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Seducción Indirecta por mfernandasadiklover

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Notas del capitulo:

Hola, empezare con unas enormes disculpas, fui atrapada en las fiestas patrias de mi país y me fue imposible encontrar tiempo y escribir algo. (¿Ustedes como pasaron las fiestas?)

Además de eso, agradezco profundamente a las personas que se toman el tiempo de comentar, son un amor y sinceramente me alegro tenerlas para dar apoyo al fanfic.

bueno, perdón también si tengo algún error por ahí, el capítulo esta recién terminado, quise publicar rápidamente y más de algo debe haberse escapado. Son bienvenidas a decirme si encuentran algún error o faltas de ortografía o de narración.

sin más que decir, espero disfruten el capítulo. Nos leemos en las notas finales <3

 Ginny miró el diario que tenía sobre su mesa, no le gustaba estar inscrita para recibirlo, pero algunas veces las fotos que aparecían valían la pena para recibir un ejemplar cada mañana. Por esa misma razón, estaba mirando la portada de ese día.

El título del periódico era ¿estamos a salvo con un mortífago en el ministerio?, ella quiso reírse de lo que decían, estupideces y tonterías que sin duda fueron escritas para lastimar al protagonista, pero no tuvo ganas de iniciar su día con esa actitud rencillosa.

En cambio, tomó el diario y lo dejó sobre el escritorio de Harry. A él si le iba a interesar lo que decían de Draco Malfoy.

La mirada verde se alzó confundida, ella con su dedo toco el diario señalando para que mirara con atención. Fue casi en cámara lenta la reacción de Harry, los ojos ligeramente abriéndose, luego su boca curvándose hacia abajo, su ceño frunciéndose hasta arrugar su entrecejo y realmente deseo no estar parada frente a él cuando la magia salió del cuerpo del hombre.

No creyó que Harry fuera tan honesto cuando se trataba de Malfoy, sonrió un poco, no le dolía como pensó que lo haría.

Antes de marcharse, lo pensó un momento, era una mujer joven. Harry lo era también, sentía que había desperdiciado todos esos años esperando recuperar su matrimonio. Pero eso ya no le importaba. Necesitaba probarse a sí misma.

“Firmemos el divorcio Harry”. Le dijo con voz clara, se giró para mirar la reacción del hombre de pelo negro, este la miraba tan sorprendido que la boca estaba ligeramente abierta. “Será un secreto, pero por lo menos ya no estaremos atados”. Harry asintió sin decir nada completamente mudo. Eso era bueno porque sería un poco humillante que él se riera sin poder contener sus sentimientos.

Ginny caminó hasta la cocina, antes solo fue de palabra, quería un papel que realmente volviera real su separación, entonces ella sería libre de todos los sentimientos contradictorios que la atormentaban.

Además, sabía que ese hombre no soportaría tener a Malfoy tan cerca y no poder actuar. Ya no tenía necesidad que sufriera ninguno de ellos. Lo mejor de todo era que cuando preguntaran por qué Harry la había dejado, ella diría. “Yo le pedí el divorcio porque me aburrí de su magnífica presencia” y se reiría de la cara de todos.

Draco por otro lado miraba el diario desde la cocina de la mansión, se reía un poco y bebía del té que preparó para entrar en calor y organizar sus cosas. Cruzo las piernas y miró satisfecho estar en primera página.

“Papá deja eso y ven ayudarme”. Scorpius lo miraba haciendo pucheros por tener que estar sacando las sábanas blancas de los muebles. No le gustaba el polvo que se levantaba porque lo hacía estornudar, además del frío que había por toda la mansión.

“Un segundo”. Murmuro cambiando de página, solo había divagaciones sobre qué haría en el ministerio y se dejaba leer entre líneas lo preocupado que estarían de encargarle la seguridad de los aurores a él.

Scorpius en la otra habitación volvió a llamarlo, Draco suspiro, por lo menos salía bien en la foto, recordaba el momento en que la tomaron, caminaba por Londres recién llegado de Francia y estaba perdido en sus pensamientos, no eran cosas buenas para cierto salvador. Luego sintió el sonido de la cámara.

Estaba evaluando lo atractivo que se veía cuando el diario desapareció de sus manos. ¿Qué? Se preguntó confundido.

“¡papá!” chillo Scorpius emocionado, Draco lo miró atento dejando de lado el diario que simplemente se esfumó. “¡tienes que venir!, ¡es un árbol enorme!” le comentó llegando con la cara llena de polvo grisáceo.

“Pero eso no es nada nuevo”. Dijo sonriendo cuando lo tomaron de la mano y lo guiaron hasta el emocionante árbol de Navidad.

“¡eso no, pero los regalos si!” Draco curvo ligeramente su cabeza, ¿de qué hablaba ese niño travieso?

Al llegar al árbol bajo los regalos se amontonaban, Draco sonrió levemente, no necesitaba pensar quien los puso ahí, se acercó hasta tomar uno, tenían una pequeña nota pegada a ellos.

 

«Para mi hurón favorito, Scorpius Malfoy,

Feliz cumpleaños de tu amigo Harry Potter»

Escucho al niño abrir los regalos de forma ansiosa, el mismo quiso destruir los envoltorios para saber que había dentro, pero lo que le gustaba más que el regalo eran las notas con pésima letra.

«Feliz San Valentín Draco,

están encantados puedes comerlos cuando gustes, aunque tardes diez años en perdonarme, pero no te pases de quince porque no es recomendable vivir con tanta ira dentro de ese cuerpecito precioso.

Con amor Harry»

Estúpido Potter, como podría estar enojado con el chico si durante todo este tiempo ha estado enviando regalos a la mansión, cumpleaños, fiestas, incluso había uno donde la carta declaraba lo orgulloso que estaba de Draco al terminar sus estudios.

“¡mira!” gritan a su lado, Scorpius sostiene una Nimbus 2001, la observa completamente fascinado. “¡es preciosa!” dice suavemente, Draco lo miró unos instantes. Oh Potter pensó emocionado.

No era justo llegar a casa y que esto lo esté esperando. Es tan lindo saber que no se olvidó ni un solo momento de ellos y que pensó en Scorpius lo suficiente para buscar una escoba como la que Draco tenía cuando era niño, ¿cómo diablos se acordaba de eso?

Ranas de chocolate, plumas de azúcar, varitas de regaliz, peluches redondos de snitch, no sabe si son para Scorpius o para él, pero no cree que a su hijo le importe si toma algo de la cesta.

“Deja eso, es mío, tiene mi nombre”. De acuerdo si le importaba. Pero Draco no estaba dispuesto a entregar sus peluches.

“Yo soy tu papá, lo tuyo es mío y lo mío también es mío, ve a jugar con la Nimbus por ahí”. Le saco la lengua y el niño se quedó haciendo pucheros enojados, hasta que sonrió y se tiró sobre Draco para luchar por lo que le pertenecía.

“¿crees que los haya mandado Harry Potter de verdad?” le preguntó sentado sobre las piernas de su padre que seguía mirando los regalos. Draco le beso la cabecita pensando bien la respuesta.

“Bueno, Scorpius es el amigo número uno de Harry, así que en secreto preparo esta sorpresa para tu regreso”. El niño rio un poco, luego miro a su padre con los ojos brillantes.

“Mentiroso, seguramente esperaba tu regreso, las cartas son para ti”. Draco apoyo su mentón en la cabeza rubia, chico inteligente pensó sonriendo, no podría ocultarle muchas cosas cuando estuviera más grande porque se daría cuenta de inmediato.

Dio un suspiro, estúpido, cara rajada que le hace imposible odiarlo, ojalá lo tuviera enfrente para poder colgarse de su cuello y besarlo largamente mientras le dice lo feliz que está.

Pero no hará eso. Negó rápidamente para sacar de su mente esas ideas. Sería mejor pensar en ordenar la mansión y comenzar a elegir el material que tenía que llevar al ministerio.

