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Seducción Indirecta por mfernandasadiklover

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Ginny trató de sonreír, sus amigos le miraban y ella no supo qué decir, cómo les explicaba que el hombre con el que se casó prefería ir por un amigo que estar con su esposa.

       —Harry vendrá con Malfoy —dijo respondiendo a la pregunta no hecha. Ron y Hermione se miraron claramente notando el estado de humor de la joven pelirroja. Otros como Luna parecían más interesados en la decoración del lugar que en la tardanza de su amigo.

Cuando la noche avanzó, ella se quedó sentada en la mesa viendo las parejas bailar, tomando copa tras copa, rápidamente el licor entró en su sistema. Hermione trata de evitar que se fuera, pero Ginny no planea detenerse ahora, Harry llega tarde, debería haber sido el primero en estar en el bar.

Llega a la mansión y es recibida por dos Kreacher, trata de calmarse, el licor muggle que bebió le deja los sentidos embobados, se sienta en la cocina porque el elfo le sirvió una taza de algo amargo que le haría sentir mejor.

Tal vez fue su estado de embriaguez que no notó muchas cosas en su marido, su respiración agitada, sus mejillas rojas, la forma en que tenía los ojos vidriosos y que el olor a sexo seguía sobre su piel.


Ella cuando abrió los ojos se dio cuenta de que se había dormido, se levantó del sillón, completamente avergonzada de estar en ese estado y caminó hasta la cocina.

Harry y Malfoy estaban ahí en silencio, el Slytherin fue el primero en notarla, se giró solo lo suficiente para darle un leve saludo y luego la ignoró cuando ella se acercó, al fin mostraba su verdadera naturaleza.

Era un maldito déspota.

El pelinegro no parecía de mejor humor que el mortífago, ella apretó los labios, todo estaba raro. Como si fuera el sobrante entre ellos, una incomodidad palpable en el ambiente, dio un suspiro cansado.

       —Ginny ¿no sería mejor regresar a casa? Pareces cansada. —Ella le miró de inmediato, Harry le observaba preocupado.

Eso no pasaría, había planeado esta salida hace mucho tiempo y no tenía ninguna intención de arruinar su gran noche de diversión con su marido.

       —Nos vamos, los chicos deben estar preocupados de haberse quedado solos. —Harry asintió y miró a Malfoy que seguía en silencio, ella observó su ropa, llevaba un abrigo gris largo, con una camisa negra y unos pantalones ajustados.

Se veía bien, Ginny tuvo problemas al verlo, sabía que era hombre, pero si alguien lo mirara no podría definir su sexo, la ropa era claramente de chico. 

Sin embargo, su rostro, la delgadez de su cuello elegante, su mirada coqueta de largas pestañas y su piel blanca al igual que el cabello rubio brillante, tenía que aceptar a regañadientes.

Que era un hombre hermoso.

 

Draco dejó escapar un suspiro, siempre tan oportuna la comadreja esa, casi había logrado que Harry cediera a sus verdaderos deseos, aunque originalmente no era ese el plan, no sabía que las letras mágicas cambian de lugar.

Por Merlín, lo había tocado entero, Harry metió su dedo dentro ¡por Salazar Slytherin! Potter estaba durísimo mientras lo hacía, su mirada sobre su cuerpo, la forma en que frotaba su interior, si lograba eso con uno de sus dedos, qué pasaría si él... era mejor detener ese hilo de pensamiento.

¡Qué vergüenza! Fantaseando como un quinceañero, necesitaba calmarse, pero ¿qué tan lejos hubieran llegado si no los hubiese interrumpido? Únicamente el Gryffindor lo sabía.

Potter se había marchado a atender a su esposa que llegó de sorpresa, le dio tiempo de dejar que el calor se desvaneciera.

Tuvo tiempo para tomar un baño rápido, necesitaba arreglarse para poder salir, no se preocupó por lo que pasaba en su sala, porque ese era el problema de Harry. Dejó que el agua limpiara su cuerpo, las gotas cayendo sobre su piel, le recordaron al toque del chico pelinegro, la manera en que tocó cada parte. Dio un gemido deseoso.

       —Harry —murmuró dejando un suspiro, su mano frotando la piel sensible de su pene, estirando el prepucio para dejar el glande al descubierto. Hasta el momento el único que había tocado de manera sexual su coño era Potter, aún no se atrevía a hacerlo, le ponía nervioso e incómodo, pero ahora tenía tantas ganas, un dedo húmedo se deslizó por los labios hacia el agujero que le causaba tanto dolor.

Fue un poco raro, trató de meterlo más profundo, pero sinceramente le dio miedo así que se detuvo, se concentró en su pene que temblaba aún erecto. Lamentaba que el tamaño se haya visto reducido, lo único bueno era que era increíblemente sensible.

Su mano se movió frenéticamente, sus caderas moviéndose simulando embestidas, sus piernas se debilitaron cuando le dio un tirón al endurecido pezón que había recibido el afecto de Potter, dejó escapar un gemido bajo al sentir su interior palpitar contrayéndose para llevarlo al orgasmo.

