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Seducción Indirecta por mfernandasadiklover

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Notas del capitulo:

¡Hola! empiezo diciendo perdón por las faltas de ortografía y cualquier detallito que se escapa, el capítulo está recién terminado y si ven un error por ahí son libres de comentarlo para poder arreglarlo.

Sinceramente espero que sea de su agrado y que disfruten leyendo.
nos leemos en las notas finales

 

Embotella la poción que está terminada. Se siente tentada a usarla de inmediato, pero se controla. Debe esperar un poco más. Tiene que ser paciente, no puede perder lo único que le queda, su dignidad, su amor propio. Aunque no se encuentra tan segura de eso último, no cuando te reemplazan con tal facilidad.

Harry no está en la habitación, debe estar encerrado en su estudio, al inicio pensó que era porque poseía mucho trabajo, tenía que trabajar en casa para no quedarse en el ministerio hasta tarde. Se ríe tal vez esa es la excusa perfecta de todos los mentirosos. Ginny siente vergüenza de haber sido tan ingenua.

Las largas horas encerradas, sus secretos, la forma en que cambiaba de humor y comportamiento tan abruptamente. Ahora sabe que no va a la cama porque no quiere estar en ella, que no la toca debido a que no la desea. Probablemente la traiciono desde que oculto el hecho de su relación con Malfoy.

Debió parecer una estúpida, ciegamente confió cuando dijo que era su amigo, que la intimidad era para proteger al Slytherin del ojo público, no era capaz de hablar de él, puesto que cuya voz, gestos y todo su ser delataría como le hacía sentir. Que ingenua eres Ginny, te cegaste porque no deseabas notar que Harry ya no era el mismo.

No lo busca, prefiere quedarse en la recámara de invitados lejos de él. No es el momento de hablar, no todavía, esta aterrada de escuchar lo que Harry tiene que decir, ese miedo es más fuerte que la rabia y las ganas de ir con él para hechizarlo.

Ella tiene que pensar, calmar la ira, dejar que la razón calle su corazón que está herido. No puede cometer una locura, no cuando sus hijos están en casa y escucharan los gritos. No quiere que ellos con su poca edad noten algo.

Cuando abre los ojos por la mañana tiene la estúpida ilusión de ser despertada por Harry. Su cabello ser acariciado, su mejilla ser besada, escuchar que aún la ama, que es un malentendido, sobre todo que no percibió el aroma de otro hombre en la amortencia, pero escucha como se marcha sin siquiera darse cuenta de su comportamiento.

Como si fuera la niñita de once años hermana de su mejor amigo, la niña invisible que él no notaba, porque sus ojos estaban sobre otra mujer, o nuevamente en Malfoy.

Él la amo durante mucho tiempo, pero no puede evitar desviar sus ojos ante el otro chico que se mete en su mente con esa facilidad, no hay nada como odiar a alguien para obsesionarte, luego das un leve paso y caes en el amor.

Se levanta y va con los niños, los encuentra despiertos y arreglados. Los lleva a la cocina, el desayuno está preparado.

Suspira para calmar las ganas de llorar, es injusto que la historia de amor acabe aquí, jamás pensó que Harry fuera capaz de hacerle esto, llevan años juntos, tienen dos hijos pequeños. ¿En qué fallo?, ¿hizo algo mal?, deja a los niños con su madre, ella no le pregunta nada, solo asiente y le regala una sonrisa tranquilizadora.

Ginny se para frente a la mansión Malfoy, en su mano la poción de amor. Da un suspiro para armarse de valor antes de tocar la puerta. Necesita saber si su matrimonio era tan frágil para ser derribado, debe entender que vio Harry en Draco.

 

Draco despierta esa misma mañana, un cosquilleo en el oído le obliga abrir los ojos, sigue somnoliento cuando parpadea confundido al descubrir a Potter ahí. Las manos del Gryffindor le acarician la mejilla retirando el cabello que está desordenado, a Harry le encanta.

“Dije que vendría”. Le dice suavemente, besa la frente de la serpiente cuando nota que está quedándose dormido. “Te amo tanto”. Susurró, Draco cierra los ojos, la mano tibia del chico recorre su largo cabello peinando las hebras rubias, le gusta la suavidad, su color y aroma, la forma en que el hurón hace un pequeño ruido gustoso.

“También te amo”. Le dice el hurón bostezando, cierra los ojos un momento, Scorpius estuvo llorando por la salida de un diente problemático, por suerte esas noches en vela ya se acaban.