Esa noche se movió inquieto, la cama en que escogió dormir era en la que Harry lo había tocado. Trago saliva a sentirse tan tentado en tocarse, llevaba mucho sin hacerlo. Digamos que no tenía un salvador del mundo mágico acariciándole el oído para emocionar su parte baja.

Miró la puerta confirmando que estaba cerrada, se sintió avergonzado de estar tocándose como un adolescente caliente, pero la excitación ya le impedía dar vuelta atrás.

Por eso con lentitud metió su mano bajo las sábanas, trago saliva un poco ansioso, estaba usando un pantalón y su muñeca quedo atrapada en el elástico que había.

Sus dedos rozaron el vello púbico, se enterraron en él e hizo una nota mental de recortarlo, o podría dejarlo para que Potter lo viera, cerró los ojos, eso es excitante pensó, que Harry hundiera su mano y jugara con esa parte sensible.

Su mano fue bajando hasta su miembro semi erecto, dejo escapar el aire en una respiración y solo entonces noto que la había mantenido retenida, la piel de su pene era suave y ligeramente arrugada al no tener una erección completa.

Retiro la piel que escondía su glande, se estremeció un poco y cerró los ojos disfrutando de la sensación de calor que comenzaba a inundar su cuerpo.

“Potter”. Gimió bajito, su mano libre subió hasta su pecho. Una delicada caricia, un roce que le hizo contraerse. Recordaba los dedos de Harry, su boca, lengua, la forma en que chupo partes de su cuerpo.

Sintió la humedad en sus genitales, no le gustaba tocarse más abajo, se había dado cuenta de que esa parte no le daba el mismo placer que cuando Potter la acariciaba, era como si solo Harry fuera capaz de encontrar sus puntos sensibles. Lo último algo tantísimo, pero su mente se negaba a manosearse demasiado. Morbosamente quería estar estrecho para recibirlo.

Una ligera contracción en su pelvis le hizo gemir, levanto un poco su cadera para perseguirla, detuvo su mano para concentrarse totalmente en esa sensación.

Se queda sin aliento, no se está estimulando físicamente y aun así solo con una ligera contracción en su vientre le hace aferrarse a las sábanas y morderse los labios para evitar gemir.

Aún puede verlo, la mirada verde sobre su vulva húmeda, la boca del chico de oro chupando. La forma en que pasa la lengua en sus labios vaginales que parecen arden en fuego verduzco. Cierra los ojos y alza la cadera haciendo presión en su abdomen.

Harry con su pene durísimo presionando en su agujero, el sonido de su respiración agitada grabada en su mente, la forma en que deseo chupar su sabor. Era un hombre atractivo, cada parte de él, músculos tensos y morenos.

Gimoteo lloroso, no era justo que se pusiera tan sensible solo con imaginar al otro hombre, su pene dolía y su vulva estaba empapada en líquido caliente. Con los muslos temblorosos movió su cadera circularmente.

“Harry”. Dijo en jadeo ahogado contra la cama. Sus manos grandes y morenas pellizcando sus pezones. Giro su cuerpo, una almohada grande apoyándose en medio de sus piernas.

Movió su cadera simulando una penetración, curvo su espalda para poder meterse bajo las sábanas y que la cabeza quedara oculta.

Su ropa pegada a sus regiones húmedas, su respiración agitada y el cuerpo sudoroso, todo solo por su imaginación. Había escuchado sobre el poder de la magia, pero el de la mente era igual de fuerte pensó satisfecho del placer que era capaz de otorgarse.

“Tan mojado”. Le susurraron al oído, se negó abrir los ojos porque rompería la burbuja de su fantasía. “Draco eres un chico malo, vente para mí”. Comenzó a faltarle el aire, Potter y su voz masculinamente demandante. “Draco”. Dice en un susurro que realmente escucha sobre la piel de su oreja.

Movió la cadera con más fuerza, frotándose mientras su cerebro es inundado en viejos recuerdos, ¡sí! Pensó al sentir su cuerpo temblar sin poder controlarlo.

“Harry”. Repitió sin darse cuenta de que lo había dicho en voz alta. Estaba tan cerca, solamente un poco más. “Oh Potty”. Gimió al sentir su interior se contraía. Su vagina se agranda ligeramente, ensanchándose mientras se lubrica deseosa de que algo penetrara.

Siente su piel arder y sabe que debe estar sonrojado de manera furiosa, su corazón latiendo frenéticamente contra su pecho, sus pezones endurecidos y los dedos de sus pies curvándose hasta los espasmos musculares.

Su cerebro inundado en endorfinas, le impide escuchar los pasos en el pasillo. Solo un poco más piensa.

“¿papá?” abre los ojos. Se levanta asustado, mira la cabecita rubia que se asoma en la puerta.

“¿Qué sucede?” le pregunta y siente su voz temblar contenida, quiere correrse, lo desea tanto que aún tiene sus piernas temblorosas y sus genitales mojarse llamando su atención.

“Tengo miedo, ¿puedo dormir contigo?” se muerde los labios, demonios, maldición. Estúpido Potter.

“Acuéstate mientras papi va al baño”. El niño sonríe corriendo y tirándose a la cama para poder acostarse. Draco suspira y se levanta.

En el baño mira su rostro, es justo como pensó que seria, mejillas rojas y piel brillante por la capa de sudor, pupilas dilatadas y labios heridos.

Espero lo hayas disfrutado fisgón cuatro ojos, no hay nada como una voz jadeante llamándote. De solo pensar en que Harry podría entrar a la mansión y esconderse bajo la capa de invisibilidad para poder tocar a gusto su cuerpo le deja nuevamente excitado.

Sus piernas tiemblan, se sujeta del lavamanos, gimiendo tan bajo como le permite el placer que le inunda, Potter metiéndose a su cama cuando duerme, espiando en silencio mientras Draco se complace a sí mismo. Su boca se abre, pero no emite sonido, la saliva cae por las comisuras.

Solo pensar en que se metiera en su cama y lo sujetara para follarlo sin su permiso, le deja jadeando mientras las contracciones le hacen apretar la loza bajo sus dedos. Mueve la cadera en el aire, casi sintiendo el miembro del hombre meterse en su interior.

Potter podría hacerlo, sin dudas es del tipo de hombre que no lastima a menos que no lo saquen de quicio, Draco siempre pudo, se metía en su mente y carcomía su cerebro y lo volvía iracundo e impulsivo.

Su pene nuevamente endurecido e hinchado se mueve en sintonía con las penetraciones que da en el aire, está por correrse. Siente que le arden las pantorrillas y por el espejo ve su mirada llena de deseo, sus labios sangrantes por morderlos y no gritar.

“¡papá!” escucha que gritan tras la puerta. No de nuevo. Cierra los ojos con fuerza su mano toca su pene para frotarlo con rudeza, no logra terminar porque se asusta al escuchar los golpes para que se apure. Se resigna, no cree que logre llegar al clímax.

¡Maldita sea! Aún no veía a Harry y ya tenía las hormonas vueltas locas en su cuerpo. ¿Qué pasaría cuando lo mirara directamente a los ojos?, se sintió realmente asustado del día lunes y de ir a trabajar.

Lavo su rostro y trato de relajarse pensando cosas que realmente sirvieron para que la erección bajara. Da un suspiró todo sea por su bebé.

Scorpius durmió tranquilamente ocupando la mayoría de la cama, dio un nuevo suspiro, bueno después él crecería y Draco se quedaría solo, mejor disfrutar del pequeño ahora.

El día lunes, dio una lenta respiración inhalando el olor de su hijo para darse fuerza, beso el cabello rubio del niño que seguía durmiendo, dejó las tareas de Scorpius con Kreacher y se marchó a trabajar.