¡Harry! Pensó al llegar al clímax, su cuerpo contrayéndose mientras se mordía los labios para retener los gemidos. Abrió los ojos, estaba espantado por lo que acababa de hacer. Siempre fue un chico listo, no necesitaba negar lo innegable.

       —Estoy enamorado de él —admitió en voz baja.


Cuando entró a la sala, la esposa de Harry dormía extendida en el sillón. El Gryffindor no estaba a su lado. Camino a la cocina donde sabía que lo encontraría.

Estaba tomando una taza de té, se le veía tenso en su postura. Sintió que la ternura le embargaba al igual que un ridículo calorcito que le hacía sonrojar. Harry se dio cuenta de su presencia porque se dio la vuelta, Draco sonrió al notar que la boca se abría asombrada y lo miraba como si fuera la snitch.

       —¿Me veo bien? —preguntó suavemente, sus manos sujetando los hombros de Harry, ladeó su cabeza y dio un ligero apretón a la carne, estaba tan tenso.

       —Te ves increíble —elogió Harry sonriendo, su rostro se acercó y las mejillas de Draco ardieron ante el pensamiento de ser besado.

Le dio un ligero beso en la frente y luego paseó la nariz por la mejilla hasta la piel descubierta de su cuello. Una letra negra flotó cerca de sus ojos.

       —¿Puedes siquiera recordar las letras? —preguntó curioso. La atención de Harry en ese momento estaba en otras partes de su cuerpo.

       —Tengo cada letra bien memorizada —responde sonriendo. Draco alzó una ceja, la boca de Potter alejada solamente unos centímetros de distancia. Parece ordenar las letras en mente.

       —¿Ya sabes lo que dice? —pregunta, y le observa emocionado, el pelinegro pone sus manos en la cadera, deslizándose traviesamente bajo el abrigo para agarrar las redondas nalgas. Draco ahogó un jadeo al sentir como era apretado contra el cuerpo musculoso y duro del chico que vivió.

       —Cómo podría, sigo sin saber todas las letras, estoy seguro de que hay más por ahí, están esperando que las busque. —Draco no era un chico que pensara con su entrepierna, sus padres no se mostraban cariñosos públicamente, lo mismo se repitió con Astoria, siempre fue tímido y elegante con ella, pero con Potter la situación cambió.

Dejó su cabeza apoyarse contra el cuello de Harry, besó la mejilla del Gryffindor, luego le dio un suave toque en sus labios. Le miró a los ojos para admirar su reacción, no había ni un poco de rechazo en ella, ni disgusto, solo cariño que se desbordaba.

Tragó saliva cuando Potter se acercó, sus ojos verdes brillaban a través de los lentes, va a besarme opinó, no un beso tímido, juguetón y restringido. Si no uno de esos que hacen encoger los dedos de los pies, donde la pasión se filtra por la boca, como los que da un hombre enamorado y deseoso.

Abre la boca, desesperado por recibir el afecto, sus labios se rozan, el calor que siente provenir del otro cuerpo, le deja ansioso por volver a la habitación y terminar lo que iniciaron.

       —¿Harry? —se escucha la voz femenina en la sala, se separan rápidamente, Draco admite para sí mismo que desea asesinar a esa mujer.


Llegar al bar no fue difícil, mantener una cara neutral si lo fue, tenía a su esposa tomada de su brazo y por el otro lado a su potencial amante. Uno que está furioso por quedar en segundo lugar.

¡Esto es una mala idea! Grita su mente cuando entran al sitio, es justo como cree, Draco capta la atención de todos inmediatamente, destaca en medio de la multitud con ese pelo brillante, y ropa elegante que sin duda no es adecuada para un bar tan simple, parece un ser de luz entre bestias hambrientas.

Son exactamente como yo se dijo avergonzado. Ginny los guía hasta la mesa donde esperan sus amigos, Harry reconoce algunos rostros, Neville y Luna, pero hay otros que no sabe quién son, tampoco pone mucha atención cuando todos sus sentidos están enfocados en el chico bonito que roza su mano juguetonamente.

       —Quédate cerca —dice, pero Malfoy no lo escucha por la ruidosa música que hay en el fondo. Empezamos mal reflexiona Harry resignado, todos se habían sentado y Draco había quedado lejos de él, sentándose al lado de un tipo que no paraba de sonreír.

El licor es rápidamente consumido por todos, que disfrutan de la libertad que les proporciona el anonimato del mundo muggle. Recuerdan cosas del pasado, los momentos más dichosos de su vida.

El salvador del mundo mágico estaría muy feliz de estar junto a todos si no fuera porque el chico que Ginny invitó, no paraba de conversar con su hurón. No seas inmaduro Harry, los celos no te harán parecer genial.

       —¿Estás escuchando? —preguntó su esposa con una sonrisa tensa, él por obligación despegó sus ojos de las perlas grises que le miraban y sonreían, estaba haciéndole ojitos, se tuvo que morder el labio inferior para poder dejar de verlo.

       —Perdón, no escuché por culpa de la música, ¿decías? —pregunta sin poner mucha atención. Ella le mira enojada, con las mejillas rojas por el alcohol y la vergüenza de pasar todo el tiempo siendo ignorada porque el estúpido de su esposo actúa como niñero.