Cuando despierta Harry no está. Levanta los brazos estirándose. ¿Fue un sueño? Se pregunta sintiéndose ligero por haber logrado dormir bien después de imaginar a Potter. Scorpius a su lado hace ruidos indicando que tiene hambre, murmura lo mucho que quiere comer dulces, es un niño listo.

Se levanta perezosamente, le duele el cuerpo y eso está muy bien. El sanador le dijo que habría días así. Siente que todo vuelve a la normalidad y eso es extraño. Como si al volver a su estado original, las huellas que dejo Harry estuvieran desapareciendo.

Debí insistir en que me hiciera el amor una vez, aunque sea para que las marcas no se borren. Se muerde los labios, toca las cicatrices de su vientre, recuerda como Potter las contempla, después de todo si le dejo algo para no olvidar. 

Al inicio era feas marcas que le recordaban su miedo y cobardía, su juventud llena de soledad y resentimiento, ahora cuando las veas recordara como el chico que las hizo sigue culpándose y ama cada una de ellas.

Si las acaricia aún siente las yemas de los dedos de Harry tocarlas con adoración y dulzura, puede distinguir sus ojos verdes sobre ellas mientras le dice lo hermosas que son. Mueve rápidamente la cabeza, no es tiempo de distraerse.

Parpadea confundido con Scorpius agarrado a su pecho, en el espejo del baño hay una nota, puede reconocer la horrible letra de Harry, aguantando las ganas de abrirla y chillar emocionado prepara la bañera con rapidez. Coloca flotadores en los brazos de la dulce serpiente bebé, el cual se mueve para que lo deje entrar en la perfumada agua. Es claro que son padre e hijo.

Toma el papel con los dedos ligeramente húmedos, sonríe sin poder evitarlo, Harry lo dejo en el lugar que sabe será el primero en notar, no fue un sueño después de todo, si estuvo peinando su cabello mientras le dice lo mucho que lo quiere.

La nota dice.

Querido hurón,

Sé que te gustara el regalo que deje,

No tenías un árbol de Navidad,

me gusta pensar que verás uno con Scorpius

con mi presente.

Con amor Harry Potter

 

Sonríe levemente con una sensación agridulce en el pecho, es injusto que Harry sea tan cariñoso, de esa forma solo lograra que lo ame aún más. Deja escapar un suspiro, dejando la nota pegada al espejo luego la guardara en un lugar donde jamás le pase nada.

“Ma”. Dice Scorpius en risas alegres mientras Draco lo abraza. Le besa las mejillas y lo arropa en las suaves y esponjosas toallas.

“Papá”. Replica con suavidad, pero el niño niega con rapidez chocando las manos mientras murmura un seguidero de palabras. Como castigo muerde las orejitas, haciendo ruidos para divertir a su pequeño príncipe que grita riéndose.

Cuando baja, a un costado de la gran chimenea hay un enorme árbol de Navidad tal como decía la nota.

No era tan grande como los del colegio de hechicería, pero sin duda alguna, era el más espectacular, las ramas estaban decoradas con adornos que solo la cabeza desordenada de Potter podía pensar, Scorpius se acercó caminando rápidamente para tocar las luces brillantes.

Podía apreciar adornos de Quidditch, serpientes y hurones pequeños, escobas y su preferido, su varita. Puede que no le sirva, pero es bueno volver a verla. La toma con suavidad, le trae tantos recuerdos, la mayoría amargos, vivir con eso es algo que ya hace. Besa suavemente el objeto, solamente porque desea aguantar las ganas de ir con Potter y besarlo a él.

Bajo el árbol un solo regalo, cuando lo tomó, vio que había otra nota.

No lo abras hasta Navidad.

Sé un buen hurón una última vez,

Te adoro Draco Malfoy, mi chico sensible

¡Ja! Como si alguna vez fuera un hurón que obedece a un Gryffindor. Intentó romper el papel para abrirlo, no le fue posible y luego del noveno intento lo dejo donde lo encontró.

“Estúpido Potter”. Murmuró enojado, Scorpius movió los brazos, al escuchar el nombre.

“Pap”. Dijo tirando de los pantalones holgados. Debe tener un mueble lleno de ropa de Harry y no tiene ganas de devolverla. Tampoco cree que el otro se lo pida.

“Pap no está Scorpy, tendrás que conformarte con papi”. Murmura sin saber cómo sentirse, desea con fuerza que pronto llegue Harry a la mansión y a la vez no verlo nunca más, que solo desaparezca y que finjan que todo fue un sueño.