Las miradas cuando se presentó fueron filosas, sorprendidas y más de alguna rencorosa. Pero no le importaba, tenía un haz bajo la manga para protegerse. Estaba justo donde todo comenzó, seguramente con la mirada verde clavada en documentos.

Retuvo el aliento mientras la secretaria anunciaba su llegada, sentía sus mejillas colorearse por el nerviosismo. Era hora se dijo, clavo las uñas en sus manos y pensó en Voldemort para evitar mostrar su cara de chico enamorado.

 

Harry comenzó el día de forma horrible, no solo tuvo que estar toda la noche trabajando en casos de incumplimiento de leyes mágicas, sino que además soportar leer un diario completo de chismes y ataques contra Malfoy.

Tuvo que ir al diario y acusarlo por propagación de odio, una advertencia de unas cuantas noches en Azkaban para que todos los diarios publicados fueran retirados. Guardo un ejemplar, ya que la foto de portada era buena. Malfoy sonriendo levemente de lado, Harry sabía que esa mirada la daba porque algo muy malo estaba pensando, pero no logro adivinar exactamente qué.

Luego tuvo que disfrazarse junto a Ginny, durante mucho tiempo tuvieron que hacerlo para poder salir de casa sin que las fotos de lo que hicieron apareciera al día siguiente. Era en realidad una actividad familiar, los niños escogían disfraces y salían sin la presión de las miradas.

Firmar el documento que los separaba fue más fácil de lo que pensó. Miro de reojo a Ginny, ella firmó con rapidez y sin titubeos. Eran libres, aún no se terminaba, pero si querían marcharse podían hacerlo. Casi quiso reírse al saber que podría ir a por Draco.

“Bueno Harry”. Le dijo cuando salieron de la oficina, había aplicado un hechizo al hombre para que se mantuviera en silencio sobre el divorcio. “Es tiempo de que conversemos con los niños”. Él asintió. Ella se acomodó el cabello rojo brillante. “Que no vayan a descubrirte o todo será inútil”.

“¿Qué?” preguntó sorprendido. Ella levantó una ceja y sonrío, esas sonrisas que daba cuando ganaba un partido de Quidditch, parece feliz, Harry siente que vivirá con la culpa de lo que hizo por siempre. Ginny es una mujer grandiosa y él no supo valorarla.

Pero no la ama y no puede sentirse mal por eso, además desea desesperadamente correr donde Draco y verlo, decirle que todavía lo ama y rogarle que le dé una oportunidad.

Por la noche mientras trabaja, abre los ojos ante lo que escucha. Gira la cabeza parar mirar el espejo mágico, suelta la pluma que sostiene. ¿Qué diablos está haciendo ese chico?

Lo llama con la voz jadeante, el espejo lo deja observar la habitación, solo logra imaginar lo que sucede bajo las sábanas, ese chico lo hace apropósito está seguro de eso.

Cierra los ojos para disfrutar el sonido que se extiende por su mente. La voz de Malfoy es justo como la recuerda, deja escapar el aire por la nariz, tiene que mantener la boca cerrada. No quiere emitir ruido alguno para no opacar los de su hurón.

De su bolsillo saca las bragas que Malfoy usaba la última vez que lo vio. Si no las hubiese hechizado habrían perdido el aroma hace mucho, los días difíciles la usa, se permite cerrar los ojos y rodearse de su olor, de disfrutar cuando podía rodearlo con el brazo y Draco se quedaba dormido.

Cuando podía hundir la nariz en su cuello y dejarse fundir en Draco, curiosamente no era placer sexual lo que buscaba, quería sentirlo cerca nuevamente, rodearlo por la espalda y cerrar los ojos y sentir que todo está bien, que podrá tenerlo por siempre en sus brazos.

Se siente como un pervertido, no por mirar, sino porque sabe que por esas fechas a Malfoy le vendrá el periodo y que el hombre rubio se pone muy sensible cuando pasa eso. La información le deja excitado de inmediato.

Es demasiado despistado para algunas cosas, pero curiosamente recuerda cada cosita que hizo Malfoy en todos estos años. Casi como si sus recuerdos fueran grabados automáticamente. Estúpido hurón sensual.

Abre los ojos al escuchar la voz de Scorpius, se cubre la boca tratando de no reírse. Malfoy tiene la peor de las suertes.

Debe esperar para verlo nuevamente. Casi siente que el corazón saldrá de su pecho, una sonrisa boba se extiende por su rostro, seguramente el lunes por la mañana, va a sufrir y eso es más de lo que puede pedirle al chico rubio. Por lo menos lo mirará y eso basta.

Por la mañana se mira al espejo y ve horrorizado que está hecho un desastre, ojeras notorias y barba descuidada, pelo grasoso y despeinado, es como un viejo. Tiene sus años y lo entiende, pero Malfoy parece un maldito Veela, ninguna arruga a la vista, piel cremosa y cabellera suave, seguramente huele bien. Sabe que debe oler excelente.

Pero lo mejor era verlo a él, al Draco que entro en su oficina muchos años atrás con una mirada cordial y sonrisa fácil, quería borrar de su mente al hombre que dejo esa noche en la mansión temblando de miedo, con sus hombros tensos y su voz fría.

Trata de arreglarse lo más que puede, pero se resigna, a Malfoy lo seguían hombres en su mayoría jóvenes y de mejor apariencia que Harry. ¿Qué iba a pensar cuando lo mirara? Seguramente se burlaría de su mal aspecto.

 

Se equivocó piensa Draco al verlo. La sensación de tenerlo cerca es mejor, tiene el cabello tan despeinado al igual que siempre, la mirada verde le mira con una dulzura casi asfixiante, con los ojos arrugándose para contener la emociones del volver a tener frente a frente, con su boca temblando y con la respiración contenida. Como si Malfoy al entrar absorbiera el aire de la habitación.

Harry es un héroe agotado, se le ve consumido manteniendo su vida perfecta, siente que la ternura se derrama un poco y su decisión se tambalea, quiere acercarse y pasar sus dedos en esas ojeras y esa barba leve. Mentalmente se abofetea, no te desconcentres, no es un viejo atractivo.

No quiere hundir la boca sobre la contraria, ni pasar sus mejillas suaves por las ásperas, no desea para nada del mundo, sentarse en sus piernas y que el chico le rodee en un abrazo mientras le dice que lo ama.

La sensación de felicidad y tristeza se mezcla en su mente volviendo todo tan confuso, no lo ha visto en tantos años, verlo ahora es tan emocionante como aterrador, no sabe nada de este Potter que está parado frente a él.

Siente el corazón acelerado, sabe que pronto estará todo tembloroso, y es mejor terminar rápidamente, antes de que el vórtice de sentimientos lo devore y no sepa como escapar. Tiene la boca un poco seca cuando la abre.

“Buenos días”. Dice con voz monótona. “Seré el encargado de ayudar a los aurores con los crímenes no resueltos, soy Draco Malfoy, alquimista y pocionero enviado por Francia”. Sonríe mentalmente porque su voz salió tan apagada y aburrida como quiso, ni una sola nota de emoción que le dejara a Potter notar sus sentimientos. Traga saliva, no debe temblar ahora.

“¿Qué?” le escucha decir haciendo una mueca, tan bobo piensa, tan tonto y simple, aun así, lo adoro se dice, trata de que la educación que recibió de su padre funcione, rostro inexpresivo y voz apagada. En cambio, Potter es un libro abierto. “¿Hablas en serio?” la duda en la voz le hace forzar a su boca no sonreír.

Sabe que esto puede ser infantil, que en realidad debería haberse ido lejos donde el hombre lo dejara tranquilo. Un lugar en el cual conocería a su alma gemela con la que compartiría su vida y vería a Scorpius crecer sin ser señalado como el hijo de un mortífago.

Pero no puede porque no hay nada más satisfactorio que mirar la cara boba de Harry al verlo nuevamente, siente la emoción cosquilleante bajo la piel, es el deseo del otro chico por acercarse, abrazarlo, besarlo y hacerle finalmente el amor. Por otra parte, mala suerte Potter, no será tan fácil esta vez.