¿Quieres beber Malfoy? ¿Comer esto otro hurón? ¿No tienes frío? ¿Deseas ir a la barra a pedir algo que quieras? ¿Te gusta el lugar Draco? ¿Te diviertes? ¿Necesitas usar el baño? ¿La música no te molesta?

¡Por Merlín! Harry Potter, no actúes como el niñero del chico ricachón, tocando su rostro con la mano, se dio cuenta que realmente estaba llegando al límite de su paciencia, comenzaba a dolerle la cabeza.

       —Estoy diciendo, que no es necesario que actúes como el mesero personal de Malfoy —murmuró enfadada, está harta de ser ignorada. Su esposo la mira unos segundos parece que quiere decirle algo, pero es interrumpido por el maldito Slytherin.

 

Es el turno de Draco de sonreír, ambos se alejan del grupo, las personas se quedan mirando a Potter, es un hombre atractivo opino Malfoy sonriendo.

Harry no pensaba en sí mismo como un hombre celoso, creía que no, poco sabía lo que era sufrir al observar que quieren robarte a tu ser especial. Miran al dragón, son lobos hambrientos desesperados por llamar su atención. ¡Es mío! Grita su mente, luego aprieta la mandíbula para tratar de controlarse. Inhala, exhala.

Cuando llegan al baño, Harry pone tres hechizos de limpieza a todo el cubículo, mira a su espalda y Malfoy sigue con los brazos cruzados, serán cuatro entonces opina divertido.

       —¿Vas a orinar sentado? —le pregunta con una morbosa curiosidad. Malfoy le da una miradita molesta, luego sonríe.

       —¿Por qué? ¿Quieres ayudar y sostener mi pene? —pregunta observando juguetonamente al pelinegro, se gira entrando al cubículo del baño porque sabe que Potter acostumbra a huir cuando dice ese tipo de comentarios.

Se equivoca, su espalda es presionada con fuerza contra el pecho del salvador del mundo mágico. Sonríe al escuchar que la puerta se cierra tras él, Harry ya no va a detenerse.

       —Este costoso abrigo estorba —dice Harry en un susurro bajo. Lo hace desaparecer, Malfoy gimotea al notar que la preciada ropa desaparece sin dejar rastro.

El Gryffindor le muerde la oreja mientras lo presiona contra sus brazos, fue una suerte que una letra flotara sobre su cabeza, hizo una nota mental para no olvidarla. Estaba más interesado en cómo su pelvis felizmente se presionaba con el trasero regordete.

       —Potter, al fin muestras el león que hay en ti —dice burlón, su sonrisa se desvanece un poco al notar que los pantalones están abiertos, deja escapar el aire por la nariz ansioso. La idea de lo que puede pasar justo ahora es lo suficientemente tentadora que olvida que está en un baño muggle.

       —Malfoy, estoy aceptando la invitación de ayudar —responde con la voz enronquecida. El Slytherin parpadeó asombrado y dejó que la ropa interior se deslice por sus piernas hasta el suelo junto a sus pantalones. Escucha a Harry decir un hechizo silenciador. Por lo menos no parece que haya perdido la razón como lo que pasó con la leche mágica.

Se muerde los labios sabe que no pueden oírlo, pero le avergüenza gemir con tanta facilidad, leyó que un clítoris es más sensible que un pene, tal vez su miembro conserve su apariencia, aun así, algo cambió sin que se dé cuenta. 

Nunca había estado tan sensible.

       —Harry. —Deja escapar en un suspiro, el chico rodea su miembro flácido. Suavemente, retira la piel que cubre el glande de un rosa intenso, su pulgar se pasea por el orificio que tiene en el centro, una mancha negra se eleva bajo su atenta mirada. No sabe si Potter la vio, pero no le importa mucho, de todas formas, las letras encontradas se guardan el pergamino que está en la mansión.

       —Vamos, orina —dice Harry con suavidad antes de usar su lengua para lamer la oreja que está caliente. Malfoy siente que los colores se le suben al rostro, jamás nadie lo ha humillado de esta manera. Se lleva las manos a la cara cubriendo su vergüenza.

       —No —susurra, no quiere hacerlo, no cuando Potter sostiene su miembro mientras le acaricia. Harry sonríe, mi hurón testarudo piensa. El golpe llega sin aviso, Malfoy grita porque le es imposible detener la sorpresa y el ardor que le provocó.

       —Orina —repite Harry con los dientes apretados, tiene la mandíbula tensa, excitado, puede imaginar lo colorado que debe tener los labios vaginales que siempre son tan pálidos. Su mano la acaricia para mitigar el dolor, pero se siente tentado nuevamente a golpearla, el chico lindo que sostiene se mueve tratando de escapar de sus brazos.

       —¡Eres un bastardo! ¡No vuelvas a hacerme esto! —grita, la vergüenza es menor que la ira por recibir una palmada. La humillación que siente por desear otra le hace ponerse furioso.

       —¿O qué harás? ¿Mojarme la mano? —responde Harry, sabe que le gusta, lo nota por la forma descarada con la que mueve su pelvis para sentir sus dedos sobre la piel herida. Pero si quiere jugar al mago recatado, entonces Potter jugará con él.