Aunque eso lo haría un cobarde y Harry no es uno de ellos. Por desgracia pensó arrugando el entrecejo molesto, ya podía imaginar que fuera de la mansión habría una fila de pelirrojos y periodistas cuando la bomba explotara. Estúpido Potter. Solo esperaba tener levantada las barreras suficientes para evitar la estampida de gente furiosa.

Miró a su hijo que seguía llamando a Harry, es pequeño, fácilmente olvidará, el problema soy yo, debo concentrarme absolutamente en mi niño, no puedo seguir viviendo en la burbuja que Potter creo para mí.

“Vamos a llenar la pancita del bebé más lindo del mundo”. Le dice mientras lo levanta alto para besar la barriga que queda al descubierto. “Comeremos dulces y nos prepararemos para pasar Navidad. Solo nosotros dos”. Termina de decir con un suspiro. Se abraza al cuerpecito pequeño. No hace falta que se deprima, debe ser fuerte.

Está sentado en el gran sillón leyendo un libro de pociones mientras Scorpius en sus piernas ve los dibujos de las flores y elementos que se ocupan en la fabricación.

Cuando tocan la puerta, está por levantarse eufórico porque piensa felizmente que es Potter, luego cae en cuenta que el otro chico llega entrando como si la mansión le perteneciera. No sabe por qué siempre al escuchar a un visitante cree que es el hombre de ojos verdes.

Me ilusiona pensar que viene a mí y que jamás se irá, no soy una serpiente o un hurón. Me parezco a un cachorro que espera la llegada de su dueño esperanzado y triste porque es incapaz de comprender que el otro debe irse.

Da un suspiro porque puede imaginar quien es. Kreacher llega justo como pensó que lo haría, le da un gesto afirmativo para dejarla pasar, luego le entrega al viejo elfo su hijo, no quiere que esté presente en lo que sea que pase.

“¿bueno a qué debo tu visita?”. Le pregunta cuando ve que la pelirroja se queda de pie sin decir ni una sola palabra, parece estar en un profundo estado de trance, Draco comienza a intentar recordar hechizos de protección que pueda usar sin tener varita.

“¿lo amas?” le pregunta ella, es tan repentina que Malfoy siente que una risa nerviosa se le atora en la garganta, aprecia demasiado la vida como para burlarse de una mujer que está colérica.

Así que lo sabe piensa de inmediato. ¿Potter se lo contó?, no, debe haberse dado cuenta por si sola, bueno el problema es, ¿qué quiere ella exactamente de mí?

“¿me creerías?” pregunta de vuelta, la mujer lo mira unos instantes, se acerca dando pasos lentos y se deja caer en el sofá que está frente a él. Malfoy se acomoda nervioso al notar que hay algo en su mano.

“No lo haría, por eso traje esto”. Le dice ella mostrando la poción, Malfoy la reconoció fácilmente, mirándola extrañado sin comprender nada se queda sin palabras por unos breves segundos.

“¿quieres darle eso a Potter para que te ame?” le pregunta asombrado, ella lo mira con el rostro empapado de ira por la insinuación. Nervioso por el repentino ataque rabia silenciosa agrega rápidamente. “¿Qué yo le diga que se lo di?” dice horrorizado, sinceramente no tiene ninguna idea que aclare su mente sobre lo que Ginny desea.

“Claramente habla un Slytherin, crees que todo se trata sobre obligar y lastimar, tal vez ni siquiera se trate de la casa en la que fuiste seleccionado, sino de ti como ser humano. ¿Eres capaz de amar Malfoy?, solamente quiero saber eso, intentar comprender el por qué Harry se enamoró, si es correspondido, o si esto es solo un intento más de volver miserable al chico que te rechazó”. Ella con la mirada decidida puso la amortencia en la mesa cerca de Draco.

Él la mira unos breves segundos, traga saliva cuando toma la botellita. Levanta la vista, ¿no es veneno o sí?, suspira cansado, no cree que ella venga a matarlo, por lo menos no todavía.

Solamente quiere saber si su matrimonio fue destruido por un amor mutuo o solo porque uno de ellos está cegado por el otro. Es tan simple como eso. Tomará una decisión después de eso.