“Es la primera vez que nos vemos, jefe de la oficina de aurores Harry Potter”. Repite lentamente, ve el rostro del hombre cambiar de la sorpresa a la incertidumbre. Seguramente preguntándose si lo que pasa es la realidad.

Para probar que todo es diferente entre ellos decide alargar su mano para que Potter la estreche, le mira y alza una ceja, le recuerda a cuando eran niños e hizo lo mismo, aunque esa vez fue rechazado. Sintió un poco de tristeza al pensar en eso, casi se siente mejor al mirar a Harry que continúa boqueando sin saber cómo actuar.

Harry no logra concentrarse, estira el brazo por inercia, su mano toca la de Malfoy y siente que algo dentro de él despierta. Casi como si se cayera de la nube donde quedó después de verlo.

“Esto es una gran estupidez”. Dice con los dientes apretados, su mano sostiene firmemente la de Malfoy que lo mira con el ceño fruncido. “No puedes solo esperar que yo finja no conocerte”. Se levanta cuando el hombre rubio tira su brazo lo suficientemente fuerte para soltarse del agarre.

Su boca se curva en una mueca, Harry realmente desea reírse, es imposible que haga eso, que olvide todo lo que ellos vivieron, no cuando anoche estuvo gimiendo su nombre. Esperaba reclamos, gritos, incluso algunos golpes ¿qué era esta frialdad? ¿Cómo solucionarían las cosas si Malfoy quería pretender que nunca pasó nada?

“Si no es un asunto de trabajo limite su acercamiento”. Los ojos plata le miran vacíos, no se ve como el Draco que recuerda, es Lucius Malfoy con esa mirada altiva, con esa frialdad en el rostro. Siente que le falta el aire y las palabras no salen de su boca cuando el Slytherin se da la vuelta para marcharse.

Alza la mano y la magia cierra la puerta con fuerza, necesitan hablar, no lo dejará marchar sin aclarar todo, no quiere que acabe así. Como si Harry ya no existiera en el nuevo mundo de Malfoy porque eso no es verdad.

Malfoy odia cuando Harry hace eso, lo detesta tanto, que por un momento olvida su máscara de frialdad. Sabe que el otro se acerca porque escucha sus pasos y su respiración agitada. Aprieta sus labios en una fina línea.

Puede intuir que le dirá, pero se ha preparado mentalmente para este día, no caerá tan fácil en las garras de ese hombre por mucho que le guste.

“¿quieres que olvide lo mucho que te extrañe? O peor aún ¿qué finja que ya no te amo?, mírame, dime que estás enojado conmigo, pero no hagas esto, tu silencio es aterrador”. Harry tragó saliva, lo mira con los ojos llorosos, le toma por la muñeca delgada, siente a Malfoy estremecerse.

Se acerca a su espalda, se permite cerrar los ojos y pegar su cabeza en el cuello donde la camisa que usa no alcanza a cubrir la cálida piel. Lo siente estremecerse, parpadea lentamente, ve el tono rojo de las orejas.

En el momento en que se gira siente un rayo de esperanza, pero en sus ojos grises no hay nada. Su boca se tuerce en una fina línea y hace esa mueca con la nariz, arrugándola con desprecio, Harry hubiese hecho todo lo posible para volver a verla porque aprendió a amarla, le duele que tenga que apreciarla así, cuando el hombre le está rompiendo el corazón.

“Escucha bien Potter, si quieres que permanezca en este trabajo que usas como excusa para mantenerme en la palma de tu mano, fingirás no conocerme”. Dejó escapar el aire antes de continuar, lamió sus labios y pensó en que le dolería más a Harry.

“Pero, sobre todo, no quiero escuchar tus patéticos intentos de hacerme creer que sientes algo por mí, porque no me interesas, si eres incapaz de acceder a mi petición, no hace falta que venga a trabajar mañana”. Harry no quiere creerle ninguna palabra, pero la forma en que lo mira, no logra saber si miente o dice la verdad, se aleja un poco. Mirándolo herido.

¿Está rechazándolo? ¿Ya no lo ama? Quiere reírse porque no logra comprender o asimilar que sucede, Draco, su hurón parece realmente querer echar a Harry de su vida. ¿Debería aceptar eso? ¿Simplemente irse y dejarlo tranquilo?

Draco siente sus sentimientos tambalean un poco al verlo, pero es lo mejor, sabe que el otro sigue casado, si se deja llevar por su amor hacia él, entonces la historia se repetirá y quedará nuevamente con el corazón herido mientras Harry regresa donde pertenece.

“Draco”. Dice un suspiro, casi cómo si un pedazo de su ser se perdiera en el nombre. No sabe continuar, las palabras se traban en su mente y no logran llegar a su boca, eleva su mano, pero Malfoy lo rechaza nuevamente.

“Dragón”. Murmura en un hilo de voz. La ceja de Malfoy se eleva con aburrimiento y las palabras que quiere decir desaparecen. No parece bromear, realmente lo odia lo suficiente como para fingir que no existe. ¿Qué puede decirle entonces? ¿Sobre su divorcio? Eso solo empeoraría las cosas, porque aún vivirá con Ginny por un tiempo.

“Si la conversación terminó necesito conocer el lugar donde trabajaré. ¿Puede entregarme los primeros informes para revisarlos?” Draco se muerde la lengua para tratar que el dolor físico borre la culpa de su sistema, Harry no es el culpable de todo, él sabía que estaba casado, aun así, permitió que el amor se desarrollara entre ellos.

Cuando el hombre pelinegro se gira, Malfoy alarga su mano en el aire levemente, quiere tocarlo, decirle que es una estupidez y entregarse a lo que siente, pero no lo hace, porque ese chico estuvo entorpeciendo su vida un montón de veces jugando con él y planea hacer lo mismo.

Y si al final, Harry sigue enamorado y él también, entonces le dará la mano, un beso y le exigirá que deje a esa comadreja. Si no es capaz de hacerlo, tomará su corazón roto y simplemente sé ira lejos donde nunca más logre verlo, continuará su vida y será muy feliz sin él.

Solo que, si eso pasa, no sucederá como en Francia, simplemente usará la magia y borrará sus recuerdos, y ese será el final de todo.

Por eso mantiene su mano lejos del chico. Solo puede mirarlo, ve su espalda curvada derrotada, supone que debe estar tan destruido como Draco. Se muerde el interior de su mejilla cuando lo ve girarse.

“¿Malfoy dices que te llamas?” tiene la voz temblorosa y Draco tuvo que clavar sus uñas en la palma de sus manos para lograr contenerse y no abrazarlo.

“Si”. Murmura bajito, el hombre toma unas cosas del escritorio, se acerca y se las entrega. Malfoy las observa, cuatro carpetas de un buen grosor. Lo mira interrogante. La mirada de Harry le asusta.

“Las quiero para la tarde”. Le dice con una voz que Draco escucho un montón de veces cuando su padre quería algo ilógico, pero tenía que cumplir de igual forma. Aprieta los dientes y siente que el entrecejo le tiembla. ¿Así va a actuar? ¿Cómo un jefe burdo que abusa de los nuevos subordinados?

“Sí, lo que diga el Auror jefe”. Murmura hastiado, su mano abre la puerta con dificultad.

“¿señor Malfoy?” deja escapar un suspiro fastidiado, se gira a mirarlo. Lo ve sentado y con el semblante gris.

“¿algo que decir señor Potter?” le pregunta con lentitud, la curiosidad por saber que le dirá lo mantiene atento. Harry le da una mirada larga.

“Le queda muy bien el cabello corto”. Le dice y Draco tiene que girar la cabeza rápidamente para evitar que vea el sonrojo que se le está formando. Sale antes de que Potter pueda notar algo.