Se aleja de la caliente zona, el aire frío acaricia y calma el escozor, cuando escucha a Draco maldecir deja caer su mano nuevamente, golpea con la palma abierta. Malfoy gritó, es un dolor demasiado placentero para su gusto, su pene que seguía atrapado en los dedos de Harry libera ligeras gotas de líquido.

A Malfoy comienzan a temblarle las piernas, quiere orinar, la presión en su vientre le hace morderse el interior de su mejilla. Harry está acariciando por dentro de sus labios, frota el sensible orificio que desarrolló por culpa de la magia, acaricia la piel que arde.

Esa misma extremidad se levanta para presionar su ombligo bajo la camisa, aún sigue con dolor y tiene demasiadas ganas de orinar, sabe que si presiona su vientre le dejará realmente mojando la mano del niño que vivió. Ninguno de ellos está en condiciones de observar que una letra pequeña flota para desaparecer rápidamente.

       —¿Qué harás Pottah? —le dice acentuando su apellido, ya que no puede mirar su rostro, no logra notar la mirada divertida del otro. Draco abrió los ojos asombrados, la mano de Harry aprieta su pene con fuerza, jadea dolorido por la sensación, el dolor evita que se le forme una erección como corresponde.

El Gryffindor le dio besos cariños en las mejillas que seguían calientes, la piel de un rosa leve era tan bonita, Malfoy daba tímidos sonidos cuando Harry maliciosamente usaba su mano para presionar la carne bajo su ombligo. El chico de ojos verdes realmente tenía la intención de que el hurón terminara lo que vino a hacer al baño.

La presión en su abdomen le distrae de lo que pasa a su espalda, jadea cuando siente un leve dolor, aprieta los dientes, el castigo de Harry de nuevo en marcha.

Sin poder lograr que Malfoy deje de luchar, palpa juguetonamente su vagina, el sonido húmedo que hace, le obliga a morderse los labios para evitar sentar al chico y chupar esa parte de su cuerpo para saber si sabe tan bien como suena.

La palmada lleva poca fuerza, solo está probando las reacciones del chico de ojos grises, su pene sigue atrapado en la palma de Harry, las ganas de orinar se están intensificando nuevamente.

       —Sí lo hago, ¿te olvidarás de esto cierto? —pregunta rindiéndose, pequeñas gotas calientes estaban filtrándose entre los dedos morenos, su vejiga ya no puede resistir la tensión.

       —No, lo más probable es que recuerde esto para siempre. —Draco solloza, los golpes que recibe se incrementan de potencia, el sonido mojado que resuena le da vergüenza, pero parecen gustarle mucho a Harry que jadea excitado.

Su pelvis tiembla al igual que sus piernas, Harry lo obliga a acercarse al baño, piensa que el dragón no podrá aguantar mucho más. Siente una leve hinchazón en el vientre, saca su mano porque ya no necesita presionar, le besa la oreja felicitándolo por sentir la piel húmeda del coño, le da rápidos golpes jugando con ella. 

       —¿Por dónde saldrá? —Le pregunta solo por enojar al chico y distraerlo de sus dedos. Sabe que debe ser humillante para un mago sangre pura como Malfoy ser humillado verbalmente, pero Harry no puede evitarlo, ha deseado esto desde que el hombre rubio meses atrás le mandó un video pornográfico con el mismo juego sexual.

       —Cállate —dice apretando los brazos de Harry, es un leve intento de mantenerse firme mientras siente el dedo grueso de Potter entrar nuevamente en su interior.

Hay un segundo dedo después de eso, siente una quemadura y duele, pero eso no desvanece el cosquilleo que manda choques de placer.

Harry mueve sus dedos agrandando el orificio, palpa los pliegues, sabe que son sensibles y que al ser su primera vez no podría aguantar mucho. Draco muerde su labio inferior, el deseo de moverse para sentir más de esa sensación le desespera.

La cadera del Slytherin se mueve de forma brusca, Harry gime cuando siente el golpe en su miembro erecto, su mano suelta el pene y decide abrazarlo para mantenerlo quieto. Es momento piensa, una de sus pequeñas fantasías sexuales está por ocurrir

Malfoy gime y se retuerce para que los dedos de Harry se detengan, su miembro endurecido ya no es útil para el propósito de Potter. Este nunca planeó que él orinara como un hombre lo haría.

Sabe que tiene un buen reemplazo, siente las paredes humedecerse mientras se estrechan para estrujar su dedo medio y anular que están profundamente enterrados, los retira de ese hueco solamente para abofetear los labios mayores que son sensibles después del tratamiento que le dio. 

Mueve la mano circularmente, el líquido se filtra entre los dedos, falta un poco más. Golpea con fuerza, lo suficientemente brusco como para que Malfoy llore de dolor. 

Al parecer ese golpe es suficiente estímulo para que dé Draco salgan chorros de líquido. Su mano sigue acariciando la zona mientras Malfoy se derrama, casi puede sentir las contracciones nerviosas que recorren ese cuerpo, sus muslos están empapados y escucha cómo las gotas caen al suelo porque está mojando todo. 