Malfoy suspira cuando destapa la botella, primero nota ligero aroma a vainilla, lo reconoce como la crema de Scorpius, sonríe inconscientemente, luego un olor a madera, su estudio de pociones piensa. Después de eso todo lo que puede percibir es la esencia de Harry, inunda sus sentidos, parpadeó asombrado de lo relajante que es sentirlo cerca solo por su fragancia.

“Desodorante de chocolate”. Dice suavemente, aprieta los labios al confesar que ama Harry frente a su esposa, mira a la chica, esta tiene las manos en el rostro, no imite ni un solo sonido, solamente está ahí.

Malfoy se queda quieto, siente que le arden los ojos por las ganas de llorar, pero no es el momento de eso. ¿Qué debería decirle?, ¿perdón por amar a tu esposo?, ¿prometer que jamás volverá a verlo?, aclarar que no pensó que eso pasaría cuando vio a Potter nuevamente.

¿Qué él la prefiere a ella, aunque no la ame?, ¿mentir y decir que se arrepiente de haber disfrutado de un amor que no le pertenecía?, suspira porque sabe todas esas cosas no es lo que Ginny quiere saber.

“No puedo”. Dice finalmente. Se queda mirándola, quiere que Ginny sepa que esto no fue un juego o un desafío, es honesto y ella lo nota al estudiar sus ojos grises decididos. “Nunca pediré perdón por enamorarme”.

Ella le mira con los ojos enrojecidos por las lágrimas que se escapan incluso si no quiere llorar frente a este hombre. Parece furiosa y triste al mismo tiempo. Se siente patética e inútil, se levanta con brusquedad, debe irse y conversar con Harry. No tiene nada que decirle a Malfoy.

“Es suficiente, no quiero seguir escuchándote”. Dice bruscamente. Desea gritar, exigir que le diga si es feliz arruinando algo tan bonito como lo que tenía con su marido, se muerde la lengua, porque Malfoy no le debe nada, ni respeto o fidelidad, eso es un tema que tiene que solucionar con su pareja.

¿Por qué Harry hizo esto?, ¿vio en Malfoy algo que ella no tiene?, ¿lo escogió por sobre todo?, con la mente llena de preguntas se marcha de la mansión. Ese hombre ya le respondió lo que quería saber.

Se sienta a los pies de la cama matrimonial, está devastada siente que las dudas que tenía fueron rápidamente disueltas por ese hombre rubio, era una respuesta tan simple que era ridícula.

Harry era correspondido, se aman, ¿entonces ella es la que estorba?, cuando Ginny lo saque de su vida, él se irá rápidamente con Malfoy, puede verlo tomando sus cosas, despidiéndose de sus hijos y yéndose lejos.

¡No quiere eso!, no sabe cómo dejar de amarlo tan rápido. Incluso si su mente se opone su corazón no se resigna a perderlo. Si tengo un poco más de tiempo, sé que volverá a amarme piensa sobrecogida por el dolor. Se odia así misma por desear el amor de alguien que no merece el de ella.

“Ginny”. Dice Harry, la pelirroja se sobresalta estaba tan absorta en sus pensamientos que no lo escuchó llegar. Levanta la vista, al verlo le duele el corazón, espera sentir los brazos de su esposo rodearla, no lo hace. Solo se acerca a ella, no hay culpa, ni vergüenza, solamente alivio de darse cuenta de que ya no tiene nada que ocultar.

“¿Por qué Harry?” Le pregunta con la voz rota por las lágrimas. Él sorprendentemente no muestra emoción alguna. Se queda en silencio, ella solo puede mirarlo sin comprender su actitud.

“Me enamoré de él”. Dice en un susurro, no hay perdón, ni una disculpa, ella se levanta lo golpea, su mejilla se colorea rápidamente, su mano arde, pero Harry solo está ahí quieto.

“¿no me dirás nada?, una excusa, una disculpa, decirme que todo fue un error”. Tiene la voz jadeante por su agitado estado, se abraza a sí misma, dejándose caer en la cama. 

“No hay nada que pueda decirte para reparar el daño, lamento haberme equivocado, por como actué, las mentiras, la forma en que te hice sentir, puedo pedirte perdón mil veces por mil cosas, pero Ginevra, me enamore de otra persona”. Ginny jadeó sorprendida, cubriendo su rostro con sus manos para tratar de contener las lágrimas, no era esto lo que ella quería.

Prefería escuchar mil excusas, que todo fue un error, pero no esto, que se supone que debe decirle. Traga saliva tratando de respirar.