Inhalo profundamente y dejo escapar el aire tratando de calmarse, no le hacía bien a su corazón tenerlo tan cerca. Ahora sus latidos eran tan apresurados que los escuchaba en sus oídos resonando.

Se llevó su mano a su pecho asombrado con su reacción, casi pensó que iba a desmayarse cuando se acercó, sentía el calor de Harry recorrer su muñeca y su aroma envolverlo.

Tenía que concentrarse o no lograría conservar el trabajo. Miró los pesados archivos y dio un suspiro, bastardo con cara rajada.

Su oficina era un hueco oscuro, por lo menos tenía espacio para su caldero y estirar las piernas, por lo demás creía que poseía este toque del profesor Snape. Ordenó todo cuando escucho el primer golpe de puerta.

Sintiendo las mejillas encenderse, se aclaró la garganta, dio una escueta respuesta para que Potter entrará, no era él, así que mentalmente hizo una mueca insatisfecha, era un hombre alto, musculoso y de mirada paciente, mediana edad tal vez y Auror por el traje que llevaba.

“Draco Malfoy ¿en qué puedo ayudarlo?” le dice con calma, el hombre le sonríe levemente.

“Todos saben quién eres, no hace falta presentación, solo vengo de parte de los aurores, dicen que mientras te quedes en tu agujero no tendrás problemas con ellos”. Draco elevo una ceja, no se veía del tipo de hombre que diría algo como eso, el Auror se sonroja y aclara su garganta.

“¿algo más?” dice Draco al notar que quiere seguir hablando. Lo mira fijamente el hombre mueve los ojos como si dudara.

“Eso lo dicen ellos, yo digo bienvenido y será un placer trabajar con usted, decidí ser yo quien viniera para no causar inconvenientes, a todos nos quedó muy claro que ataques hacia cualquier miembro del ministerio está absolutamente prohibido”. Malfoy deja escapar el aire por la nariz y se ríe, ¿Potter no te da vergüenza amenazar al personal?

No hay nada mejor que un héroe dándote un sermón por la mañana apenas llegas al trabajo, sobre el amor, la compasión y cómo te mandara a dormir a Azkaban unas noches si le cabreas, porque la simpatía y timidez se va cuando explota en ira asesina.

El hombre se quedó un rato conversando, era increíblemente hablador y le dolían los oídos de tanto escucharlo, sálvame Potter pensó sonriendo mentalmente.

Cuando al fin se marchó dio un suspiró, miro las carpetas y deja escapar otro aún más cansado, fue hora de almorzar antes de que se diera cuenta. Por suerte había traído su propio almuerzo, no le apetecía comer lo que servía la cafetería.

No lograba verse a sí mismo en una fila interminable y luego luchando por un asiento, menos tener que sentarse en una mesa con miradas fijas y que masticarían ruidosamente. Bueno si soporto a Potter y su manera ruda de comer entonces debería ser capaz de soportar a otros, pero la verdad en que si le ponían en una balanza un Harry ruidoso y gente muy ruidosa se quedaba con el chico de ojos verdes.

Despejó su escritorio y buscó su almuerzo, no estaba. Sus cosas estaban desaparecidas. Se puso tan molesto que le dolieron los dientes, esos bastardos, cabrones asquerosos. Iría con Potter y los acusaría. Porque si no almorzaba mataría a alguien.

Al llegar allí vio a Potter almorzando, lo extraño no era eso, lo curioso era que tenía su bolso en el piso y su comida siendo devorada.

“¡¿Qué demonios Potter?!” gritó enojado, dando largos pasos que hicieron que el abrigo negro se moviera con brusquedad.

“¿así le habla a su jefe señor Malfoy?” con los puños apretados resistió la tentación de golpear el escritorio. ¡Era un hijo de puta! ¿Cómo se atrevía el muy maldito?

“Señor, ese es mi almuerzo, yo lo preparé”. Dijo con los dientes apretados mirando fijamente los ojos verdes. Este se detuvo de masticar mirándolo de forma inocente, movió la cabeza levemente pensando que decir, trago lo que comía y Draco quiso matarlo.

“Cocina muy bien señor Malfoy, seguramente lo aprendió en Francia, lo felicito, ahora puede ir a almorzar con todos lo demás aurores”. Draco quiso arrancarse el cabello, no, mejor aún arrancar esas greñas horribles que tenía Potter.

“¿cómo se atreve?, madure señor Potter, lo que está haciendo es acoso”. Dice tratando de controlar su voz para no gritar, sabe que debe estar con el rostro rojo por la forma en que arde. Harry sigue comiendo sin prestarle mucha atención, parece desinteresado y eso es aún más molesto que le robara su almuerzo.

“¿y qué hará señor Malfoy? ¿Acusarme con su padre?” le dice Harry dejando escapar una risa, si antes pensó que tenía el rostro colorado, ahora lo confirmaba. Estaba tan asombrado con la forma en que le hablo que se quedó mudo mirándolo, con la boca ligeramente abierta al igual que sus perlas grises, le tembló su labio inferior y su ceño se arrugó.

Sin querer decir nada más porque sabía que le temblaría la voz por el trato que recibía. Se dio cuenta de que estaba acostumbrado a ser tratado con amabilidad y amor por parte del salvador. Que Harry le hablará y lo tratará con rudeza no le gusto ni un poco.

Pensó levemente que Potter estaba haciendo lo que él pidió, pero no quería eso, deseaba que Harry se esforzara, que lo sorprendiera y si, lo aceptaba que rogara un poco por su atención, no que le jugara bromas y que le hablara como a cualquier otro empleado.

¡Cómo a otro empleado! ¡Un simple ser humano bajo la mirada del héroe!, ¿en serio le había hablado de esa manera tan cruel y burlona? Draco sintió que le ardían los ojos, tal vez estaba exagerando, pero si la persona que amas te trata de esa forma con tanta indiferencia y que te mira como si fueras solo alguien que roba aire y tiempo entonces estás en todo tu derecho de armar un escándalo mental.

Lo peor fue irse de esa oficina, se demoró un poco, incluso caminó lentamente por el pasillo para que Harry tuviera tiempo de cambiar de actitud y saliera a buscarlo. Que le dijera que lo sentía y que lo invitaría a almorzar a un restaurante lujoso, tal vez al Alain Ducasse, luego él lo rechazaría y se reiría de su cara estúpida tomando vino en su mansión.

Pero llego a su propia oficina y Harry no lo detuvo, dejo escapar un suspiro, bueno, cien puntos menos para Gryffindor. Su labio inferior tembló, estúpido Potter, ¿por qué nada salía como quería? ¿Era mucho pedir tener un héroe a tus pies rogando por tu amor?

Miró su escritorio vacío y su estómago hizo un ruido, pego la frente a la madera hundiéndose en la tristeza, la rabia y tal vez en mucha ira contenida.

Respiro profundamente y sintió levemente un aroma flotar hasta tu nariz. En el borde la mesa, un cloche de plata es lo primero que ve, diablos se dice y se levanta de inmediato para acercarlo.

Reconoce el logo de su restaurante favorito, levanta lo que cubre su plato y el olor a comida flota en el ambiente, mucho mejor que el almuerzo simple que se había preparado. Aun así, no iba a contentarlo tan fácil, un poco sí, pero no lo suficiente.

Está tan satisfecho que no le importa como la bandeja desaparece, se relame los labios al notar que hay otra más pequeña, seguramente el postre piensa golosamente.

Lo es, pequeños Fairy Cakes decorados en dorado y verde, y suelta una risita al descubrir que en algunos de ellos hay imágenes de hurones decorando los postres. Le llevará a Scorpius para que coman juntos.

Luego piensa mejor, se muerde el labio inferior indeciso, no, está decidido a no darle ninguno a esa rata inmunda de Potter.

Ve un sobre bajo los pastelitos, al abrirlo reconoce la letra horrible, tanto años en el colegio y escribe como un bebé muggle. Sonriendo abre, luego se pregunta que puede decir, porque la actitud de Potter fue sorprendentemente grosera y burlona.