Draco respira con dificultad, lo escucha sollozar. Harry le besó la sien, chico sensible murmura sonriendo, su mano sigue en la vulva, está estremeciéndose bajo sus dedos. Las lágrimas de Malfoy son saladas piensa el Gryffindor después de lamerlas, tiembla cuando le toma el rostro y le mira a los ojos. Tonos de diferentes grises le devuelven la mirada. 

       —Eres muy cruel conmigo, Harry Potter —dice con la voz afectaba al orgasmo. El beso que le da como respuesta le deja con el cerebro inundado de cosas placenteras. Siente la mano del chico seguir acariciando sus genitales, siguen calientes y mojados—. Todavía quiero orinar —murmura cuando su boca es liberada, esa cosa que expulsó no puede ser orina. 

       —Solo relájate —pide suavemente el chico de ojos verdes. Luego lo vuelve a besar, su nueva cosa favorita de Malfoy es cuando está tan dócil y suavecito después del orgasmo. 

Llegar a su propio clímax no es difícil, no necesita mucha estimulación, permite que Malfoy lo vea terminar. Siente que le arden las mejillas porque cae en cuenta que es la primera vez que se muestra desnudo frente al hurón.

La serpiente está sentada en el baño, tiene las piernas abiertas y Harry entre ellas, las mejillas siguen fuertemente coloreadas y su respiración es pesada.

       —Tu mirada me está poniendo… nervioso, se me bajará la erección — reclama al observar los ojos plata evaluando su miembro descubierto, estudiando con calma, se sintió como un conejillo de indias.

       —Bienvenido a mi mundo Potter, así es como me siento cada vez que me miras. —Sonríe y estudia con deseo mal disimulado la erección que carga ese hombre. 

Harry es tan atractivo, dominante, cariñoso y un completo pervertido, y si le agregamos que tiene una buena polla, con razón la Weasley no lo quiere dejar ir. 

Separa sus piernas para que los ojos del chico de oro dejen de mirarle el rostro, todavía se siente avergonzado de las cosas que hizo, prefiere que enfoque su atención a una parte más interesante.

Mientras Harry mueve su mano por su extensión gruesa de carne, Malfoy se deleita escuchando como esa boca se separa para dar un gemido entrecortado por tener su miembro sin atención durante tanto tiempo. Quiere tocarlo, pero el león sigue molesto por su pequeña travesura bajo la mesa del bar y se lo prohibió.

Se ríe juguetón al mirar que la erección rebota contra su abdomen cuando se mueve. Es erótico que logré notar un poco de pelo revuelto ahí abajo. Casi desea abrir esos pantalones y meter la mano para acariciar a su gusto.

Cierra los ojos, sabe que Harry se enojara con él por no acatar la orden disfrazada de pedido, además, si sigue mirando siente que se le parara el pene nuevamente y maldita sea, no soporta tener los muslos mojados con... ¿Orina?

La mano de Harry se acerca a la deseada piel y roza el orificio que se ve más grande que de costumbre. Hice un buen trabajo lubricando esto, piensa maravillado.

Su vagina antes pequeñísima ahora muestra un pecaminoso color rojo intenso, mira de reojo a Malfoy, este tiene los ojos cerrados mordiéndose el labio gordito para retener los ruidos. Tembloroso y obediente. 

Los brazos del hurón rodean el cuello de Harry mientras se besan, cierran los ojos y respiran profundamente el aroma del contrario, los dedos del Gryffindor bajan y acarician su otra entrada. Gime dentro de la boca de este cuando siente un dedo presionar el arrugado orificio.

Sonríe al saber que a Potter no le desagrada ni una sola parte de su cuerpo. Harry le besó la frente cariñosamente, vuelve a besarle los labios, metiendo la lengua en la cavidad caliente para disfrutar de la saliva del chico que tiembla aún pegado a la boca, luego hace un ruido indicando que está por llegar.

Su pene se frota con rapidez y descuidadamente contra la piel húmeda del coño, los labios mayores se abren para que el glande se pasee por el agujero que chorrea, tiemblan cuando el calor y la energía explota recorriendo cada terminación nerviosa.

Su cuerpo contrayéndose mientras el orgasmo le hace apretar los dientes y mover la cadera para perseguir la sensación, luego el exquisito clímax explota, y es tan satisfactorio tener a Draco abrazado contra él.

Malfoy siente que algo caliente choca contra la piel sensible y rojiza de su vagina, luego se desliza sobre ella escurriéndose. ¡Oh merlín! Piensa antes de besarlo desesperado. Puede sentir su cuerpo latiendo al compás del orgasmo del chico de cabello rebelde.

Deja escapar el aire y jadea, su coño tiembla por el orgasmo, hace que las paredes de su interior, hinchadas y sensibles palpiten con fuerza. Parpadea para disipar la humedad de sus ojos, avergonzado quiere saber si Potter se dio cuenta de que llego solo con que se haya frotado contra él.

       —También puedes tener orgasmos vaginales. Eso es sexy —murmuró Harry mirándolo excitado. Draco quiere morirse. Aunque, esto era mucho mejor que tocarse en soledad mientras escuchas su voz, o sueñas con que te toca hasta que el cuerpo se derrite por el placer.

