o su amor.

Toca su ropa, en un vago intento de sentirse cercana a él, pero, nuevamente hay un aroma que no reconoce, pega la tela a su nariz, parpadea al entender a qué huele. Es como si al fin la venda de sus ojos se desprendiera.

Cuando Harry llega, ella lo escucha desde la cocina, Ginny no lo mira, está ocupada revolviendo algo en un caldero que le regaló su madre. 

Potter se siente aliviado de eso porque no sabe qué cara debe poner después de lo que hizo, él levanta la nariz levemente, huele bien, un aroma delicioso lo pone de buen humor inmediatamente. 

       —A manzana caramelizada —dice sin darse cuenta, Ginny se gira sorprendida para mirarlo, pero él ya se está marchando a la habitación, seguramente a despedirse de los niños que duermen.

Es una poción de amortencia lo que está preparando y sabe perfectamente en quien piensa su marido al decir eso.

Llora en silencio cuando se da cuenta de que, para ella, sigue oliendo a Harry.

Es todo lo que necesita. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).