Draco se levantó al escuchar que tocaban la puerta, dejo la nota en la mesa y abrió, pero maldijo al notar que le estaban jugando una broma y no había nadie, volvió su atención a la carta porque sinceramente se moría por abrirla.

“Draco,

te enojas conmigo por decirte que te amo,

te molestas aún más si finjo que no lo hago. Por favor, dame una solución.

De no ser así, tomaré medidas drásticas,

involucran acoso laboral, y en algunos casos me refiero al sexual.

Para que no puedas usar esta nota en mi contra,

se quemará apenas termines de leerla.

Con amor tu jefe”

Quiso arrugar la nota o apretarla contra su pecho, pero fue tal como dijo, en un instante se hizo polvo y desapareció. Se mordió el interior de su mejilla para evitar reírse en voz alta. Casi daba brincos de felicidad, trato de contenerse.

Harry no se había rendido, arrugo el entrecejo al sentir aire en su cuello. Sintió levemente un escalofrío. Giro su cabeza mirando la puerta, pero no vio nada.

Elevo las cejas confundidas, luego sonrió, tosió levemente, fingiendo que no se había dado cuenta. Potter no eres tan ingenioso como piensas se dijo. Volvió a su puesto, abriendo una carpeta dejo su vista en ella aun sabiendo que algo le rozaba el cuello.

Movió la cabeza al sentir presión en sus hombros y un leve masaje invisible, tragando saliva tomó la pluma y comenzó a escribir pociones que se podían usar o alquimia en objetos que estaban en la escena del crimen que podía transformar en algo que detallará lo que sucedió.

O quiso hacerlo, la realidad era que solo lograba escribir una palabra por minuto porque la presión que sentía en sus hombros se movió lentamente dentro de su abrigo, mordisqueo ansioso al notar que uno de los botones de su camisa se abría.

Cerró los ojos al sentir viento caliente en su oreja. Se movió incómodo en la silla al notar una ligera humedad mojar su ropa interior. Tan rápido pensó asustado, no trajo nada para cambiarse.

Abrió los ojos y giro la cabeza, pero solo se topó con la pared, su camisa había sido abierta para dar espacio y que manos invisibles entraran, sus pechos pequeños agarrados con brusquedad. Miró atentamente viendo la piel ser expuesta.

Sus mejillas se tornaron rojas de inmediato, movió la cabeza cuando besos fantasmales fueron depositados en el lado izquierdo, quería darle más espacio.

Tan fácil Malfoy se dijo, miró las manos que apretujaban sus montecitos, ligeramente avergonzado de su tamaño, estaba asombrado de lo mucho que se había acostumbrado a su volumen enorme y al dolor de espalda, ahora los extrañaba.

“Adorables”. Le dijeron en el oído y casi saltó del susto. Se recostó mejor en la silla, para que las manos vagaran más abajo, tan fácil Draco repitió su mente, pero su cuerpo no actuaba como deseaba.

Además, le gustaba mucho que Potter le dijera que eran bonitos para él. Quiso preguntarle más, que lo halagara, y lo hiciera sentir hermoso como siempre.

Ahogó un gemido cuando sus pezones fueron molestados, vio excitado como se estiran solos, enrojeció por lo erótico de la situación. Gimió sin poder evitarlo al sentir la ropa interior ser empujada contra su vulva que humedeció la prenda de inmediato.

Escucho un jadeo detrás de él, sintió su miembro reaccionar ante el estímulo, los sonidos que hacía Potter en el sexo lo dejaban muy excitado.

Eran bajos y varoniles, la voz húmeda y jadeante le dejo el pene tembloroso. No era justo porque él solo podía gemir de forma chillona y desesperada.

Su ropa desordenada le puso temeroso de que alguien entrara y lo encontraran con las piernas abiertas y con los pechos fuera. Movió la cadera para que la mano invisible se apretara con más fuerza.

Si continuaba de esa forma llegaría rápidamente, estaba insatisfecho de anoche, ahora el leve contacto era suficiente para hacerlo olvidar todas sus preocupaciones. Lo cual su cuerpo agradece, pero su mente insistía recalcando lo fácil que cedía ante Potter y sus juegos.

Era demasiado viejo para no disfrutar del momento se dijo a sí mismo, estaba increíblemente feliz con los dedos empujando contra sus labios vaginales, intentaban meter la tela de seda color negra que usaba. Escucho un gemido bajo, se sintió satisfecho al saber que Potter noto lo apretada que tenía su entrada.

Levantó sus pies poniendo su peso en los dedos, sus piernas temblaron por el esfuerzo, pero valió la pena porque la mano se apretó contra la tela húmeda y Draco sintió su cuerpo contraerse, olvidando todo lo que lo rodeaba se relajó y se permitió disfrutar plenamente del placer.

Cerró los ojos y gimió sin pensar en las consecuencias. Con los muslos temblorosos y mojados llegó al tan ansiado orgasmo, su cuerpo se relajó mientras trataba de tranquilizar su respiración. Acababa de llegar en un asiento de su trabajo y con leves toques de manos invisibles cómo el más grande pervertido.

No sabía que sentir exactamente, pero no se arrepentía de nada. Excepto tal vez escuchar la risa del estúpido en su oído. Sintió una brisa en su mejilla casi simulando un beso. Avergonzado se le colorearon las mejillas, el remordimiento comenzó hacerse presente, ¿cómo podía ser tan débil ante el placer?

Se acomodó en la silla, tenía el pantalón pegajoso por el líquido caliente, dejó escapar un suspiro agotado pegando su frente tibia contra la madera fría.

Harry era un hombre persistente o Draco era muy fácil de convencer, tan estúpido hurón calentón. Ahora venía esa etapa después de joder la situación. Esa que le dice “te lo advertí”. Pero eres incapaz de prohibirte algo que te gusta.

Su mejilla sudada se quedó pegada en la fría mesa, sentía que algo se le olvidaba, pero estaba tan cansado como para pensar bien. Cerró los ojos solo un momento.

“Malfoy, ¡Malfoy!” abre los ojos y mira al frente, el hombre que conoció está en la puerta mirándolo, se había quedado dormido en el trabajo, toco su boca verificando no tener saliva. Oh por merlín en qué momento se durmió, oh claro después de comer esos panecillos.

“¿dime?” preguntó de mal humor, acabada de darse cuenta de que la mitad de las cosas que ocurrieron solo fueron producto de su agotada mente y eso lo hacía sentir patético.

“Bueno vengo por las carpetas, tienes una que debe ser entregada hoy”. El hombre se rascó la mejilla con nerviosismo, era la primera vez que veía a un novato ser cargado con trabajo para el mismo día, normalmente se le daba archivos menos importantes y un periodo de tiempo para terminarlo.

“¿Qué?” preguntó con el rostro volviéndose pálido. Estaba en graves problemas, si Potter se enteraba de que se había retrasado por dormir seguramente se aprovecharía de eso para restregarle en la cara su inutilidad.

“¿no lo tienes?” le dijo el Auror. Draco se sonrojó de inmediato, se aclaró la garganta, ¿qué le diría? No lo tengo, me distraje comiendo como un cerdito hambriento y luego tomé una siesta que le dejó la ropa húmeda.

Comenzó a ponerse nervioso al recordar ese pequeño detalle, tal vez el hombre podía notar el brillo en su piel aun roja o peor aún, el olor a sudor. Por suerte seguía sentado y sabía que no podían verle los pantalones porque de ser así su pene se había encargado de ensuciar más que solo su bóxer.

“¿Malfoy, tiene las carpetas terminadas?” la voz de Harry les sobresalta, el Auror gira su cabeza para mirar a su jefe. Recibe una mirada colérica de inmediato. “¿Qué hace aquí?” preguntó Potter en un tono que deja claro no está de buen humor.