¿Cómo será cuando ese pene entre? ¿Cuándo pueda sentir por completo ese miembro entrar y destrozar su interior?

Harry le besó con fuerza, esto no era suficiente, necesitaba un poco más, sentía como si algo se hubiese roto en su interior, y no importa cuánto lo intente, no podría volver a unirse.

Es él, aceptando con todas sus fuerzas, que...

Utilizó hechizos de limpieza mientras lo besa, Malfoy se lo permite, sinceramente no quiere despegar sus labios del otro. Se ríen acomodando la ropa, Potter inspecciona su cuerpo buscando letras, encuentra un par más. Cuando se asegura que no hay ninguna, le come la boca nuevamente.

Lo abraza con fuerza, Malfoy descansa su cabeza en su hombro, Harry cierra los ojos e inhala el aroma del sudor de su piel. Lo pone caliente de inmediato. Quiere que Draco tenga un orgasmo por su pene, desea mirar eso.

Niega mentalmente, debería concentrarse, hay cosas más importantes que mirar al chico lindo eyacular.

       —Tenemos una conversación pendiente tú y yo —susurra Malfoy con los labios a unos pocos centímetros de la boca de Harry quien le sonríe con cariño. 

Lo besa cerrando los ojos y abrazándolo fuertemente, Malfoy se acurruca en su pecho, relajado y adormilado, tiene el cuerpo un poco caliente y Harry haría lo que fuera por volver a la mansión y mimar al chico hasta que se duerma.

Sabe que se vendrán cosas realmente difíciles, pero no hará nada para evitarlas. Es hora de que enfrente todo lo que le está pasando.

Le da un último beso antes de salir del cubículo en el que llevan tal vez media hora encerrados, no cree nadie lo note por la gran cantidad de copas que bebieron.

Se equivocó.

       —Malfoy estaba vomitando —le dice a Ginny que se encuentra detrás de la puerta del baño. Ella los mira asqueada, Draco eleva una ceja ante la patética excusa. Bueno por lo menos no delató sus recientes actividades. 

La noche sigue su curso, todos disfrutan, menos yo, le hace notar una parte de su mente. Da un suspiro y bebe un poco más de su copa, Harry está de brazos cruzados mientras no despega los ojos del amigo de Ginny que coquetea con Malfoy. 

       —¿Bailamos Harry? —pregunta esperanzada de que el pelinegro le ponga atención. Los ojos verdes le miran, parece indeciso y puede saber que se negara porque ve la culpa en ellos.

       —Deberías hacerlo Potter, no seas aburrido, yo iré a la barra. —Ella observa a Malfoy por meterse tan repentinamente en la conversación, hay algo en la voz que le molesta a pesar de que acaba de recibir su apoyo para que Harry baile. 

Tal vez desea quedarse a solas con el chico que está a su lado. La idea le anima de inmediato, si esa serpiente tiene pareja entonces su esposo ya no seguirá tan al pendiente. 

       —¿Nos vamos? —Le pregunta entusiasmada, recibe una leve mueca como respuesta, se levanta forzadamente, pero ella sabe que puede animarlo con un par de besos en la pista. 

       —Ginny...— murmura Harry, parece incómodo con su cercanía. Da una risa porque eso no puede ser. Rodea el cuello con sus brazos, se apega a su cuerpo, le mira sonriendo coquetamente, lleva el labial que le gusta, el perfume que él adora. Pero este no se ve interesado en nada de eso. Ella traga saliva nerviosa.

       —¿Pasa algo? —pregunta ya harta de esta situación. Él asiente lentamente, sus manos dejan de sostenerla, se aleja unos pasos de ella—. ¿Harry? —murmura ella con la voz herida.

¿Qué está pasando? ¿Qué es esto? ¿Por qué la observa de esa manera?

       —Lo siento, Ginny —dice, realmente no sabe por cuál de todas las cosas que hizo se disculpa. Solo lo hace porque siente que, si no lo saca de su pecho, va a cometer una locura, además, ahora mismo en lo único en lo que puede pensar es Draco.

Ambos se sobresaltaron cuando Malfoy llega de sorpresa y sostiene el brazo de Potter. 

Sus palabras mueren en su boca cuando Harry le da la espalda, conversan sobre algo. Su marido está marchándose del lugar sin siquiera voltear a mirarla. Lo detiene casi al borde de las lágrimas, el hombre parece reaccionar.

       —Draco necesita ayuda, tengo que llevarlo de regreso —explica de forma rápida, como si eso solucionara todo. No espera respuesta de ella. Ginny los mira irse sin entender mucho. Lo único que entiende es que Malfoy le está robando a su marido. 

Siente que se le rompe un poco el corazón porque sabe que esto lo permite Harry.

Ayuda a su hurón a caminar, asustado ve que el chico arde en fiebre. Necesita un sanador de manera urgente. Hermione le recomienda uno cuando se acerca preocupada por la tardanza de Ginny. Malfoy a su lado respira agitado y agradece ser un mago porque puede regresar a la mansión rápidamente.

 

Solloza cuando llega con Hermione y Ron a casa, su hermano trata de calmarla, le dice que es porque el hurón está enfermo, pero Ginny sabe que hay algo más. 