“¿Falle en algo Harry?” le pregunta, esa es una duda ridícula pero no por eso menos dolorosa. “¿Qué tiene él para que borrara el amor que sentías por mí?” se levanta tomándolo de los brazos lo obliga a mirarla. Él parece quebrarse un poco.

“No hay ni un aspecto en ti que sea malo, eres la mujer más maravillosa, comprensiva y valiente que conozco”. Ella pega su rostro al pecho del hombre que todavía ama, contra la ropa grita desesperada porque no logra entender cómo era posible que deje de amarla si piensa así.

“¿entonces por qué lo hiciste?” murmura mientras Harry la rodea con sus brazos, pero no es un abrazo como Ginny tanto quería, sino que la separa de su cuerpo. Claro piensa aturdida, es para que yo me dé cuenta de que no hay vuelta atrás, para que no piense que podemos solucionar esto.

“Malfoy es, sarcástico, burlón y caprichoso, muy demandante además de colérico y dramático, no hay nada en que se parezca a ti o sea mejor que tú”. Ginny le mira confundida, tiene el rostro contraído por el dolor, traga saliva al verlo, no parece que se arrepienta de engañarla, odia abandonar a Malfoy.

Él cierra los ojos y da un suspiró. Ella se aleja porque sabe que lo que escuchara va a recordarlo por el resto de su vida y tiene miedo de eso. Se gira mientras cubre sus oídos, no quiere oírlo.

“¡No, Harry!” gritó alejándose, él toma sus hombros para obligar que ella lo mire. “Yo te amo, no me hagas esto, no quiero escucharlo”. Le dice llorando, el hombre limpia sus lágrimas cuando logra que sus ojos se conecten. Ginny deja escapar su aliento, siente a su corazón hacerse añicos por escuchar la confirmación de todos sus miedos.

“Deseo estar con él, me enamoré sin mirar nada, solo paso tan naturalmente que para cuando me di cuenta, ya no te amaba y tú mereces más que esto”. Susurra Harry en un dejo de voz, inhala para tomar aire y valor, curva su boca al sentir que le es imposible retener las lágrimas. “Quiero divorciarme”. Dice finalmente en un sollozo.

Ella niega atónita. Se siente en la cama, solamente está ahí, como si un Dementor hubiese tocado su alma y se llevará con él toda la felicidad que tuvo con Harry. Es solo un cascarón vacío por unos instantes. ¿Qué se supone que le diga?, ¿cómo debe actuar?

“¿te marcharás con él, apenas te deje ir?” pregunta ansiosa, tiene las mejillas rojas y sabe que le gotea la nariz porque Harry sacó su pañuelo y la limpia, ese era su marido el hombre atento del cual se enamoró. Tan similar y a la vez diferente.

“No lo haré”. Le dice y eso la lastima aún más. ¿Se quedará con ella por lástima?, ¿piensa que es incapaz de cuidar de los niños?, se siente lo suficientemente enfadada para salir del estado de desesperación en el que estaba.

“No quiero tu lástima, ni piedad, ¿si ambos se aman porque te quedarías aquí a mi lado?” le grita con los dientes apretados, la idea le enferma. Quiere golpearlo nuevamente, pero al observar cómo el chico se deja caer de rodillas frente a ella, se detiene.

“Ginny, amo a ese chico, lo adoro, pero no más que a mis hijos, pensar en no verlos cada día, no poder admirar como crecen, que me llamen papá mientras les leo un cuento, no quiero que crezcan sin su padre al lado. Por eso, aunque sé que no tengo derecho a pedir nada, te lo suplico, permite que me quede con ustedes”. 

Sujeta las manos de ella, detrás de los lentes puede observar como las lágrimas se acumulan en sus ojos verdes, le tiembla el cuerpo se ve tan desvalido y sentir lástima por él le pone aún más enojada.

“¿Por qué no pensaste en ellos cuando decidiste engañarme?” le pregunta entre susurros furiosos, él se quita los lentes para limpiar sus ojos, dando un suspiro para calmarse y poder hablar, le miró fijamente.

“Tienes razón, debí controlarme, mantener mi corazón encerrado y alejarme, pero todas las veces que lo intente falle e hice miserable a todos, luego simplemente me rendí y olvide mis responsabilidades como padre, perdóname por no acompañarte, debería haberlo hecho”.

Harry dejó caer su cabeza sobre las piernas de ella, Ginny inhalo conteniendo el aliento, miró el techo para no verlo a él y no compadecerse.