“Buscaba la carpeta del caso de asesinato, los aurores la necesitan para verificar la escena”. Contesta el Auror vacilante, ¿qué hace el jefe aquí? Creía que tenía una reunión y estaría fuera.

Draco se muerde los labios, el nerviosismo lo hace encogerse en la silla. Piensa que Potter va a gritarle, lo sabe por la forma en que sus ojos verdes evalúan su aspecto y miles de cosas pasan por su tonta cabeza.

“Fuera”. Dice el salvador con la mandíbula tensa, su entrecejo tan fruncido que el Auror asiente rápidamente sin esperar lo que venía a buscar. Draco parpadea sin saber muy bien que pasara a continuación. “¿Qué hacía con él aquí… solos?” Harry se acerca evaluando su aspecto, le mira las mejillas rojas y brillantes, el cabello rubio desordenado y gruñe enojado ante la idea que pasa por su mente.

“Trabajando”. Responde Draco secamente. Su ceño se frunce para darle a entender que le molesta la pregunta.

“Claro, trabajando”. Dice Harry y Malfoy nota la burla en su voz. “¿trabajas de esa forma? ¿Con saliva en los labios hinchados?”. Avergonzado se llevó los dedos a la boca. “¿Qué diablos estuviste haciendo?” le vuelven a preguntar, los puños golpean la mesa y Draco asustado se hunde un poco en la silla levemente.

“No tengo por qué responder”. Murmura incluso si la actitud de Harry le intimida un poco. Escucha un suspiro largo. Mira a Potter y este le da miradas intensas a través de los lentes.

Lo escucha respirar hondo tal vez para tratar de calmarse, se quita los lentes y los limpia. Draco no se atreve a mover ni un dedo, cuando Harry se enoja no sabe cómo actuar, es su instinto de supervivencia activándose y le impide moverse por miedo de llamar la atención del depredador.

“Malfoy, eres un subordinado, estas en hora de trabajo, debes darme una explicación por no avanzar con los informes”. Harry le habla lentamente, como si regañara a un niño, luego su mandíbula se aprieta. “¡O por lo menos sentir vergüenza que te encuentre con un hombre encerrado! ¡Seguramente pendiente de agitar las pestañas para coquetear sin mover ni un dedo para terminar tus tareas!”. Le está gritando de nuevo piensa Draco.

Es tan cruel cuando quiere serlo. Aun sabiendo que a Draco solamente le gusta su estúpida cara rajada, que casi suplica por ser amado por él, aun así, se atreve a decir ese tipo de comentarios solo para lastimarlo. Para hacerlo enojar… porque de esa forma burda puede tener la atención del Slytherin justo como el hurón hizo en sus años en Hogwarts.

“¡hubiese avanzado si alguien no me tratara cómo una basura!” Le responde Draco de inmediato cediendo al impulso de gritarle de vuelta aun sabiendo que eso era lo que quería el otro. “¡Si no me hubiera entregado trabajos imposibles de terminar en miserables cuatro horas!” se levanta tan rápidamente de la silla que le duele el abdomen. Se queda quieto horrorizado al sentir una humedad deslizarse por su entrepierna, luego lo entiende todo.

Su mal humor, su inexplicable apetito sexual, la forma en que ha estado sensible y como está inseguro e intranquilo. Sin poder controlarse a sí mismo. Hormonas por supuesto, es casi ridículo lo doloroso que es.

Se deja caer porque le duele, detesta esto, lo odia tanto como gemir de dolor delante del hombre que le mira sorprendido. Sinceramente culpa a su menstruación de todo lo malo del día, su estado irracional y de las ganas horribles de llorar.

Siente la mano pesada de Harry en su hombro, se mueve apartándola. No quiere que lo toque, es culpa suya. En Francia era el mejor en todo lo que hacía, pero apenas empezaba a trabajar en Inglaterra y ya lo miraban como un estorbo bueno para nada.

“¿Malfoy?” dice Harry. El Slytherin curva su espalda y los dedos de sus pies para soportar el dolor de su abdomen. “¿Draco estás bien?” vuelve a preguntar el héroe. 

La mano se desliza lentamente por su espalda para calmarlo. Eso lo enfurece, escucharlo decir su nombre de forma tan asustada, está tan enojado consigo mismo por querer responder a su contacto y por sentirse mejor al sentir su calidez y eso no puede ser.

“¡no me toques!” le grita moviéndose para rechazar el contacto, Harry le mira asombrado luego sus ojos heridos apartan la mirada. “Ni me llames por mi nombre”. Murmura, pero no parece que a Potter le importe porque está dando un paso lejos de él.

Y se marcha sin decir nada. Eso es tan desolador que Draco se lastima el labio inferior tratando de no llorar, pero le es imposible que no derrame lagrimitas que se escapan. Se queda quieto esperando que el dolor se alivie un poco para tomar sus cosas e irse a casa.

Esta realmente hartó de Harry señor cobarde asqueroso. Pero por sobre se odia a sí mismo por ser incapaz de irse, simplemente dejar de quererlo.

“Malfoy”. Escucha que le llaman, se niega a mirarlo. Siente un peso en su espalda es algo tibio y por curiosidad levanta la cabeza, es el abrigo rojo de Harry, observa al bastardo de cabello negro para saber que planea ahora. “Señor”. Agrega el Gryffindor rápidamente para no hacerlo enojar nuevamente, Draco lo mira sin interés, con el rostro agotado, con los ojos rojizos y las mejillas húmedas.

Él le entrega una bolsa pequeña, Draco lo observa levemente está tan agotado para luchar que estira los dedos temblorosos y la recibe. Ropa interior y toallitas femeninas.

Curva la boca y sorbe ruidosamente porque las lágrimas amenazan nuevamente. Se niega a mirarlo, sinceramente desea que se vaya y le permita estar con su drama emocional en privado donde puede liberar un poco de tensión. Por otro lado, ya vio que cuando Harry le da la espalda siente que es el fin y eso le aterra, no quiere que lo deje solo nunca más.

Hace un ruido con la boca que es similar a un agradecimiento, pero que no logra entenderse, indeciso, ya no sabe que intentar para poder refrescar su mente, todo lo que pensó, lo que quiere, evaporándose tan rápido solamente por tenerlo cerca. Es injusto, porque para Harry solo es alguien desechable, un sujeto débil que puede dejar cuando quiera.

Es alguien a quien no puede tomar la mano en público, ni que podrá llevarlo a cenas familiares porque si se enteran de que dejó a su maravillosa esposa por un mortífago entonces no tendrá ningún Weasley de su lado.

¿Por qué razón iba a esforzarse en conquistarlo? ¿En seguir insistiendo para que Draco no tuviera duda alguna que lo ama? Es tan ridículo que pensara poder vengarse del chico si lo único que desea es tenerlo, convertirlo en suyo y que no pueda alejarse. Cuando una palabra suya lo deja en la alegría absoluta o la tristeza devastadora.

“Vete”. Le dice finalmente. No lo mira, no quiere hacerlo el día de hoy, fue una pésima idea trabajar a su lado, peor aun cuando en realidad no le gusta el lugar, no le agrada estar ahí. 

Sabe que la única razón por la que no fueron groseros con él es debido a Potter que los amenazó de alguna manera. No porque los magos piensen que se merece el puesto, ni siquiera pueden verle el rostro en la calle. Juzgándolo sin olvidar su pasado.

“Señor Malfoy, mi oficina es un lugar más privado, puede lavar su cara y atender sus dolencias. Incluso llorar o golpearme si lo desea, pero por favor, ven conmigo”. La mano de Harry se extiende, le mira con el rostro pálido y preocupado.

Púdrete Potter, quiere decirle, rechazarlo y herirlo. Realmente lo intenta, pero su mano se mueve sin su permiso, como una polilla atraída a la luz, sabe que le hará daño, aun así, el brillo es irresistible. Los dedos de Harry siempre le gustaron, son ásperos y anchos, mucho más fuertes y cálidos.