       —¡No soy estúpida! Noté la mirada de Harry, su modo de sonreírle, como parece que la dulzura se derrite en su voz para hablarle, ¡ya estuve en esa posición una vez, cuando lo amaba en silencio y él quería a Cho! —reclama entre gritos a Ron que trata de calmarla. 

Hermione la mira preocupada, sabe que Ginny tiene razón. Lo que hago por amor piensa ella con un suspiro, Harry esto te dará un poco de tiempo, pero por favor ya decide, ese hombre o tu familia. No puedes tener ambos.

       —Es porque Malfoy está enfermo, tuvo un accidente de pociones que dejó su cuerpo muy lastimado—. Los pelirrojos la miran sorprendidos. Ella no desea mentirles, les cuenta una verdad a medias. —Harry le brinda la ayuda que necesita

Ginny la miró confundida. ¿Cómo sabe eso ella? ¿Por qué nadie le dijo nada? ¿Por qué su esposo no se lo dijo para calmar esa ansiedad que siente?

       —¿Por qué no busca un sanador? —pregunta extrañada, Hermione da un suspiro—. Solo dime —exige entre sollozos. Hermione se siente mal de ocultar cosas, pero no está mintiendo cuando habla.

       —Malfoy, no es aceptado por lo que hizo en el pasado, los magos no olvidamos con facilidad, no es fácil el momento que está pasando. —Ginny parece calmarse, se sienta mientras Ron le sostiene el brazo, después de que Harry se marchó con el hurón ella se quedó bebiendo sin detenerse.

Gime sin retener el llanto cuando su hermano y su esposa se marchan, entre tropiezos se acuesta y mira el espacio vacío de la cama. ¿Lo hace todo por pena? ¿O por qué la lástima se transformó en un sentimiento más fuerte? Ama a Harry quiere confiar en él, pero se siente cada vez más dejada de lado.

¿Todavía me ama? Se pregunta antes de dormir.

 

Harry se pregunta si alguien se puede morir de preocupación, la situación le recuerda a Malfoy y su cambio por primera vez. Lo abraza tratando de calmarlo. Está temblando mientras murmura su nombre. Siente su corazón hinchado de ternura por ese chico que le busca incluso cuando no es consciente de lo que hace.

       —Estoy aquí. —Le dice con suavidad. Su mano quita el cabello que está humedecido en su frente debido al sudor. Lo ve parpadear parece que despierta, pero ve la confusión en sus ojos.

       —Tenía miedo, quise alejarme de ti cuando vi que algo iba mal, pensé que podría controlar la situación, no quería que sintieras lástima por mí. Me equivoqué, te necesito más que lo que me gusta admitir, incluso si soy solo una carga que arruina tu vida. —Confesó Draco en medio de un sollozo.

Harry ve los ojos grises empañados por las lágrimas. Hace un ruido para que guarde silencio, no tiene que esforzarse en hablar

Era como si todos los miedos de Malfoy salieran a flote, con su debilidad expuesta, está más frágil que nunca, Harry desea negar todo lo que dice, decirle que permanecerá a su lado por qué lo quiere tanto que no puede pensar en dejarlo fuera de su vida.

Potter cerró los ojos y dejó escapar un suspiro apenado, debe decirle que el último sentimiento que tiene hacia él es algo así, pero cómo hacerlo sin aceptar en voz alta que lo ama.

Lo quiere a él por completo, Harry tiene clara la respuesta de sus sentimientos. Solo no puede armarse de valor para decirlo, esa sería la decisión más difícil de su vida, sabe que al hacerlo herirá a todos a su alrededor, pero Draco ni Ginny merecen promesas vacías.

Toma la mano del dragón y lo observa dormir, le besa los nudillos, aplica hechizos que le enseñó Hermione para bajar la temperatura. Draco duerme pacíficamente ajeno al conflicto que provoca en el león.

Cuando el senador llega, alivia un poco el corazón del Gryffindor, es un hombre mayor, parece lo suficientemente amable para que Harry le confié la salud de Malfoy. No se retira de la habitación mientras lo examinan, Draco le toma la mano, mirándolo semidormido y no lo suelta ni un momento.

       —Señor Potter —dice el anciano, no parece sorprendido, es todo un profesional—. El joven Malfoy se pondrá bien, solamente es su cuerpo volviendo a la normalidad, es un proceso lento, dolerá de forma repentina.

Harry le mira preocupado, el sanador quita sus lentes y los limpia, indeciso sobre decirle o no.

       —¿Hay algún problema? —pregunta, con el ceño fruncido por la preocupación, le da una mirada decidida, está listo para escuchar lo que sea que Malfoy tenga.

       —Ya que la magia fue disuelta, su cuerpo masculino está volviendo a su origen y su parte femenina lucha por no desaparecer, el conflicto es ese, es necesario que lo mantenga abierto manualmente. —Algo en la mente de Harry colapsa.

       —¿Qué? —dice anonadado, se quita los lentes porque sinceramente no quiere mirar el rostro del hombre mayor cuando le diga.

       —El joven Malfoy necesita un tratamiento, le recomiendo que visiten una juguetería sexual para llevar a cabo el proceso, el canal íntimo debe estar abierto para evitar que se cierre y estropee sus genitales, ahora ambos están conectados y necesitan al contrario para tener un funcionamiento correcto.