“Entonces quiero que me prometas algo, hablaras con él, te despedirás y jamás mientras nuestros hijos sean demasiado pequeños para entender por qué su padre quiere marcharse, no volverás a verlo”.

No sabe que sentimiento la impulsó a pedirle eso, es una mezcla de ira, miedo y tal vez odio por lo que debe sufrir. Por las mentiras que aguantó, las noches en vela esperando que él llegara a su lado, las veces que escucho a sus hijos preguntar por su padre y no saber qué decirles. 

Harry levantó la vista, pero no se negó a su pedido, vio que eso era lo único que ella pedía, si lograba alejarse de Draco podría vivir junto a sus hijos. Pero…

“¿Ginny estás segura de querer tenerme a tu lado?” él pensaba en sus hijos, no en ella, tenía que saberlo antes de que decidiera perdonarlo. No quería romper su corazón nuevamente.

“No rogaré tu amor Harry, esta no es solo tu condena también es la mía y la de él, no esperes nada de mí, no te lo mereces”. Se apartó del hombre al que odia porque aún lo ama tanto, podía flaquear en su decisión si seguía a su lado.

Entró al baño, no quería que él escuchara como lloraba, iba a llevar su tristeza en completo silencio, no ganaba nada reclamando y luchando con Harry cuando el otro ya había cometido la traición.

Fingiría que era lo suficientemente fuerte como para seguir con su vida, porque sus hijos eran más importantes que todos los problemas que ellos tenían.

Lo escuchó irse, no quiere saber ni imaginar qué le dirá su marido a ese hombre, por unos momentos espera que el otro sufra tanto como ella. Se siente un poco mejor al entender que no necesita desear nada, Malfoy está lo suficientemente herido al amar a quien no puede tener.

La soberbia de haber ganado a Harry no es algo que alivie su corazón. Incluso si regresa su lado, su matrimonio terminó, el divorcio no siempre es una firma en un papel frente al mundo. También puede ser un secreto entre dos.

Harry llega a la mansión, siente que no tiene la fuerza suficiente para decir esto, es injusto que no pueda tener más tiempo junto a él, se odia por ser tan cobarde y pensar de esa forma.

Toca la puerta porque perdió el derecho de entrar, Kreacher le mira, una ligera acusación en sus ojos viejos, Harry sonríe, se siente aliviado de que Malfoy tenga una compañía que vele por él.

“Puedes quedarte, eres un elfo libre y deseo que cuides de él por mí”. Kreacher baja levemente la cabeza sin decirle nada, lo guía dentro de la mansión, respira profundamente y se da cuenta de que no es capaz de hacerlo.

Esa es la diferencia de Malfoy y Ginny, pudo herirla a ella, pero no puede con él, pierde las fuerzas y el valor, el sentido de la realidad, sus responsabilidades, nada le importa cuando lo ve.

Está parado frente a la chimenea, usa solo una delgada prenda blanca semitransparente, ligeros tirantes le permiten apreciar sus hombros, su piel tersa y hermosamente iluminada, sus piernas descubiertas porque es un vestido corto.

Su cabeza se gira para mirarlo luego de unos breves segundos, sus ojos grises se ven opacos y ligeramente enrojecidos, Scorpius duerme en sus brazos, Malfoy lo deja en el cómodo y cálido sillón.

Solamente mirarlo y ya percibe sus rodillas temblar, no quiere hacerlo, no puede. Siente el ardor característico de las lágrimas que se acumulan. Traga saliva porque es incapaz de hablar, Draco solo lo mira fijamente no hay emoción en su rostro, aun así, se ve hermoso con la luz de las llamas a su cabello.

Le da la espalda al observar que Harry es incapaz de hablar. Sonríe porque prefiere hacerlo él a escuchar lo que Potter le dirá.

“Ella me dio amortencia para saber si te amo o no”. Dice con la voz helada, como si hablara de un sujeto cualquiera, tal frialdad le encoge el corazón a Harry, realmente lamenta no tener la fuerza para hablar, ya que obligó a Draco a finalizar algo que el inicio. “Primero sentí a Scorpius, mi estudio y finalmente a Astoria, ¿puedes creerlo Potter? Al parecer destruí tu vida, porque solamente eras el más conveniente, pudiste ser tú o cualquier otro, solo necesitaba un sirviente”.

Harry da un paso tembloroso en la dirección del hurón, se detiene, debe irse, pero no logra marcharse, quiere mirarlo un poco más, incluso si el otro le dice esas cosas dolorosas.