La calidez de su palma le tranquiliza un poco, permite que lo ayude a levantarse, no sabe en qué momento está en la oficina de Harry porque solo parpadeo unos microsegundos. Él lo deja libre de inmediato. Como si el contacto entre ellos quemará.

Es porque no quiere volver a escuchar a Draco gritarle que no lo toque, aún escucha su voz en su cabeza repitiendo sin descanso el rechazo que le provoca, la ira en su vocecita herida, es tan doloroso que desea llorar y ponerse de rodillas suplicando que lo ame nuevamente.

Lo ve marcharse al baño privado, estaba preparado por si Draco tenía un accidente de ese tipo, agradece saber esas cosas del hombre porque no sabe que hubiese hecho por los nervios de verlo sufriendo.

Incluso si no asistió a las importantes reuniones no le importa, ya que, aunque fue un momento muy breve pudo sostener la mano de su hurón una vez más. Lamenta un poco comportarse como un imbécil infantil con él, pero si no lo hiciera el otro ignorará su presencia porque sabe que de esa forma Harry saldrá realmente herido.

Lo único que lamenta es que la posesión más valiosa que tiene acaba de irse. Ha guardado esas bragas durante tanto tiempo en su bolsillo que casi ya es parte de su uniforme. Se pregunta si el hurón querrá devolvérselas.

Draco suspira en el baño y luego de lavar su rostro, se atreve a mirarse en el espejo. Está tan demacrado como pensó. Se ve horrible.

Da un nuevo suspiro leve cuando reconoce la ropa, es la que Harry se llevó esa noche, ¿qué hacía con eso en el trabajo? ¿Aún la conversaba? ¿O era la de otra mujer? Negó rápidamente antes de sentir repulsión por un pedazo de tela.

Arreglo su cabello y se quedó unos minutos sentado en el baño tratando de calmarse, de enfocar su mente, relajarse y pensar.

Dejo escapar el aire cansado, sabía por experiencia que no importaba pensar tanto porque cuando se trataba de Potter su corazón se negaba a obedecer y su cerebro decidía apagarse para no dejarle ningún pensamiento coherente.

Cuando Salió de su pequeño refugio, Harry seguía de pie, mirándolo atento, evaluando su estado. Quiso abrazarlo de inmediato, pero cruzo sus brazos para retenerse.

“Gracias, señor Potter, ¿puedo retirarme?” le pregunta con su mejor voz monótona, quiere regresar a su oficina, terminar las carpetas o avanzar en la que tanto quieren los aurores y finalizar el día e irse a casa donde se dejará abrazar por Scorpius.

“No, todavía no”. Harry avanza y Draco retrocede de inmediato, no tiene fuerzas para rechazarlo si el Gryffindor quiere intentar algo. “Perdón, por darle trabajo que no era para usted, me excedí y lo abrumé con exigencias”. Mueve los ojos lejos del hombre, prefiere mirar la pared.

“Está bien, soy capaz de realizar mis tareas correctamente, solo necesito tiempo”. Tiembla levemente sintiendo que los dolores comienzan otra vez.

“Lo sé, es usted grandioso e inteligente, lo sé bien, quiero decir… ¿Por qué lo escuché de sus superiores en Francia?” Casi se permite sonreír al notar que Harry no sabe cómo actuar o que decir para que Draco no se ofenda y se vaya. Pero intenta no darle lugar al avance de Potter.

“Pero es suficiente por hoy, es más de lo que podemos soportar, vaya a casa, lleve el trabajo si gusta y tiene la semana para entregarlo”. Termina de decir Harry al observar la incomodidad en el rostro del chico. Quiere abrazarlo, besarlo y decirle que todo está bien.

Draco niega tan rápido que le duele el cuello, se queda mirándolo furioso. Ahí estaba, esa falsa piedad, esa voz cariñosa, pero traicionera, con esa condescendencia absurda y que para bien o mal le gusta un poco. Incluso si lo hace sentir débil y pequeño.

“Me quedaré y terminaré todo hoy mismo, no necesito la piedad de mi jefe”. Camina con la espalda recta hacia la puerta, agradece llevar un abrigo largo porque su trasero no es visible por lo que si mancho su ropa nadie lo notara.

La puerta cierra con llave nuevamente y él le mira de inmediato molesto. Harry se aclara la garganta nerviosamente.

“Señor Malfoy, yo… lo sé, aun así, no puedo permitir que alguien se quede en el trabajo estando enfermo”. Draco al escucharlo arruga la nariz. Por lo que Harry agrega de inmediato. “Le daré el día libre, pero mañana tendrá que quedarse horas extra como cualquier trabajador”.

Le parece bien, es casi profesional y ya dejó ese meloso tono de voz. Asiente levemente inseguro de aceptar y que sea una trampa, es mejor que hoy regrese a casa. Se siente como un fracaso total al estar sensible y frágil, tampoco tiene ánimo para demostrarse lo contrario.

Intenta abrir la puerta y ve que no puede. Mira a Harry interrogante. El otro está más cerca de lo que Draco pensó y le toma por sorpresa.

“Señor Malfoy”. Dice suavemente, con los ojos brillantes, Draco siente que se le colorean las orejas repentinamente ante el nerviosismo. “Es usted, realmente adorable, tanto que casi quiero encerrarlo aquí”. Frunce la boca, no le agrada lo que Potter está haciendo. ¿Piensa que por unas palabras bonitas no sé ira?

Tiene su boca herida piensa Harry levemente al mirar su rostro colorado, se ve tan bonito incluso si parece querer arrancarle un pedazo de garganta. Si así de difícil fue el primer día ¿cómo serían los siguientes?

“Abra la puerta”. Dice Draco lentamente saboreando cada palabra de rechazo contra el Gryffindor. Harry le da una sonrisa leve, mirándolo con exagerada ternura. Casi siente que se acercara y frotara su nariz con la suya de esa forma en que siempre hicieron para resistir el besarse.

“Su voz, sus ojitos grises, su boquita incluso cuando me rechaza y que me pide distancia”. Sus cejas tiemblan y los ojos de Harry se humedecen detrás del cristal. Draco ve que las lágrimas calientes se derraman lentamente. Odia verlo llorar y quiere abrazarlo para consolarlo.

Traga saliva cuando su nariz se roza suavemente contra la suya, siente el aliento caliente de Harry sobre su boca, sin poder evitarlo y cayendo miserablemente en el gesto cariñoso estira su cuello un poco para que los labios se rocen ligeramente. 

Siente que el corazón le va a estallar, el calor sofocante comienza a marearlo, pero no puede alejarse, está pegado a Harry, y este no perderá una oportunidad tan buena. Mueve su cabeza permitiendo que sus labios entreabiertos se rocen con los contrarios que se abren desesperados.

¿Qué estoy haciendo? Se pregunta Draco en un repentino ataque de lucidez, se intenta apartar de inmediato, pero su cabeza choca contra la pared, va a besarlo piensa y lo empuja lejos antes de que la mente sea abrumada por la cercanía, por su olor y calor, mirada dulce y labios coquetos.

“¡yo no salgo con hombres casados!” le grita furioso, la puerta está abierta y con pasos apresurados se escapa dando un fuerte portazo.

Harry se queda quieto mirando la madera, apoya su cabeza contra la puerta y se golpea repetidamente, esperando estúpidamente que el dolor físico borre lo que siente.

“Pero hurón, ya estoy divorciado”. Dice en el aire.

Notas finales:

¿Qué tal estuvo? siento que Draco está muy atrapado entre lo que siente, lo que quiere y lo que debe hacer.

bueno, espero me dejen un comentario para saber que les pareció, criticas, felicitaciones o simplemente una amenaza para que ya todo se solucione.

espero lo hayan disfrutado.

nos leemos.


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