El médico con una pluma flotante escribe todo lo que se necesitará, mientras Harry sigue procesando lo que eso significa.

Bueno piensa con calma, eso es un alivio, se pondrá bien. Cuando el médico se está por marchar, Harry le apunta con la varita por la espalda, planea borrar su memoria.

       —¡Oh por amor a Salazar! Potter baja eso, el viejo mago no dirá nada. —La voz enronquecida de Malfoy los hace mirar en su dirección.

El sanador le observa asombrado al darse cuenta, el hombre jamás creyó tener una varita en la cara y menos por el salvador del mundo mágico. Dando un suspiro firmó un contrato que le impedía decir algo sobre esta noche y se comprometía a volver si había algún problema. Lo único bueno es que la paga era generosa.

Harry se acercó al chico que seguía teniendo fiebre y que le miraba con una sonrisa perezosa. Se recuesta a su lado y le toca la frente, su mano fría hace que Malfoy suelte un suspiro de satisfacción.

       —Tengo mucho trabajo contigo, ¿qué haré con mi huroncito problemático? —le besa la mejilla caliente, nota el estado de ánimo de Malfoy. Sabe que todo termina esta noche de alguna manera, puede verlo porque los ojos cansados del chico rubio parecen brillantes, expectantes y mortalmente nerviosos.

       —Tengo sed, ¿podrías traerme algo? —dice con calma el hurón, está preparándose mentalmente para conversar con el Gryffindor sobre el enorme paso que acaban de dar en su relación, el miedo fuertemente instalado en su pecho, puede decirme que todo fue un error, que lo olvide.

Teme escuchar lo que Potter puede decirle después de que vea lo que las letras formaron, seguramente terminará con el corazón roto y sabe que se lo merece, sabía que enamorarse de Harry era el peor error de su vida cuando miraba su mano y veía el anillo en ella.

Por otro lado, es incapaz de dejar ir esos sentimientos, egoístamente quiere que Harry siga mintiendo y engañando a su esposa, aunque sabe que toda la red de mentiras no durará, pronto el peso de conciencia del niño que vivió lo condenará y no desea que viva con eso.

Harry toma un vaso de agua rápidamente para refrescarse, está nervioso y asustado, al fin no hay vuelta atrás en su relación, Malfoy tal vez lo rechazará y le pedirá que se marche. 

Da un suspiro cuando ve el pergamino cerrado en la encimera, ese chico bromista. Al abrirlo siente que le brinca el corazón. La pregunta está hecha y exige una respuesta.

Malfoy le espera sentado en la cama, cuando lo ve llegar con el papel en las manos, se pone colorado de inmediato, se muerde los labios, la mirada que recibe le asusta, parece aterrado y dolido. Siente que los ojos le arden al saber que el otro chico está destruido.

       —Si te amo —Le dice Harry cuando se acerca, le dirige una mirada con dulzura y una ternura claramente reflejada en sus rasgos. Potter ahoga un sollozo, se siente tan bien poder decirle que lo ama con el alma, pero sabe que todo esto está mal, que el amor por Malfoy arruinara muchas cosas, aun así, no logra detenerse.

Es imposible hacerlo cuando está tan locamente enamorado de esa serpiente que francamente en este segundo nada le importa más que tenerlo en sus brazos y consolarlo.

Malfoy le abraza, tan herido como Harry, saben que no hay final feliz, por eso odia las conversaciones sentimentales, sorbió la nariz mientras el Gryffindor suelta todas las palabras de amor que lleva encerradas desde que lo vio entrar a su oficina.

El amor que siente hacia Draco Malfoy es el problema más dulce que alguna vez experimentó, unas confusas ramas de emociones que chocan entre sí, es un sentimiento espectacular y curiosamente por lejos el más agridulce.

Draco cree que es injusto que tenga que dejarlo ir en algún momento, después de todo este hombre no le pertenece repite su mente. Aprovechará lo que él pueda darle, de esa forma cuando se marche con su familia, tendrá los recuerdos para consolar su corazón destrozado.

Se abrazan mientras lloran en silencio, Harry siente que todo se destruye, es demasiado doloroso, hubiese preferido que Malfoy no lo amara, de esa manera se hubiera resignado a observar desde la distancia como simples amigos.

Pasaría sus días fingiendo que es feliz en su matrimonio, que Malfoy es un amigo más, sintiendo que el corazón se ensucia de deseo y añoranza. Pero por lo menos estaría a su lado, lo observaría reír, disfrutar de una vida pacifica junto a Scorpius al cual vería crecer.

Y sería feliz así. Sin embargo, ahora ambos tienen el corazón roto y no pueden fingir que nada paso.

Se quedarán juntos hasta que el cuerpo de Malfoy mejore, es un acuerdo silencioso entre ambos. Draco saldrá de la vida de Harry y este le confesará todo a Ginny, si ella decide perdonarlo él se quedará junto a su familia.

Es lo que debe hacer, no puede quedarse.

Te amo, ¿tú me amas Harry Potter? dice la nota que descansa en el piso.


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