No importa si es verdad o mentira lo que dice, no cambia sus sentimientos, incluso si fuera un retorcido plan de Malfoy, lo ama lo suficiente como para perdonar todo eso. Pasa lo mismo con Ginny supone y se siente aún más miserable por su actitud.

No soy un hombre perfecto piensa y sonríe levemente porque Draco jamás pensó eso de él. Siempre vio lo que era, un chico desastroso que trata desesperadamente de seguir lo que otros esperan, justo como el Slytherin en su adolescencia. Ninguno es intachable y no espera que el otro lo sea. Ve su fortaleza y siente su corazón hincharse de amor por él.

“Te quiero”. Le dice en un susurro pequeño, ve que los hombros de Malfoy tiemblan. Pero no puede irse sin hacerle saber que no importa lo que haga o diga, lo amara de todas formas.

“Yo no lo hago, desde el inicio pensé en utilizarte como reemplazo de mi esposa, tengo los papeles listos para trasladarme a Francia con mis padres. Solo esperaba el momento para echarte de mi vida”. No se atreve a mirarlo, no al saber que Potter conoce cuando miente, traga saliva para mantener su mentira, se siente un poco ridículo porque le da la sensación que Harry no le cree ni una sola palabra.

Pero no importa si le cree o no, esto es solo una farsa para lastimarlo y que se vuelva más real su separación, para que a ambos le quede claro que no deben volver a estar juntos. Lo escucha acercarse, su aliento en su cuello, su corazón se acelera de inmediato.

“Incluso si te vas al otro lado del mundo, no olvides mi promesa”. Susurró con la voz ahogada contra la exquisita piel que besa repetidamente para grabar su sabor.

Malfoy tiembla ligeramente no sabe si es por su voz o por la nariz fría, debe resistir las ganas de abrazarlo y rogarle que se quede junto él. No puede pensar de esa forma, porque si le pidieran dejar a Scorpius por Harry no lo haría, lo comprende, por eso con el labio tembloroso le dice suavemente que se marche.

Potter no obedece, se queda pegado a su espalda, con la nariz enterrada en su cabello, luego sus manos tocan su cadera, sus dedos subiendo su vestido, ese que se usa solamente porque quiere tentar a Harry una última vez, un pequeño regalo de Navidad.

Está temblando cuando el león pone sus manos heladas en su piel tibia, sus labios se mueven para besar su boca, su cuello se gira levemente alejando su rostro de él, lo rechaza, no quiere ser besado porque derribará sus barreras y no podrá controlarse. Siente como el pecho de Harry se mueve con violencia, se le escapan las lágrimas al escuchar al otro llorar. Pero uno de ellos debe ser fuerte.

Solloza y sus manos cubren su boca para que ningún sonido escape, siente a Harry pegar su nariz en la curva de su cuello mientras las gotas saladas se mueven y desaparecen por el borde la ropa. Él se desliza por su espalda quedando de rodillas, sus dedos se meten bajo la tela, pasando suavemente por sus piernas hasta llegar a su cadera.

Sus dedos bajan la ropa interior que era un regalo de Harry, reveladora y ajustada, la nariz del chico se hunde en la base de su espalda para memorizar el aroma. Draco muerde sus labios trata de retener el deseo que se arremolina en su vientre.

La tela negra se desliza por sus piernas, el Gryffindor mueve la boca por sobre la seda chupando para marcar la piel que tiene al alcance. Se detiene cuando ve que Malfoy debe levantar los pies para poder retirar la prenda totalmente.

Se queda quieto, decidiendo si es una buena idea permitir que Harry se salga con la suya una última vez. Siente los dientes clavarse en su nalga, abre los ojos, está ligeramente asombrado de su propia debilidad por aceptar que el otro haga lo que desee. Es por eso que llegaron tan lejos en su relación sin considerar nada más.

Da un paso lejos de él, dejando atrás su ropa, muerde su labio inferior avergonzado de ser tan débil ante el placer, baja sus brazos que cubren su boca, siente que esa pequeña distancia le devuelve los sentidos, traga saliva para que la voz no tiemble.

“Feliz Navidad Potter, ahora vete, tengo que prepararme para viajar”. Le dice todo como si le hablara a un desconocido, Draco piensa que esa prenda será lo que ocupe para poder mantener una erección con su esposa, la idea le llena de una ira fría que le da el valor para soportar la despedida sin llorar frente a Potter.

“Te amo”. Se escucha en un leve susurró, no le contesta, se queda callado, aunque desea desesperadamente gritar que también lo ama. Debe mantener la calma y fingir hasta el final, no vale la pena luchar por algo que está perdido.

Luego un largo silencio, escucha sus pasos alejarse, solloza y siente que sus hombros se agitan porque puede liberar el cúmulo de sentimientos que tuvo que mantener encerrados. Le tiemblan las rodillas y se desliza hasta el suelo, su cuerpo se dobla y hunde su cara en sus manos para ahogar un poco los ruidos, no quiere que Scorpius despierte, no podría poner una máscara de tranquilidad tan rápido.

¿Qué hará con este dolor?, no quiere dejar a Harry, pero el otro ya se marchó, esta en el mismo lugar donde inicio todo, en el suelo al lado de la chimenea llorando por que perdió a alguien. Siente ganas de gritar, intentar por medio de los gritos poder callar esa parte suya que lamenta la pérdida. Lleno sus vacíos con Potter y su cariño, ahora que se fue solo lo dejo un poco más roto.

Recuerda cuando lo vio por primera vez siendo adulto, está sentado con su traje de Auror en el pasillo, posee un futuro prometedor, recién casado y esperando un hijo con su novia de la escuela, la vida perfecta según los diarios, Harry no lo ve porque Draco lo mira desde la distancia por una diminuta ventana que tiene la oficina donde lo atiende ese viejo que lo hace esperar largas horas solo por maldad, sus ojos verdes se alzan y miran en su dirección chocando con los suyos, siente que le arden las mejillas repentinamente avergonzado de ser descubierto mirando.

Se arma de valor e intenta levantar la vista, quiere darle un pequeño gesto de saludo para que no piense que le odia, inesperadamente se pone tímido al respecto, con los labios temblorosos y sus manos fuertemente apretadas mira en esa dirección, tiene una sonrisa diminuta y las orejas coloradas, como si estuviera entregándole su corazón a través de sus ojos.

Harry no lo miraba a él, su esposa estaba llegando, ella se abraza a su marido, se besan con amor, mirándose con suma adoración. Aprieta la mandíbula, no puede permitirse el llorar en un lugar público, se siente como un tonto, casi quiere reírse al pensar en lo ingenuo que fue.

Potter jamás lo vio, ni una sola vez. Por eso cuando años después el viejo lo lleva con el nuevo jefe de aurores y lo ve nuevamente, siente que el corazón le da un brinco, no quiere volver a sentir que esta desprotegido ante la mirada del otro, se esfuerza en amar a su esposa, y lo logra por algún tiempo, está satisfecho de sí mismo y de su fuerza para no caer por la sonrisa del chico que vivió. De nada sirvió porque se enamoró como un tonto, estúpido Draco sabías que la relación con Harry tenía una fecha establecida.

Pero poco importa, no sabes por qué lo amas solo lo haces, sin importar lo mucho que duele sigues sin arrepentirte de haber sonreído y desear con toda su alma que él te mirará de la misma forma en que la miró a ella ese día.

Se permite llorar un poco más cuando ve la mansión alejarse, le permitieron el traslado con la condición que se reporte al ministerio de Francia, Kreacher le espera con las maletas, no lleva mucho, irónicamente solo lo que Harry le regalo porque es lo único que realmente aprecia.

Ahora solo puede pensar en criar a Scorpius, no como su padre lo hizo con él, lo llenará de amor y comprensión, le dará un futuro donde no esté atado a nada que pueda causarle dolor a nadie que lo rodee, con eso en mente fue más fácil alejarse.

Harry suspira aliviado cuando ve que sus hijos se abrazan a sus piernas, no se equivoca piensa, es lo correcto, debe hacerlo por ellos. Por el momento se concentrará en criar con amor a sus niños, de todas formas, está acostumbrado a vivir de recuerdos.

Solo debe acostumbrarse a vivir sin Draco Malfoy. Aunque sienta que daría lo que fuera por estar junto él un minuto más.

Notas finales:

bueno hablando de cosas tristes pues cierta persona, no actualizará en un mes si no hay suficientes comentarios llorando conmigo ajajaj xD
 
sinceramente no se me da muy bien las escenas sentimentales, espero le haya gustado lo que leyeron y me dejen saber que les pareció. 
 
cualquier amenaza, crítica, duda o solo felicitaciones son bienvenidas a decirme. 
bueno me despido, nos leemos en la próxima actualización o en comentarios.
 
¡un beso!


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